Gato y Mancha
Publicado en Nov 08, 2011
El 24 de abril de 1925, en La Sociedad Rural de Buenos Aires, Argentina, se inició una travesía que iba a durar 3 años, 4 meses y 6 días. El objetivo era Nueva York, los protagonistas, un incansable e inquieto profesor suizo, Aimé Tschiffley y dos rústicos caballitos criollos, Gato y Mancha, de 16 y 15 años.
Estos, provenían de Chubut, en la Patagonia y el estanciero y criador, Emilio Solanet, los había comprado a un cacique tehuelche. Después de hacerlos domar, los cedió a su amigo Aimé para la aventura que tenía en mente. El viaje, fue una odisea. En muchos tramos sobre la cordillera de los Andes, por terrenos escabrosos, con temperaturas hasta -18 (°C) y alturas superiores a los 5000 ms. los caminos, en pésimas condiciones, cuando existían. El desierto de arenas candentes, sin agua ni pastos y temperaturas de 52 (°C) a la sombra. El profesor, no llevaba carpa, en esa época eran pesadas y complicadas para armar. Hacían un promedio de 46 kms / día. Aimé, llegó un 20 / 09/ de 1928 a la Quinta Avenida montado en Mancha. Gato, por la coz de una mula, quedó lesionado en México. En esos mas de 3 años, atravesaron 20 países y demostraron que todo lo que se emprende con voluntad y disciplina, llega a un buen final. El regreso de Gato y Mancha a Bs As. en barco, fue el 20/12. de ese año. Años más tarde, Aimé volvió a la estancia de su amigo, Solanet. Desde la tranquera, silbó como acostumbraba para alertar a los equinos. Aparecieron los dos, al trote para recibirlo. Gato y Mancha murieron en la década del cuarenta. Sus cuerpos, embalsamados, se exponen en el Museo de Transportes del complejo Enrique Udaondo de Luján, pcia de Bs. As.
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