• Luz Lobos
Pensy
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  • País: Chile
 
 Se encuentra en el ocaso de su vida…hace años perdió el interés, aunque muchos la creen libremente feliz, no lo es. Los miedos y las frustraciones que creyó estaban en ese pasado gris,  sólo se hallaban dormidos, bastó unas horas para que el fantasma de la soledad reapareciera con mas fuerza.Ha entregado una vida algo imperfecta, pero la entregó con el alma, desde el corazón a veces roto, por tanta desilusión, por tanto abandono y postergación.Su cuerpo, otrora turgente y lleno de vida, camina lentamente por la senda que la llevará a su último refugio, el cerro, los árboles y el riachuelo que desciende, son su compañía; la cuesta se hace cada vez más dificultosa, mas no da tregua, debe llegar antes que oscurezca. Los pensamientos se tornan cada vez más depresivos, mas sabe que debe llegar pronto, no quiere quedarse en el camino, hay unos lobos ansiosos de esa presa. La cuesta es cada vez mas abrupta y sus piernas cansadas cada vez más débiles parecen como dos rocas. Debe seguir…aunque está casi desfallecida, no se detiene; a metros divisa la vieja cabaña, la que la albergó en sus mejores años, en donde una vez fue feliz. Falta muy poco, un esfuerzo mas, las rocas que envuelven sus pies se agigantan, la cabaña comienza a ser devorada por la niebla, los lobos aúllan. Unos metros mas, tan sólo unos metros mas, debe llegar, saca fuerzas y aunque le duele cada paso no se detendrá, se está jugando el respiro que le queda. Siente cada piedrecilla que pisa, como si se incrustaran en su alma, le duelen las pisadas, ruedan lágrimas de dolor por su rostro añoso y lleno de surcos que la vida le dejó; continúa su camino, ya casi alcanza el pomo gris, cae y cree no poder levantarse, escucha voces de ultratumba que la quieren dormir, cierra los ojos por lo que cree una eternidad, debe pararse, lo hace, unos pasos mas, sólo unos pasos, solamente unos pocos pasos, el siguiente, uno mas, ya casi lo logra, al fin siente el frío de la perilla en su mano, la gira, se abre la vieja puerta, entra y cierra. Una luz intensa envuelve la habitación, ahí está, parada frente al lecho blanco, su cuerpo lleno de vida, lleno de juventud camina con pasos suaves pero firmes, se acuesta y envuelve su lozanía en él. 
El último refugio
Autor: Luz Lobos  121 Lecturas
  Nací para volar,y lo hice durante una parte importante de mi vida, en ocasiones libremente, en otras recogiendo mis alas; a veces llegué muy alto,otras no tanto. Un día escondí mis brillantes alas,se pusieron grises por muchos años, quise extenderlas, mas pesaban una enormidad, seguí escondiéndolas, llegando a pensar que las había perdido. Una fuerza emergió desde lo mas profundo,y brillaron nuevamente,con mas fuerza,con mas luz,se extendieron y, me hicieron volar libremente,sin rumbo,sin límites.Libres surcando los cielosazules y grises,entre nubes y brisas. Deseo seguir volando libresin presiones, sin condiciones,como en un sueño eterno,un sueño feliz,un sueño de entrega,un sueño como la vida misma, Un vuelo soñado junto a ti.
APRENDIENDO a volar
Autor: Luz Lobos  156 Lecturas
A mis 15 años, era una chica osada, con ganas de vivir como  adolescente de cualquier época, lamentablemente con pocas instancias para hacerlo, puesto que hacía un corto tiempo había ocurrido un golpe de estado y los toques de queda eran demasiado temprano, en la tarde.Como mi barrio era tranquilo, los chicos de entonces, nos juntábamos a jugar en la avenida, teníamos toda la calle para nosotros!!! Los juegos de pelota y carreras eran los preferidos, si sentíamos algún vehículo a la distancia, entrábamos a alguna casa, esperábamos a  que se alejara y volvíamos a la calle. Recuerdo el día en que no nos dejaron salir mas después del toque. Qué sucedió?? Bueno, paso a relatar. Sentimos un vehículo -los únicos que circulaban, eran de carabineros y militares- entramos en la casa de una de las amigas, esperamos un rato prudente y de repente uno de mis hermanos dice: “quién es valiente y se atreve a salir conmigo” obviamente fui la única que dijo “yo” y muy sonrientes salimos, comenzamos a caminar en dirección a nuestra casa que estaba a la vuelta de la esquina, conversando tranquilamente, cuando escuchamos: “ A VER MIERDAS, VENGAN PARA ACÁ” a menos de 40 metros, había una micro de carabineros armados con metralleta y fusiles. Muertos de miedo caminamos hacia ellos. Metralleta en la espalda, nos interrogaron y revisaron nuestros cuerpos, (el mío al menos, muy asustado). Les comentamos que veníamos de la casa de una amiga y se nos había pasado la hora. Nos gritaron que no debíamos andar en la calle y cosas que ya mi memoria olvidó. Lo que nunca olvidé, fue que nos mandaron a la casa (que quedaba a 20 metros), mientras nos gritaban: “CORRAN MIERDAS O LOS MATAMOS” Mi hermano decía, no corras, porque si corremos nos van a matar, seguía escuchando el “corran mierdas” y le pedía a mi hermano que corriéramos, pero no me dejó, aduciendo, que si lo hacíamos nos iban a disparar, así llegamos hasta la esquina, la doblamos y entramos rápidamente a la casa. Una vez adentro los retos de mis papás, fueron casi un alivio. Mientras los padres de mis otros amigos, escuchaban atentamente lo que sucedía esperando que sus hijos estuvieran a salvo.Finalmente todos llegamos sanos y salvos a nuestros hogares, pero ya no nos dejaron salir mas.
Una experiencia límite
Autor: Luz Lobos  242 Lecturas
Las vacaciones de verano comenzaban el 2 de enero y duraban hasta los primeros días de marzo; fue en uno de estos veraneos donde nací :) Mi papá debía contratar dos taxis para llevarnos a la Estación Central, eso de ser una familia numerosa…Nos levantábamos y salíamos tempranísimo, aunque el tren no partía hasta las 10 mas o menos; tipo 13:30 llegábamos a Curicó y ahí debíamos esperar hasta las 16:00, hora en que partiría el ramal a Licantén . Entre andenes almorzábamos los típicos pollos fiambre, huevos duros y otras preparaciones de mi santa madre. Nos aburríamos como ostras, la única entretención era mirar a las personas que subían y bajaban de los distintos trenes, mientras mi madre, trataba de mantenernos seguros, y lo consiguió!!! todos salimos vivos de estas odiseas. El viaje en tren era maravilloso, gran parte del camino se podía ver en gloria y majestad, el  río Mataquito a la izquierda, mientras que a la derecha del camino se divisaban vacas, caballos, ovejas, chanchos y algunas aves de corral. Como adolescentes, con Toño (2años mayor que yo), Juan y Ramón (entonces 2 años menores que yo, jajajajaj) nos escabullíamos para ir a fumar escondidos en la pisadera. En mis primeros años íbamos a una localidad llamada Docamavida, a la casa de la abuelita Maruca (que en realidad era  tía abuela). Como en ese entonces era muy pequeña tengo pocos recuerdos; una casa oscura, no tenía luz, ni agua y mucho menos alcantarillado. Nos alumbrábamos con velas, tomábamos agua de la noria y nos bañábamos en el río o un canal que había al lado de dicha casa.  De adolescente y  de joven regia estupenda, pasé mayormente mis vacaciones en mi querido Licantén, con idas diarias al río aunque en ocasiones nuestros paseos eran al cerro, en busca de avellanas, maqui u otro fruto silvestre. Como provisiones, llevábamos un jarro de “porcelana”, harina tostada y azúcar; si en el trayecto encontrábamos alguna vertiente  nos hacíamos una rica y fresca “agüita con harina”, si no la encontrábamos, pedíamos agua en alguna casa.Otra de nuestras entretenciones, consistía en caminar por la línea del tren, o por los durmientes en los puentes, donde mas de uno se caía graciosamente.En los atardeceres estivales, generalmente se instalaba una feria con los típicos juegos de pago. La música inundaba el lugar, con animadas canciones; los más osados dedicaban canciones románticas a la enamorada (ahora que lo pienso, nunca me dedicaron una, parece que no tuve enamorados jajajajaj) Lo hermoso de esta etapa de mi vida, es que encontré grandes amigos, conviví con personas muy diferentes a mi en todo sentido: edad, nivel socioeconómico y cultural, nunca fue motivo de separación, rivalidad o sentirse superior, ni inferior. Lo lindo de aquella época: todos éramos iguales. 
Vacaciones
Autor: Luz Lobos  188 Lecturas
Corría el año 1983 aprox y un día 11 de septiembre, nos aprestábamos a almorzar mis hermanos mellizos, mis padres y yo, cuando un vecino golpea la puerta y me cuenta que en Recoleta había mucha gente. Como en aquella época era un poco copuchenta, fui a ver junto al amigo y hermanos, qué pasaba.Vivíamos cerca de los Cementerios y desde hacía algún tiempo se hacían romerías al General.El asunto es que íbamos los cuatro muy entusiasmados, puesto que por eses lares nunca pasaba nada; casi al llegar a la esquina, nos dimos cuenta que venía un tumulto en dirección a nosotros. Patitas pa’ qué te quiero, dimos media vuelta corriendo en dirección a mi casa; entran mi amigo, hermanos y yo, pero no alcancé a cerrar la puerta y …comenzaron a entrar decenas de personas. Había gente en el patio, comedor, cocina, escalera, segundo piso y baño (sólo se salvaron los dormitorios) el olor a bombas lacrimógenas había inundado el ambiente, niños, adultos, algunos (la gran mayoría opositores a la dictadura), vecinos y transeúntes pocos, llenaron los espacios. Mis padres, estaban muy molestos, por lo que me subí al techo para mirar si los carabineros ya se habían retirado; al confirmar que era seguro, le pedí a los invasores que se fueran. Muy educados, agradecieron la hospitalidad a los “compañeros dueños de casa “ y salieron.  El comedor  quedó hecho un desastre, algunas alcachofas que estaban servidas terminaron en el suelo, junto a restos de claveles rojos. Mis padres que eran pinochetistas, estaban furiosos conmigo por haber dejado entrar a esos comunistas (jajajaj siempre se ha llamado comunista a todo aquel que no es de derecha). Estuvieron como un mes enojados conmigo, pero… ¡¡¡ Qué culpa tenía yo!!! Así fue como cada 11 de septiembre, nadie entraba o salía de la casa entre las 12 y 16 hrs.Ku
11 de Septiembre
Autor: Luz Lobos  234 Lecturas
En una mezcla de recuerdos y fantasía,mi cabeza corre a 100 kph y me lleva a esa tarde de verano… Puedo ver mi rostro reflejado en tus pupilas claras.Siento tus manos recorrer mi espalda desnuda, bajo la delgada blusa. Tus labios envuelven los míos en un cálido beso. Aspiras profundamente el cigarrillo y entregas el humo directamente a mi boca ávida de recibirlo. Permanecemos uno al lado del otro,en un silencio que llena todos nuestros espacios. Ha comenzado a oscurecer y la brisa se hace más fría….No existe mas nada, sólo tú y yo, la humanidad bajo nuestros pies se ha esfumado, al igual que el humo del porro.  Nuestros cuerpos permanecen entrelazados, el tiempo se detiene, no hay palabras, no las necesitamos, manos, labios y miradas se expresan, se funden en un abrazo, mi cuerpo se pierde en el tuyo, o quizá es tu cuerpo el que se funde en el mío. 
Tú y yo
Autor: Luz Lobos  149 Lecturas
Esta ha sido sin duda, la más grande de mis fobias. Durante casi toda mi vida me vi envuelta en situaciones riesgosas por tratar de huir de hombres que se veían borrachos. Demasiadas veces me bajé del metro o micro sin pensarlo siquiera. Recuerdo una  tarde noche,  en que me bajé  con mis hijos  pequeños en un barrio peligroso, que además estaba muy oscuro, sólo porque subió un grupo de jóvenes que se notaba, venían de un tercer tiempo. Una noche viajaba en bus a La Serena, con mis hijos y una sobrina.  Saliendo recién de Santiago,  comencé a sentir olor a alcohol (y no era gel, del que usamos en la actualidad) lo que me descolocó de inmediato. A cada minuto, miraba hacia atrás para ver que las chicas estuvieran bien; el viaje se hacía interminable y, mi guata y corazón estaban descontrolados, mi temor irracional (así son las fobias) no me permitía relajar. En una de mis tantas miradas hacia atrás, veo que la mano de uno de estos tipos se dirige en dirección de las chicas y yo sin pensarlo, me paro y con un grito que salió de mi alma, les digo ¡¡¡CON MIS NIÑAS, NO!!! Rápidamente las tomo y llevo hasta mi asiento. En ese momento todo mi cuerpo tiritaba, pero mi ser de madre, la leona defendiendo a sus cachorros me mantuvo firme. El bus en un silencio sepulcral, no se escuchaba nada, excepto uno de los cura’os, que decía : “perdone señora, sólo quería que me pasara la botella que se me había caído” (léase con voz de borracho)Ante tal escándalo apareció el auxiliar, quien sólo expresó que sabía cual era su trabajo; mientras mis hijos, sobrina y yo compartíamos  dos asientos. Tirité más que “canasto de guatitas” por los eternos kilómetros que había hasta el siguiente control de carabineros, donde los bajaron con algo de resistencia, pues uno de ellos no quería bajarse. Finalmente bajaron a ambos y así pudimos recuperar los asientos. A pesar de que ya no estaban, mi corazón y estómago siguieron revolucionados, igual algo temerosa de volver a encontrarlos.  Los que conocen de este terror, siempre me hacían comentarios acerca de lo ridículo de esto, de lo fácil que era deshacerse de ellos, etc. Durante muchísimos años me pregunté el porqué de este temor,  y no lo vine a entender hasta hace algunos añitos. Después de meses de terapia con el sicólogo y la ayuda de otra idem, logré descubrir la razón. Ahora ese temor es mucho menor y debo decir que puedo controlarlo; soy capaz de reconocer que   el peligro al cual creí me enfrentaba, no es tal.
Los cura’os
Autor: Luz Lobos  181 Lecturas
Una de mis no cualidades es llegar casi a la hora, o a tiempo….. en fin la perfección no es lo mío. A mis casi 18 había quedado en la U, por lo que debía hacer los trámites de ingreso y,  dispersa como siempre, fui a última hora a matricularme (soy la típica chilena)Como la tecnología estaba en pañales había que realizar los trámites personalmente.Recuerdo haber entrado en  una sala donde había varios jóvenes en silencio completando la documentación exigida. Como me había perdido las instrucciones le pregunté al chico que estaba a mi lado por algunas dudas que tenía y aparte de aclararlas,  me comenta que debía entregar unas fotos carnet, las que por supuesto, yo no llevaba y tampoco andaba con el dinero suficiente como para sacarlas en ese momento. A veces soy rápida para solucionar y se me ocurrió la genial idea de pedirle prestado el dinero a dicho chico, comprometiéndome a devolvérselo cuando entráramos a clases, gracias a su buena disposición pude gestionar todo sin problemas.  Lo que yo no sabía, es que alguien había escuchado lo sucedido y se había formado una muy mala impresión de esta tierna adolescente. A ella le llamó tanto la atención que una chica fuera capaz de hablar y además pedirle plata a un desconocido!!!! Tanto la sorprendió que apenas salió de la sala le comentó a su hermano y a un amigo (que la acompañaban) que había conocido a una galla super fresca. (¿?) Bueno pasaré a contar que ella, llega a su primer día de clases, emocionada entra a la sala y ………. Ohhhhhh!!! , la fresca era compañera. Cómo tan mala suerte!!!! nada que hacer, igual entre noventaitantos compañeros no la notaría. Pero sí la notó y vio que era como ella, como todos, que no era fresca y la invitó a trabajar en su equipo y la hizo su amiga y fumamos del mismo pucho y nos hicimos yuntas y no nos separamos nunca mas hasta el día de hoy, convirtiéndonos en amigas por siempre.                  Quise relatar este episodio, porque, creo que en ocasiones asusto o doy una primera impresión equivocada, y que cuando me conocen un poco mas, también ajajajajBroma aparte, a través de ella represento a los grandes amigos que la vida me ha entregado, algunos de casi toda la vida, otros de muchos años y también de hace poco. Los que me han remecido en mis tiempos oscuros, los que llenaron de risas mis momentos tristes, a los jovenes con su lozanía, en fin a toda las personas lindas que forman parte de mi historia. PDMe demoré en encontrar al chico que me salvó con las lucas ($), pero se las devolví . 
Los amigos
Autor: Luz Lobos  176 Lecturas
Les ha pasado que tienen claro lo que va a pasar, pero igual lo hacen??? A mi, mas de lo que quisiera.Estaba haciendo la práctica profesional número no se cuánto (hice varias) en compañía de mis mejores amigas de esa maravillosa época universitaria (Gloria, María Elena y Quela) como se acostumbraba entonces, debíamos agradecer a la comunidad escolar el haber recibido con excelente disposición a este grupo de practicantes de la mejor de las Universidades (obvio la “Chile” )En un acto solemne y frente a todo el establecimiento, que no era pequeño, había que leer un discurso con toda la parafernalia correspondiente. Lo llevamos a votación, puesto que éramos hartos practicantes y……. perdí!!!! Debía leer dicho discurso.El escrito era muy bueno, lo habíamos redactado entre todos. Luego del típico saludo a autoridades y comunidad escolar decía: “En nombre de mis compañeros y en el mío propio…etc. El cuento es que cada vez que lo practiqué me equivocaba en la misma parte: “en nombre de mis compañeros y yo” y de ahí mi risa característica.  Llegó el día  y frente a cientos de niños, profes y directivos comienzo con el  discurso; todo bien hasta que llego a: …En nombre de mis compañeros y ….. yo  ……wuajajajajaj jaja hahaha y no pude seguir, aplausos y vítores de parte de los alumnos. No recuerdo bien si le pasé a una compañera para que siguiera leyendo o ella me lo quitó. Lo tragicómico de la situación , es que a mi compañera le sucedió lo mismo que a mi, mas risas de los niños y enojo de la que debió terminar el discurso (sorry amiga por siempre) mientras que ambas risueñas chicas, permanecíamos abrazadas con ataque de risa, detrás de un pilar. Ayyyyyyy!!!!!! después de semejante traspié, no sabía donde meterme, porque si alguien no me conocía, ahora me había hecho famosa. 
Cosas que pasan
Autor: Luz Lobos  185 Lecturas
 ...Debo decir que ese lapsus de  treintaitantos años, tampoco estuvo tal mal . Fui soltera por mucho tiempo, en una situación que en cierto modo me acomodaba. Tenía casa, comida, libertad, trabajo, amigos e hijos postizos. Todo iba bastante bien, hasta que un día, uno de mis hermanos, (Ramón) me invitó a un matrimonio en Talca.  Se supone que el evento era a todo trapo, vacunos, aves y otros manjares llenarían las mesas; la verdad fue un matrimonio muy lindo, una entretenida orquesta nos mantuvo prendidos bailando a mas no poder, corría el copete, pero de comida??? puras pequeñas exquisiteces, que no cubrieron el consumo alcohólico.Mi hermano, siempre muy celoso de moi, como que me anduvo descuidando y yo que soy una atractiva woman, no tardé en encontrarlo a él: un joven buen mozo, con una postura de autosuficiente e interesante. El asunto es que me sacó a bailar  y ya no nos separamos mas. La fiesta terminó de madrugada y los invitados de fuera nos fuimos al depa de los novios, obviamente llevé a mi compañero de baile, permaneciendo juntos hasta el amanecer, continuamos con la típica ida en grupo al mercado a comer mariscos (jamás me han gustado los crudos) pero ahí estaba yo. Mi hermano ya estaba en condiciones y nos preparamos para volver a Santiago, pero antes fuimos a almorzar los tres. La hora del regreso se acercaba y debíamos separarnos. En esa época los celus no existían y los teléfonos de casa, eran escasos, por lo que quedamos en escribirnos. Y pucha que nos escribimos!!!! Cada vez que podíamos, viajábamos para estar juntos y así sin darme cuenta: me había enamorado.No pasó mucho tiempo y nos casamos. ¡¡¡Ya no podíamos vivir separados!!! Al cabo de dos años llega el primero de mis amores, mi princesita y nueve años después, mi niñito hermoso.Como en la vida no todo es color rosa (en todo caso prefiero el negro, combina con mi alma jajaj) las relaciones humanas, la comunicación y otros factores terminaron por fracturar este hermoso amor.Para los que no han pasado por este proceso, debo decirles que es doloroso, pero necesario. Lo importante de mi proceso es que mi familia, aún cuando no vivimos bajo el mismo techo, sigue siendo una familia, con lo bueno y lo malo, ya no hay ese amor, pero sí el cariño de una vida juntos  Y así volví a Licantén.
Licantén, parte 2
Autor: Luz Lobos  204 Lecturas
Durante un lapsus de treintaitantos años abandoné a mi Licanten querido , cómo pasó esto??? Paso a contar en mi tercer relato. Corría el año 85 y éste había sido un lluvioso año (antes los inviernos lo eran). Fue tanta la lluvia que el Mataquito no pudo contener el furioso raudal de sus aguas que terminó desbordándose a más no poder, inundando todo su paso, los potreros, sus calles, entró en las casas dejando ruinas y desconcierto.Como buena Licantenina que soy quise ir a colaborar, así es que apenas pude tomé mi bolso y partí.Ya habían pasado algunos días desde el suceso, pero igual el panorama era desconsolador. Barro por todas partes, la casa de mi tía no estaba habitable obvio, el agua y el barro había llegado muy arriba en la casa, razón por lo que la familia estaba viviendo en una mediagua en en la zona alta de Licanten.Les confesaré que una de mis fobias es el viento (de hecho prefiero un terremoto que un temporal) y mi suerte no podía decir otra cosa y mi primera noche fue de temporal!!!Les encargo lo descompensada que estaba: vestida, con el bolso en la mano, fumando como carretonera, mientas el resto de la familia seguía como si nada. De sólo recordar se me aprieta la guata, las horas eran eternas y mi cabeza loca no se controlaba, quería salir de ahí, me quería ir, no quería estar ahí, no quiero volver aquí y quizás cuántas cosas mas me dije esa interminable noche. Después de la tempestad viene la calma, que cierto es, al otro día había solsito, pero igual me fui y no regresé hasta hasta el verano del 2017. Acompañando a mi madre, hermanas y sobrino partimos de vacaciones a Curepto, pueblo cercano a ya saben qué lugar, faltaban algunos kilómetros para llegar y le digo a la familia que pasáramos  a saludar, me dicen que no, que otro día, que lleguemos a destino primero, etc. Parece que algo de cariño me tienen, porque pese a las negativas accedieron a mis deseos. Debo decir que fue maravilloso, el pueblo distinto, la casa distinta, pero la tía Ema, la Marlene (mi prima) eran las mismas, fue como si el tiempo no hubiese transcurrido, sentí la calidez, el cariño y ese vacío, ya nunca existió; ya no dejé de ir, lo hacía casi fin de semana por medio, hasta que ohhhh noooo!!!!, vino la pandemia y sus respectivas cuarentenas, por lo que ya no viajo tan seguido como quisiera, pero cuando puedo me arranco a inyectar la energía que me entrega.
Licantén
Autor: Luz Lobos  190 Lecturas
Hace un poco mas de 6 décadas, en las tierras de Pablo de Rokha, Licantén City, nace una pequeña y hermosa niña, o sea yo. Según cuentan mis hermanos, no me habría traído la cigüeña, si no un helicóptero. Siiiiiiii leíste bien, un helicóptero. En aquella época no había carreteras, ni caminos asfaltados como ahora, por lo que los veraneantes de Vichuquén, que eran y siguen siendo de clase acomodada, enviaban a sus choferes con sus autos, mientras ellos viajaban, obvio en  helicóptero.El asunto es que mis hermanos que estaban fuera de la casa esperando el magno evento, que yo naciera….. sucede….he ahí la magia, justo cuando se escucha mi primer llanto, dicho artefacto sobrevuela el rancho de la abuela, dejando a todos sorprendidos, anonadados, razón por la cual durante muchos años creyeron a pie junto, en esta versión.La verdad es que mi llegada no fue ni mágica, ni menos romántica. Como el pueblo era pequeño no tenía hospital y lo más cercano a un profesional de la salud, era un practicante (aún no cacho el porqué del nombre) El cuento es que el hombre en cuestión, no estaba en condiciones de nada, pues estaba borracho (no me consta, obvio) por lo que su labor habría consistido sólo en dar las instrucciones a mi tía que hizo el trabajo de partera. Nací y gran parte de mis veranos de niña y adolescente los viví en este hermoso lugar. Crecí junto al Mataquito, aprendí a nadar, a remar, pasé muchas  estivales tardes en compañía de la familia y amigos, disfrutando del sol, (amo el sol), del agua fresca y de las gratas conversas. Llegar hasta el río no era tan fácil, había que cruzar 3 potreros donde te entierrabas o embarrabas dependiendo si estaban o no abiertos los canales de regadío, en fin lo único que nos importaba era llegar a esa extensa playa de arena, donde éramos felices y libres….El regreso igual era entretenido, sacábamos mora o nos apropiábamos de algunos choclos, con el beneplácito del hijo del dueño del predio (mantengo anonimato para no dañar la imagen)  Para los más jóvenes que me leen, les cuento que el baño era estilo Shrek, no tenía ducha, ni lavamanos, por lo que usábamos una ducha  rústica  artesanal, hecha de una lata de café con orificios. El primero en bañarse le tocaba agua tibia  (la manguera quedaba al sol) y el resto agüita fría nomás. Cuando comenzaba a oscurecer, nos emperifollábamos pa’l carrete. Vueltas alrededor de la plaza, buscando con ojos ávidos al mino o mina que nos gustaba, alguna previa loca con su Martini bajo el gran sauce cómplice de estos menesteres, luego la disco!!!!!Cuboli (cuerpo de bomberos de Licantén) era la disco que nos albergaba por las noches, donde bailábamos año tras año los mismos cassette’s, donde esperábamos los lentos para poder abrazarlo (tampoco lo nombraré ) 
Mi llegada
Autor: Luz Lobos  234 Lecturas
Dicen que la ociosidad es la madre de todos los vicios. 🤔me asalta una duda eso si, escribir vendría siendo vicio??? Da igual, total soy viciosa y por estos días terriblemente ociosa. Postrada en mi camita y enclaustrada hasta que ya no contagie, estaré escribiendo las ideas que vayan surgiendo, así mato mis largas horas de soledad y revivo recuerdos de mi infancia y juventud. Los que me conocen en mi intimidad saben que soy la número 8 de 10 (no había métodos anticonceptivos) de haberlos habido, estoy segurísima 😱😱😱 siiiiiii yo no estaría!!! pero como mi santa madre no usó “aquí toy”Desde pequeña, (al igual que mis hermanos, primos, sobrinos y demases) recibía un dinero que en primera instancia usaba para jugar en familia las tardes de domingo. Dominó, lota, cartas y la famosa pirinola toma todo, eran los juegos preferidos (he ahí lo lúdica de mi travieso ser🤭🤭) La mesa nos reunía y en la cabecera el gestor: mi padre, quien nos enseñó a jugar. Pasábamos largas horas en este menester, muchas veces los mas peques, mis hermanos mellizos y yo, quedábamos en banca rota y en un mar de lágrimas, mi pá, muerto de la risa, nos volvía a dar la plata que nos había ganado 😍😍😍El juego terminaba abruptamente cuando mi mamá,  que nunca jugó con nosotros 😡😡(se han fija’o que las mamás de antes siempre estaban haciendo cosas) llegaba con las tazas pa’ tomar once y na’ que hacer. Tuvieron que pasar cuarenta y tantos años para que ella jugara!!! 🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️Recuerdo que en una época el ganador debía lavar los platos, que dicho de paso, eran una montonera (primer y segundo plato, multiplicado por…..hartos,¡¡puchas que se comía bien!! y hasta flaca era) Mas de alguno se preguntará por qué al ganador le tocaba el lavado de loza, simple, imagina perder tu platita y además que te tocara trabajo adicional 🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️Cuando era una ni tan tierna adolescente junto a mi querida amiga, compinche y sobrina Rosa María, no teníamos una entretenida técnica para hacer grato el trabajo del lavado del arsenal de loza, ésta consistía en que la que estaba libre, le hacía un mini show a la otra, nos disfrazábamos, actuábamos, cantábamos,  contábamos chistes, etc. nos reíamos mucho, no recuerdo cómo se nos ocurrió, pero de que lo pasábamos chancho, no hay duda 🤭🤭Mientras revivo y escribo, no puedo dejar de sonreír desde mi arrugada y añosa niña interior.
El comienzo
Autor: Luz Lobos  196 Lecturas

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