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Pasaste a mi lado un día, sin mirarme ni sonreír. Y hace tan poco, decías. -Sin ti, no puedo vivir-. Sin mirarme ni sonreír, como si yo no existiera, te sentaste junto a mi en una tarde cualquiera. Ante esta tumba, ignorada, hoy de nuevo, coincidimos, dejaste un ramo de flores Seguiste triste, el camino. Ni una sola vez posaste, en mi rostro, tu mirada, ni una palabra salió, de esa, tu boca sellada. Una duda me atraviesa y no hay mucho que me asombre, Sobre la lápida oscura.... alguien escribió mi nombre. Rafael Sanzio, de Urbino, creció rodeado de esbozos, pinceles, caballetes, pinturas y todo lo que se puede hallar en un taller de pintura. Su padre, se dedicaba a plasmar retratos y paisajes sobre muros, telas o madera.. Atento y observador, adquirió los conocimientos básicos y niño, aún, ingresó al taller del Perugino. Fue arquitecto, dibujante y pintor, más joven, pero contemporáneo de Leonardo y de Miguel Ángel, en postrimerías del siglo XV y comienzos del XVI, pleno renacer italiano. Sus trabajos, de gran belleza y calidad, lo tenían permanentemente ocupado y se le confió la pintura de las estancias papales, en el vaticano. Recorría, el artista, la ciudad, en busca de rostros y figuras para integrarlas a sus composiciones pictóricas. Cerca de un antiguo puente, de la última casita, junto al río, llegó a su olfato, el apetitoso aroma del pan recién horneado. En ese humilde lugar, descubrió a Margarita Luti, hija del panadero y a cargo de la venta de pan,. La fornarina, se convirtió en su musa inspiradora y a pesar de estar comprometido, esta pasión, señaló un antes y un después en su vida. A partir de ese momento, se convirtió en la modelo de todas sus obras que cobraron mayor perfección y realismo. Imprevistamente, el papa, llegó a las estancias para ver los murales. Lo sorprendió ver el mismo rostro, multiplicarse en las vírgenes que pintó el artista y preguntó, quién era esa mujer. Rafael, contestó, -Ella es mi musa inspiradora, la que me da fuerza y anima mi existencia. El papa tuvo que darse por satisfecho. La Transfiguración, considerada la más acabada y representativa, fue su última obra. El exceso de trabajo y una vida desordenada, lo llevaron a una temprana muerte, a los 37 años. Su amante, a quien favoreció en su testamento, se retiró a un claustro. Por breve tiempo, hasta que el destino los reunió en otra dimensión, Abrumada por la angustia, en busca de algún lugar, donde encontrar un refugio, que sea remanso de paz. Caminando contra el viento, en esa mañana fría. Ensimismada, la gente, en sus propias fantasías Ráfagas de helada lluvia, comienzan pronto a caer. La imponente catedral, es fin de su padecer. Sube los quince peldaños de oscuro mármol, pulido, por los roces del calzado, de miles de peregrinos. De rodillas, logra ver la rica ornamentación inútil esplendidez, para el humilde Señor. Auque sea hijo de Dios, nacido en triste pesebre, sin afición por el lujo, arrojó a los mercaderes. Su espíritu no se acomoda al brillo y suntuosidad. Para el alma dolorida, no es el ámbito ideal Pocas flores naturales, en la antigua y pobre ermita, cirios que apenas alumbran. El entorno que precisa. Consigue la ansiada paz, la que su alma necesita para elevarse hasta el cielo en una oración sencilla. Me llegó una entrada para la presentación del libro “Betty Boop” de Claudia Piñeiro. Este personaje, surgido de la creatividad de Max Fleischer en 1930, caricatura de una actriz y cantante contemporánea, Helen Kane, en poco tiempo se convirtió en un éxito. Encarnaba a una mujer muy sexy, lo que en años posteriores, en un rebrote puritano de los censores del país del norte, tuvo sus detractores implacables y consecuentes prohibiciones. Mae Questel, joven maestra del Bronx, solía imitar a su admirada Helen Kane, esa afición tuvo tanto éxito que pese a la oposición de su familia, dejó el magisterio y se dedicó al vodevil En una de esas circunstancias, la descubrió Max Fleisher, productor de Hollywood. Sorprendido por las cualidades de la joven, le propuso doblar al nuevo personaje, lo que hizo a plena satisfacción durante el tiempo que se editó. También imitó a Oliva Olivo, la novia de Popeye y también al comedor de espinaca, cuando el que lo hacía, originalmente, Jack Mercer, se incorporó a las filas, en la S.G.M. Mae Questel, volvió a doblar a Betty Boop en 1980 en “Quién engañó a Roger Rabbit”? Murió en 1998 en Nueva York Oh el amor, el amor! Ya me lo veía venir. En cuanto, Jo, mi hijo menor, próximo a graduarse, comenzó a zumbarme alrededor. –Mañana conocerás a una chica increíble! Es preciosa, es… es… Yo que me considero amplia, empecé a temer por él, ya sabemos que un bien tan codiciado, es difícil de guardar y menos de retener. Cuidé hasta el último detalle de mi arreglo personal, no para competir con la chica 10, si para estar a la altura de las circunstancias y para la foto. Joaquím, exultante, dio su aprobación con un sonoro beso en mi mejilla. Al llegar al salón, me acompañó hasta el sitio reservado para los familiares y enseguida se fue, requerido pues participaba del coro universitario, a cargo de la apertura de la ceremonia. Los sitios vacíos a mi alrededor, fueron ocupados. Con disimulo, trataba de descubrir, entre tanta gente, a la joven que con su belleza y demás cualidades, había hecho claudicar el corazón de mi joven vástago. Ubiqué varias chicas preciosas, pero ateniéndome a su fervorosa descripción, nada era suficiente. A mi izquierda, un señor, miraba con insistencia su reloj impaciente por acompañar la entrega del título a su hijo. A mi derecha, se ubicaron dos jovencitas muy sencillas y calladas. El coro universitario, inició jubilosamente el “ Gaudeamus igitur / juvenes dum sumus”….. Antes de que Joaquim fuera llamado a recibir su título, me levanté, como estaba previsto, para compartir juntos ese grato momento. Las felicitaciones, besos, los flashes, la emoción, me sumieron en un estado de mágica euforia. Entre lágrimas escuché decir a mi hijo –Ya se conocieron? Volví la cara, a mi lado estaba una de las chicas, casi insignificante, que ocupó el asiento contiguo al mío. Duerme el niñito en la cuna que su padre construyó con manos de carpintero, y proyectos de ilusión. Para que descanse el hijo, después del día ajetreado, entre juegos y corridas, con niños del vecindario. No le temen a los monstruos ni a los grandes dinosaurios. Tienen a mamá y papá y nada puede asustarlos. Duerme el niñito en su cuna. Está la noche, cerrada. La luna también se duerme entre nubes acolchadas Un duende, asoma curioso, la nariz, por la ventana y en la garganta del niño, provoca la carcajada. Se ha despertado, su madre, para saber lo que pasa. El niño duerme tranquilo. Ella regresa a su cama En la infancia solitaria, horas de contemplación, en el vaivén de las olas, la mirada, se extasió. Una mirada curiosa. Descubría la belleza, en la sencillez sublime que brinda Naturaleza. Una mirada distinta adoptó en lo personal, para trasmitir a su arte, el don de lo natural. De los clásicos patrones, de la danza, se alejó. Impuso su nuevo estilo. El público, la aclamó La esencia del arte griego, en la danza incorporado, filosofía de vida, de artificios, despojada. Mente y espíritu son, los motores de su cuerpo. La elevan hacia la luz, meta de su pensamiento. Sin maquillaje, descalza, rubia cabellera, al viento. Leve túnica de seda, flota alrededor del cuerpo. En la vida de la Ninfa, la tragedia, es recurrente desde su mas tierna infancia, hasta el día de su muerte. A buscar placer y amor, junto a su última conquista, en el auto que él conduce, por una calle de Niza. El cuello de blanco cisne, envuelto en un chal de seda, provoca trágica muerte, al engancharse en la rueda. El 24 de abril de 1925, en La Sociedad Rural de Buenos Aires, Argentina, se inició una travesía que iba a durar 3 años, 4 meses y 6 días. El objetivo era Nueva York, los protagonistas, un incansable e inquieto profesor suizo, Aimé Tschiffley y dos rústicos caballitos criollos, Gato y Mancha, de 16 y 15 años. Estos, provenían de Chubut, en la Patagonia y el estanciero y criador, Emilio Solanet, los había comprado a un cacique tehuelche. Después de hacerlos domar, los cedió a su amigo Aimé para la aventura que tenía en mente. El viaje, fue una odisea. En muchos tramos sobre la cordillera de los Andes, por terrenos escabrosos, con temperaturas hasta -18 (°C) y alturas superiores a los 5000 ms. los caminos, en pésimas condiciones, cuando existían. El desierto de arenas candentes, sin agua ni pastos y temperaturas de 52 (°C) a la sombra. El profesor, no llevaba carpa, en esa época eran pesadas y complicadas para armar. Hacían un promedio de 46 kms / día. Aimé, llegó un 20 / 09/ de 1928 a la Quinta Avenida montado en Mancha. Gato, por la coz de una mula, quedó lesionado en México. En esos mas de 3 años, atravesaron 20 países y demostraron que todo lo que se emprende con voluntad y disciplina, llega a un buen final. El regreso de Gato y Mancha a Bs As. en barco, fue el 20/12. de ese año. Años más tarde, Aimé volvió a la estancia de su amigo, Solanet. Desde la tranquera, silbó como acostumbraba para alertar a los equinos. Aparecieron los dos, al trote para recibirlo. Gato y Mancha murieron en la década del cuarenta. Sus cuerpos, embalsamados, se exponen en el Museo de Transportes del complejo Enrique Udaondo de Luján, pcia de Bs. As. Lacia, tendida a sus pies, lloraba desconsolada. El frasco de fino aceite, en una mano, apretaba y los pies del Hombre, inerte, con la otra, acariciaba. La voz muy entrecortada, por espasmódico llanto, -“Solo viniste a sufrir” repetía hasta el cansancio. -De este mundo ya te has ido, en él no tengo cabida. Que hago para merecer seguirte en la nueva vida? Algo escucha, que le cambia, el llanto, por un suspiro.Su gesto, tenso, se afloja,y se vuelve, toda, oídos. Las lágrimas se han secado. Su imagen luce serena, Insinúa una sonrisa, confiada, la Magdalena. En la arena de la playa, mis pasos, dejaron huellas, a propósito, lo hacía, para que vos, las siguieras. Detrás de imponente roca, hallé refugio seguro. Ahí me senté, a esperarte. El cielo se volvió oscuro. La luna guió mis pasos, al volver, sobre mis huellas, que barridas por las olas, No te permitieron verlas. En vano estuve esperando, Era tiempo que volviera. Mi madre se puso triste al ver mi cara de pena. -Habrán muchas otras tardes Donde te sientas amada, No tienes que preocuparte, Anda y lávate la cara. Como es mi madre y la quiero, hice lo que me pidió. Como en mis tiempos de niña, En sus brazos, me acunó. Sus caricias y su arrullo Me hicieron adormecer. En el calor de su abrazo, se fundió mi padecer. Si pudiera, ahora, tenerla y en su pecho cobijarme. Hallar el dulce consuelo y del sufrir, aliviarme. No está y no tengo a nadie. La brisa, abre mi ventana y un tibio rayo de lunase posa sobre mi cara. Es posible que el libro que leí, me condicionara para lo que iba a sucederme. “La bella imagen”, de Marcel Aymé, me atrapó. Ficción, donde el protagonista, hombre maduro, casado, dueño de una floreciente empresa, con familia, amigos y amante, súbitamente, tiene un inexplicable cambio en su aspecto físico. Su entorno, lo desconoce y rechaza. A raíz de eso, pierde todos sus logros. De nada valen sus argumentos, con esa, su nueva imagen, apuesta y bella, tan diferente a la anterior, pierde su identidad. Salgo del edificio, donde trabajo y en la puerta casi tropiezo con una mujer de mi edad. - Hola! Que gusto verte! Exclamo, alegremente sorprendida. - Perdón, no se quién es.- La tomo del brazo, segura de que finge desconocerme. Me mira con temor. –Se ha confundido de persona… Me alejo, fastidiada por su actitud. Fuimos compañeras en la universidad, después, cada una siguió por diferentes caminos. Al principio, nos reuníamos con frecuencia, pero las crecientes obligaciones, fueron alejándonos cada día más. Dejamos de comunicarnos y ahora, que vuelvo a encontrarla, se niega a reconocerme. Una idea, de pronto, me inquieta. Habré sufrido la metamorfosis del protagonista del último libro que leí? Entro en el café de la esquina y voy hacia los sanitarios. Frente al espejo compruebo que sigo siendo la misma. Más serena, ocupo una mesa y pido un capuchino. Ante mi, se detiene quien se negara a reconocerme hace unos minutos. Me mira con sonrisa divertida. Por el contrario, yo, lo hago con cara de fastidio. - Alejandra, le digo, no soporto esas actitudes- - Alejandra?, claro, debí suponerlo, ella es mi hermana. Somos mellizas , por eso te confundiste. Te seguí para saber tu nombre. - Alejandra se va a poner muy feliz cuando le cuente. Aclarada la situación, me entera de muchas cosas, mientras saboreamos la aromática bebida, en un apacible atardecer. Voy cargando por la vida los errores cometidos por tantos antepasados que hicieron lo que han querido. Sin pensar en un futuro, ni en la herencia que dejaban a nuevas generaciones, que por vivir, esperaban. Desde Adán, en adelante, se cometen desaciertos que si me pongo a pensar, dejo de contar el cuento. Total, ellos ya vivieron sin respetar el mandato, ni oír la voz que alertaba: “Alguien va a pagar el pato” Entre tanto desatino, de ese perverso legado, solo me resta decir, ¡Rompamos con el pasado! Y así andamos por el mundo, tratando de remendar, con parches y con alambres, lo que otros hicieron mal. Nos dejaron de experiencia, “Lo que No se debe hacer” Reflexionemos, entonces, sin volverlo a cometer. A los diez años, mi padre, me dejó en este convento. El padre es la potestad. Su voluntad, mi tormento. Sometida a esa, mi suerte, sin esperar redención, Solo servir y rezar, hasta el día de mi muerte Resignada, a los veinte años, detrás de las celosías, sobre enjaezado potro, vi al que por siempre amaría Tanto garbo en esa estampa de belleza varonil, las dormidas sensaciones, se despertaron en mi. Era el capitán Bouton, me lo dijo Baltasar, mi propio hermano menor, que me vino a visitar. Cual sería mi ansiedad que el pequeño se apiadó Lo que hizo, no lo se, pero si, que lo logró. El capitán vino a verme. No lo podía creer, al tenerlo frente a mi, se desbordó mi pasión. Noches de gran frenesí, entre sus brazos viví. Pero tuvo que marchar y ya nunca más lo vi. Desesperada de amor, en extremo desamparo, cinco cartas le escribí, pero todo ha sido en vano. Resignada con mi suerte, pasaré lo que me resta, en este oprimente claustro, hasta el día de mi muerte. Por un momento fugaz, toda mi vida cambió. Al menos pude vivir un embeleso de amor Mariana Alcoforado, desde los diez años, hasta el día de su muerte, en el siglo XVIII, vivió en el convento de Beja, Portugal. Su hermano, Baltasar, la conectó con Noel Bouton, militar francés, conde de Saint- Léger, cuya sola visión, despertó su anestesiada femineidad. La ilusión fue breve, el volvió a Francia y no respondió a sus apasionadas cartas. Sor Mariana, llegó a Abadesa del convento. Murió a los 83 añosIntenté recrearla, de acuerdo a mi propia fantasía. Vengan los niños pequeños y los mayores, también, porque ha salido la estrella, que nos guíe hasta Belén Si alguna nube la oculta, eso puede suceder, cantaremos villancicos y que vuelva a aparecer. En el entorno festivo, creado por tantas voces, se hará mas corto el camino, se irá mas pronto la noche. Si algún pequeño se cansa o si hay algún dormilón, sin problema, lo acostamos sobre nubes de algodón. Llegaremos de mañana, nada nos puede desviar si la estrella nos señala, el camino por andar. En un humilde pesebre, la estrella se posará y sabremos con certeza, que es tiempo de Navidad. Duerme tranquilo el Niñito, José nos hará pasar. Uno, por vez, verá al niño. No se vaya a despertar...... Me visto toda de blanco esperando al bienamado. ¿Será que lo quiero tanto, por ser un hombre casado? Me hago a veces la pregunta Prefiero no responder. ¿Porque siempre estoy buscando lo que no voy a tener? Y si acaso, lo tuviera, ya no lo voy a querer? Soy, de las enamoradas, difícil de conformar, siempre escojo para mi, lo imposible de lograr Soy como esa soñadora que se niega a despertar. Enciendo velas azules. Esencias en los rincones. La música que nos gusta, a los dos, muy tenue, se oye. Las copas sobre la mesa, El vino descorcharás, cuando llegues y en mi boca, la tuya se saciará. Que frágil es la memoria! Carne débil, en esencia! Todo eso lo he aprendido de mis propias experiencias.. El día que decidí terminar la relación, en apariencia feliz, en realidad, de dolor Ese día, lo juré. Cerraría para siempre, un capítulo, en mi vida, que me hizo desear la muerte. Pedí ayuda, me la dieron y con ella conseguí salir de mis obsesiones. Al menos, eso creí No fue fácil, lo confieso. Puse tanta voluntad… Con el paso de los días, se iba haciendo realidad. Hoy que pasaron dos años llegaste sin avisar. Tal y como te recordaba. Me quedé sin respirar. No atinaba a responder lo que vos me preguntabas y tampoco a comprender… lo que en mi interior pasaba. Me rodeaste con tu abrazo y no opuse resistencia. Como de otra dimensión, tu palabra me llegaba. Redujiste mis defensas sin emplear armas pesadas. Solo dijiste “ Te quiero” y derribaste murallas. -Tuve un amor, hace tiempo,- me contó la Encarnación, un negro de rostro feo, de verlo daba pavor. Era el ser mas digno y bueno que en la vida conocí. Sus toscas manos, hicieron, bellas cosas para mi. Frutos, flores cultivó, en un pedazo de tierra que con esfuerzo limpió hasta arrancar la maleza. La convirtió en un vergel y el amo se la quitó, por tener ese jardín que mi negro, trabajó. De un pedazo de madera, como de hábil escultor, salían duendes, caballos, hasta labró un corazón encerrado en una mano, la suya y me lo entregó. Una noche, la recuerdo, yo no podía dormir, hacía mucho calor, en silencio me escurrí al patio de ladrillitos que apisonó para mi. El suave aroma de albahacas muy pronto me hizo soñar. Abrazadita a mi negro, salíamos a caminar. El, como siempre, descalzo, con el ritmo encantador de su cuerpo morenito contagiando su calor. Algo surgió en la maleza. Mi moreno reculó. Alcancé a ver a la bicha, que ondulante se perdió. Desperté de mi letargo por el grito que escuché La bicha que vi. en mi sueño, de nuevo la volví a ver. Reptó sobre los ladrillos y en la noche se perdió, Mi pobre negro, esa noche, en mis brazos expiró. Su rostro se volvió bello, como antes nunca lo vi, Era su espíritu hermoso manifestándose, al fin. Esta noche, si me duermo, no escucharé el galopar del camello formidable que monta el rey Baltasar. Tampoco el del más pequeño, que conduce el rey Melchor, cargando, como los otros, sus alforjas de color. El mediano, es de Gaspar, el más joven de los reyes, Dicen que es dócil y manso y que anda con paso leve. Hace días les dejé una carta que escribí Espero, alguno la lea. Ojala que sea así.! No quiero ningún juguete porque tengo demasiados y hay niños, en otras partes, que no reciben regalos. Y me dijo mi maestra que no tienen que comer, y vi en fotos de revistas que hasta se mueren de sed! Dios que mira desde el cielo, no lo debe permitir. Si todos somos iguales, nunca debiera ocurrir. Eso escribí en esta carta para los tres reyes magos, “a aquellos que nada tienen, les dejen lindos regalos” Lo encontró su amante fiel, una trágica mañana. Impaciente de esperarlo y una sensación extraña. Sobre la verde llanura, negros pájaros volaban, en círculos. Se acercó, algo atrajo su mirada. Oscuro presentimiento, le cerraba la garganta y en el estómago, un nudo, nada bueno le anunciaba. Los ojos mirando al cielo, rígido, sin expresión, sobre tréboles marchitos, Albertina, lo encontró. Las manos sobre la herida, que le produjo el acero, como queriendo atrapar, la vida, que tomó vuelo. En los ojos bien abiertos, de sorpresa, la expresión El murió sin comprender que hubiera alguna razón. Los lamentos espantaron a los buitres carroñeros, el más audaz, alcanzó a arrancarle un ojo abierto. Vació la cuenca su pico, con restos sanguinolentos Como reguero de pólvora, la mala nueva corrió. Esa jornada, en el pueblo, de otra cosa, no se habló. Albertina, convocada, tendrá que ir a declarar y ventilar muchas cosas de su propia intimidad. La familia del difunto, ha prohibido, terminante, que se acerque al velatorio, esa perdida, la amante. Pregunta desconsolada, mesándose los cabellos, ¿quién pudo matar a su hombre? si era noble y era bueno. De negro velo, cubierta, descalza, sigue al cortejo, No la dejan acercar, triste observa, desde lejos. Cuando todos se marcharon, de entre las sombras salió Hizo palas de sus manos, la tierra floja, apartó descubriendo, sin esfuerzo la madera del cajón. El que cuida el camposanto, al día siguiente encontró yerta y fría a la mujer, abrazándose a su amor. Hoy a esta otra, le dirás, lo mismo que me decías, Palabras apasionadas, que ciega, yo las creía. Tomada de la cintura, la llevarás como a mí, al lugar de los ensueños, donde me hacías feliz. Guiarás, hábil, su mano, en la sensual travesía de recorrer, sin pudores, tu viril anatomía. Si es de tonta como yo, creerá lo que le digas Y como yo, te dará todito lo que le pidas. Tan solo por retenerte, algo que no conseguí y causa de esta amargura, como dices por ahí Ojalá Dios te castigue, te haga perder el vigor No permita que otra pase, por lo que he pasado yo Miguel es de Pontevedra, en las rías de Galicia, allí nació y vive aún, feliz de honrar a su tierra Por sus venas de gallego, corre la sangre, briosa, joven, lleno de vigor. En contra, tiene una cosa. Lo preocupa la escasez, de su íntima anatomía, Algo que lo desconcierta y deprime cada día. Consultó con los expertos. Minimizan ellos, el caso, inaceptable adjetivo, que borró del diccionario. Obsesionado, una tarde, al volver de su trabajo, un anuncio lo sacude, no tarda en localizarlo. “Si no fue favorecido, por un error natural y el tamaño de su pene, dista de ser el normal, con el nuevo “Agrandador”, que le ofrece, nuestra firma, una etapa de esplendor, comienza para su vida” Anotó sin un error la forma de contactar y al momento le pasaron opciones para abonar Cumplidos los requisitos Impaciente él, aguardaba, Sin moverse de su casa,tras las ventanas, ojeaba. Llegó, como todo llega, más tarde que lo habitual A su inquieto corazón, le pidió tranquilidad. La caja, rectangular, era de treinta por treinta. Sin fotos ni descripciones, rigurosamente, envuelta. Rompió papel y a la vista, queda con la boca abierta. En lecho de terciopelo, una lupa, está dispuesta. Placer de andar en las sierras por caminos serpenteantes, que rodean las montañas hasta sus cumbres distantes, Entre nubes esponjosas que semejan algodón y deshacen en guedejas al soplo del ventarrón. Majaditas pastorean, en las laderas rocosas, buscan entre las hendijas algunas hierbas jugosas. Pastorcillo vigilante, empuñando su cayado, una alforja sobre el hombro, y la flauta entre los labios. Se eleva una melodía y se van las soledades. Acompaña mis andanzas en tan rústicos paisajes. Es tiempo de regresar. Ya se está poniendo el sol. Encuentro a mi pastorcillo que hace lo mismo que yo. Una cabra remolona, del rebaño, se ha apartado Presuroso, va a buscarla y ya la ha recuperado. -Acecha el puma, me cuenta, Está jugada y hambrienta, hace poco tuvo cría. ¡ En mis cabras, no se ceba!. Ya se concentra el pastor, Ya no se escucha la flauta. Pone toda su energía En conservar su majada. En el valle está el ranchito y el corralito de cabras, ahora urgidas por entrar y librarse de acechanzas. A pocos metros de ahí, espera mi camioneta. El pastorcito, gentil, me acompaña hasta la puerta Escucho su melodía, confundirse con la niebla. Mi boca buscó tu boca, sedienta de tus sabores,así apagar su sed loca en tus cálidos humores.Mis manos, sobre tu rostro, bajaron hacia tu pecho,recorrieron los caminoscon brújula de deseos.Mi cuerpo, buscó en tu cuerpo Placeres siempre anheladosse consumieron los dosy renacieron cansados.Fui callada y silenciosa.hasta la arena en la playa, ansiosa de sumergirmeen sus claras, mansas aguas.Me sorprendiste, de prontoy evitaste que gritaraTu boca, buscó la míacon ansiedad renovada Me sorprendió tu regreso.No esperaba tu llegada.Sentí caer sobre mí,como un balde de agua helada.El día que te marchaste,tampoco me lo esperaba,mandé clausurar las puertas,hice tapiar la ventanas.Contigo se fue la luzy no encontré otra manerade expresar lo que sentíque sumirme en las tinieblas.Así estaba en mi interiory así quise estar por fuera. No entrará un rayo de luz, hasta el día en que me muera. Salgo a caminar de nocheAhora, la luz me afecta. Ya se habituaron mis ojosa la oscuridad completa.De nada vale llorar.La vida da tantas vueltas..... Quise ser feliz contigo.También creí que tu, lo eras…Y sin embargo ya vesDe aquello, nada nos queda.Solo encontrarás aquíAmarguras y tristezas No, ya nada volverá a ser como antes era.No hay lugar en esta casa.Hice clausurar las puertas. Que bonito es que me quierasigual como yo te quiero.Somos personas adultasaunque no lo parecemos. Nos miramos arrobados,como dos adolescentes. Y sabemos que ha pasado, tanta agua debajo el puenteCuando despierta el amor,no importa la edad que sea,reverdece el corazóny el hielo se descongela.La sangre, corre en las venascon renovada emocióny a nuestros ojos, la vida,recupera la ilusión.Es otra oportunidadque se tiene pocas veces. No la dejaremos ir¡A disfrutarla con creces!.No temas al que dirán,De envidia, nadie se salva.la ocasión, llega una vezy siempre la pintan calva. Hace un año, exactamente,no se bien porqué razón,se me ocurrió, de repente,tomar una decisión.Lo hice a ciegas. En la vida,que llevaba, junto a vos,no vislumbraba objetivossuficientes, solo amor.Lo planteé, cuando llegaste.No se si te sorprendió,Porque nada preguntaste,Tan solo dijiste, -Adiós....Cambió mi sencilla vida.Encuentros, fiestas, reuniones...No volvió mi pensamientoa los pasados amores.Llegaron nuevos amigos,alegres, despreocupados.La finalidad común,Pasarla bien, sin cuidados.Al comienzo, me encantó.No afirmo que era felizPero ese cambio, a mi vida,la transformó de raíz.Hoy llegué de madrugada.Y no he podido dormir,A pesar de estar cansada,el sueño no vino a mi.Recuerdo, al ver el jarrónvacío, sobre una mesa,las flores que me traíasy alejaban las tristezas.Luego del beso amorosocon el que me despertabas,el rico aroma a café, que en la habitación flotaba.Tu hombría de bien, el pecho,donde yo me cobijaba,las veces que por errores,obtenía represalias.De esta vida me cansé.Vacía y sin sentimientoSi pudiéramos volverA lo que fue en otro tiempo..Tan solo cuando se pierde,lo que no se ha merecido,lo que no se ha valorado,se entiende que se ha perdido. Salió por una de las puertas secundarias del edificio, con uniforme de enfermera y un bebé recién nacido, entre los brazos. Hilvanaba sueños, proyectos de un futuro sin necesidades ni problemas para ese cálido montoncito, que latía acompañando sus propios latidos. Llegó hasta la cercana Terminal de ómnibus y se encaminó hacia el sector de sanitarios. Acomodó al niño sobre el mármol del lavatorio y se quitó el guardapolvo. De la mochila que llevaba sobre la espalda, sacó un jen y una remera. Frente al espejo, retocó el peinado y salió con al bebé. Un auto de alquiler, la condujo hasta un barrio cercano, allí la esperaba otro, particular, subió alejándose de la ciudad. El bebé lloró toda la noche. Cerca de las 07hs, después de prepararle una mamadera, se dispuso a llevarlo hasta el dispensario local. Apenas puso un pie sobre la vereda, dos mujeres y un hombre la rodearon y le arrebataron al niño. - ¡Qué hacen, dejen a mi bebe, déjenlo! Empezó a acudir gente de todas partes. Quienes se apoderaron del niño, ante la presión de los vecinos exhibieron sus identificaciones, "Policía Federal." La criatura, había desaparecido el día anterior de la maternidad. Valiéndose de un uniforme de enfermera, lo había sacado, sin derecho ni autorización La joven lloraba y quería, a toda costa recuperarlo. Las pruebas irrefutables, habían sido registradas por las cámaras del nosocomio, cuando salía de la maternidad y las de la Terminal cuando hizo el cambio de ropas. El remisero que la trasladó, aportó datos y memorizó el dominio del auto que la esperaba. El bebé fue devuelto a su angustiada madre. El hecho, dejó a la vista falencias, inseguridad y desidia por parte de los directivos del nosocomio. Esto pasó en mi ciudad. Tuvo un feliz desenlace. No siempre es así y sucede en muchos lugares del planeta En el balcón, los geranios, marchitos, caen al suelo y a una parva de hojas secas las hace bailar el viento. Cuántas ventanas cerradas, descoloridas de tiempos que cuartearon su barniz, seco, opaco, polvoriento... Las cortinas que adornaron y dieron al aposento, belleza y categoría, cuelgan como trapos viejos. Bellos muebles, que labrados por artistas de talento, bajo una capa de polvo, recuerdan mejores tiempos. Los candelabros de plata, con exquisito diseño, porcelanas y cristales, elegidos con empeño. para adornar un hogar donde no hay visible dueño. Habitaciones cerradas, guardan celosas, secretos,los amores y rencores, de seres que allí vivieron. Un eco de antiguas voces, aturde mi pensamiento Y los gozos se confunden de amargo llanto y lamento, ingredientes de la vida, inmutables en el tiempo. Está Marisa orgullosa de su magnífica higuera. Cargada de dulces frutos, que ostenta por vez primera. Algunos, casi maduros, cuelgan de frondosa rama, Ella afirma que sus higos, son de los ”cuello de dama” Una variedad, muy fina y también muy apreciada. Con marcada sutileza, a todos hizo saber que no piensa regalarlos, eso si, puede vender, aquellos que por demás, su higuera le va a ofrecer. Muy concentrada leía, cercano el atardecer, un gran barullo escuché sin saber donde sería. Una bandada de loros, parece que se instaló, en la higuera de Marisa y los higos devoró, Ausente, en la circunstancia, ella no pudo hacer nada y de pronto se enteró: No quedó un “cuello de dama” -Lo siento mucho Marisa,- Al verla llorar, le digo, Los loros aprovechados, no le dejaron ni un higo. Bonita noche. La luna, iluminada y feliz, asomada entre la fronda, observa nuestro desliz. Cubro mi cuerpo desnudo y te veo sonreír. Mis escrúpulos pueriles parecen no tener fin. Se va de ronda la luna sobre una nube viajera, la superficie del lago, como espejo, la refleja. Ella, que se sabe hermosa, femenina y muy coqueta, obliga a la etérea nube que un momento se detenga y así atenta contemplarse sobre las aguas serenas. La oscuridad es total Desapareció la luna. Para ahuyentarme los miedos, me acaricias con ternura. La visión de dos jóvenes que asaltaban y golpeaban a una mujer, me sobrecogió. Horrorizada, corrí a buscar refugio en la casa más próxima, la única que encontré posible de trasponer. Una anciana, comía sentada en una silla baja, levantó la vista y no pareció causarle sorpresa mi intempestiva aparición. Muy alterada, buscaba las palabras para explicar mi presencia. La puerta se abrió violentamente. ¡Eran ellos, los delincuentes! Iluminó su cara mustia, una amplia sonrisa desdentada. - Los esperaba- les dijo. y a mí, - “SON MIS NIETOS” Por un camino me iré el día menos pensado. Quien sabe si estaré yendo sin llegar a ningún lado. Es muy raro eso de andar Sin saber a donde hay que ir y tampoco, si al llegar, otra vez deba partir. Los caminos, para mí, son un verdadero enigma. Donde yo creo que empieza, dice alguien que se termina. No nos ponemos de acuerdo en este caso preciso. Cuando crea haber llegado dirán que aún no me he ido. Es verdad que no hay caminos, Se hace camino al andar. La huella que voy dejando, la borra el que viene atrás. . Se ve tan bella y feliz en su vestido entallado. Es cristalina su risa y el rostro le ha iluminado. Calza zapatos de taco, cerrados, para bailar y entretejió en sus cabellos, flores frescas del rosal. Se asemeja a una visión, sentada sobre la hierba… Si montado en su corcel, un príncipe apareciera, sucumbiría al encanto, de la preciosa doncella. Pero va pasando el tiempo y ese príncipe no llega. Ella, ya no es tan feliz y su vestido, se afea. El rostro no es tan hermoso, la sonrisa, se hace mueca. Los zapatos, deslucidos, al no bailar, se cuartean y entre el cabello, las flores, se marchitan y se secan. De aquella hermosa visión, de clara sonrisa fresca, queda una ajada mujer que empieza a tapar la hierba. No se escucha más su risa, sólo el rumor del arroyo, monótono y apagado...... La hiedra ha cubierto todo. Qué misterio el de tus ojos, me tienen engualichado, pierdo todo mi coraje, si me miro reflejado. Y de tu boca, no hablemos. Sueño poderla besar, Mas, si consigo acercarme, con un mohín se echa atrás. Y que diré de tus brazos? Quisiera estar prisionero En la cárcel de tu abrazo, a perpetuidad, me quedo. Y de la piel de tu cuerpo que intuyo fresca y sedosa, al contacto con la mía, como pétalo de rosa. Me llevan los pensamientos por sendas de fantasía, mi voluntad es la ley y no hay quien se me resista De mis dominios sultán, Con palacio y con mezquita con poder sobre alma y vida,donde serás favorita. Al final de la jornada, llego a mi casa, agotado. Inquieto, termino el día y con frecuencia, enojado. Hay algo que me molesta y me tiene preocupado, Es que pierdo la paciencia y aunque no quiera aceptarlo, por cosas nimias, la pierdo. No me excuso, nunca lo hablo. En vez de pedir disculpas, de aclarar lo que ha pasado, me aíslo de los demás, en mi refugio, apartado. Hay cosas que no resuelvo, y se van acumulando, como piedras del camino, que hacen difícil andarlo. Hay algo, será amor propio, tal vez, un orgullo vano, que me impiden aceptar lo que yo, voy provocando. Con esta forma de ser, de mi, se han ido apartando, los seres que más me quieren, a los que yo quiero tanto. Pido una gracia al Señor, si aún no he sido olvidado. No me sorprenda la noche, con enojo… y solitario. Cuando un día, de este mundo, me ausente, del todo no me iré, si en la memoria, de los que he sido amada y con mi historia, se prolonga la historia de mi gente. El partir es un hecho intrascendente después de una visita transitoria, dichosa, si es que tuvimos la gloria del amor pretendido y diferente. El tiempo de vivir no es lo importante, lo es, la calidad de lo vivido y a quien, para vivirlo, se ha escogido. Es tan solo un momento, un breve instante en el concierto universal, tenido, como el eco fugaz de algún sonido Cuando la ira nos supera, a nuestro propio pesar, los mandatos culturales, nos la impiden expresar. Tiene costos negativos, el prohibir manifestarla. Cuando la emoción persiste, algo, dentro nuestro, estalla. Puesta debajo la lupa, debemos reconocerla, como a las causas posibles que nos hacen padecerla. Al encontrar el origen que esa ira ha provocado determinar si el efecto a la causa se ha ajustado. La ira debe expresarse de una forma natural, ni ahogar, ni exagerar. Ni en cualquiera descargar Me gustan los días claros, sin viento y con tibio sol. Y las noches estrelladas que alegran el corazón. También me gusta tu risa, cuando te acercas a mí Porque desnuda la dicha de saber que estás feliz. Me gusta que me preguntes si todavía te quiero Eso muy bien que lo sabes. Yo lo siento como un juego Y no te contesto nada, me quedo un rato en silencio, con la mirada perdida, en algo que nunca encuentro. Lo hago adrede, para herirte con mi fingido silencio. Después no aguanto y te busco y entre tus brazos me pierdo. Ni necesito decirte que todavía te quiero. Lala Aicha, nació en 1930 en Marruecos, cuando era protectorado de Francia y de España. Primogénita del sultán Mohamed V, mostró desde pequeña, disposición para el estudio y amor por la ciencia y las artes. A los diecisiete años, se presentó en público junto a su padre, con ropas occidentales y a cara descubierta, despojada del velo tradicional. Se dirigió a la multitud para reivindicar la escolarización de las mujeres de su pueblo. Desde su perspectiva, el único camino para iniciar el cambio fundamental para su género, tan deprimido. En ese momento se convirtió en el símbolo del feminismo en el mundo islámico. En 1965, en un Marruecos independizado, su hermano, el rey Hasan II, la nombró embajadora en el Reino Unido, de allí pasó a Grecia y luego a Italia con las mismas funciones diplomáticas. La Princesa Rebelde, como fue llamada, mantuvo a lo largo de su vida, la mente y el espíritu, abiertos y dispuestos a aprender y a compartir desde la diversidad. Cuántas Lalas Aichas se necesitan para conmover una estructura cerrada y adversa que mantiene a las Mujeres bajo un régimen inhumano y perverso con el solo propósito de someter y humillar? Dialoga el joven Boabdil, con su madre, la sultana, Pide apoyo para serEl nuevo Rey de Granada. Aixa tiene sus motivos,para despreciar al rey. Alienta a su hijo y le dice, -¡Será sencillo vencer! Boabdil asume el poder destituyendo a su padre, Se convierte en nuevo Emir con ayuda de su madre. El nuevo Emir no es feliz. Tiene todo lo que ha ansiado. Es de porte majestuoso, joven, rico y admirado. Se oyen voces por ahí, que le llaman “ Desdichado” Prisionero de los reyes de Castilla y Aragón pierde el moro, su Granada, donde ha nacido y creció. Sumido en tristes presagios, Va camino del exilio, en la cima de un collado, se detiene para ver lo que por siempre ha perdido y el llanto tan contenido ya no puede contener. En verdad, es Desdichado. Para confirmar el nombre oye a su madre decir, -“Lloras como una mujer, lo que no cuidas como hombre”
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Oscar Franco
http://www.textale.com/component/option,com_textupload/Itemid,128/id,43735/task,view_text/
Por favor difundelo si pudieses. gracias.
Pascual Vizcaino Ruiz
Alejandro
Es usted muy déspota en su comentario del texto indiferencia divina?, sobre todo si tenemos en cuenta que la autora deja claro que los desastres naturales son muy comunes y crea toda su reflexión acerca de cómo el ser humano pasa de su pregunta hacia un Dios al que considera responsable a la dolorosa conclusión que es su irresponsabilidad la que acelera los procesos llevándolos a desastres.
Bastante arbitraria resulta usted al decir… le “concedo responsabilidad al hombre” por favor señora si usted lee, ve televisión o se molesta en averiguar, se podrá encontrar con un cumulo de estudios e informes que demuestran como las acciones de la humanidad ha afectado el equilibrio natural que provocan desastres.
Parece ser que usted no se entero del objetivo de la reunión de presidentes de países en Copenhague... por favor señora antes de atacar o trata de ridiculizar a alguien primero analícelo, porque podría ser usted quien terminara haciendo el ridículo.
Alexandro
Oscar Franco
Te invito a leer y comentar alguno de mis poemas espero te gusten.
Un saludo y feiz años nuevo 2010.
www.somosgoogle.blogspot.com
www.oscarfrancoquintanilla.blogspot.com
Francisco Prez
Veneno
haydee
Seguro que van a sobrar las anécdotas y encontrarás un buen argumento para tus relatos.
Gracias!
Serena