• Max La Scalea
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Nota previa: Sería absurdo adjudicar a La Alhambra toda la mística que Andalucía tiene por común denominador. Muestra de ello es el siguiente cuento -que más que un cuento, viene a ser uno de los tantos saberes populares que propician de aquel aire místico a este rincón de la península ibérica-. --- Caza y canto de la perdiz roja  Desde hace siglos se ha desarrollado una apasionante modalidad de caza, en la que el canto del macho cumple un rol fundamental.  Comienza a inicios de cada año, con el cortejo -propio de la época previa al apareamiento- del macho a la hembra. Cortejo que se suele desarrollaren medio de feroces disputas, por cuanto se trata de un ave que por una parte practica la poligamia, mientras que por otra es extremadamente territorial. -¡Vaya combinación!-  Un buen cazador sabe que el canto de la perdiz (macho) atrae a sus congéneres, por lo que debe procurar hacerse de un buen espécimen; capaz de captar la atención de las señoritas que se encuentran en el territorio a irrumpir.   Evidentemente, el macho silvestre -libre por naturaleza- buscará defender sus dominios de cualquier intruso, embistiendo de ser necesario contra éste -y por supuesto que embestirá-; no sólo para desalojarlo deforma inmediata, sino también para castigarlo con la severidad que se requiera. Llegados a aquel punto, el macho enjaulado -a quien se le da el nombre de 'reclamo'- comienza a cantar con mayor fuerza e ímpetu. Y no se detendrá hasta atraer la presencia de aquellas perdices que estén a su escucha. Encendido en su cólera, el defensor agota inútilmente sus energías mientras arremete contra la jaula que protege al intruso; quien, insisto, habrá de seguir en su empresa de conquistar corazones, sin dar mayor reparo a lo que ocurre a su alrededor. Y es precisamente aquí donde aparece aquella fascinante mística,característica del territorio andaluz. Justo en el momento en el que el 'reclamo' haya atraído a las hembras, el cazador podrá abatir ala perdiz que embiste contra él -lo que es muy fácil de decir, pero extremadamente complejo de apreciar-. De no aguardar a que el 'reclamo' logre su conquista, este corre el riesgo de caer abatido ante su propia impotencia; deprimiéndose, y en consecuencia dejando de cantar -indefinidamente-. Al 'reclamo' sólo le basta sentir que ha logrado su cometido para poder regodearse en su canto; el cual habrá de entonar con mucha más fuerza, e incluso mejor, indistintamente de su aún condición de prisionero tras tan paradójica victoria. --- Nota final: Creo que al igual que las personas, esta es de las pocas especies que logra sentir satisfacción alguna tras las rejas de su propia prisión.
Llegados a la pulpería -que posee más de 8 laberínticos pasillos haciendo las de tentáculos-, tanto Locura como Cordura parecían dispuestas a recorrer los profundos confines y las pasiones del conocimiento.  Sin embargo, bastó que dieran unos cuantos pasos para que la dependiente -que brotaba soberbia por los poros- les diera voz de alto. Ésta, demandó a Cordura que dejase en la recepción el bolso que traía consigo; y ella, claramente incómoda, lo entregó a regañadientes -recibiendo una insignificante ficha a cambio-.  Pero Cordura no pudo consentir lo ocurrido, así no más, por lo que preguntó -con elegante desprecio- qué razones justificaban tal solicitud; a lo que la dependiente rumió: muchas cosas desaparecen...  «¡Ja!» -dijo Cordura para sí-, y procedió a bajar las escaleras, donde Locura le esperaba sin atender a lo ocurrido.  Pasado aquel punto de control -que torna ingrata cualquier visita-, ambas resolvieron adentrarse juntas entre el polvo y el moho que alberga a la literatura con sus letras socialmente muertas.  Habrían pasado horas buscando nada en particular, aunque sólo se tratase de unos cuantos minutos -eternos a causa del desesperante calor y la humedad del sitio-.  Libros por aquí, una carta de principios del siglo pasado por allá; tesoros en mano, consintieron devolverse a la recepción para pagar e irse de paseo a otro lugar. Pero en el instante en que Locura procedió a pagar -con ciegos elogios sobre el plástico y el papel moneda-, Cordura hizo retumbar sobre el mostrador su ficha «¡mi bolso!» -reclamó-. Estupefacta, la dependiente recogió la ficha e hizo entrega del mismo. No obstante, la reputación de Cordura había sido trastocada -cosa que no se podía permitir para sí-, por lo que ex profeso comenzó a revisar el interior de su cartera mientras echaba todo su contenido sobre el mostrador que atendía la robusta y maleducada mujer. No entendiendo lo que ocurría, la dependiente preguntó a Cordura qué estaba ocurriendo, pero Locura, muy asertiva, se adelantó al exclamar -mientras levantaba su puño izquierdo, y su expresión se tornaba cada vez más hilarante-: ¡muchas cosas que parecen desaparecen también...!  «Ahí va de nuevo...» se dijo Cordura con gesto cansino, «¡nos vamos!» -replicó-, y tomando de un brazo a su compañera, salieron de forma forma apresurada de la librería. Sin pagar. Durante el resto del día, Locura se debatió en silencio si Cordura era en realidad una mercenaria.
Recuerdo contemplar los días lluviosos desde pequeño; la precipitación aplacando el resto de los sonidos pese al viento moviendo lo inanimado. -Ella haciendo música, y todo el panorama su escena- Solía disfrutar con quiénes apresuraban el paso para guarecerse bajo algún tejado, así como el ver la calle cubrirse hasta desbordar, ¿y cómo olvidar la alcantarilla dispararse por la presión del agua? ...la misma que caía del cielo. -Todo en caótica serenidad- Durante horas permanecía atónito ante los objetos, que, pese a ser vapuleados por las implacables ráfagas de viento, nunca fueron abatidos. Vaya decepción. Era entonces cuando mi pastora rozaba su hocico sobre mi antebrazo o lamía mi rostro para que la acariciara, logrando que perdiese la concentración necesaria para poder calcular la frecuencia con la que las hojas del pino cedían ante el peso del agua. De haber vida después de la muerte, me gustaría que llueva.
Lluvia...
Autor: Max La Scalea  535 Lecturas
Mataría a la muerte ante el advenimiento de la cordura; todo sea por tener tiempo suficiente para volver a perderla, pero de forma indefinida. -El automatismo es, pues, una forma de irreflexión que deviene de la moderación sistemática, en consecuencia de la normalidad, que, naturalizada, supone otra manera de 'estar y morir'.
Se imaginó frente al hospital, tembloroso y enceguecido por las luces de neón que bordeaban la entrada de urgencias. Gotas de sudor corrían por sus dedos hasta precipitarse en el suelo. Al notar que no había nadie lo suficientemente cerca, tomó un cuchillo para seccionar su cuello con un corte ejemplar, limpio.  «Sin pensarlo mucho» De inmediato se desplomó, cubierto de sangre, e intentaba sin éxito tomar una última bocanada de aire. En cuestión de microsegundos las luces se transformaron en un único resplandor, que, como estrella fugaz, desvaneció. -Quizás debía encontrar aquello a lo que aferrarse; aquella cosa, persona o lugar que le fascinase y generara paz. El amor de su vida... aquel que, si se quiere, sería eternamente único y platónico.
Donde siempre
Autor: Max La Scalea  504 Lecturas
La oscuridad es como una estrella fugaz...   Primero te atrae, luego te sorprende y consecuentemente te sobrepasa; llenándote de falsas esperanzas; y cuando menos lo esperas desaparece.  Toda cambia al caer dentro de su campo gravitatorio; se puede escapar una y otra vez, pero cada vez con mayor dificultad.  Hay quienes se esfuerzan por salir, aunque otros se dejan llevar... hasta fundirse con su luz.  Pese a ello, resulta difícil saber si en la oscuridad el silencio se contagia.
En estos tiempos pareciera cobrar fuerza el sentido de la expresión lishni chelovek, que es aquel hombre superfluo o errante que sigue por inercia mientras agota y no encuentra sus horizontes.  Podría, pues, tratarse de aquel desencantado, cada vez más común, que se sabe aislado ...hasta renunciar a vivir para no dejar de soñar.
Errante
Autor: Max La Scalea  470 Lecturas
Thorazine, thorazine... coreaba alguien dentro del reproductor con un sutil juego de palabras, por lo que Olive se apresuró en invocar sus poderes mágicos, que, contenidos en una caja de 10 grageas, le permitirían hallar indicios de todo donde no había nada, absolutamente nada.  Por ejemplo, despertaron sus suspicacias -sobre lo que en realidad era la realidad más consistente y verdadera- cinco muchachos que reían de forma eufórica en unas escaleras que daban a un descampado en plena intemperie.  Sin embargo, cual aprendiz de observador profesional, Olive asumió asumirse ahí, sin perder detalle alguno de las reacciones, los gestos y sus semblantes; adoptando una actitud más racional, que distante o no, resultaba menos humana.  Pero llegó a fascinarse con facilidad, por lo que no pudo dejar de sumergirse en el agua cual papel absorbente.  -Infiltrándose en lo que seguramente sería un sueño. Algo más irracional y verdadero-  -¡Vaya morazo! -dijo el pálido y delgado muchacho, mientras subía un poco la manga de su abrigo para ajustar las manecillas del reloj-, ¡pero mira qué pulso tengo! -y volvía a intentarlo tras alborotarse por enésima vez el cabello-.  La excitación en la atmósfera humedeció los muros que se encontraban a los costados de la escalera embellecida con cal. Y ante la iluminación, Olive tuvo la certeza de que eran los absortos quienes llegaban a ostentar, casi con exclusividad, las capas blancas.  Orgullosa por su hallazgo, descendió hasta un lugar muy oscuro, en el que sólo pudo percibir la melodía lejana de aquella pieza.  Thorazine, thorazine... volvían a corear con aquel sutil juego de palabras.  Abrió sus ojos y apagó el reproductor.  Olive, la pequeña desconocida, tenía ahora razones de sobra para saber qué colocar en el formulario que tanta ansiedad le había generado. ¡Hala! estudiará medicina para luego especializarse y ejercer como psiquiatra.
'Buenos días', 'buenas tardes' y 'buenas noches' son frases que distan de ser afirmaciones efectivas. Más bien, tienden a ser deseos que se expresan por costumbre y cortesía; los cuales, en el mejor de los casos, suponen una aspiración envuelta de cinismo y por el constante olvido.
Caracas, por poco que guste, son sus habitantes, en consecuencia lo que hacen. Eso, en casi toda medida, es una ciudad.  No apreciarlo de esa forma supone el desconocimiento de su cotidianidad, por lo que estaríamos hablando de una apreciación a medias. Caracas, es por tanto, una ciudad idealizada, que poco se observa desde el mismo instante en que se plantea la separación con sus habitantes.  Lástima que sea tan fea, desorganizada y operativamente disfuncional.
Caracas
Autor: Max La Scalea  432 Lecturas
Resulta risible, e incluso irónico, apreciar tantas creencias pero tan poca religión alrededor
Como agnóstico
Autor: Max La Scalea  429 Lecturas
Si aún tuviese sentimientos, lloraría ante el desconsuelo que genera este sinsentido. Más, en cambio, tanto desencanto ha reforzado una especie de 'autismo', con el que, además de desinterés, sólo se experimenta ira ante aquellas situaciones que resultan incómodas e indignantes.
Desencanto
Autor: Max La Scalea  428 Lecturas
Me cuestiono lo que con ligereza llaman vida; por considerarla un tránsito colmado de circunstancias, las cuales contienen acciones que definitivamente no suelen ir más allá de lo operativo y utilitario, a los efectos de preservar y reproducir "la vida" misma; aquel tránsito que se enrumba y no se detiene, en su sentido sinsentido y sin algún utópico pero comprobable fin ulterior.
Tránsito
Autor: Max La Scalea  407 Lecturas
Un mar muerto e inicuo de oportunidades que suelen costar dinero -a fin de cuentas. En eso pareciera radicar buena parte de nuestras "libertades"; libertad en tanto posees y dispones. -Se limita, o queda expresamente prohibido el andar por equis caminos y vías: por "tu seguridad"-Se limita, o queda expresamente prohibido el abrirse paso por cuenta propia: ya que en algún momento irrumpirás propiedad privada o alguna 'zona de seguridad'-Precisas de un terreno, o de algún espacio para autoabastecerte: lo que implica permisos, pagar impuestos, etc.-Y ni hablar del agua y las semillas. Vida de la vida... Pronto pagaremos y/o nos regularán lo más elemental: la luz solar, el agua que proviene de la lluvia, e incluso el aire a respirar (smog incluido). Este mundo tiene dueños y adueñados, predefinidos en casi todo su espectro. Y cada vez son menos las áreas que permiten la liberación y emancipación individual; tal vez la programación, la ingeniería, e incluso la política partidista (que viene perdiendo de forma global y progresiva todo indicio de ética) se encuentren entre éstas. Por su parte, las artes parecieran depender cada vez más de otro sin fin de factores. En suma, la vida puede llevar cuestiones como: ¿por qué no ubicarse al margen de la siempre cuestionable normalidad y legalidad para poder vivirla? ya que pareciera estar lejos de ser justa en cuanto a oportunidades y sincera en cuanto a libertades...
La vida
Autor: Max La Scalea  406 Lecturas
Me gustaría que al salir hayan muchas personas girando hula hoops mientras comen paletas de caramelo, a su vez, que alguien en calcetines e interiores suba al techo de un taxi que acaba de chocar, emulando que dispara a todo el mundo con una ametralladora (pese a no sostener nada entre sus manos).  Sí, así de agradable e incongruente espero sea la jornada.
Algunas certezas son objeto de fe, y la fe, pese a encontrarse en el todo, pulula en la nada.
Aforismo nº 1
Autor: Max La Scalea  404 Lecturas
Quisiera ser nómada, para vivir inmerso en la inmensidad de los paisajes, y, cual antiguo descubridor, tan sólo valerme de lo verdaderamente imprescindible al desarrollar cada una de mis habilidades. Solo, en los confines del mundo, ¿qué mejor trabajo que el de conocerse a sí mismo en aquellos lugares?
Mi trabajo ideal
Autor: Max La Scalea  403 Lecturas
Tras verlos, optó por llamarlos -en el mejor de los casos- individuos. Le era imposible el referirse a éstos como personas -de iguales-, pues carecían de todo rastro de humanidad -por cierto, sobrevalorada- En lo consecuente, ha procurado mantener la distancia, no sea que al más mínimo descuido se contagie...
¿No es un acto egoísta el traer a alguien al mundo, y que luego, pese a no haberle consultado sobre lo primero, no se le deje partir?  Fromm hablaba de un amor incondicional, sin embargo, yo veo un egoísmo que se sostiene tanto por el sentido de propiedad como por la esperanza -esperanza que es sólo eso, esperanza, pues no hay garantía alguna; en especial cuando no se cuenta con los medios y los recursos-. Y es que, claro, qué podía esperarse de Fromm; torpe psicoanalista -como todos-. Madre, pese a ser de lo más sagrado, quiero que sepas que en el fondo te odio, ya que aún sin ser culpable de lo que ocurre alrededor, eres responsable de mi insignificante, soez e infeliz existencia.  Notas:1) Tengo la impresión de que muchos parecen saber -aunque no aceptar abiertamente- que nada va a cambiar de forma sostenida, así como que cada vez se hace más difícil, si no imposible, lo anterior; en fin, este entorno y estos tiempos... donde ilusiones y expectativas, al resultar progresiva y exponencialmente inviables, pasan a convertirse en tormentos.2) Con seguridad, muchos se ven en una situación similar -y se lo reservan para sí mismos porque no se logra nada con ello, salvo evitar ser tomado a “chiste” por los otros-. En ese caso, puede que entonces estemos en presencia de un problema estructural...3) ¿Cuáles fueron los fundamentos al momento de pensar el porvenir? -espero que no sean, por favor, los mismos que plantean los santeros de las ciencias: la sola percepción como argumento “lógico” para justificar aquellos deseos, que, más allá de sí mismos, carecen de fin alguno-. Éstos patanes y mercenarios parecen omitir a conveniencia que el "yo" no es algo que sólo depende de sí.4) ¿No se trata, pues, de un acto que surge y tiene por esencia el egoísmo, la ciega e ingenua confianza y la improvisación? Egoísmo al fin...
Carta a una madre
Autor: Max La Scalea  400 Lecturas
Podría convertirse 'él' en 'ella', y de esa manera gustarle a la chica que constantemente lo desveló.
Al vivir de la esperanza material, la misma con la que se suelen asentar los intangibles, hacemos de 'títeres' de la historia hasta demostrar lo contrario. Sin embargo, resulta posible desconectarse de forma voluntaria sin sentir culpa alguna, dando paso a aquellos lapsus de desenfreno y arrebato, que, entre el amor y el odio, también conocemos como vida.
Conversaciones
Autor: Max La Scalea  389 Lecturas
Quien ha de filosofar, en cierta medida, precisa desprenderse de su acervo. Claro, sabiendo que lo hace desde éste.
Cuando abandonó la cordura también abandonó todo parámetro moral, llegando a experimentar algo así como la libertad más plena y pura. Sin embargo, mientras se enfrentaba al mundo de forma indeterminada pudo contemplar -en algo así como un flashback- la manera en que se fue convirtiendo en esclavo de sus propios impulsos, resultando prisionero de su libertad.
Tata y Samuelson estaban por salir a comprar las piezas restantes del belén, habían hecho especial énfasis en la necesidad de buscar el cielo -pues se trata de una pieza imprescindible en todo escenario, pese a su infinita monotonía. A todas estas, Troy, el pequeño de la casa, señala -justo antes que Tata y Samuelson cerraran la puerta- que es imposible que lo encuentren por separado -como accesorio-, ya que siempre está ahí, para todos, sin precio alguno, por cuanto se trata de un bien con valores indefinidos.   Sin embargo, Troy también habría de preguntarse si en realidad era así, si de verdad podía sostener tal convicción: ¿no puede venderse o comercializarse por partes?   En ese instante, un flash-back de imágenes provenientes de horas y horas frente a la televisión le llevaron a tener presente cosas como los vuelos aéreos, los servicios internacionales de encomiendas, los globos aerostáticos colmados de publicidad, los satélites de gobiernos y grandes cadenas televisivas, etc.   Qué ingenuo habría de sentirse; incluso el cielo se ha vendido, comprado y parcelado -hoy día, cualquier cosa es con facilidad objeto de mercado-. Troy comenzó a evaluar la posibilidad de descartar ser astronauta en un futuro, a menos que estuviese en sus posibilidades conquistar, para sí, todo el espacio.
Ilimitado
Autor: Max La Scalea  380 Lecturas
Son tiempos en los que las ideas no cobran suficiente vida si no van acompañadas por algún recurso audiovisual... Entiéndase lo vacía, poco imaginativa e irreflexiva que puede estar una parte considerable de la humanidad actualmente -o incluso desde antes-. Son tiempos cortesía de la caja tonta y sus derivados; son tiempos del consumo masivo de entretenimiento e "información" novedosa -por evitar hacer uso del término amarillista-; son tiempos de «ciudadanos» que hacen las de esponjas que absorben todo lo anterior, aspirando ser parte de algo, que además creen conocer y dominar porque manejan "información". En fin, son tiempos en los que puede que se atienda a la palabra -haciendo énfasis en su contenido, en las ideas- si tan sólo responden, incluso con vehemencia, a aquello que "resulte pertinente" dentro de la dinámica de lo circunstancial... _____Sí, pareciera que es eso lo que queda; hacerse un poco el tonto, no pensar tanto y dejarse llevar. A ver, ¿quién quiere irse de juerga...?
Por momentos la existencia se limitó a dos niveles; uno físico y otro mental. Anoche morí en uno de éstos. Por estar escribiendo estas líneas imaginarán cuál... Calculando de forma precisa: tracé una ruta imaginaria hacia el balcón, en la que detallé los pasos que habría de dar, así como la fuerza que requeriría para rebasarlo. Sin embargo, nunca lograría controlar mi vuelo en caída libre.  Pasé a no saberme, a no sentirme, a encontrarme en tercera persona. Me quebré y no importó dónde o quién estuviese alrededor, sólo lograba distinguir la voz de alguien que hablaba y hablaba a la nada. Me hablaba...
En Tercera Persona
Autor: Max La Scalea  372 Lecturas
 Inspirar las líneas que jamás leeré, así como la canción que nunca se escuchó...
Opté por el desinterés, así hubiese algo que rescatar en lo más profundo de mi ser.
VX
Autor: Max La Scalea  368 Lecturas
Pese al cristal que hay de por medio, ahora se encuentra ahí; y cual autista en una habitación completamente blanca y sin decoración alguna, observa...
Retorno
Autor: Max La Scalea  367 Lecturas
Platónico será aquello que pese a resultar imposible se podrá materializar, entre anhelos e ideas, en locura.
Platónico
Autor: Max La Scalea  366 Lecturas
Ávido de desconfianza, constantemente rozaría la ingenuidad. Pese a ello, logró anticiparse en los momentos cumbre. Sin éxitos ni fracasos   En su afán por acabar con los sueños -los falsos positivos- se había convertido en un mal incómodo pero necesario. Y por paradójico que resulte, fortalecía el aferro de aquellos que creen en lo que quieren creer.   Frente a sí, más que convicciones, apreciaría necesidades a las que no daba lugar.   El adoctrinamiento había sido concebido y dispuesto por todos, Erigiéndose, pues, un resabiado -aunque socialmente natural- sistema de dueños y adueñados; que, matizado por aquellos oligopolios, surcarían la abstracción del tiempo.   De pusilánime pasó a formar parte ‘del resto’ -aún sin quererlo-. Cansado de la contracorriente, optó por tomar decisiones a diario.
El aspirante
Autor: Max La Scalea  364 Lecturas
Un ángel, con ojos de muerte sentenciada, buscando encontrar belleza en las mariposas, corta sus alas.
Gran error
Autor: Max La Scalea  362 Lecturas
La Luna está vomitando estrellas sobre nosotros; los que nos encontramos en el eje del malvivir.
Passerella
Autor: Max La Scalea  352 Lecturas
En un pequeño, monocolor e incandescente despacho, Albert apuntaba cuanta cosa se le iba ocurriendo a su compañera. Sin embargo, llegado el punto debió interrumpirla súbitamente -a ver, ¿de qué va todo esto?-. Serena, Sonia le contestó -querido, constantemente las personas desean salir de sus rutinas, por lo que centraremos nuestros esfuerzos, hasta enfrascarnos, en un proyecto completamente irracional-. Disimulando su lamento, apoyó de nuevo el auricular sobre su hombro para dejarla seguir con el relato de monsieur de Lally, quien en su paseo por las calles de Ëlwe, un viernes 24 de enero del 84, garabateaba una que otra cosa en su pergamino con aquella flamante pluma negra de casi 30 centímetros de largo. Ante las miradas atónitas de los transeúntes, que aún no daban crédito a lo que estaban viendo, destacaba su nuevo y resplandeciente jubón azul, con bordes blancos y pequeños detalles bordados en oro, acompañado por una manteaux púrpura, de pelaje blanco con puntos negros en su interior, y demás indumentarias. Monsieur de Lally, petulante e inadvertido, fantaseaba con los paisajes de su obra, en la que Albert y Sonia serían sus personajes principales. Mientras tanto, se dirigía al borde de un peñasco.
Sosiego
Autor: Max La Scalea  351 Lecturas
Tras recibir el efectivo hizo una reverencia en muestra de agradecimiento. Atónita, la cordura le interrumpió: es lo que siempre te he dicho, las gracias debes darlas siempre y cuando se encuentren sujetas al contexto.  El loco argumentó que lo había hecho por cortesía, por emplear sus buenos modales, pero la cordura -un tanto colérica- replicó: no se dan las gracias por algo que a fin de cuentas pagas, por una transacción que ni siquiera es, en sí, comercial.
Puede que el adentrarse al mundo de la escritura suponga un tránsito a través de ventanas en las que se contempla un panorama colmado de espejos, donde sus reflejos se confunden y el advenimiento de la siempre incómoda sensación de incapacidad se torna cada vez más abrumador. Puede, entonces, que el escritor, en su recorrer las luces a oscuras, consiga toparse con la prolongación indefinida de la incertidumbre, así como con sus verdades, por lo que podría, si no detestarse, olvidarse de sí.
Por momentos
Autor: Max La Scalea  350 Lecturas
Ser escéptico hasta del propio escepticismo supone creer, lo que conlleva a una contradicción que da lugar a la duda -sobre éste-. -Barajo, como primera opción, eso tan propio de la condición humana: querer, querer creer... siendo ello su propia certeza -de sí y para sí-. En otras palabras, la autoreplica.
Hostilidad
Autor: Max La Scalea  350 Lecturas
Mil millones de partículas, tan perpetuas como abruptas, van conformando un instante de tiempo, que, a falta de certezas, dan lugar a un desconcertante hasta luego.
En fin, fin
Autor: Max La Scalea  342 Lecturas
Y no sentía nada, absolutamente nada; iba ensordecido por la música, interpretando los gestos de quienes se encontraban alrededor. ¿Cuántas veces habré transitado calles tan llenas de gente tan vacía? Iba solo.-Siento que dejé escapar varios momentos, y por más que intente recordarlos no podría plasmarlos como se presentaron. Guilty!-Al subir las escaleras tomo una distancia prudencial, suficiente como para no poder ayudar a quien tengo delante si llegase a tropezar y caer.-Un tanto desentendido por sus efectos a largo plazo, voy por la misma calle que por mucho tiempo recorreré. En ocasiones trato de encontrarle algo nuevo, en otras intento memorizarlo todo, pero hoy me doy a la tarea de escribir, pues lo anterior serviría de nada.-Llamar la atención a través de la invisibilidad de mis actitudes. Mi aptitud.-Al obstinarme la mandé al carajo, igual mañana saldré con otra, y con otra, y otra... (camisa que nunca pude planchar)-Anoche le mostré lo peor de mi; un ser indiferente y poco comedido. Ella decidió llorar porque hacía calor.-Para variar, me siento a lo lejos, desentendido, como si fuese de otra especie; que incomoda con su presencia, así como me incomoda la de ellos. -Con el pasar de los días mis manos no logran sostener algo con firmeza, parecieran perder sus fuerzas por aferrarse; magulladas y temblorosas, se debaten entre soltarse o seguir prolongando lo que ya debió suceder.-Alrededor se encuentran tres momias que emanan un horrible olor a cigarro. Además, han cubierto sin éxito el descuido de sus cuerpos con lujosas prendas y maquillaje en exceso.-He visto la mejor escena de mi vida; un viejo que vestía un traje mugriento se dejaba caer contra la pared para ahorcarse con una corbata. Aparentemente sin éxito.-Entre el verde se encuentran unos pichones clamando por el alimento que les provee su madre. Sin embargo, aún no escucho al primer felino o ave de rapiña.-Escribir mientras los demás son lo que son, lo que han de aparentar, mientras se preocupan por llegar a tiempo del punto A al punto B...-El eufemismo como opción, aunque resignarse suena más común. Suena mejor.-En cuanto me entusiasmó aguardar lo aborrecí.-En ocasiones, pocas, muy pocas en realidad, debería sentir, así como siento que debería pensar en cómo mitigar el distanciamiento con... ¿Con todo?-Sin decoro y sin reparos-¿Por qué tan desesperado, tan ansioso y tan profundamente triste? justo e inmediatamente después de haber vivido una aventura exraordinaria, ¿Será por estar otra vez inmerso en la cotidianidad?
Y no sentía nada
Autor: Max La Scalea  336 Lecturas
Ansiosa, la multitud se preparaba para abordar el último tren a como diese lugar.  Tras 47 segundos de violencia consensuada el loco logró tomar asiento, e impaciente vociferó al operador -quien no le escucharía por más que él quisiera: ¡dale pal' zoológico que para allá es que vamos todos!
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