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«Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis entrar [en el Reino]». Con su clima caluroso, Cartagena de Indias era, por su posición en el mar Caribe, el principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo. Mil esclavos llegaban allí al mes, y los mosquitos y las enfermedades devoraban a los sanos. El precio de compra de un esclavo era dos escudos, y doscientos el de venta. Aunque muriera la mitad del «cargamento», el tráfico seguía siendo «rentable». Ni las repetidas censuras del Papa, ni las de los moralistas católicos podían prevalecer contra ese comercio movido por la avaricia. Los misioneros no podían suprimir la esclavitud, sólo mitigarla... Pero Pedro Claver se enfrentó con hechos heroicos a esta ignominiosa trata. Pedro interpretó así el sentido de su sacerdocio, y el 3 de abril de 1622, al profesar sus votos perpetuos solemnes, estampó junto a su firma la que sería la gran consigna de su vida: Petrus Claver, aethiopum semper servus («Pedro Claver, esclavo de los negros para siempre») En alguna curiosidad de la memoria donde no recuerdo ya por siempre se ha perdido, mi gata blanca. No era bella ni graciosa pero tenía el aroma de la nostalgia. Hubo noches cerradas, donde acaricié su pelo manso y se abrió la luna entre mis manos. Debo encontrarla, pero es irrefutable no buscarla. ¿ qué otros mundos conoce, que yo aún no? Para quienes puedan ayudarme les digo que mi gata no era una gata ni tampoco blanca. me esdrújulo hasta la médula hasta que la lámpara no alcance a dar su luz sonámbulo te presiento mía. Ni soy un héroe ni seré tu ídolo pero te esdrújulo así, casi didáctico tarántula de mi éxtasis océano fantástico caótico término cárceles de lágrimas por vos soy cálculo de sílabas por vos rectángulo de agua por vos mi páncreas en déficit por vos poética esdrújula espátula en la cerámica me esdrújulo sin ton ni son sin tónnison hasta que seas… poética bellísima. otros cantan el rumor del Aconcagua cuando el agua derrama por el medio de las acequias. otros cantan las hermosas hembras que alegran las tardes cualquiera otros cantan el vino hondo oculto entre los pámpanos de las cepas otros cantan el Huarpe dormido en la ceniza esperando la victoria que viene… yo prefiero cantarte, Mendoza libre, cuando un ser humano sea un ser humano y la tierra no tenga nunca más dueños Te quiero libre y te sueño suelta de tantas ataduras que te esclavizan desde adentro. Te quiero, Mendoza Libre, sin otro amo que el misterio. Deolinda se va de viaje tras las huellas del amor que le arrancaron en el pueblo la codician algunos poderosos pero ella tiene su corazón en su marido ausente Lleva a su hijito en el pecho y atraviesa el desierto valiente cuando llega a Vallecitos la sed le juega un mal paso y ella cae exhausta y sedienta con su niño mamando con su niño amado sin su marido, sin nadie en el desierto caliente Muere la hermosa Deolinda pero su hijo sigue viviendo y la encuentran unos arrieros que atribuyen el hecho al amor de Dios, por Deolinda y su niño. Ella estará en el cielo Su hijito seguirá en la tierra Desde arriba esta mamá linda cumplirá los anhelos del pueblo que la honra, del pueblo que la quiere. Mis manos agitan soledad indómita, placer vacío, por el gusto de placer, y corrompen mi cuerpo entero de una exquisita alegría nueva. Mis manos en mi pene y en mi imaginación una mujer cualquiera, que no era mía, es mía. Mis manos me dejan contento de mi conmigo, y con ella, que no está pero está en mi. Mis manos se llenan de luna blanca derretida. Y no nacerá un hijo, ni tendré suegra. Soy un onanista, un pajero. ¡Qué felicidad! Es imposible que Dios crea en Dios. Se cree en aquello que no se ve, pero Dios se ve a si mismo, de modo que no puede, de ningún modo, creer en Él. En consecuencia, Dios es el primer ateo de la historia. A nadie debiera escandalizar el pensamiento anterior, que parece un jueguito de niños, y cuya refutación resultaría ridícula. Pero Dios, que todo lo tenía, no tenía a nadie en quien creer. Y entonces, creó al ser humano. Y hasta sabía que éste caería… y lo dejó caer. Para después, claro, salvarlo con su propio Hijo, hecho hombre, que murió por la humanidad. Hubo un instante tremendo, el de la muerte en Cruz de su Hijo, y el círculo se cerró y Dios creyó, por primera vez, en si mismo. Y abandonó para siempre el ateísmo. Dios creó en Dios, en las manos, en los pies, en el rostro ensangrentado de Jesús. en qué lugar exacto, continúa su vida la canción que no se cantó el poema no escrito la pintura que no trascendió al pincel dónde habita nuestro hijo, que no tuvimos y por qué el amor entre nosotros nunca ocurrió en la cuna donde no durmió ningún niño el gato sueña estas soledades mías, con la precisión de un reloj de tanto buscar mi mano derecha para ser admitido al mundo me quedé con la izquierda abofeteando el mundo desde abajo Tan lleno de mi mismo. Que ya no soy yo. Rebalsa mi no ser, una furia incesante, que no es. ¿para qué engañarme con la plenitud de una risa hueca que no redime tus lágrimas? Quiero salvarte, porque de otro modo, solitariamente me quedo, sin salvación yo. Escribo un hombre de pie que pisa al mundo derrotado y algunas sombras, no lo dudes, tienen más brillo que el sol y los diamantes. Porque el amor nunca es eso que desde hace siglos nos vienen contando. Es aquello que conozco demasiado, y por eso, me niego rotundamente a revelarte. No. No me cierra. Que mi alegría siga cerrada mientras se abren las flores en primavera. No puedo sostener que soy quien soy ave fugaz discapacitada para el vuelo. No. No me cierra. Que no haya lugar en el cosmos donde esconder mi angustia. Tampoco entiendo por qué escribo los versos más hermosos para que nadie los lea. No. No me cierra. ¿en qué tumba fría, reencontraré el fuego? no lo sé… pero no me cierra que sólo espero la muerte para levantar cabeza. No me molesta. Que se haya marchado sin decir palabra. No me molesta. Que me ganó el juicio y se quedó con la mitad más mucho. No me molesta. Que se llevó a nuestro hijo y lo hizo hijo sólo suyo. No. No. No es eso lo que me molesta. Lo que no me cierra, es este tajo en el alma, este no saber decir, que la odio y todavía la amo. caballos antiguosde una guerra que no debieron perdercaballos antiguossiguen todavía surcando mi pielcaballos antiguoscabalgan no se que hondura de mi almacaballos antiguosse van ya para nunca más volver Hace siete minutos que te esperoy no me alcanza la pacienciade los libros orientalesque los occidentales traducensiempre a su manera.Hace siete minutos que te esperoy cuando termine este poemahabrán pasado quizásalgunas horas o muchas. Hace siete minutos que te esperoy no llegas y ya me canséde repetir que soy mortaly mientras no llegasla muerte misma, sube por mis venas. Con ahínco luché desesperado por causa que no vale ya nombrar. Un mal antiguo quise remedar y de una rama quedé mal colgado. No tengo tiempo para los enfados y me consuela poderme olvidar cosas mejores quiero cultivar doy por perdido todo lo ganado. Ocurre que ayudé a mi buen amigo a conseguir un trabajo decente y el muy vago prefirió ser mendigo. Yo no entiendo la mente de la gente que prefiere mirándose el ombligo vivir de arriba cuando no es gerente. Tu rostro de luna rebelde inquieta mis noches calmas niña de los siete mares que bien anclado me tienes al puerto de tus deseos al rumor de tus gemidos. Yo inauguré el fuego en tu bosque de buenas maderas y llené de ganas tus rincones secretos. No me dejes, entonces, niña caliente que siento frío de veras apenitas lo pienso. Un día te marcharás buscando el amor, esa quimera y me quedaré muy solo masturbando tu recuerdo. Entre las soledades mías, hay una que me es más querida, y que curiosamente, me acompaña más que ninguna otra. Es la soledad de quien traza, quizás sin gracia suficiente, quizás sin hondura, quizás sin altura, pero traza al fin, su destino de escritor. De mis escritos, he obtenido como galardones, algunos comentarios que me han abierto la mente, y otros, varios, el corazón. Nunca obtuve dinero alguno por ningún trabajo, de modo que podré ser un mal escritor, quizás, pero de ningún modo, un escritor prostituto. Y digo y repito “escritor” porque la falsa modestia de algunos que publican en la red, como así también los mandatos sociales consabidos, dedican esta denominación sólo para los laureados, o… para quienes han publicado en tinta. Es una idea obsoleta, y de algún modo, bastante reaccionaria. Escritor, como su nombre lo dice, es quien escribe, como yo lo hago ahora, como vos, en algunas ocasiones, lector o lectora amiga, lo has hecho. El oficio del escritor, y todos los que aquí publicamos lo somos, ¡asumámoslo!, ha sido objeto de vanagloria de algunos, y de tortura para otros, y en escasas oportunidades, un medio más para ganarse la vida, como el panadero, la costurera, el empresario o el obrero. ¿ Qué tipo de estructura social perversa posibilita que muy pocos hagan booms editoriales y se llenen de metálico, mientras muchos otros, apenas si regalan sus letras y viven de lo pueden? Hay un estrellato, de muy pocos, y hay un “estrellarse” de muchos.- Si tuviera un hijo, y me dijera … papá … quiero ser escritor, temblaría de horror, basado en las estadísticas, de que su futuro sea de estómago vacío… y corazón ilusionado, pero triste al fin. Sin embargo, contra todo lo previsible, siguen habiendo hijos que escriben y siguen habiendo padres que lo ignoran o que no pueden evitarlo.- ¿Es tan oprobiosamente puta la sociedad en la que vivimos? (perdón a las trabajadoras sexuales por la ofensa de compararlas con nuestra sociedad actual). Dicho de otro modo, ¿hasta dónde llega la crueldad del sistema sociopolítico establecido? No encuentro solución alguna a este problema, y si no supe plantearlo pido disculpas, pero eso sí… estoy convencido que se trata de un problema a resolver, para no decir, de una de las tantas crueldades ha remediar. El menosprecio, con todas las letras, de los escritores, es también, a no dudarlo…. otro síntoma más de la misma enfermedad: la infraestructura capitalista y la superestructura que la acompaña. Llámese… la mierda, en la que todos, aunque no nos demos cuenta, nos revolcamos.- Salud! Busco mi estilo míomi modo de escribir en tu sombra preciosami luz distinta.Busco, al decir aroma, que se dibuje exactamentebajo tus ojos de siempreuna nariz nueva.Busco mi estilo míoquiero en la noche nombrar sol, y que amanezca.Quiero nombrar justiciay se pongan las cárceles al revés.Quiero nombrar fuegoy que ardan las aguas de tu destino.Busco mi estilo míocomo quien busca la razón de haber nacidoquisiera encontrar la palabraque diga aquello, que nadie ha dicho.Busco mi estilo míoaquel que acaso tuve antes de hablaraquel que incansablemente me buscay yo no se escuchar. Busco mi estilo míoy voy a ser sincero:quiero nombrar tu nombrey que simplemente, estés aquí, aquí y ahora, conmigo. Era tan ortodoxo, en sus convicciones católicas ortodoxas, que si Dios hubiera querido cambiar de idea, estaba obligado a consultarlo antes. No ignoraba que en la silla de Pedro, se habían sentado, asesinos, proxenetas, tiranos, ladrones, y encubridores de violencia sexual contra los niños. Pero… el abuso de los menores, le parecía, frente a la pérdida de la fe… después de todo, como su nombre lo indica, algo…menor. Sabía sólo que la Biblia era, desde el principio hasta el fin, rigurosa y estrictamente exacta. Si algo no decía la biblia, es porque no había pasado. Si algo decía la biblia, era la verdad verdadera sin ningún atisbo de sospecha. Un día le pregunté… ¿quién creó a la mujer de Caín? y el me dijo… es un misterio. Dios creó Adán y Eva. Tuvieron a Abel y Caín. Caín mató a Abel. Después Caín se casó… ¿quién creó a esa mujer? respuesta: es un misterio.- Atiné a decirle que la Biblia era algo… “incompleta” para no herirlo diciéndole… “contradictoria” y el me miró… con la compasión y la energía de alertarme que no pensara, porque ese camino… lleva al infierno. Yo también creo en Dios, yo también leo la Biblia… y la siento inspirada en Él. Pero no con la precisión de un relato matemático, sino con la alegría de una libertad creativa en quien la lee… porque Dios , es Señor de Señores, y mi amigo, y yo… también lo somos… de modo que hay que superar la letra porque mata, y hay que acatar el Espíritu que nos hace libres. Y … ¿dónde está el Señor de los Señores? paradójicamente en todo aquel a quien, se le niega el señorío. En el oprimido, en el que sufre, en el que ha sido despojado en el mundo, de la divinidad con la que Dios lo formó. Lo demás, lo demás es cuento. Muy triste es el destino de los hombres,si son héroes, tener cara de broncemanchada por la caca de las avespisoteado su nombre en las calles. Mejor hubiera sido ser la naday no esa asquerosa payasada.Más bello es el destino de los hombresque conquistaron no tener honores. Algo injusto como un muerto según los ojos impotentes de su madre Algo oprime a los más débiles que todavía no saben luchar Algo excluye a Dios de aquello cotidiano que lo reclama y lo excluye, curiosamente, por temor a Dios. Algo debe liberar mi poética que aún no encuentra algo justo por qué luchar. Extraña mi mano oscura perdida en el hueco tu cuerpo que fue mío y desconoce caricias y el río corre sin tu ser, viaja a la deriva El río sin nombre llámase vida porque pasa indeterminado y frío aunque el tiempo sea tiempo de estío sin volver más al punto de partida No te amé, pero ahora sí te extraño y se agranda tu recuerdo de bosque en solitario árbol de mis años No existe otro consuelo ni retoque que cambie la historia nuestra de antaño ¡y el negro ha ocultado los colores! ¿Alguna vez sentiste la necesidad de transformarte en luna, agua oscura, puré de papas o acero candente? ¿otra cosa? ¿Sentiste miedo de ser demasiado feliz y te sentiste muy solo y muy triste, un rato, para ser como los demás? ¿Te dolía el sexo cuando tu cabeza estaba espléndidamente bien? ¿Olvidaste ser vos mismo y, al olvidar tu nombre, inventaste otro que era exactamente igual al tuyo? Estas cosas me han pasado. Y no tengo vergüenza de responder si. ¿Te atreves a responder con otra pregunta… tuya? Madre: un grito que viene no sé de dónde y que quiere decir todo aquello que siempre nos falta y sin embargo en nosotros está.Padre: el oído para un grito que nunca existió.Yo: esa cosa oscura que a pesar de todo quisiera alumbrar y nunca encuentra a quién.Madre, padre, yo... tres significados que buscan un significante y su misión es no encontrarlo jamás. Entre las buenas costumbres, no figura en el catálogo, preguntar a quien recién conocemos… ¿cómo fue tu primera vez en el sexo?- Sería interesante descubrir el origen del encubrimiento, dicho de otro modo, por qué estaría mal visto, iniciar una relación de amistad, a partir de la franqueza y simplicidad de una pregunta íntima y cálida.- Cuando dos desconocidos nos encontramos por primera vez, abordamos cosas inútiles, malgastamos el tiempo con frivolidades y no hacemos más que descubrir nuestro Documento de Identidad… nombre, estado civil, edad, y ese tipo de estupideces.- Cuando dos desconocidos nos encontramos, hablamos como si fuéramos eternos y asexuados, y nos relacionamos a través de los datos burocráticos del registro civil.- Cuando dos desconocidos nos encontramos, seguimos siendo, acaso para siempre, dos desconocidos. Porque no nos atrevemos a lo más hermoso y hondo, a relacionarnos a través de la sinceridad. Quien puede negar que entre los momentos más humanos que tenemos los humanos, necesariamente, está el momento del placer sexual máximo. Sin embargo, cuando encuentro por primera vez a una señora, me relaciono con ella de mil maneras, menos, de la que sería más auténtica: ¡Que hermoso conocerla, Señora! dígame, así entramos en confianza, ¿cómo fue su primera vez en el sexo? después de ello, por favor, recuérdeme su nombre… si alguien se anima por este medio... espero respuesta. A veces nunca sabré por qué siento vivir en el hueco de mis olvidos alguien distinto a mi que curiosamente soy yo mismo Cuánto trabajé para conseguir, por ejemplo, por vez primera decir mamá Y… cuando supe de la muerte. Era Hugo el que moría, a sus dieciocho años, yo tenía cuatro. Me levantaba con sus manos, muy alto, y yo sentía miedo y alegría, nunca más fue así. Cuánto sufrí para saber que alguien que es, ya no sería más. ¿Qué decir de mi primer beso en los labios, ese lenguaje mudo? Ella era la casa de mi deseo, entonces, y también el deseo de mi caza… ¡cumplido! A veces, no se por qué, vive más lo olvidado que lo que alcanzo a recordar, pero en contra de los doctores de la ley, de la ley misma, y de mi… prefiero recordar, amén. Cruzando un puente de hierro encima del río seco, una sensualidad de curvas raras el camino nos conduce a ese pueblo antiguo solar de ferroviarios, anarquistas, socialistas alguno que otro radical o ganso y muchos, muchos, muchos peronistas, de los buenos, de Perón y Evita. Allí habitaban mi infancia personas imborrables que labraron mi memoria como el loco Gatica que pasaba en bicicleta vendiendo “güevaditas para los pendejitos” y a viva voz lo repetía en cada esquina ante el reproche de las viejas moralistas ¿es que no hay policía que encarcele a este malhablado? decían. Y el loco solía despacharse con un “cállese vieja conchuda” en plena época de buenas palabras y malas dictaduras. Después murió en su bicicleta atropellado por un auto, y se desparramó su sangre en la calle mezclada con el arrope, que andaba vendiendo ese día. Hubo una señora filósofa y filosa, que no estudió en universidad alguna, era negra como el asco que sentía por los medio pelos, que la daban de ricos y tenía los ojos claros porque una abuela francesa había sido “foforeada” por algún negro criollo, y de ella, descendía. Agradecida y orgullosa. Esa mujer era madre de mi amigo más fiel y de ella aprendí lecciones de la vida, que guardo como un secreto antiguo, y que todavía me emocionan, hasta la lágrima o la sonrisa. Palmira tenía ruido de trenes y olor a fábrica. En sus tiempos de gloria, cuando cada pueblo tenía un solo cine, en este pueblo en cambio, se contaron tres. Después vino el menemato, esa horrenda muzaraña del primer mundo al revés, esa traición oscura, ese presagio de muerte para las multitudes, y de buen vivir para los sucios capitalistas que no se donde viven, pero en Palmira no. Cierre de ferrocarril Cierre de fábricas Cierre de esperanza Cierre de vida Y ciérrense las bocas de los pobres peronistas que asombrados veían cómo el heredero de Perón destruía la herencia Sí. Perón joven visitó este pueblo. Algunos lo recordaban saludando a los compañeros, sin otro atuendo que un pijama. Pero Perón estaba muerto. Ménem vivo y Palmira se quedó muerta junto a su amado, junto a su líder. ¿Vivirá otra vez Palmira? No lo se. No lo sabe nadie. Nadie sabe tampoco si Perón está en el cielo o habita silencioso, su cuerpo sin manos, como el cuerpo de Palmira, con las manos amputadas. Era un árbol solitario, rodeado de muchos otros árboles, pero no era un número, porque no aceptó jamás la palabra bosque. Sabía que su sombra escasa, se pierde entre tanta sombra, y que su sangre se llama savia, pero se sentía humano. Observé una cicatriz tallada minuciosa en su corteza. Un corazón y dos iniciales. Comprendí que a su amparo, los amantes habían engendrado un hijo. Supe que las dos iniciales corresponden al nombre de mis padres. Conocí mi origen, como no pudo con el del universo, Stephen Hawkins. Y descubrí por qué razón … entre divina e ingrata, me encuentro rodeado de mucha gente, y todavía nunca, pude saber que cosa significa, la palabra pueblo. Quiero derribar el muro antiguoque otros construyeronentre yo y yo.Me duele estar separadoyo de mi.Para derribar el muroya perdoné a los arquitectosy casi, casiempiezo a amarlos.Pero algo mío y algo míose une a los cimientosde un lado y del otroy no cae el muroy yo me desespero.Quizás lo derribecuando descubra que el murolo construí yo. Amigazo, el corazón tiene profundos secretos que algunos no los recuerdo pues se nubla la razón y si intento esta canción, lobo con voz de cordero, para desnudar su cuero y extirparle su dolor he venido al mundo yo poeta de los primeros Sé que tuvo un gran amor y de ello no salió entero pero voy a ser sincero para achicar su dolor: la mujer es un crisol de los buenos sentimientos pero si la lleva el viento mejor borrar el intento y volar por otros cielos. Favorecidos cunden dormidosantiguos sueños que todavía pocosse atreven a soñar.Y son tan fáciles como distantes.Más hermosos que la tierra misma.Allí no habrá estatuassalvo el ser humano.Y la palabra amistad no será pronunciadaporque será verdaderaasí... callada y pétreaentonces... ¿para qué nombrarla?Así será la vida... en el mundo, el mundo quefavorecido cunde dormido... sueña y hace realidad. Quiero una mujer de pie incendiando un río. Quiero una mujer caminando sobre el fuego mío. Quiero una mujer distinta a los laberintos. Quiero una mujer que me mate mientras esté vivo. Yamila es la fragua, de las preguntas sin dueño, la conspiración de los buenos, en el país de los tuertos. Tiene el hambre antiguo, de los campesinos sin suelo, y el coraje caliente, de los estudiantes sin dinero. Bajo su mata de pelo, oculta el agujero, de todos los placeres. Enamorada de ninguno, derrotó a Fernando el Cobarde, hirió de muerte a Eduardo El Padrino, e ignoró como una diosa, a ese canto de sirena, El muerto y la Viuda. Yamila vencerá, solitaria e implacable, cuando caigan todas las estrellas, incendiará el cielo de la noche que ha creado. Tengo la alegría entre paréntesis y quiero trascender el punto final. Me duelen estos poemas torpes, como el hambre en el mundo, o la política en el tarro de basuras. Cuarenta y siete veces he dado la vuelta alrededor del sol ¿por qué me asombro de estar mareado? Tengo 47 años, y estoy aburridosin ningún Vaticano para incendiar, sin ningún Cristo para amar de veras. Me la juego con la más ingeniosa frase jamás dicha:FELIZ NAVIDAD! En la noche inmensa, se me ha perdido un hueco un espacio sin mentiras una soledad que me habite y me de calor. Nadie sabe si acertaré a encontrarlo, nadie da un gramo de luz por mi, nadie me ayuda en mi búsqueda sin reposo, sin compañía, sin ser. Pero esa rendija en el universo rígido me acecha como un vientre y el hijo, el que aún no nació, soy yo. Quizás su mal carácter, a algunos espante, pero a todos, mueve a curiosidad. Exijo se ame a Cemento, no por Cemento en sí mismo, sino por nosotros.Por su excepcional vigor literario, por traer aires nuevos a un sitio que a veces, se asfixia de siempre lo mismo. Es un poeta de sangre dura, en un mundo anémico. Lo suyo me suena vigoroso, sin máscaras, bien elaborado. Buscando siempre lo perfecto, y como es obvio, no encontrándolo jamás. Es un poeta, reniego de toda otra consideración, es un poeta, y por eso… simplemente, exijo se lo ame. No te espante tanto amor del otro lado del no ser. Vivimos la noche y las cosas ocultan sus colores pero tu fe, ojito de gato, sigue brillando aunque no lo sepas. No me creas. Pero ocurrirá indefectiblemente. Y seremos uno, en Uno. En Zimbabue las gentes tienen hambre el país más pobre de todo el mundo nos reclama nuestro auxilio rotundo para que los inocentes se salven. Examinen sus datos alarmantes y mirarán el infierno profundo al que someten a un pueblo fecundo despiadados gobiernos ignorantes. Yo no estaré tranquilo mientras vivan mis hermanos del África en espanto aunque este soneto de poco sirva no me acostumbro al silencio ni al llanto y sepan que lucharé mientras vivan esas gentes que merecen mi canto. Hay instantes en que reconozco mi instinto,y vuelo sobre el tiempo, pesadillas de un demente arropándose en el miedo. Así los viajes son refugios para medir la sangre,o días en que se esparce el hastío flotando en parcelas imperfectasdel alma. Sin embargo percibo los primeros designios:esa mano hechizando al único hombre que miro su espejo,la mesa abandonada por el arrebato de la enajenación del hambre,y el cuerpo destrozado para que la victoria reconozca su propio límite. Cuando lo líquido de mi piel escapa, el pálido inventarioal que acudo en sitios como éste,me enardece,porque suena un humo triste ente los dedos,y fatigosamente lloro como repitiendo frases ajenas, sin destino ni perduración. Con los rastros de mi última sonrisa me concedo la tentación de ser otro. Guillermo Capece Bálsamo infalible y económicoQue cuesta lo que cada quien elijaEntre el polvo de este lugar y el mas cósmicoCuando no tener idea es una idea fija ...Rey de reyes que perdieron su tronoPor ser esclavos de su excesiva conquistaSi yo otra vez me auto coronoProclamo a viva voz que soy artista !..y no por consensos mayoritariosSino por como quien se decreta libreAsí que ya no hay critica que asuste...Pues cuando uno pasa de calvariosGana autoridad para determinar el calibreDel disparo que apunta a que el resto le guste.... Maravilladacon la mirada de un niño de puebloal saborear el misterio del eclipse Dejando dividido el resquebrajado tiempo de las mil esperasal saquear mi boca besada en el desorden Lila, su extraño nombre abreviado en el resplandor de un deseo,maquillada de estrella erranteen el carnaval de las heridascreyéndose mareafingiéndose fuegotornándose magiatornándose verboen el alucinado latir de la esperanza... Si pudieras resumirel eco de tu presenciaentre los destellos de un torrentevaciado en mis lágrimas...si pudieras resumir con tu vozla mudez de los pájarosque se abandonaron al cielo,seguramente arrancaríasel núcleo de mi falso nombrey lo harías viajar por el huracán de la palabra Si tan sólo lanzaras una bengalasobre la herrumbre de mi pechocuando los cristales y la vigiliase retratan de antiguas heridas...si pudieras llegar hasta aquícuando la madrugada arde en mis ojos y me pesa el ayer,seguramente una luz erizaráel desesperado pelaje de las sombrasiluminándolo todo dentro de mí Si pudieras florecermeen la prodigiosa nochecon cerrar tus párpadosy darme el signo de tu frente,seguramente emigraría mi pielhacia los lindes del sueño...... sueño brotado de la nada y la piedraconfundiendo en azar al destinotransformado en vos misma Sueño que si perpetuaras en vosla silueta de las gotaspara ungirte y ser lluviaseguramente la verdad beberácon tu boca en mi boca,su único milagro. Verde Federico:yo hubiera querido estar en el momento de los gritos,o de los silencios heroicos;en el momento de las espadas,cuando caíste en tu agua bajo lluvia,mientras los cerdos, enamorados de las banderas subterráneas,tomaban el sol de mediodía. (La soledad de las últimas habitaciones mortifican la memoria.Hay ventanas abiertas, y quedarán así en el invierno.Es raro,pero caen ahora hojas marchitasy me gustaría jugar con ellas.) Verde Federico:desparramo tus gitanos en la mesa,donde con Miguel y Manolo tomamos la sopa de la noche.Tu vestido queda ajado por los toros de la vida,y ni siquiera Nueva York te salva, Federico,porque estás próximo a morir,a caer bajo las balas levantadas a velocidad de la muerte,quizá por el mismo gitano moreno que en tu verso montaba a caballoy era el jinete más audaz de toda Andalucía. Duermescon una palabra entre los labios,con un ramo de hielo en cada mano,bajo las calles empedradas de "pájaros" nocturnos.Al fondo de la tumba llevas,una porción de magia, de manzanas de fiebre,de sábanas de lino. El viento te saluda,las tierras de Granada borran tu contorno,tu sonrisa mira los espejos de la vida.Y se refleja. Guillermo Capece Para un aprendiz de escritor, para un balbuceador profesional de poquedades, para un emisario de la nada que busca el oído de ninguno... susurrar un escrito cualquiera es un acto estúpido de magia mayor.-A ello me avoco brevemente, en esta segunda parte, que si la primera salió como el culo, no puede ser menos.-Lego a todo aquel que me lea, la alta erudición que nunca tuve, la perfecta forma escrita que jamás logré, y la alegría que ahora me embarga.-No esperes a mañana para escupir mi tumba. Estoy tácito como sujeto de este escrito aberrante. Tus insultos, tu admirable desprecio, los necesito, para saber que al menos, en la reprobación, estoy escribiendo. Hay algo, solamente una cosa importante, que me gustaría decir, y no se hacerlo bien, aunque lo intento. Bástame decirte por ahora, una cosa: es un lugar común de nuestros días, afirmar que Dios no existe. Te puedo asegurar que tengo la constancia plena de su existencia y por eso escribo. Doy testimonio que una vez miré que caía una estrella, corrí a la Biblia y leí... "Yo veía a Satanás caer como una estrella, antes que el mundo existiera"... Jesús, el Cristo.-Desde entonces... no supe que hacer, no supe otra cosa que hacer para lograr transmitir la experiencia... con palabras. Y ya lo ven, apenas si puedo balbucear este escrito torpe. Pero es verdad, y me consuelo saber que no miento. Alguien que me salve.Que me quite la angustia de no poseerme.Que me enseñe que los muros pesan más que las pobres palomasque vuelan en su alto.Quiero que mi soledad me conteste por vez primerapara quién estoy.Yo, que fui el francotirador inasiblesoy ahora el eco lejano de lo que fui.Me inundan las máscaras, el olor de los moribundos,el terror de encontrarme con ellos bebiendode la misma copa ácida su vino.Si vinieron a matarme, que me maten ya.Pero que no me hagan tragar el humo vacíoque siempre llevan en su rostro.Los odio porque una vez los amé.Teñidos de mariposas venían a tracionarme.Usurpaban cada hueco de mi corazón.No sé si quiero que alguien me salve.Los músicos con sus cántigas dirán el resto. Yo soy el que espera. Guillermo Capece Soy el camino de mí mismo y la desolación que se abraza a su senda,y tiembla, y borra las huellas para que no me persigan. Estoy vacío de esos animales etruscos que me regaló la partidade unos ojos girando al viento. No puedo confiar en los sueños porque alguien les pone un asesino dentro. Me acuno cuando no me veo pues la vergüenza tiene el ropaje largode los locos. Hoy es domingo, y he estado todo el día ausente. Guillermo Capece IYa oscureció la tierra.Difícil es tener tu boca apretada.Tu estatura cerca de mi rostro.Sí, yo se. Es difícil.Se le caen a uno las montañas.Los lagos se hacen charcos diminutos.Todo es difícil.Compartir la sonrisa con vos.O este barco que nos quitan.¡A partir! ¡A partir!¿Pero cómo?Si nuestras plantas penetran en recodos de clausura.Alguien saldrá a gritarnos nuevamente.Debemos tener cuidado. Salvarnos. Pero ahora fumemos en silencio. IIEn qué quedó esa idea transparente,ese cuerpo sobre el que juramos tantas cosas sencillas.Una ilimitada ausencia marcó las señasde tus grandes ojos.Quedarse solo y recordar al otro díalas sombras de los pumas,las desoladas bestias persiguiéndose,hundiéndose conmigo como una gran casa de celos,sumergiéndose,perdiéndose conmigo.Arriba de los cielos, más arriba,la mitad de tu cuerpo fulguraba.Quienes somos, sino aquello que fuimos,sino el pasado de iguales invasiones,de iguales lejanías. Guillermo Capece Querido hijo: Te pongo estas líneas para que sepas que te escribo. Así que si recibes esta carta es porque te llegó, si no, avísame y te la mando de nuevo. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer deprisa. El otro día tu padre leyó que según las encuestas que la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos hemos mudado más lejos. La casa es preciosa; tiene una lavadora que no estoy segura si funciona o no. Ayer metí ropa, tiré de la cadena y no he vuelto a ver la ropa desde entonces, pero bueno... El tiempo aquí no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces. La primera vez durante 3 días y la segunda durante 4. Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos pesaría demasiado y el envío sería muy caro, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo. Al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cuerpo con lo de la mudanza. Estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite. Te cuento que el otro día hubo una explosión por el gas de la cocina y tu padre y yo salimos disparados por el aire cayendo fuera de la casa; ¡qué emoción!, Era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años. El médico vino a la casa para ver si estabamos bien y me puso un tubito de vidrio en la boca. Me dijo que no la abriera por 10 minutos y tu padre ofreció comprarle el tubito. Hablando de tu padre, ¡qué orgullo!, te cuento que tiene nuevo trabajo y es superior a 500 personas, ya que está sobre ellos. Lo contrataron de cortacésped en el cementerio. Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, por fin dio a luz, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebe es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo. Se nos va a hacer muy raro llamar a su hija "Mamá". Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó que si ella estaba segura que era de ella. Dijo que sí. Moza de hierro tu hermana Pilar, qué orgullo, de tal palo tal astilla. Por cierto, que tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen. A quien nunca hemos visto más por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado. Tu perro Puky nos tiene preocupados, se empeña en perseguir a los coches que están parados. Aunque peor es lo de tu hermano Juancho. Cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del coche. Bueno hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; y si no la ves, mejor no le digas nada. Tu madre que te quiere. Josefa. P.D. Te iba a mandar 100 euros, pero resulta que ya cerré el sobre. ¿Y ahora que hago con esta soledad?¡Herrumbrarme!¿Gastarme a muerte en versos que no riman?Rimarme con las sombras del silencioPara que los demonios del tormento¡me sonrían!¿y cómo se vive en esta eternidad?¡un minutoQue se burla cual si fuese una centuria!Azules fracturados se destiñen,Diamantes que en mis manos de derriten¡por mi culpa!¿Do yace lo feliz, lo que antes era?¡AgonizaTras la pérgola falsaria de la duda!Y camina en la arena y se quema,Y camina en el desierto a la espera¡de la lluvia!¿Qué importa el mañana y su promesa?¡nada importa!La fuerte necedad de esta locuraNo acepta la soberbia de las rosas,Ya es mía la cadencia de estas horas¡también tuya!Danzaran las ganas que no duermen¡ni de noche!Con el humo del pucho que desgarro,llegarás, moraras aquí en mi pechoPorque yo así lo exijo, así lo quiero¡porque te amo!CEMENTO.-PROTEGIDOS DERECHOS DE AUTORCódigo: 1004266112209 Julia no sabía decidirse entre la terrina de quesos o el crepe relleno. Eso de entrada, pero como primer plato no estaba segura de pedir la trucha en dos salsas o el lomo con duxelle de champiniones. Después de todo, lo que más le interesaba en ese saloncito paquete, era jugar un poco y ver los colores de los platos servidos por mozos lánguidos, en uno de los cuales le pareció ver al muchacho de La Cantábrica en ese sueño que no había olvidado.-No será la primera vez que me asome a un espejo y vea las huellas de mi rostro- ironizó para sí mirándose al espejo donde también se reflejaba la figura de Sergio.Él la había invitado a almorzar para decirle ¿qué?. Si el barco se hundía -se dijo- ¿él querrá salvarlo? ¿Por qué no levantarme y dejarlo solo? ¿Para qué acepté la invitación?Sergio estaba distraído. Ella se apuró a pedir y el mozo anotó con diligencia pero con cierta rigidez. Esto la divirtió. Luego el muchacho anotó lo que Sergio le dictaba.-Me llamo Fabio- dijo el mozo- estoy a sus órdenes; que tengan un agradable almuerzo.Y, mientras el mozo se iba, ella volvió a jugar otra vez con el espejo en la pared: los ojos tristes de Julia; los labios quietos de Julia como si recién terminaran de crecer."Aquí pronto se instalará una mueca y no lo podré evitar", pensó. En el espejo se miraba las manos y el busto, pequeño pero todavía erguido."Pronto esto se terminará. Seré vieja," se dijo.Y añadió para sus adentro:"Estos juegos comienzan divertidos y terminan crueles." "¿Por qué tener esta visión partida de la vida?"Porque ella también amaba el sol que entraba, y los colores de la comida que ahora le servían, y estaba segura de que también podía amar al muchacho de chaleco negro, algo desgarbado pero de manos finas, que a cada momento quería ser cortés.Lo miró sin disimulo y él se dejó observar. Luego volvió a mirar en el espejo y lo vió reflejado sirviéndole el vino.Mientras le ofrecía el primer plato le pareció que las manos del muchacho danzaban sobre la mesa.-Me entristece el campo a la hora del crepúsculo- dijo ella antes de que Sergio le preguntara por qué lo decía.-Cuando era chica me daba miedo ir al circo- dijo sin oírlo - un caballo se volvió rabioso, ¿sabés?,y saltó de la pista a los palcos.-El caballo se volvió rabioso o loco -repitió- ¿nunca supiste de un animal loco?Él le tomó la mano e hizo un esfuerzo para escucharla pues en realidad estaba pensando que todas las mujeres tenían algo de estúpidas.Ella se levantó para ir al baño con la idea del caballo rabioso y en Sergio, tan lejano.Pasó por la pequeña salita vacía dispuesta para que los clientes jugaran al billar que le pareció de un amarillo intenso, y vió al mozo, apurado, pero atenta a ella. Julia sabía que auque él no lamirara decididamente, había despertado su interés.Cuando salió del baño lo vió otra vez, y un ardor le subió al pecho."Dios mío" -pensó- "no poder amarlo ahora sería un castigo."Al pasar por la salita de billares entró. Se ocultó en el momento que el muchacho pasaba nuevamente. Esta vez la miró. Ella lo llamó y le pidió café. Cuando regresó con el pedido la vió recostada contra la pared, y no pareció asombrarse. Estaba acostumbrado a las trangresiones de algunas clientas, y por eso fue que no le acercó el café sino que lo dejó sobre la mesa de billar y cerró el cortinado. Se quedó frente a ella. Julia vio que el cuerpo de él se recortaba frente a la luz, y lo abrazó humedeciéndole la cara con los labios. Las manos del muchacho resbalaron sobre el vestido de ella, y lo subió de a poco, mientras la llevaba hacia la mesa de billar. Comenzaron casi en silencio, con pequeños quejidos de ella, y el silencio de él.Pronto Julia sintió la sensación dentro del pecho que el caballo loco del circo repetía la escena del asalto hacia el público. Creyó que su corazón galopaba hacia la libertad.Más tarde,mientras arreglaba su maquillaje, se sintió poderosamente libre. Rápidamente busco dólares en su bolso y los dejó debajo de la tacita de café. Fabio que la observaba, rechazó el gesto.Tuvieron un breve dialogo:-Soy de Mendoza, tengo viñales, no necesito dinero- dijo el hombre ya fuera de su máscara de mozo.-¿Y por qué trabajás de mozo? -preguntó al instante Julia.-Soy el dueño del restorán, y a veces me entretengo en atender las mesas sólo para conocer mujeres como vos.Julia no supo si eso era un halago, y no respondió.-Tengo una cadena de restoranes en sociedad en Mendoza, y otro en Puerto Madero- dijo el muchacho algo desgarbado pero con cierto orgullo.-No sé qué pensarás de mí- susurró Julia.-Cuando uno hace estas cosas no piensa nada más que en el placer instantáneo -respondió seguro.Y se fue dejándole una sonrisa.Sin embargo ella sintió que esa rápida aventura no era ni mas ni menos que una mariposa detenida en mitad de su corazón, pero dispuesta a volar en cualquier momento, por ejemplo en cuanto Sergio la mirase y le indicara la comida.-Se enfrió el lomo.Ella balbuceó una disculpa dispuesta a no dejar volar esa mariposa. Iba a pasar la lengua por el interior de la copa de vino por segunda vez, cuando la orden de él la detuvo:-No hagas eso.-Eso es lo que me interesa hacer en este momento. Lo quiero hacer.-A veces parecés una chiquilina caprichosa. Mejor comete el lomo. Es un plato muy caro -y Sergio enlazó los ojos de ella con una dura mirada.-No lo quiero, está frío- protestó ella mientras apoyaba su lengua en el cristal de la copa.-Comete el lomo -repitió él. Con un soneto vengo a enamorartecon este cuarteto abro y me dirijo,ojalá que no salga tan prolijo,que digno de ti, logre encantarte. En este cuarteto el alma se me parte,no obstante yo sigo y no transijo,te lo juro ante un sacro crucifijo,que a Petrarca le robaré su arte. En el primer terceto me acomodopara decir que ya no habrá ni modo,porque olvidarte, vida, yo no puedo. Y en este terceto digo, aunque duela,pues tu desdén me da dolor de muela y transido de amor, asi me quedo. Te vi corriendo en el trivial caminoquebrado el corazón de horror y miedo, te vi los párpados cansados, tristes…y a tu dolor escribiendo.Lluvia derramóse en tu piel de polvo cual ósculo de agua en el desierto,una lágrima miraba entre las gotas…y tus párpados cayeron.Tu alma sufre las caricias muertasde aquellos que no están ya en tu sendero,gime un zorzal en tu voz dormida…gime por ellos.La estepa que morabas, agoníade ave remontando el turbio cielo,caló en la gris arena de tu alma…llantos, espectros.Impío ardor que ulcera el alma gotas de vida en la arteria del tormento,alejóse la huella de tu infancia hermosay de tus sueños.Aurora de la vida en la dulce primaveramarchóse hacia el crepúsculo imperfecto, Colgada la ilusión al sol poniente de tu invierno.Y semblantes que fumígenas deambulan,¡cuál estrofas en papiros sempiternos!remojábanse en las lágrimas copiosasde tus recuerdos. Bordeando el precipicio de las penas,líado en la garganta todo anhelo, soledades, añoranzas y suspiros…por quienes se fueron.Trocóse en mi la infausta intemperie, con sales de tu mengua en el siniestro,tu vista atormentada impenetrable…a mis silencios.Besos estallantes, por tu faz de diosa,de mi oráculo infernal se desprendieron,¡coro bruno y arisco que reclama!tus oídos sedientos.Garfios rojos en la mar se mezclan,azules que reencarnan púrpuras y negros,el sepia ha fenecido ante tu mármol…como yo lo ordeno.¿cuántas veces el grito del osario,reclama tu pasión con tono austero?¡mas yo robe tu pose del olimpopara mi imperio!Pues yo acaté la orden de la mística,y en tu regia luz ardí al son violento,en la flama, que echa luz y no se apaga,de tus plectros.Serena brisa danzando en las praderasbálsamo que alivia las heridas del guerrero¡la calma sosegada y mi refugio!tras el viento.Venerable efigie en el santuario mío,silueta de esta fe que hoy profesodestellando tus azules refulgentes entre el incienso.Menguando la quimera y el destinoel signo de la suerte hemos impuesto,¡la hormona exasperada también canta! en mi deseo.Tertulia montaraz entre las pielesque unidas revelaron los misterios,¡coito y desayuno en la montaña!¡amor malevo!.CEMENTO.-Protegidos derechos de autor.Código: 1002185547676 En la rama erizada y prudentearrastrando su honor busca amparoy entreteje un capullo mierderoa donde esconder su pudor de gusano;pero al beso, rigor de la púaque la espina le clava en los labiosse derrama en los suelos, cual lágrima,y sirve tan solo de abono a los pastos.Sacrificio mordaz que le impidesacudirse la culpa en las manos,porque dobla rodillas, rompe alascuando siente el tonelaje del pasado;no se tapan los huecos del almacon la imbécil sanción de un contrato:allí suelen pudrirse ya infectoslos cadáveres de sueños muy soñados.La vergüenza apostada en sus sienesle conmueve el talante de pánico,mas si vibra el deseo escondido¡le arrancar gemidos, deseos mojados!Pero cae, fenece, despiertaen la ruin soledad de su páramoy no puede secarse las lágrimasyaciendo a la sombra brutal de sus pánicos.Alla va, como un beso perdidoaleteando con rumbo extraviado,del sopor de algún muro invisibleal bello dolor de algún muro bastardo;del tenaz e impiadoso supliciode la marcha fugaz de los años,de las ganas, del semen y el flujoal rigor de tener que cumplir lo pactado.De la obtusa caricia en la frente,que bordada de lineas y encantosaun protege el cosmos sublimedo estallan mil versos por cada calvario,¡de esa simple caricia apagadadonde no hay humedades mojando al procaz sentimiento pechandopor ver como bailan querubes y diablos!Del romántico sitio perdidodonde no hay ni mentiras ni engaños,al blasón de lo obvio y lo lícitodo solo se ensueña hasta el canto del gallo,de la mísera etapa marcadapor las leyes del mundo tiránicoa los vuelos azules y libresque buscan descanso en un pecho, abrazados.De la tumba llamada esperanza,esa forma sutil de maltrato,a la horrenda certeza del tiempoque trae la muerte entre risa y sarcasmo,¿donde vas a dejar que los huesosse transformen en piedra y en barro?:¿mariposas que viven de sueñoso gusanos que realizan lo soñado? CEMENTO.- -Buenos días, papá- y era la tercera vez que lo repetía-; buenos días, papá-volvía a decir.Entonces saltaba de su cama, recorría el flaco pasillo, y se internaba en el baño.La ducha, el agua fría, no le daba la grata euforia que necesitaba. Entonces trataba de secarse con la amplia tohalla, y se envolvia en ella imaginando que era el maharajá de Kapurtala, y mientras orinaba en el bidet, pensaba en cómo pasar ese día,vigésimo de diciembre.Ese diciembre que le calcinaba los huesos, porque se presentaba caluroso y húmedo como ninguno, y ya podía ver que lo había jodido bastante al pelarle la espalda el sábado anterior,en la pileta de Ricardo.Volvió a tener ganas de orinar, pero eran ganas nada más, porque al enfrentarse con el bidet,un chorrito indeciso se asomó por su pijita. Se la metió dentro del calzoncillo, se miró al espejo, se hizo alguna íntima pregunta que no contestó, y salió para atravesar otra vez el pasillo.-Buenos días, papá- dijo esta vez con voz más firme. Y siguió hasta la cocina:el mate,el café,el té, el vino. EL VINO. El vino era lo que conformaba su paladar aquella mañana de diciembre. Y mientras saboreaba su aspereza, se le ocurrió pensar en el viejo, en la navidad que ya llegaba,en lo llagado de su espalda, en Leticia, (en la costosa Leticia) que todavía se negaba a todo, y por último en él. Aquí se sirvió otro vaso de vino. ¿Quién era él?Sí.Le gustaba vestir bien.Andar por el centro mostrando exactamente lo que se debe, y lo que no se debe dejarlo para Leticia (cuando se decidiera), o para Ricardo, siempre que mediara un golpe de teléfono. Y mientras tanto, ¿qué?. Ir al bowling, caminar hasta el puerto, o tomar sol en Saint Tropez,y soñar con ese viaje a Río en Carnavales que le había prometido Ricardo.Después... su vida estaba ocupada con tantos sueños...; quería navegar, irse, tal vez a Europa. Pero no por el hecho de conocer Europa. París, Roma,Milán, eran sin duda lindos lugares. Pero no era eso loque realmente importaba. El hecho substancial era viajar en barco; sí, en barco..., a semejanza de esos barcos que mamá le hacía a los ocho años, doblando con ternura la hoja de diario y dejándolo reposar en la bañera. Creía que el fondo del mar era blanco, y que las fuerzas de las olas tenían, exactamente, el ritmo que le fijaban sus pequeñas manos.Pero ahora había pasado tanto tiempo... -Buenos días, papá- dijo esta vez con bronca, mientras servía hasta el borde otro vaso de vino. -Buenos días, papá- gritó mientras pensaba decir cálidamente -queriendo deshacerse de ese raro remolino de angustia- buenos días, mamá... cómo estás hoy?, buena y linda como siempre, mamá; mi mamá. Aquí traje el papel para los barcos. Pero la memoria de las tardes encerradas en el baño, viendo viajar ilustres barcos a los que mamá bautizaba con extraños nombres, no conseguía atenuar la tristeza grande que sentía,ni su gastada melancolía actual. Él era un hombre simple, gozador delas cosas sencillas, amante de la naturaleza, leal para los amigos...; pero había cosas en lo íntimo de su vida que no entendía.No estaba claro para él por qué al pasar por la habitación del viejo debía saludarlo, siendo que siempre dormía, o, en el mejor de los casos, leía el diario, y no le contestaba. Jamás le contestaba, y había llegado a pensar que el viejo estaba sordo. Pero no. Algo golpeaba en su cabeza, y en el sentido literal de la palabra. Algo se doblaba y rompía cuando saludaba al viejo. No era importante que no lo oyera, o que lo oyera y no le contestara. Entonces,¿qué era lo que en rigor lo perturbaba? Aquella mañana lo había descubierto. Lo había descubierto en la cocina, mientras llenaba otra vez el vaso de vino. El lugar vacío al lado de la cama que ocupaba el viejo era la clave: el lugar que ocupaba mamá en vida. -Buenos días, papá- dijo esta vez entre sollozos.-Buenos días, hijo- dijo el padre apareciendo en el marco de la puerta.Y él se entregó a sus brazos y lo abrazaba, lo abrazaba, mientras pensaba en viajes lejanos y múltiples, en viajes claros y magníficos.-Buenos días,papá- y lo miró a los ojos llorando plenamente. -Buenos días, hijo- dijo el viejo casi con miedo, sin entender, -buenos días, hijo. Si el corazón se secacomo fruto abandonado en tiierra,si los sentimientos se hacen piedra,si todo es desierto y arena yertaen los espacios vacíos del alma...¿en qué quedará tu vida? El dolor no es suficiente excusapara dejar los campos sin siembra. Es preciso alimentar la luz de la lámpara vertiendo en ella el aceite que la sostenga.La lámpara del corazón necesita el aceite de la esperanza,el aliento de la ilusiónpara que arda su llamaen medio de las tinieblas amargas. E.G.M.
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Eduardo Fabio Asis
María Ester Rinaldi
Te dejo un cálido abrazo.