Cíclope.
Cuando perdió su ojo,
Su visión del mundo cambio completamente.
 
 
 
Aquiles.
Sigue andando por el borde del futuro.
Que con suerte no será Paris quien tire la flecha.
 
 
 
Viento.
La muerte de las olas te pertenece.
No cubras con tus brazos la frialdad de la tumba.
Que hoy más de un muerto te favorece.
 
 
Leñador.
El cabo de tu hacha sufre de angustia.
Para cuando se hallan acabado los árboles
Cambiará su destino.
 
 
Mensaje de los dioses.
Ustedes mortales se mirarán entre si.
Buscarán una forma de matarse.
Y como un ladrillo podrido venderán su alma.
 
 
 
 
 
Silencio.
Lloraba una imagen.
La tarde caía siempre ante la ventana.
El mundo de las palabras desapareció completamente.
 
 
Dragón.
Tu jinete esta muerto.
Tu fuego ya no es tu fuego.
La armadura esta oxidada.
Entonces.
¿A dónde va el movimiento de tus alas?
 
 
 
Espinas de tu nombre.
Que lastima ciento por aquellos que desnudaron su rostro.
Ayer eras la puerta.
Hoy la cerradura.
 
 
Hielo.
En tu camisa sepultas el abrazo.
No importa donde te gastes.
No importa donde vallas.
Te encontraran.
El amanecer esta próximo.
 
 
 
 
 
 
Gladiador.
Tus muertos te buscan.
De nada servirá la espada ni el escudo.
Esta batalla hace siglos que tiene el pulgar hacia bajo.
 
 
Fango.
Entre las uñas tienes todavía esperanza.
Pero ni se te ocurra salir a rozar mi alma.
 
 
 
Universo.
No importa donde estas.
Ni lo que guardas.
Ni que termines cayendo sobre nuestras cabezas.
Mañana no estaremos aquí.
 
 
 
Alas.
Cada una de tus plumas será parte de las almohadas.
Garantizaran buenos sueños.
Para ellos ustedes han volado demasiado.
 
 
Muro.
Tus piedras.
Y las piedras de tus piedras.
Se irán un día.
 
 
 
Cristal.
No cortes la luz que te atraviesa.
No opaques la tarde que yo necesito.
Nadie te pidió transparencia.
 
 
 
 
  Guerra.
  De todos modos existes.
  Quizás alguien de otro planeta te sembró en el mió
  Para salvar el suyo.
 
 
 
   Marzo de Iraq.
   Las ropas de tus días esta cada vez más sucia.
   Cada tarde que remiendas se descose al amanecer.
   La lluvia teme caer sobre los techos.
   Porque las bombas no han dejado techos.
 
 
 
Sangre.
Como plomo te juntas a la pólvora.
Cada cañón lleva tu cello.
La tierra tiene ya sus manantiales.
No lluevas sobre nuestro suelo.
 
 
 
 
 
Reloj de arena.
El tiempo que quiero vivir.
Ese que tú cuentas, que crees sostener.
No esta en tus manos.
Sino en el cuerpo de una mujer.
 
 
Extremos.
La ventana se pudre mientras este serrada.
Cada gota de mi paciencia
hierve en la profundidad de una lágrima.
Un suspiro es el puente perfecto
 para unir los extremos de mi alma.
 
 
 
Brújula.
Señala en que lugar del mundo están los ojos para ver el último día.
……………………….
 
Ni tú lo sabes.
Ni yo lo busco.
Solo quería ponerte un reto.
             
 
 Todo cambia.
Si te escondes del sol.
Si no sales de la luz.
Si compras un puente y lo prebendes.
Si borras tu llanto.
 
 
 
 
Salida.
Había que ponerle un nombre.
Tenia que identificar su existencia.
Ya no estaría jamás en el mismo concepto.
 
 
Hierro.
La carne no te guarda rencor.
Puedes creerme.
Fue la carne quien te saco de la tierra.
 
 
Montañas.
Hoy mientras el cielo se estrecha.
Mientras el mar se traga su llanto.
Mientras la luz envejece miserablemente.
Les están secando el alma.
 
 
 
Futuro ciego.
Mira bien las manos que te esperan.
No preguntes de quien son.
Míralas bien.
Porque nadie sabe si en la oscuridad
habrá otras manos esperándote.
 
 
Navaja.
Se corta la soledad.
Cae hecha trozos sobre el camino.
Nadie sabe de donde vino la navaja.
Porque no hubo sangre que señalase un rumbo.
Humo.
Si me preguntan que razón te sostiene.
Callaré.
Para no decir el nombre de la madera que te dio la vida.
 
 
Sol.
Hoy vi la mitad del sol.
Porque la otra mitad me dejo ciego ayer.
 
 
        
Poesía para los poetas.
¿A que lugar le dejas tú nombre?
 Piensa en las despedidas.
En el abrazo corrupto de los que se jactan.
     
    
 
Para mi hermano Junior por su paciencia.
                                                   
   (Frank Ernesto)