Vacaciones
Publicado en Nov 18, 2022
![]() ![]() Las vacaciones de verano comenzaban el 2 de enero y duraban hasta los primeros días de marzo; fue en uno de estos veraneos donde nací :)
Mi papá debía contratar dos taxis para llevarnos a la Estación Central, eso de ser una familia numerosa… Nos levantábamos y salíamos tempranísimo, aunque el tren no partía hasta las 10 mas o menos; tipo 13:30 llegábamos a Curicó y ahí debíamos esperar hasta las 16:00, hora en que partiría el ramal a Licantén . Entre andenes almorzábamos los típicos pollos fiambre, huevos duros y otras preparaciones de mi santa madre. Nos aburríamos como ostras, la única entretención era mirar a las personas que subían y bajaban de los distintos trenes, mientras mi madre, trataba de mantenernos seguros, y lo consiguió!!! todos salimos vivos de estas odiseas. El viaje en tren era maravilloso, gran parte del camino se podía ver en gloria y majestad, el río Mataquito a la izquierda, mientras que a la derecha del camino se divisaban vacas, caballos, ovejas, chanchos y algunas aves de corral. Como adolescentes, con Toño (2años mayor que yo), Juan y Ramón (entonces 2 años menores que yo, jajajajaj) nos escabullíamos para ir a fumar escondidos en la pisadera. En mis primeros años íbamos a una localidad llamada Docamavida, a la casa de la abuelita Maruca (que en realidad era tía abuela). Como en ese entonces era muy pequeña tengo pocos recuerdos; una casa oscura, no tenía luz, ni agua y mucho menos alcantarillado. Nos alumbrábamos con velas, tomábamos agua de la noria y nos bañábamos en el río o un canal que había al lado de dicha casa. De adolescente y de joven regia estupenda, pasé mayormente mis vacaciones en mi querido Licantén, con idas diarias al río aunque en ocasiones nuestros paseos eran al cerro, en busca de avellanas, maqui u otro fruto silvestre. Como provisiones, llevábamos un jarro de “porcelana”, harina tostada y azúcar; si en el trayecto encontrábamos alguna vertiente nos hacíamos una rica y fresca “agüita con harina”, si no la encontrábamos, pedíamos agua en alguna casa. Otra de nuestras entretenciones, consistía en caminar por la línea del tren, o por los durmientes en los puentes, donde mas de uno se caía graciosamente. En los atardeceres estivales, generalmente se instalaba una feria con los típicos juegos de pago. La música inundaba el lugar, con animadas canciones; los más osados dedicaban canciones románticas a la enamorada (ahora que lo pienso, nunca me dedicaron una, parece que no tuve enamorados jajajajaj) Lo hermoso de esta etapa de mi vida, es que encontré grandes amigos, conviví con personas muy diferentes a mi en todo sentido: edad, nivel socioeconómico y cultural, nunca fue motivo de separación, rivalidad o sentirse superior, ni inferior. Lo lindo de aquella época: todos éramos iguales.
Página 1 / 1
|
Daih
Manera de expresar el relato. En un estilo costumbrista paseas al lector en el
Paisaje tanto ambiental como el social. Eso es
Muy importante,
Lo logras con mucha facilidad,
Sin explayarte ni describir profusamente, queda clarísimo el sentido
Social, cultural, anímico y sobre todo lo fraternal de las relaciones.
Excelente estimada!! Me encanta!!
juan carlos reyes cruz
Y no puedo dejar de reparar con bastante agrado que en el final destaques ese sentimiento solidario de haberse comportado todos en un ambiente común e inclusivo.
Un abrazo gigante.
Luz Lobos
Un agrado compartir con personas como tú mis vivencias y reflejar algunas de las tuyas.
Abrazo a la distancia.