Sor Mariana
Publicado en Dec 13, 2011
A los diez años, mi padre,
me dejó en este convento. El padre es la potestad. Su voluntad, mi tormento. Sometida a esa, mi suerte, sin esperar redención, Solo servir y rezar, hasta el día de mi muerte Resignada, a los veinte años, detrás de las celosías, sobre enjaezado potro, vi al que por siempre amaría Tanto garbo en esa estampa de belleza varonil, las dormidas sensaciones, se despertaron en mi. Era el capitán Bouton, me lo dijo Baltasar, mi propio hermano menor, que me vino a visitar. Cual sería mi ansiedad que el pequeño se apiadó Lo que hizo, no lo se, pero si, que lo logró. El capitán vino a verme. No lo podía creer, al tenerlo frente a mi, se desbordó mi pasión. Noches de gran frenesí, entre sus brazos viví. Pero tuvo que marchar y ya nunca más lo vi. Desesperada de amor, en extremo desamparo, cinco cartas le escribí, pero todo ha sido en vano. Resignada con mi suerte, pasaré lo que me resta, en este oprimente claustro, hasta el día de mi muerte. Por un momento fugaz, toda mi vida cambió. Al menos pude vivir un embeleso de amor Mariana Alcoforado, desde los diez años, hasta el día de su muerte, en el siglo XVIII, vivió en el convento de Beja, Portugal. Su hermano, Baltasar, la conectó con Noel Bouton, militar francés, conde de Saint- Léger, cuya sola visión, despertó su anestesiada femineidad. La ilusión fue breve, el volvió a Francia y no respondió a sus apasionadas cartas. Sor Mariana, llegó a Abadesa del convento. Murió a los 83 años Intenté recrearla, de acuerdo a mi propia fantasía.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|