• José Orero De Julián
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Quijano.- ¡Escucha bien, Sancho amigo, grandes músicas se escuchan hoy en día, vive Dios, aunque no las entendiere ningún caballero que se preciara de serlo! Sancho.- ¡Decis bien, mi señor caballero! ¡Jamás oí yo tales jerigonzas, que hasta los sesos se me aprietan al querer entendellas! Quijano.- ¡Se debe decir entenderlas y no entendellas, Sancho, pues no es menester ser tan antiguo! Sancho.- ¡Antiguo o menos antiguo mis sesos se me aprietan al escucharlas! Quijano.- ¡Baja la voz, bellaco, pues en hablando tan alto no distingo, pluguiere a quien pluguiere, si dicen "¡Ay yo luve!" o dicen "!Ay que llueve!" Sancho.- Yo más bien diría que llueve precisamente por ello, mi señor Quijano. Quijano.- ¡Aclara bien la cuestión, amigo Sancho, que más te valiera aclarar lo que es oscuro y no oscurecer lo que es claro! Sancho.- No os molestéis, ni os enojéis, ni os enfadéis, etcétera y etcétera conmigo, que lo que quiero decir, y en diciendo queda dicho, es que algunos cantan para estropearnos el caminar. Quijano.- ¡Decidme ahora mismo quienes o cuales o cualesquiera, etecétera y etcétera son ellos, pues quienes fuesen esos truhanes os juro que los ensarto cual si fueran o fuesen morcillones! Sancho.- Mi señor caballero, paréceme que se llaman "Té An Quila" pero en un lenguaje que no comprenden mis mientes. Quijano.- ¡Mientes, bellaco! ¡No deben ser "Té An Quila" sino más bien o menos bien, o vaya Dios a saber qué, creo firmemente que deben ser "Té An Guila"! Sancho.- Una buenas anguilas con té no nos vendrían mal a estas horas, mi señor caballero, pues ya se sabe que "estómago bien lleno lo demás sólo es relleno". Quijano.- ¡Ese refrán me gusta, amigo Sancho! ¡Deben ser algún relleno y mirad bien que me están entrando ganas de refocilar unos buenos entremeses sean de "Té An Guila" o de "Té An Tomate"! Sancho.- Eso no está bien, mi señor caballero, pues no hemos de cambiar los papeles. Yo debo ser el hambriento y vos el estoico. Quijano.- ¡Medid bien lo que decís, bellotero lenguaraz, u os corro por los campos a través! Sancho.- "Cross country" mi señor caballero, se debe decir "Cross country" para estar más a la moda y no campos a través. Quijano.- ¿Pudiera o pudiese yo saber en qué universidad habéis aprendido tales burdas expresiones, perillán de brocha gorda? Sancho.- A falta de universidad he aprendido por la edad. Quijano.- ¡Quince cintarazos debiera yo daros para que habléis como buen manchego, bribón! ¿Qué es eso de decir "The End" en lugar de decir "Fin"? Sancho.- Digamos "Fin" si más os place a vos, mi señor caballero. Quijano.- "Fin", amigo Sancho. FIN
Sigo estando totalmente de acuerdo con mi colega escritor, amigo de vivencias y hermano cristiano, cuando escribe lo siguiente:  Prince, uno de los artistas con más éxito en ventas de finales del siglo XX, compuso en sus primeros años la canción titulada "Time" (Tiempos" en la que la música y las palabras están concebidas para llenar de preguntas el corazón de quien la escucha. Todas las preguntas aparecen sin respuestas, en algunos casos porque la respuesta es muy obvia... En otros casos porque el compositor no la encuentra:  "Algunos dicen que el hombreno es verdaderamente feliz hasta que muere, ¿por qué?...Se hace de noche y cae una sombra... ¿Alguien verá amanecer?" Si es difícil encontrar respuestas para las preguntas normales de la vida, mucho más lo es si queremos conocer lo que hay más allá de la muerte.  El compositor cree que una persona puede ser feliz al morir, pero al mismo tiempo se pregunta: "¿Alguien verá amanecer?" Muchos viven y mueren con el deseo de que con la muerte termine todo, y de que al menos del otro lado de la vida el sufrimiento y la frustración no sean continuos. Preguntas, muchas preguntas... Aparentemente preguntas sin respuestas.  Ese es el problema número uno de la humanidad: no conocer las respuestas a lo trascendental. La frustración humana aparece cuando somos incapaces de encontrar una salida a las situaciones en las que estamos viviendo, y olvidamos que desde lo más antiguo de la historia de la humanidad, el hombre se ha hecho siempre las mismas preguntas.  Y es curioso de que a pesar de no tener respuestas para sus preguntas, la humanidad acepta todo (incluso vivir en la permanente frustración) antes que reconocer que las respuestas las puede encontrar en Dios. Y muchos van ciegos a la muerte, creyendo que ese será el final de sus desventuras, mientras Dios está ofreciendo las respuestas que todos necesitamos. Pero porque el hombre y la mujer de hoy no quieren escuchar la voz de Dios, y porque siguen viviendo debajo de la sombra de su propia ignorancia, es nuestro Creador el que hace la última pregunta... "Quién se alegrará sin Dios?" Este es mi comentario: yo podría estar durante horas enteras escribiendo sobre este tema trascendental de las preguntas que muchos no saben contestar, pero me voy a limitar a pedir, a quienes estéis interesados o interesadas -los que no se interesan por estas cuestiones me son indiferentes porque yo no soy Dios- que se den un poco de tiempo y lean mi obra teatral "La Carreta". Y no olvidéis nunca que Jesucristo es el Camino, Jesucristo es la Verdad y Jesucristo es la Vida.
Llegaba el día de la cita: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - Bueno, la próxima cita será para el mes que viene, en este mismo día, a la misma hora y en este lugar. Llegaba el mes siguiente: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - Bueno, la próxima cita será para el mes que viene, en este mismo día, a la misma hora y en este lugar. Llegaba el mes siguiente: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - Bueno, la próxima cita será para el mes que viene, en este mismo día, a la misma hora y en este lugar. Llegaba el mes siguiente: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - Bueno, la próxima cita será para el mes que viene, en este mismo día, a la misma hora y en este lugar. Llegaba el mes siguiente: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - Bueno, la próxima cita será para el mes que viene, en este mismo día, a la misma hora y en este lugar. Así sucesivamente y de manera indefinida hasta que sucedió lo que tenía que suceder: - Buenas tardes, Doctor. - Hola, chaval, siéntate por favor. ¿Cómo va todo? - Muy bien. - ¿Y las chavalas? - Hay una que está muy buena y hablo con ella; con las demás no hablo porque no me gustan. - ¡¡¡NO QUIERO VERTE MÁS POR AQUÍ!!! Fin de la Terapia.
¡Hasta siempre, Valdeluz! Ha llegado la Hora H, el Día D y el Año A, de despedirme de todas las amigas y de todos los amigos que he tenido el sumo placer de haber conocido en esta localidad de Guadalajara. Nunca olvidaré los alegres momentos de ocio y de cultura que he podido compartir con todas ellas y con todos ellos; pero llegó la hora de partir y de comenzar una Nueva Historia en mi vida. Si no he podido comprar una vivienda en Madrid capital ha sido por culpa de unos indeseables de cuyos nombres no quiero ahora acordarme. Pero, a cambio, he conseguido algo mucho mejor en Molina de Segura, de mi querida provincia de Murcia. Algún día volveré de nuevo a Madrid (a donde acudo muchas veces) pero en plan de Vencedor. Tengo que aclarar que el éxito ya lo he alcanzado por estos mundos de Dios y gracias a Mi Señor Jesucristo. Quiero aclarar que todo lo que ya venga será porque Dios derrama en abundancia a quienes no sólo somos seguidores verdaderos del Cristianismo sino que, además, confesamos a través de la Gracia del Espíritu Santo, el nombre de Jesucristo como al único líder, eternamente vivo, al que seguimos con total fidelidad. Comienza una Nueva Historia y yo tengo solamente 18 años de edad; con lo cual sigo mi camino sin pensar en nada más que seguir desarrollando mis aptitudes y mis actitudes que, en la línea de Jesucristo, me harán viajar tantas veces como Él quiera y siempre con la eterna compañía de Mi Princesa. Desde ahora todo será mejor, todo será más bueno y todo será más interesante. Nueva Historia para, después de haber podido experimentar las tres cosas necesarias para ser un hombre feliz y realizado (ver publicados tres de mis libros, haber tenido dos hijas y poder plantar unos cuantos árboles), seguir mi proyección profesional como escritor y como periodista hasta alcanzar lo que Jesucristo quiera que yo siga alcanzando. ¡Hasta siempre, Valdeluz, y buenos días, Molina de Segura!.
Está visto y revisto que el partido entre el Leganés y el Ciempozuelos es futbolitis de locos; empezando por los graderíos donde el gentío siempre arma la barrila por unas patadas de más o menos o de menos o más; aunque, en realidad, la locura que les entra a las gentes cuando juegan el Leganés contra el Ciempozuelos o viceversa (que aqui viene muy bien escribir eso de o viceversa) es la misma que se desata ¡y qué desatados estamos todos nosotros y nosotras!- cuando juega el Badajoz contra el Cacereño a la hora de luchar por el primer puesto de entre los conquistadores de chavalas guapas, o muy guapas, o incluso guapísimas. Porque entonces se arma la marimorena que es una morena que se llama María.   La marimorena es un espectáculo de tal calibre que, a la hora de calibrarnos, nos diferencia a los unos de los otros o viceversa (que aquí también viene muy bien escribir eso de o viceversa que nos da más imagen de intelectualidad). El fútbol, en su variante X, que vayan ustedes a saber qué variante es, produce tales ataques de risa que no se pueden aguantar ni con agua porque de agua deriva lo de aguantar... y por eso les entra a todos el baile de San Vito, hasta que el árbitro pita y nadie sabe lo que pita excepto la tía del árbitro que está en capilla pidiendo a San Vito que no le pase nada malo y que le conoce tanto que sobran comentarios menos el de aquel que escribió un periodista al decir: "Esto parece la guerra de las bellotas". Y es que los espectadores del Badajoz contra el Cacereño se pasan todo el partido, o lo que sea, tirándose bellotas los unos contra los otros y se dicen tales cosa que son para no contar. Por eso no las cuento y las cuentas claras supone que el recibo de la luz no se apaga para nada de nada de la nada y más de la nada y es que Mireia Belmonte nada tanto que es como si estuviera ejercitando las belmontinas toreras aunque no ha nacido en Belmonte ni tiene nada que ver con los toros.  En San Vicente de la Barquera no se hacen barcos. Otra paradoja de los españoles. Porque resulta que los barcos se fabrican en el Puerto de Sagunto (por ejemplo) y si no es así no es mía la culpa. Por culpa de los barcos nos hemos embarcado en unas refriegas histéricas que no se conocen desde el tiempo de la ilustre fregona cervantina. Ahora las fregonas ya no son tan ilustres sino palos con bayetas. Y si hablamos de bayetas cada equipo de futbolitis aguda juega a lo loco que se vive mejor. O sea, que es mejor meter un gol al arco iris antes que irse sin mojar el churro en el chocolate espeso. Algún esposo (bastante espeso) lo sabe y se lo calla. Cuando un esposo (bastante espeso) se encalla es que algo calla y entonces la marimorena viene zumbando como las moscas del moscatel que alguno que otro se toma a las 8 de la jornada matutina para disimular que le han dado una verdadera zurra durante la noche y por eso van por las calles con esparadrapos hasta en las cejas. De algún cejudo que otro mejor no hablo de ciertos temas porque prefiero no saber a lo que me refiero y prefiero no escribir nada de eso después de haber escrito lo de "El señorito de Vélez" que para algo importante lo he escrito.  Punto en boca para el Boca... Juniors por supuesto... porque el Lanús tiene ahora mucha lana según me cuenta Don alfredo. Y es que el balón está en las nubes. ¿Quién ha enviado el balón a las nubes? Que se lo pregunten a Gurpegui a ver si lo sabe. En cuanto a Koikili debe estar jugando en el limbo porque no aparece en ninguna alineación de los de Primera. Por las aguas marinas de Australia se celebran partidos submarinos entre las morenas y las no morenas -me refiero a los peces con barba de las Islas Barbudas que son las visitantes y a los peces sin barba de una izquierda que no sé si está unida o desunida pero que son las locales- pero parece que los espectadores no acuden por culpa de las medusas. Por cierto, el Medusas Club de Fútbol que yo sepa no existe todavía; pero sí que existe el Marino de Luanca que no es de San Marino según dicen las Crónicas de Alfonso X El Sabio y esto lo he leído en La Verdad de Murcia de alguien que está más verde en Historia que las Islas Verdes de Irlanda. Esto es más verdad que los pimientos de las huertas murcianas. Por eso afirmo que Huertas jugó en el Hércules de Alicante y si no es verdad es que lo habré soñado... pero los Hortelanos no jugaban al fúbol profesional sino que se dedicaban a dar pedales porque eran más atléticos (supongo que fans del Atleti) que un tal Emilín; aunque fuesen conquenses. De lo cual nadie tiene la culpa porque otros nacen en Cabezón de la Sal y no lo niegan ni se ofuscan por ello y tienen mucho salero en sus formas de hablar.  Por Castilla La Mancha muchos juegan al fútbol en las eras para no estropear los sembríos; así que si tenemos que escribir una crónica del partido a celebrar o celebrado entre el Albacete y el Conquense lo mejor es hacerlo desde un helicoptero (helicóptero para los más cultos) que es una manera muy original de ver un partido de fútbol entre manchegos pero con cuidado de que el balón no se estrelle con alguna de las alas. Aunque me parece que el Manchego ha desaparecido no es cierto. Lo que sucede es que los del Manchego ya están hartos de lo de "En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme" aunque lo dijera todo un Cervantes. Por cierto, Cervantes jugó en el Murcia se lo quieran creer o no se lo quieran creer. Y, como era portero, no debía ser "El Manco de Lepanto" sino otra persona. Cosas del fútbol y la literatura de fútbol. Adiós.  
No me importa, para nada en absoluto, lo que digan los pseudo religiosos, los religiosos o los que no son religiosos o son lo que les dé la real gana de ser. No me importa, para en absoluto, si me tachan de irreverente, o de apóstata, o si algún "jefazo" me excomulga. No me importa, para nada en absoluto, si quienes sean o quienes les de la real gana de ser o no ser me señalan con el dedo acusador como si yo fuera un loco o un ser disparatado. No me importa, para nada en absoluto, ninguno de ellos por separado o todos juntos. No me importa, para nada en absoluto, que nadie me crea o que yo sea indiferente para el resto de la gente. No me importa, para nada en absoluto, que me culpen o que simplemente me ignoren. No me importa, para nada en absoluto, que digan de mí cualquier clase de barbaridades porque no me importa, para nada en absoluto, que digan o no digan o dejen de decir los demás. ¡Afirmo y confirmo, rotundamente, una vez más y por enésima ocasión, que yo me he casado con Mi Princesa no hasta que la Muerte nos separe, ya que ninguno de los dos creemos en la Muerte sino en la Vida, sino hasta la Eternidad!. Y lo afirmo y lo confirmo tantos millones de veces como sean necesarias. ¡No creo en la Muerte sino en la Vida de Jesucristo y sólo a Jesucristo escucho! Yo me he casado con Mi Princesa hasta la Eternidad. La Muerte no nos va a separar porque no vamos a morir ni Ella ni Yo porque no creemos en la Muerte. Si me intentan callar la voz lo gritarán hasta las piedras de los caminos. Y si alguien cree que estoy loco o soy un irreverente peor para él o para ella porque no hago ni tan siquiera un segundo de caso a lo que digan de mi. Afirmo y confirmo que me he casado con Mi Princesa hasta la Eternidad y no hay ninguna Muerte que nos vaya a separar jamás. Y lo digo con la bendición de Nuestro Señor Jesucristo. No me interesa, para nada, lo que opinen quienes no estén de acuerdo. Ya pueden hablar mal de mí todo lo que deseen porque no les hago ni caso ni me detengo a pensar sobre lo que puedan hablar mal de mí. ¡No me retracto ni una sola palabra y afirmo y confirmo que me he casado con Mi Princesa hasta la Eternidad! Paso absolutamente de todos incluídos los teólogos y los no teólogos, o los que se las den de teólogos sin serlo. En cuanto a Mi Princesa yo la llamo LINA por dos razones fundamentales y absolutas: la primera de ellas es que la llamo LINA porque me da la real gana (esta razón ya sería suificiente) y la segunda razón, incluso más poderosa que la primera, es porque LINA es el acrónimo de LILIANA, formado por la primera sílaba de LILIANA que es LI y la última sílaba de LILIANA que es NA. Quien quiera saber lo que es un acrónimo que consulte el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Y si alguien (cuyo nombre me sé pero no lo digo) se mosquea, se enfada, se molesta, se cabrea o todas esas cosas juntas y al mismo tiempo, me importa menos que un carajo. AMÉN. Tengo solamente 18 años de edad y a mis 18 años de edad no discuto con nadie. Quien quiera pelear que se vaya al Madison Square Garden y se zurre con su sombra.  
Cuando el viento solpa suena mejor la copla.
Refrán.
Autor: José Orero De Julián  203 Lecturas
Y yo, en medio de la niebla de los recuerdos, me quedé en un rincón de los silencios. Y la compañía era solamente una imaginación e imaginé que el tiempo se detenía. Y, al detenerse el tiempo, descubrí que más allá de mi silencio había una oportunidad. Y me quedé en un rincón pensando... El pensamiento se me hizo realidad y la realidad se convirtió en Sueño. Y me quedé soñando. Y soñando me hice de nuevo caminante. Y me levanté. Y me quedé en un rincón esperando al alba. Y el alba llegó y yo comencé a sentir tu presencia. Y con tu presencia me hice el viajero de toda mi existencia. Y mi existencia eras tú.
Cada pasión nos ofrece momentos únicos. Le pedimos a la vida que sea interesante, que sea algo así como hacerse jugador de fantasías y difundimos nuestros poemas a la belleza femenina como la Gran Noticia de nuestra presencia de hombres auténticos que avalamos nuestra condición varonil con un plus, un bono llamado Sueño. Llevamos en nuestro interior el gran trabajo efectuado con nuestras formas unívocas de ser. Somos hombres y no marionetas que no saben a qué género pertenecen. Ampliamos nuestras vivencias hasta ser los más admiradores de las chavalas guapas que trabajan dentro de nuestras memorias. La enumeración de todas ellas se nos hace infinita y, debido a nuestro crácter varonil, somos tan versátiles como los superclases del estado natural. Como hombres nos definimos y como hombres actuamos. Nuestra victoria es, siempre, la fidelidad a la única chavala guapa a la que amamos en todo momento: antes, en y después. Con esto es suficiente para amar solamente a la que nos pertenece de manera individual y jamás la compartimos con nadie de manera colectiva. Si hemos elegido a la nuestra es porque es la más bella de todas. Y eso es intocable. Sumamos días en este proceso de adaptación a las nuevas formas de ser y las nuevas maneras de ver la vida. Cambiamos para mejorar y eso nos permite derrotar a los rivales una y mil veces más que una. No somos falsos como ellos y por eso jugamos nuestras cartas, y las escribimos para dar Acta de sus existencias, sin tener que echar faroles sino a cara descubierta para conseguir, y lo conseguimos, alcanzar la misión imposible que hacemos posible gracias a nuestra Fe. Hemos establecido un nuevo récord de fidelidad a la más bella de todas, ¡feliz transformación física y espiritual!, que es la nuestra. Nosotros no lo dudamos. Por eso cada pasión nos ofrece momentos únicos. Y es que tenemos sentimientos de hombres porque somos hombres. No nos importa lo que sean los demás porque ese no es nuestro problema. Nosotros somos felices con las que nos han conquistado por su belleza singular. Por eso nos merecemos las mercedes de Jesucristo, un regalo de Dios a través de la Gracia del Espíritu Santo. Amén.
Según Jaime Fernández Garrido, Martín Scorsese es un director de cine de origen irlandés, considerado como uno de los mejores en la actualidad. Recientemente daba una entrevista para el diario El País con motivo del estreno de su película titulada "Infiltrados", una trama de agentes dobles en la policía y el terrorismo. Una de las frases claves en la entrevista fue: "Estamos en la zona cero de la ética, las fronteras entre el bien y el mal están desapareciendo. no es posible ser optimista hoy en cuanto a la tendencia de las civilizaciones mundiales".  Nuestra época es conocida como la época del engaño, porque en cierta manera parece no importar los medios que utilizamos para llegar a cualquier fin. Respondemos al "principio de satisfaccion inmediata": lo que merece la pena son los resultados, no importa si en el proceso hemos dejado el camino "sembrado de cadáveres". Lo trascendente son los premios, los logros, la capacidad económica, la posición social, la satisfacción de todos nuestros deseos... caiga quien caiga. Y en este falso imperio de la ilusión, los reyes son la falsedad y el engaño.  Vivimos en la zona cero de la ética, porque nadie parece ser capaz de distinguir lo que está bien y lo que está mal. Hemos dejado a Dios a un lado, y sin Absoluto moral, son diferentes personas las que tienen que decidir lo correcto, y eso siempre es, como mínimo, muy peligroso. Nadie sabe dónde estamos ni mucho menos a dónde vamos, pero lo más triste de todo es que a la mayoría de la gente no le importa lo que pueda suceder. Se han acomodado en una sociedad engañadora en la que los mentirosos son los que tienen el poder, incluso muchas veces, con la aprobación de aquellos que sufren las heridas... Quizás el mayor problema tiene que ver con nuestra ambición. Queremos hacer lo que deseamos y en cierta manera, sentirnos con más derechos que los demás. En ese punto no nos importa engañar, porque lo que realmetne queremos es que se cumplan nuestros deseos. Que todos hagan lo que nosotros queremos que hagan... Claro, pocas veces lo postulamos así, porque nos preocupa lo que piensan los demás, pero en el fondo, es lo que nos gustaría que ocurriera.  Y aunque nuestra sociedad va por ese camino, no tenemos ni siquiera el gusto de que se hata inventado en nuestra época. Miles de años atrás, el pueblo decía a aquellos que debian hablar de parte de Dios "profetizad ilusiones". No importa si todo es un engaño; no importa si la mentria vive en el corazón de los hombres; no importa si nosotros mismos somos engañados; eso piensan muchos. Así quiere vivir la gran mayoría, aunque todo se reduzca a unos grandes deseos de ilusiones intrascendentes y crueles.  Eso dice Jaime. Sin embargo, también estamos los otros y las otras, los que ni vivimos de esa manera ni tenemos ningún deseo en vivir de esa manera. "No os conformeis con las cosas de este mundo" nos dice Jesucristo vivo y "pedidme porque yo os daré en abundancia". Si nos fijamos en esto y tenemos en cuenta esto, nos importa menos que un carajo la forma de vida de esa mayoría ambiciosa que no tienen en cuenta ni a sus propios padres ni a sus propias madres, cuando menos a los ajenos, a la hora de ansiar ser los máximos y las máximas dentro de esta podrida sociedad. Nosotros no y nosotras nos. Nosotros y nosotras estamos en este mundo pero no somos de este mundo. La época del engaño no es nuestra época. Por eso vamos logrando que se cumplan nuestros grandes sueños sin entrar a formar parte de este podrido mundo y de esta podrida sociedad donde ellos y ellas no encuentran, al final, más que frustraciones, desengaños, ganas de morir. Y, por supuesto, viven como muertos. La época del engaño no es la nuestra. Podemos llegar a lo más alto sin pertenecer al mundo de ellos y de ellas, los corruptos. Si somos optimistas es porque vivimos dentro de la ética humana y la moral cristiana. Los que no lo entienden ni lo comprenden ni lo viven de esta manera, al final sólo son muertos vivientes hasta que mueren de verdad. Nosotros y nosotras no. Nosotros y nosotras somos eternos porque pertenecemos siempre vivos en la Vida de Jesucristo; y porque la época del engaño no es, sin engañar a nadie, la nuestra. Uno solo de nosotros o una sola de nosotras vale millones de veces más que todos ellos y todas ellas juntos o arrejuntados como les gusta estar. Así que todos nosotros y todas nosotras, los cristianos y cristianas de la Verdad somos universales y, por ello, diferentes a todos ellos y todas ellas que sólo son mundanos. La época del engaño no es la nuestra porque estamos en el Camino de Jesucristo. Quienes quieran entender que entiendan. Quienes quieran comprender que comprendan. Quienes quieran vivir que vivan. Lo demás no pertenece a nuestra manera de pensar, a nuestra manera de decir, a nuestra manera de sentir y a nuestra manera de vivir. En definitiva, estar muertos o muertas dentro de lo mundano no es nuestro problema una vez que hemos declarado que el Camino, la Verdad y la Vida es un Jesucristo que está vivo.  
Vagamente niño. No sé qué extraña condición es el principio de todos los sentimientos. Un recordar caminando por el viaje de la existencia. Escribir preocupado por el beso infantil, por el deseo de vivir rodeado de rosas blancas y esponjarios en la memoria de las esencias. Ser una persona con la emoción de los caminantes. Ser un poeta que vive para contar más vida de lo que se lee. Saber ser. Saber estar. Saber escuchar la rebeldía hasta gritarla con un soneto: "Tengo las manos libres y el compromiso / de ser poeta en el origen / cuando la vida es tan virgen / como el propio afán de lo preciso. / Ser poeta y soñador de lo sumiso / para dar el cante a los que rigen / y ser foco de luz de quienes exigen / lo total, lo entero, lo indiviso. / Ser lugar sin previo aviso / con todo lo que es el impreciso / pasar ligero de los que corrigen / y ser siempre el insumiso / poeta que arranca de lo indeciso / y se hace libre de quienes dirigen ". Vivir como quien vive una aventura en el proceloso afán de lo narrado y ser quien escribe grabando lo infinito en ese tener las manos liberadas para poder elevar su condición humana hacia la bondad de los naranjos horizontes. Sencillez. Ser compañía de idiomas liberados y una sola causa crucial al trasluz de las palabras escritas con la grandeza de ser igual de pequeño que una sílaba asida a ese coger la idea y conseguir trasladarla a otros mundos mientras la sombra de este haber nacido para ser hombre entero y verdadero te hace ser escritor en cualquier sino de lo nuevo en cada momento de la Eternidad.
Superar al día. Ser algo así como una realidad optimista teniendo siempre el estilo suficiente como para liberarse de las traiciones y estar por encima de todos esos adeptos a las doctrinas impuestas. Tener la capacidad de regenerar los momentos instantáneos y comenzar a observarse para ser mucho mejores.  A las tensiones de las cadenas que nos quieren imponer quienes presiden esta época bastante triste hay que responder con no venderse nunca al sector mayoritario y añadir un poco de conciencia para descomponer las dudas que están presidiendo estos tiempos decadentes. Superarse hasta encontrarse.  La primera declaración de intenciones que debemos expresar es hacer el discurso de presentación derrotando a la mediocre realidad con la que nos enfrentamos. Abrir una distancia sideral motivados para superar cualquier síndrome que sufra la sociedad. Recuperar el centro de nuestras ilusiones y ser capaces de liberar nuestras ideas para solucionar el asunto de nuestra existencia atemporal; estar fuera del tiempo para poder cambiar.  Todo puede ser cambiado si en los últimos momentos de nuestras decisiones somos capaces de crear una sucesión ilimitada de ideas que nos traigan el recuerdo de la alegría. Es un principio de autoridad indiscutible. Es como saber tener excelentes recursos anímicos y espirituales para poder desmentir, punto tras punto, lo que invita al aburrimiento. No aburrirse jamás para poder romper las cadenas de tantos altos números de inoperantes que intentan introducirnos en sus áreas de acción. Estar siempre fuera de esas áreas para poder vislumbrar mejor nuestro futuro.  No participar de la fiesta impuesta para no perdernos en el juego de la vida; no participar de la fiesta que ha caracterizado la mediocridad y ser mejores para no ser víctimas de sus dubitativas propuestas. No dudar y conquistar lo que nos sirve para romper esas cadenas de esclavitud hasta convertirnos en los favoritos del futuro ante cualquier clase de rivales. Marcar antes de ser marcados y, con nuestra marca indeleble, poder tirunfar.    
17 de octubre de 1908. Cafetería de Tim Millison en Los Ángeles de California, Estados unidos.   - Buenas tardes, Tim Millison... ¿porque usted es Tim Millison, no es cierto?- ¿Cómo lo ha sabido? ¿Es que es usted un adivino adivinador?- ¿Tengo yo cara de adivino adivinador?- No. Pero eso tiene fácil arreglo si usted me lo permite...- Si lo puede conseguir se lo permito...  Tim Millison le arreó tal tortazo a Paul Anaconda que sonó en todo local.  - ¡¡¡Plassssssssss!!!  Paul Anaconda no tuvo otra reacción más que echarse a llorar como un bebé de ocho meses de edad.   - ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¿Qué... qué... qué le he hecho yo para pegarme de esta manera? ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!!- ¡Bruto! ¡¡Más que bruto!! ¡¡¡Qué le ha hecho mi pequeño adalid para haberle pegado de esa manera?- Pues a mí no me parece tan pequeño porque le hecho por lo menos unos cincuenta y a lo mejor me quedo corto. Además... él me dió su permiso.- ¿Me permite usted ahora a mí?- Si se empeña, señora mía...- ¿Y dale con la fea costumbre de que todos me llamen señora suya? ¿Me prmite o no me permite?- Le permito...  Andrea Jeger le atizó tal tortazo a Tim Millison que volvió a resonar en todo el local. - ¡¡¡Plassssssssss!!! A Tim Millison no le quedó más remedio que reaccionar llorando también como un bebé de ocho meses de edad.  - ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!! ¿Qué... qué... qué le he hecho yo para pegarme de esa manera? ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!!- ¿Pero esto es una cafetería o una guardería infantil?  Los dos mozarrones dejaron de llorar mientras ella daba las órdenes como buena puritana samaritana que era.  - ¡Usted, Tim, sírvanos dos cafés de inmediato y aprenda la próxima vez que quien le ha dicho a Paul Anaconda que usted se llama Tim Millison he sido yo y en cuanto a ti, Paul. deja ya de hipar y siéntate frente a mí delante de esa mesa vacía porque ya te cantaré las cuarenta en bastos si es necesario por si sucede que esto de invitarme a café resulta luego que es mentira! Los demás clientes sólo alucinaban...  - A sus órdenes mi sargento...- ¿Cómo me has llamado, Paul?- No. No me pegues por favor que pago yo. - Sí. Eso es verdad. Pero... ¿cómo me has llamado, Paul?- General. Sargento General. - Si te vas a tomar la cita a cachondeo me largo y santas pascuas. - No. Por favor. Yo sin tu amor no soy nada.  - Entonces hagamos como que no ha pasado nada y empecemos de nuevo. - ¿Hay que salir de la cafetería para volver a entrar?- ¡Eso he dicho y me parece que hablo en español puro!- Está bien. Salgamos y volvamos a entrar para empezar de nuevo.  Los demás clientes sólo alucinaban... cuando la pareja salió de la cafetería y volvieron a entrar como si no hubiese sucedido nada.  - Buenas tardes Tim Millison... ¿porque usted es Tim Millison, no es cierto?  - ¿Cómo lo ha sabido? ¿Es que usted es un adivino adivinador?- ¿Tengo yo cara de adivino adivinador? - No. Pero eso tiene fácil arreglo si usted me lo permite... - Si lo puede conseguir se lo permito... - ¡¡¡Basta ya!!! ¡¡¡Me estáis poniendo los dos mal de los nervios!!! ¿Es que tal vez o acaso sois dos gilipollas? - Está bien... no empecemos con las bofetadas... pero... ¿cómo ha sabido usted que me llamo Tim Millison?- ¿Le pica la curiosidad tal vez o acaso?- Estoy hablando con el caballero y no con usted. - ¡Dile algo para poner a cada uno y cada una en su debido lugar, Paul!- Esto... lo sé porque me lo ha dicho ésta... - ¿Cómo me has llamado, Paul?- No me peques por favor y deja que termine la frase. Quiero decir esta guapa señorita se lo crea usted o no se lo crea usted, señor Millison.  Tim Millison soltó la carcajada.  - ¡¡¡Jajajajajaj!!! - Demuestra que en verdad es usted un gilipollas Tim y en cuanto a tí, Paul, se nota que tienes buen gusto.  Tim Millison soltó otra carcajada.  - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡Dile algo, Paul, para que se entere de una vez por todas! Paul Anaconda soltó la carcajada.  - ¡¡¡Jajajajaja!!!- Pero... ¿en qué mundo vivimos?... en mis tiempos...  Paul Anaconda soltó otra carcajada. - ¡¡¡Jajajajaja!!!- Ríete todo lo que quieras pero en cuanto nos casemos te vas a enterar. - ¿Es que se van a casar ustedes dos?- Tú a tus fogones y no fisgonees tanto.  Los demás clientes sólo alucinaban...  - ¡¡¡No se quede ahí más parado que una tortuga de escayola y sírvanos dos cafés!!!- A sus órdenes Sargento General.  Andrea Jeger ya no le hizo ningún caso a Tim Millison quien salió rápido hacia la cafetera mientras Paul Anaconda separaba una silla de la única mesa que estaba vacía pues creía que eso era lo que debían hacer los verdaderos caballeros ante sus damas preferidas pero no tuvo en cuenta que ésta ya se estaba sentando y Andrea Jeger terminó sentada en el suelo con una caída sorda pero que hizo mucho ruido.  - ¡¡¡Catapum!!! Andrea Jeger, volviéndose totalmente iracuanda como buena puritana samaritana que era, agarró, desde el suelo, los dos pies de Paul Anaconda y tiró hacia adelante cayendo este al suelo sin remedio alguno. - ¡¡¡Catapum!!!- ¿Te ha gustado la broma, Paul?- Te has pasao, te has pasao, no me gusta tu peinao. - ¿De verdad no te gusta cómo vengo peinada?- Podrías mejorar mucho si... En esos momentos volvió a aparecer Tim Millison soltando un sonoro pedo.  - ¡¡¡Pum!!!- ¡Indecente! ¡Es de muy malas costumbres interrumpir una conversación entre una dama y un caballero!- Perdona, Paul... pero se me olvidaba que siempre cobro por anticipado. - Está bien. ¿Te vale con "Thaler"?- Si "Thaler" quiere decir dinero me vale...  Paul Anaconda sacó el dólar del bolsillo superior de cu camisa ranchera y se lo entregó a Tim Millison.  - ¿Vale este dólar?- ¡Claro que vale! Así que ya puedes ir a servirnos mientras terminamos de levantarnos del suelo y la proxíma vez que tengas ganas te tirar un cuesco hazlo delante de la más querida de tus amantes, so guarro, que hueles a huevo podrido que apestas. Gateando por el suelo lo mejor que pudieron, Andrea Jeger y Paul Anaconda consiguieron, por fin, levantarse y sentarse en sus sillas correspondientes mientras Tim Millison se guardaba el dólar en el bolsillo izquierdo de su pantalón. - Paul... - Andrea...- Dime algo encantador que me encante...- Eres encantadora... de serpientes... jajaja...- Espera un momento, que ha sido muy encantador por tu parte y debo corresponder de la misma mnanera pero como a dé lugar.  Andrea Jeger se levantó de su silla y, dirigiéndose hacia el atemorizado Paul Anaconda, le dio una colleja en la nuca.  - ¡Ay! - ¿Te ha gustado, encanto de criatura?- No ha estado mal del todo, encantadora. - ¿Quieres que lo haga mejor?- Si pudiera o pudiese ser... - Ahora vas a ver si pudiera o pudiese ser.  Andrea Jeger le dio ahora dos collejas en la nuca a Paul Anaconda.  - ¡Ay y ay! - ¿Qué tal ahora, encanto de criatura?- Sé que puedes hacerlo mejor, encantadora. Confío plenamente en ti. - A lo dicho hecho.  Y Andrea Jeger le dio tres collejas seguidas en la nuca. - ¡Ay, ay y ay! - ¿Te sigo encantando o ya tienes suficente encantamiento, encanto de criatura?- ¡¡Ya está bien!! ¡¡¡Voy a terminar por enfadarme del todo!!!  Los demás clientes sólo alucinaban... - ¿Quieres hacer algo que me sorprenda, Paul, y que además demuestre que eres todo un hombre en quien depositar toda mi confianza?- Eso es muy fácil.  Paul Anaconda le sacó la lengua y, con las manos apoyadas en sus dos grandes orejas, las movió como los elefantes y, siempre con la lengua fuera, comenzó a hacerla burlas.  - ¡Bluuuu! ¡Bluuuu! ¡Bluuuu! - ¿Eres así siempre o es que estás demasiado emocionado?- Las dos cosas. - ¿Y alguna frase de sabiduría? ¿Sabes decir alguna frase de sabiduría?- Por supuesto que sí. Escucha. La mejor compañía de un hombre es poder salvarse de la Soledad. - ¿Soledad? ¿Quién es esa Soledad, granuja?- ¡No... no... más collejas no, por fa! - ¡Entonces dime ya quién es esa Soledad!- ¡Los celos te impiden ver bien con quién estás! - De acuerdo. No son los celos como estás creyendo sino que soy muy corta de vista. Espera.  Andrea Jeger sacó unas gafas con cristales de culo de botellas y observó detenidamente a su acompañante.  - ¡Jesús, María y José! ¡¡Qué feo eres!! - Soy lo mejor que puedes encontrar en el mercadillo de las oportunidades. - ¿Me estás llamando oportunista?- Puede ser que sí...  Andrea Jeger agarró una servilleta de papel, hizo una dura bola con ella y la lanzó al rostro de Paul Anaconda que recibió el pelotazo sin rechistar.  - ¡Toma pan para que hagas sopas! En ese instante regresó Tim Millison con la bandeja y los dos cafés humeando.  - ¿Quieren ustedes dos dejar ya de hacer niñerías?- Estamos a lo que estamos, Tim. ¿Quién te ha dado vela en este entierro y quién te ha dicho que metas las narices donde nadie te llama?- Es que estáis deshonrando a mi local, Paul. - ¡Tú si que deshonras a tus muchas queridas y, además, amantes!  Tim Millison dejó los dos humeantes cafés sobre la mesa y estampó la bandeja metálica sobre la cabeza de Paul Anaconda.  - ¿Te ha gustado la receta de la casa? Paul Anaconda se levantó rápidamente. - ¡Ahora verás lo que le hago a este espía, Andrea!  Inmediatamente, el forzudo Paul agarró por la chepa al asustado Tim y deslizándole por sobre la mesa le hizo que lamiera todas las migajas que todavia no se habían limpiado.    - ¿Está deliciosa la receta de la casa, Tim?- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Está más deliciosa que cualquiera de mis queridas y, además, amantes! - Pues ya puedes dejarnos otra vez a solas y vete en paz. Tim Millison huyó a tal velociad que, en su ciega carrera, se le cayó la bandeja metálica contra el suelo rebotando tres veces.  - ¡Cataclink! ¡Cataclink! ¡Cataclink!  Los demás clientes sólo alucinaban...  - Bebamos en honor de nuestro romance, Paul. - ¡Paseábase el rey moro por las puertas de Granada! ¡Ay de mi Alhambra! - Pero... ¿qué estás diciendo, atontado?- Perdona pero es que en mis tiempos libres soy hispanista. - Bebe y calla, tontiloco.  Paul Anaconda dio el priemr sorbo a su café; pero estaba tan caliente que le ardió la boca y  soltó un chorro que fue a parar contra la cara de Andrea Jeger.  - ¡Espera, querido Paul! Andrea Jeger dio el primer sorbo a su café y soltó otro chorro contra el rostro de Paul Anaconda.  - Esto no puede seguir así, Andrea. Los dos comenzaron a limpiarse sus rostros con varias servilletas de papel.  - ¿Por qué estás bailando, Paul? ¿Es que no puedes estarte quieto tan sólo un momento nada más?- Es que tengo ganas... - Las ganas las dejas para cuando estemos ya bendecidos por el señor obispo. - Es que tengo ganas... - Que te repito por última vez que te aguantes las ganas hasta que hayamos pasado por el altar.  El baile de San Vito continuaba...  - Es que tengo ganas... - ¿Se puede saber a qué te refieres?- Ya no. - O sea que... - ¡Que sí! ¡Que me he hecho pis y tengo los pantalones manchados gracias a ti! - ¡Qué emocinante! ¡Que gran caballero! ¡¡Gracias por haberlo hecho por mí!! - Ya. Pero ahora... ¿cómo me levanto sin llamar la atención?- ¿Y te vas a levantar ahora que viene los más emocionante?- ¿Lo más emocionante? ¿Puede haber algo más emocionante todavía?- Sí. Lo más emocionante de todo. Espera.  Andrea  volvió a llamar al asustado Tim que se acercó como espantado pero decidido a superar el miedo.  - ¡Mande usted, Sargento General!- ¡Una tostada bien dura! ¡La tostada más dura que tenga usted! - Precisamente queda todavía una tostada que está tan dura que ningún cliente o clienta ha querido tomar por no perder sus sentido del gusto.- ¡No me venga usted ahora con romances frustrados, camarero!- Dueño. Soy el dueño. - Camarero al fin y al cabo. - Está bien. Pero no hablo de romances frustrados sino de tostadas. Ahora mismo se la traigo.  Tim Millison llevó a la mesa de Paul Anaconda y Andrea Jeger la tostada más dura que nadie pudiera imaginarse.  - ¡Aquí está la tostada más dura que nadie pueda imaginarse! ¡No se la come ni un león! ¡¡Eres un zorro, Paul!!- ¿Está diciendo que como Paul es un zorro yo debo ser su zorra?- No... pero como dice mi abuela... lo dicho dicho está... - Está bien. ¡Váyase por donde ha venido!  Cuando Tim Millison les dio la espalda camino de la barra, Andrea Jeger se levantó de su silla con la tostada en la mano y, apuntando con total exactitud, la lanzó a manera de los que juegan al béisbol y marcando bien todos los gestos, contra la cabeza de Tim quien recibió el impacto sin decir ni pío pero llorando de dolor a lágrima viva.  - ¡Qué tipo más duro este tal Tim! ¡No ha dicho ni pío!  Pero Tim Millison no estaba dispuesto a dejar el asunto sin respuesta alguna y, tras enjugarse sus lagrimones con la servilleta que llevaba colgada de su brazo derecho, tiró la servilleta al suelo, se volvió de repente y se lanzó contra Paul Anaconda mientras éste, sin darse cuenta de lo que se le venía encima, ya se estaba levantando para ir al water. Por eso Tim Millison tropezó con la pierna izquierda de Paul Anaconda y, trastabilleando, fue a estrellarse contra la dura mesa de pedernal donde se encontraba un florero de cerámica con una bella flor amarilla.  - ¡¡¡Catacrack!!!  El golpe fue tan morrocotudo queTim quedó totalmente inmovilizado sobre el suelo mientras el florero se rompió al chocar con su pecho donde la flor amarilla quedó como bailando hasta quedarse como plantada. Paul Anaconda sólo pudo responder canturreando.  - ¡Y en mi pecho yo tengo una flor! - ¡No es broma, Paul, ni tampoco para que te lo tomes a broma! ¡¡Se me ha roto la pierna en varias partes!! ¡¡¡No puedo levantarme!!!  Andrea Jeger se levantó y cogió todos sus bártulos. - Como buena puritana samaritana... ¿vas a atender a Tim y me vas a dejar solo?- ¡Adiós a los dos, so infantiles! ¡Yo me largo de aquí y si os he visto no me acuerdo! - Pero.. ¿de verdad que no vas a aplicar los primeros auxilios a Tim?- ¡¡Llama a una ambulancia pero te repito que si os he visto a los dos es que ya no me acuerdo de ninguno de los dos ni me pienso acordar jamás de los jamases!!  Andrea salió a toda velociad de la cafetería mientras Paul se quedó mirando al quejumbroso Tim que, metida la mano en el bolsillo izquierdo de su pantalón, encontró a "Thaler" y comenzó a acariciarle.  - ¡No lo hagas por mí, Paul! ¡Hazlo por este "Thaler" que nos ha unido de verdad, amigo! - ¡Ni amigo ni leches! ¡Tú estás más sonado que la campana de Santiago de Compostela! ¡¡Yo llamo a la ambulancia y que sea lo que Dios quiera y no lo que yo deseo, que es marcharme de aquí cuanto antes!!  Paul Anaconda descolgó el teléfono, avisó a una ambulancia y se marchó del local mientras Tim Millison seguía inmóvil y acariciando a "Thaler" hasta que llegó una ambulancia con un estrepitoso sonar de su sirena, lo cual hizo que todos los clientess huyeran despavoridos pisando sin querer el cuerpo de Tim Millison.  - ¡Ay! ¡¡Ay y mil veces ay!! ¡¡¡Son todos ustedes y todas ustedes más brutos que el burro de Atila en plena estampida!!! Entraron los enfermeros con la camilla y, viendo lo estropeado que se encontraba Tim Wilkison, lo transportaron hacia la ambulancia mientras el dueño de la cafetería, con la mano zurda metida siempre en el bolsillo izquierdo de su pantalón, seguía acariciando a "Thaler".  
Se nos ha fastidiado la comida campestre debido a la fina lluvia que está cayendo en el campo. Hemos decidido enchufar el televisor y ver la carrera de Fórmula 1. Muchos coindidimos en que este año no serán campeones ni Lewis Hamilton ni Fernando Alonso. Que será probablemente el gran James Button o algúno otro que sea la sorpresa a lo largo de la temporada. Las mujeres han decidido cocinar una parrillada para la hora de la comida. Yo me retiro a una esquina, abro el libro de poemas de Giacomo Leopardi y leo ávidamente. El joven Samuel (un mozo robusto de 20 años de edad) propone a los más valientes que salgan a realizar una prueba de medio marathón (12 kilómetros y medio) por el campo debajo de la fina lluvia y con la condición de no competir los unos contra los otros sino que todos deben llevar un ritmo elevado pero todos en grupo. Correr fuerte pero todos en grupo. Esa es la idea como acto de camaradería. A la hora de hacer la lista de hombres que quieren hacer la media marathón amistosa yo cierro el libro de Leopardi y me apunto. Entonces Samuel (un poco arrogante y soberbio pero de gran corazón) se acerca y me dice. - Diesel. No seas loco. A ti te encanta leer y escribir poesía. Y los poetas no practican marathones. - Samuel... te sorprendería la cantidad de poetas que hay en el mundo que realizan múltiples actividades deportivas. - No me lo creo. Los petas no servís para esto... Entonces no tengo más remedio que sacar de mi cartera el carnet que tengo del Club Deportivo Vallehermoso de Madrid y el carnet que tengo de la Federación Española de Atletismo. - Samu (yo le llamo Samu cariñosamente) no sólo practico marathones y los he corrido en muchas partes del mundo sino que también practico salto de altura. Sigue confuso y sin entenderlo el amigo Samu...pero quiere verlo con sus ojos... quiere ver si el madrileño poeta es capaz de hacer una marathón a ritmo alto... La carrera ha sido una maravilla. Samuel no sabe que a los que competimos en marathones nos encanta la lluvia fina. Que es una delicia correr sobre un suelo ligeramente mojado que te refresca los pies... que es mucho más divertido que hacerlo sobre pistas de arena resecas por el sol o sobre asfaltos endurecidos y abrasadores. Al final de la prueba los cinco valientes que hemos hecho la media maratón a alto ritmo hemos llegado juntos y en perfecta camaradería. Nadie ha perdido el ritmo. La mujeres están terminando la parrillada y nosotros, dsepués de limpiarnos el sudor, las estamos ayudando... Samuel ha aprendido algo nuevo... que hay muchos poetas que corremos marthones de larga distancia (42 kilómetros)... y ahora ha comenzado una enorme amistad entre él y yo... Vuelve a observar mis carnets del Vallehermoso y de la Federación Española de Atletismo... me los entrega y dice... - No volveré a pensar quen los poetas son gentes débiles de carácter...
Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 15- 17 de octubre de 1908. Mercadillo principal de la ciudad de Los Ángeles de California, en los Estados Unidos.  - ¡Felices los ojos que te ven, Paul Anaconda! ¡Felices los ojos que te ven aunque seas más golfo que el de la bahía de San Francisco!- ¡¡Malo, malo, malo!!- ¿A qué viene tanta carga negativa, zarrapastroso?- ¡Siempre que te acercas a mi tenderete acaba todo mal, Sherwood Swart!- Eso era antes. Hoy te prometo que soy como un hombre nuevo y espero que tengas alguna novedad interesante. ¡Mira lo que te he traído!  Sherwood Swart sacó a "Thaler" del bolsillo trasero de su pantalón y se lo enseñó tan de cerca a Paul Anaconda que estuvo aplastando, durante unos segundos, el dólar contra la enorme nariz de éste.  - ¡¡¡Ufffff!!! ¡¡¡Ufffff!!!Ufffff!!! Que... que... que... que me asfixias so bruto. Sherwood dejó de aplastar la enorme nariz de Paul y dejó que este cogiera el dólar y, después de mirarlo cuidadosamente, comenzó a morderlos haciendo rechinar sus dientes mientras en su gran nariz la moneda había dejado un visible círculo rojo.  - ¡¡¡Sssshhhh!!! ¡¡¡Sssshhhh!!! ¡¡¡Sssshhhh!!!- ¡¡Deja de hacer eso con tu dentadura postiza, estafador, delincuente, robaperas, gandul,  hindú estraperlista!! Paul dejó de morder a "Thaler" y se lo metió en el bolsillo de su chaleco pakistaní.  - ¡¡Malo, malo, malo!!- ¿Me estás intentando decir que "Thaler" es más falso que todas tus bisuterías baratas?- Para ya el carro, Sherwood, o comienza la guerra de las naranjas otra vez entre tú y yo. En primer lugar no soy ningún estraperlista ni tampoco exactamente hindú sino pakistaní. ¡Algún día alcanzaremos la independencia!- ¡Escucha, norteamericano postizo! Déjame de política barata y que conste que no he venido a pelear otra vez contigo a naranjazo limpio sino a saber qué me puedes dar a cambio de "Thaler".- ¡¡¡Malo, malo, malo!!! ¡¡Cada vez estás poniendo peor el día!! ¡Yo jamás trafico con personas!- Pero... ¿por quién me estás tomando, Anaconda?- ¿Quién es "Thaler", Swart?- ¡Jajaja! ¿Te has pensado que es algún niño inocente que te ofrezco para que lo pongas en el negocio de los mafiosos por donde deambulas de vez en cuando, gañán de mala vida?- ¿Entonces quién es "Thaler"?- Ese hermoso dólar que te has guardado en el chaleco creyendo que no te estaba observando. - ¿Me tomas por un burdo ladrón?- Por un burdo ladrón y por un burdo buhonero. ¿Qué puedes darme por él? - Tengo unas zapatillas de esparto que son capaces de domar a la mujer más brava que te puedas imaginar.  - ¿Cómo cuánto de duras son?- ¿Las mujeres angelinas? ¡Tú bien sabes lo duras que son las mujeres angelinas cuando recibes las palizas que recibes por parte de tu señora esposa que son bien conocidas en toda esta ciudad!- ¡Deja mi vida privada en paz, charlatán de feria de tercera categoría! ¡¡Me estoy refiriendo a las zapatillas, atontado!!- Bueno, pero no te enfades... - Me enfado cuando me enfado y no sabes tú bien cómo soy cuando me enfado cuando me enfado.- No hay problema alguno, Sherwood. Tengo por costumbre dejar que mis clientes siempre prueben y comprueben la calidad de todos mis productos. - ¿De verdad o de mentira?- De verdad. ¡Pon un momento tus dos manos enseñando sus palmas y acércalas hacia mí! - Como sean de poca dureza te estrangulo, Paul, con estas manos que ves aquí.  Sherwood Swart acercó las palmas de sus manos a Paul Anaconde quien, sin perder el tiempo y más rápido que un rayo veloz, tomó la primera alpargata de esparto que encontró entre las muchas que allí había y atizó con ella tres golpes seguidos en cada una de las palmas de las manbs de Sherwood Swart.  - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!! - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!! - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!!  - ¡¡¡Ay!!!- ¿Te ha convencido el producto? - No me ha convencido para nada de nada. ¡Necesito otras más duras!- Espera un momento que aquí tengo las que necesitas, necio.  Paul Anaconda escogió la alpargata de esparto más dura que había en el tenderete y volvió a llevar a cabo la prueba. - ¡Pon otra vez las palmas de tus manos, Sherwood!- ¡Con mucho gusto, Paul!- El gusto es mío. Jijiji. El mercader pakistaní nacionalizado ya norteamericano volvió a repetir los alpargatazos pero ahora de manera duplicada.  - ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!! - ¡¡¡Aayy!!! Terminada la prueba, las palmas de las manos de Sherwood estaban más rojas que dos brasas ardientes; así que éste se las metió entre su entrepierna para poder soportar el dolor.  - ¡¡Caramba!! ¿De dónde has sacado este material?- Si quieres podemos hacer otra prueba para que termines de estar satisfecho...- No, Paul. ¿Es de verdad y cierto que todos tus clientes tenemos derecho a comprobar la calidad de tus objetos?- ¡Totalmente de verdad y cierto! ¡¡Mi palabra es mi palabra!! ¿Te llevas o no te llevas las alpargatas?- Es que acabo de cambiar de opinión. ¿Puedes acercar un momento tu cabeza como si te fuesen  a coronar como emperador de California entera? A Paul Anaconda le salió a la superficie su desmedida egolatría.  - ¿Emperador de California entera? ¡¡¡Qué ilusión!!! ¡¡¡Qué ilusión!!! ¡¡¡Qué ilusión!!! Y comenzó a dar tales brincos de alegría que no se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo frente el público hasta que pisó una caca de vaca muy reciente y se cayó de bruces manchándose el chaleco pakistaní.  - ¡Ayúdame a levantarme, Sherwood, por fa!!!- Por fa te ayudo pero por fa acerca tu cabeza hacia mí.  Sherwood Swart levantó a Paul Anaconda del suelo. - ¡Siento lo de la mancha de caca de vaca en tu precioso chaleco!- ¡¡No me lo recuerdes por fa!!- ¡Pon la cabeza por fa!! Cuando Paul Anaconda obedeció la orden de Sherwood Swart, éste agarró un cubo de aluminio que encontró colgado de un gancho del tenderete, tapó la cabeza del mercader con el cubo y, tomando una maza de hierro que también encontró en el tenderete, comenzó a aporrear el cubo hasta doce veces seguidas y con toda su energía muscular. - ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boinggggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! Totalmente aturdido por aquellos tremendos porrazos, Paul Anaconda comenzó a dar vueltas sin dirección alguna totalmente mareado hasta que, resbalalndo otra vez en la fresca y grande caca de vaca, salió disparado hacia atrás y, al caer de nuevo al suelo, el cubo salió despedido haciendo un ruido de metal que escandalizó a todo el público asistente. - ¡¡¡Cliiiinnnnkkkk!!! ¡¡¡Cliiiinnnnkkkk!!! ¡¡¡Cliiiiinnnnkkkk!!! Paul se levantó como pudo y totalmente extenuado...  - Te... te... te... - ¡No! ¡No quiero comprar té, Paul Anaconda!- Perdona pero no he dicho te con acento en la é. - Entonces... ¿qué demonios quieres decir? El mareo volvió a obnubilar el cerebro del mercader que ahora llevaba también manchada de caca de vaca la parte trasera de su chaleco y despedía un mal olor insoportable.  - ¡Habla pronto que nos estás atufando a todos!- Te... te... te... ¡¡¡te llevas o no te llevas el cubo!!!- Pues va a ser que no.   Rojo de ira, Paul Anaconda cogió una naranja del tenderete de al lado donde otro mercader vendia toda clase de frutas y la arrojó contra Sherwood Swart pero de manera tan desviada que golpeó sobre un botijo de origen español que estaba colgado de un gancho del tenderete. El botijo cayó sobre la cabeza de Sherwood Swart quedando éste totalmente grogui.  - ¡¡¡Craaaacccckkkk!!! Mientras el botijo se partió en mil pedazos, Paul Anaconda se asustó y corrió a socorrer a Sherwood Swart, le levantó y le sentó en una de las sillas de tijera que vendía a los consumidores de baratijas y que, ante el peso de Swart, se desbarató y se vino abajo cayendo Sherwood otra vez al suelo.  - ¡Por Alá! ¡A lo mejor es que lo he matado!- ¡Alá! ¡Alá! ¡Alá! ¡No digas tantas barbaridades porque todavía estoy vivo y vuelve a tu lugar porque esto va a terminar como siempre termina entre tú y yo!  Paul Annacone sabía lo que estaba diciendo Sherwood Swart. ¡Era otra vez la guerra de las naranjas! Ambos, situados ya en sus lugares de combate, comenzaron a tomar naranjas del tenderete del frutero de al lado y comenzó una batalla interminable hasta que se terminaron todas las existencias y ambos presentaban tantas heridas que tuvieron que ser asistidos por una dama de la caridad que pasaba en esos momentos por allí y que acudió a ver lo que sucedía asustada por los gritos que lanzaba el frutero.  - ¡¡¡Mis naranjas!!! ¡¡¡Mis naranjas!!! ¡¡¡Mis naranjas!!! ¿Quién me paga mis naranjas?  La buena samaritana entregó un cheque al portador al frutero.  - ¡Cállese ya por favor y deje que siga atendiendo a estos dos caballeros que parecen algo así como que han llegado de la batalla de Waterloo! Mientras Sherwood Swart se negó a seguir siendo atendido por la buena señora samaritana debido a que se podía enterar su esposa y recibir una paliza de órdago, a Paul Anaconda, que era un solterón empedernido, le gustó las atenciones de aquella dama.  - Me llamo Paul Anaconda, solamente Paul para usted bella dama, y es un grato placer ser atendido por unas manos tan hermosas.  Ella se ruborizó.  - Jijiji. Eso es porque usted me ve con muy buenos ojos.- Con los que tengo, mi gran señora. - De momento todavía no soy su señora. - Pero yo la tomo como cual porque soy todo un caballero medieval y mis ojos no han visto nunca tal maravilla humana. - ¡Sus ojos! ¡¡Madre del Amor Hermoso cómo tiene usted sus ojos de amoratados!! ¡¡¡Permita que intente curar todo lo que pueda!!!- Enicantado, mi bella damisela, pero siempre que acepte usted tomar un café conmigo. - ¿No le parece una osadía de su parte?- Me parece que usted se lo merece...- ¿De dónde viene ese olor tan nauseabundo? Paul Anaconda se quitó rápidamente el chaleco pakistaní y lo arrojó tan lejos que fue a chocar contra un enorme perro que estaba dormitando y que, al recibir el impacto, se lanzó contra Paul y la samaritana con tal ganas de devorarlos vivos que tuvieron que salir a toda velocidad del mercadillo hasta que, en la primera plazoleta que encontraron, se dieron cuenta de que el perro ya no les seguía.  - Entonces... ¿acepta ese café?... - Pero... todavía no conoce usted ni cómo me llamo yo... - ¿Cómo se llama usted, bella dama?- Andrea Jeger. Me llamo Andrea Jeger para servirle a usted y a todos los necesitados como usted. Soy de las puritanas sufragistas que van haciendo obras de caridad por toda California.- Entonces... y ya que a esa fiera en forma de perro no se le ve por ninguna parte... espere a que vuelva por mi chaleco.- ¡Deje el chaleco ya buen mozo!- Es que allí tengo a "Thaler" y sin "Thaler" no le puedo invitar.- Está bien. No importa que tengamos un personaje presente. En realidad no tenemos nada que ocultar porque nuestro amor es puro; solamente platónico nada más. - ¡Jajaja! ¡"Thaler" no es un personaje, por lo menos todavía!- ¿No me diga que usted tiene malas compañías? ¿Es usted amigo de gentes de tan baja estofa que no son personajes?- No se asuste, bella damisela. Lo que sucede es que "Thaler" es un dólar muy especial. ¿Me promete que me va a esperar?- Le prometo que le espero en la cafetería de Tim Millison. Prefiero que me invite usted de buena gana, caballero tan generoso, a un café pero de mala gana le pido yo que venga sin ese chaleco de olor tan repugnante.  Lleno de alegria por su éxito con la buena samaritana puritana, Paul se dio le media vuelta con tan mala fortuna que se enredó las dos piernas y cayó al suelo mientras Andrea Jeger se apresuró a levantarle. - ¡Va usted a matarse en una de estas, mi adalid!  Rojo de vergüenza y sin saber qué significaba lo de adalid, Paul Anaconda recompuso su figura, soltando una tan grande polvareda que hizo estornudar a Andrea. - ¡¡¡Aaaaatchisssss!!!- ¿Adalid? ¿Ha dicho usted adalid?- Eso he dicho. - ¿Y eso es bueno o es malo?- Eso es muy bueno para las pobres solteras como yo.- Aclarado entonces que yo soy su salvador espéreme en la cafetería de Tim Millison que rápidamente estoy de vuelta. - Pero no tarde mucho en volver.- Eso no depende de mí. - Claro. Depende de Dios. - ¡No! ¡Esta vez me refiero a ese perro tan monstruoso!- Pues no se preocupe usted tanto de ese perro tan monstruoso y tenga cuidado con las cacas de vaca que tanto abundan por este lugar. ¡Dios mío que peste!  Y sin decir nada más, observando que el perro monstruoso se había perdido de vista, Paul Anaconda, totalmente emocionado y conmocionado, se marchó en busca de "Thaler" sorteando las diversas cacas de vacas que había en aquellas calles. 
Según mi amigo, colega y compañero Jaime Fernández Garrido, hermano en la Fe de mis creencias, la película "El coloso en llamas" fue una de las primeras en utilizar efectos especiales e inauguró el llamado "cine de catástrofes" que tanto dinero ha dado a Hollywood. Basada en la historia de un gran incendio en uno de los mayores rascacielos de Norteamérica, se cuenta que Steve Mc Queen fue a trabajar en algunas ocasiones con los bomberos, en lugares donde habïa fuegos reales, para saber cómo actuar mejor en la película (su papel era el de jefe de bomberos). Su mujer por aquel entonces , Ali Mc Graw no quería que lo hiciese, así que tuvo que ir a escondidas. Cuando se puso en primera línea a apagar un fuego, el bombero que tenía al lado le reconoció y le dijo: "Usted es Steve Mc Queen, mi mujer no lo va a creer cuando se lo cuente", el actor le respondió: "La mía tampoco".  ¿Has visto estos carteles colocados en algún lugar?: "Prohibido admirar a alguien", "Prohibido dar gracias", "Prohibido ser amable", "Prohibido demostrar cariño". Si los has visto en muchos lugares es porque el mundo entero se está olvidando de algo muy esencial y primordial de la naturaleza humana: el Amor. Hay quienes tachan de antiguos, de obsoletos, de personajes del pasado, a quienes admiran a alguien, a quienes dan las gracias por todo lo que reciben, a los que son amables hasta con sus enemigos, a los que muestran cariño aunque nadie les quiera. El mundo está dejando que el fuego destruya la bondad.  Yo me pregunto, ahora que trabajo desde una simple computadora, que los más sencillo de todo es saber amar a los demás; pero, por desgracia, cada vez lo están complicando más y cada vez es necesario amar mucho más para poder derrotarles. Enganchados al carro de las apariencias muchos son los que se olvidan de que, gracias a los demás, se encuentran en el lugar donde se encuentran. Pero sus egoísmos son tan brutales que cuando el fuego amenaza ellos huyen a refugiarse en el rincón de la cobardía. Como hizo Steve Mc Queen, lo que es necesario, porque es lo más justo, es acudir a apagar todos esos incendios que están devorando la convivencia humana. Ni los unos ni los otros llevan razón cuando se discute con las armas de la violencia. Sólo llevan razón quienes acuden a la llamada social en base al amor sin pertenencia alguna más que a lo que Jesucristo representa. Aunque haya todavía muchos que no te admiren, que no te den las gracias, que no sean amables contigo o que no te muestren ninguna clase de cariño. Y menos mal que todavía existen personas que si te reconocen y se acercan a ti para ayudar a apagar esos inicuos fuegos.
Un burro se encuentra con otro burro. El primer burro le dice al segundo burro:  - ¿En qué piensas so burro? El segundo burro le contesta al primer burro - Pienso en el pienso, so burro.  
Ha llovido durante la noche en Las Torres. Las calles están mojadas. Se prolonga la frescura del aire durante toda la línea viajera que me conduce al bar "Doña Parranda" (lugar de reunión de los bohemios de la barriada). Por el trayecto voy correlacionando las situaciones de los procesos sentimentales y el tiempo siempre irrepetible de nuestro transitar... mientras enciendo un "Pall Mall". Me encuentro con "El Padrino" y hablamos un rato sobre el hecho de considerarse o no considerarse secuencia humana.  Atiendo atentamente las incordancias de su pensamiento. Tiene algunos pensamientos erróneos a pesar de su avanzada edad este "Padrino" de la barriada. La perenne cuestión del tiempo es saber si vamos hacia dentro o vamos hacia fuera (curiosa teoría de los que solemos hablar de la vida). Me acompaña hacia "Doña Parranda" y decide invitarme a un café con leche. Hay un profundo sentimiento de soledad y futuro doloroso en "El Padrino". Yo le escucho. Después le hablo y dejo que me vaya respondiendo. El futuro siempre es un análisis que realizamos desde el presente voluntario a través de nuestros sentimientos. Me comprende. Sonríe. Se siente atrapado en un pasado de juventud que me cuenta bajo la nostalgia del tiempo perdido en el pecado. ¿Pecado?. ¿Qué pecado puede tener un despertar sufriente del pasado?. Le digo que no estoy de acuerdo con ese sentido amargo que siempre se ve en los ojos y la mirada de "El Padrino". Le digo que cualquier infidelidad conyugal es sólo un sentido de complejo de inferioridad (es un tema del que podriamos hablar en alguna ocasión aquí). Y le digo que lo autobiográfico de un ser humano debe consistir siempre en una utilización razonable de nuestros sentimientos internos, sin engaños ni caretas ocultadoras, para poder ser coherente de cara hacia el futuro y que si no deja de mortificarse por su grave error cometido en la época juvenil nunca podrá tener la suficiente entereza para enfrentar su mañana. Que deje de reprocharse continuamente y supere la sensación de eterna culpabilidad. El motivo principal del contraste entre el hombre y el animal es una materia psicológica que poseen los hombres y de la cual carecen los animales.  Terminamos el café. He visto lucidez en los ojos de "El Padrino" y me parece que me ha comprendido. Espero que él, ahora, deje de ser ya una fugacidad inexpresable y se transforme en una proyección atemporal. Creo en la utilidad de la comunicación interpersonal para hacer que cada día seamos más inteligentes. Fin del diálogo. Yo le invito a una copa de anís. Pero es hora de despedirme pues debo seguir mi camino... - Escucha "Diesel"... eres el único hombre de toda la barriada que no tiene ningún miedo en hablar conmigo mirándome a los ojos.- Verás "Padrino". Eres mucho más viejo que yo... pero no estás caminando bien... - ¿Porque dices eso, Diesel?.- Porque no eres amigo del mundo.- Yo odio a las gentes menos a quienes son como tú.- Te equivocas. Yo también soy parte de las gentes. Te repito que lo que debes hacer es dejar de sentirte orgulloso de ser "El Padrino", llevarte bien con el mundo y ser simplemente Tomás.- Jamás nadie me había hablado así...- Porque produces miedo en las gentes. Ese es tu error...- ¿Cómo puedo cambiar si ya soy demasiado viejo para hacerlo?.- Nunca se es demasiado viejo. Puedes cambiar haciendo algo muy importante. Dejar de hablar tú siempre y procurar escuchar a los demás.  Fin del diálogo. Espero que "El Padrino" me haya comprendido. Él al menos me ha dicho que sí. Que lo ha entendido y lo va a llevar a la práctica. Yo reanudo mi camino hacia El Goumi que es el cibercafé desde dónde os estoy escribiendo esta página de mi Diario. Todos los días hay momentos para hablar y hay momentos para escuchar. Es la doble vertiente de la extraordinaria comunicación interpersonal.  Bueno. Que os envío un cordial saludo recordando lo que dejó escrito Giacomo Leopardi, (que es el último poeta que estoy leyendo estos últimos días). Dijo lo siguiente: "Yo  aquí vagando en torno a la puerta, en vano invoco a la borrasca para que en mi morada la retenga". No estoy en nada de acuerdo con Leopardi en esta ocasión. Nada de morar en torno a la puerta y nada de desear que nos anegue la tormenta. Lo que es necesario hacer es abrir la puerta y entrar y desalojar toda la inmundicia del fango de nuestras vidas y despertar... Buenos días, amigos y amigas, feliz sábado...
La verdadera personalidad es ser una persona capaz de entender a otra persona aunque sea totalmente diferente a ti. 
A mediados del año 1997 después de Jesucristo, estando yo trabajando como Director Técnico de Intermarket en la ciudad de Quito, en Ecuador, tuve la gran oportunidad de llevar a cabo una actividad profesional para el señor Don Jorge Anhalzer, el padre del famoso fotógrafo que lleva su mismo nombre. El señor Don Jorge Anhalzer fue, para mí y para todos mis colegas de profesión periodística, todo un señor caballero. Llegó a elogiar públicamente la labor que habíamos efectuado como promocionistas de un Congreso Avícola celebrado en la Casa de la Cultura de Quito en aquel mismo año.   Don Jorge Anhalzer padre, cuya figura física y moral nunca la he podido olvidar, fue tan elegante para con nosotros que nos declaró factor importante en el éxito obtenido en aquel Congreso; algo que no llegó a hacer nuestro propio Director Ejecutivo apellidado Abril. Sus palabras de agradecimiento fueron, para nosotros, una demostración de saber ser y de saber estar. Por esos accidentes inoportunos e inexplicables de la vida y que solo Dios conoce, el señor Don Jorge Anhalzer padre murió el 21 de abril de 1998 después de Jesucristo en un accidente aéreo cuando sobrevolaba por Colombia. Y con su pérdida todo Ecuador lloró porque se trataba de todo un gran hombre.  Esto es lo que publicó el diario ecuatoriano "El Comercio", cuando se conoció la fatal noticia y se descubrió que entre las víctimas se encontraba él: Jorge Anhalzer es sinónimo de Galápagos. Este hombre descendiente de judíos alemanes un buen día llegó a las islas y se enamoró. Nunca aprendió biología en alguna universidad, pero la experiencia le dio el título, entre la comunidad ecológica ecuatoriana, de defensor ambiental.  Su fanatismo por la protección de las Islas Galápagos traspasó las fronteras y se convirtió en el primer ecuatoriano que se sentó en el sillón de la Presidencia de la mundialmente conocida Fundación Charles Darwin. Hasta antes de él solo reconocidos biólogos y científicos europeos y estadounidenses habían ocupado el cargo. En su vehemencia logró que la UNESCO abriera las páginas de su revista internacional Fuentes para escribir de lo que más le gustaba: el mar del archipiélago.  Por Galápagos vivió.., y murió. El accidente en Bogotá no lo dejó volver jamás para contar lo que en la reunión bianual, que esta vez se realizó en Bruselas, se resolvió en favor de los proyectos científicos para las islas.  Hombre de consensos, de fácil amistad y de diálogo sencillo. Son las virtudes que repiten sin empacho quienes le conocían. Él fue precisamente quien con su carisma logró sentar en la mesa a todos los polarizados protagonistas del futuro de las islas. Su aporte ayudó a empujar la expedición de la primera Ley Especial para Galápagos. Fueron meses en los que a raudales repitió la palabra consenso.  Como empresario también tuvo una trayectoria destacada. Hace 33 años fundó la primera empresa avícola. Hijo de Olga Fisch, la mujer que le dio otro sentido y significado al folclor ecuatoriano. Padre de Jorge Juan, uno de los mejores fotógrafos; y de Margara, quien tiene entre ceja y ceja el arte del grabado... La cultura también está de luto.  "En el archipiélago estamos de pésame", dijo una de las secretarias del Parque y no quiso decir más. Y tenía razón: el biólogo autodidacta a sus 63 años se fue.., Pero jamás se han borrado de mis memorias cómo se emocionaba cuando yo le daba noticias sobre lo bien que iba a resultar el Congreso Avícola y cómo, con total sencillez y sentido de la honorabilidad, me hacía sentarme a su derecha en las reuniones en las que se trataba aquel asunto. Su cordialidad, su entusiasmo y su alegre simpatía logró que yo empatizara totalmente  con él y que él me llamara, cariñosamente, Pepe.  Cuando me enteré de su muerte para mí fue como la pérdida de un inestimable amigo, de un cordial personaje al que nunca jamás olvidaré.
Época de veraneo de finales de los 50. Mi abuela y yo. No es que sea Platero y yo sino Mi abuela y yo. Pero ya sé quién es Platero porque me lo ha explicado Don Florencio. En cuanto a mi abuela y yo nunca puedo olvidar el secreto de las milojas. Aquellas tardes de paseo por las calles de Cuenca en que ella, sabiendo que nadie de los demás hermanos estaban presentes, desanudaba el pañuelo de la calderilla y me invitaba a unas milojas que no se las saltaban ni un torero. Por cierto, el torero más famoso de Cuenca, que formó parte de mi colección, fue un tal Jiménez. No precisamente "Curro Jiménez" el bandolero sino un torero que buscaba el curro en las plazas taurinas. Lo recuerdo fotografiado mientras yo devoraba las milojas y recortaba su imagen para aumentar mi colección. Aquellas milojas de mi abuelita me sabían a gloria sin que se enterasen Emi, Boni y Maxi. Lo que sucedía es que mi abuelita conocía hasta dónde podía yo llegar mientras el torero Jiménez era noticia en Cuenca. El secreto de las milojas tenía el color blanco de la inocencia y la crema de nata que se encontraban en su interior. Quizás por eso me dediqué a ser interior derecho del Esparta una vez regresado a Madrid con las milojas bien dentro de mi corazón. Pienso en el secreto de las milojas y recuerdo a mi abuelita sonriendo mientras Jiménez busca su tarde de gloria torera.Mil hojas podría yo escribir sobre mi abuelita materna como agradecimiento a su amor infinito para conmigo que, al fin y al cabo, sólo era un niño nada más. 
El presupuesto no le daba más que para café con leche aquel sábado de gloria y eso sin contar que todavía debía diez céntimos desde el lunes pasado; pero la inocencia era su tarjeta de crédito. Soñana... soñaba mientras tomaba lentamente del vaso de cristal... con ser el puntero izquierdo de la Selección Nacional de Fútbol. Sentía una corazonada de que podía ser cierto. Aquí se respira bien, pensó para sus adentros. Aún no ha claudicado Mario. Se acabó la rabia de tener que estar siempre sentado en el banquillo de los suplentes.  Tan amigos eran Iriarte y él que vivía con la Familia Iriarte, su profesor de Matemáticas, mientras el retrato de Elisa siempre iba conn él, guardado muy cerca de su coraz-on, a todas partes. Los novios no son para estar separados, siguiño pensando Mario mientras recordaba el viaje que habían llevado a cabo hasta allí donde los pocillos les habían servido de asietnos. Déjanos caer, por favor Dios mío, déjanos caer. Pero no cayeron sino que ella le invitó a subir hasta el altillo.    Tostadas. El régimen de tostadas parecía aquella despedida imprevista. Fue entonces cuando, para calmar sus iras, sintió ganas de embromar y, levantándose cuidadosamente para no llamar la atención, se acercó al teléfono público y, echando la única moneda que le quedaba, avisó a los bomberos anunciando que el bar Musak ardía por los cuatro costados. La expresión de la cara de Musak cuando vio llegar a los tres coches de bomberos, con las sirenas a todo volumen, fue de órdago a la grande. El din de la disnea. Aquello parecía el fin de la disnea en medio de la noche de los feos. Así que, mientras disimulaba para no ser descubierto, volvió a pensar en Elisa y la nombró, para sus adentros, Miss Amnesia. Y es que no recordaba cómo la había conocido pero le parecía la chavala más guapa, más sexy y más atractiva jamás conocida en el Universo.  Acaso irreparable era que, al fi8nal, debería ser descubierto como autor de la pesada broma de los bomberos. El péndulo de su conciencia iba de un lado a otro de su corazón mientras se dio cuenta de que, aquella broma, podría costarle cinco años de vida en la cárcel. Los astros y vos estáis más locos que esto de escuchar a Mozart mientras sigo soñando. Sobre el éxodo de sus amigos no pensó nada. Estaba completamente solo en medio de la barahúnda. Gracias, vientre leal, siguió meditando al darse cuenta de que el café no le había sentado nada mal. Ahorta sólo sentía pena por Pequebú, su hermano pequeño que nunca podía jugar al fútbol como él.  en el hotelito de la rue Blomat, frente a la cafetería de Musak, la vecina orilla de los millonarios era algo inalcanzable. Así que se dedicó a memorizar las geografías físicas de todos sus compañeros de equipo. De puro distraído que estaba apenas se daba cuenta de que por la emisora de radio sonaba una balada dedicada a él por parte de Elisa. Para él era el reino de los cielos. No era el rocío lo que se había adherido a la ventana sino la cara de Pequebú observándole como pidiendo la oportunidad de su vida. ¿Dejarle el lugar de puntero izquierdo en el Esparta? ¡Nunca! ¡Jamás! La película de Los puentes como liebres era la última imagen que le llegaba de cuando se iniciaron en esto del fútbol. Así que a Pequebú sólo le quedaba dedicarse a hacer manualidades porque él, Mario, no le iba a permitir jugar de puntero izquierdo titular.  Para olvidarse de Pequebú se volvió a centrar en los recuerdos de Elisa. Aquello parecía una autobiografía del sexo de los ángeles. Pequebú era, para Mario, el puerco espín mimoso pero traicionero y la víspera, aquella víspera de partido dominical, era como uin veivén sobre el césped del terreno de juego. Un fin de semana donde debería demostrar al míster Jacinto que él merecía ser titular indiscutible.  Soñó que estaba preso por culpa de la broma de los bomberos, miró hacia la ventana y ya no estaba allí Pequebú. No hay sombras en el espejo, siguió meditando, y levantándose tras terminar su café con leche se despidió de todos los allí reunidos que eran más o menos hipócritas en aquella vida que siempre había tenido que soportar. 
Anoche estuve viendo, otra vez pero ahora con otra mirada, "Los santos inocentes". Miguel Delibes llevado al cine por la mano de Dios. Que me perdone Perojo, pero cuando algo produce sentimientos profundos ese algo es una obra de arte. Tristeza, Ternura y Rabia. Tres profundos sentimientos. Si una pelicula de cine, basada o no basada en una novela, despierta estas emociones es que es una película de cine y que me perdone Perojo.  Viendo al señorito terrateniente tirando a tantas palomitas, entre ellas a la del capataz del cortijo, te dan inmensas ganas de tirarle a la cara las palomitas de maíz, levantarse de la butaca y atizarle dos verdaderas ostias. Pero el miedo es el miedo y veo que todos le tienen miedo. Así que el señorito terrateniente se pasa toda la película abusando de seres humanos que han perdido la dignidad de personas por culpa del señorito.  Estamos viendo los primeros años de la famosa "década de los 60" y hasta 60 veces te dan ganas de orinar no en las manos de Azarías sino en todo ese cortejo de potentados que, bajo la égira de la "muy señora" marquesa y la aquiescencia del alto estamento clerical, convierten a los humanos que tienen la desgracia de quedar atrapados en la Historia bajo sus poderes en objetos con menos valor que una saca de judías verdes.  Miedo. El miedo atenaza la libertad y "El Quirce" es demasiado frío para ser el vengador justiciero. Sólo hace falta saber quién se apiadará de estos santos inocentes demacrados, enjutos y viviendo como si fueran la basura de los señoritos y las señoritas que se pasean por la tierra haciendo arrastrarse a los campesinos como si fueran animales. Una película dura, cruda y realista. La juventud de hoy en día no puede entenderlo pero es que hay que haber vivido la famosa "década de los 60" digamos que, por ejemplo, en un cortijo extremeño. El paisaje es el paisaje pero las personas no son personas. Me pregunto quiénes son las verdadera personas: los que teniendo todo dejan a los demás sin nada o los que no teniendo nada necesitan que alguien les abra los ojos para poder subsistir.  El el absolutismo señorial. Es la impotencia de los subyugados. Es ese recordar escenas de una vida que dejó atrás a los olvidados. En las grandes capitales, sin embargo, la farsa, la hipocresía y la traición (digamos cosas de cuernos por ejemplo) se amortiguan con la ironía de la simulación cuando todos saben que todos y todas se traicionan. Pero... ¿y en el campo de los esclavos?... ¿Cómo se puede nsobrevivir siendo esclavos de la tierra?.  Alguien debe hacer justicia pero ese alguien no puede ser cualquiera. Debe ser alguien que tenga sentimientos profundos arraigados dentro de su corazón. Si repasamos uno por uno a los personajes vemos que entre los santos inocentes se mueve la mano de Dios. Todo va transcurriendo de manera implacable para ellos. Si el señorito se dedica a tirar a todas las palomas (incluida de la del capataz del cortijo) y las señoritas se dedican a repartir "acciones de caridad" para limpiar sus sucias conciencia con el beneplácito de un obispo al que es necesario besar la mano y postrarse ante él para no ser condenados... ¿quién liberará a los condenados de sus argollas?  La milana es mucho más. La milana no es un mero accidente. La milana sirve para que el más inocente de todos (y por eso el que más ternura produce) sea el ejecutor, el que hace justicia movido por la mano de Dios. Y es que, como dijo Robert W. Service, "cada promesa hecha es una deuda no pagada". La mano de Dios está presente. No me refiero a la vulgaridad pronunciada por Diego Armando Maradona sino a la profunda, honda y rotunda mano de Dios haciendo la justicia que los "señores" no son capaces de hacer.  Si algo mueve la conciencia es comprobar cómo el destino de millones de seres humanos era en la famosa "década de los 60" un soñar con un "quiero pero no puedo", un "como mande usted señorito que para eso estamos aquí para servirle en lo que más guste o la que más le apetezca" y un "ver, oír y  callar". Sólo la voz de Dios transcurre entre la melodía de la gran sinfonía de los acomodados y el grito de los golpes de corazón de los santos inocentes que, cual ruido de tambores, hacen mover a Dios su mano. Azarías hizo lo que tenían que haber hecho los demas, por ejemplo "El Quirce", pero es que los demás bastante tenían con intentar escapar de aquella esclavitud.     
Estamos en Molina de Segura. Día 20 de noviembre del año 2014 después de Jesucristo. Tras la lluvia ha llegado la luz; así que, acompañado por mi Princesa y Fede, hemos estado hablando de todas esas cosas que tienen la sustancia que rodea a la amistad junto a un café caliente. Muchas cosas suceden a nuestro alrededor y muchas cosas aprendemos para luego poder enseñar... La comitiva ha llegado. Es una improvisación de músicas clásicas en forma popular. Dicen que los conciertos deben ser siempre para las personas selectas. ¿Quiénes son las personas selectas? Viendo tocar los diversos instrumentos nos damos cuenta de que las personas selectas podemos ser quienes sabemos escuchar con atención mientras miramos los detalles.  Después del concierto... ¡el desconcierto!... ¿A qué clase de desconcierto me estoy refiriendo en mi Diario? A ese que se acumula en la mente de quienes nos saben interpretar más canciones que las de la lujuria. Sin embargo, observando con los ojos de la mente, el concierto te lleva a la remembranza y es ahí donde algunos aprovechamos los recuerdos para seguir sintiendo mientras el desconcierto anega los pensamientos de los mal pensados en una distancia a la cual ni Fede ni yo, mientras mi Princesa observa, no nos acercamos para no salir quemados.  Así que, en plan filósofo, se me ocurre anotar en mi Diario que: "A quien los recuerdos le hacen sonreír es porque los recuerdos le hacen revivir". Los que se hunden en el desconcierto son otra cuestión muy distinta. Y entre los distintos es mejor ser tan honestos como para saber qué sucede a nuestro alrededor. Observo desde el café y me guardo las esencias para mí mismo. 
Tiempo atrás las ciencias dejaron surcos en sus sueños y los dueños que nunca les amaron dejaron en sus voces un mucho de conciencia. Con la sombra de la paz y la paciencia los buenos caminantes anduvieron. Es la herencia de los que nunca nada tuvieron. Feliz el faro luminoso que alumbraba fuera del acoso y siguió brillando en la lejanía cuando, al mediodía, resonó el eco cadencioso. Destruyendo razones mal impuestas se abrieron por fin todas las puertas y entraron al espacio venturoso con sus huellas siempre bien dispuestas. Dios miró las heridas y los afanes de sus vidas henchidas por el viento e insuflando un nuevo acento nunca les faltó a todos ellos el aliento que abrió a la luz todos sus destellos. Y contemplando el futuro redimido mil venturas formaron nuevo nido en sus horas y sus minutos bellos.
La verdadera personalidad es ser alguien importante sin que parezca que lo eres.
De cuando comenzábamos con el tenis era imposible dar dos buenos golpes seguidos porque siempre surgía alguna circunstancia extraña que lo hacía imposible. Así que lo mejor era jugar siempre sin pensar en nada. Hacer creer a los otros tres que sus ránkings partidistas eran ciertos y que yo perdía porque era el peor de los cuatro. Era mejor, mucho mejor y mucho más entretenido y divertido, saber que Gurmi y Asciak eran malteses y que Kenky y Abdecasis eran keniatas. ¡Y qué decir sobre lo de saber colocar a los diez mejores tenistas de Nueva Caledonia! (que resulta que no fue una casualidad sino una causalidad). Tampoco era "moco de pavo" conocer que Viviani, Berhini, Guglielgmi y, sobre todo, Patrick Landau (artista además este último) eran monegascos. Porque, por lo demás, el tiempo diría, más tarde pero a su debido tiempo, quien era el mejor tenista de los cuatro.  De cuando comenzábamos con el tenis era mucho mejor dejarse ganar... por eso de elevar el ego de los otros tres y que no se viniesen abajo sus autoestimas de la personalidad y otras zarandajas por el estilo. Mejor era pasar desapercibido, como de puntillas, como si todo aquello de las pistas de arena de la Casa de Campo de Madrid sólo eran cuentos de hadas (con la hada madrina por supuesto para hacerlo más interesante) que el tiempo, ¡otra vez el tiempo!, haría recordar... Quizás era mucho mejor saber, de cuando comenzábamos con el tenis, que no importaba toda aquella mentira -porque los cuatro éramos pésimos tenistas por cierto y sin poder saber quién era el peor aunque sus ránkings particulares dijesen lo que quisieron ellos que dijeran- sino qué es lo que vino inmediatamente después.  Al fin y al cabo siempre me ha parecido más apasionante lo de las chavalillas guapas que lo del tenis aunque supiese que Cabezón estaba bien situado en el ránking de España. Y no me refiero a un cabezón cualquiera sino a un Cabezón que podría darles lecciones gratuitas a los otros tres para que aprendieran la diferencia que existe entre un golpe y un golpe apoyado en cualquier parte de la anatomía del cuerpo humano; porque cierto era que los cuerpos humanos femeninos de buen ver me interesaban mucho más que toda aquella mentira de cuando comenzábamos con el tenis.  Ahora que tengo tres medallas, y las tres de colores diferentes, me entra la risa al recordar de cuando comenzábamos con el tenis. Sólo era cuestión de darle tiempo al tiempo e hilo a la cometa de los sueños para saber quién era el mejor tenista de los cuatro. Total, con una simple observación era fácil deducirlo. Cada uno tiraba para su molino y a mí me entraba la risa y tiraba hacia la cima donde estaban esperando ellas. Lo de las tres medallas, cierto y real, no importaba tanto cómo las conseguí sino para qué las conseguí. ¡Verde que te quiero verde, verde rama, verde limón! (muy de Federico García Lorca una vez superado lo de Federico Martín Bahamontes y mucho más superado lo del gallo Quirico que iba a la boda de su primo Federico). No. No tengo ninguna medalla verde (a no ser que años más tarde me la ganase por ser uno de los socios fundadores de la revista El Ecologista que rima con El Tenista).  Yo entonces, de cuando comenzábamos con el tenis, no me preocupaba sino de tener la Esperanza. ¿Esperanza Roy? ¿Quién está diciendo Esperanza Roy? Ni Roy ni Rey (aunque estaba muy bien tambien Bárbara Rey) sino de otra Esperanza... ¿o quizás me refiero a Cristal... o sea, toda una serie completa?... Me entra la risa cuando cierro ya mi Diario, por ahora, recordando de cuando comenzábamos con el tenis para deducir que esto no es esto sino lo otro o, para ser más claro, explícito y verdadero, que ésta no es ésta sino la otra. Me sigue entrando la risa cuando cierro, por ahora, mi Diario.   "No hay ningún viento favorable para el qué no sabe a que punto se dirige" (Arthur Schopenhauer). ¿Qué es lo que sabemos? Según un texto mío publicado en Vorem en el año 2005 "Sólo sé que no sé nada" es totalmente falso e hipocresía. "Sólo sé que lo sé todo" es aún más falso y vanidad. "Sólo sé que sé bastante" es algo inconcluso e irreal. Y "Sólo sé que sé un poco" es incierto y no verídico. Entonces ¿qué es lo que sabemos?. Algunos han intentado, e intentan porfiadamente aún, medir lo que sabe un ser humano. Eso es tan imposible como contar todos los granos de arena que hay en la Tierra o todas las gotas de agua que contiene el Mar. Medirnos a través de los saberes no llega a ninguna parte definitoria. Saber es abstracto. Sabemos, por ejemplo, que hay muchos millones de personas pero sólo conocemos a algunas, o que existen miles de familias distintas de insectos pero, salvo que seas un verdadero experto en el tema, conocemos muy pocas de ellas. Lo mismo ocurre con todas las cosas que existen y más todavía cuando queremos saber de ideas, sentimientos o asuntos que no se componen de materia. Sin embargo, conocer es concreto. Lo que conocemos tiene finitud y es medible aún cuando no sea nunca totalmente exacto... por eso cuándo somos conscientes de esa inexactitud ya estamos capacitándonos para poder aproximarnos a una medición personal. Y entonces descubrimos que ya somos capaces de internarnos en lo desconocido para seguir desarrollándonos si esa es nuestra libre voluntad. Nadie es capaz de llenar de agua un cubo que no tenga base porque el agua caerá al vacío, pero todos somos capaces de sentir nuestro conocimiento a través de ese sencillo ejercicio que es ponerse a pensar. Pensar. He ahí la verdadera medida de nuestros saberes. Y mientras pensamos qué es lo que conocemos y qué es lo que nos falta por conocer, vivamos siempre nuestras existencias sabiendo que siempre hay un sabio dentro de nuestro corazón. Sólo es imprescindible sentir sus latidos y dejarlos expansionarse por toda nuestra anatomía física y nuestra esencia psíquica para que nos llene de conciencia.  Coleccionar nombres de tenistas es una terapia ocupacional tan importante o incluso más importante (por ser más original) que coleccionar sellos o estampillas. Coleccionar nombres de tenistas incluyendo a Gurmi y Asciak es mucho más ingenioso que coleccionar sellos o estampillas de Malta digamos por ejemplo.
Eran fiestas de vida enardecida. Al olor y sabor de las castañas se reunía toda la familia en unos conciliábulos que podrían titularse algo así como "conversaciones alrededor del brasero". Allí alimentábamos nuestra más tierna infancia mientras mi padre fabricaba sus propios cartuchos de caza, recargándolos de pólvora y perdigones, para salir el domingo en busca de conejos, palomas, perdices y codornices. Por aquel entonces nosotros disfrutábamos de juegos aprendidos en los Tambores Lejanos o El Puente sobre el río Kwai y sólo los vecinos de enfrente tenían un televisor en blanco y negro. Mientras yo oía las voces de los locutores de la radio, la Escala en Hi Fi me sonaba a lejana música hawaiana retrotraída desde Nueva York, una ciudad tan lejana como el famoso paralelo asiático de las Coreas.Cuando mi madre asaba las castañas nosotros coloreábamos con nuestros lapiceros "Alpino" dibujos de aventuras extraterrestres en tiempos en que Diego Valor luchaba contra los "mekones" y las chicas eran algo así como fantasmagorías mistéricas... excepto La Toti y la Piluchi que luchaban entre sí por ser el foco de atención de toda la chavalería del barrio; aquel barrio colgado entre el parque del Retiro y la avenida del Doctor Esquerdo en un Madrid lleno de árboles de "pan y quesillo" hacia cuyas ramas saltábamos con afán de sentir que estábamos creciendo...Cuando mi madre asaba las castañas nosotros nos lanzábamos cuesta abajo hacia la barriada de Vallecas montados en patinetas de madera confeccionadas con la artesanía de la "buena memoria" y arrastrábamos la melancolía de los cánticos escolares mientras escuchábamos a los niños de San Ildefonso "cantarinear" las bolas del Gordo... un Gordo que nunca se asomó por el barrio mientras todos nuestros padres (y los tíos venidos del pueblo) se desmigajaban la vista recorriendo las largas series de la "pedrea".Al olor y sabor de las castañas entonábamos villancicos mientras tocábamos zambombas, panderetas y botellas de anís del mono mientras el tío Pedro "El Olivos" siempre se emborrachaba y daba muestras de su excelente humor a la par que hacía equilibrios circenses sobre aquellas sillas de madera en donde yo emulaba a Federico Martín Bahamontes cuando iniciaba mi particular Tour por los acontecimientos cotidianos.Entonces, cuando mi madre asaba las castañas, la vida era tan hermosa que sólo era necesario amarla... al igual que a aquella princesa nacida en el río Amazonas que me tenía desvelado todas las noches en que yo soñaba con peces de colores nadando en las abruptas aguas donde nadaban los animales cocodrilianos que yo había estudiado en los libritos de la colección Pulga. Y los vecinos de enfrente, para darnos en las narices con su "artefacto" televisivo en blanco y negro, nos contaban que acababan de ver el último gol de tacón de Alfredo Distéfano y que el Real Madrid acababa de golear al Stade de Reims, ciudad que por entonces a nosotros nos sonaba a queso "gruyere" y "foia gras".Cuando mi madre asaba las castañas la vida era tan bella que sólo se llamaba Infancia...
Acróbata del aire con piruetas hacia la Nada. Tragafuegos de la noche. Pasa la mano y algunos le dan unas cuantas monedas... Me lo quedo mirando a los ojos. Son ojos de Silencio como los del duro sílex de la Prehistoria. No me dice nada. Solo mueve la boca pero no dice nada. Se va al rincón de la esquina, junto a la alcantarilla de los deshechos. Toma su bolsa de pegamento y comienza a inhalar hasta que se queda dormido en la ciega Noche. Allí. En el duro asfalto de la calle de Nadie. Es uno más de los habitantes del suelo que con tanta sensibilidad presentó Grekosay hace unos días. Y me hace recordar... tiempos de angustia en las noches de Madrid. Esto, sin embargo es Quito... pero las calles de los desamparados también abundan por acá. Es solo un niño... un Niño De La Calle. Y miro sus harapos y el montón de hojas de periódicos con que se ha tapado del Dolor. El Código de la Niñez queda pringado de cieno... y la Declaración de los Derechos Humanos sigue presentándose tan pisoteada como desde sus principios. No sé por qué lo hago pero me siento yo también culpable y sin una culpa real pero sí con una culpa verdadera voy y le pido perdón, mientras le acaricio la cabeza. Abre un momento los ojos. Me sonrie y queda dormido en el limbo de su infancia. Apenas tiene once años de edad. A penas me suenan sus sonrisas. Y a duras penas sigo el camino recordando... recordando... recordando... mientras los diputados y el resto de los políticos siguen en la televisión diputeándose los unos a los otros con su jerga de desconsiderados camaleones de la realidad. Quisiera tener simplemente un cartón (de esos que me hace recordar el profundo y sentido texto de Grekosay) para taparle sus somnolientos ojos y que pueda soñar... soñar... soñar con otro Nuevo Mundo distinto al que se descubre en las noches de Latinoamérica.
Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 14- 17 de octubre de 1908. Tienda de Antigüedades "Swart" de Los Ángeles de California, en los Estados Unidos. - ¡Buenas tardes, viejo Sherwood Swart! - ¡¡Hombre!! ¡Pero si eres el borracho de André Agusti! Aquel recibimento no le gustó demasiado a André que canturreó mientras se sentaba frente a Sherwood con la mesa metálica por delante... -Borracho, borracho, borracho me llamaban, borracho, borracho, borracho serás tú.  A lo cual el viejo Sherwood continuó con la cancioncilla...  - Tan borracho eres tú como yo que yo como tú, que tú como yo. Tan borracho eres tú como yo que yo como tú.  André sentenció finalmente para acabar con aquella forma tan original de saludarse mutuamente... - ¡Que somos los dos! - ¡¡Deja ya de incordiar y dime a qué diablos vienes!!- Tranquilo Sherwood. Que yo sepa el primero que ha empezado a incordiar eres tú.- ¡Venga! ¡Venga! ¿A qué has venido?- Tengo una verdadera perla en mi bolsillo. - ¿Una perla? Te has confundido de negocio. Esto es una Casa de Antigüedades y no una Joyería; así que... ¡ya puedes largarte con el viento fresco y piérdete de mi vista!- ¡Poco a poco, Pico Peco que te pico te pico y te pico!- ¡Más tonterías no, por favor, so infantil!- Te estoy haciendo saber que tengo algo muy valioso y que te va a encantar...- ¡A mí no me encanta nadie ni aunque sea la vampiresa Theda Bara!- ¡Déjate de historias ahora y pon atención, Sherwood Swart! Y que no se entere tu esposa porque te veo y no te veo...- ¡¡Por favor, no se lo digas nunca!!- Si quieres que no se lo diga brindemos con una de whisky.- Eso... eso... brindemos los dos... pero que no se entere por favor... - Tú saca ese brebaje que escondes en el primer cajón de la mesa y después verás. Sherwood Swart, con un temblor exagerado de sus manos, sacó la botella de whisky y dos vasos del primer cajón de la mesa metálica que le servía para recibir a sus clientes.  - Me está temblando mucho el pulso, André Agusti...- ¡Escancía ya de una vez por todas o se lo cuento! Con los nervios a flor de piel, Sherwood Swart sólo consiguió derramar el whisky encima de la mesa, con tal mala fortuna, que el líquido terminó por manchar el pantalón de pana de André Agusti quien se levantó rápidamente para escurrirse la mancha. - ¡¡Manazas!! - Tranquilo ahora tú, André, o también se lo cuento a la tuya.- Está bien. ¡¡Llena ya los dos vasos y brindemos porque lo que vas a contemplar es un ejemplar inolvidable!!- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡¡Fotografías de chicas casi desnudas no admito!! - ¿Estás soñando, Sherwood?- Si no es eso... ¿qué es?... En ese mismo momento, mientras Sherwood Swart terminó de llenar los dos vasos, André Agusti volvió a sentarse y, sacando a "Thaler" del bolsillo derecho de su ya super sucio pantalón de pana, se lo mostró a Sherwood Swart.  - ¡Atiza! ¡¡Arrea!! ¡¡¡Caramba!!!- ¿Qué es lo que pasa?- ¿Eso es un dólar?- Esto es un dólar. - Pero si no existen dólares de esa clase... - Es que estamos hablando de "Thaler". - ¡Me interesa! ¡¡Me interesa!! ¡¡¡Me interesa!!! Sherwood Swart alargó su mano derecha y tomó a "Thaler" entre sus manos pero sus movimientos eran tan verviosos que volcó su vaso de whisky contra él mismo y se manchó toda su impecable pechera de algodón mientras dejaba el dólar sobre la mesa.  - ¡¡¡Jajajajaja!!! ¡¡Donde las dan las toman, Sherwood!! ¡Ahora ya estamos los dos empatados y podemos negociar en igualdad de condiciones físicas muy desagradables por cierto!- Negociemos...- ¿Cuánto me das por él? - ¡Diez dólares!- ¡Veinte dólares!- ¡¡Diez dólares!!- ¡¡Veinte dólares!!- ¡¡¡Diez dólares!!!- ¡¡¡Veinte dólares!!! Estaban ya los dos enrojecidos del todo por tanto chillarse el uno al otro.  - ¿Se puede saber por qué nos chillamos tanto si somos amigos desde la infancia, André?- Yo tampoco comprendo por qué nos chillamos tanto si somos amigos desde la infancia, Sherwood. - Bueno... pues ya calmados los dos... diez dólares... - Malo... pues ya calmados los dos... veinte dólares... - Ni bueno ni malo... diez dólares...- Ni malo ni bueno... veinte dolares.  - Si tú eres tan terco quiero que sepas que yo soy más cabezota que tú.- Si tú eres tan cabezota quiero que sepas que yo soy más terco que tú.- Dies dólares y no se hable más. - Veinte dólares y me quedo callado.- He dicho que diez dólares y me has escuchado perfectamente bien. - Acerca un poco más tu cabezota para que te lo cuente más despacio y así me escuches perfectamente mejor.  Sherwood Swart acercó su cabeza hacia André Agusti quien, más rápido que un rayo veloz, agarró las dos grandes orejas de Sherwood y comenzó a contar tirando de ellas con las dos manos. Por cada número que contaba le estiraba de ambas orejas. - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! ¡Dieciséis! ¡Diecisiete! ¡Dieciocho! ¡Diecinueve! ¡Veinte!  Una vez finalizado su cuenteo de dólares a cobrar, Sherwood Swart se echó hacia atrás con sus dos grandes orejas más coloradas que dos amapolas silvestres.  - Espera que ahora te diga yo a ti cuántos dólares te voy a pagar yo por "Thaler". Acerca ahora tu cabeza un poco más.  André Agusti acercó su cabeza sin darse cuenta de que Sherwood Swart aprovechó la ocasión para agarrar sus también dos grandes orejas y repitió lo mismo que André había hecho con él.  - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres¡ ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez!  André Agusti también terminó con las orejas más rojas que dos amapolas silvestres.  - Espera, Sherwood, acerca otra vez tu cabezota.  André Agusti empezó a estirar de nuevos de las dos grandes orejas de Swerwood Swart mientras le hacía una rebaja.  - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! ¡Dieciséis! ¡Diecisiete! ¡Dieciocho! De nuevo Sherwood Swart reaccionó cogiendo las orejas de André Agusti para ofrecer su última oferta tirando de ellas. - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! Agotados ya los dos y con las orejas tan enrojecidas que no podían resistir el dolor llegaron al acuerdo mientras se las frotaban para calmar los dolores. - ¡Ay! ¡¡Ay!! ¡¡¡Ay!!! Está bien. Dame quince dólares por él. - ¡Ay! ¡¡Ay!! ¡¡¡Ay!!! Está bien. Toma quince dólares por él.  Sherwood Swart sacó del bolsillo de su chaleco quince monedas de dólar y se las entregó a André Agusti que se las guardó en el bolsillo interior de su camisa a cuadros.  - ¿Brindamos entonces, Sherwood?- Entonces brindamos, André.  André Agusti esperó a que Sherwood Swart llenase de nuevo su vaso con whisky y, ante la sorpresa de éste, le arrojó el whisky de su vaso al rostro de Sherwood. - ¡Avaro! ¡¡Avaricioso!! ¡¡¡Avariento!!!  Sin saber bien lo que se hacía, Sherwood Swart, cegado por la ira y el whisky que le había tapado, momentáneamente, los ojos... cogió con su mano diestra un gran bote de hojalata que contenía cien monedas antiguas de diferentes naciones y épocas y las lanzó todas ellas hacia el rostro de André Agusti quien, al agacharse para evitar ser descalabrado, sintió un dolor agudo en sus riñones mientras las cien monedas antiguas de diferentes naciones y épocas se desparramaban por el suelo tras golpear en la pared con estrepitosos ruidos metálicos.  - ¡¡¡Crack!!! ¡¡Clink!! ¡¡Clink!! ¡¡Clinck!!- ¡Ay!- ¿De qué te quejas, borrachuzo, si no te he dado con ninguna en la cara? - ¡Mi hernia, Sherwood, mi hernia!- ¡No me vengas ahora con cuentos y recoge todas las monedas que, por tu culpa y solo por tu culpa, están rodando por el suelo! - Por mi culpa solamente no. También tú tienes la culpa. - ¡Seas inocente o seas culpable ahora mismo me recoges todas las monedas!- ¡Gente pobre no necesita criados! ¡Cógelas tú, so lechuzo!- ¿Qué me has llamado?- Te he llamado lechuzo lo mismo que tú me has llamado borrachuzo!- Así que tienes argumentos que crees valiosos para no recoger todas las monedas...- No sé si tengo argumentos valiosos o no tan valiosos pero no me da la real gana de recoger todas esas monedas que tienen más roña que los dedos de tus pies. ¿Cómo se puede dirigir un negocio calzando chanclas cuando se tiene tanta roña en los dedos de los pies que te pareces al Diablo Cojuelo?- ¡¡Eso si que no se lo consiento yo ni al alcalde de Los Ángeles de San Rafael!!- Perdona, Sherwood, pero esto no es Los Ángeles de San Rafael sino Los Ángeles de California así que no te confundas conmigo.  En vista de que André Agusti se negaba a recoger las cien monedas que seguían rodando por el suelo, Sherwood Swart se levantó de su asiento tan nervioso y fuera de sí que resbaló y fue a estrellarse contra el anaquel de las figuras de terracota del Antiguo México de los zapotecas que, tras un ligero bamboleo, cayeron estrepitosamente al suelo. - ¡Crack! ¡¡Catacracrak!! ¡¡¡Requetecatacrak!!!- ¡Mis figuras! ¡¡Mis figuras!! ¡¡¡Mi figuras!!!- ¡Mis riñones! ¡¡Mis riñones!! ¡¡¡Mis riñones!!!- ¡¡¡Mis amadas figuras de terracota del Antiguo México de los zapotecas!!!- ¡Mis amados riñones de cuando nací!!! Con la agilidad de un gato montés, Sherwood se agarró de las piernas de André y éste se vino también al suelo.  - Y ahora... ¿recoges o no recoges las cien monedas una tras una?- ¡No, no y mil veces no!- ¿Cómo has dicho?- Bueno. Reduzco un poco. ¡No, no y cien veces nos!- ¿Cómo has vuelto a decir?- Está bien. Hago otra rebaja, ¡No, no y diez veces no!- ¡¡¡Basta ya de tonterías, André!!! El cada vez más iracundo Sherwood, a pesar de su avanzado estado de vejez, todavía tenía suficientes reflejos de su antigua etapa de atleta e, incorporándose del suelo, se montó a horcajadas sobre el lomo de André Agusti. - ¡Mis riñones, Serwood! ¡Que me los haces polvo!- Como no quieres recoger las cien monedas como un caballero ahora lo vas a tener que hacer como un caballo y como todo caballo tiene un jinete... imagínate que yo soy el jinete polaco y tú el caballo del jinete polaco. ¡Jajajajaja! ¡¡Hala, hala!! ¡¡¡A buscar!!!  Y en diciendo estas palabras Sherwood Swart comenzó a dar golpes con su mano diestra en le trasero de André Agusti quien, con tremendos dolores de riñones a los que ahora se sumaban los tremendos dolores de trasero comenzó a ir recogiendo el mayor número posible de monedas.  - ¡Ya tengo siete y estoy harto de que tú seas el jinete polaco! ¿Por qué no cambiamos de papel y tú te conviertes en caballo de Atila y yo en Atila a ver si te gusta?- ¿Qué es eso de cambiar de papel? ¿Crees que esto es el cine y estamos rodando una de la época de los bárbaros?- ¡Ahora vas a saber lo que es cambiar de papeles! Con un esfuerzo inaudito, André se levantó tan repentinamente que Sherwood cayó de espaldas sin posibilidad de agarrarse a ningún lado.  - ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Mi espalda, André, mi espalda! ¡Me la has hecho polvo!- ¡Mis riñones, Sherwood, mis riñones! ¡Me los hiciste antes polvo tú a mí! Sherwood Swart vio, con gran espanto, que la inmensa mayoría de sus muy apreciadas cien monedas antiguas de diversas naciones y épocas estaban perdidas por entre los rincones de la atiborrada tienda de antigüedades y se puso, gateando como un pequeño bebé de tan sólo meses de edad, por ver si conseguia recuperarlas todas. Esto lo aprovechó André Agusti para coger una enorme pipa india que encontró sobre un anaquel y, abriendo un pequeño cofre lleno de lo que él creyó que era tabaco en polvo, llenó la pipa y comenzó a fumar como un poseso mientras Sherwood Swart seguía gateando. - ¡Otra! ¡Otra! ¡Menos mal que encuentro otra! Esta era la frase que repetía continuamente Sherwood mientras encontraba, a duras penas, alguna de las escondidas monedas porque, además, era muy corto de vista. Mas pocos minutos después la humareda que soltaba la pipa que estaba fumando André llenaba toda la tienda.  - ¿Qué estas haciendo ahora, desdichado? André canturreó...  - Fumando espero al hombre que mas quiero tras los cristales de grandes ventanales - ¡Ahora va a resultar que eres marica!- No. Lo que pasa es que me he vuelto poeta. - ¿Qué estás fumando? - El tabaco que he encontrado en este pequeño cofre que tenías bien oculto en el anaquel, hipócrita, fariseo, mentiroso. ¡Así que nunca fumas, verdad! - Pero... pero... pero... - Ni pero ni pera... - ¿Es que no te has dado cuenta de que eso no es tabaco sino polvo de lapislázuli molido que me habían traído desde Persia?- ¡Atiza! ¡Ya decía yo que sabía a mataratas! - !Es que precisamente lo tenía para matar a las ratas! Pero la humareda era ya tan grande que no se veían los rostros el uno al otro y menos aún todavía las muchas decenas de monedas que no habían podido ser encontradas, A los dos les entró una tos tremebunda acompañada de serios ataques de nervios.  - ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! A André de respondía Sherwood de la misma manera. - ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!!¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! En medio de la espesa nube y aprovechando la poca visión de Sherwood que, además, era muy corto de vista, André Agassi alcanzó la puerta de la Casa de Antigüedades y la abrió.  - ¡¡¡Por lo menos ten la decencia de dejar abierta la puerta para que se vaya toda esta humareda, sinvergüenza que ni tienes vergüenza ni la has conocido jamás!!! ¡¡Mis polvos de lapislázuli!! ¡Mis pobres polvos de lapislázuli persa!  André no se paró ya a consolar al desconsolado Sherwood y desapareció huyendo por las antiguas calles de Los Ángeles de California mientras éste esperó a que desapareciera todo el humo y, dirigiéndose a la mesa de metal, cogió a "Thaler", lo guardó en el bolsillo izquierdo de su chaquetón de color negro y comenzó a meditar.  - Voy a ver si me dan algo por él en el mercadillo.    La pipa india estaba, abandonada, en el suelo....
Lo que tenemos de infantiles es la mejor parte de los hombres... y de las mujeres también...
Para ser una persona hay que dejarse de teorías. Las teorías no nos salvarán jamás de las zozobras amorosas. Todos sabemos qué es eso de las zozobras amorosas. De repente, un día despiertas y te ves rodeado de chavalas por todas partes. Entonces comienzas a darte cuenta de que o nos convertimos en animales o nos mantenemos como personas. Empiezas a medir las distancias que existen entre el peligro que representan y las posibilidades que tienes de escapar vivo. Has cambiado mucho. Ya no eres el niño que juega solamente con el balón sino que, de repente y sin previo aviso, te das cuenta, en ese momento en que te rodean todas ellas por todas partes, que debes participar en los duelos. Enfrentarse a todas ellas es algo que o aprendes de inmediato o te hundes para siempre en medio de las zozobras nerviosas y amorosas al mismo tiempo. Es necesario no perder los nervios. Necesario y fundamental para sobrevivir. Es cuando te preguntas a ti mismo ¿me estoy haciendo joven? Cuando levantas la cabeza observas que todas ellas te observan. Estás empezando a iniciarte en el oficio de observador observado. Curiosa paradoja. Las zozobras amorosas son esas oleadas que te llegan cuando todavía no estás totalmente despierto; pero es urgente despertar porque hay que mantener la resistencia para no hundirte por culpa de sus embates. Y, como si estuvieras jugando al mus, envidas a las chicas. Las chicas confunden el verbo envidar con el verbo invitar y entonces, si no espabilas lo suficiente, no te queda más remedio que sacar la billetera. Es un momento trascendental de tu vida. ¿Sucumbes o no sucumbes? La respuesta sólo depende de si te funcionan bien y a tiempo las neuronas o enloqueces sin remedio alguno.  Las cosas creídas durante todo el tiempo de tu infancia ya no te pueden servir nada más que para intentar escapar del asedio. O te muestras espartano y sales vivo o te conviertes en víctima propiciatoria. Es en esos momentos cuando comienzas a generar tal cantidad de ideas liberadoras que te dedicas a ponerlas a todas en su correspondiente lugar; las vas seleccionando lentamente pero sin pausa y, en esa labor, es cuando aprendes a distinguir y a diferenciar entra las que están buenas y son buenas y las que no.  Te entra, a continuación, una crisis profunda tanto en la estética como en la oratoria. Quieres hablar y no puedes. Quieres dirigirte a las que te gustan pero hay algo que resulta angustioso: las teorías no sirven y hay que ser prácticos. Recuerdas tus estrategias futbolísticas y comienzas a comportarte intentando ser persona en medio de las batallas de esa zozobra amorosa que te puede hundir para siempre si no estás ya despierto del todo. Buscas una tabla de salvación que no es otra cosa sino intentar caerle simpático a todas. Eso es un error. Lo que debes hacer es templar tus nervios y ser selectivo.  Descubres que no estás ahora jugando al fútbol sino enfrentándote a todo un ejército de chicas y te viene a la memoria lo de "las chicas son guerreras". ¿Qué hacer? ¿Cómo poder driblar a las que quieren construír su futuro contigo pero con las que no estás de acuerdo? Debemos entender que no todo el campo es orégano y que venimos a este mundo para ser felices y, en medio de todas las zozobras amorosas, debes buscar la verdadera ruta que te guíe hacia la meta de los sobrevivientes. Ardua labor. Arduo trabajo. Arduo oficio. Ardua resistencia.  Sabes que, irremediablemente, algún día vas a caer y que nadie te va a ayudar cuando necesitas la ayuda de tus amigos. Es necesario, en esos momentos, en primer lugar saber que a tus amigos les está sucediendo lo mismo que a ti y, por lo tanto, en segundo lugar aprendes que ninguno de ellos te ayudará y que todos, incluído tú mismo, han de luchar en solitario. En esos momentos tan trágicos de tu vida es importante desarrollar estrategias bien sólidas y consolidadas. La indiferencia no sirve, así que lo mejor es no ser indiferente sino diferente. Elimina el "in" y encontrarás el camino. Lo demás depende de las habilidades de cada uno de nosotros y eso no proviene de ninguna teoría salvadora; así que crea tu propio axioma de vida. Puede ser, por ejemplo, "las chicas son guerreras pero ten cuidado con las perras" porque si quieres ser complaciente con todas ellas, tanto con las que te gustan como con las que no te gustan, terminas más empobrecido y con más hambre que "Carpanta".  Así que elige la que más te guste y deja que la vida siga fluyendo por tus venas. Sobrevivir en épocas de zozobras amorosas es, ante todo, un arte. Tu superviviencia depende sólo de ello y de cómo actúas con tu arte, porque nadie puede sacarte las castañas del fuego y, en ese sentido, te aconsejo que no te acerques demasiado a las hogueras femeninas porque puedes terminar totalmemnte quemado y quedar inservible para cuando te llegue la ocasión con la que tanto sueñas desde que tienes conciencia y razón humana. Es lo mejor que puedes hacer para tener todas tus condiciones físicas y espirituales en perfecta forma caundo te llegue la que tanto llevas esperando dentro de tu sueño. Entonces sí. Entonces, como dice la Biblia, esfuérzate y sé valiente.         
Una vez liberados ya del poder despótico y los malos ejemplos violentos de Emi, logré conseguir que, a mis tan solo 11 años de edad, Boni y Maxi quedaran libres para formar parte de un pequeño grupo de mis amigos y compañeros del cole de Lope de Rueda de Madrid. Así que, eliminada ya la cruel presencia de Emi, tuvimos centenares o hasta miles de ocasiones para poder divertirnos los tres a veces solos y a veces acompañados por esos pocos amigos con los que hice que ellos dos contactaran. Y de esta manera pasamos mañanas y tardes gloriosas jugando al fútbol con entera libertad y en igualdad de condiciones en el patio del cole. A veces hasta éramos 5 ó 6 los que quedábamos juntos (Boni y Maxi entre ellos) para vivir alguna que otra aventura con lo del garaje de la bruja, con lo del perseguidor en bicicleta o con lo de las pelotas en el Parque del Retiro teniendo cuidado para no ser pillados por los guripas de los vigilantes.  Fue en el Parque del Retiro de Madrid donde vivimos una aventura que, por lo que tuvo de particular y de especial, la traigo ahora a mi Diario. El caso es que éramos, al menos, Gabriel, Cesáreo, Boni, Maxi y yo y no sé si alguien más. Sucedía que en la barriada había un chulo de unos 16 años de edad que abusaba de chicas menores y como era costumbre en la época, al parecer aquel tipo, al que conocía yo como "El Patinador", se jactaba de ello.  Resulta que aquella tarde, en el Retiro, los 5 ó 6 nos encontramos ante "El Patinador" intentando abusar de una de aquellas inocentes chavalillas que, menores de edad todavía, no sabían ni lo que hacer. No sé de quien partió la idea original pero todos lo consultamos entre todos (de manera democrática) y decidimos, por consenso, molestar tanto a "El Patinador" que tuviera que irse de allí sin poder abusar de la pobre chiquilla. Se nos ocurrió pasar una, dos y hasta tres veces por donde estaban ambos sentados -sobre un pequeño montículo- cuando ya el chulo tenía la mano dispuesta para meterla por todas partes del cuerpo de la chavalilla. Se nos ocurrió pasar una, dos y hasta tres veces, molestando a "El Patinador" diciendo que nos dijera qué hora tenía en su reloj. La estratagema era graciosa en sí misma pero lo más importante es que era justiciera. Hasta que el chulo perdió los nervios -que esa era mi intención- y nos comenzó a lanzan piedras que nosotros esquivábamos con total agilidad de chavales despiertos y en plena forma física.  Una vez harto ya de aquel jueguecito de las piedras que esquivábamos pero que nos podían haber abierto la cabeza a alguno de nosotros yo me puse al frente del grupo y decidí que íbamos a dar la cara por ella. "El Patinador" de los 16 años de edad o incluso alguno más, era alguien al que yo había visto participando en competiciones de patinaje en el mismo Paseo de Coches del Retiro pero, a pesar de que eramos niños de 9 a 11 años de edad, era mejor no tenerle miedo. Los demás aceptaron mi idea y salimos del escondite para cantarle las 40 al "chulo de los patines".  Estábamos recriminándole y él estaba cada vez más nervioso así que logré que se levantara del lugar que ocupaba junto a la pobre víctima y, una vez que ésta se dio cuenta del peligro que corría y se le escapó de sus "garras de buitre negro y pestilente", saltó a por uno de nosotros y agarró por el cuello a Gabriel que era, para más inri, el mejor de mis amigos, junto con Gamarra, del cole Lope de Rueda de Madrid. Yo tenía que defenderle ante la pasividad de los demás; así que cogí un pedrusco del suelo y me enfrenté contra "El Patinador". Era como David frente a Goliat. Pero no me corté ni por un segundo.  - ¡Suelta a Gabriel, sifilítico! En un primer momento el citado sifilítico "Patinador" creía que era una broma pero le saqué de dudas rápidamente.  - ¡Suelta a Gabriel, sifilítico, o te arreo tal meñazo que te abro el melón en mis pedazos!  El sifilítico "Patinador", chulo abusador de niñas menores de edad y, por lo tanto, inofensivas e inocentes presas para este tipo de individuos, soltó rápidamente a Gabriel y mientras la chavalilla salió zumbando para su casa, nosotros 5 ó 6, liderados por un chaval democrático que sólo tenia 11 años de edad (que resulta que era yo mismo) nos fuimos hablando de la gran proeza hasta que nos despedimos y cada cual siguió después su propia vida.  Al año siguiente, en la Academia Altamira, "El Patinador" sifilítico tuvo mil y una oportunidades para poder enfrentarse conmigo pero jamás lo intentó. Supo de mi pacifismo pero también de mi valentía para defender a los más inocentes y, sobre todo, si eran chavalillas menores de edad. Sabía que los del meñazo iba en serio y que podía partirle la cabeza en cualquier momento; así que guardó eterno silencio.    
 Jaime: "Una de las canciones más famosas del gran guitarrista Eric Clapton, es "Tears in heaven" (lágrimas en el cielo). La compuso cuando su hijo Connor murió. Eric confesó que la música era la única manera de sobrellevar los momentos de angustia y tristeza mortal al recordar a su hijo. Componer canciones y tocar música le ayudó a volver en sí: "Es terrible pensar que el mejor arte surge en los momentos de desesperación" dijo.  Pocas cosas hay tan tristes como la muerte de un niño. La candidez y dulzura que desprende una vida recién nacida es algo incomparable. Yo, personalmente, jamás entendí a aquellos que no sólo no han aprendido a disfrutar de la presencia de un niño, sino que (lo más cruel que puede ocurrir) incluso llegan a maltratarlos... o no les importa que sufran o mueran.  Afortunadamente, la Biblia nos dice que Dios es el cuidador personal de todos los niños, y que Él envía a sus ángeles para que los protejan. No siempre es posible: Nuestro mundo rebosa tanta maldad, que Dios tendría que intervenir personalmente cada segundo en el Universo para frenar los males que los niños reciben, y eso es imposible. La libertad personal de cada uno de nosotros es un don tan precioso para Dios, que Él no quiere coartarla, aún a costa del sufrimiento de muchos.  Lo que nos tranquiliza es que para encontrar una solución perfecta para la vida de los más pequeños, la Biblia nos dice que Dios recibe en el cielo a todos los niños. Todos los que mueren en la inocencia de sus primeros años, pasan a vivir cerca del corazón de Dios. Es la mejor manera de impartir justicia y defender a los inocentes.  ¿Y qué ocurre cuando nosotros perdemos a alguien que vivía cerca de nuestro corazón? ¿Verdad que es difícil encontrar consuelo sólo en el hecho de que el niño que tanto queríamos está disfrutando de una vida perfecta? Déjame escribir que aún en nuestro sufrimiento Dios tiene palabras para nosotros: "El Señor sana a los que tienen el corazón hecho pedazos y venda sus tristezas" Es la mayor confianza que tenemos: A pesar de la lágrimas en el cielo (Y desde luego aquí en la Tierra), Dios no se olvida de nosotros. Él quiere sanar tu corazón y vendar tus tristezas, Él es el único que puede entender la desolación y la soledad que queda en el corazón de quien pierde a un hijo. Recuerda que Él dio el suyo (Jesús) por nosotros. Por ti".  José: Viendo tales cosas como el sufrimento agónico de quienes ven morir a alguno de sus hijos no llego jamás a entender como puede haber tanto bárbaro y, a veces, tanta bárbara que no tiene ni la más mínima conciencia, ni derrama una sola lágrima de tristeza por el genocidio que cometen contra sus propios hijos que están esperando la ayuda de ellos y, a veces, de ellas para poder tener la oportunidad de ver la Grandeza de Dios viviendo felices en esta Tierra. Los eliminan. Los matan. Los asesinan. Y siguen viviendo tan secos de corazón que, faltos de toda clase de humanidad y de criterio racional, van predicando y pavoneándose por el mundo de que han abortado por su propia voluntad. ¿De qué voluntad están hablando esa clase de gentuza que ni tan siquiera derraman un sólo sentimiento por el infanticido que cometen? Si hubiesen hecho lo mismo con ellos y, a veces, con ellas no podrían tener ni tan siquiera la oportunidad de irse jactando de esos magnicidios que han cometido contra una gran parte de la población humana: los que no tuvieron ni la más mínima oportunidad de poder expresar su deseo de vivir. Pensar en eso produce tanta tristeza que sólo se me ocurre pedirle a Dios que tenga misericordia de tantos cobardes y mezquinos.  Cuando alguien pierde un niño de poca edad sabe lo que es ese sufrimiento que sólo Dios puede calmar. ¿Qué dicen ahora los escorpiones y las alacranas que asesinan a su propios hijos? Eric Clapton tuvo la música como consuelo pero los hay y, a vece las hay, que más les valiera ponerse una rueda de molino atada a su cuello y lanzarse al mar por todo el daño y la maldad que están cometiendo en este mundo. No puedo reír las gracias de los chistes malditos de quienes se toman el aborto como una fiesta de feria absurda, ridícula y atrozmente inhumana. Por quienes cobardemente lo celebran, vilmente lo aceptan o simplemente se lavan las manos y guardan silencio. Por ti. 
Se acercan nuevos tiempos no tan nuevos, como llegó a decir o a pensar Rafael Alberti; pero el poeta Rafael Alberti no llegó a verlos. Ahora, bajo el cielo de España, todos seguimos esperando a que las luminarias poilíticas (los grandes políticos) nos saquen de la crisis donde ellos mismos nos han metido; algo así como pedir la aparición de un Fray Angélico que nos pinte un gran futuro con sus pinceles y esperar a que Dios haga el milagro.  Muchos sigen confiando en los hombres políticos para que se arreglen las cuestiones patrias pero como ha dicho Margaret Thatcher: "Si quieres que algo se diga en política pídeselo a un hombre; si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer". Declarar que el futuro va a ser más halagüeño que en los tiempos de José Ortega y Gasset supone conseguir que las circunstancias de la crisis hayan desaparecido y dejen de ser nuestras; lo cual, por cierto, es de momento más falso que un senador vestido de líquido elemento... y lo digo por la gran cantidad de tragos cocteleros que se toman los senadores a costa de los bolsillos de nosotros, los de a pie. Aunque debemos seguir al pie del cañón pidamos y roguemos a Dios para que el cañón no reviente y nos mande a todos al paraíso de los inocentes por creer a tanto hombre político que se rasca la barriga mientras los de a pie sudamos la gota gorda. Hay que ser muy inocente para creer en los políticos que, además, son senadores. ¿Son senadores o son cenadores? Porque menudos chuletones a la brasa cenan ellos mientras nosotros, los de a pie, tenemos que conformarnos con una mini hamburguesa antes de irnos a dormir y esperar que a la mañana siguiente ya comiencen los nuevos tiempos de verdad para todos y para todas. Y eso desequilibrando nuestro cada vez más pequeño presupuesto mensual mientras el de ellos (los grandes politicos) sí que van creciendo semana tras semana.   A nadie nos gusta, de momento y en esta España invertebrada como dijo Miguel de Unamuno, que nos despeinen los políticos y luego digan que es para maquillar la economía nacional. Si fuera verdad que la UNESCO nos une a todos con la cultura, otro gallo nos cantaría; pero la UNESCO es un nido de buitres que intentan colarnos el tema de la cultura cuando ya hay muchos que están pasando hambre y ellos ni tan siquiera saben que fue en Calatañazor donde Almanzor perdió el tambor porque se dedican a fomentar solamente ideologías políticas. Se está perdiendo el rumbo y hay que volver a encontrarlo, que es como decir que hay que hallar una aguja en medio de un enorme pajar. En definitiva, la política es el arte de mentir diciendo mentiras. Por eso, pedir a un senador que sea honesto es como pedir dos huevos a un cesto; sobre todo si ya le han metido la mano. Y recuerdo a todos mis compatriotas lo que sucedió con Manuel Fraga Iribarne: el líder de la derecha española, y fundador del Partido Popular, hizo las siguientes declaraciones: "No descansaré hasta volver a ver al obrero español caminar con alpargatas" Y esta "muy graciosa" de cuando estaba en Cuba: "Después de tocar a un negro, me frotaba las manos para ver si me había tiznado".  Si este es el futuro que nos espera a los españoles es mejor que nos vayamos todos de aquí y que el último apague la luz. 
El amor no se conquista con la violencia del deseo sino que se consigue con lo pacífico del querer.
TODA UNA CAMPEONA MUNDIALGana por 2-1 a Guinea Ecuatorial.   Jugar ciertos partidos de fútbol no tienen ni razón ni justificación alguna salvo para que existan quienes se llenen los bolsillos de billetes. Los encuentros nominados como amistosos suelen ser, como muchas veces sucede en la realidad, los menos amistosos de los encuentros. ¿Encuentros o desencuentros? Que se lo digan al Real Madrid que se ha quedado sin Khedira (lesionado en el Italia-Alemania amistoso) para un total de 6 meses; lo cual quiere decir que no podrán contar con una de sus estrellas para todo lo que queda de competición liguera, copera y de Champions.  En cuanto a nuestra Selección Campeona del Mundo, ¿quién diantres fue el que ha hecho que tuviese que combatir en un verdadero infierno? Y menos mal que salieron del infierno de Malabo con la victoria de 2-1. Lo de Malabo ha sido para olvidar. ¿Cómo se puede jugar tan a lo bruto como para poner en riesgo el físico de jugadores que no sólo son figuras internacionales sino que también son judaroes claves en sus clubes que son, al fin y al cabo, quienes les pagan sus altísimos sueldos? Según todos los cronistas que estuvieron en el campo de fútbol de Malabo, el ecuato guineano Fidjeu no es un futbolista sino un leñador que estuvo repartiendo leña en todas las direcciones durante todo el encuentro. ¿Y así quieren los espectadores ver el brillo de la Selección Española que es toda una Campeona del Mundo? Con el hacha entre los dientes no se puede dar espectáculo y, de esta manera, sólo bastaron dos pequeñas heroicidades de La Roja que terminaron en los goles de Cazorla y Juanfran para, después, aguantar la tormentosa "noche de los leñadores" ecuato guineanos que marcaron un gol gracias a Bermúdez, de claro origen español, pero que se olvidaron de jugar al fútbol y eso no es ni deporte ni espectáculo. La delegación española descansó cuando echó a rodar la pelota (que más que balón se dice que parecía una pelota de goma) y se confirmó que el dictador Teodoro Obiang Nguema Mbagogo no no había ido al estadio, aunque muchos Obiang sí que estaban por allí. Si la Selección Española de Fútbol, toda una Campeona Mundial, va a servir para intentar legalizar (a través de las fotos de "familia") la egolatría de los dictadores de "escaso pelaje" pero mucha violencia, es mejor no acudir a ningún amistoso de esta especie sino a seleccionar mucho mejor los amistosos y, desde luego, dejar el espectáculo para cuando llegue la Fase Final del Campeonato del Mundo de Brasil 2014 o para otros partidos amistosos donde, de verdad, se juegue al fútbol. Porque acudir a partidos amistosos donde la amistad no existe y pedir que nuestros jugadroes brillen como son capaces de hacerlo, es un sacrificio imposible de aceptar. Yo hubiera hecho lo mismo. Ni desdoro ni vergüenza sino solamente inteligencia. Que se lo digan ahora al Real Madrid y a Khedira.  Así que hicieron bien nuestros muchachos españoles en limitarse a ganar por 2-1 y dejar el espectáculo para cuando llegue ya el Mundial. Esperemos que contra Sudáfrica sí que se vea un verdadero partido de fútbol. Yo creo que para escribir crónicas sobre estos partidos que ni son de fútbol ni de nada que se parezca al fútbol es mucho mejor pasar el tiempo jugando al Mágico Solitario o viendo una de Paco Martínez Soria y José Luis López Vázquez que, por lo menos, te hacen reír. A mis 18 años de edad soy mejor jugador que todos los de Guinea Ecuatorial juntos y no lo digo por vanidad porque no he dicho que juegue mejor que ellos sino que soy mejor jugador ya que, al menos, cuando juego practico un deporte llamado fútbol (y no lucha libre ni boxing), lo hago de manera limpia ("fair play") y siempre con la sana intención de brindar espectáculo gane, empate o pierda mi equipo.  Por cierto, en cuanto a lo de Guinea Ecuatorial (con todos mis respetos a las buenas personas que viven por allí) recuerdo que un amigo que era iluminador de la RTVE cuando el 12 de octubre de 1968 dicho país consiguió su independencia, me narró una historia que afirmaba que era verdadera. Celso García, cuando yo estaba haciendo COU en la Academia González-Cañadas de Madrid capital, me contó que, nada más independizarse bajo el mandato de Francisco Macías Nguema, una de las primeras acciones que llevaron a cabo los militares ecuato guineanos fue perseguir a todos los españoles que se encontraban en aquel país para acabar con ellos. Todos tuvieron que salir zumbando y dejando todas sus propiedades para volver a España. Recuerdo que Celso García me dijo que todo el equipo de RTVE que se encontraba en la capital de Guinea Ecuatorial se vieron acorralados bajo la amenaza de que les querían pillar para raparles las cabezas con cristales de botellas rotas y ellos, asustados, tuvieron que abandonar toda la maquinaria y subir hasta la terraza del hotel hasta que llegaron en su rescate unos helicópteros de las Fuerzas Armadas Españolas.  No tengo nada más que escribir. Esta crónica es una de las más desagradables que he tenido que llevar a cabo en mis labores como periodista profesional con título universitario que así lo confirma.                                                  
Andan los pastores por las majadasy en el horizonte azulado se reflejael alma de los castaños. Las ramasse tomban al paso de los segundos. Tras los montes, una ligerabrisa de viento como dormidova soplando el panoramay los postigosde las cancelas se van abriendo.  Al abrigo de la arboleda y la florestados gorriones juntan sus poemasde trinos alados y el conciertode las sombras engrandeceel paisaje somnoliento que despierta.  Van caminando los pastores galaicospor el glauco discurrir de sus pisadasy en las rías verdes, verdes rías, un verbo traspasa las oraciones de los marineros.  Galicia eterna, Galicia siempreen el alma de este decir me sientocomo se siente el nombre de las cosas.Entre el rojo color de las rosasse enciende la luz de la mañanay la brisacomo risa lejanaparece que pasa besando los valles de la vertientedonde los pastores siguen y en el alta mar los marinerosya están soñando con el regreso.  Preso del corazón sumido entre las nieblasel tiempo se hace pausapara podernos sentir... (Homenaje a Rosalía de Castro).
Los últimos tiempos se nos han convertido en una especie de mosaico lleno de áreas grises. Por un lado, presenciamos el auge de los elegidos por el capricho de quienes tienen los poderes fácticos como arma predilecta y, por otro lado, vemos inmensas masas de seres humanos sufriendo. ¿Dónde está aquella premisa del siglo XX que afirmaba cosas tales como que la Humanidad había llegado al máximo estado público de felicidad? ¿Dónde esta esa felicidad colectiva de la que se hablaba desde el siglo XIX? Parece como si las luces se hubiesen apagado para muchos que, hundidos en las áreas grises, intentan escapar de la locura colectiva para ser ellos mismos y ellas mismas. En medio de la locura colectiva, lo mejor es premiarse a uno mismo o a una misma con el balón de oxígeno que se llama felicidad.   Pero ¿quién nos otorga la felicidad personal? Todavía está lejos ese momento especial en que los seres humanos sean hermanos de verdad; pero nos queda Jesucristo, nos queda una premisa que considero esencial en el nombre de ese Jesucristo que os predico: busca tu propio sentido del mundo y habrás conquistado tu gloria. Es una oportunidad que no debes negarte. Es la oportunidad que te mereces y el galardón que consigues cuando no te desacreditas por soñar. Y es que, en los últimos tiempos, nos queda todavía el impresionante éxito de nuestros propios sueños. Deja atrás la columna de humo de todo lo banal y, vestido con el traje de la fantasía, cree en ti y otórgate el premio que los poderes fácticos no te quieren entregar. Dedícate a ti la mejor de tus sonrisas y ofrécesela al mundo entero. Otra vez buenos dias, Humanidad.
Porque del amor he nacido, porque del amor he llegado, canto mi existencia a tu lado y a tus ojos soy vencido. Porque del amor me has traído, porque del amor me has embarcado, canto mi vida de enamorado en este sentir distraído. Porque del amor te he seguido, porque del amor me han perseguido, contigo me he liberado. Porque del amor me he vestido, porque del amor me he dormido, tu sueño me has contagiado.

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