Palmira, mi pueblo peronista de la infancia.
Publicado en Mar 10, 2011
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Cruzando un puente de hierro
encima del río seco,
una sensualidad de curvas raras el camino
nos conduce a ese pueblo
antiguo solar de ferroviarios, anarquistas, socialistas
alguno que otro radical o ganso
y muchos, muchos, muchos
peronistas, de los buenos, de Perón y Evita.
 
Allí habitaban mi infancia
personas imborrables que labraron mi memoria
como el loco Gatica
que pasaba en bicicleta
vendiendo “güevaditas para los pendejitos”
y a viva voz lo repetía en cada esquina
ante el reproche de las viejas moralistas
¿es que no hay policía que encarcele a este malhablado? decían.
Y el loco solía despacharse con un
“cállese vieja conchuda” en plena época
de buenas palabras y malas dictaduras.
 
Después murió en su bicicleta
atropellado por un auto,  y se desparramó su sangre en la calle
mezclada con el arrope,  que andaba vendiendo ese día.
 
Hubo una señora filósofa y filosa,
que no estudió en universidad alguna,
era negra como el asco que sentía por los medio pelos, que la daban de ricos
y tenía los ojos claros porque una abuela francesa
había sido “foforeada” por algún negro criollo, y de ella, descendía.  Agradecida y orgullosa.
 
Esa mujer era madre de mi amigo más fiel
y de ella aprendí lecciones de la vida, que guardo como un secreto antiguo,
y que todavía me emocionan, hasta la lágrima o la sonrisa.
 
Palmira tenía ruido de trenes y olor a fábrica.
En sus tiempos de gloria, cuando cada pueblo tenía un solo cine,
en este pueblo en cambio, se contaron tres.
 
Después vino el menemato,  esa horrenda muzaraña del primer mundo al revés,
esa traición oscura, ese presagio de muerte para las multitudes,  y de buen vivir
para los sucios capitalistas que no se donde viven, pero en Palmira no.
 
 
Cierre de ferrocarril
Cierre de fábricas
Cierre de esperanza
Cierre de vida
 
 
Y   ciérrense las bocas de los pobres peronistas que asombrados
veían cómo el heredero de Perón destruía la herencia
 
Sí.  Perón joven visitó este pueblo.
Algunos lo recordaban saludando a los compañeros,
sin otro atuendo que un pijama.
 
Pero Perón estaba muerto.  Ménem vivo y Palmira
se quedó muerta junto a su amado, junto a su líder.
 
 
¿Vivirá otra vez Palmira?
 
No lo se.
No lo sabe nadie.
 
Nadie sabe tampoco si Perón está en el cielo o habita silencioso, su cuerpo sin manos,
como el cuerpo de Palmira, con las manos amputadas.
 
 
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Foto del autor Eduardo Fabio Asis
Textos Publicados: 514
Miembro desde: Feb 21, 2009
6 Comentarios 362 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

sobre mi pueblo

Palabras Clave: Palmira y Pern

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General


Creditos: Eduardo Fabio Asis

Derechos de Autor: reservados


Comentarios (6)add comment
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Guillermo Capece

Fabio:
me gusto mucho, sobre todo el lenguaje "nuevo" que utilizas; es un poema muy bien compuesto, como asomarse a una historia cercana.
Felicitaciones.
Abrazo
Guillermo
Responder
March 15, 2011
 

Eduardo Fabio Asis

Gracias Guillermo. Trato de soltarme un poco en el lenguaje. Y este poema contiene historias reales. Saludos.
Responder
March 17, 2011

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

¡Excelente descripciòn y personajes!!!!........¡Y como no vamos a recordar esa època nefasta!
Felicitaciones
Responder
March 11, 2011
 

Eduardo Fabio Asis

Gracias Gustavo por la lectura y el comentario generoso. Claro que no lo olvidamos. Saludos, amigo, salud!
Responder
March 15, 2011

luis jos

Amigo, tu poema encierra un inspiracion fuerte y nitida sobre tus recuerdos... como dicen: los buenos recuerdos no se olvidan. Saludos y abrazos!
Responder
March 10, 2011
 

Eduardo Fabio Asis

Gracias Luis... es cierto. Son recuerdos inolvidables. Saludos y retribuyo el abrazo. Salud!
Responder
March 10, 2011

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