• José Orero De Julián
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Me asomo, una vez más, al vacío de la calle oscura. Siempre la semántica de la oscuridad enredada en la bombilla de la farola que, soldado de la noche, me hace distinguir los perfiles de mi sombra. Y descubro la luz de las paredes llenas de permisividad junto al leve resplandor del escaparate de la perfumería y el comercio de ultramarinos. Las largas experiencias de haber caminado entre las acacias me hacen recordar el desmonte de los guijarros lisos, el montículo habitado por las ortigas y, de vez en cuando, el paso lento de un transeúnte que, hostigado por el frío, se arrebuja en su abrigo.  - Buenas noches. Quizás le haya respondido con un igualmente para usted pero no recuerdo haber soltado ninguna palabra excepto esa sensación de haberle saludado mientras enciendo el cigarrillo y me quedo observando la llama incandescente mientras pasan los últimos minutos del siempre eterno sentimiento; esa sensación de haber vivido muchas veces entre la fila de los que caminan por la costanilla de los ciegos hasta llegar a la ancha plaza donde sigue todavía abierta la vieja taberna del vino dulce con pastas y el olor del aguardiente seco en la garganta del viejo Gervasio, el de la pierna tullida y el montón de recuerdos de cuando era torero y Celia Gámez le dedicaba sonrisas en las tardes de sol caliente.  Me subo las solapas de la gabardina y observo un grupo de muchachas que corren hacia la parada del búho para poder llegar a tiempo de no ser salmodiadas por esos terribles padres de bigotes anchos y de boca estrecha. Una de ellas me mira como de soslayo mientras codea a su compañera más cercana.  - ¿Te ha dicho algo?- Creo que buenas noches. - ¡Vaya sinvergüenza será ese tipo! Lo de tipo me hace sonreír mientras sigo caminando y las farolas parecen cada vez más confidenciales que nunca para una pareja de adolescentes que inician la tarea de aprender a besarse. La catedral se yergue con su cúspide en forma de aguja de coser sueños en medio del rezo de los rosarios y, por el suelo de las baldosas grises, un gato de color blanco cruza como una exhalación persiguiendo no sé qué clase de misterioso animal. He aprendido ya a escuchar tantas leyendas sobre los gatos de la ciudad que para mí son como compañía de misterios sagrados. Cada vez que una vieja los cuenta cambia la condición. Mi condición, mientras cruzo la avenida, justo por el costado del puente donde los suicidas dejan su paso por la vida para estrellarse en el vacío de la soledad, es seguir adelante y entro en la taberna para sentarme junto al tocador del acordeón, el tuerto Sigfrido Guillem que no deja de charlar en catalán mientras los demás no entienden nada y sonríe como si hubiese sido entendido por todos. La pátina del tiempo ha dejado descoloridas las fotografías en las paredes y, mirando fijamente a la de la mujer dando de comer a las gallinas, se me reproduce en la mente el recuerdo de mi tía Ramona cuando me hacía leer, a cambio de un buen puñado de céntimos, lo de la novelita por entregas del médico rural que se enamora de una malagueña de Ronda perteneciente a la clase social inalcanzable para él. El folletín siempre acababa en un continuará que hacía imposible saber si el amorío terminaba en boda o acababan todos como el rosario de la aurora. Aquí, en la calle Bailén, los ojos de los automóviles encendidos alumbran los años de Gervasio y el vaso de vino tinto baila, en las manos de Carmela, una especie de peteneras sin denominación de origen. Supongo que será la misma que, con su vestido flamenco va a debutar en El Corral de la Morería esta misma noche y los nervios le hacen beber.  Así que saco el libro de mi bolsillo y me pongo a leer "Mayra en la encrucijada de sus deseos". Mayra tiembla como una copa rota. Miles de veces se está sintiendo así, reteniendo una lágrima ardiente en el pecho, notando disparos de fuego en infinita procesión y procurando ser prolija para incluir todas aquellas sensaciones apenas inolvidables. En su cielo protector hay un momento devastador que ve y vive. Está ahora recostada sobre el piso, llorando desconsolada, comprendiendo su silencio, enferma, agonizante de soledad... pero a su lado está el milagro de la vida salvándola de los abismos, el miedo y la tristeza superados por la alegría del amor y la pasión de la gran intensidad de su llanto; sobre todo porque hay un compromiso de fe y porque la historia le comunica el sentir de los corazones en celo. Y se promete a sí misma que nunca más habrá treguas para la melancolía, pero ésta crece en ella, la confiada Mayra, para trabajar duro y enviarla un mensaje amoroso, todavía no pergeñado del todo, todavía tierno en las altas horas de su madrugada. Mayra baja ahora, en su sueño, la colina, atravesando el bosque espeso y verde, sintiendo el corazón con su ser y su sed de mujer y confiando en superar la tristeza. Tantos son los momentos con que se conmueve; tantos son los instantes con que conoce sus límites; tantos son los tiernos deseos con que mira los primeros regalos de la pubertad... que Mayra suspira y se quita las lágrimas de los ojos. También rememora el ofrecimiento de un amante adolescente. Es, para ella, la ternura más elevada aquel momento que, extraño a toda ella, estudia con todos sus sentidos recién abiertos mientras, al fondo, una música de Garfunkel le acompaña y ella se marcha embarcada en la enternecedora vida de niña decapitada, de feroz infante, pasando de la incomprensión al desengaño de todo su pasado. Y huye de la realidad para llegar a su úiltima frontera, a su infinita e indescifrable imagen de placer envuelta en sentimientos sin escapatoria. Mayra ya puede empezar a llorar de nuevo con el llanto en la mano, perdiendo progresivamente esa ansiedad de solitaria que necesita para trabajar en sus esfuerzos montados salvajemente para quedarse libre de ausencias. Lucha de niña que pasa a ser mujer. Recóndita vacilación de sentimientos que le roban la calma. Es fácil, para ella, estremecerse ahora porque se enfrenta a un relato amoroso donde la pasión es intensa, roja sangre, predestinada como está pero quedándose unida a su respiración. Irse muriendo poco a poco su pasado para nacer de nuevo como una joven promesa de bello rostro, bello pelo largo que queda flotando en el vacío, lacio, levitando, inmadura todavía, como un bebé en calma, detenida en el tiempo, con legítimas lágrimas invisibles en los ojos, matando el pasado y viviendo el futuro. Y así, envuelta en las brumas de la crisálida, Mayra nace como vuelo de paloma, traspasa el umbral de los púber, y se produce en su cuerpo una desazón de joven reviviendo la inocencia y superando, a su vez, la ignorancia; reviviendo lo sencillo que es amarlo todo; prefiriendo vivir en la comodidad que es sentir todo lo ajeno como cosa nueva; viviendo con furor en medio del concierto diario de las rosas y los jazmines; queriendo vida para su crecimiento corporal y conciliándose con la mujer-compañía de volar junto a sus deseos. Termino de leer mientras escucho el acordeón de Sigfrido Guillem que está recien pintado y por eso suena como de manera nueva aunque la canción sea de otros tiempos más cercanos a sus recuerdos. Yo no recuerdo haber oído nunca a un señor tan bien compuesto tocar serenatas tan desafiantes. Entorno los ojos y comienzo a recordar: Estalla la bombilla de la luna en pálidos reflejos de fulgor. Suena el acordeón tanguista. En el callejón riela la plata de la lluvia y los versos que desgrana el poeta se llenan de café y tabaco. Bajo la sombra del teatro los arlequines dialogan con las damas y hay un farol encendido que habla... Más acá, en el centro de un coloquio de artistas, toca sinfonías un pianista. Se asoma a la esquina del quejido la pública mujer de las cerillas y un cadencioso rumor de nostálgicas pulsaciones late en un corazón de enamorados. Duerme una paloma blanca entre las ramas del árbol, suena el silbido del aire entre las solapas del sentimiento y con los dedos se juega a ser prestidigitadores del sueño. Termino de beber el vaso del vino dulce, salgo de nuevo a la luz de las farolas, algo así como enfermizas por culpa del otoño, me vuelvo a subir las solapas de la gabardina que lleva perfumes de mujer y bajo hacia el abismo del vacío de la calle oscura. - Buenas noches. Me parece que era la voz del sereno...          
¿Es La Razón una tontera y media? Cuando nos planteamos esta cuestión todos flipamos un mogollón y se nos chamusca la chinostra. Yo no sé qué opinarían, hoy en día, tanto Descartes como sus fanáticos seguidores ya descartados por seguir a Descartes; pero según La Verdad, una de las más grandes verdades de todas las eras y los erarios humanos es la que sobresale diciendo: "La Razón no es lo más razonable de la existencia humana". Y todo porque,tanto los del Real Madrid como los del Barcelona y hasta los del Gremio de Porto Alegre (y que no decaigan nunca los del gremio de los alegrotes) no comprenden que el Atlético de Madrid -e inclusive los del Atlético Mineiro- pueda ser más campeón que todos ellos juntos.Todos juntos en campaña defendamos la Unión (una canción que, gracias al revival revivalis, se ha vuelto a poner de "Mode In Spanish Golden West Show" y, en definitiva, aunque en definitiva ya no hay otra cosa sino poder vivir con tranquilidad espartana, estoica y hasta morrocotuda, lo que pasa es que el cartero siempre llama dos veces para no dejarnos dormir la siesta y esto de los "Spanish" ya pasa de castaño oscuro y se está poniendo oscuro castaño. Que suenen las castañuelas los unos a los otros. La crisis del Rayo, como dice el señor Alcántara cuando pasa por Alcantarilla camino del tajo, sobrepasa ya a Vallecas y está llegando al valle de Kas, Fanta, Trinaranjus, Schueppes y hasta Orange Crush de Villacañas. A mi lado hay quienes toman cañas y me parece que se lo están pensando. ¿Es La Razón una tontera y media? Buena pregunta, pero yo sólo puedo decir que Descartes está tan descartado como todos sus seguidores. O sea, descartado por completo por apellidarse Descartes. Si se hubiera apellidado García (como mi amigo Don José el de la radio) ya sería otra cosa maravillosa y bien distinta; porque, según Rousseau (que no era ruso), los jacobinos (que no tienen nada que ver con Jacobo Bucaram) y hasta el Rey Sol (que estaba más tocado del ala de su sombrero que el Papa Luna), Francia está más dislocada que la muñeca derecha de Federer que ya no funciona como antes y que por eso ya no es el número 1 del tenis mundial senior y antepatético (ATP) desde hace un porrón de meses y meses y meses y hasta de entremeses y entremeses y entremeses (aprovecho para tomarme una aceituna perdida en las nebulosas de las mesas del restaurante) sino el número Pí partido por la mitad. O sea, uno y pico. Esto le pasa por ser suizo en lugar de ser sueco; porque si fuera sueco se podría hacer el sueco pero como es suizo ya no puede ni con el alma de Gimi. ¿Por qué se arrastra Federer por las pistas en lugar de abonarse definitivamente -ahora que hay tiempo de rebajas para los prejubilados- y federarse en la Federación de Los Antepasados? Pasado mañana cuando pase La Juana (o sea, cuando Dios quiera) vamos a ver qué pasa además de La Juana. Por lo pronto, lo que pasa es que si pasas por Saelices se ven muchas perdices y pasando por Chinchón no ves ni tres en un burro (o sea, absolutametne nada) si te dan las dos de la madrugada, hay niebla espesa y, además, no llevas las gafas puestas sino que caminas como tanteando y tonteando de lo lindo. Insisto, para conocimiento de los más recalcitrantes y reticentes razonianos descartesianos, con la fabulosa pregunta de ¿Es La Razón una tontera y media? Si dejamos las medias para cuando llegue la época de jugar en el Betis de San Isidro de Madrid (no confundir con el Esparta de San Isidro de Madrid que también era de San Isidro pero no tanto) la pregunta se reduce y queda en ¿Es La Razón una tontera? Reduciendo, reduciendo mientras seguimos comiendo, vamos gastando menos las neuronas y así, reduciendo del todo y por todo a la mínima expresión visible nos quedamos más en blanco que un lienzo de Velázquez antes de que Velázquez pintase nada. O sea, que entre Velázquez y Goya se encuentra, me parece, nada de la nada. O sea, que Goya también se quedaba en blanco antes de ponerse a pintar. Y todo esto lo está observando, con los gemelos "Rómulo y Remo" de "made in Córcega con acelga", nada más y nada menos que el Príncipe de Viana que viene por lo de Viana del Bollo y vaya usted a saber a qué viene pero creo que a comerse algún bollo que otro de la Bollería de Viana.  En definitica, los Juegos Olímpicos del 2016 se van a celebrar bajo las aguas del Mar Muerto porque el dios Neptuno está muy enfadado por no haber sido invitado a la Ceremonia de la Inauguración y vamos a tener que meternos todos a buzos. El problema es que si todos nos hacemos buzos ¿qué hacemos con los buzones y los tirabuzones? Puedo decir que es la primera vez que juego al Mágico Solitario en Molina de Segura y aseguor que, aun siendo la primera vez, he conseguido 49 puntos que es mucho mejor que conseguir 48 puntos si las matracas de las Matemáticas que aprendí en el Lope de Rueda no me engañan. Lo que no engaña nunca es la prueba del algodón.  Si hacemos la prueba del algodón -según la hacían los esclavos de Arizona- uno descubre que 49 puntos de ganchillo son mejores, pero mucho mejores, que 48 puntos de sutura. O sea, que 49 litros de aceite de ricino son mucho más purgativos que 48 litros de aceite de riicino. ¿Es La Razón una tontera? depende de dónde tendamos las medias (con carreras incluídas) y los calcetines (incluídos los tomates). Si tendemos las medias oreadas hacia el Oriente y los calcetines oreados al Occidente, se pueden producir conflictos de culturas que es lo que está pasand, hoy en día, en los mercadillos españoles: sandalias persas a precios de mocasienes a lo "Sitting Bull".  De momento hemos pasado la revista de mano en mano y parece que mola más que Molero (que no sé quién es) pero si nos revisan a todos el cacumen estamos más pelados de euros que la cabeza de "El Peluca" del BHA. ¿Y quién es "El Peluca" del BHA. Ni lo he sabido nunca, ni lo sé ahora ni lo voy a saber jamás para que no se me enfade "El Pelos" (también del BHA) y nos pongamos todos a llorar como madalenas a punto de ser devoradas por Nepomuceno o Gengis Khan que da lo mismo lo mismo da y si quiere alguien saber quién es "El Peluca" del BHA que se lo pregunten al referí Ochaíta Chita Chita Chita que es el más mono de todos por lo que tenía de mono vendido al que más cachuetes le ofrecía antes de comenzar el partido. De "El Boni" (otra vez también del BHA) sólo sé que está más confundido que un mechero de gas dentro de una Sala de Urgencias de un pueblo de Mississipi donde fumar te cuesta la cabeza, la cadena perpetua o el exilio a una buhardilla sucia de Trafalgar Square. Ni pío. No voy a decir ni escribir nada en el idioma de los navajos porque resulta que los navajos de USA (o sea, los más usados en los folletos y los folletines televisivos por el Ministerio de Turismo de Nueva Caledonia), no saben ni papa de lo que pasa en la Micronesia. Segundo Mágico Solitario: Dos puntos. ¿Dos puntos? Nada de nada. 16. 16 días me faltan para cobrar de lo lindo y, por lo tanto y en definitiva, la Razón  es una tontera y media que, reducida al polvo atmosférico de los que ya estçan descartados por culpa de Descartes, significa que La Razón es una tontera.  Firmado, sellado y focopiado con Derechos de Autor, a 9 de octubre del año 2013 después de Jesucristo.     
Bebé de cara risueñacanta... canta y sueña en mi corazón. No pierdas jamás la alegríay sé siempre una canción; porque eres la sensaciónde mi fiesta cada díallena de la emoción.Y cuando llegue la estaciónde la Primavera que envía Dios con su bendiciónserás siempre ensoñaciónen esta viva alma mía.  
Otra vez apunto en mi Diario una escena relacionada con palomas. Lugar: Plaza Bohemia de la ciudad de Murcia, frente al edificio Ficus que es donde trabajo para la ONG que me tiene contratado. El asunto es que he tomado un descanso y he salido a sentame en un banco del jardín de esta plaza cuyo nombre tanto me encanta porque cuadra con mi forma de vida. Plaza Bohemia. Y aquí, en medio de la bohemia de un hombre acompañado por sus pensamientos, contemplo la escena amorosa de un palomo intentando conquistar a su pareja hembra. El palomo rodea a la paloma, empieza a estirarse, saca pecho, entona una especie de gorjeo y pone en alto el plumaje de su cola. La paloma se está moviendo inquieta de un lugar para otro. Se mueve sin parar y el palomo que la está cortejando la sigue por todo el jardín sin dejar de dar vueltas alrededor de ella. La paloma no parece enfadada sino que sigue sus alegres trotecitos siempre atenta a los movimientos circulares del palomo. En un momento determinado llegan a una fuente de agua y ella, la paloma, comienza a beber agua. El palomo abandona su danza y se eleva volando hasta los ramajes de un cercano árbol. Desde allí sigue contemplando a la paloma que está bebiendo agua tranquilamente. Nadie estorba la escena. La paloma termina de beber y eleva su cabeza. Lanza una especie de gorjeo como queriendo llamar de nuevo la atención del palomo que está observándola desde las ramas del árbol. El palomo escucha el sonido que sale de la garganta de ella, se mueve por un instante, inquieto, en las ramas del árbol y rápidamente planea un vuelo en descenso hasta que se sitúa nuevamente al lado de la paloma. Comienza una danza frenética alrededor de ella, con sus gorjeos continuos y su plumaje enhiesto. Y, de repente, los dos (palomo y paloma) vuelan juntos hacia las ramas del árbol donde antes estuvo el palomo solo. Juntos. Muy juntos. Han formado pareja. Se quedan allí, entre las ramas del árbol, y yo me levanto del banco y me dirijo nuevamente al Edificio Ficus para volver a continuar mi trabajo.Ha sido la emotiva escena todo un canto al amor. Si el sábado hablé de la muerte de una paloma llorada por dos compañeras suyas y dibujé en un papel a dos palomas volando con un luto en sus alas izquierdas, hoy he quitado dicho dibujo de la pared del Salón Renuevo y he colocado otro con un palomo y una paloma besándose en el pico. Dentro de 6 días me marcho hacia las Américas. Y ahora me encuentro pensando en las dimensiones etéreas y significativas que tiene esta vida para todos los seres animados. Bohemia. Esta noche brindaré por la vida.
Y el viento alegre juega con tu cabello negro y mineral y te transformas en un nuevo soñar tan alto que asciendo hasta la cima donde las estrrellas están besando al rocío para despedirse en este amanecer. Me quedo hablando, sin voz, poemas... poemas hacia el horizonte. Y desde el horizonte me llegan las dos palomas de tus ojos, profundos ojos, blancas palomas, grandes ojos de mirar hacia este mi viaje entre el agua y la luna. El agua del mar. La luna del cielo. Y, en medio, mi cuerpo terrenal donde el alma me amanece en un llegar contigo hasta la espesua del bosque.Caminan mis acostumbrados pensamientos de amar en esta aurora donde las multiformes y multicolores figuras del alba encienden este descanso de ser sólo un poeta componiendo letras vivas. En el recodo del camino las palabras quedan escritas en el desapego intenso de los pájaros del alba. Y me vuelvo a soñar otra vez dentro de ti en este estar contigo en el lenguaje de las metáforas pequeñas que sólo tienen como principio el silencio de los abedules. Entre el cobrizo color de la colina mis experiencias me hacen recorrer todos los sueños. Sueños rojos de pétalos de amapolas. Sueños rojos de sangre de flores abiertas en esta hora unánime de vigilias. Con la combinación de todo lo por vivir encuentro el camino para poder emprender la marcha hacia el infinito de los lejanos robledales donde los campesinos faenan y laboran sus tierras vírgenes con el germen de sus futuros. Paso. Yo paso en silencio por los ueblos adyacentes y me penetro en el misterio. No hay más mundos que este tuyo dentro de mi corazón. El resto del mundo me es solamente una ficcíón vacía y sin sentido. Juan Ramón Jiménez se despide de mí quitándose el sombrero mientras Platero, suelto, camina hacia la colina. Si hablara... si hablara Juan Ramón Jiménez de mis palabras un par de lágrimas de hombre surgirían de su rostro pero yo me despido de su nostalgia. El poeta me ve pasar y me dedica una leve sonrisa que es, para mí, un breve saludo más importante que cualquier premio literario. Una manera de poder escribir poemas en algún cuaderno escondido en los tiempos de mi infancia... y él se queda esperando a que vuelva. Pero yo ya he crecido tanto en los intensos caminares que estoy muy lejos... muy lejos para poder regresar. Y en la alargada sombra de un pino Juan Ramón Jiménez duerme su siesta profunda. Yo sigo aún siendo sólo un pedazo de alba de la vida. Conozco cómo se pueden agitar las pequeñas retamas cuando acaricio sus sentimientos pero solo me acompañas tú en este breve pensamiento de mi corazón. Cada cuál juega con sus propias fuerzas a esta experiencia de poder vivir. Y cada cuál recoge sus propios silencios y los convierte en palabras vivas y con voz que, en algún lugar lejano, están cantando los poetas de las canciones nunca olvidadas. No. Yo no olvido mientras las estatuas del parque se quedan observando cómo avanzamos hacia el alba del amanecer. Hemos tomado el agua del mar y hemos tomado la luna del cielo y hemos podido componer una escultura llena de vida que es la meta deseada por nuestros comunes sueños. Cada cuál es libre de elegir a qué clase de sueño desea pertenecer. Y yo y tú y nuestras vidas han elegido la existencia. Lejos, allá donde los pueblos pierden sus nombres para ser sólo agrupaciones humanas nada más, yo los nombro según el capricho de tus propias metáforas. Y al viento lo hago recorrer la bahía donde el poeta onubense descansa sus poemas. ¿Y los míos?. ¿Dónde habitan mis propios versos si no es en la profundidad de tu corazón?. Sí. Están ahí dentro. Defendidos del paso de los años por esa especie milagrosa que es la Poesía cuando no se escribe, cuando sólo se siente en cada una de las palabras escritas sobre los romeros y el limonar. Juan Ramón Jiménez está dormido... pero yo sigo caminando hacia la vida inexpugnable de todos los misterios del poema infinito. Por eso no tengo capacidad alguna para poderlo escribir. Nadie posee el don ni capacidad alguna para escribir el poema infinito... pero se puede conseguir hacer infinito el sentimiento. Esa es la costumbre de mi pasar por al lado de los seres humanos en silencio, en un profundo silencio, para que no se den cuenta de a quién estoy soñando.Este clavel del campo abandonado, aquella fuente del pueblo sin vida, el camino que nadie quiere ya volver a hollar, la nube gris de la que todos huyen. En todos ellos escondo mis palabras y guardo silencio mientras recorro poco a poco, lentamente, el paso de mi sentir entre las calles repletas de sueños ajenos. Cada cuál tiene sus propios sueños y cada cual tiene la libertad de poder escribirlos en alguna hoja de papel más o menos lujosa. A mí me da por escribirlos en cada centímetro de tu piel y así quedan grabados para el eterno soñar. El paisaje toma luz porque la luz es el paisaje. !Si pudiesen comprender esto las gentes quizás no tendriamos que soñar tanto sino sólo dedicarnos a vivir!. Pero cada cual sigue el camino o abandona la búsqueda del infinito. Yo me represento solamente en ti, yo me acreciento solamente en ti, yo me eternizo solamente en tí. Lo otro, lo del clavel del campo abandonado y la fuente del pueblo sin vida y el camino que nadie quiere ya volver a hollar y la nube gris de la que todos huyen son espacios de materia donde puedo grabar versos sueltos; pero la verdad de mi poema infinito sólo eres tú. Sin palabras posibles, porque no existen en los diccionarios de ningún lenguaje, he aprendido a escribir los propios verbos de mi corazón mirando a las gentes pasar hacia no sé cuál destino. Sin palabras posibles, porque no existen en los diccionarios de ningún idioma humano, me he podido convencer que el poema infinito sigue siendo este silencio de anónimo caminar entre las brumas del alba de este continuo amanecer. Y amaneciendo aprendo a calmar la sed de mis cansancios...Ya estoy aquí. Al menos yo ya estoy aquí soñando. Muchos creen que no es posible soñar imaginaciones ni fantasías porque consideran locuras de un Juan Ramón Jiménez dormido junto a un Platero blanco. !Si supieran que no es Juan Ramón Jiménez quien me dicta sus palabras quizás entenderían la verdad de este misterio!. Pero sigo escribiendo frase para el poema infinito. "Sólo creo en las alas de los pájaros para poder volar". Y el viento alegre me sonríe
Aderezamos el desayuno de hoy, sábado 29 de mayo de 2010 (ya podemos empezar a quitarnos todos el sayo como dice el refrán pero nada de comer flan a estas horas de la mañana para evitar los tembleques matinales), haciendo una elección de pimientos verdes (que no sean excesivamente verdes del todo) colocándolos sobre el plato en perfecta línea simétrica con el eje del diámetro de la circunferencia del plato y nos preparamos un buen par de huevos fritos. !Cuidado con los que sufran de euremia a quienes recomiendo que no tomen huevos fritos porque la euremia es una enfermedad que es peligrosa si se le añade demasiado colesterol de los que contienen los huevos!. A los que no sufren de ninguna enfermedad conocida o "rara" les aconsejo que añadan un par de filetes bien fritos con otro condimento que, o bien puede ser un bollo suizo o una madalena casera si es que hay alguna en la despensa. En caso de que no encuentren ni bollos suizos ni madalenas en la despensa pueden bajar rápidamene a la tienda de abajo y comprar una empanadilla rellena de cabello de ángel (que de verdad que son sabrosas) y, además, si aún no están satisfechos del todo, coman un producto de la higuera; o sea, un higo pero procuren que esté fresco y no seco. Este sábado a quienes no les guste todo lo anterior pueden conformarse con algún plato repleto de bayas recogidas de arbustos cistáceos (no recomendable a los que sufren de cistitis). También pueden elegir algo liso, por ejemplo un chuletón a la brasa (teniendo cuidado de que no se doren demasiado porque se ponen muy duros cuando se doran demasiado y son muy difíciles de hincarles el diente). Pueden, igualmente, elegir otra alternativa: una piña bromeliácea (que no es ninguna broma) y eludan, por favor, añadir cobalto, argón, tungsteno o einstenio que son elementos muy indigestos y pueden causar la muerte (salvo los desesperados que quieran autosuicidarse). Después del suculento desayuno, en vez de aburrirse sólos en casa (y lo digo por los solteros y divorciados) pueden entretenerse en sacar al perro a pasear y, si no tienen perro, otro buen entretenimiento mientras se hace la digestión es intentar solucionar el sudoku que aparece en la página V09 (que no es nunguna clave de agente secreto porque esto es sólo un simple desayuno y no hay espías ni nada parecido) del suplemento "Ababol" o "Ababolia" que da lo mismo como queramos llamarlo y que viene hoy en el diario "La Verdad". Buenos días a todos y todas y que tengan buen provecho. Si el sudoku les parece sumamente pesado y aburrido (como ocurre en mi propio caso) es mucho más interesante que, de manera mental y sin contar con los dedos que es muy fea costumbre, intenten resolver la siguiente cuestión bancaria: quiten todo el capital (absolutamente todo el capital), resten el interés deducible por morosidad a la hora de haber pagado la factura del coche, y sumen el tiempo que falta para poder llegar hasta el final de mes. !Ánimo que sólo nos faltan dos días para ello!. Es necesario que no se den cuenta los bancarios (los banqueros están de vacaciones y no se enteran de nada) y aprovechen que es sábado y los Bancos están cerrados para utilizar los cajeros automáticos. Busquen, por favor un cajero automático de los modernos y no se les ocurra ir a un cajero automático antiguo para que la operacíón resulte todo un éxito. Por cierto, mi última noticia es que hoy están los hombres castigados a no hablar de chavalas guapas ni a intentar enrrollarse con chavalas guapas... excepto los que estén casados y sean fieles a sus esposas que sí que pueden hacerlo. Por ejemplo, es ese mi caso. Soy casado. Soy fiel siempre a mi guapisima esposa. Tengo dos hijas también guapísimas y por eso puedo hablar con las chavalas guapas sin ninguna clase de censura porque hablo sin decir malas palabras. Porque, además, resulta que no soy inglés y aunque soy "Made in Spain" no soy ninguna máquina tragaperras (aunque algunos envidosos digan que sí lo cual es totalmente falso), ni tampoco tengo nada que ver con Robocop, Hulk, El Hombre Araña ni Supermán. Mi naturaleza es sólo humana y no he venido de ningún planeta ni asteroide alguno. Es por eso que los casados fieles a sus esposas y, si tienen hijos o hijas, fieles a sus hijos e hijas, pueden hablar libremente con las chavalas guapas. Que la prohibición de hacerlo es sólo para solteros que van de ligones por el mundo y para divorciados que idem de idem de idem. Buenos días a todos y todas. No importa el color de la piel que tengamos pero desde luego, yo al menos, ni somos verdes ni tenemos ninguno la piel de color verde porque no somos lagartos sino personas y recuerden eso de Atlético de Madrid 2 Fulham 1 de la Final de la Copa UEFA. Por eso pueden empezar la mañana acompañando al suculento desayuno una pequeña copa de Calisay. Y si no encuentan Calisay busquen algo de menta que es bueno para la salud mental como dice la misma palabra pues de menta deriva mental. Hasta luego.
El amor no se conquista con la violencia del deseo sino que se consigue con lo pacífico del querer.
Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 14- 17 de octubre de 1908. Tienda de Antigüedades "Swart" de Los Ángeles de California, en los Estados Unidos. - ¡Buenas tardes, viejo Sherwood Swart! - ¡¡Hombre!! ¡Pero si eres el borracho de André Agusti! Aquel recibimento no le gustó demasiado a André que canturreó mientras se sentaba frente a Sherwood con la mesa metálica por delante... -Borracho, borracho, borracho me llamaban, borracho, borracho, borracho serás tú.  A lo cual el viejo Sherwood continuó con la cancioncilla...  - Tan borracho eres tú como yo que yo como tú, que tú como yo. Tan borracho eres tú como yo que yo como tú.  André sentenció finalmente para acabar con aquella forma tan original de saludarse mutuamente... - ¡Que somos los dos! - ¡¡Deja ya de incordiar y dime a qué diablos vienes!!- Tranquilo Sherwood. Que yo sepa el primero que ha empezado a incordiar eres tú.- ¡Venga! ¡Venga! ¿A qué has venido?- Tengo una verdadera perla en mi bolsillo. - ¿Una perla? Te has confundido de negocio. Esto es una Casa de Antigüedades y no una Joyería; así que... ¡ya puedes largarte con el viento fresco y piérdete de mi vista!- ¡Poco a poco, Pico Peco que te pico te pico y te pico!- ¡Más tonterías no, por favor, so infantil!- Te estoy haciendo saber que tengo algo muy valioso y que te va a encantar...- ¡A mí no me encanta nadie ni aunque sea la vampiresa Theda Bara!- ¡Déjate de historias ahora y pon atención, Sherwood Swart! Y que no se entere tu esposa porque te veo y no te veo...- ¡¡Por favor, no se lo digas nunca!!- Si quieres que no se lo diga brindemos con una de whisky.- Eso... eso... brindemos los dos... pero que no se entere por favor... - Tú saca ese brebaje que escondes en el primer cajón de la mesa y después verás. Sherwood Swart, con un temblor exagerado de sus manos, sacó la botella de whisky y dos vasos del primer cajón de la mesa metálica que le servía para recibir a sus clientes.  - Me está temblando mucho el pulso, André Agusti...- ¡Escancía ya de una vez por todas o se lo cuento! Con los nervios a flor de piel, Sherwood Swart sólo consiguió derramar el whisky encima de la mesa, con tal mala fortuna, que el líquido terminó por manchar el pantalón de pana de André Agusti quien se levantó rápidamente para escurrirse la mancha. - ¡¡Manazas!! - Tranquilo ahora tú, André, o también se lo cuento a la tuya.- Está bien. ¡¡Llena ya los dos vasos y brindemos porque lo que vas a contemplar es un ejemplar inolvidable!!- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡¡Fotografías de chicas casi desnudas no admito!! - ¿Estás soñando, Sherwood?- Si no es eso... ¿qué es?... En ese mismo momento, mientras Sherwood Swart terminó de llenar los dos vasos, André Agusti volvió a sentarse y, sacando a "Thaler" del bolsillo derecho de su ya super sucio pantalón de pana, se lo mostró a Sherwood Swart.  - ¡Atiza! ¡¡Arrea!! ¡¡¡Caramba!!!- ¿Qué es lo que pasa?- ¿Eso es un dólar?- Esto es un dólar. - Pero si no existen dólares de esa clase... - Es que estamos hablando de "Thaler". - ¡Me interesa! ¡¡Me interesa!! ¡¡¡Me interesa!!! Sherwood Swart alargó su mano derecha y tomó a "Thaler" entre sus manos pero sus movimientos eran tan verviosos que volcó su vaso de whisky contra él mismo y se manchó toda su impecable pechera de algodón mientras dejaba el dólar sobre la mesa.  - ¡¡¡Jajajajaja!!! ¡¡Donde las dan las toman, Sherwood!! ¡Ahora ya estamos los dos empatados y podemos negociar en igualdad de condiciones físicas muy desagradables por cierto!- Negociemos...- ¿Cuánto me das por él? - ¡Diez dólares!- ¡Veinte dólares!- ¡¡Diez dólares!!- ¡¡Veinte dólares!!- ¡¡¡Diez dólares!!!- ¡¡¡Veinte dólares!!! Estaban ya los dos enrojecidos del todo por tanto chillarse el uno al otro.  - ¿Se puede saber por qué nos chillamos tanto si somos amigos desde la infancia, André?- Yo tampoco comprendo por qué nos chillamos tanto si somos amigos desde la infancia, Sherwood. - Bueno... pues ya calmados los dos... diez dólares... - Malo... pues ya calmados los dos... veinte dólares... - Ni bueno ni malo... diez dólares...- Ni malo ni bueno... veinte dolares.  - Si tú eres tan terco quiero que sepas que yo soy más cabezota que tú.- Si tú eres tan cabezota quiero que sepas que yo soy más terco que tú.- Dies dólares y no se hable más. - Veinte dólares y me quedo callado.- He dicho que diez dólares y me has escuchado perfectamente bien. - Acerca un poco más tu cabezota para que te lo cuente más despacio y así me escuches perfectamente mejor.  Sherwood Swart acercó su cabeza hacia André Agusti quien, más rápido que un rayo veloz, agarró las dos grandes orejas de Sherwood y comenzó a contar tirando de ellas con las dos manos. Por cada número que contaba le estiraba de ambas orejas. - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! ¡Dieciséis! ¡Diecisiete! ¡Dieciocho! ¡Diecinueve! ¡Veinte!  Una vez finalizado su cuenteo de dólares a cobrar, Sherwood Swart se echó hacia atrás con sus dos grandes orejas más coloradas que dos amapolas silvestres.  - Espera que ahora te diga yo a ti cuántos dólares te voy a pagar yo por "Thaler". Acerca ahora tu cabeza un poco más.  André Agusti acercó su cabeza sin darse cuenta de que Sherwood Swart aprovechó la ocasión para agarrar sus también dos grandes orejas y repitió lo mismo que André había hecho con él.  - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres¡ ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez!  André Agusti también terminó con las orejas más rojas que dos amapolas silvestres.  - Espera, Sherwood, acerca otra vez tu cabezota.  André Agusti empezó a estirar de nuevos de las dos grandes orejas de Swerwood Swart mientras le hacía una rebaja.  - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! ¡Dieciséis! ¡Diecisiete! ¡Dieciocho! De nuevo Sherwood Swart reaccionó cogiendo las orejas de André Agusti para ofrecer su última oferta tirando de ellas. - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Trece! ¡Catorce! ¡Quince! Agotados ya los dos y con las orejas tan enrojecidas que no podían resistir el dolor llegaron al acuerdo mientras se las frotaban para calmar los dolores. - ¡Ay! ¡¡Ay!! ¡¡¡Ay!!! Está bien. Dame quince dólares por él. - ¡Ay! ¡¡Ay!! ¡¡¡Ay!!! Está bien. Toma quince dólares por él.  Sherwood Swart sacó del bolsillo de su chaleco quince monedas de dólar y se las entregó a André Agusti que se las guardó en el bolsillo interior de su camisa a cuadros.  - ¿Brindamos entonces, Sherwood?- Entonces brindamos, André.  André Agusti esperó a que Sherwood Swart llenase de nuevo su vaso con whisky y, ante la sorpresa de éste, le arrojó el whisky de su vaso al rostro de Sherwood. - ¡Avaro! ¡¡Avaricioso!! ¡¡¡Avariento!!!  Sin saber bien lo que se hacía, Sherwood Swart, cegado por la ira y el whisky que le había tapado, momentáneamente, los ojos... cogió con su mano diestra un gran bote de hojalata que contenía cien monedas antiguas de diferentes naciones y épocas y las lanzó todas ellas hacia el rostro de André Agusti quien, al agacharse para evitar ser descalabrado, sintió un dolor agudo en sus riñones mientras las cien monedas antiguas de diferentes naciones y épocas se desparramaban por el suelo tras golpear en la pared con estrepitosos ruidos metálicos.  - ¡¡¡Crack!!! ¡¡Clink!! ¡¡Clink!! ¡¡Clinck!!- ¡Ay!- ¿De qué te quejas, borrachuzo, si no te he dado con ninguna en la cara? - ¡Mi hernia, Sherwood, mi hernia!- ¡No me vengas ahora con cuentos y recoge todas las monedas que, por tu culpa y solo por tu culpa, están rodando por el suelo! - Por mi culpa solamente no. También tú tienes la culpa. - ¡Seas inocente o seas culpable ahora mismo me recoges todas las monedas!- ¡Gente pobre no necesita criados! ¡Cógelas tú, so lechuzo!- ¿Qué me has llamado?- Te he llamado lechuzo lo mismo que tú me has llamado borrachuzo!- Así que tienes argumentos que crees valiosos para no recoger todas las monedas...- No sé si tengo argumentos valiosos o no tan valiosos pero no me da la real gana de recoger todas esas monedas que tienen más roña que los dedos de tus pies. ¿Cómo se puede dirigir un negocio calzando chanclas cuando se tiene tanta roña en los dedos de los pies que te pareces al Diablo Cojuelo?- ¡¡Eso si que no se lo consiento yo ni al alcalde de Los Ángeles de San Rafael!!- Perdona, Sherwood, pero esto no es Los Ángeles de San Rafael sino Los Ángeles de California así que no te confundas conmigo.  En vista de que André Agusti se negaba a recoger las cien monedas que seguían rodando por el suelo, Sherwood Swart se levantó de su asiento tan nervioso y fuera de sí que resbaló y fue a estrellarse contra el anaquel de las figuras de terracota del Antiguo México de los zapotecas que, tras un ligero bamboleo, cayeron estrepitosamente al suelo. - ¡Crack! ¡¡Catacracrak!! ¡¡¡Requetecatacrak!!!- ¡Mis figuras! ¡¡Mis figuras!! ¡¡¡Mi figuras!!!- ¡Mis riñones! ¡¡Mis riñones!! ¡¡¡Mis riñones!!!- ¡¡¡Mis amadas figuras de terracota del Antiguo México de los zapotecas!!!- ¡Mis amados riñones de cuando nací!!! Con la agilidad de un gato montés, Sherwood se agarró de las piernas de André y éste se vino también al suelo.  - Y ahora... ¿recoges o no recoges las cien monedas una tras una?- ¡No, no y mil veces no!- ¿Cómo has dicho?- Bueno. Reduzco un poco. ¡No, no y cien veces nos!- ¿Cómo has vuelto a decir?- Está bien. Hago otra rebaja, ¡No, no y diez veces no!- ¡¡¡Basta ya de tonterías, André!!! El cada vez más iracundo Sherwood, a pesar de su avanzado estado de vejez, todavía tenía suficientes reflejos de su antigua etapa de atleta e, incorporándose del suelo, se montó a horcajadas sobre el lomo de André Agusti. - ¡Mis riñones, Serwood! ¡Que me los haces polvo!- Como no quieres recoger las cien monedas como un caballero ahora lo vas a tener que hacer como un caballo y como todo caballo tiene un jinete... imagínate que yo soy el jinete polaco y tú el caballo del jinete polaco. ¡Jajajajaja! ¡¡Hala, hala!! ¡¡¡A buscar!!!  Y en diciendo estas palabras Sherwood Swart comenzó a dar golpes con su mano diestra en le trasero de André Agusti quien, con tremendos dolores de riñones a los que ahora se sumaban los tremendos dolores de trasero comenzó a ir recogiendo el mayor número posible de monedas.  - ¡Ya tengo siete y estoy harto de que tú seas el jinete polaco! ¿Por qué no cambiamos de papel y tú te conviertes en caballo de Atila y yo en Atila a ver si te gusta?- ¿Qué es eso de cambiar de papel? ¿Crees que esto es el cine y estamos rodando una de la época de los bárbaros?- ¡Ahora vas a saber lo que es cambiar de papeles! Con un esfuerzo inaudito, André se levantó tan repentinamente que Sherwood cayó de espaldas sin posibilidad de agarrarse a ningún lado.  - ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Mi espalda, André, mi espalda! ¡Me la has hecho polvo!- ¡Mis riñones, Sherwood, mis riñones! ¡Me los hiciste antes polvo tú a mí! Sherwood Swart vio, con gran espanto, que la inmensa mayoría de sus muy apreciadas cien monedas antiguas de diversas naciones y épocas estaban perdidas por entre los rincones de la atiborrada tienda de antigüedades y se puso, gateando como un pequeño bebé de tan sólo meses de edad, por ver si conseguia recuperarlas todas. Esto lo aprovechó André Agusti para coger una enorme pipa india que encontró sobre un anaquel y, abriendo un pequeño cofre lleno de lo que él creyó que era tabaco en polvo, llenó la pipa y comenzó a fumar como un poseso mientras Sherwood Swart seguía gateando. - ¡Otra! ¡Otra! ¡Menos mal que encuentro otra! Esta era la frase que repetía continuamente Sherwood mientras encontraba, a duras penas, alguna de las escondidas monedas porque, además, era muy corto de vista. Mas pocos minutos después la humareda que soltaba la pipa que estaba fumando André llenaba toda la tienda.  - ¿Qué estas haciendo ahora, desdichado? André canturreó...  - Fumando espero al hombre que mas quiero tras los cristales de grandes ventanales - ¡Ahora va a resultar que eres marica!- No. Lo que pasa es que me he vuelto poeta. - ¿Qué estás fumando? - El tabaco que he encontrado en este pequeño cofre que tenías bien oculto en el anaquel, hipócrita, fariseo, mentiroso. ¡Así que nunca fumas, verdad! - Pero... pero... pero... - Ni pero ni pera... - ¿Es que no te has dado cuenta de que eso no es tabaco sino polvo de lapislázuli molido que me habían traído desde Persia?- ¡Atiza! ¡Ya decía yo que sabía a mataratas! - !Es que precisamente lo tenía para matar a las ratas! Pero la humareda era ya tan grande que no se veían los rostros el uno al otro y menos aún todavía las muchas decenas de monedas que no habían podido ser encontradas, A los dos les entró una tos tremebunda acompañada de serios ataques de nervios.  - ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! A André de respondía Sherwood de la misma manera. - ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! ¡¡¡Ajum!!!¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Ajum!!! ¡¡¡Jijiji!!! En medio de la espesa nube y aprovechando la poca visión de Sherwood que, además, era muy corto de vista, André Agassi alcanzó la puerta de la Casa de Antigüedades y la abrió.  - ¡¡¡Por lo menos ten la decencia de dejar abierta la puerta para que se vaya toda esta humareda, sinvergüenza que ni tienes vergüenza ni la has conocido jamás!!! ¡¡Mis polvos de lapislázuli!! ¡Mis pobres polvos de lapislázuli persa!  André no se paró ya a consolar al desconsolado Sherwood y desapareció huyendo por las antiguas calles de Los Ángeles de California mientras éste esperó a que desapareciera todo el humo y, dirigiéndose a la mesa de metal, cogió a "Thaler", lo guardó en el bolsillo izquierdo de su chaquetón de color negro y comenzó a meditar.  - Voy a ver si me dan algo por él en el mercadillo.    La pipa india estaba, abandonada, en el suelo....
La verdadera personalidad es ser una persona capaz de entender a otra persona aunque sea totalmente diferente a ti. 
Algunos creen que es un equipo de fútbol femenino esto de Calzedonia. Que yo sepa, hasta el día de hoy, no hay ningún equipo de fútbol femenino que se llame así... aunque fuentes bien informadas me avisan de que puede haber una posibilidad remota o no remota de que en un futuro muy cercano se funde un equipo de fútbol femenino con ese nombre para solaz de la vista de los espectadores masculinos. Me dicen que, por ejemplo, la directora técnica (entrenadora en este caso posible) podría ser, muy bien, Yolanda Aguilar, que es una tifosi, un poco violenta cuando pierde el equipo de sus amores (en el buen sentido de la palabra) pero que en el fondo es una buena señora. Por cierto quizás se estrene una película denominada "Historia de Alison". Como los títulos no son plagios aunque sean iguales, acabo de decidir que en un futuro no muy lejano voy a escribir una novela con este mismo título. Os adelanto la sinopsis de mi próxima novela titulada "Historia de Alison": "Alison es una soltera bellísima que está trabajando como reportera "freelance" en Tailandia. De pronto la cortejan dos periodistas profesionales: uno del "National Geographic" y otro del "Times". Tiene que elegir uno de los dos. Mas todo se complica cuando aparece un tercer periodista del periódico "Cerros Verdes". En esos momentos recibe una llamada de su Director diciéndole que lo deje todo y vaya a Afganistán como corresponsal de guerra y que la compañe el periodista que elija. Ella tiene que elegir a uno de los tres. Como cree en los horóscopos y ella es "Cáncer" estudia los horóscopos de los tres periodistas. El del National Geographic es "Tauro", el del "Times" es "Piscis" y el del "Cerros Verdes" es "Capricornio". La decisión que tome será totalmente fundamental para su futuro en el Mundo del Arte que es lo que en verdad es lo que ella desea.
--------------------------------------------------------------------------------España - SUPERLIGA - Grupo A --------------------------------------------------------------------------------Equipo Ptos Ju Ga Em Pe Gf Gc 1 Athletic 33 14 10 3 1 45 13 2 Transportes Alcaine 32 14 10 2 2 36 6 3 Real Sociedad 30 14 9 3 2 42 14 4 Lagunak 22 13 6 4 3 26 13 5 Oviedo Moderno 20 14 6 2 6 18 22 6 Las Palmas 10 13 3 1 9 17 35 7 Eibar 7 14 2 1 11 9 51 8 Real Valladolid 2 14 0 2 12 5 44 --------------------------------------------------------------------------------España - SUPERLIGA - Grupo B --------------------------------------------------------------------------------Equipo Ptos Ju Ga Em Pe Gf Gc 1 Espanyol 29 12 9 2 1 50 8 2 Barcelona 26 12 8 2 2 26 7 3 Levante 24 12 7 3 2 21 11 4 L´Estartit 17 12 5 2 5 26 13 5 Collerense 15 12 4 3 5 16 20 6 Valencia Féminas 8 12 2 2 8 16 32 7 Gimnàstic de Tarragona 0 12 0 0 12 4 68 --------------------------------------------------------------------------------España - SUPERLIGA - Grupo C - jornada --------------------------------------------------------------------------------Equipo Ptos Ju Ga Em Pe Gf Gc 1 Rayo Vallecano 34 12 11 1 0 65 5 2 Atlético Féminas 24 12 7 3 2 33 16 3 Sporting de Huelva 21 12 7 0 5 32 23 4 Torrejón 18 12 6 0 6 25 21 5 Sevilla 14 12 4 2 6 18 27 6 Atlético Málaga 8 12 2 2 8 8 46 7 Real Jaén 3 12 1 0 11 13 56
Un burro se encuentra con otro burro. El primer burro le dice al segundo burro:  - ¿En qué piensas so burro? El segundo burro le contesta al primer burro - Pienso en el pienso, so burro.  
Continuando con mi libro titulado "El tiempo y sus divisiones y subdivisiones", desarrollo, esta noche, lo que yo llamo Tiempo Mental. ¿Es el Tiempo Mental igual que el Tiempo Espacial?. Absolutamente no. Muchas veces, más de las que aparentemente parece, estamos físicamente dentro de un Tiempo Espacial bien determinado, pero nuestra mente está ubicada en otro Espacio distinto. A ese Espacio diferente al Espacio donde estamos ubicados físicamente es al que denomino Tiempo Mental. Y en este sentido la siguiente reflexión sería preguntarnos si el Tiempo Mental es positivo o si dicho Tiempo Mental es negativo.La respuesta es totalmente diferente a lo que muchos creen. El Tiempo Mental no es ni positivo ni negativo ya que depende exclusivamente de ese tiempo del total de nuestras existencias en que vivimos experiencias profundas que van dejando sus huellas en nuestra personalidad humana. Y todos y todas, absolutamente todos y todas hemos vivido, a través de dichas experiencias, tiempos mentales positivos alternados con tiempos mentales negativos.La siguiente pregunta sería: ¿El Tiempo Mental es neutral entonces?. Muchos y muchas creen que existe la neutralidad y eso es totalmente erróneo; el Tiempo Mental nunca es neutral porque la neutralidad no existe en ningún orden de la vida humana salvo en el de la Imaginación artística. Podemos ser positivos o podemos ser negativos pero nunca neutrales en el mundo de los Realismos de los que tanto hablan los científicos únicamente materialistas. En este sentido el Tiemnpo Neutral se puede definir, con total seguridad, tiempo neutro. Y es neutro porque, precisamente, va alternando tiempo positivo con tiempo negativo.Extrapolemos el Tiempo Mental al mundo de la historia humana y escojamos, al azar, por ejemplo la Segunda Guerra Mundial. Todos los libros de Historia se empeñan en querer enseñarnos que Suiza fue un país neutral en dicha guerra; lo cual yo afirmo que es falso. Suiza fue un país neutro y no neutral. Y esperó a ver cuál de los dos bandos en contienda obtuvo la victoria para enriquecerse a costa de dicha victoria; luego esto demuestra que los libros de historia humana están escritos según el interés personal de cada historiador. Por eso es por lo que los pensadores autónomos (tampoco existen los pensadores independientes pues todos dependemos de alguien o de algo) decimos que la historia humana debería ser revisada en profundidad. Volvamos ahora al Tiempo Mental. Cuando sufrimos algún tipo de dolor físico o espiritual, directa o indirectamente, estamos sufriendo un Tiempo Mental de carácter negativo y cuando experimentamos un goce, un placer, una felicidad o algo que nos hace reír, pongamos por ejemplo, estamos viviendo un Tiempo Mental de carácter positivo.Ese Tiempo Mental forma parte de lo que en su día definí como Tiempo Acumulativo porque siempre se va acumulando en nuestra mente y es por eso por lo que por diversas circunstancias ajenas casi siempre a nuestra propia voluntad vuelve a vivirse en nuestra mente y hace que, en muchas ocasiones estando en un Tiempo Espacial (espacio) muy bien determinado y localizado geográficamente, sin embargo y al mismo tiempo estamos ubicados en un Tiempo Mental totalmente distinto que puede ser muy cercano geográficamente al Tiempo Espacial, medianamente cercano al Tiempo Espacial o muy lejano a dicho Tiempo Espacial; pudiendo, por lo tanto, poder estar en dos Tiempos diferentes al mismo tiempo.Entonces, como sucedió con Suiza en la Segunda Guerra Nundial, no debemos decir que el Tiempo Mental es neutral (pues tal concepto no existe y no define absolutamente nada en realidad sino solo una entelequia no real), sino que debemos llamarlo tiempo neutro. Lo neutro, en este contexto del que os hablo, es neutro porque es alternativo (también lo podemos llamar tiempo alternativo) porque a veces es positivo y a veces es negativo pero nunca jamás es neutral. La neutralidad es, ciertamente, una entelequia dentro del contexto de la realidad y la racionalidad de la que tanto hablan los simplemente materialistas, cuyos sinónimos más claros para entender lo que significa esta palabra son: ficción, ilusión, invención, irrealidad, fantasía, quimera, fantasmagoría... y por tanto inexistencia. Todo ello es válido y valioso para el Arte pero nunca para esa Razón Lógica de la que hablan tanto los científicos. Lo cual demuestra, una vez más, que el Arte espiritual supera a la simple Ciencia materialista. En el mundo de la Imaginación puede existir la neutralidad pero tenemos que entender bien que pertenece al mundo de la Imaginación (que es tan real como el mundo de la Realidad) pero en el mundo de la Realidad (sin contar para nada con el mundo de la Imaginación) la neutralidad es inexistente. Por eso, y ya acabo pues podría extenderme mucho más, los más honesto y sincero es declarar que el Tiempo Mental es neutro y no neutral. O somos un si o somos un no (hablando sólo del mundo de la Realidad) pero no podemos ser al mismo tiempo un sí y un no (insisto en que refiriéndonos sólo al mundo de la Realidad). Creo que me he explicado lo más claro que he podido. Sólo en los falsos lenguajes de los realistas demagogos existe la neutralidad. Y sólo es válida y valiosa en el mundo de la Imaginación, la Ficción y la Fantasía de los verdaderos escritores.
Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 15- 17 de octubre de 1908. Mercadillo principal de la ciudad de Los Ángeles de California, en los Estados Unidos.  - ¡Felices los ojos que te ven, Paul Anaconda! ¡Felices los ojos que te ven aunque seas más golfo que el de la bahía de San Francisco!- ¡¡Malo, malo, malo!!- ¿A qué viene tanta carga negativa, zarrapastroso?- ¡Siempre que te acercas a mi tenderete acaba todo mal, Sherwood Swart!- Eso era antes. Hoy te prometo que soy como un hombre nuevo y espero que tengas alguna novedad interesante. ¡Mira lo que te he traído!  Sherwood Swart sacó a "Thaler" del bolsillo trasero de su pantalón y se lo enseñó tan de cerca a Paul Anaconda que estuvo aplastando, durante unos segundos, el dólar contra la enorme nariz de éste.  - ¡¡¡Ufffff!!! ¡¡¡Ufffff!!!Ufffff!!! Que... que... que... que me asfixias so bruto. Sherwood dejó de aplastar la enorme nariz de Paul y dejó que este cogiera el dólar y, después de mirarlo cuidadosamente, comenzó a morderlos haciendo rechinar sus dientes mientras en su gran nariz la moneda había dejado un visible círculo rojo.  - ¡¡¡Sssshhhh!!! ¡¡¡Sssshhhh!!! ¡¡¡Sssshhhh!!!- ¡¡Deja de hacer eso con tu dentadura postiza, estafador, delincuente, robaperas, gandul,  hindú estraperlista!! Paul dejó de morder a "Thaler" y se lo metió en el bolsillo de su chaleco pakistaní.  - ¡¡Malo, malo, malo!!- ¿Me estás intentando decir que "Thaler" es más falso que todas tus bisuterías baratas?- Para ya el carro, Sherwood, o comienza la guerra de las naranjas otra vez entre tú y yo. En primer lugar no soy ningún estraperlista ni tampoco exactamente hindú sino pakistaní. ¡Algún día alcanzaremos la independencia!- ¡Escucha, norteamericano postizo! Déjame de política barata y que conste que no he venido a pelear otra vez contigo a naranjazo limpio sino a saber qué me puedes dar a cambio de "Thaler".- ¡¡¡Malo, malo, malo!!! ¡¡Cada vez estás poniendo peor el día!! ¡Yo jamás trafico con personas!- Pero... ¿por quién me estás tomando, Anaconda?- ¿Quién es "Thaler", Swart?- ¡Jajaja! ¿Te has pensado que es algún niño inocente que te ofrezco para que lo pongas en el negocio de los mafiosos por donde deambulas de vez en cuando, gañán de mala vida?- ¿Entonces quién es "Thaler"?- Ese hermoso dólar que te has guardado en el chaleco creyendo que no te estaba observando. - ¿Me tomas por un burdo ladrón?- Por un burdo ladrón y por un burdo buhonero. ¿Qué puedes darme por él? - Tengo unas zapatillas de esparto que son capaces de domar a la mujer más brava que te puedas imaginar.  - ¿Cómo cuánto de duras son?- ¿Las mujeres angelinas? ¡Tú bien sabes lo duras que son las mujeres angelinas cuando recibes las palizas que recibes por parte de tu señora esposa que son bien conocidas en toda esta ciudad!- ¡Deja mi vida privada en paz, charlatán de feria de tercera categoría! ¡¡Me estoy refiriendo a las zapatillas, atontado!!- Bueno, pero no te enfades... - Me enfado cuando me enfado y no sabes tú bien cómo soy cuando me enfado cuando me enfado.- No hay problema alguno, Sherwood. Tengo por costumbre dejar que mis clientes siempre prueben y comprueben la calidad de todos mis productos. - ¿De verdad o de mentira?- De verdad. ¡Pon un momento tus dos manos enseñando sus palmas y acércalas hacia mí! - Como sean de poca dureza te estrangulo, Paul, con estas manos que ves aquí.  Sherwood Swart acercó las palmas de sus manos a Paul Anaconde quien, sin perder el tiempo y más rápido que un rayo veloz, tomó la primera alpargata de esparto que encontró entre las muchas que allí había y atizó con ella tres golpes seguidos en cada una de las palmas de las manbs de Sherwood Swart.  - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!! - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!! - ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!! - ¡¡¡Ay!!!- ¡¡¡Zas!!!  - ¡¡¡Ay!!!- ¿Te ha convencido el producto? - No me ha convencido para nada de nada. ¡Necesito otras más duras!- Espera un momento que aquí tengo las que necesitas, necio.  Paul Anaconda escogió la alpargata de esparto más dura que había en el tenderete y volvió a llevar a cabo la prueba. - ¡Pon otra vez las palmas de tus manos, Sherwood!- ¡Con mucho gusto, Paul!- El gusto es mío. Jijiji. El mercader pakistaní nacionalizado ya norteamericano volvió a repetir los alpargatazos pero ahora de manera duplicada.  - ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!!- ¡¡¡Aayy!!!- ¡¡¡Zzaass!!! - ¡¡¡Aayy!!! Terminada la prueba, las palmas de las manos de Sherwood estaban más rojas que dos brasas ardientes; así que éste se las metió entre su entrepierna para poder soportar el dolor.  - ¡¡Caramba!! ¿De dónde has sacado este material?- Si quieres podemos hacer otra prueba para que termines de estar satisfecho...- No, Paul. ¿Es de verdad y cierto que todos tus clientes tenemos derecho a comprobar la calidad de tus objetos?- ¡Totalmente de verdad y cierto! ¡¡Mi palabra es mi palabra!! ¿Te llevas o no te llevas las alpargatas?- Es que acabo de cambiar de opinión. ¿Puedes acercar un momento tu cabeza como si te fuesen  a coronar como emperador de California entera? A Paul Anaconda le salió a la superficie su desmedida egolatría.  - ¿Emperador de California entera? ¡¡¡Qué ilusión!!! ¡¡¡Qué ilusión!!! ¡¡¡Qué ilusión!!! Y comenzó a dar tales brincos de alegría que no se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo frente el público hasta que pisó una caca de vaca muy reciente y se cayó de bruces manchándose el chaleco pakistaní.  - ¡Ayúdame a levantarme, Sherwood, por fa!!!- Por fa te ayudo pero por fa acerca tu cabeza hacia mí.  Sherwood Swart levantó a Paul Anaconda del suelo. - ¡Siento lo de la mancha de caca de vaca en tu precioso chaleco!- ¡¡No me lo recuerdes por fa!!- ¡Pon la cabeza por fa!! Cuando Paul Anaconda obedeció la orden de Sherwood Swart, éste agarró un cubo de aluminio que encontró colgado de un gancho del tenderete, tapó la cabeza del mercader con el cubo y, tomando una maza de hierro que también encontró en el tenderete, comenzó a aporrear el cubo hasta doce veces seguidas y con toda su energía muscular. - ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boinggggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! ¡¡¡Boingggggg!!! Totalmente aturdido por aquellos tremendos porrazos, Paul Anaconda comenzó a dar vueltas sin dirección alguna totalmente mareado hasta que, resbalalndo otra vez en la fresca y grande caca de vaca, salió disparado hacia atrás y, al caer de nuevo al suelo, el cubo salió despedido haciendo un ruido de metal que escandalizó a todo el público asistente. - ¡¡¡Cliiiinnnnkkkk!!! ¡¡¡Cliiiinnnnkkkk!!! ¡¡¡Cliiiiinnnnkkkk!!! Paul se levantó como pudo y totalmente extenuado...  - Te... te... te... - ¡No! ¡No quiero comprar té, Paul Anaconda!- Perdona pero no he dicho te con acento en la é. - Entonces... ¿qué demonios quieres decir? El mareo volvió a obnubilar el cerebro del mercader que ahora llevaba también manchada de caca de vaca la parte trasera de su chaleco y despedía un mal olor insoportable.  - ¡Habla pronto que nos estás atufando a todos!- Te... te... te... ¡¡¡te llevas o no te llevas el cubo!!!- Pues va a ser que no.   Rojo de ira, Paul Anaconda cogió una naranja del tenderete de al lado donde otro mercader vendia toda clase de frutas y la arrojó contra Sherwood Swart pero de manera tan desviada que golpeó sobre un botijo de origen español que estaba colgado de un gancho del tenderete. El botijo cayó sobre la cabeza de Sherwood Swart quedando éste totalmente grogui.  - ¡¡¡Craaaacccckkkk!!! Mientras el botijo se partió en mil pedazos, Paul Anaconda se asustó y corrió a socorrer a Sherwood Swart, le levantó y le sentó en una de las sillas de tijera que vendía a los consumidores de baratijas y que, ante el peso de Swart, se desbarató y se vino abajo cayendo Sherwood otra vez al suelo.  - ¡Por Alá! ¡A lo mejor es que lo he matado!- ¡Alá! ¡Alá! ¡Alá! ¡No digas tantas barbaridades porque todavía estoy vivo y vuelve a tu lugar porque esto va a terminar como siempre termina entre tú y yo!  Paul Annacone sabía lo que estaba diciendo Sherwood Swart. ¡Era otra vez la guerra de las naranjas! Ambos, situados ya en sus lugares de combate, comenzaron a tomar naranjas del tenderete del frutero de al lado y comenzó una batalla interminable hasta que se terminaron todas las existencias y ambos presentaban tantas heridas que tuvieron que ser asistidos por una dama de la caridad que pasaba en esos momentos por allí y que acudió a ver lo que sucedía asustada por los gritos que lanzaba el frutero.  - ¡¡¡Mis naranjas!!! ¡¡¡Mis naranjas!!! ¡¡¡Mis naranjas!!! ¿Quién me paga mis naranjas?  La buena samaritana entregó un cheque al portador al frutero.  - ¡Cállese ya por favor y deje que siga atendiendo a estos dos caballeros que parecen algo así como que han llegado de la batalla de Waterloo! Mientras Sherwood Swart se negó a seguir siendo atendido por la buena señora samaritana debido a que se podía enterar su esposa y recibir una paliza de órdago, a Paul Anaconda, que era un solterón empedernido, le gustó las atenciones de aquella dama.  - Me llamo Paul Anaconda, solamente Paul para usted bella dama, y es un grato placer ser atendido por unas manos tan hermosas.  Ella se ruborizó.  - Jijiji. Eso es porque usted me ve con muy buenos ojos.- Con los que tengo, mi gran señora. - De momento todavía no soy su señora. - Pero yo la tomo como cual porque soy todo un caballero medieval y mis ojos no han visto nunca tal maravilla humana. - ¡Sus ojos! ¡¡Madre del Amor Hermoso cómo tiene usted sus ojos de amoratados!! ¡¡¡Permita que intente curar todo lo que pueda!!!- Enicantado, mi bella damisela, pero siempre que acepte usted tomar un café conmigo. - ¿No le parece una osadía de su parte?- Me parece que usted se lo merece...- ¿De dónde viene ese olor tan nauseabundo? Paul Anaconda se quitó rápidamente el chaleco pakistaní y lo arrojó tan lejos que fue a chocar contra un enorme perro que estaba dormitando y que, al recibir el impacto, se lanzó contra Paul y la samaritana con tal ganas de devorarlos vivos que tuvieron que salir a toda velocidad del mercadillo hasta que, en la primera plazoleta que encontraron, se dieron cuenta de que el perro ya no les seguía.  - Entonces... ¿acepta ese café?... - Pero... todavía no conoce usted ni cómo me llamo yo... - ¿Cómo se llama usted, bella dama?- Andrea Jeger. Me llamo Andrea Jeger para servirle a usted y a todos los necesitados como usted. Soy de las puritanas sufragistas que van haciendo obras de caridad por toda California.- Entonces... y ya que a esa fiera en forma de perro no se le ve por ninguna parte... espere a que vuelva por mi chaleco.- ¡Deje el chaleco ya buen mozo!- Es que allí tengo a "Thaler" y sin "Thaler" no le puedo invitar.- Está bien. No importa que tengamos un personaje presente. En realidad no tenemos nada que ocultar porque nuestro amor es puro; solamente platónico nada más. - ¡Jajaja! ¡"Thaler" no es un personaje, por lo menos todavía!- ¿No me diga que usted tiene malas compañías? ¿Es usted amigo de gentes de tan baja estofa que no son personajes?- No se asuste, bella damisela. Lo que sucede es que "Thaler" es un dólar muy especial. ¿Me promete que me va a esperar?- Le prometo que le espero en la cafetería de Tim Millison. Prefiero que me invite usted de buena gana, caballero tan generoso, a un café pero de mala gana le pido yo que venga sin ese chaleco de olor tan repugnante.  Lleno de alegria por su éxito con la buena samaritana puritana, Paul se dio le media vuelta con tan mala fortuna que se enredó las dos piernas y cayó al suelo mientras Andrea Jeger se apresuró a levantarle. - ¡Va usted a matarse en una de estas, mi adalid!  Rojo de vergüenza y sin saber qué significaba lo de adalid, Paul Anaconda recompuso su figura, soltando una tan grande polvareda que hizo estornudar a Andrea. - ¡¡¡Aaaaatchisssss!!!- ¿Adalid? ¿Ha dicho usted adalid?- Eso he dicho. - ¿Y eso es bueno o es malo?- Eso es muy bueno para las pobres solteras como yo.- Aclarado entonces que yo soy su salvador espéreme en la cafetería de Tim Millison que rápidamente estoy de vuelta. - Pero no tarde mucho en volver.- Eso no depende de mí. - Claro. Depende de Dios. - ¡No! ¡Esta vez me refiero a ese perro tan monstruoso!- Pues no se preocupe usted tanto de ese perro tan monstruoso y tenga cuidado con las cacas de vaca que tanto abundan por este lugar. ¡Dios mío que peste!  Y sin decir nada más, observando que el perro monstruoso se había perdido de vista, Paul Anaconda, totalmente emocionado y conmocionado, se marchó en busca de "Thaler" sorteando las diversas cacas de vacas que había en aquellas calles. 
17 de octubre de 1908. Cafetería de Tim Millison en Los Ángeles de California, Estados unidos.   - Buenas tardes, Tim Millison... ¿porque usted es Tim Millison, no es cierto?- ¿Cómo lo ha sabido? ¿Es que es usted un adivino adivinador?- ¿Tengo yo cara de adivino adivinador?- No. Pero eso tiene fácil arreglo si usted me lo permite...- Si lo puede conseguir se lo permito...  Tim Millison le arreó tal tortazo a Paul Anaconda que sonó en todo local.  - ¡¡¡Plassssssssss!!!  Paul Anaconda no tuvo otra reacción más que echarse a llorar como un bebé de ocho meses de edad.   - ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¿Qué... qué... qué le he hecho yo para pegarme de esta manera? ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!!- ¡Bruto! ¡¡Más que bruto!! ¡¡¡Qué le ha hecho mi pequeño adalid para haberle pegado de esa manera?- Pues a mí no me parece tan pequeño porque le hecho por lo menos unos cincuenta y a lo mejor me quedo corto. Además... él me dió su permiso.- ¿Me permite usted ahora a mí?- Si se empeña, señora mía...- ¿Y dale con la fea costumbre de que todos me llamen señora suya? ¿Me prmite o no me permite?- Le permito...  Andrea Jeger le atizó tal tortazo a Tim Millison que volvió a resonar en todo el local. - ¡¡¡Plassssssssss!!! A Tim Millison no le quedó más remedio que reaccionar llorando también como un bebé de ocho meses de edad.  - ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!! ¿Qué... qué... qué le he hecho yo para pegarme de esa manera? ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaa!!! ¡¡¡Buaaaaaaaaa!!!- ¿Pero esto es una cafetería o una guardería infantil?  Los dos mozarrones dejaron de llorar mientras ella daba las órdenes como buena puritana samaritana que era.  - ¡Usted, Tim, sírvanos dos cafés de inmediato y aprenda la próxima vez que quien le ha dicho a Paul Anaconda que usted se llama Tim Millison he sido yo y en cuanto a ti, Paul. deja ya de hipar y siéntate frente a mí delante de esa mesa vacía porque ya te cantaré las cuarenta en bastos si es necesario por si sucede que esto de invitarme a café resulta luego que es mentira! Los demás clientes sólo alucinaban...  - A sus órdenes mi sargento...- ¿Cómo me has llamado, Paul?- No. No me pegues por favor que pago yo. - Sí. Eso es verdad. Pero... ¿cómo me has llamado, Paul?- General. Sargento General. - Si te vas a tomar la cita a cachondeo me largo y santas pascuas. - No. Por favor. Yo sin tu amor no soy nada.  - Entonces hagamos como que no ha pasado nada y empecemos de nuevo. - ¿Hay que salir de la cafetería para volver a entrar?- ¡Eso he dicho y me parece que hablo en español puro!- Está bien. Salgamos y volvamos a entrar para empezar de nuevo.  Los demás clientes sólo alucinaban... cuando la pareja salió de la cafetería y volvieron a entrar como si no hubiese sucedido nada.  - Buenas tardes Tim Millison... ¿porque usted es Tim Millison, no es cierto?  - ¿Cómo lo ha sabido? ¿Es que usted es un adivino adivinador?- ¿Tengo yo cara de adivino adivinador? - No. Pero eso tiene fácil arreglo si usted me lo permite... - Si lo puede conseguir se lo permito... - ¡¡¡Basta ya!!! ¡¡¡Me estáis poniendo los dos mal de los nervios!!! ¿Es que tal vez o acaso sois dos gilipollas? - Está bien... no empecemos con las bofetadas... pero... ¿cómo ha sabido usted que me llamo Tim Millison?- ¿Le pica la curiosidad tal vez o acaso?- Estoy hablando con el caballero y no con usted. - ¡Dile algo para poner a cada uno y cada una en su debido lugar, Paul!- Esto... lo sé porque me lo ha dicho ésta... - ¿Cómo me has llamado, Paul?- No me peques por favor y deja que termine la frase. Quiero decir esta guapa señorita se lo crea usted o no se lo crea usted, señor Millison.  Tim Millison soltó la carcajada.  - ¡¡¡Jajajajajaj!!! - Demuestra que en verdad es usted un gilipollas Tim y en cuanto a tí, Paul, se nota que tienes buen gusto.  Tim Millison soltó otra carcajada.  - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡Dile algo, Paul, para que se entere de una vez por todas! Paul Anaconda soltó la carcajada.  - ¡¡¡Jajajajaja!!!- Pero... ¿en qué mundo vivimos?... en mis tiempos...  Paul Anaconda soltó otra carcajada. - ¡¡¡Jajajajaja!!!- Ríete todo lo que quieras pero en cuanto nos casemos te vas a enterar. - ¿Es que se van a casar ustedes dos?- Tú a tus fogones y no fisgonees tanto.  Los demás clientes sólo alucinaban...  - ¡¡¡No se quede ahí más parado que una tortuga de escayola y sírvanos dos cafés!!!- A sus órdenes Sargento General.  Andrea Jeger ya no le hizo ningún caso a Tim Millison quien salió rápido hacia la cafetera mientras Paul Anaconda separaba una silla de la única mesa que estaba vacía pues creía que eso era lo que debían hacer los verdaderos caballeros ante sus damas preferidas pero no tuvo en cuenta que ésta ya se estaba sentando y Andrea Jeger terminó sentada en el suelo con una caída sorda pero que hizo mucho ruido.  - ¡¡¡Catapum!!! Andrea Jeger, volviéndose totalmente iracuanda como buena puritana samaritana que era, agarró, desde el suelo, los dos pies de Paul Anaconda y tiró hacia adelante cayendo este al suelo sin remedio alguno. - ¡¡¡Catapum!!!- ¿Te ha gustado la broma, Paul?- Te has pasao, te has pasao, no me gusta tu peinao. - ¿De verdad no te gusta cómo vengo peinada?- Podrías mejorar mucho si... En esos momentos volvió a aparecer Tim Millison soltando un sonoro pedo.  - ¡¡¡Pum!!!- ¡Indecente! ¡Es de muy malas costumbres interrumpir una conversación entre una dama y un caballero!- Perdona, Paul... pero se me olvidaba que siempre cobro por anticipado. - Está bien. ¿Te vale con "Thaler"?- Si "Thaler" quiere decir dinero me vale...  Paul Anaconda sacó el dólar del bolsillo superior de cu camisa ranchera y se lo entregó a Tim Millison.  - ¿Vale este dólar?- ¡Claro que vale! Así que ya puedes ir a servirnos mientras terminamos de levantarnos del suelo y la proxíma vez que tengas ganas te tirar un cuesco hazlo delante de la más querida de tus amantes, so guarro, que hueles a huevo podrido que apestas. Gateando por el suelo lo mejor que pudieron, Andrea Jeger y Paul Anaconda consiguieron, por fin, levantarse y sentarse en sus sillas correspondientes mientras Tim Millison se guardaba el dólar en el bolsillo izquierdo de su pantalón. - Paul... - Andrea...- Dime algo encantador que me encante...- Eres encantadora... de serpientes... jajaja...- Espera un momento, que ha sido muy encantador por tu parte y debo corresponder de la misma mnanera pero como a dé lugar.  Andrea Jeger se levantó de su silla y, dirigiéndose hacia el atemorizado Paul Anaconda, le dio una colleja en la nuca.  - ¡Ay! - ¿Te ha gustado, encanto de criatura?- No ha estado mal del todo, encantadora. - ¿Quieres que lo haga mejor?- Si pudiera o pudiese ser... - Ahora vas a ver si pudiera o pudiese ser.  Andrea Jeger le dio ahora dos collejas en la nuca a Paul Anaconda.  - ¡Ay y ay! - ¿Qué tal ahora, encanto de criatura?- Sé que puedes hacerlo mejor, encantadora. Confío plenamente en ti. - A lo dicho hecho.  Y Andrea Jeger le dio tres collejas seguidas en la nuca. - ¡Ay, ay y ay! - ¿Te sigo encantando o ya tienes suficente encantamiento, encanto de criatura?- ¡¡Ya está bien!! ¡¡¡Voy a terminar por enfadarme del todo!!!  Los demás clientes sólo alucinaban... - ¿Quieres hacer algo que me sorprenda, Paul, y que además demuestre que eres todo un hombre en quien depositar toda mi confianza?- Eso es muy fácil.  Paul Anaconda le sacó la lengua y, con las manos apoyadas en sus dos grandes orejas, las movió como los elefantes y, siempre con la lengua fuera, comenzó a hacerla burlas.  - ¡Bluuuu! ¡Bluuuu! ¡Bluuuu! - ¿Eres así siempre o es que estás demasiado emocionado?- Las dos cosas. - ¿Y alguna frase de sabiduría? ¿Sabes decir alguna frase de sabiduría?- Por supuesto que sí. Escucha. La mejor compañía de un hombre es poder salvarse de la Soledad. - ¿Soledad? ¿Quién es esa Soledad, granuja?- ¡No... no... más collejas no, por fa! - ¡Entonces dime ya quién es esa Soledad!- ¡Los celos te impiden ver bien con quién estás! - De acuerdo. No son los celos como estás creyendo sino que soy muy corta de vista. Espera.  Andrea Jeger sacó unas gafas con cristales de culo de botellas y observó detenidamente a su acompañante.  - ¡Jesús, María y José! ¡¡Qué feo eres!! - Soy lo mejor que puedes encontrar en el mercadillo de las oportunidades. - ¿Me estás llamando oportunista?- Puede ser que sí...  Andrea Jeger agarró una servilleta de papel, hizo una dura bola con ella y la lanzó al rostro de Paul Anaconda que recibió el pelotazo sin rechistar.  - ¡Toma pan para que hagas sopas! En ese instante regresó Tim Millison con la bandeja y los dos cafés humeando.  - ¿Quieren ustedes dos dejar ya de hacer niñerías?- Estamos a lo que estamos, Tim. ¿Quién te ha dado vela en este entierro y quién te ha dicho que metas las narices donde nadie te llama?- Es que estáis deshonrando a mi local, Paul. - ¡Tú si que deshonras a tus muchas queridas y, además, amantes!  Tim Millison dejó los dos humeantes cafés sobre la mesa y estampó la bandeja metálica sobre la cabeza de Paul Anaconda.  - ¿Te ha gustado la receta de la casa? Paul Anaconda se levantó rápidamente. - ¡Ahora verás lo que le hago a este espía, Andrea!  Inmediatamente, el forzudo Paul agarró por la chepa al asustado Tim y deslizándole por sobre la mesa le hizo que lamiera todas las migajas que todavia no se habían limpiado.    - ¿Está deliciosa la receta de la casa, Tim?- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Está más deliciosa que cualquiera de mis queridas y, además, amantes! - Pues ya puedes dejarnos otra vez a solas y vete en paz. Tim Millison huyó a tal velociad que, en su ciega carrera, se le cayó la bandeja metálica contra el suelo rebotando tres veces.  - ¡Cataclink! ¡Cataclink! ¡Cataclink!  Los demás clientes sólo alucinaban...  - Bebamos en honor de nuestro romance, Paul. - ¡Paseábase el rey moro por las puertas de Granada! ¡Ay de mi Alhambra! - Pero... ¿qué estás diciendo, atontado?- Perdona pero es que en mis tiempos libres soy hispanista. - Bebe y calla, tontiloco.  Paul Anaconda dio el priemr sorbo a su café; pero estaba tan caliente que le ardió la boca y  soltó un chorro que fue a parar contra la cara de Andrea Jeger.  - ¡Espera, querido Paul! Andrea Jeger dio el primer sorbo a su café y soltó otro chorro contra el rostro de Paul Anaconda.  - Esto no puede seguir así, Andrea. Los dos comenzaron a limpiarse sus rostros con varias servilletas de papel.  - ¿Por qué estás bailando, Paul? ¿Es que no puedes estarte quieto tan sólo un momento nada más?- Es que tengo ganas... - Las ganas las dejas para cuando estemos ya bendecidos por el señor obispo. - Es que tengo ganas... - Que te repito por última vez que te aguantes las ganas hasta que hayamos pasado por el altar.  El baile de San Vito continuaba...  - Es que tengo ganas... - ¿Se puede saber a qué te refieres?- Ya no. - O sea que... - ¡Que sí! ¡Que me he hecho pis y tengo los pantalones manchados gracias a ti! - ¡Qué emocinante! ¡Que gran caballero! ¡¡Gracias por haberlo hecho por mí!! - Ya. Pero ahora... ¿cómo me levanto sin llamar la atención?- ¿Y te vas a levantar ahora que viene los más emocionante?- ¿Lo más emocionante? ¿Puede haber algo más emocionante todavía?- Sí. Lo más emocionante de todo. Espera.  Andrea  volvió a llamar al asustado Tim que se acercó como espantado pero decidido a superar el miedo.  - ¡Mande usted, Sargento General!- ¡Una tostada bien dura! ¡La tostada más dura que tenga usted! - Precisamente queda todavía una tostada que está tan dura que ningún cliente o clienta ha querido tomar por no perder sus sentido del gusto.- ¡No me venga usted ahora con romances frustrados, camarero!- Dueño. Soy el dueño. - Camarero al fin y al cabo. - Está bien. Pero no hablo de romances frustrados sino de tostadas. Ahora mismo se la traigo.  Tim Millison llevó a la mesa de Paul Anaconda y Andrea Jeger la tostada más dura que nadie pudiera imaginarse.  - ¡Aquí está la tostada más dura que nadie pueda imaginarse! ¡No se la come ni un león! ¡¡Eres un zorro, Paul!!- ¿Está diciendo que como Paul es un zorro yo debo ser su zorra?- No... pero como dice mi abuela... lo dicho dicho está... - Está bien. ¡Váyase por donde ha venido!  Cuando Tim Millison les dio la espalda camino de la barra, Andrea Jeger se levantó de su silla con la tostada en la mano y, apuntando con total exactitud, la lanzó a manera de los que juegan al béisbol y marcando bien todos los gestos, contra la cabeza de Tim quien recibió el impacto sin decir ni pío pero llorando de dolor a lágrima viva.  - ¡Qué tipo más duro este tal Tim! ¡No ha dicho ni pío!  Pero Tim Millison no estaba dispuesto a dejar el asunto sin respuesta alguna y, tras enjugarse sus lagrimones con la servilleta que llevaba colgada de su brazo derecho, tiró la servilleta al suelo, se volvió de repente y se lanzó contra Paul Anaconda mientras éste, sin darse cuenta de lo que se le venía encima, ya se estaba levantando para ir al water. Por eso Tim Millison tropezó con la pierna izquierda de Paul Anaconda y, trastabilleando, fue a estrellarse contra la dura mesa de pedernal donde se encontraba un florero de cerámica con una bella flor amarilla.  - ¡¡¡Catacrack!!!  El golpe fue tan morrocotudo queTim quedó totalmente inmovilizado sobre el suelo mientras el florero se rompió al chocar con su pecho donde la flor amarilla quedó como bailando hasta quedarse como plantada. Paul Anaconda sólo pudo responder canturreando.  - ¡Y en mi pecho yo tengo una flor! - ¡No es broma, Paul, ni tampoco para que te lo tomes a broma! ¡¡Se me ha roto la pierna en varias partes!! ¡¡¡No puedo levantarme!!!  Andrea Jeger se levantó y cogió todos sus bártulos. - Como buena puritana samaritana... ¿vas a atender a Tim y me vas a dejar solo?- ¡Adiós a los dos, so infantiles! ¡Yo me largo de aquí y si os he visto no me acuerdo! - Pero.. ¿de verdad que no vas a aplicar los primeros auxilios a Tim?- ¡¡Llama a una ambulancia pero te repito que si os he visto a los dos es que ya no me acuerdo de ninguno de los dos ni me pienso acordar jamás de los jamases!!  Andrea salió a toda velociad de la cafetería mientras Paul se quedó mirando al quejumbroso Tim que, metida la mano en el bolsillo izquierdo de su pantalón, encontró a "Thaler" y comenzó a acariciarle.  - ¡No lo hagas por mí, Paul! ¡Hazlo por este "Thaler" que nos ha unido de verdad, amigo! - ¡Ni amigo ni leches! ¡Tú estás más sonado que la campana de Santiago de Compostela! ¡¡Yo llamo a la ambulancia y que sea lo que Dios quiera y no lo que yo deseo, que es marcharme de aquí cuanto antes!!  Paul Anaconda descolgó el teléfono, avisó a una ambulancia y se marchó del local mientras Tim Millison seguía inmóvil y acariciando a "Thaler" hasta que llegó una ambulancia con un estrepitoso sonar de su sirena, lo cual hizo que todos los clientess huyeran despavoridos pisando sin querer el cuerpo de Tim Millison.  - ¡Ay! ¡¡Ay y mil veces ay!! ¡¡¡Son todos ustedes y todas ustedes más brutos que el burro de Atila en plena estampida!!! Entraron los enfermeros con la camilla y, viendo lo estropeado que se encontraba Tim Wilkison, lo transportaron hacia la ambulancia mientras el dueño de la cafetería, con la mano zurda metida siempre en el bolsillo izquierdo de su pantalón, seguía acariciando a "Thaler".  
Cuando el viento solpa suena mejor la copla.
Refrán.
Autor: José Orero De Julián  203 Lecturas
El tiempo ni se gana ni se pierde; solamente se vive o no se vive.
Aquello de lo que hablamos es aquello de lo que vivimos.
Dicen que nos componemos físicamente de cabeza, tronco y extremidades. Pero son cuatro los componente físicos de los humanos. Falta citar la sombra. Esa materia que nos acompaña todos los días de nuestra existencia. Pensando sobre el devenir humano en el planeta podemos deducir que la cabeza es el componente físico que ha desarrollado la Filosofía, la Religión, el Pensamiento... que el tronco es quien ha desarrollado la Economía y las extremidades han desarrollado la Historia: las superiores (brazos y manos) han producido los hechos, y las inferiores (pies y piernas) han producido los movimientos históricos (en otras palabras las causas y las consecuencias). Pero ¿La sombra?. ¿Qué ha desarrollado la sombra?. La sombra es al cuerpo humano lo que la Literatura es a la Humanidad. Literatura: sombra compañera de ideas, pensamientos, hechos, acontecimientos, evoluciones e involuciones humanas. Esa sombra que, con el sol, podemos comtemplarla, leerla, aprenderla... Esa sombra que, con la luna o con la luz eléctrica, podemos analizarla, intepretarla, aprehenderla... Esa sombra que, en la más completa oscuridad no desaparece (como muchos creen) sino que se introduce y se cobija en nuestro interior para impulsarnos a ser seres creativos. No nos abandona la sombra en esos momentos en que no hay sol, luna, estrellas o luz artificial sino que es entonces, cuando se introduce en nuestro interior, cuando mas activa y presente se hace. Esa sombra es la poesía, el cuento, el relato, la novela, la reflexión, el guión teatral... que, si no existiese, dejaría a la historia humana completamente vacía y sin sustancia. Si nos faltase la sombra el resto de nuestro cuerpo y nuestra Historia no existirían. Eso es la Literatura. El cuarto elemento en aparecer en la composición humana; pero el más determinante. Nada qe ver con Platón sino todo lo contrario. Todo que ver con Jesucristo y la Verdad de Jesucristo.
Diesel.- Buenos días, Mercedes. Felices los ojos que te ven. Tú no eres precisamente Sosa. Mercedes.- Gracias por el piropo, Diesel. ¡Jajaja! Pues no. No soy precisamente Sosa, Diesel, sino que tengo mucha sal. Diesel.- Sal al balcón sal al balcón, carita de azucena. Perdona, Mercedes, se me escapó el cante. Mercedes.- Ya veo que cantas muy bien, Diesel.Diesel.- Primera pregunta interesante. ¿Desayunas con huevos?Mercedes.- Siempre con un par de huevos frescos y pasados por agua para empezar el día.Diesel.- Las campanas de Linares repicando día tras día... Mercedes.- ¡Para, para Diesel! Que te repito que cantas muy bien. Diesel.- Segunda pregunta interesante. ¿Puedes decirme si tienes alguna cuenta bancaria?Mercedes.- ¿Lo preguntas por el interés?Diesel.- No. Lo pregunto porque me pareces interesante. Mercedes.- Pues sí. Tengo una buena cuenta corriente. Diesel.- Nada de corriente, Mercedes, nada de corriente. ¿Tan buena como tú o estoy alucinando?Mercedes.- Tiene gracia la cosa. ¿Le dices a todas lo mismo?Diesel.- No. Suelo cambiar bastante. A veces cambio de pregunta por si las moscas. Mercedes.- ¡Jajaja!Diesel.- Hablando de moscas, ¿sabes lo de a un panal de rica miel cien mil moscas acudieron y por golosas murieron presas de patas en él?Mercedes.- Pue sí que lo sé. Pero en mi caso no son moscas sino moscardones. Diesel.- ¿Ele o Elisa? ¿Qué pongo?Mercedes.- Supongo que Ele...Diesel.- Elemental, querida Mercedes, elemental.Mercedes.- ¿Alguna pregunta más que seal igual de interesante?Diesel.- Pues va a ser que sí. Tengo preparadas, a bote pronto proque soy tenista, un mogollón de preguntas interesantes. ¿Por dónde quieres que empecemos?Mercedes.- ¿Es que no hemos empezado todavía?Diesel.- No. Hasta ahora sólo ha sido el precalentamiento.Mercedes.- Entonces supongo que empezarás por la cabeza. Diesel.- Estás muy bien de la cabeza, guapa. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Sí. Si tú dices que es verdadero es que es verdadero. Te considero un chaval muy sincero. Diesel.- Yo soy un hombre sincero de los que suben a la palma. Mercedes.- Justo. Insisto en que cantas muy bien. ¿Algo más?Diesel.- Justo. Pero dejemos lo de Justo o No Justo aparte porque no me interesa para nada. Lo sexy empieza siempre por la cabeza. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Sí. Si tú dices que es verdadero es que es verdadero. Te considero un chaval muy honesto.Diesel.- Honestidad empieza siempre con h de humor y yo siemrpe tengo muy buen humor cuando veo lo que me gusta ver. Mercedes.- ¿Y cuando ves lo que no te gusta?Diesel.- Miro para otro lado. Pero ya que estamos metidos en faena, ¿qué faena te gusta más?Mercedes.- La de matar. Me gusta mucho más la faena de entrar a matar, torero.Diesel.- Lo de torero lo llevo en el apellido y eso es cierto. Totalmente de acuerdo, Mercedes, matar es un gran placer. Pero no te confundas conmigo. Yo no soy ningún sádico porque me refiero a tus miradas. ¿Qué tienes en la mirada que me hace perder la cabeza aunque sea solamente un recuerdo de familia?Mercedes.- No pierdas la cabeza por culpa de mis miradas, Diesel. Diesel.- Descuida, Mercedes, no te preocupes por eso. Puedo perder la cabeza pero nunca pierdo los nervios. ¿Te gusta acompañar a los huevos frescos con chorizos o con morcillas?Mercedes.- ¡Me encantan los chorizos!Diesel.- Hablando de chorizos, ¿sabes lo de es un ladrón que me ha robado todo?Mercedes.- Sí. También me sé esa.Diesel.- Entonces dime con total sincerdad... ¿y quién es él, en qué lugar se enamoró de ti, a qué dedica el tiempo libre?Mercedes.- Perdona, Diesel... pero todavía no tengo novio... Diesel.- ¿No será por falta de ganas?Mercedes.- No te enfades conmigo, Diesel. Ganar gano bastante. Diesel.- O sea... que te va la marcha... me refiero, no te enfades ahora tú conmigo Mercedes, a que te va bien en el trabajo. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Se hace lo que se puede y como hago lo que puedo pues sí, gano lo suficiente como para estar contenta con lo que hago. Diesel.- Y en cuestiones de amores, ¿cómo te trata la vida?Mercedes.- Me la sé. Me la sé. Y me la sé. Diesel- Adelante. Soy todo oídos. A ver que tal cantas tú. Mercedes.- Me defiendo, me defiendo, como gato panza arriba. Diesel.- ¿Quieres decir como gata panza arriba?Mercedes.- ¡Eso, eso, chocolate Hueso! ¡Pon gata en lugar de gato!Diesel.- Yo pongo lo que tú quieras que ponga que para eso soy un mandado.Mercedes.- Pues pon gata porque soy muy madrileña.Diesel.- ¿Merengue o colchonera?Mercedes.- Merengue. Siempre merengue. Diesel.- Ya decía yo que eres muy dulce, Mercedes. Mercedes.- Pues yo me he enterado de que también te gusta una colchonera. Diesel.- Es que en cuestión de madrileñas prefiero que empaten para no descompensar demasiado. ¿Tú compensas o no compensas?Mercedes.- Compenso bastante bien. Diesel.- ¿Sabes lo de lo fumando espero a la chica que más quiero?Mercedes.- Me encanta tu sinceridad, Diesel. Diesel.- ¿Y no me vas a decir nada más que eso que todo el mundo lo sabe?Mercedes.- Eso se llama compensar bien, Diesel. Veo que eres muy inteligente. Diesel.- Pues algunos dicen que soy muy corto y me corto mucho porque soy muy corto. ¿Comprendes tú eso?Mercerdes.- Lo comprendo. Es la envidia. Diesel.- Más claro agua. En cuanto a la inteligencia, ¿tú crees que el cuerpo acompaña o no acompaña?Mercedes.- Yo creo que el cuerpo acompaña bastante o más bien mucho. Diesel.- Ya lo veo, ya lo veo y me lo creo. Yo no soy tan dudoso como Tomás, el de los quesos rancios, que filosofa demasiado cuando de chavalas guapas se trata. En tu caso, por lo menos, sí que es cierto.  Mercedes.- ¿Qué? Me has dejado descolocada. Diesel.- Que en tu caso el cuerpo acompaña mucho a la inteligencia. Vuelvo a decirte que yo no soy como Tomás, el de los quesos rancios, que filosofa demasiado cuando de chavalas guapas se trata y se conforma con las que nos son guapas.Mercedes.- No hay duda de que eres muy directo.Diesel.- A veces lo directo es lo más conveniente. Mercedes.- ¿A veces o siempre?Diesel.- Siempre no. Con otras doy muchos rodeos... Mercedes.- ¿Para escapar?Diesel.- Para salir sano y salvo. Mercedes.- Pero lo de que el cuerpo acompaña mucho se los habrás dicho a muchas... Dieeel.- A muchas sí pero no a muchísimas. Sé dónde están los límites de lo que me gusta y lo que no me gusta. ¡Que Dios me ampare si es que miento, pero no vayas ahora a pensar que yo soy Jaime I El Conquistador! ¿Conoces a algún conquistador?Mercedes.- ¿Te incluyo a ti o no te incluyo a ti?Diesel.- Prefiero que, por esta vez y que no sirva de precedente, me dejes al margen. Mercedes.- Pues no conozco a ningún otro conquistador. Dieeel.- ¿Te puedo ayudar a refrescar la memoria?Mercedes.- ¡Jajaja! Sí, Diesel, refréscame la memoria que hace mucho calor. Diesel.- ¿Qué te parece el marquesito?Mercedes.- ¿El cajero?Diesel.- Sí. El de la Caja. Mercedes.- ¡Jajaja! ¡No me hagas reír más, Diesel! ¡Ese no conquista ni al palo de una escoba! Diesel.- Puel él va diciendo que estás tan coladita por él como todas las demás. Dice que a todas, incluída tú, os tiene en el bote. Mercedes.- ¿Ese menda fuma porros?Diesel.- Quizás. Pero, ¿qué más puedes decir del marquesito?Mercedes.- Será qué está pasado del todo...Diesel.- ¿Quieres decir que, aparte de los porros, el marqués de la Caja bebe mucho por tu culpa?Mercedes.- Quizás beba más de la cuenta para poder olvidarme pero la verdad es que yo ni le conozco. Así que si poque un día le di las gracias por decirme bueno días se cree que me ha conquistado es que etá más rayado que una cebra en celo.Diesel.- ¿Te refieres a lo de ansiedad de tenerte en mis brazos?Mercedes.- ¡Jajaja! Exacto, Diesel, exacto. Esa es de Nat King Cole pero viene muy bien en este caso del marquesito. Me estoy refiriendo a la ansiedad que tiene por tenerme en sus brazos. ¡Jajaja! ¡Claro que soñar no cuesta dinero y ese tipo debe soñar más de la cuenta, sobre todo cuando empina el codo en los clubes de alterne! Pero... hablando de algo de verdad interesante... ¿me puedes ya aclarar lo de la colchonera y por qué prefieres que las madrileñas, sólo las que te gustamos por supuesto, quedemos siempre empatadas?Dieeel.- Por lo de la empatía, Mercedes, por lo de la empatía. Mercedes.- ¿Tú tienes empatía con todas las madrileñas o sólo con las que te gustamos?Diesel.- ¡Tú lo has dicho! ¡La empatía sin selectividad no me interesa para nada! ¿Qué te parece Badajoz? Mercedes.- Que es ciudad de conquistadores. Diesel.- Sigo prefiriendo que me dejes al margen. Mercedes.- Es que yo a ti no puedo marginarte nunca. Eres punto y aparte. Te tengo siempre presente. Diesel.- Qué lástima que el presente no sea el futuro, Mercedes.Mercedes.- ¡Jajaja! ¡Sí! ¡Qué lástima! Diesel.- ¿Quieres que hagamos un paréntesis y nos tomamos un café de máquina?Mercedes.- Te acepto el café de máquina pero solamente si pago yo. Diesel. Si te empeñas tanto por mí no hay problema alguno. Paga tú si tanto lo deseas. ¡Qué importa el género que pague si el café es puro!Mercedes.- ¡Jajaja! Vamos a tomar ese café de máquina y después hablamos de lo que es puro y de lo que no es puro. Diesel.- Que es lo mismo que decir de lo que es bueno y de lo que es malo. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- ¡Jajaja! ¡Verdadero! ¡Por lo menos en cuanto a ti se refiere es verdadero! Hacemos un parénteisis para tomarnos, juntos pero no revueltos, el café de máquina y después entramos de nuevo en más detalles... y después del café de máquina... Diesel.- Vamos a ver, Mercedes... ¿qué tienes que decirme ahora sobre lo que es bueno?Mercedes.- Escuchar lo bien que sonríes y lo agradable de tu risa. Diesel.- ¡Jejeje! ¿Y sobre lo que es malo?Mercedes.- Lo mal que ríe el marquesito de la Caja. Diesel.- ¡Jejeje! ¿Te gusta o no te gusta el marquesito?Mercedes.- Te doy mi palabra de honor que el marquesito de la Caja no me gusta ni un pelo de su ridículo bigotito y además no está lo suficientmeente loco ni es tan grande como tú. Diesel.- Hablemos en serio, Mercedes. Mercedes.- Que yo sepa estamos hablando en serio desde el principio de esta entrevista. Diesel.- Entre vista y entre vista... ¿qué revista te gusta más?Mercedes.- "Cigarras y Saltamontes". Es superior a "Cuadernos para el Diálogo". Yo leo "Cigarras y Saltamontes" porque nunca aburre. A su lado, "Cuadernos para el Diálogo" es un peñazo ideológico que aburre a las ovejas. Y que conste que no lo digo porque tú seas el autor de "Cigarras y Saltamontes" sino porque es verdad. Al menos eso decimos todas las chavalas que te gustamos incluída yo por supuesto.Diesel.- ¿No te parece una locura?Mercedes.- Se pierde la razón leyéndola y eso es genial. Por eso es la mejor revista que he leído desde que tengo uso de razón. Diesel.- Otra pregunta interesante. ¿Te parecen interesantes o no te parecen interesantes aquellos tebeos nuestros?Mercedes.- Sí. También lo he leído. No es porque tú seas su autor pero lo de los cuentos de hadas es genial y creo que encanta a las chavalas que los hemos leído mucho incluyéndome a mí misma. Diesel.- ¿Quién crees que es el mejor futbolista del mundo?Mercedes.- Después de ti ninguno... aunque eso mismo opinará la colchonera... por cierto... ¿te queda alguna otra interesante? Diesel.- ¿Te refieres a las preguntas?Mercedes.- Digamos que me refiero a las preguntas. Diesel.- Pregunta, Mercedes, pregúntame tú ahora a mí mismo. Mercedes.- Para preguntarte algo muy interesante... por ejemplo... ¿en que amparo te refugias para no quedarte desamparado?Diesel.- En el séptimo...Mercedes.- ¿En el séptimo piso o en el séptimo cielo?Diesel.- En el séptimo de caballería. Me gusta mucho el Oeste. Mercedes.- ¿Tal vez Ecuador?Diesel.- ¿Ecuador está en el Oeste?Mercedes.- Bien sabes que sí. Ecuador está en el Oeste y no te hagas el distraído. Diesel.- Digamos entonces que sí. Pero ahora me toca otra vez preguntar a mí. Mercedes.- Pregunta, Diesel, pregunta. Soy toda tuya. Diesel.- ¿Toda mía? No me gusta ser egoista. Mercedes.- Quiero decir que soy toda interés. Diesel.- Ya tenemos algo en común. Mercedes.- Quizás eso sean las leyes de la compensación. Diesel.- Efectivamente, Mercedes. Son las leyes de la compensación. Y hablando de dichas leyes naturales... ¿qué tal Esteban?... ¿Te gusta Esteban?Mercedes.- Eso lo sabes tú mejor que yo...Diesesl.- No, Mercedes. Me estoy refiriendo al caballero. Mercedes.- Me cae demasiado gordo. No he jugado nunca con él ni lo haré jamás. Ni tan siquiera a algo tan inocente como el tenis. Me cae gordo del todo. Recuerda que yo no soy la Lolita. Diesel.- ¿La Lolita de Nabokov?Mercedes.- ¡Jajaja! Por ejemplo. Diesel.- ¿Entonces Esteban no está bien?Mercedes.- Eso lo sabes tú mejor que yo... Diesel.- No, Mercedes. Me estoy refiriendo al caballero. Mercedes.- Te repito, y te vuelvo a dar otra vez mi palabra de honor, que me cae demasiado gordo como para jugar con él. Los prefiero completamente equilibrados como tú. Diesel.- ¿Aunque esté loco de remate?Mercedes.- Por eso mismo, Diesel. Porque estás loco de remate es por lo que me atraes. Diesel.- ¿Te gusta cómo remato?Mercedes.- ¡Eres mucho más goleador que Pichichi!Diesel.- Para cambiar de tema y hablando otra vez del Oeste... ¿te gustan los vaqueros, Mercedes?Mercedes.- ¡Jajaja! Soy toda una modelo para los vaqueros. Diesel.- ¿Los vaqueros duros?Mercedes.- ¡Cuanto más duros mejor!Diesel.- Yo me estoy refiriendo a los pantalones. Mercedes.- ¿En qué estás pensando, Diesel? Yo también me refiero a los pantalones. Diesel.- No. Yo solamente estaba pensando en el juego de piernas. Mercedes.- ¡Jajaja! Tampoco estás mal en ese sentido. Eres un futbolista completo. Diesel.- No nos perdamos por los cerros de Úbeda, Mercedes. Mercedes.- No nos perdamos, Diesel, si tú no quieres.Dieeel.- ¡Me has tocado el corazón, Mercedes!Mercedes.- Ha sido sin querer queriendo... Diesel.- No te preocupes más por eso, Mercedes. Lo que sucede es que tengo un corazón muy sensible. Mercedes.- ¿Como el de un chaval sano que todavía está soltero y virgen?Diesel.- ¡Tú lo has dicho! Tu opinión es lo que me interesa del todo y lo que opinen los demás no me interesa para nada. Mercedes.- ¿De verdad que eres sano, soltero y virgen?Diesel.- Prefiero responderte con seis preguntas si me lo permites. Mercedes.- Te lo permito. Diesel.- ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Perdona pero es deformación profesional.Mercedes.- ¡Me dejas alucinada, Diesel!Diesel.- A lo mejor es que me has comprendido del todo. Mercedes.- Te comprendo del todo, Diesel, te comprendo del todo. Diesel.- Es que yo soy de los del todo o nada. ¿Me sigues comprendiendo del todo?Mercedes.- Te sigo comprendiendo del todo, Diesel... y lo que es mejor... haces muy bien. Diesel.- El mundo gira y gira en el espacio infinito con amores que comienzan con amores que terminan... ¡El mundo que no ha parado de girar ni un momento!... Mercedes.- Si no tienes novia todavía... ¿puedo apuntarme yo en la lista de espera?... Diesel.- Hablando del mundo lo siento un mundo, preciosa. Yo sólo soy el último de la fila o, si lo prefieres mejor, el chico de la fila de atras. Lo siento un mundo, preciosa, pero no soy competitivo. De verdad que lo siento un mundo, Mercedes. Mercedes.- ¿Es que no sabes que el último será el primero?Diesel.- ¿Eso lo dijo Jesucristo?Mercedes.- ¡Yes, Diesel, yes!Diesel.- Entonces prefiero guardar silencio.Mercedes.- ¿Tampoco sabes que quien calla otorga?Diesel.- Cuando digo que prefiero guardar silencio es que prefiero guardar silencio.Mercedes.- ¿Para qué?Diesel.- Para que sea lo que Dios quiera. Mercedes.- ¿No me vas a hacer tú ahora la última pregunta interesante?Diesel.- Por ser tú voy a hacer una excepción. ¿Te gusta la catedral de la Almudena?Mercedes.- Como soy buena madrileña te digo que sí; pero te advierto que me voy a casar un año de estos... Diesel.- Yo también.  En silencio recojo todas mis notas y me despido de Mercedes mirándola por última vez antes de que me salve la campana; pero comprendo que, a pesar de que tan sólo tengo 18 años de edad, ya soy todo un verdadero profesional de las entrevistas personales y me parece muchísimo más interesante, pidiendo a todos ustedes perdón por mi sinceridad, estas Conversaciones con Mercedes que Conversaciones en la catedral... pero sé muy bien que sobre gustos todavía no está todo escrito pues de todo hay en la Viña del Señor y puede haber hombres y mujeres que no opinen igual que yo... aunque todas las chavalas que me gustan dicen que, a pesar de que tengo solamente 18 años de edad, en cuestiones de mujeres tengo un gusto sobresaliente... o quizás hasta toda una matrícula de hornor. Con perdón.  
Diesel.- Buenos días, Mercedes. Felices los ojos que te ven. Tú no eres precisamente Sosa. Mercedes.- Gracias por el piropo, Diesel. ¡Jajaja! Pues no. No soy precisamente Sosa, Diesel, sino que tengo mucha sal. Diesel.- Sal al balcón sal al balcón, carita de azucena. Perdona, Mercedes, se me escapó el cante. Mercedes.- Ya veo que cantas muy bien, Diesel.Diesel.- Primera pregunta interesante. ¿Desayunas con huevos?Mercedes.- Siempre con un par de huevos frescos y pasados por agua para empezar el día.Diesel.- Las campanas de Linares repicando día tras día... Mercedes.- ¡Para, para Diesel! Que te repito que cantas muy bien. Diesel.- Segunda pregunta interesante. ¿Puedes decirme si tienes alguna cuenta bancaria?Mercedes.- ¿Lo preguntas por el interés?Diesel.- No. Lo pregunto porque me pareces interesante. Mercedes.- Pues sí. Tengo una buena cuenta corriente. Diesel.- Nada de corriente, Mercedes, nada de corriente. ¿Tan buena como tú o estoy alucinando?Mercedes.- Tiene gracia la cosa. ¿Le dices a todas lo mismo?Diesel.- No. Suelo cambiar bastante. A veces cambio de pregunta por si las moscas. Mercedes.- ¡Jajaja!Diesel.- Hablando de moscas, ¿sabes lo de a un panal de rica miel cien mil moscas acudieron y por golosas murieron presas de patas en él?Mercedes.- Pues sí que lo sé. Pero en mi caso no son moscas sino moscardones. Diesel.- ¿Ele o Elisa? ¿Qué pongo?Mercedes.- Supongo que Ele...Diesel.- Elemental, querida Mercedes, elemental.Mercedes.- ¿Alguna pregunta más que sea igual de interesante?Diesel.- Pues va a ser que sí. Tengo preparadas, a bote pronto porque soy tenista, un mogollón de preguntas interesantes. ¿Por dónde quieres que empecemos?Mercedes.- ¿Es que no hemos empezado todavía?Diesel.- No. Hasta ahora sólo ha sido el precalentamiento.Mercedes.- Entonces supongo que empezarás por la cabeza. Diesel.- Estás muy bien de la cabeza, guapa. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Sí. Si tú dices que es verdadero es que es verdadero. Te considero un chaval muy sincero. Diesel.- Yo soy un hombre sincero de los que suben a la palma. Mercedes.- Justo. Insisto en que cantas muy bien. ¿Algo más?Diesel.- Justo. Pero dejemos lo de Justo o No Justo aparte porque no me interesa para nada. Lo sexy empieza siempre por la cabeza. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Sí. Si tú dices que es verdadero es que es verdadero. Te considero un chaval muy honesto.Diesel.- Honestidad empieza siempre con h de humor y yo siempre tengo muy buen humor cuando veo lo que me gusta ver. Mercedes.- ¿Y cuando ves lo que no te gusta?Diesel.- Miro para otro lado. Pero ya que estamos metidos en faena, ¿qué faena te gusta más?Mercedes.- La de matar. Me gusta mucho más la faena de entrar a matar, torero.Diesel.- Lo de torero lo llevo en el apellido y eso es cierto. Totalmente de acuerdo, Mercedes, matar es un gran placer. Pero no te confundas conmigo. Yo no soy ningún sádico porque me refiero a tus miradas. ¿Qué tienes en la mirada que me hace perder la cabeza aunque sea solamente un recuerdo de familia?Mercedes.- No pierdas la cabeza por culpa de mis miradas, Diesel. Diesel.- Descuida, Mercedes, no te preocupes por eso. Puedo perder la cabeza pero nunca pierdo los nervios. ¿Te gusta acompañar a los huevos frescos con chorizos o con morcillas?Mercedes.- ¡Me encantan los chorizos!Diesel.- Hablando de chorizos, ¿sabes lo de es un ladrón que me ha robado todo?Mercedes.- Sí. También me sé esa.Diesel.- Entonces dime con total sinceridad... ¿y quién es él, en qué lugar se enamoró de ti, a qué dedica el tiempo libre?Mercedes.- Perdona, Diesel... pero todavía no tengo novio... Diesel.- ¿No será por falta de ganas?Mercedes.- No te enfades conmigo, Diesel. Ganar gano bastante. Diesel.- O sea... que te va la marcha... me refiero, no te enfades ahora tú conmigo Mercedes, a que te va bien en el trabajo. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- Se hace lo que se puede y como hago lo que puedo pues sí, gano lo suficiente como para estar contenta con lo que hago. Diesel.- Y en cuestiones de amores, ¿cómo te trata la vida?Mercedes.- Me la sé. Me la sé. Y me la sé. Diesel- Adelante. Soy todo oídos. A ver que tal cantas tú. Mercedes.- Me defiendo, me defiendo, como gato panza arriba. Diesel.- ¿Quieres decir como gata panza arriba?Mercedes.- ¡Eso, eso, chocolate Hueso! ¡Pon gata en lugar de gato!Diesel.- Yo pongo lo que tú quieras que ponga que para eso soy un mandado.Mercedes.- Pues pon gata porque soy muy madrileña.Diesel.- ¿Merengue o colchonera?Mercedes.- Merengue. Siempre merengue. Diesel.- Ya decía yo que eres muy dulce, Mercedes. Mercedes.- Pues yo me he enterado de que también te gusta una colchonera. Diesel.- Es que en cuestión de madrileñas prefiero que empaten para no descompensar demasiado. ¿Tú compensas o no compensas?Mercedes.- Compenso bastante bien. Diesel.- ¿Sabes lo de lo fumando espero a la chica que más quiero?Mercedes.- Me encanta tu sinceridad, Diesel. Diesel.- ¿Y no me vas a decir nada más que eso que todo el mundo lo sabe?Mercedes.- Eso se llama compensar bien, Diesel. Veo que eres muy inteligente. Diesel.- Pues algunos dicen que soy muy corto y me corto mucho porque soy muy corto. ¿Comprendes tú eso?Mercerdes.- Lo comprendo. Es la envidia. Diesel.- Más claro agua. En cuanto a la inteligencia, ¿tú crees que el cuerpo acompaña o no acompaña?Mercedes.- Yo creo que el cuerpo acompaña bastante o más bien mucho. Diesel.- Ya lo veo, ya lo veo y me lo creo. Yo no soy tan dudoso como Tomás, el de los quesos rancios, que filosofa demasiado cuando de chavalas guapas se trata. En tu caso, por lo menos, sí que es cierto. Mercedes.- ¿Qué? Me has dejado descolocada. Diesel.- Que en tu caso el cuerpo acompaña mucho a la inteligencia. Vuelvo a decirte que yo no soy como Tomás, el de los quesos rancios, que filosofa demasiado cuando de chavalas guapas se trata y se conforma con las que nos son guapas.Mercedes.- No hay duda de que eres muy directo.Diesel.- A veces lo directo es lo más conveniente. Mercedes.- ¿A veces o siempre?Diesel.- Siempre no. Con otras doy muchos rodeos... Mercedes.- ¿Para escapar?Diesel.- Para salir sano y salvo. Mercedes.- Pero lo de que el cuerpo acompaña mucho se lo habrás dicho a muchas... Dieeel.- A muchas sí pero no a muchísimas. Sé dónde están los límites de lo que me gusta y lo que no me gusta. ¡Que Dios me ampare si es que miento, pero no vayas ahora a pensar que yo soy Jaime I El Conquistador! ¿Conoces a algún conquistador?Mercedes.- ¿Te incluyo a ti o no te incluyo a ti?Diesel.- Prefiero que, por esta vez y que no sirva de precedente, me dejes al margen. Mercedes.- Pues no conozco a ningún otro conquistador. Dieeel.- ¿Te puedo ayudar a refrescar la memoria?Mercedes.- ¡Jajaja! Sí, Diesel, refréscame la memoria que hace mucho calor. Diesel.- ¿Qué te parece el marquesito?Mercedes.- ¿El cajero?Diesel.- Sí. El de la Caja. Mercedes.- ¡Jajaja! ¡No me hagas reír más, Diesel! ¡Ese no conquista ni al palo de una escoba! Diesel.- Puel él va diciendo que estás tan coladita por él como todas las demás. Dice que a todas, incluída tú, os tiene en el bote. Mercedes.- ¿Ese menda fuma porros?Diesel.- Quizás. Pero, ¿qué más puedes decir del marquesito?Mercedes.- Será qué está pasado del todo...Diesel.- ¿Quieres decir que, aparte de los porros, el marqués de la Caja bebe mucho por tu culpa?Mercedes.- Quizás beba más de la cuenta para poder olvidarme pero la verdad es que yo ni le conozco. Así que si porque un día le di las gracias por decirme bueno días se cree que me ha conquistado es que está más rayado que una cebra en celo.Diesel.- ¿Te refieres a lo de ansiedad de tenerte en mis brazos?Mercedes.- ¡Jajaja! Exacto, Diesel, exacto. Esa es de Nat King Cole pero viene muy bien en este caso del marquesito. Me estoy refiriendo a la ansiedad que tiene por tenerme en sus brazos. ¡Jajaja! ¡Claro que soñar no cuesta dinero y ese tipo debe soñar más de la cuenta, sobre todo cuando empina el codo en los clubes de alterne! Pero... hablando de algo de verdad interesante... ¿me puedes ya aclarar lo de la colchonera y por qué prefieres que las madrileñas, sólo las que te gustamos por supuesto, quedemos siempre empatadas?Diesel.- Por lo de la empatía, Mercedes, por lo de la empatía. Mercedes.- ¿Tú tienes empatía con todas las madrileñas o sólo con las que te gustamos?Diesel.- ¡Tú lo has dicho! ¡La empatía sin selectividad no me interesa para nada! ¿Qué te parece Badajoz? Mercedes.- Que es ciudad de conquistadores. Diesel.- Sigo prefiriendo que me dejes al margen. Mercedes.- Es que yo a ti no puedo marginarte nunca. Eres punto y aparte. Te tengo siempre presente. Diesel.- Qué lástima que el presente no sea el futuro, Mercedes.Mercedes.- ¡Jajaja! ¡Sí! ¡Qué lástima! Diesel.- ¿Quieres que hagamos un paréntesis y nos tomamos un café de máquina?Mercedes.- Te acepto el café de máquina pero solamente si pago yo. Diesel. Si te empeñas tanto por mí no hay problema alguno. Paga tú si tanto lo deseas. ¡Qué importa el género que pague si el café es puro!Mercedes.- ¡Jajaja! Vamos a tomar ese café de máquina y después hablamos de lo que es puro y de lo que no es puro. Diesel.- Que es lo mismo que decir de lo que es bueno y de lo que es malo. ¿Verdadero o falso?Mercedes.- ¡Jajaja! ¡Verdadero! ¡Por lo menos en cuanto a ti se refiere es verdadero!Hacemos un paréntesis para tomarnos, juntos pero no revueltos, el café de máquina y después entramos de nuevo en más detalles... y después del café de máquina...Diesel.- Vamos a ver, Mercedes... ¿qué tienes que decirme ahora sobre lo que es bueno?Mercedes.- Escuchar lo bien que sonríes y lo agradable de tu risa. Diesel.- ¡Jejeje! ¿Y sobre lo que es malo?Mercedes.- Lo mal que ríe el marquesito de la Caja. Diesel.- ¡Jejeje! ¿Te gusta o no te gusta el marquesito?Mercedes.- Te doy mi palabra de honor que el marquesito de la Caja no me gusta ni un pelo de su ridículo bigotito y además no está lo suficientemente loco ni es tan grande como tú. Diesel.- Hablemos en serio, Mercedes. Mercedes.- Que yo sepa estamos hablando en serio desde el principio de esta entrevista. Diesel.- Entre vista y entre vista... ¿qué revista te gusta más?Mercedes.- "Cigarras y Saltamontes". Es superior a "Cuadernos para el Diálogo". Yo leo "Cigarras y Saltamontes" porque nunca aburre. A su lado, "Cuadernos para el Diálogo" es un peñazo ideológico que aburre a las ovejas. Y que conste que no lo digo porque tú seas el autor de "Cigarras y Saltamontes" sino porque es verdad. Al menos eso decimos todas las chavalas que te gustamos incluida yo por supuesto.Diesel.- ¿No te parece una locura?Mercedes.- Se pierde la razón leyéndola y eso es genial. Por eso es la mejor revista que he leído desde que tengo uso de razón. Diesel.- Otra pregunta interesante. ¿Te parecen interesantes o no te parecen interesantes aquellos tebeos nuestros?Mercedes.- Sí. También lo he leído. No es porque tú seas su autor pero lo de los cuentos de hadas es genial y creo que encanta a las chavalas que los hemos leído mucho incluyéndome a mí misma. Diesel.- ¿Quién crees que es el mejor futbolista del mundo?Mercedes.- Después de ti ninguno... aunque eso mismo opinará la colchonera... por cierto... ¿te queda alguna otra interesante? Diesel.- ¿Te refieres a las preguntas?Mercedes.- Digamos que me refiero a las preguntas. Diesel.- Pregunta, Mercedes, pregúntame tú ahora a mí mismo. Mercedes.- Para preguntarte algo muy interesante... por ejemplo... ¿en que amparo te refugias para no quedarte desamparado?Diesel.- En el séptimo...Mercedes.- ¿En el séptimo piso o en el séptimo cielo?Diesel.- En el séptimo de caballería. Me gusta mucho el Oeste. Mercedes.- ¿Tal vez Ecuador?Diesel.- ¿Ecuador está en el Oeste?Mercedes.- Bien sabes que sí. Ecuador está en el Oeste y no te hagas el distraído. Diesel.- Digamos entonces que sí. Pero ahora me toca otra vez preguntar a mí. Mercedes.- Pregunta, Diesel, pregunta. Soy toda tuya. Diesel.- ¿Toda mía? No me gusta ser egoísta. Mercedes.- Quiero decir que soy toda interés. Diesel.- Ya tenemos algo en común. Mercedes.- Quizás eso sean las leyes de la compensación. Diesel.- Efectivamente, Mercedes. Son las leyes de la compensación. Y hablando de dichas leyes naturales... ¿qué tal Esteban?... ¿Te gusta Esteban?Mercedes.- Eso lo sabes tú mejor que yo...Diesesl.- No, Mercedes. Me estoy refiriendo al caballero. Mercedes.- Me cae demasiado gordo. No he jugado nunca con él ni lo haré jamás. Ni tan siquiera a algo tan inocente como el tenis. Me cae gordo del todo. Recuerda que yo no soy la Lolita. Diesel.- ¿La Lolita de Nabokov?Mercedes.- ¡Jajaja! Por ejemplo. Diesel.- ¿Entonces Esteban no está bien?Mercedes.- Eso lo sabes tú mejor que yo... Diesel.- No, Mercedes. Me estoy refiriendo al caballero. Mercedes.- Te repito, y te vuelvo a dar otra vez mi palabra de honor, que me cae demasiado gordo como para jugar con él. Los prefiero completamente equilibrados como tú. Diesel.- ¿Aunque esté loco de remate?Mercedes.- Por eso mismo, Diesel. Porque estás loco de remate es por lo que me atraes. Diesel.- ¿Te gusta cómo remato?Mercedes.- ¡Eres mucho más goleador que Pichichi!Diesel.- Para cambiar de tema y hablando otra vez del Oeste... ¿te gustan los vaqueros, Mercedes?Mercedes.- ¡Jajaja! Soy toda una modelo para los vaqueros. Diesel.- ¿Los vaqueros duros?Mercedes.- ¡Cuanto más duros mejor!Diesel.- Yo me estoy refiriendo a los pantalones. Mercedes.- ¿En qué estás pensando, Diesel? Yo también me refiero a los pantalones. Diesel.- No. Yo solamente estaba pensando en el juego de piernas. Mercedes.- ¡Jajaja! Tampoco estás mal en ese sentido. Eres un futbolista completo. Diesel.- No nos perdamos por los cerros de Úbeda, Mercedes. Mercedes.- No nos perdamos, Diesel, si tú no quieres.Dieeel.- ¡Me has tocado el corazón, Mercedes!Mercedes.- Ha sido sin querer queriendo... Diesel.- No te preocupes más por eso, Mercedes. Lo que sucede es que tengo un corazón muy sensible. Mercedes.- ¿Como el de un chaval sano que todavía está soltero y virgen?Diesel.- ¡Tú lo has dicho! Tu opinión es lo que me interesa del todo y lo que opinen los demás no me interesa para nada. Mercedes.- ¿De verdad que eres sano, soltero y virgen?Diesel.- Prefiero responderte con seis preguntas si me lo permites. Mercedes.- Te lo permito. Diesel.- ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Perdona pero es deformación profesional.Mercedes.- ¡Me dejas alucinada, Diesel!Diesel.- A lo mejor es que me has comprendido del todo. Mercedes.- Te comprendo del todo, Diesel, te comprendo del todo. Diesel.- Es que yo soy de los del todo o nada. ¿Me sigues comprendiendo del todo?Mercedes.- Te sigo comprendiendo del todo, Diesel... y lo que es mejor... haces muy bien.Diesel.- El mundo gira y gira en el espacio infinito con amores que comienzan con amores que terminan... ¡El mundo que no ha parado de girar ni un momento!... Mercedes.- Si no tienes novia todavía... ¿puedo apuntarme yo en la lista de espera?... Diesel.- Hablando del mundo lo siento un mundo, preciosa. Yo sólo soy el último de la fila o, si lo prefieres mejor, el chico de la fila de atrás. Lo siento un mundo, preciosa, pero no soy competitivo. De verdad que lo siento un mundo, Mercedes. Mercedes.- ¿Es que no sabes que el último será el primero?Diesel.- ¿Eso lo dijo Jesucristo?Mercedes.- ¡Yes, Diesel, yes!Diesel.- Entonces prefiero guardar silencio.Mercedes.- ¿Tampoco sabes que quien calla otorga?Diesel.- Cuando digo que prefiero guardar silencio es que prefiero guardar silencio.Mercedes.- ¿Para qué?Diesel.- Para que sea lo que Dios quiera. Mercedes.- ¿No me vas a hacer tú ahora la última pregunta interesante?Diesel.- Por ser tú voy a hacer una excepción. ¿Te gusta la catedral de la Almudena?Mercedes.- Como soy buena madrileña te digo que sí; pero te advierto que me voy a casar un año de estos... Diesel.- Yo también. En silencio recojo todas mis notas y me despido de Mercedes mirándola por última vez antes de que me salve la campana; pero comprendo que, a pesar de que tan sólo tengo 18 años de edad, ya soy todo un verdadero profesional de las entrevistas personales y me parece muchísimo más interesante, pidiendo a todos ustedes perdón por mi sinceridad, estas Conversaciones con Mercedes que Conversaciones en la catedral... pero sé muy bien que sobre gustos todavía no está todo escrito pues de todo hay en la Viña del Señor y puede haber hombres y mujeres que no opinen igual que yo... aunque todas las chavalas que me gustan dicen que, a pesar de que tengo solamente 18 años de edad, en cuestiones de mujeres tengo un gusto sobresaliente... o quizás hasta toda una matrícula de honor. Con perdón. 
El sentimiento siempre empieza por ser solamente un idea que, de repente, se nos convierte en un sueño.
En nuestro negociado bancario regía la misma convivencia que en el resto de negociados bancarios. Luchábamos contra las absurdas decisiones de los jefes y subjefes que, mal preparados culturalmente, querían imponernos sus antojos cuando sabían que se encontraban a años luz de distancia con arreglo a nuestros conocimientos. Por estas causas, nuestros jefes y subjefes sufrían de complejos de inferioridad que ellos intentaban siempre superar elevando la voz, chillando, gritando o maldiciendo al no poder comprender nuestras inteligentes formas y maneras de laborar. Maestros del miedo cuando les daba por pensar que nosotros intentábamos superarles para quitarles sus cargos en el Banco, la única arma que siempre esgrimían era aplicar el despotismo más vulgar intentando dárselas de personas importantes cuando sus importancias eran prácticamente nulas para nuestras aspiraciones que no pasaban, por supuesto, por querer aspirar a ocupar sus lugares.  Desde antes de salir a tomar el bocadillo, teníamos que soportar aquel suplicio diario esperando, con ansiedad, a que el reloj marcase las once de la mañana. Yo siempre llevaba zapatos deportivos, cuando me daba la real gana aunque otras veces no los llevaba, pero lo común de nuestros jefes y subjefes era que sufrieran apretones de pies por culpa de sus zapatos, como de cuero forjado, que les hacían parecer cangrejos enrojecidos con caras de estreñidos ya que tenían que soportar aquellos zapatones ajustados a sus pinreles y, además, el nudo de aquellas corbatas (que yo llevaba cuando me daba la real gana y cuando me daba la real gana no las llevaba) baratas que les pinzaban las nueces de sus gargantas hasta el paroxismo más increíble. Aquello me producía un placer infantil, como si no tuviera otra cosa que hacer más que observarles y no dejar de reír por lo bajo mientras que mis dedos componían una verdadera sinfonía de melodías sonoras en el teclado de las máquinas. Estos momentos siempre los vivíamos en silenciosa complicidad mientras los jefes y subjefes no podían aguantar el dolor de sus juanetes y la sequedad de sus gargantas llegaba al límite de lo insoportable. Por allí nos movíamos nosotros con nuestras zapatillas deportivas, nuestros pantalones vaqueros y nuestras camisetas de manga corta que tanto deseaban vestir ellos pero que, incapaces de ser otra cosa sino simples mandados de las ordenanzas laborales, les hacían sentir envidias y hasta odios reconcentrados que se reflejaban en sus torvas miradas.  Ya era bastante haber llegado desde ordenanzas a jefes y subjefes nombrados a dedo por sus "padrinos"; aquellos pequeños directivos que se habían encargado de auparles a puestos de poca monta tras montar a algunas de sus mujeres (como decían algunos mientras yo sólo escuchaba sin decir nada) que, silenciosas para no ser descubiertas, callaban el ser objetos de compra y venta  porque lo importante, para ellos y ellas, era obtener muchas cantidades de dinero para poder pagar los plazos del automóvil familiar y el chalecito adosado de la costa o de la sierra, a donde iban a descansar, escondiendo sus vergüenzas, los fines de semana que empezaban algún viernes por la tarde y terminaban algún domingo también por las tardes. Y todo ello... ¿merecía la pena vivirlo sin dignidad alguna? Nadie revelaba lo que sucedía pero, en solemnes confidencias junto a las máquinas del café, a algunos se les escapaba el secreto y, de murmullo en murmullo, todos conocíamos que lo que pasaba eran verdaderas historias de camas y camastros. El único que no podía darse por aludido y que trataba de disimular su deshonra era Grogüe, al que todos conocíamos como "El Mellado", no por la falta de dientes sino porque tenía por los suelos una fama que yo no pagaría ni tan siquiera una peseta por ella. Duro sí que era aquel tal Grogüe con los más inocentes. Duro sí que era aquel tal Grogüe con los que tenían que soportar las soeces palabrotas en medio de la rutina de la jornada laboral. Nosotros, en tales ocasiones, sólo esperábamos a las once de la mañana para poder intercambiar nuestras emocionantes aventuras sin darle mayor importancia ni a Grogüe ni a todos los que eran como Grogüe. ¡Qué bello y emocionante era aquello de narrarnos nuestras aventuras ajenos, por completo, a los trajines que se traían entre manos nuestros jefes y subjefes para ponerse la zancadilla los unos a los otros y poder superar algún que otro escalón en aquel maremagnum de cargos administrativos que a nosotros, la verdad sea dicha, ni tan siquiera nos interesaban mencionar en nuestras charlas del bocadillo! ¡Las charlas del bocadillo! ¡Había muchas otras cuestiones que nos interesaban a nosotros y entre ellas, cómo no, las que se referían a las compañeras de muy buen ver, de carácter agradable y que nos llenaban las mañanas de sueños tan enriquecedores para nuestras fantasías que yo las recogía en mis historias literarias! Eran charlas tan llenas de inocencia que nunca rebasaban el límite de los resabios y los esdrújulos acosos que tenían que soportar de parte de los otros, de los de falta de estudios y conocimientos que querían, en el fondo de sus innobles deseos, poder aprovecharse de alguna de ellas para luego ir fardando de chavalas ante los que les hacían caso. Y es que, además de nuestros jefes y subjefes, había muchos pequeño burgueses entre los administrativos e incluso entre los ordenanzas que aspiraban a ser como ellos algún día más o menos lejano. Así transcurrían los minutos del bocadillo soñando con preciosas princesas y viajes a lejanas e inhóspitas tierras donde yo me convertía en heroico personaje que había aprendido a imitar a través de mis lecturas juveniles. Ser joven no era sólo tener edad juvenil sino corazón juvenil y hasta alma juvenil. No era posible entender a aquellos otros que sólo aspiraban a ser como Grogüe aunque tuvieran que estar pensando, hablando y comentando, durante todo el santo día, de operaciones bancarias, sumas del Debe y del Haber, balances cuadrados o descuadrados, saldos de cuentas corrientes, porcentajes de interés simple o interés compuesto, corretajes y otras muchas plúmbeas zarandajas de las que yo no quería ni tan siquiera pensar cuando el reloj anunciaba el fin de la jornada laboral. Nosotros nos animábamos mutuamente, mientras fumábamos despacio y tranquilos, en lugar de despotricar contra los demás, que eran formas y maneras de actuar de nuestros jefes, nuestros subjefes y los administrativos y ordenanzas que querían llegar a ser jefes y subjefes aunque tuviesen que pagar aquel indigno precio de prestar a sus mujeres o a sus novias para las fiestas lujuriosas de los ejecutivos a quienes querían encelar para que les nominaran ante el Consejo Superior de aquella empresa bancaria donde envejecían como partes de ella. Eso era lo máximo a lo que aspiraban aquellos seres tan diferentes a nosotros que nos tildaban de rebeldes sin causa. Pero ¿cuál era la causa que tenían ellos y cuáles eran nuestros sueños? Puestos a comparar en la balanza de la vida, ellos perdían siempre porque tenían que aguantar, todo el santo día, unos zapatos que les producían callos; unas corbatas que les asfixiaban y les ponía las caras más rojas que los cangrejos y que, sobre todo, no sabían cómo hablar con las compañeras más atractivas, más inteligentes y más interesantes (todo ello a la vez) porque carecían de gracia para hacerlas sonreír y tenían que recurrir a la palabrería soez, a la guarrería fuera de lugar, al chiste asqueroso y a toda aquella parafernalia del acoso laboral. Era muchísimo mejor narrarlas historias de caballeros andantes en busca de peleas contra los enigmáticos seres que inventábamos para hacernos más interesantes ante los ojos de ellas. ¡Merecía la pena ver los ojos de ellas brillar de entusiasmo y de emociones infinitas, mientras que, a cambio de ello, nosotros soportábamos los trabajos más duros y pesados de la oficina! Si Grogüe y los que eran como Grogüe creían que haciéndonos cargar con los trabajos más pesados y menos ostentosos "de cara a la galería" nos hacían un flaco favor, se equivocaban totalmente porque aquellos sacrificios nos servían para parecer más heroicos, más mitológicos, más sobresalientes ante los brillantes ojos de las que nos interesaban no perder de vista. Cuestión de objetivos. A mí, particularmente, mi único objetivo dentro de aquella jungla salvaje de papeles, máquinas y archivos, era quedar liberado al sonar las tres de la tarde que era cuando, realmente feliz, podía aventurarme por todos los ambientes de la gran ciudad de Madrid y seguir aprendiendo a contar historias cada vez más desbordantes, cada vez más emotivas y, además, cada vez más reales. Porque daba la casualidad de que, a la vez que eran más desbordantes y más emotivas, eran reales, bien reales, tan reales que muchas yo las adornaba con palabras nacidas desde el interior de mi alma y desde el fondo de mi corazón. Hasta ahí me alcanzaba la ocultación del sol y la aparición de la luna. Y, bohemio de los contraluces, amontonaba vivencias para poder producir ese puzzle sorprendente con el que poder entablar charlas, conversaciones y hasta sentimientos con las chavalas de los ojos brillantes que no comprendían aquello de castigar con trabajos arduos y pesados a un chaval que era capaz de transformar la gris jornada laboral en todo un caleidoscopio de luces y colores. Perdido entre los montones de papeles y documentos bancarios, yo nunca me perdía en discusiones absurdas con el absurdo Grogüe. Lo único que me interesaba, de toda la jornada laboral, era cumplir como el mejor en la realización de mis trabajos mientras inventaba especies de greguerías más allá de la corta inteligencia de los jefes, los subjefes y todos aquellos administrativos y hasta ordenanzas que querían ser como los jefes y los subjefes. Los gritos no me interesaban para nada. Los gritos suponían ataques de histeria que se cruzaban, por ejemplo, entre Grogüe y Casdemó, los cuales tan pronto eran amigos como se convertían en enemigos acérrimos el uno contra el otro. Fue precisamente Casdemó quien había ido diciendo lo de las compras y ventas de las señoras de los que ascendían a jefes y subjefes desde la categoría de los ordenanzas, elegidos a dedo, por aquello de desear a toda costa el coche familiar y el chalecito adosado en la costa o en la sierra. ¿Merecía la pena aquel precio si es que era verdad lo que decía Casdemó o Casdemó mentía porque no le habían nombrado a él? No me importaba saberlo ni me interesaba saberlo. Pero así transcurrían mis minutos del bocadillo soñando con preciosas princesas y viajes a lejanas e inhóspitas tierras conde me convertía en heroico personaje que había aprendido a imitar a través de mis lecturas juveniles. Ser joven no era sólo tener edad juvenil sino corazón juvenil y hasta alma juvenil. La convivencia de los otros, como por ejemplo entre Grogüe y Casdemó (sea o no sea verdad los que uno y otro dijeran) se les convertía en un verdadero infierno lleno de injurias demostrables o no demostrables, falsas o verídica... ¡vaya Dios a saber!... ante lo cual yo nunca ponía la mano sobre el fuego para no quemarme; porque lo nuestro, lo de los que pasábamos de todo aquello, era no perder ni un sólo minuto de los pocos que teníamos (por culpa de los trabajos arduos y pesados con los que nos castigaban) para charlar o solamente quedarnos mirando, sin decir nada pero soñando mucho, con todas aquellas compañeras que nos gustaban de verdad, pero con las cuales no pasábamos los límites de la indiscreción. Un día, Grogüe y Casdemó terminaron por no dirgirse más la palabra. No era un problema mío. ¡Yo sólo añoraba ver pasar a las chavalas que me gustaban de verdad porque eran las más atractivas, las más inteligentes y las más interesantes (todo ello junto) y, además, eran las más divertidas y con las que mejor podía sonreír y hasta partirme de risa a pesar de los castigos que me imponían los jefes y los subjefes que no entendían aquella noble manera de actuar porque ellos podían ser cualquier cosa menos nobles!.  
La que se arma cuando llega el momento de llevar a cabo la confección del cuadro correspondiente para repartirse los meses de vacaciones es un punto y aparte pero yo lo voy a exponer en un punto y seguido. Sale a relucir toda la mala leche reconcentrada y, como buitres al asalto de la carroña, se cometen toda clase de tropelías, trampas, asaltos a los derechos contraídos y marrullerías permitidas por parte de los jefes y los subjefes para beneficiar a sus preferidos y a sus preferidas. Es el baile de las... (pongo puntos suspensivos porque se entiende lo que iba a decir). Nosotros observamos todas las injusticias clamando al cielo pero lo que vemos es una falta total de camaradería. Entonces es cuando me viene a la memoria todo aquellos de ¡compañeros unidad, compañeros unidad! y me entra la risa cuando compruebo que lo que existe en nuestro negociado, al igual que en los demás negociados, es toda esa clase de buitres al asalto de la carroña. El quítele allá unos días a los honrados para salir aprovechándose nosotros está a la orden del día. Ni orden ni concierto. Todo lo apalabrado durante el año se viene abajo como un castillo de naipes cuando sopla el viento solano y te quedas más solo que la una cuando intentas defender tus derechos adquiridos con el sudor de tu frente, de tus manos y hasta de tus pies. Ni compañerismo ni leches. A la hora de repartirse los meses de las vacaciones nadie se acuerda ya del grito de guerra de ¡compañeros unidad, compañeros unidad! y los primeros que se olvidan de ello son los mismos sindicalistas que lo estaban proclamando a voz en grito. A nosotros nos entra la risa y yo sigo, en silencio, viendo cómo se reparten la tarta incluso a tortas si es necesario. Cada uno mete la cuchara grande o el cucharón en el calendario y que los que vengan detrás que arreen. Es la ceremonia de la confusión. Algunos y algunas hay que son capaces de vender toda clase de dignidad a la hora de repartirse los meses de las vacaciones al igual que ocurre con los puentes de Semana Santa o de la Navidad. ¡Quiénes os han visto y quiénes os ven a la hora de la verdad, señores sindicalistas! ¡Quiénes os han visto diciendo ¡justo, justo, justo! y quiénes os ven cuando llega la hora de la verdad! Hay cosas que no tienen remedio es lo que te dicen para justificar lo injustificable. Es entonces cuando sale a relucir la verdadera personalidad de los bancarios jefes, subjefes, administrativos e incluso ordenanzas con aspiraciones a ser jefes o subjefes. Claro que cuando los borricos tienen el poder en sus patas para confeccionar los cuadros de vacaciones uno se puede imaginar qué clase de cuadro de vacaciones va a resultar al final. ¡Todo un cuadro! ¡Todo un cuadro de burradas confeccionado por los burros! Y entre col y col lechugas. Si reclamas resulta que lechugas nos han dado. Así que sigo guardando silencio. El caso es favorecer a los favoritos y a las favoritas. El proceso resulta más kafkiano que el del mismo Kafka. El proceso resulta, al final, más simple que el mecanismo de un chupete porque están más claras que los caldos de un asilo todas las clases de injusticias que se cometen. Tú que has estado trabajando durante todo el año con un grupo de personas determinadas resulta que cuando llega la hora de confeccionar el cuadro de las vacaciones terminas encuadrado en un grupo de gentes con las que no has trabajado nunca y que si las conoces es de lejos! Esa es la fórmula que emplean burros como Grogüe. Y tú que has estado todo el año colocado el número 1 para cuando lllegue el cuadro de las vacaciones, te jorobas y pasas a ser el número 5 de otro grupo al cual no has pertenecido jamás ni en sueños, con compañeros y compañeros, y llamarles compañeros y compañeras es por hacerles un favor, con los que nos has tenido ningún contacto laboral ni tan solamente durante un segundo al año. Hay que favorecer a los pelotas y a las pelotas, a los enchufados y a las enchufadas; aunque sea asaltando toda clase de derechos adquiridos por nosotros los que no hacemos la pelota a nadie y no estamos enchufados por parte de nadie. Y eso nos pasa por no hacer la rosquilla ni al lucero del alba. ¡Los pelotas y las pelotas primero por favor, no faltaría más! Hay que confeccionar un cuadro de vacaciones y de puentes de tal manera que salgan siempre favorecidos y favorecidas todos ellos y todas ellas. ¿Todos somos iguales, señor Grogüe? Durante el año se le llena la boca al señor Grogüe diciendo que todos somos iguales para él. Ja, ja y ja. Me entra la risa cuando veo cómo se sacan los ojos y cómo se corre el escalafón según sea el capricho de los jefes, los subjefes, los administrativos y hasta los ordenanzas que aspiran algún día a llegar a ser jefes y subjefes. La que se arma en el negociado bancario es peor, pero que mucho peor, que la que se armó en la Guerra de Troya. ¡Y todos los años pasa igual! La Justicia pasa a ser, en esos momentos, una señora vestida de negro... por aquello de mantener los privilegios de los pelotas, las pelotas, los enchufados y las enchufadas hasta la muerte. Algunos y algunas se mueren de envidia al ver que nosotros no protestamos porque protestar hasta te puede costar otro castigo, a lo cual ya estamos muy acostumbrados. Y así vamos año tras año y cada año peor. La paciencia es entonces una virtud que brilla por su ausencia en esto de repartirse la tarta aunque sea a tortas que es como mejor lo entiende este bruto de Grogüe. Es como si estuviéramos todo el año en Primera División y, de repente, al llegar la confección del cuadro de las vacaciones y los puentes, te descendieran automáticamente a Tercera Regional sólo por complacer a quienes se arrastran durante todo el año como lamebotas al servicio del burro. Los burros y las burras delante para que no se nos espanten. ¿Sabrán los altos dirigentes del Banco lo que sucede de verdad cuando llega la hora de confeccionar el cuadro de las vacaciones y los puentes saltándose a la torera la reglamentación que los altos dirigentes han publicado? ¿O lo desconocen por completo porque ni los sindicalistas se lo hacen saber? ¡Homenaje a la Justicia! Si esto es la Justicia de Justo prefiero seguir siendo un bandolero que se fija solamente en las compañeras de muy buen ver mientras sonrío y a veces se me escapa la risa. Y todo para no perder el alma. Pese a haber tenido que soportar año tras año estas injusticias, entre otras muchas más, ahora resulta que si te quejas eres un mal compañero cuando el único verdadro compañero, durante todo el año, has sido tú. Y cuando resulta que al fin te toca el turno de gozar de un buen mes de vacaciones, tras esperar los años suficientes, viene el burro de Grogüe y te tira todas tus ilusiones por el suelo. Se te cuelan por todos los lados los pelotas, las pelotas, los enchufados y las enchufadas. Todo esto es como el circo donde a algunos y algunas les crecen, de repente, los enanos. Pero hay que guardar silencio. Te pasas algunos años enteros por ver si llega el momento de que te toque el premio que te has merecido y viene el burro de Grogüe y te quita el caramelo de la boca si es que le haces caso. Lo mejor es no hacer caso y ya está. Así que lo único que nos queda es seguir hablando con las más guapas, las más sexys, las más inteligentes, las más atractivas, las más divertidas (todo eso junto) ¡y que se mueran los feos!. Y todo ello acompañado de un beso cordial que te sabe a beso de Judas Iscariote (no me refiro a las que nos gustan sino a las que no nos gustan y que nos han chafado el cuadro). Pero como no hay mal que por bien no venga resulta que el tiempo atmosférico nos favorece y, aunque tienes que soportar las injusticias, resulta que luego el mes que te han dejado como el mes de la purrela es el mes que mejor tiempo hace y el mes en que mejor se disrutan las vacaciones. Gozas de unas plácidas vacaciones sin agobios, sin tener que soportar calores asfixiantes o fríos inesperados y entonces van y se nos cabrean porque Dios nos ha favorecido. Sales a la calle con la intención de encontrar esa Justicia en algún Ovni por ejemplo y nos encontramos con lindas señoritas que nos sonríen y además nos dan las gracias por ser como somos. ¿Será por ser como somos? El caso es poder aguantar la risa para que Grogüe no se de cuenta de que nos ha favorecido en contra de su voluntad. El asunto es no perder el tiempo discutiendo con los berberiscos y las berberiscas que se insultan entre ellos y ellas porque todo les ha salido mal, se injurian y se odian hasta el extremo de dejar de hablarse de por vida. ¡Qué vida ésta de las vacaciones señores compañeros y señoras compañeras! ¡Pase usted delante en cada cuadro de vaciones, señor y señora compañero y compañera, que para eso estamos los caballeros! Después, una vez consumada la injusticia con el silencio de los sindicalistas, pasa lo que pasa y lo que pasa es que Dios pone a cada uno y a cada una en su lugar y como no se pueden quejar ante Dios nos escuchan la culpa a nosotros. Consumado ya el patético e injusto cuadro de las vacaciones y los puentes me da por seguir trabajando mientras recuerdo lo aprendido en el Instituto San Isidro de Madrid: si el conjunto A es igual al conjunto B y el conjunto C es igual a un revoltijo de los que forman el conjunto D que resulta que es igual que el revoltijo de los que formamos el conjunto E resulta que nada es lo que parece ser salvo por los caprichos del dictador Grogüe o, dicho en otras palabras más literarias, si uno es igual a uno resulta que uno es igual a uno y no hay más cera que la que arde. Descubierto el potaje salgo a la palestra, pido cortésmente la palabra, y les cuento la verdad de todo a todos los queridos compañeros y las queridas compañeras. Después de quedarse todos por un largo rato con la boca abierta les da a todos y a todas por partirse de risa como diciendo que estoy loco de atar. Así que me vuelvo al trabajo y no me queda más remedio que volver a pensar, mientras trabajo sin desmayo alguno, en todas aquellas que nos gustan de verdad porque son las más guapas, las más sexys, las más atractivas, las más inteligentes, las más interesantes y las más divertidas. Y que siga la diversión dentro del negociado donde todavía, ya dado el visto bueno por los jefes y subjefes al patético e injusto cuadro de las vacaciones y los puentes, todavía siguen algunos y algunas discutiendo entre sí lo de que nunca se hartan de salir favorecidos los pelotas y las pelotas y los enchufados y las enchufadas y hasta los favoritos y las favoritas de Grogüe y sus adláteres. Así que lo mejor es pensar en el fútbol y comentar la última jugada del Buitre con mi verdadero amigo Aldaro ante la estupefacción de los pelotas, las pelotas, los enchufados, las enchufadas y los favoritos y las favoritas de Grogüe y sus adláteres. Cuestión de pelotas es esto de hablar de fútbol con mi verdadero amigo Aldaro cuando los demás se siguen sacando los ojos por culpa del patético e injusto cuadro de las vacaciones y los puentes de Semana Santa y, lo que es peor todavía, el de Navidad donde todo debería ser amistoso y cordial pero no lo es. ¿Y la Navidad? ¿Qué sucede durante la Navidad en nuestro negociado y en los demás negociados del Banco de cuyo nombre ya empiezo a no querer acordarme? Que todos, una vez consumada la felonía del patético e injusto cuadro al gusto de los consumidores como si fuera un plato de patatas a lo pobre, se vuelven más hipócritas que Hipócrates y venga abrazos por aquí, venga abrazos por allá, venga un beso por aquí, venga otro beso por allá aunque sean muy mal disimulados y todos a cantar adiós con el corazón que con el alma no puedo, al despedirme de ti de sentimiento me muero. Es para morirse de risa. Y siguen con lo de tú serás el bien de mi vida tú serás el bien de mi alma tú serás el pájaro pinto que alegre canta por las mañanas. No sé si se refieren a mí pero prefiero seguir en silencio. Sí. Llega la Navidad y es hora de olvidar lo que nadie olvida aunque disimulan mucho diciendo que todo está olvidado. Pero los puñales siguen clavándomelos en la espalda y yo aguanta que te aguanta y que te aguanta; así que le echo mucho corazón al asunto y se me escapa una gran sonrisa bohemia que a todos desconcierta menos a mi verdadero amigo Aldaro que también le contagio la sonrisa. Y entonces continuamos hablando del Buitre en medio de todos estos buitres. Es entonces cuando El Justiciero, el de las isas canarias que ha dejado hecha polvo a la catalítica, nos informa que los enlaces sindicales han logrado que nos suban dos duros el sueldo mensual aunque el coste de la vida ha subido cinco duros cada mes. Ante mi perplejidad todos aplauden de manera delirante. ¿Será que no saben ni sumar ni restar? Y además nos informa que hemos perdido, por si fuera poco, unos cuantos privilegios sociales y entonces todos, bajo la batuta personal del personalista Justiciero, cantamos qué buenos son los enlaces sindicales, que buenos son que nos llevan de excursión. Algunos hasta se meten los palillos mondadientes para sacar los restos de aceitunas La Sevillana, olé olé y olé, que se les han quedado pegados en las muelas. A otro, el dolor de muelas le impide tomar aceitunas La Sevillana, olé olé y olé, y entonces es cuando todos nos levantamos de repente, bajo las órdenes personalistas de El Justiciero, y brindamos por el año que viene y a ver si seguimos todos y todas con la misma salud en el cuerpo. Nos saludamos los unos con los otros y con las otras y yo busco, con la mirada, a las que más me apetece saludar y voy y las saludo haciendo un gesto amistoso y ellas me sonríen y entro en calor cantando lo de malagueña salerosa besar tus labios quisiera, que queda muy bien y todos y todas me aplauden. Hay que seguir adelante contra el viento y la marea; así que la fiesta continúa en una sidrería del casco viejo madrileño donde a todos y a todas, menos a mí que estoy pensando, les da por contarse confidencias más o menos absurdas pero todos unidos como Fuenteovejuna o sea todos a una. Y claro que se alma el alboroto y hay quien se arranca con cantes jondos y los demás y las demás se echan a llorar de entusiasmo (fingido por supuesto) porque lo verdadero es, en estos momentos en que sigo pensando, que aquella realidad es toda una irrealidad y parece un surrealismo de Buñuel. Alguien propone el absurdo sartriano, aunque no tiene ni idea de quien es Sartre, de tomar buñuelos de viento. Así que me vuelvo a sentir otra vez solo, rodeado por todos y todas que me dicen que no me preocupe pero resulta que solo estoy preocupado por todos ellos y todas ellas... pero que si quieres arroz Catalina porque no me comprenden nada de nada. Y entonces me da por sentarme a escuchar el ruido de las olas porque como me aburro tanto que estoy empezando a soñar y lo que pasa es que estoy soñando con mis vacaciones en La Manga del Mar Menor y solo espero a que nadie de aquellos energúmenos y energúmenas me estropeen el bello sueño despertándome mientras espero, aunque bien sé  que no va a ser nunca cierto, que el próximo año se haga, por fin, un cuadro de vacaciones y puentes como Dios manda. Lo cual es pedir un imposible pero nunca pierdo la moral. Espero que me dejen algún mes algo apetecible, aunque sea Octubre o Noviembre, para poder ir a la Costa Brava. Entonces es cuando vuelvo a la realidad circundante y todos y todas, comiendo patatas bravas, nos tomamos una ración de aceitunas La Sevillana, olé olé y olé, mientras a El Justiciero le da una de sus manías y canta, aunque sea canario, jotas aragonesas y cuplés de la época de Juanita Reina. Yo me digo, para mí mismo, que Miguel Reina es un portero de fútbol y que gracias a Miguel Reina a lo mejor clasificamos para el próximo Mundial mientras sigo observando los movimientos de las que más me gustan y resisto sus brillentes miradas, con el ademán estoico y espartano que aprendí jugando de capitán en el Esparta de San Isidro de Madrid. Luego, para disimular ya que las que más me gustan me siguen mirando con sus brillantes miradas, empiezo a pensar que soy un extraterrestre con ganas de viajar a Marte o a Venus. Y es que, en esos momentos de jolgorio general, ser astronauta es la mejor manera de caerle bien a ella que es la mas bella. Pienso en Ecuador. Las demás ya no tienen importancia alguna. Algunos se me acercan a mì para hablar de El Cordobés porque alguien ha ido diciendo que sueño con ser torero y comentamos la última faenita de Curro Romero. Me entra de nuevo la risa. Como lo cortés no quita lo valiente me atrevo a acabar con mi timidez y cuento una de romanos cuando nos sirven los calamares a la romana. Ya no están ni los pelotas ni las pelotas ni los enchufados ni las enchufadas ni los favoritos ni las favoritas de Grogüe y sus adláteres; que es lo mismo que decir que nos han dejado solos a los de Tudela y por eso cantamos de cualquier manera. El Loco Vela se ha ido hasta Andorra y nos ha dejado el campo libre para charlar con la única que se ha quedado con nosotros que resulta que es la más bella. Liberada ya la de mejor ver de todas ya todo consiste solamente en seguir adelante al lado de ella encendiendo algún pitillo junto a una farola. Las calles están iluminadas. Es el momento oportuno de tomar un 501 con ella pero sólo sigo pensando en Ecuador. Y, efectivamente, me quedo otra vez solo con mi Gran Sueño. Pienso que es mejor que le den vinagres a los jefes, a los subjefes, a los administrativos y hasta a los ordenanzas que aspìran algún día a ser jefes y subjefes. Superada la prueba de resistencia me meto las manos en los bolsillos de mi pantalón y me digo a mí mismo que hasta la próxima vez. Un par de chavalas madrileñas que están estupendas mire por donde se las mire se cruzan en mi camino y se me quedan mirando. Pero yo sigo solamente pensando en Ecuador. Camino por las calles silbando el inicio de una de las canciones que me sé bien de memoria: Adiós con el corazón que con el alma no puedo al despedirme de ti de sentimientos me muero. Pero resulta que yo nunca me muero cuando alguien se despide de mí y me aparta su amistad porque sé que muchas veces es mejor estar solo que mal acompañado. En casa, mi padre, mi madre y mi abuelita materna me están esperando como agua de mayo. Entro y saludo con los besos del amor familiar. Me siento en el sofá acariciando a mi fiel "Chester" de color canela. Cojo unas hojas bien blancas y escribo un cuento a mi fiel perrillo setter irlandés que es la mejor compañía que tengo, el más fiel de todos mis amigos de verdad. Recuerdo que ya terminé "Galicia a través de sus ríos" y siento deseos de estar triste y de que me gustaría estar en Galicia, por eso de la saudade gallega y por ver si es cierto, en la realidad, lo que he escrito a través de la investigación. La fiesta familiar empieza con unas breves palabras de mi padre que me alecciona a seguir adelante pase lo que pase y yo sigo pensando en quien tengo tengo dentro de mi corazón y no puedo dejar de pensarla desde que tengo tan sólo 7 años de edad. Es mejor pensar en Ella para poder olvidar a Grogüe y todos los que son como Grogüe. La Navidad familiar transcurre en medio de mis infinitos sueños y voy y respiro ampliamente y me entran ganas de comer todo lo que me sirven pero con la suficiente habilidad de no cantar lo inconfesable para no asustar a nadie. Al final logro dormir plácidamente hasta que la luz del nuevo amanecer me vuelva a ubicar en el epicentro de mi Gran Sueño para seguir olvidando, poco a poco pero ya sin remedio alguno, el nombre de aquel Banco del cual ya comienzo a no querer acordarme. 
¿Comenzamos de nuevo compañero y, a pesar de ello, verdadero amigo? Comenzamos de nuevo compañero y amigo. Hay que tener muy firmes y bien entrenadas las manos para poder manejar aquellos horrorosos ficheros y, aprovechando que Mito se acerca a mí para pedirme mi opinión acerca de algunas preguntas de cultura general que tiene que saber contestar para participar de un Concurso radiofónico yo le consuelo -porque es un cirrótico que está ya muy cerca de la muerte por alcoholemia- diciendo que el Atleti, su querido y amado Atlético de Madrid, sigue teniendo todavía futuro. Para eso han fichado a Orozco. Siempre le arranco una sonrisa a Mito mientras me dispongo ya a reintegrarme de lleno en mi trabajo. He aprendido -a la fuerza ahorcan dicen en los pueblos españoles- a no hacer caso de las murmuraciones, las burlas y los soeces insultos que me dedican aquellos cobardes por los que más he luchado. Son solamente cobardes. El horrible fichero se mueve, gira y gira como en un pesado espacio infinito donde me hundo cada día para poder olvidar a todos esos cobardes que no pasan de maricones nada más. Y parece como si la vida me abriera ahora un compás de esperanzas siempre que oigo la voz más dulce y angelical que yo he escuchado a través del teléfono en mi vida. Sigo acordándome de Ecuador cuando la escucho. Algunos murmuran porque a pesar de sus mariconerías y cobardías, sigo siendo cada vez más feliz; pero ante la sordidez y ruindad de sus murmullos, burlas e insultos, yo sigo probando mi valor, mi valentía solo ante el peligro y mi verdadera hombría porque acabo de aprender, aunque les sigo dedicando mis sonrisas bohemias y dirigiéndoles la palabra para que se avergüencen más de sus cobardías (miles contra uno mierda para cada uno) pero recordando el mensaje cristiano de que no hay que echarles perlas a los cerdos porque sólo son cerdos y los cerdos no saben apreciar las perlas. El mundo gira y gira y el horrible fichero gira al compás de aquel mundo donde ser íntegro y demostrar lo que es la libertad de verdad, o sea la liberación absoluta aunque tenga por ello que sufrir un verdadero infierno, supone tener que sangrar por los dedos pero, más todavía, tener que sangrar por dentro de tu alma... pero todo tiene su parte buena y dicha parte buena la aprovecho para gozar durante los veinte minutos del bocata y poder seguir superando la prueba ante la desesperación e impotencia de los maricones y cobardes que no se atreven a enfrentarse cara a cara porque de un solo tortazo se las parto en mil pedazos porque ya soy un diestro judoka. Pero es mejor olvidarles y que se rebocen en el charco de sus inmundicias como puercos... así que un ovni me espera todas las mañanas para alegrarme la vista; aunque los pelotas y las pelotas apenas se mueven cuando paso junto a ellos o ellas temiendo que se me escape alguna manguzá que otra y reciban alguna hostia bien dada. Están bien sentaditos y sentaditas, mullidos sus traseros en sus mullidos sillones, pero ni les hago caso porque no me importan en absoluto aunque tenga el valor, la hombría y la dignidad de seguir dirigiéndoles la palabra para avergonzarles todavía más. Yo sólo sé que en el ovni me espera, cada día, una nueva e interesante aventura lejos de todos ellos y todas ellas y a años luz de distancia de todos ellos y todas ellas. Y como soy un galáctico personaje en esta tierra que tengo que pisar día tras día sigo viendo que estoy en el mejor de los cielos. En aquel mundo de envidias y ruindades yo ya no tengo un lugar. Ni siento rencor ni odio por nadie de ellos ni de ellas y eso es lo que más les jode. Es mejor olvidarles y olvidarlas en el baúl de esos recuerdos que ya no tienen ningún valor para mí porque no tienen ningún valor ni para ellos mismos ni para ellas mismas aunque sigo luchando por todos ellos y por todas ellas. Por eso el director supremo me aplaude para alentarme y yo descubro que tiene una gran confianza depositada en mí.  Canturreo mientras laboro junto a mi amigo verdadero Aldaro. Canturreo lo de había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado y continúo con lo de todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés. Mi repertorio musical sigue aumentando día tras día para alejarme cada vez más de todos ellos y de todas ellas mientras coloco los cartones en sus lugares debidos. Siguen sangrando mis dedos pero mi alma ya ha dejado de sangrar porque, a pesar de sus ruines y mezquinos intentos, cada vez es mayor la admiración que causo en las que más me gustan y que son las más guapas, las más sexys, las más atractivas, las más inteligentes, las más interesantes y con las que más sonrío y río sin miedo alguno al que dirán de los cobardes y los maricones. Y todo ello respetando sus honras y dignidades de mujeres para demostrarles a los cerdos cómo se debe tratar a las damas si es que eres un caballero de verdad; cosa, por cierto, que ellos desconocen porque parecen haberse criado en las porquerizas de lo cerdos que son. Y es que son tan traidores que hasta se traicionan entre ellos mismo. Por ejemplo, y pongo sólo un ejemplo de los muchos que hay, quizás El Picaflor podría preguntarle a su mujer qué diferencias existen entre su "amiguito" Nandito y yo a la hora de respetar precisamente a su mujer. Eso para que se entere de una vez El Picaflor y a ver si cuando se lo diga bien claro su mujer ya deja de ir quejándose a Grogüe de que no le quiero atender como es debido. ¿Sabrá este menda de El Picaflor lo que es el verdadero compañerismo cuando su propia mujer le explique las diferencias que hay entre su "amiguito" Nandito y yo? Espero que aprenda lo que es ser un hombre de verdad a la hora de respetar a quien otros no hubiesen respetado cuando su propia mujer se lo explique. Abur Picaflor. Yo no voy picando de flor en flor porque tengo ya a mi Princesa y es a la única que yo estoy buscando. Quizás ya lo entienda. Nosotros habíamos montado un sistema infalible para superar la insidia de los demás. Así que Aldaro y yo lográbamos descubrir los secretos de aquel nuevo sistema y llevábamos a cabo un estudio perfecto de la situación mientras elaborábamos nuestro propio sistema dejando con el trasero al aire a Grogüe y sus adláteres que se mordían las uñas mientras se odiaban mutuamente los unos a los otros. El galvanómetro está que se sube por las paredes porque una chavala rellena más papeles insulsos -la insulsez no me interesa para nada- que yo mismo. Y al galvanómetro le hago saber que no sólo no me da vergüenza sino que me da gusto. Esto es algo que aprendí de Gálvez, el duro profesor del Instituto San Isidro de Madrid. Y cuando se lo cuento a Aldaro nos entra la risa a los dos mientras cantamos, conjuntamente, lo de "¡Ya lo sabía! ¡Ya lo sabía! ¡Yo ya sabía con lo que alguno se entretenía! ¡Ya lo sabía! ¡Ya lo sabía!". Y como dos flamencos vestidos de huevos a la flamenca, después de habernos desahogado con el café, volvimos al puesto de trabajo. Entre los pelotas, los enchufados y los esquiroles -que había en abundancia por todos los rincones de aquel Banco del cual ya sí que no quería acordarme de cuál era su nombre- había algunos que parecían algo así como serafines bajados del cielo pero que, bien vistos y una vez analizados, resultaban ser más traicioneros -algún pseudo paracaidista entre ellos y al que le corté el paracaidas para que se diera el tortazo de su vida mientras los caballitos trotan trotan trotan trotan trotan y la chica pasaba totalmente de él sin haber intervenido yo para nada- que los que vendieron a Viriato por un puñado de mierda seca y que luego se encontraron con lo de Roma no paga a traidores. Yo saludaba a las que me gustaba saludar, con esa mi eterna sonrisa con la que nací gracias a Dios, y ellas me respondían dándome el latido de sus alientos para que pudiera seguir adelante. A los otros que les diesen longaniza. Aldaro y yo seguíamos divirtiéndonos mientras trabajábamos sin parar ni un segundo pero ante la máquina de los cafés no nos podíamos aguantar más la risa mientras comentábamos todo. Luego Aldaro y yo inventamos la bobada del siglo, colocamos nuestras singular barricada -que no era de anarquistas por cierto sino de pasotas que pásabamos de la CNT como pasábamos de los demás- y el premio se lo llevó Luis. Una vez conseguimos ligar con Celia (mejor que Gámez por supuesto) porque nos la puso a tiro, sin darse ni cuenta por su corta inteligencia, el bruto de Grogüe. Era mejor. Era mucho mejor estar tonteando con los cartones, con Celia a a nuestro lado y de nuestro lado, que estar rellenando a máquina formularios siempre repetidos hasta la saciedad y que era trabajo para los ineptos. Después de lo de Celia a Grogüe no le quedó más remedio que dejarnos tranquilos y en paz.  Llegada la hora de esta momentánea y transitoria liberación, nos dio por lo de las tres en raya y el ajedrez. ¡Qué momentos más intensos y emocionales aquellos en que aprovechaba la tarde para ver jugar a Aldaro -el pequeño Capablanca español- que era mucho más divertido que el Capablanca cubano! Tardes blancas. Tardes donde olvidábamos todo menos eso de encender un puro habano y sorprender a todos con el enroque largo o el enroque corto para quedar siempre invictos. Nombrado campeón universitario pude derrotar, con el mínimo esfuerzo por mi parte y ante su desesperación, al pobre jovenzuelo Vespino, un chaval infantiloide que se las daba de duro pero que no sabía de la vida nada más que lo que podría saber un pastelero metido a carpintero. Había que tener buena vista y mucho mejor gusto que él -lo cual para mí era pan comido- para, jugando a tope con mis torres, mis alfiles y mis caballos tal como me había enseñado Aldaro, el jovenzuelo Vespino - que se las daba de duro pero sabía de la vida menos que un gato de escayola en medio de una casa de muñecas- sucumbió como un tonto inocente aunque él se creyera un listo imponente (cosa que me producía ataques de risas) antes de que el gallo cantara tres veces. Fue visto y no visto, mientras Aldaro se paseaba, todo orgulloso de mí, de un lugar a otro tal como yo le había enseñado: con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón después de haber hecho él un movimiento que dejó a su rival totalmente más alelado de lo que era. Aquel movimiento de la pieza de Aldaro levantó el más asombroso olé nacido dentro de mi alma. Los dos pensábamos de la misma manera y esta manera era dar un rodeo por el negociado de los cartones reconociendo nuestro inexpugnable territorio hasta terminar ante la máquina de café pitorreándonos de El Nene y El Calvo. Por cierto, había otro Calvo que se irritaba mucho cuando Aldaro le informaba -sin poder contenerse más la risa- que el café tenía grasa. Y luego seguíamos trabajando haciendo nuestras faenas toreras hasta la caída del mediodía. Al Nene y a El Calvo les dieron por el trasero ante las risas desternillantes de Esteban.  Por las tardes daba gusto hablar de estas cosas y de mujeres soñadas pero que existían en la realidad. Y, hablando de los pelotas, algo me contó Aldaro sobre una pelotari que había conocido en su barriada y fui yo y le conté que yo conocía a dos pelotaris femeninas y que eso podía ser útil e importante para ser periodista. Lo había leído en el Madrid y en el Informaciones y me lo había confirmado Paco. Yo sólo le recomendé, después de contarle esto, que tuviese paciencia y que siguiera adelante sin dar conocimiento de ello a las cotillas que le preguntaban si había estado o no había estado con mujeres. Dicho y hecho. Aldaro dejó cortadas a las cotillas cuando les soltó lo de "No os voy a contar nada porque si os digo que sí me llamáis golfo y si os digo que no me llamáis idiota". Había aplicado a la perfección lo que yo le había dicho que dijera porque, como le había aconsejado muchas veces, ante esto de ser golfo o de ser idiota lo más importante y lo único importante era ser valiente para poder seguir teniendo un amplio margen de maniobras ocultas pero legales. Al volver a la rutina, una vez eliminadas las cotillas, todo estaba ya más claro que el agua: para Grogüe no éramos todos iguales porque cuando a alguna de las chavalas la ponía a nuestro lado para trabajar con los cartones le pedía perdón y le decía que era sólo por unos días. ¿Todos éramos iguales para Grogüe? Claro que Aldaro y yo sabíamos que eso era totalmente falso y que sólo lo decía porque era más hipócrita que un hipocondríaco con hipo. ¿Éramos iguales cuando a alguna que otra le pedía perdón por colocarla junto a nosotros dos aunque sólo fuese por un día? Hicimos como que no nos dimos cuenta. Pero las cuentas estaban bien claras y el chocolate muy espeso. De esta forma y manera conseguí yo el regalo de un bombón de una chavala de muy buen ver con la única condición de guardar silencio. Mutis callutis se dice en madrileño castizo. Hay cosas que no tienen remedio, y con lo aprendido de Mariano José de Larra, ya estaba preparado para ser mejor periodista y seguir callando mientras me comía el bombón -no me refiero a la chica sino al bombón que me dio la chica- que me resultó tan dulce que se me abrieron los sentimientos y me fui a dar una vuelta para recordar lo de la Casa de Campo y seguir saboreando la existencia a pesar de las ignorancias de los otros, especialmente el pseudo paracaidista al que le dejé más cortado que el de un callejón sin salida. ¿Dónde estaba la salida? No había ninguna salida sino que me lo había inventado mientras el jefe superior de lo opé se partía de risa porque le hizo gracia lo de la salida que no existía y que él descubrió que la había inventado yo para bacilar a los que querían bacilarme a mí. Sonrió y me siguió diciendo que él y los demás altos cargos de la opé seguían confiando en mí. A Grogüe le rechinó toda la dentadura por completo y tuvo que descargar su bilis contra otros como Casdemó mientras yo quedé otra vez tan limpio como siempre. No existía ninguna salida y los altos cargos lo estuvieron comentando en la comida de trabajo mientras se mondaban de risa ante aquella genialidad que se me ocurrió para dar en las narices a todos aquellos y todas aquellas por los que, sin embargo, y para mayor admiración de los tales altos cargos, seguía yo luchando a pesar de sus envidias. ¿Era yo un verdadero compañero o no era yo un verdadero compañero al luchar por ellos y por ellas que no se merecían más que el rechazo por ser tan traidores? ¡Era yo un verdadero compañero mientras jamás engañaba al Banco porque trabajaba durante toda la jornada de la mañana para no sacarles dinero con lo de las horas extras y que era lo que hacían todos aquellos miserables que hasta me pedían que no trabajara por las mañanas para dejar todo el trabajo para la tarde a pesar de que en la calle ya abundaban los parados y las paradas! ¿Quién era de verdad fiel al Banco y, de paso, fiel a todos los compañeros y compañeras sin diferenciar si me querían o me odiaban? Que conteste la conciencia de todos y cada uno de ellos pero los altos cargos de la opé lo sabían. Y que contesten, si es que pueden, muchos de los que se llamaban sindicalistas.  
Al regresar a mi puesto de trabajo, Grogüe estaba más enrojecido que un pimiento peruano. ¡El pluriempleo, señores, el pluriempleo! ¡Se ha puesto de moda el pluriempleo para ganar dos grandes sueldazos en dos grandes empresas, aunque sea por supuesto gracias a los enchufes y no a los méritos propios, mientras hay otros muchos que se patean las calles para poder encontrar sólo un puesto de trabajo aunque sea sólo de media jornada para poder sobrevivir! Sigo, como siempre, siendo solidario. Y entonces me convierto de nuevo en cantautor y canto con todo el alma que me ha regalado Dios: ¡Ay pena penita pena pena de mi corazón! ¡Unos se mueren de hambre y otros tienen doble ración! ¿Qué sucede? ¿Qué está pasando en el mundo laboral? ¿Es esto lo que predican todos los partidos políticos y todos los sindicatos sean cuales sean sus colores y las ideologías que defienden? Repito la canción de nuevo: ¡Pena penita pena pena de mi corazón! ¡Unos se mueren de hambre y otros tienen doble ración! Y es que tengo muy bien aprendido lo de que, en llegando la hora de la verdad, no es lo mismo predicar que dar trigo.   Pero la vida continúa como si nada. Yo recordaba siempre lo de que me quiten lo bailao y todo lo demás (lo de los dos sueldazos en grandes empresa aunque sea por estar enchufados y no por merecimientos propios), es un baile de misteriosas sensaciones ocultas o que se desean ocultar. Alguien, que es uno de ellos por supuesto, viene y me suelta la estupidez de que la mujer del César no basta con ser la mujer del César sino que lo parezca. Me quedo mirando su cara y se pone más nervioso que un flan chino mandarino. Le digo que si la mujer del César, para serlo, tuviese que aparentarlo, él si que aparentaba ser lo que no era. Los fascistas son así de hipócritas y sepulcros blanqueados. Así que Aldaro y yo seguimos partiéndonos de risa cuando vemos a El Calvo y a El Nene aplastados contra la pared y mirándonos. ¿Les suelto un par de castañas, Aldaro, ya que soy judoka y así se les quitan las ganas de seguir deseando ser cazadores de conejos? Aldaro me responde que no, que no es necesario porque la verdad es que ninguno de los dos tiene ni media hostia y que no pierda el tiempo con esa clase de zanguangos. ¿Son de los que cuando no pueden cazar conejos se dedican a matar a inocentes y pobres gorrioncillos? Son de esos, me responde Aldaro. El Calvo y El Nene se quedan petrificados cuando Aldaro les hace saber que soy un experto judoka y desaparecen como almas en pena. No volvimos a verlos nunca más por nuestras cercanías. Me vuelvo otra vez cantautor mientras ellos se cagan a la pata abajo. ¡Ay pena penita pena pena de mi corazón! ¡Ella se marchó con otro y yo sigo en campeón! A Aldaro ya le duelen las tripas de tanto reír. Y es que en el fondo de aquel pozo pensaban los muy ignorantes que yo era solo poeta efectista, exagerado, trágico... pero nada de eso era verdad... nada de eso era verdad... yo era un sólido poeta en medio de aquel vertedero de señores severos y de pelotas de señores severos. Lo mejor era ser mas rufián, en el buen sentido de la palabra, que todos aquellos rufianes, en el mal sentido de la palabra. Para algo debía de servir que yo fuese de los piratas con muchas tablas, como los buenos cantautores de verdad; algo así como un asalta caminos pero metido a torero bajo las miradas oblicuas ¡qué costumbre más fea no saber mirar de frente! de Grogüe y la mística de turno que se hacía cruces cuando me veía cruzar por el patio de operaciones de la opé. Las mentiras, imprescincibles para ser un buen diplomático (y yo ya era un buen diplomático) eran más que necesarias. Las había aprendido yo desde cuando era el embajador especial presentando sus credenciales a Fidel Castro. ¿Verdadero o falso? Verdadero que el señor Brito, por dos veces consecutivas y con Carlos de testigo, no quiso que fuera a Cuba para descubrir la verdad de Cuba. Pero de política hablábamos mucho menos que El País entero (con suplemento dominical incluido y ja ja ja) y preferíamos pasarlo a lo grande en Cleofás. Y es que me daba por hacerme el mudo en las discotecas madrileñas. Por eso no discutía con nadie aunque sabía que Fidel Castro estaba zumbado del todo y su locura le venía desde su infancia. En las discotecas madrileñas sacaba a relucir mis lenguajes narrando aventuras a mis amigos o compañeros y no discutía con nadie. Me hacía mis pinitos en la quinta del sordo, Goya para ser más exactos, y seguía llevando a la práctica aquello de ande yo caliente y ríase la gente. De cada siete discotecas madrileñas que visitaba casi todas las semanas, junto con Teryo y con Sanrrillo, más o menos en las siete guardaba silencio no por escuchar aquellas músicas "disco" que ni las entendía ni me importaba entenderlas, sino para concentrarme más y mejor en mirar y observar todos los detalles de las más guapas, las más sexys, las más atractivas, las más inteligentes y las más interesantes; aunque no me interesaba para nada saber si estaban comprometidas o no estaban comprometidas con algunos de aquellos bailongos que es que se conocían todas las músicas y todos los movimientos en la pista de baile como verdaderos especialista en hacer el ridículo con sus ridículos movimientos. Me fijaba solamente en cómo se movían ellas y si eran atractivas o no atractivas porque no sólo era un especialista en lo de la psicología femenina sino tambien un experto en física anatómica de aquellas chavalas. Psicología más física aplicada a la psicología resultaba ser que salía siempre ileso de todas las discotecas mientras los bailongos sudaban la gota gorda y nosotros nos repantingábamos en los sillones para gozar más de la fiesta. Y el asunto era que, emocionado yo tras estas extraordinarias experiencias vitales y vitalistas, volvía siempre a la mañana siguiente al negociado de los cartones más contento que unas pascuas floridas aunque, eso sí, con la moral también más fortalecida para seguir soportando los berridos de Grogüe que ahora, en viendo que había sido descubierto, se esforzaba en hacerme desaparecer con la ayuda de su "amiguito" Espinete -jefe de personal tan enchufado como él- y me mandaba a lugares lejanos para llevar a cabo duros y trabajos pesados de investigación bancaria que, según sus cálculos, me llevaría meses o incluso años terminar de hacerlos. Pero Dios seguía estando atento y a los muy pocos días volvía a aparecer ante los atónitos ojos de Grogüe una vez cumplidas todas las misiones que me había encomendando. Los altos dirigentes de la opé tuvieron que darle un aviso al Espinete -jefe de personal- del cual hablaré en otro momento pero al que todos los trabajadores le conocían como un c..... (no pongo la palabra pero se supone que saben lo que quiero decir) porque hacía lo que le daba la real gana a la hora de enviar a algunos trabajadores a lugares que no habían pedido ir y otras p...... (no pongo la palabra pero se supone que saben lo que quiero decir) con otros trabajadores. No me extaña que el tal Espinete tuviera la fama que tenía aunque hay que pedir perdón a España porque España no tenía la culpa (Me refiero, por supuesto, a España como nación porque lo otro es mejor saberlo pero no decirlo). Y entonces me volvía más cantautor solidario que nunca y cantaba lo de "¡Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón! para que se enteraran los fascistas que tanto abundaban por allí, como el tal Espinete, que seguía siendo yo fiel al pueblo de los trabajadores y las trabajadoras mientras seguía cantando, siempre autónomo e independiente porque no pertenecí jamás ni perteneceré nunca a ningún partido ni a ningún sindicato, cosas como ¡Y a la mujer del obrero se la tiran cuatro tunantes de esos que tienen dinero! Yo me seguía esforzando en mantener en todo lo alto el espíritu de todos los trabajadores (y trabajadoras) se lo mereciesen o no se lo mereciesen, pero sobre todo, como es lógico, de aquellos trabajadores (y trabajadoras) que se atrevían a dirigirme la palabra y que resulta que eran los que nosotros esperábamos como agua de mayo aunque estuviésemos, por ejemplo, en octubre, el mes de los conquistadores que celebrábamos con alguna que otra conquista misteriosa e incógnita. Ser portero no era mi oficio verdadero pero yo me había fijado en cómo lo hacía Iríbar y a veces me daba por imitarle con pleno acierto, aunque mi verdadero lugar era el de centrocampista a lo largo y a lo ancho de todos aquellos terrenos de juego que, por ser de tierra, eran campo de abono para muchas anécdotas mientras a veces la sangre manaba por mis piernas sin que yo le diera importancia alguna. Tengo hasta una anécdota con Aldaro mientras colocábamos a González detrás de Fernández y a Fernández delante de González en el fichero. No parábamos de reír hasta que le llegaba el turno al siguiente; pero la bobada del siglo ya tenía dueño (Luis) y no era cuestión de cambiar el veredicto por muchas tonterías que escucháramos. De esta, y de otras maneras parecidas, iban discurriendo las horas laborales y cada día existía una nueva emoción. De emoción en emoción cambiaba la estación y así pasábamos de la primavera al verano, del verano al otoño, del otoño al invierno y del invierno a la tan siempre esperada primavera. La verdad es que algunos de los otros siempre hacían de primaveras todo el año como verdaderos pringaos. Pero eso nos resbalaba como el jabón con el que nos lavábamos las manos antes de sacar el chocolate de la máquina de café o incluso el café de la máquina de chocolate porque hasta ese extremo llegaba nuesta lúcida locura. El caso era ir siempre a contra corriente como los salmones. Y en todo esto algún salmón que otro se equivocaba y creía que estábamos más perdidos que Nerón cuando quemó Roma, pero nosotros demostrábamos siempre que sabíamos colocar a González detrás de Fernández y a Fernández delante de González ante el asombro de esos salmones. Lo más divertido de todo aquel trajín de cartones era cuando te encontrabas algunos duplicados, triplicados, cuadruplicados y hasta quintuplicados y entonces decidíamos que los que tenían que sobrevivir eran los que mejor estuviesen en cuanto a presentación limpia y rompíamos los demás. Una buena forma de distinguirlos era viendo quiénes estaban mejor escriturados y apartábamos a los peores arrojándolos al cubo de los papeles inservibles. Aquel sistema tan original y esperpéntico para todo un Banco de altísima categoría era más antiguo que Nabucodonosor en persona pero era lo que había y había que ajustarse a lo que era. Especialistas del alfabeto español, y hasta profesores si llegaba el caso, nosotros nos imaginábamos que los cartones con mejores y más limpias letras eran siempre los que debíamos mantener. Si no era cierto no era nuestra la culpa sino de quien los había escrito que, a lo peor, lo habían hecho con las manos pringadas de chgorizo de Cantimpalos porque debían ser unos pringaos y los altos dirigentes de la opé volvieron a darnos la razón. Lo más mitológico de todo aquello era que, desde la A a la Z, sabíamos que a veces algún pringao había escrito Zerrano en lugar de Serrano. Era mitólógico pero verdadero. Y en esas ocasiones yo le contaba a Aldaro mis experiencias con la mitología durante el Servicio Militar Obligatorio y él decidía que sí, que lo mejor era clasificar al cartón como Zerrano porque si el pringao estaba equivocao no era por nuestra culpa sino porque era un pringao. Como llevábamos razón, las chavalas que más nos gustaban nos elevaban a la categoría de Héroes de la Resistencia y de esta manera tan primitiva pasábamos de ser Don Quijote y Sancho Panza a Don Quijote y Sancho Panza pero a lo moderno, superando incluso a todos los surrealistas y a los del existencialismo, con gran alegría de Aldaro que de esta manera pasaba a ser muy importante. Hasta que llegó la hora de la jubilación de Aldaro y uno de aquellos jefes que habían sido elegidos a dedo y que tenía menos sensibilidad humana que la de un mosquito trompetero, le tachó, en su horrendo discurso de despedida, como un hombre no envidioso pero sobre todo no envidiado. Aquello me pareció una verdadera grosería contra un hombre verdadero que se merecía todos los elogios por su capacidad intelectiva, hasta el punto de que los del ABC habían publicado que era "el gran pequeño Capablanca español". ¿No era envidiado mi gran compañero y amigo Aldaro? Mi contraataque ante aquel desaire por hacerle de menos ante los demás fue el de que, a petición de las chavalas que sí querían a Aldaro, escribí un poemita de contestación al suyo que le dejó completamente noqueado y sólo acertó a decir que no sabía que había otro poeta en el negociado. Cuando descubrió que existía otro poeta en el negociado y que era muy superior a él se quedó muy irritado y envidioso y amenazando a todos y a todas de que estaba prohibido que yo firmara en la caja de pinturas que le habían regalado a Aldaro como premio a su jubilación. Lo que nadie se podía imaginar es que al día siguiente apareció Aldaro en el negociado y dijo en voz muy alta y ante todos y todas que si yo no firmaba en aquella cajita de pinturas él mismo, ante los ojos de los demás y las demás, arrojaba la cajita al cesto de la basura. Tuve que firmarle la cajita y él me miró a los ojos y un par de lágrimas estuvieron a punto de escapárseles. Le dije que no llorara y que cantara lo de yo tenía un compañero de entre todos el mejor. Me parece que todos y todas quienes estaban presentes aprendieron de una vez por todas lo que es la verdadera amistad porque, como yo escribí más tarde: "el compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende... pero ninguna de estas tres cosas se deben mendigar". Yo le devolví la canción. Yo tenía un compañero de entre todos el mejor. Más de uno y más de una, que es mejor no recordar sus nombres, tuvieron que agachar la cabeza. Porque la Justicia es la Justicia y lo que diga Justo sobre lo que es la Justicia me resbala por completo. Aprendí que lo justo no es lo que dice Justo sino que es lo que debe ser justo. Nadando contra la corriente general, que suelen estar siempre muy alienados por falta de conocimientos, es ser más verdaderos y nosotros éramos verdaderos y queríamos que todos y todas lo fuesen por su propia voluntad y no amedrantados por Justo ni por nadie. De esto es digno hablar más despacio pero demostrando que lo que digo fue verdad. Para saber votar es siempre necesario saber lo que se vota y eso es lo que queríamos despertar en la conciencia de todos los demás y de todas las demás: que para saber lo que se vota es necesario antes tener conocimiento. Ya lo explicaré en otro momento más adelante porque si no es así te conviertes en un "tonto útil" o en una "tonta útil" sea de donde sea que vengan las consignas y las promesas que luego no se cumplen porque no se ha sabido votar al no tener conocimiento de lo que se vota.  
Así que la cuestión era volver a empezar, una y mil veces, con aquella tragedia diaría que yo convertía en comedia jocosa, en farsa estudiantil mientras seguía cursando Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, para salvarme del naufragio colectivo y generalizado. Se me ocurrió la feliz idea de solventar el asunto con alguna que otra aventura pasajera de pasajero; algo así como como el vuelo sin retorno que había yo leído en alguna de esas novelitas que caían entre mis manos. Transformar la tragedia diaria en comedia jocosa era ya un arte muy elaborado en mi forma de ser, en mi forma de pensar y hasta en mi forma de actuar e incluso en mi forma de sentir. Cuando me dio por presentarme a las votaciones para elección de los enlaces sindicales y, al mismo tiempo, para la elección de los representantes estudiantiles, fue, por esas cosas del Destino, una decisión totalmente acertada porque gracias al masivo voto femenino (y el de algunos pocos amiguetes) fui elegido en ambas elecciones y con puestos muy altos al ser a través de listas abiertas. En medio de todo aquel laberinto de siglas y más siglas, el tiempo se me hacía siglos ante la falta de mi amigo y compañero Aldaro, pero cuando Dios cierra una puerta te abre, si confías en Él en base a Jesucristo y a través del Espíritu Santo, mil ventanas y yo esperaba, siempre esperaba, a que todos ellos creyeran que había sido vencido, pero nunca pudieron imaginar, ellos, que ahora era mucho más victorioso que nunca gracias al masivo voto femenino y a los pocos amiguetes que seguían confiando en mí. De esta manera, desempeñando papeles de espía y de contraespía al mismo tiempo, en medio de aquel laberinto de siglas sindicales logré pasar más desapercibido que un camaleón aferrado a la tabla de salvación de un olivo verde y, más verde que nunca, me iba a ser de gran utilidad todo lo aprendido en el oficio bancario y en la vida de las calles. Comencé a apretarle los tornillos a más de uno y a más de dos gracias a mis pequeñas revistas culturales que pasaban de mano en mano mientras sus ventas aumentaban mis escasos recursos económicos y me servían para poder seguir publicándolas. Lo de Salud, Tándem, Atalaya, Cigarras y Saltamontes y Aquellos tebeos nuestros... me lanzaron hacia la cúspide pero yo, recordando mis tiempos triunfales en Cima, cada vez me sentía más lejano de todo aquel sórdido murmullo de los envidiosos (y alguna envidiosa) y me pasaba todas las mañanas soñando con aquellas fascinantes historias, cuentos y relatos, que después publicaba en las paredes del espacio en donde se encontraban las máquinas de café. Hasta se me ocurrió, en una ocasión, la genialidad de escribir, como dije antes, Aquellos tebeos nuestros... y, convertido en invencido e invencible personaje de aventuras, seguí el camino de los más pequeños que, de repente, se hicieron los más grandes o, mejor dicho, el de los pequeños que se hacen genios gracias a los disparates que yo solía publicar diciendo las grandes verdades que se ocultaban en aquel torbellino político y social en el cual iba perfeccionando mis artes camaleónicas para poder subsisistir y sobrevivir mientras otros, a pesar de sus pelos, caían eliminados porque no les querían ni sus propios compañeros cuando ellos pensaban que saldrían elegidos. Cambiando de ropas continuamente -porque siempre me vestía como a mí me daba la real gana- me presentaba cada día dando una sorpresa. A pesar de eso yo nunca jamás fui un chaquetero -como si ocurrío con una inmensa mayoría que traicionaron todas sus ideologías por unos miserables puestos de jefezuchos de ínfima categoría y me sobran ejemplos para demostrarlo pero supongo que todos se dieron cuenta- yo cambiaba continuamente el color de mis ropajes pero no traicioné nunca a nadie por dos razones fundamentales: la primera (muy importante) es porque siempre era y sigo siendo autónomo independiente y la segunda (también muy importante) es que, debido a ello, puedo votar a quien me de la real gana porque no traiciono a ninguna ideología -como sí hicieron y hacen muchos que se llaman íntegros- ya que al no tener ideología alguna me siento liberado de todas ellas y me muevo solamente por las ideas. Y de ideas sé tanto que me sobran para poder defenderme en cualquier lugar y ante cualquier adversario. Fue aquello lo que hizo que me votaran las chavalas en gran mayoría y algunos amiguetes que me comprendieron. La rapidez con que manejaba las máquinas habían hecho que mi agilidad mental fuese mucho más rápida que la pereza mental de los demás y así captaba, en breves segundos, ideas y análisis de ideas que ellos no acertaban a poder ni captarlas ni analizarlas. Y como además sabía mover muy bien mis fichas me apunté a la lista sindical que la inmensa mayoría de los empleados y empleadas iba a votar, pero con la gran ventaja añadida de que aparecía en ella como Autónomo Independiente, lo cual duplicó y hasta triplicó el número de los votos que obtuve ante la sorpresa de quienes creían que iba a ser eliminado -tanto en el Banco como en la Facultad- y se quedaron con la boca abierta y los ojos más abiertos todavía; pasmados todos ellos porque en el fondo sólo eran unos pasmados más tontilocos que los picaflores que de flor en flor iban y en ninguna sabían quedarse y lo digo por los que cambiaban de Sindicato por ver si les salía bien la jugada y tengo ejemplos, tanto de compañeros como de compañeras, para demostrarlo porque incluso los había que habían salido de los autónomos independientes para convertirse en prigados y pringadas sólo por ser elegidos y zanganear como vagos y como vagas (¡Quiénes os han visto y quiénes os ven Marianín y Anita!) para no luchar por ninguna causa laboral sino para tumbarse en los sillones y rascarse esas partes de la anatomía humana que todos conocemos muy bien pero que no escribo pero que ambas empiezan por c. Y eso, repito, que habían salido de los autónomos independientes de los cuales siempre fuimos fieles y nunca cambiamos jamás tanto Dudú (que no era brasileño sino un español macanudo) y yo (que tampoco soy brasileño sino español macanudo también). Cambiando de ropas pero sin ser nunca un chaquetero, me presentaba cada día como me daba la real gana, que es la mejor forma de ser tú mismo, o para que se enterase algún despistado eso quería decir que me dedicaba a solucionar lo que consideraba necesario solucionar. Me había convertido algo así como en un diseñador de interiores tan perfecto que demostré lo que había estudiado de Diseño a través de la Real Academia de la Lengua Española, por cuya puerta pasaba yo algunas veces para encontrar el camino más adecuado para mis grandes dones que me había otorgado Dios a cambio de seguir siendo como era. Algunas chavalas me habían pedido, tiempo atrás, que nunca cambiase aunque fuese un camaleón y, en medio de todos aquellos disfraces que usaban muchos, actúe como El Zorro aunque fuera El Llanero Solitario. Táctica, Estrategia y Técnica. Así fue cómo llegué a ser Diesel gracias a mis propias facultades físicas y psíquicas, o sea, deportivas y culturales (cuerpo sano en mente sana era un lema que siempre me significó y me significa siempre) y a mi extraordinaria visión del juego y mi colocación en el terreno de juego, que dejaba a muchos totalmente descolocados. Había aprendido el arte de colocarme en el lugar adecuado tanto en el negociado bancario como en el autobús o como en las aulas universitarias. Todo era cuestión de permanecer en silencio mientras las voces iban corriendo de chisme en chisme, de cotilleo en cotilleo y de pelotas en pelotas. Pero yo jamás me dio por hacer la pelota (ni la puñeta dicho sea de paso) a nadie, absolutamente a nadie, y seguía todos los días con mis ocultos quehaceres que siempre se me ponían a tiro al disfrutar de las tardes y de las noches. Por eso era capaz de renunciar a cualquier ofrecimiento de jefatura, de subjefatura o de cualquier alto cargo bancario o estudiantil para no embarcarme en el barco de los negreros y ser un esclavo más. Yo no. Yo no he sido ni seré esclavo de nadie. Muchos cayeron en esas trampas y recogieron lo que tanto ansiaban en su fuero interno que se llama, en términos claros para que todos lo entiendan, la esclavitud por un puñado de monedas. Amarrados al duro banco sus voces fueron calladas por los altos directivos. Se vendieron al mejor postor. La mía no. Mi voz siguió escuchándose siempre y no me preocupaba, para nada en absoluto, lo que seguían diciendo de mí los envidioso chupatintas ahora a cargo de los chupasangres. ¡Eso sí que era ser un libre pensador! Lo que pensaba yo, en realidad, era imposible de describir, así que compré el libro titulado "Cómo no ser jefe sin ser esclavo" y se lo mostré a todos y a todas y gracias a aquel libro fui cada vez más libre mientras rechazaba una y hasta mil veces las tentaciones de formar parte de alguna de aquellas siglas que, para mí, sólo eran como papeles mojados. El caso era actuar liberado para no mojarse nunca con nadie; excepto cuando había que caminar, tanto de día como de noche, hasta debajo de cualquier tormenta que a todos atemorizaba pero a mí resulta que no. Aquello de demostrar esa clase de valentía me venía muy bien para aclimatarme a cualquier cambio social que ocurriese en España y, sin cambiar nunca de dirección ni de rumbo (como sí habían hecho muchos traidores a sus propias ideologías) jamás daba a entender que no me convencìan ni lo unos ni los otros. A mí sólo me seguían convenciendo las chavalas que más me gustaban; o sea, dicho en términos cristianos para demostrar que soy un cristiano verdadero, las más guapas, las más sexys, las más atractivas, las más inteligentes, las más interesantes y las que más me divertían, sobre todo a mis ojos, y me hacían reír. Las manos quietas por favor. A algunas les tuve que cantar esa canción para que no me confundieran con un profesional de los primeros auxilios. Yo no tenía la culpa de que estuviesen como locas por eso de los primeros auxilios y por eso lo dejé bien claro antes de que fuese peor para ellas. Y entonces, para que ellas me entendieran, me convertía otra vez en cantautor. Y vaya que si canté lo de échame a mí la culpa de lo que pase cúbrete tus espaldas con mi dolor que allá en el otro mundo en vez de infierno encuentres gloria y que una nube de tu memoria me olvide a mí. Con mucho gusto y placer seguían cumpliendo con todos los castigos de Grogüe y después con todos los castigos del carnicero Gominolas y por eso ellos se volvían cada vez más mal de los nervios mientras yo seguía sonriendo. Trabajando era el más rápido de todos y de todas pero, a su vez, también era el más seguro de todos y de todas porque había aprendido a usar atajos laborales y los dominaba yo para no ser dominado por ellos. Y mientras ellos (los otros) se volvían cada vez más pesados y perdían sus fuerzas mientras se les enrojecía la cara de la poca vergüenza que tenían yo me encontraba cada vez más lozano que el autor de La lozana andaluza; porque algo de andaluz aprendí yo en algunas aventuras que me dejaron totalmente encantado aunque no les daba a ninguna de ellas mi número de teléfono, salvo rarísimas ocasiones, para que no me confundieran con un pedigüeño de amor porque ya estaba Ella en el interior de mis pensamientos, en el interior de mis sentimientos y en el interior de todo mi Ser. Lo de el compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende... pero ninguna de estas tres cosas se deben mendigar era una completa realidad desde que tenía yo solamente 7 años de edad pero ahora lo estaba continuamente demostrando. Más contento que un chaval me encontraba yo comiendo milojas tras milojas mientras seguía devorando kilómetros tras kilómetros para acostumbrarme a llevar a cabo aquellos maratones que a todos dejaban anodadados cuando descubrían que seguía siendo autónomo e independiente a pesar de cualquier circunstancia mientras corría sin parar para alcanzar la Meta. Yo no era yo y mis circunstancias, como predicaban los de Ortega y Gasset, sino que Yo era Yo y eso me bastaba, y hasta me sobraba, para ir regalando algún que otro poema salido de no sé cual ignota fantasía de mi mente. Diez. Lanzados los dados del azar yo conseguía un 10 a pesar de que me hubiese conformado con un 8. Había quienes dudaban de que yo era muy lúcido y muy lucido y afirmaban que yo sólo era un loco surgido del más allá. Pero más acá estaban las chavalas que más me gustaban y yo permanecía muy a gusto con mi propia autonomía y mi propia independencia. Así que no me interesaba para nada lo que pensaran ellos, los otros, los que no me interesaban para nada ni tampoco me interesaba para nada lo que pensasen de mí.  Recuerdo, por ejemplo, mis famosos posters autonómicos que superaron a los plúmbeos panfletos sindicales y que fueron una colección inolvidable. Ellos dejaron su huella no sólo en las desnudas paredes de las salas de las máquinas de café -donde los expuse con todo placer- sino en el alma de alguna que otra chavala que se quedaba algo así como enamorada del anónimo autor que no era otro mas que yo mismo pero en estado, como siempre, de total lucidez. Una vez que ya no estaba Aldaro a mi lado aquellos posters me servían de evasión mental y mis pensamientos, mientras trabajaba como un jabato contra todo y contra todos los otros (y digo los otros para no confundir a nadie) se perdían entre sueños y más sueños de independencia. Ante aquello, Grogüe y Gominolas no tuvieron otra cosa que hacer más que claudicar y dejarme el campo libre. Yo entonces comencé a volar y a volar... y a volar tan alto que volví a ser, otra vez de nuevo, el chaval de los 18 años que nada sabía pero que todo lo entendía. Y, mientras los conocimientos bancarios se me me iban olvidando y quedando cada vez más fuera de mí, mi mente comenzó a funcionar en el campo de las bellas artes. Y me convertí en un artista que era capaz de pasar por la cuerda floja sin caerme jamás (como otros muchos caían y ya sabéis a lo que me refiero) y sin perder nunca el equilibrio natural (como ocurría con otros muchos o pocos o vaya Dios a saber cuántos pero que sabéis también a lo que me refiero). Lo mejor de todo era superar el cabreo de los jefes, subjefes, administrativos y hasta ordenanzas que suspiraban por ser jefes y subjefes a cualquier precio. Por suerte para mí no elegí nunca el camino de Villada que se vio, de repente, trasladado a una sucursal de Zaragoza porque ansiaba ser como Martín Villa. Yo me conformaba con ser más listo que Cardona (en este caso más listo que Villada) porque eso era algo que Villada no entendía pero que yo había aprendido ya en mi infancia y que me venía como anillo al dedo (ya sabe usted señor Villada por qué nunca quise ser como usted) para emerger del anonimato y convertirme en El Anónimo De Los Pentagramas Musicales que yo cantaba cuando salía la Luna por aquello de cuando salga la Luna (o mejor dicho cuando salga la Lina) cuando salga la Luna (o mejor dicho cuando salga la Lina) voy a verte porque no te quiero ver a oscuras ni sin luz para quererte. Años más tarde se demostró que yo llevaba razón bajo la luz del Sol y bajo la luz de la Luna (mejor dicho bajo la luz de la Lina).  Como surgidos de la niebla de algún relato de Pío Baroja o Valle Inclán (al gusto de cada consumidor dejo este asunto) yo tan pronto veraneaba en La Rioja como pasaba algunos veranos por alguna costa milagrosa o, para llevar la contraria a todos, por algún que otro desmonte de Castilla la Nueva. El asunto era estar allí donde alguien me esperaba porque me necesitaba urgentemente y llegué a aparecer, inéditamente, hasta por Andorra y Liechstenstein; al igual que podría ser en Benidorm o una gira artística por toda Suiza. Yo me daba cuenta de que la camaradería de la que tanto hablaban los que decían ser verdaderos (y luego resultaban ser más falsos que un dólar de metano) había dejado de existir pero nunca quise ser un adscrito a cualquier grupo que se me presentaba a ojo de cuen cubero y a los cuales yo cazaba al vuelo para seguir liderando a quienes confiaban en mí -porque nunca presenté mi dimisión aunque no me dejaban actuar y eso es lo que les debe quedar en la conciencia, si es que la tienen, tantos sindicalistas laborales y representantes estudiantiles que valían menos que un penique de los baratos- mientras seguía estando liberado y ellos se aferraban a las cadenas de las ideologías que les transmitían, desde las alturas, sus propios líderes. Yo no. Mi único líder era siempre, como sigue siendo, Jesucristo. Muchos caían en la trampa y quedaban siendo explotados laboralmente cuanto más ambiciosos se mostraban. Aquello de las traiciones era campo de batallas para ellos pero a mí no se me había perdido nada en aquellos campos de batallas y prefería seguir siendo (sin haber presentado jamás la dimisión pero trabajando y estudiando siempre codo con codo con quienes confiaban en mí) El Caballero de la Rosa y, claro está, seguía repartiendo flores entre las que me encotraba por las calles duras, peligrosas, nocturnas, cuando me salían al paso en aquellas mis correrías nocturnales. Y comencé a conocer las calles como si fueran el patio de mi propio hogar. Hogar. Dulce hogar el de las calles más difíciles de caminar. Caundo llegaba al hogar familiar ya tenía yo preparada la cena y la cama y todo lo demás sólo era dejarse llevar por los sueños. Sueños. Mis sueños eran dar vueltas alrededor de la cara oscura de la Luna (mejor dicho de la cara oscura de la Lina) para, al despertar al día siguiente, ir tranquilo al negociado donde nadie sabía por dónde me escapaba para ir a tomar el bocadillo y su consabido café. Lo que nadie sabía es que siempre acudía a la llamada de las más guapas, las más sexys, las más atractivas, las más inteligentes, las más interesantes y las que más me hacían reír. Yo había aprendido, incluso desde lo 7 años de edad, a ser un chico de la calle que sabía administrar mis historias, algunas de ellas hasta gitanas por cierto y para desconcierto de los racistas, de los xenófobonos y de los machistas, mientras yo no paraba de sonreír. Eran historias para no olvidar y yo caminaba mejor que nadie cuando alumbraba el sol por la mismísima Puerta del Sol recordando esas noches inolvidables.   
A partir de entonces mi táctica estratégica era dar dos pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, tres pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, cuatro pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, cinco pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, seis pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, siete pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, ocho pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, nueve pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, diez pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás... y de esta manera, cuando mis rivales se creían que iba a desfallecer, resultaba que mi distancia sobre ellos era cada vez mucho más grande. Se abría un abismo entre sus ambiciones y mis esperanzas. Todo consiste en algo tan sencillo como saber aplicar la táctica del corredor de fondo y acelerar más el ritmo cuando todos ellos están desfondados del todo. Estar arriba no es lo más aconsejable, porque desde arriba ellos no podían distraerse de lo envidiosos que eran; así que yo seguía trabajando al ritmo que más me convenía para estar cada vez más lejos de ellos; con ese ritmo de corredor de fondo que sabe realizar los sprints cuando menos se lo esperan los rivales que se agotaban hasta el máximo les sacudía bien la badana; como sucedió con Don X (el que había menospreciado a mi compañero y amigo Aldaro) que tenía una apariencia de griego que tiraba de espaldas por lo mal que estaba confeccionado, pero que tiró la toalla a las primeras de cambio cuando se enfrentó abiertamente conmigo. Aquello de ni envidioso pero sobre todo ni envidiado que le había dicho, públicamente, a Aldaro en la jubilación de éste, no se me había olvidado a pesar del poemita que le dediqué pero, después de la paliza que le di, Don X me olvidó para siempre aunque eso a mí me importaba menos que un palo santo porque con tal de que me olvidara para siempre me sentía yo feliz. Con el ritmo del corredor de fondo agotaba a los rivales y a los traidores. Había que seguir hacia la Meta y los tiempos se estaban cambiando, así que dejé de acelerar siempre (me permitía esos lujos por la enorme diferencia que les sacaba de distancia) y, a manera de un faraón con las mujeres, al jefecillo Gominolas le enseñé lo que era ser un tenista aunque él se creía superior. Eran mis primeros combates contra este extraño y raro jefecillo del cual hablaba pestes su propio hermano (se decía, y yo sólo escuchaba, que dejaba ciegos a los pobres canarios que caían en sus garras para que cantaran mejor). Yo ponía tierra de por medio y, siempre caballero de gracia, procuraba no hacer demasiadas gracias salvo a las chavalas que estaban de muy buen ver, pues en viéndolas lo demás no tenía importancia. ¿Yo era un mentiroso? Falso. Yo era alguien que estaba descubriendo a los mentirosos aplicando sus mismas tácticas para desenmascararles. La verdad de la mentira no era más que el fuego de artificio para poder solventar aquellas meteóricas carreras en que yo no estaba compitiendo absolutamente contra nadie (y menos contras los ineptos e ineptas que intentaban seguir mi ritmo creyendo que competía contra los demás), porque lo único que me interesaba era demostrar a más de uno y a más de una que Yo era Yo y no me picaba con los demás. Lo mejor era arrear de lo lindo para que se me pasara el tiempo y poder llegar a la hora de la salvación diaria (las 3 de la tarde) en plena forma física y mental. Estaba compitiendo solamente contra mí mismo y jamás me preocupaba lo rápido y seguro que trabajasen los demás y las demás. Sólo lo giles (de los cuales abundaban demasiado) creían lo contrario. Así que enfrascado en las batallas diarias, el tiempo se me convertía en un breve suspiro. Alguna que otra suspiraba pero no era mía la culpa. Yo no pedía a ninguna que suspirara por mí porque advertí, en más de una ocasión y bastante claro, que tenía solamente una novia desde que cumplì los 7 años de edad. Y, en medio de aquella procelosa procesión de sentimientos, yo seguía con el corazón en bandolera; pero cuando alguna se me acercaba demasiado, y sólo para no hacerla daño fuese quien fuese, decía lo de pies para que os quiero. Por eso, a las 3 de la tarde, salía zumbando hacia la Universidad donde me esperaban mis amistades para seguir con la labor de zapa. Apoyaba lo que era justo pero a lo injusto no lo apoyaba. Claro que fui uno de los que derribaron aquel muro que habían levantado, y lo hice con sumo placer, para acabar con la injusticia del muro, pero cuando las reivindicaciones eran injustas simplemente no les hacía ni caso. Para eso haia yo aprendido lo de los zapadores ferroviarios, el arte de saltar todas las barreras saliendo siempre indemne. El motor de mis recuperaciones estaba siempre funcionado dentro de mi mente y mi mente estaba ideando el modelo de chavala que era el modelo que yo, de verdad, soñaba desde aquella mi infancia de los 7 años de edad. Trabajar. Estudiar. Trabajar en solitario. Estudiar en solitario. Pero sobre todo jugar al aire libre sin tener ninguna clase de ataduras a ningún partido político ni a ningún sindicato laboral o estudiantil. Lo mío era tener conciencia para aplicarla al equipo de fútbol que siempre seguía creyendo y confiando en mí. De ahí, de esa labor de líder, nació lo de Diesel gracias a Juan Manuel. Ninguna ideología -sea del color que fuera- me asfixiaba porque no era ningún anhelo pertenecer a alguna de ellas. Me servia de pregunta lo de ¿por qué siempre tengo yo que sacar las castañas del fuego de los demás? No era cuestión de ser demasiado inteligente para darse cuenta de que era mi obligación por ser líder natural y entonces hube de asumir esa realidad y la asumí pero sin dejar de soñar, añadiendo aventuras tras aventuras al diario trajinar. Eso si que era lo más interesante y lo más agradable de mi existencia. Objetivo: pruebas de amor. Pruebas que servían como precaientamientos antes de iniciar la carrera y, con la sonrisa bohemía siempre, seguir corriendo cuando los demás iban tirando la toalla y el frío o el calor no hacía ninguna clase de mella en mi resitencia física ni en mi racionamiento mental ni en mi anhelo espiritual. Yo me daba cuenta de las dificultades de los rivales y sacaba todo el máximo provecho de ello. Dos pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, tres pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, cuatro pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, cinco pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, seis pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, siete pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, ocho pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás, nueve pasos hacia adelante y un sólo hacia atrás, diez pasos hacia adelante y uno sólo hacia atrás... era muy divertido y muy provechoso para mi futuro llevar a cabo esta estrategia. De esta manera conseguimos un récord inolvidable: dos larguísimas temporadas ganando siempre (sin ningún empate ni ninguna derrota sino todo victorias) que quedará para siempre en la memoria de quienes lo vieron y en la memoria de quienes lo experimentaron. Estaba haciendo perfectamente mi labor. Los de Ciencias tuvieron, al final, que sucumbir y abandonar ante la imposibilidad de empatarnos o vencernos. ¡Fueron dos larguísimas temporadas inolvidables! Correr bien y hacerlo primero con la cabeza, teniendo yo la cabeza muy bien amueblada, y después con el resto de mi anatomía física y mi fuerza mental y espiritual. Los adornos frontales (ya sabéis a lo que me refiero) de algunos de mis rivales no eran causa de juicio. No les enjuiciaba pero los rechazaba como Dios manda. Allá cada uno con su vida y yo dando las gracias a Dios por no ser como ellos. Mi ocio nunca era un vicio. Mi ocio era seguir siempre aprendiendo para convertirme en maestro de los necesitados. Mi especialidad era sacar las castañas del fuego para que los míos no se quemaran y, después, despedirme de todos ellos y de todas ellas para buscar nuevos horizontes. En el negociado nadie podía comprender por qué hablaba yo conmigo mismo, pero no me importaba nada en absoluto lo que dijeran de mí ya que estaba hablando con Jesucristo. Para mí lo que me interesaba era saber cómo preparar la salida de aquel infierno bancario donde ya no sentía ninguna clase de amor hacia el Banco (al cual sin embargo nunca traicioné) mientras seguía estudiando en las aulas del conocimiento superior y en las calles madrileñas. ¿Me consideraba yo superior a los demás o eran los demás los que me consideraban superior a ellos? Que lo respondieran mis profesores y mis profesoras. Yo solamente seguía dando pasos hacia adelante, con alguno hacia atrás para sorprenderles a todos mis rivales, como si fuese un pequeño Distéfano, aunque sólo era un 8, en el arte de estar en todas partes sin que mis rivales me pudieran detener. El negociado bancario era la fábrica de mis tácticas y las aulas universitarias eran los talleres de mis estrategias. Como la técnica ya la tenía más que bien aprendida desde mi infancia, resulta que en mí se unían los tres principios fudamentales de Kubala: poder, saber y querer. Ser fuerte. Ser resitente. Estar mentalizado para desbodar la sensualidad de los relativo y buscar la atracción de lo absoluto. Parecía yo un antecedente del futuro siglo XXI y todo lo hacía sin tener que ser un "trepa" (como muchos lo fueron) para ascender en un escalafón de jefes y subjefes que era esclavizante. Eso era lo más emotivo, lo más emocionante de aquellos años de travesía por el desierto. Al llegar la noche siempre me encontraba en el lugar oportuno para seguir investigando y por eso ya era un perfecto investigador del futuro. Medía mi interior para no dejar huella pero, sin yo quererlo, dejaba unas huellas tan profundas que algunos y algunas lo comprendieron. Comprendieron por qué actuaba yo de aquella manera. Los destinos son los destinos y era mucho mejor existir dentro de mi propio Destino. Muchos eran los desterrados hacia lugares ignotos pero yo mantenía mi ritmo para no ser destinado a donde no quería ir. El toque perfecto era algo que aprendí a manejar en el fútbol con total soltura, solvencia y acierto; tanto en el toque corto como en el toque medio o en el toque de larga distancia. Allí donde ponía el punto de mira de mi disparo allí que iba el balón. Y si era cuestión de ser goleador pues lo era además de dar pases de gol a mis compañeros. Lo mejor de mi juego, tanto en lo colectivo como en la particular, era siempre buscar el gol de la victoria. La victoria me convirtió en Diesel para no tener que aburrime demasiado y, como era incansable, yo no hacía carreras inútiles (como sucedía con muchos que poco después se venían abajo) sino que sabía correr cuando era necesario pero de manera siempre inteligente. No me importaba cómo corrían los demás. Corría de manera inteligente pensaran lo que pensaran los demás. No me interesaba otra cosa salvo aprender lo que tenía que hacer un líder natural como yo y que lo aprendiesen los míos. Hacía solamente lo que debía hacer y a nadie le debía nada. Si alguien se equivocaba conmigo es porque estaban acostumbrados a traicionar sus sueños -¡y vaya que las traicionaban!- pero yo nunca traicioné al mío -Mi Princesa desde que tenñia yo 7 años de edad- y su búsqueda se me hacía cada vez más clara, algo así como si cada amanecer fuera cada vez más brillante. Por eso brillaba en medio del marasmo general. Yo aprendía a diferencias los marasmos de las marismas y los horizontes lejanos, cuanto más lejanos de aquel infierno mucho mejor para mí y peor para los envidiosos, porque yo ya era un caballero superior mientras ellos seguían siendo, cada vez más, chupatintas a cargo de chupasangres. Algunos y algunas quisieron seguir mi ritmo y se quedaron asfixiados y asfixiadas porque vieron que eran incapaces de acortar las distancias que les sacaba (Diegorum, Alvargorum, Fernandorum, Angelorum y un largo etcétera más) y que era la que me hacía siempre diferente de todos ellos y de todas ellas.  Era Ley de Vida. Vivir o morir en el intento. Y muchos morían en el intento por no saber dosificarse. Dosificar el esfuerzo era algo que había aprendido desde que estudiaba en Cima contra algún que otro pipiolo; así que cuando me tocó la pesada labor de trabajar con las máquinas más pesadas yo ya no era una máquina sino un joven formado y un hombre bien plantado que las dominaba a todas ellas. Yo era alguien que dominaba los diferentes ritmos como para no enloquecer jamás con mis victorias, alguien que era el más veloz de todos pero que nunca perdía la cabeza por ir demasiado acelerado como le sucedió a más de uno de mis rivales. Yo era como un piloto de Fórmula 1 pero mi mejor característica era no apretar el acelerador cuando llegaban las curvas peligrosas (jejeje) y salir de ellas mucho más rápido de lo que muchos se creían (jejeje) proque de esta manera les dejaba a todos mis rivales totalmente engañados (jejeje). Nunca me fallaba la intuición y, gracias a la intuición, conseguí rebasar a los desafortunados que se atrevían a enfentarse conmigo, cuando de curvas peligrosas se trataba, pero que siempre terminaban cayendo y besando el suelo. Jejeje.    
Estimado Señor General Gordejuela: Gracias por confiar en mí. Antonio hace ya muchos años que murió pero tuve tiempo de despedirme de él a través de mi silencio. Rodolfo supongo que está todavía atado al duro Banco de los remeros de los intereses. Aguilar, quizás volvió a su querida Cantabria. El "Gordito Relleno" se habrá casado y ya no contará chistes tontos. Pero a todos les perdí de vista. De los demás no sé nada. Supongo que seguirán soñando en los caminos de sus vidas, sentados en un cómodo sofá viendo por la televisión cómo hemos derrotado a los de la Arabia Saudí por 3-2 en el Estadio Tívoli Neu de Innsbruck (Austria). Los ganadores nunca dudamos. Y sus secretos familiares, mi estimado General, siempre los he guardado bajo las ocho llaves de mis secretos. Quizás "El Bajito" aprendió a ser arquitecto o al menos esté todavía dibujando planos de no sé qué artilugios de ingeniería militar.Sólo le escribo para darle las gracias por su especial confianza en mí. Cuando le estreché la mano le estaba dando mi última despedida porque mi Destino, como aprendí en el Servicio Militar Obligatorio, era convertirme solamente en un argonauta al servicio del mítico Jasón. Mi barca ha quedado en la bahía de los recuerdos. Los tres nos licenciamos cantando por las calles ante las miradas sorprendidas de la guapas chavalas madrileñas; pero he perdido la memoria de sus rostros y no sé quiénes son. Supongo que ellos están viviendo en sus propias casas. Las chicas guapas me siguen gustando pero ya estoy casado con mi Princesa de la que tanto aprendí en los libros de la mitología militar. Mis dos princesitas han crecido ya lo suficiente y yo sigo todavía recordándole, mi estimado General. Tres eran tres los que nos despedimos al unísono de los compañeros zapadores ferroviarios de Cuatro Vientos y, desde entonces, he subido a muchos trenes de la vida. Ahora ya no son iguales. Ahora son "AVES" que vuelan hasta destinos muy lejanos. Yo ya estoy muy lejos de aquella época pasada de los viejos trenes de carbón y pertenezco a los miles de pasajeros anónimos de las "AVES". Rejuvenecerse o morir es el slogan, mi General. Sólo quiero dedicarle la siguiente frase a su memoria: "Cuando un General confía tanto en un simple soldado es porque ese soldado es, en realidad, un capitán". Bueno. Quizás me equivoqué en algunas ocasiones pero intenté cumplir con todo lo que usted me ordenó. Regreso satisfecho a Madrid. Sé que hemos ganado muchas veces hasta sin querer ganar; pero los ganadores nunca dudamos. Señor Gordejuela: los dibujos que dejé en las cafeterías madrileñas siguen siendo parte de mis recuerdos. Los aprendí a dibujar de mi Princesa. Y consegui romper el círculo vicioso de aquellas ataduras fachas y pasé a escribir otro tipo de frases basadas en la libertad. Lo vulgar, como aprendí de usted, no me interesa para nada. A veces el césped no existía, casi nunca existía el césped para mí, y por eso soy de los que jugaban sobre la arena dura, el suelo encharcado y entre el frío helado de las madrugadas invernales que penetraban hasta los huesos. No se preocupe por eso. Aprendí las alegres sensaciones de reconocer a mis compañeros y olvidar a mis enemigos tal como usted me enseñó. Me convertí en el capitán que usted forjó para poder dirigir. Yo sólo jugaba para ganar o perder e intentar que nadie me quitara el balón. Salvo alguna ocasión casi nunca me lo quitaron. Usted me enseñó, estimado General, a hacer de la vida una interminable fuente de consejos para las generaciones posteriores. Así fue cómo conseguimos permanecer hasta dos años consecutivos imbatidos y ganando todos los combates frente al enemigo. Cuando el Plan A no funcionaba yo tenía la obligación de imaginar un Plan B sobre la marcha. Usted me ayudó mucho, mi estimado General.Una idea. Una inspiración. Un sentimiento. Cualquier cosa valía para idear el Plan B. Sólo le escribo para decirle que está usted en mi memoria. Es por eso por lo que me despedí de mis compañeros de zapadores ferroviarios de Cuatro Vientos antes de convertirme en argonauta de mis Sueños. Quizás usted no pueda comprenderlo todo. Yo tampoco. Pero siempre tuve que idear múltiples detalles hasta conseguir la victoria final. Tres eran tres. De dos de ellos no sé ya nada. El otro soy yo y sigo en pie. Mi único papel en este teatro de la vida es poder dirigir sin temblarme el pulso este agradecimiento para usted. Muchas gracias por haber confiado tanto en mí. Es verdad. Resulta que un General que confía tanto en un simple soldado es porque ese soldado, en realidad, es un capitán.
"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad". Fue un pensamiento de Víctor Hugo que recogió y escribió, hace unos pocos días, Fréderic Hermel en el Diario As en diciembre de este año 2013 después de Jesucristo, cuando hacía 30 años exactos en que España goleó a Malta por 12-1, demostrando que eran un puñado de valientes. Pero dejemos ahora el fútbol en paz y hablemos del Derecho a la Vida, puesto que no hay mayor valentía humana que defenderlos. Al parecer se le ha visto el plumero al plumífero de Alcántara.  Usted dice, colega de oficio pero no de beneficio porque usted gana muchísimo más que yo con el mínimo esfuerzo mientras yo gano lo que puedo con el esfuerzo máximo, que le chirrían los dientes al oír hablar de los abortos. A mí también me chirrían los dientes cuando se habla de los abortos pero... ¿le chirrían también a usted los dientes cuando le dan a conocer la enorme cantidad de millones de niñas y niños que no han podido vivir porque han sido vil y cruelmente asesinados antes del salir del cuerpo de sus madres? Porque resulta que, después de escribir eso de que le chirrían los dientes al oír hablar de los abortos... ¡atención al dato!... usted escribe que es justo, legal, legítimo y no sé cuántas estupideces y estulticias más, que los padres y las madres tienen derecho a asesinar vil y cruelmente a las niñas y los niños que no pueden vivir por esa causa. Defiende uste mucho la causa de las mujeres. ¿Los Derechos de la Mujer se basan en que las mujeres pueden hacer, vountaria u obligados por sus parejas machistas, lo que les dé la real gana con las niñas y los niños que llevan dentro?  Me parece que es usted un férreo defensor de los Derechos de las Mujeres pero me da la sensación de que lo hace desde el punto de vista de la ideología feminista (y digo ideología para que todos lo entiendan bien) pero ¿qué me dice de los Derechos de la Infancia? ¿No le chirrían a usted los dientes al saber y conocer la gran cantidad de millones de niñas y niños que han sido vil y cruelmente asesinadas y asesinados por culpa de la libertad de los abortos?  El Señor Gran Periodista Don Manuel Alcántara, escribe muchas tonterías en su columna diaria de La Verdad (¡qué gran suerte la suya de poder tener una columna diaria en La Verdad!) y a decir verdad que yo estoy de acuerdo en decir y escribir muchas tonterías para hacer más llevadera esta aburrida vida que nos ha tocado vivir y, de esta manera, entretener a quienes tienen ganas de sonreír o reír un poco. Ahora bien, una cosa es decir y escribir muchas tonterías (con lo cual repito que estoy de acuerdo porque a veces, algunas veces nada más, me da por decir y escribir tonterías para entretener a mis oyentes y a mis lectores y lectoras) y otra cosa es decir estupideces y estulticias. Son cosas muy diferentes. Son cosas muy opuestas. Pero últimamente al Señor Gran Periodista Manuel Alcántara, siempre bien sentado en su cómodo sillón ante una lujosa mesa de trabajo y no como pasa con nosotros que siempre estamos al pie del cañón, de pie por supuesto, pateándonos las calles para conseguir algún reportaje interesante con la fatiga corriendo por todo nuestro cuerpo le da por querer sentar cátedra diciendo estupideces y estulticias. Resulta que a mí, cuando conozco esos datos que no publico porque me dan vergüenza ajena, no sólo me chirrían los dientes sino que me chirría, sobre todo, el alma.  Tengo que aclararle en cuanto a los Derechos de las Mujeres que yo los defiendo mucho más que usted (porque no lo hago sentado en un cómodo butacón y escribiendo sandeces sobre una lujosa mesa de trabajo) y tengo documentos legales que así lo confirman. Pero no defiendo los Derechos de las Mujeres más que usted sino que los defiendo mucho más de lo que usted se imagina porque los llevo a la práctica mientras usted sólo es un plumífero escribiendo y por eso formo parto de una ONG que defiende los Derechos de las Mujeres. Sin embargo he de aclarar que, al mismo tiempo que defiendo los Derechos de las Mujeres, también defiendo los Derechos de la Infancia. ¿Sabe usted lo que son los Derechos de la Infancia? ¿Sabe usted que todas las niñas y todos los niños del Mundo tienen derechos que hay que defender? ¿Sabe usted, Gran Señor Periodista, que la base fiundamental y prioritario de los Derechos de la Infancia es, en primer lugar, el derecho inalienable e irrenunciable que tienen todas las niñas y niños del Mundo para poder vivir sin que nadie los asesine vil y cruelmente cuando están dentro de la madre pero que tienen su propia personalidad ajena a la de la madre? ¿Quién le ha dicho a usted, Gran Señor Periodista del cómodo butacón y la mesa de lujo, que el cuerpo de la niña o del niño pertenece al cuerpo de la madre cuando resltan que son cuerpos distintos, con miembros distintos, con corazones distintos y hasta coni almas distintas? Vuelvo a repetirle la pregunta a ver si ahora se entera: ¿también le chirrían a usted los dientes cuando le dan la noticia de los millones y millones de niñas y niños que ya han muerto cruel y vilmente asesinados por sus padres (que son distintos a ellas y ellos), por sus madres (que son distintas a ellas y ellos) y por los doctores médicos sin escrúpulos y sin ningunca clase de hombría (que son distintos a ellas y ellos)? Porque, le vuelvo a repetir por si se me hace el sordo, que a mí no sólo me chirrían los dientes sino que me chirría hasta el alma al pensar en ellas y en ellos.  Me parece que es usted un férreo defensor de los Derechos de las Mujeres y le repito que yo lo soy más que usted y se lo puedo demostrar no con teorías sino con prácticas; pero... ¿no sabe usted, inteligente Gran Señor Periodista, y los padres, las madres y los doctores asesinos todos ellos, que nuestras hijas e hijos no nos pertenecen sino que nos los presta Dios por un tiempo para, en primer lugar, dejarles nacer y después criarlos y educarlos hasta que puedan defenderse por si mismos en esta vida? ¿Lo sabe o le da vergüenza decir que sí es cierto?  Usted quizás sea padre o hasta quizás sea abuelo y le encantó jugar y divertirse con sus hijos o sus nietos (yo soy padre de dos niñas y dos nietos y por eso lo puedo contar con causa suficiete para afirmarlo) mientras corrían libres por los parques de juego o jugaban libres en su propio hogar. Cuando usted los ve o ve a otras muchas niñas o muchos niños jugar alegres, felices y libres en el parque o en sus casas... ¿ha pensado sobre a cuántas niñas y a cuántos niños se les has asesinado vil y cruelmente evitando que también ellas y ellos podrían haber sido felices jugando en los parques y en sus hogares porque tenían el derecho divino (digo derecho divino y no derecho humano) para poder hacerlo? ¿Y cuántas grandes mujeres y cuántos grandes hombres se han perdido para beneficio de la Humanidad por culpa de haber sido vil y cruelmente asesinado con los abortos? Piense. Piense antes de escribir estupideces.  Leyendo artículos como el suyo, mire lo que canto por las calles para que se me oiga bien ya que yo no tengo el privilegio de tener una columna diaria en un periódico como La Verdad. Usted escribe, cuando le viene en gana, estupideces y estulticias en La Verdad pero yo digo y escribo por las calles, y donde me dejan, La Verdad. No es lo mismo escribir en La Verdad que esribir La Verdad. ¿Me ha entendido esto o es usted corto de entendederas? Pues canto lo siguiente: "¡Los peores criminales son quienes matan a inocentes y quienes hacen abortos son lo peor de esas gentes!". Por supuesto que defiendo los Derechos de las Mujeres pero no como usted que es sólo un oportunista de ocasión sino desde que nací. Ahora bien defiendo, le repito otra vez, al mismo tiempo los Derechos de la Infancia también desde que nací.  Ahora que mañana es Navidad, ¿sabe usted por qué Jesús de Nazaret nació, predicó, se sacrificó por toda la Humanidad para salvar a los que se desearan salvar y todavía está vivo? Por una razón muy sencilla pero que stá escrita en La Palabra de Dios: porque José no obligó a María a que abortara cuando muchos eran los cobardes que le estaban pidiendo que lo hiciera. Lea usted un poco mejor la Historia de Jesús de Nazaret (Jesucristo) para entender lo que no entiende Gran Señor Periodista. ¿Y sabe usted quién es el Espíritu Santo y en dónde mora y habita el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y mora y habita en todas las mujeres y todos los hombres (sean cuales sean sus edades) que han decido libremente, voluntariamente y sin ser coaccionados por nadie, que el Espíritu Santo entre en sus cuerpos pero, de una manera muy especial, el Espíritu Santo mora y habita en toda esa cantidad de niñas y niños que fueron vil y cruelmente asesinados por culpa de los abortos. ¿Qué me tiene ahora que decir a mí, Señor Gran Periodista? ¿Me da un suficiente (me conformo con un suficiente a este artículo) o tengo que repetir Curso? Y para que conste que no soy un oportunista como usted y que yo escribo ante cualquier humilde computadora de algún humilde Hogar en lugar de estar bien sentado en un mullido sillón y ante una mesa lujosa, he aquí lo que escribí el dia 17 de marzo del año 2012 después de Jesucristo (siempre después de Jesucristo porque le honro de verdad) en Vorem.com. El día 7 de marzo de este año 2010, fecha que nunca olvidarán algunos y algunas cuya conciencia está más negra que la cueva de una carbonería, el pueblo madrileño se manifestó, a las 12 de la mañana, en la Plaza de la Cibeles para desfilar hasta la mismísima Puerta del Sol (Corazón de España). ¿Cuál era la rotunda protesta de los madrileños y madrileñas que se atrevieron a salir a las calles para llevar a cabo dicho desfile humano? ¡El más cruel de los genocidios que está permitiendo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero! ¡El genocidio más cruel cometido contra la raza humana porque asesina a los más inocentes e inofensivos seres de su especie!Me estoy refiriendo a la ley (y escribo ley con minúscula porque no se merece ser llamada Ley) que permite el aborto indiscriminado de los que, repito, son los seres más inocentes e inofensivos que existen. La vida humana, y esto no sólo lo dice la Biblia sino que lo saben muy bien los estudiosos de la Biología y la Medicina, los abogados defensores de la vida humana, y quien sólo se moleste en observar la naturaleza, nace en el mismo instante en que un espermatozoide de un hombre fecunda a un óvulo de una mujer. En ese mismo momento (y dejémonos ya de mentiras) nace un ser humano hombre o mujer. ¡Sí, señor Zapatero, la ley que usted y su gobierno nos han impuesto es el más cruel de los genocidios llevados a cabo contra la raza humana! En medio de esta batalla nos encontramos... ¡cómo no!... con las famosas feministas radicales y los hombres que apoyan a tales neuróticas mujeres que, como necias, gritan chillando a pleno pulmón que ellas pueden hacer con sus cuerpos lo que les da la gana... que es un derecho democrático... Bien. Es un derecho democrático no sólo que dichas mujeres pueden hacer lo que les de la gana con sus cuerpos pero ya que gritan tanto de derechos democráticos deben saber (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) que lo que llevan dentro de su cuerpo es otro cuerpo distinto. Una cosa es matar voluntariamente a tu propio cuerpo (gente rara ha habido siempre) y otra cosa es matar a otro cuerpo. El ser humano que llevan dentro de sí no les pertenece a ellas porque, por un lado, también ha habido un padre que, gracias a su semilla producto del semen, tiene derecho a respetar la vida de ese cuerpo que ni les pertenece a ellas ni les pertenece a ellos pero que desean no matarlo. Para los creyentes Cristianos les pertenecen a Dios y Dios sólo nos los presta para que los criemos y juguemos con ellos hasta que se hacen hombres y mujeres. Para los no creyentes (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) les pertenecen a la Naturaleza. De una manera u otra (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) su vida o su muerte no os pertenece a vuestro cuerpo. Matarlos es el más cruel de los genocidios contra la Humanidad de los cuales tanto cacareáis públicamente como hipócritas y fariseas. Ni Dios ni la Naturaleza os ha dado jamás ningún derecho a que les quiteis la vida. ¡Eso (y que no se os olvide feministas radicales) es un crimen! ¡Tú, mujer que tanto te desgañitas en defender los derechos de los animales y tanto aborreces, por ejemplo, a los toreros, has de saber que si abortas voluntariamente eres una criminal y tambiém son criminales quienes te incitan a hacerlo, quienes te apoyan tu falsedad y los falsos médicos que sólo por negocio te ayudan a abortar! Si deseas ser una puta tienes total libertad para serlo. Si deseas fornicar cuanto quieras tienes total libertad para hacerlo. Pero nadie, absolutamente nadie ni nada (seas creyente o no los seas y no lo olvidéis nunca feministas radicales) os ha otorgado la libertad de cometer dicho crimen porque ese cuerpo, y lo repito cuantas veces sea necesario, no es parte de vuestro cuerpo sino un cuerpo distinto que se está alimentando de vuestro cuerpo... cosa (y no lo olvidéis nunca feministas radicales) totalmente opuesta a lo que tan neuróticamente proclamáis. Dejémonos de palabras falsas y de discursos engañosos que sólo sirven para engañar a los pueblos. Al pan pan. Al vino vino. A la puta puta. Y al genocidio (y que no se os olvide jamas a vosotras feministas radicales, y a los hombres que os apoyan además de tantos "raros" sexuales que abundan hoy en día) genocidio. Lo que estáis haciendo (con permiso o sin permiso del padre que intervino para la procreación de dicho ser humano inocente e inofensivo) es el más cruel de los genocidios que existen contra la raza humana. Y ahora seguid haciendo lo que os dé la gana con vuestros cuerpos pero ya sabéis La Verdad de la Palabra de Dios (si sois creyentes) o la verdad de la Biología Humana (si no sois creyentes). Y acabo mi texto porque estoy aburrido de tanta necedad.
No te debes casar por pena (porque entonces te casarías quinientas veces), ni tampoco te debes casar por gusto (porque entonces te casarías un millón de veces), sino que te debes de casar por amor (porque es como Dios manda).
Al fascista El Pelirrojo le tumbé rápidamente en el primer asalto cuando se atrevió a enfrentarse conmigo insultando a las chavalas latinoamericanas. Lo dejé tan KO que se quedó mudo y se tuvo que largar con la cartera a hacer vientos. También tumbé rápidamente a El Aguacero con el mínimo esfuerzo de mi parte. Se acobardó como un conejo asustado y quedó fuera de mi vista para siempre. Era de los que siendo de CCOO lloraba como mariquita porque no le hacían jefezucho para traicionar a los de la clase obrera. Mientras tanto seguía combatiendo al jefe Gominolas que se ponía cada vez más nervioso y resultaba cada vez más patético puesto que ni le tenía miedo ni le llamaba de usted porque para mí no merecía la pena llamarle de usted aunque el muy cobarde se chivó, cuando se vio derrotado definitivamente, al diretor Perezoso. Al director Perezoso también le mandé un directo que le hizo abandonar con el rabo entre las piernas porque se lo tocaba demasiado para hacer sonar la calderilla, aquella calderilla que había aceptado, el muy ruin, para irse a la opé. A la hora de la verdad lo que más me interesaba era que, al llegar la noche, yo estuviera tan fresco como en cada amanecer y, al llegar cada amanecer, yo siguiera dispuesto para seguir acelerando. Dos pasos hacia adelante y un sólo paso hacia atrás, tres pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, cuatro pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, cinco pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, seis pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, siete pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, ocho pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, nueve pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás, diez pasos hacia adelante y sólo un paso hacia atrás... y nunca me fallaba la intuición. Gracias a la intuición conseguí rebasar a todos los desafortunados envidiosos y las desafortunadas brujas que se atrevían colectivamente y en grupos (como los maricas y las amachorradas hacen) a enfrentarse conmigo pese a que terminaban siempre cayendo y besando el suelo. ¡Y eso que decían Las Tres Brujas que me iban a enseñar a ligar a mí cuando ya había ligado definitivamente a la más difícil de todo el Mundo que era y es mi Princesa! Hacía ya bastante tiempo que estaba luchando completamente solo para conseguir a mi Princesa porque hacía ya bastante tiempo que habían ido cayendo, por orden de peligrosidad de menos a más, Meme, Mama y Bobo, que entonces comenzaron a dedicarse a decir memeces mientras mamaban bobadas alcohólicas para poder olvidarla sin haberla tan siquiera conocido. El Tío de la Boina (conocido como Bebe) ni tan siquiera era peligroso y no se arriesgó a perder lo poco que le quedaba de resistencia así que se retiró a tiempo antes de ser destrozado física y moralmente y empezó a beber para olvidarla aunque tampoco la conocía de verdad.  Sí. Me llamo Diesel desde el mismo momento en que hice acto de presencia en las crónicas futboleras del Madrid de los barrios bajos y pobres como Lavapiés, a donde yo acudía, de vez en cuando, para festejar con sus vecinos y con sus vecinas. Y es que sucedía que Juanma, un castizo de Lavapiés, era el autor de aquel sobrenombre y en Lavapiés bien que conocen tanto a Juanma como a mí. En realidad, aquella tarea que parecía imposible, se revestía domingo tras domingo en hazaña heroica, en aventura de lo increíble, en vencer y convencer desde el amanecer hasta que llegaba la hora del aperitivo (sin descansar ni un segundo). Al final de cada combate (con todos tumbados por los suelos) yo seguía resistiendo en pie. Que se lo pregunten a los camareros de Casa Mingo cuando les dio pena el resto de competidores y repartió café con sal entre todos ellos hasta que vomitaran todo ante mi sonrisa y la mirada nublada de El Rijoso que sí, que estaba todavía aguantando porque se había dosificado más que yo pero que al llegar a su casa se derrumbó sobre la cama para dormir la mona mientras yo no sólo no me quedé en casa sino que salí disparado para seguir la fiesta con alguno de mis pocos amigos de verdad o en plan solitario. Me daba igual cualquiera de las dos cosas. En el negociado, la chispa se encendía, de tiempo en tiempo, mientras las chavalas más guapas, más sexys, más atractivas, más inteligentes, más interesantes y las que más me hacían reír; cosa que yo hacía ante los ojos de los demás sin importarme que dijeran lo que dijeran porque mi Princesa ya era mía y me importaba menos que una ñorda lo que dijeran los envidiosos ylas brujas que hablaban por la espalda pero callaban cuando yo estaba presente. Yo seguía con el ritmo más apropiado en aquella cadena industrial en que se había convertido el Banco del cual ya sí que no me acordaba, para nada, de su nombre. Industria de los disparates pero todos más disfrazados y más disfrazadas que los participantes de una mascarada de carnaval. A mí me daba lo mismo. Yo nunca llevaba máscara porque no era El Zorro ni El Llanero Solitario sino solamente Diesel. Si por cada golpe de tecla me hubiesen pagado un céntimo de ganancia ahora yo seguiría siendo como soy (porque jamás me he arrepentido de ser como soy y no como ocurre con otros muchos) pero multimillonario; algo así como el hombre más millonario de la Tierra. Pero tampoco me importaba serlo o no serlo. Sabía de sobra que el hombre propone y Dios dispone... y por lo tanto seguía sin cambiar para nada pero acumulando méritos propìos y no méritos ajenos como hacían todos aquellos que parecían estar tocándose las bolas en lugar de aprender y saber cuadrar los paquetes de cheques que nos endilgaban los jefes y los subjefes no sin antes mirarnos como inquietos a Chema ya mí (Chema era el único que se aproximaba un poco a mí pero tuvo el honor de reconocer que yo era superior) por si acaso nos daba en desear sus puestos. Ni a Chema ni a mí nos apetecía jamás ser jefezuchos de ínfima categoría. Y, de vez en cuando, llegaba de repente un traslado inesperado para aquellos que lamían las botas de quienes les traicionaban mandándoles a trabajar al quinto pino. A Guadalajara, a Soria o hasta a las Islas Canarias por ejemplo. Yo no sé cómo lo hacía, pero los paquetes de cheques quedaban cuadrados antes del mediodía y Gominolas se quedaba con la boca abierta mirándose las muelas con ayuda de la grapadora metálica por ver si su rabia había hecho que alguna de ellas estuviese tan picada como él estaba picado conmigo. Esto le producía dolores de cabeza inimaginables y jaquecas extrañas. Yo no tenía la culpa y seguía adelante. Con la cabeza bien puesta y en su lugar adecuado (como Dios manda) yo seguía fabricando ilusiones para todas aquellas y todos aquellos que confiaban en mí como su líder inesperado. En la Universidad pasaba lo mismo o sea ídem de ídem de ídem. El ideario de mis propuestas era aumentar el caudal de mis conocimientos universitarios para poder desembocar en la Gran Avenida de Los Elegidos mientras desenmascaraba a los enchufados porque eran del Opus Dei, de la Falange, de los Guerrillero de Cristo Rey, etcétera. Yo triunfaba sin tener que ser nunca ni un enchufado ni menos mucho un pelota como otros que yo conocía y a los cuales se les veía el plumero a las primeras de cambio. Y es que no todos los sastres sirven para llevar a cabo un buen corte español. El inglés ni lo aprendí ni lo aprenderé jamás porque no me da la real gana aprenderlo. Con saber bien y a la perfección el español tengo más que suficiente. El inglés me importaba menos, y me sigue importando menos, que un pimiento morrón aunque se pongan de morros contra mí. Que no. Que yo era y soy un líder español y hablo y escribo en español y santas pascuas tengan los ingleses y quienes deseen aprender el inglés. Me sobraba con el idioma de Cervantes y con poder escribir cosas como, por ejemplo: mala la hubiste Gominolas con aquello del torero. Yiyo por ejemplo. ¡Y qué poca gracia tenía Gominolas cuando se hacía pasar por toro! Ese era su problema y no el mío. Gominolas, en lugar de trabajar, se pasaba toda la mañana zanganeando y estaba más majareta que las cabras del manillar de las biciletas de Induraín, a quien había yo dedicado un merecido homenaje alternativo cuando logró su victoria en el Tour. Aproveché, para ello, uno de los panfletos de la UGT que cayeron en mis manos. Me partía de risa cuando intentaban descubrir quién había sido el autor de aquella broma. Pero yo seguía adelante con los faroles. Los faroles de las grandes avenidas madrileñas y las farolas de las calles estrechas madrileñas eran, para mí, la misma cara de la misma moneda. No era yo como otros que a las primeras horas de la noche escondían sus cabezas bajo las almohadas de sus camas porque tenían mucho que callar ante sus mujeres sino de aquellos que sabían llegar hasta la madrugada del día siguiente siempre en pie, siempre dispuesto y predispuesto a seguir adelante con los faroles. Lo castizo llegó a ser parte importante de mi forma de entender la vida y lo castizo me logró atrapar en las redes literarias a lo cervantino: "No crean vuesas mercedes que en esto del querer se basa sólo el conocer sino que, amigo Sancho a ti te advierto, que lo más encantador de vuesa gruesa compañía es el escuchar tus baladronadas lanzadas a los tus cuatro vientos y válgame Dios que en llegando a nuestros lares hemos de topar con los cabestros pero triunfaremos contra los molinos de viento seánse gigantes o séanse solo fantasmas que me parece que lo son". Mi nuevo amigo Llomín quedaba boquiabierto ante mis renuncias a ser abusador de pobres doncellas expoliadas por el comezón de las avaricias de los muy deslustrados chulos que no tenían ni media hostia ni en lo individual ni todos ellos juntos. Y así, de lugar en lugar, iba yo acompañado a veces de Llomín (a veces a solas) para indicarle cual era la hoja de ruta que debíamos seguir para alcanzar la gloria en todos los madriles y sus alrededores; pero Llomín no entendía demasiado, dijera lo que dijera, aunque creía comprenderlo todo. Mi forma de actuar dentro y fuera de la cancha de juego le hacía dudar de mí. Hasta que un día, ya cansado de sus dudas y tras demostrarle hasta donde llegaba mi hombría, no tuve más remedio que mandarle a la mierda.  Quedé de nuevo solo, después de advertirle a Llomín que no siguiera los consejos de una de aquellas brujas que él creía que las conocía muy bien cuando seguía siendo solamente un pardillo vallecano nada más, para su bien y no para el mío pues yo estaba siempre despierto y él siempre iba dormido, bajo las estrellas. Pero recuerdo que le advertí en más de una ocasión, al citado vallecano, que bajo las estrellas de las noches madrileñas era mejor no mojarse demasiado con las bebidas alcohólicas ofrecidas por las brujas y, claro está, las brujas me señalaban con el dedo acusador porque yo no las hacía ni puñetero caso mientras, asustadas, iban corriendo la noticia de que un caballero anónimo estaba suplantando a Don Quijote por las calles de Madrid. ¡Eran gloriosas aquellas gestas en las que Llotín se hacía mil cruces viendo cómo yo iba derribando rivales con el látigo de la indiferencia! Más de un pétalo de rosas quedó como recuerdo de aquellas mis andanzas nocturnales donde el conocido sereno de mi barrio se me acercaba para reírnos los dos al mismo tiempo y durante un buen rato antes de despedirme después de regalarle la propina que se merecía. Se lo conté a Llotín para que supiera muy bien quién había sido yo y quien seguía siendo yo. Yo era Yo y sigo siendo Yo y no he cambiado jamás de chavala. El Pirata de Vallecas me la traía floja, o sea que pasaba a tope de su fama de conquistador de las duras vallecanas. Repito que me la traía floja tanto si era verdad como si era invención de Llotín. A mí las duras vallecanas no me interesaban para nada porque tenía a mi Princesa y era mil veces superior, en clase y en estilo, que todas ellas juntas. Llotín bajó la cabeza avergonzado cuando le mandé a hacer puñetas por hacer caso a las brujas y llamar tonta a mi preciosa y super inteligente Princesa en lugar de seguir mis sabios consejos. Eso lo sabe hasta San Andrés que está en los cielos. La Luna y las estrellas me sirven de testigas.  
Panchito no podía ni comprender ni entender por qué había yo triunfado en las elecciones para enlaces sindicales en el Banco siendo autónomo e independiente. Tampoco Ovíles podía ni comprender ni entender por qué había yo triunfado en las elecciones para representantes estudiantiles en la Facultad siendo autónomo e independiente. Pero no me interesaba, para nada, lo que pensaran o dijeran Panchito u Ovíles. Yo tenía unas obligaciones que cumplir y como líder ejemplar que era tenía que defender los derechos de los trabajadores y los derechos de los estudiantes fuesen o no fuesen seguidores yseguidoras de mi manera de pensar y hacer las cosas, fuesen o no fuesen amigos, fuesen o no fuesen compañeros. No podía defraudar a quienes confiaban en mí y no les defraudé nunca. Adelante con los faroles. Las farolas de las grandes avenidas y los faroles de las calles estrechas de Madrid seguían siendo, para mí, la misma cara de la misma moneda. No era yo como otros que, a las primeras horas del anochecer escondían sus conciencias bajo las almohadas de sus mullidas camas, sino que yo siempre daba la cara, a pecho descubierto, hasta llegar la madrugada del día siguiente siempre en pie, siempre dispuesto y predispuesto a seguir adelante con los faroles. Lo castizo llegó a ser mi forma de entender la vida y lo castizo, más lo bohemio, me logró atrapar en las redes literarias del idioma cervantino. No crean vuesas mercedes que en esto del querer se basa sólo el conocer sino que, amigo Sancho, lo más encantador de vuesa gruesa compañía es el escuchar baladronadas lanzadas a los cuatro vientos y válgame Dios que en llegando a nuestros hogares hemos de triunfar contra los molinos de viento sean o no sean gigantes pues de eso se han de ocupar de descubrir las futuras generaciones. Mi grueso amigo LLotín quedaba boquiabierto ante mis renuncias a ser abusador de pobres e inocentes doncellas expoliadas por el comezón de las avaricias de los muy ya deslustrados chulos. Y así, de lugar en lugar, iba yo acompañado de Llotín para indicarle cuál era la hoja de ruta que deberíamos seguir para alcanzar la gloria en los madriles; pero Llotín no entendió demasiado aunque me decía que sí lo entendía del todo. Se engañó a si mismo y eso me dolió porque era más que un amigo algo así como un hermano para mí. Yo siempre le advertía, por su propio bien pues yo me sabía muy bien el camino por dónde debía ir, que le estaba acompañando para que no cayera engañado por falsos amigos que ni eran tan siquiera compañeros de verdad y por las falsas brujas que nos rodeaban. A Lllotín yo le señalaba la Luna pero él se quedaba mirando solamente mi dedo y, claro está, los falsos amigos que ni tan siquera eran compañeros y las falsas brujas le engañaron.  ¡Eran gloriosas aquellas mis gestas con las que Llotín se hacía miles de cruces viendo cómo yo derribaba rivales con el látigo de la indiferencia! Lo cortés no quita lo valiente, le dije un día a LLotín cuando me criticó diciendo que yo era demasiado diplomático.Y como lo cortés no quita lo valiente yo seguía siendo cortés con los que me seguían siendo fieles y seguía siendo diplomático con los que me traicionaban, me rechaban y me ofendían insultándome gravemente mientras yo siempre les sonría a todos ellos. Lo cortés no quita lo valiente era un lema que también les decía yo a todas y a cada una de ellas, las cuales se quedaban ojituertas al verme vestido de futbolista con mi querida camiseta verdiblanca y mis pantalones cortos de color blanco -como si fuera alegre profesional del Betis- mientras no las hacía ni caso porque seguía soñando con mi Princesa hasta que sonaban los clarines de las madrugadas. Al alba todo era cada vez más blanco para mi conciencia porque mi concienca seguía estando tan blanca como el traje de mi primera comunión (Caballero de Santiago y Hermano de Jesucristo) que ya dormitaba en el baúl de los recuerdos. Cuando a la mañana siguiente de aquella gesta de aparecer vestido del Betis en cierto lugar de brujas volví a la rutina bancaria ya estaba yo preparado para poder pensar otra vez en los libros que debía seguir comprando con mis propios dineros que yo estiraba al máximo para poder divertirme leyéndolos mientras me culturizaba a pasos agigantados según me iba indicando Dudu, que entendía muchos de lecturas aunque su timidez le impedía no sólo decir nada gracioso a los demás sino escribir. Me dijo que él no escribía pero que confiaba en que yo lo siguiera haciendo. Así que, de vez en cuando, se me escapaban las escrituras y me convertía en caballero de las damas de las camelias o quizás en un personaje salido de las aventuras de aquellos tebeos nuestros donde la realidad y la ficción eran una misma cosa. ¡Cuestión de saber cómo escurrir el bulto cuando llegaban las brujas enfadadas o los grises dando cachiporrazos a diestro y siniestro porque, la verdad sea dicha, pasaba ya de todo aquello aunque siguiera defendiendo los derechos de los trabajadores y los derechos de los estudiantes! Yo siempre estaba presente cuando acudían a mí para defender dichos derechos pero, a la vez, yo siempre estaba ausente y me lanzaba hacia los horizontes más puros, más nobles, más de acuerdo con mi condición. Nunca me puse condición alguna para acudir donde se me necesitaba pero jamás me dejé atrapar en las redes de las brujas ni en las redes de los ideólogos. Lo mío era mente sana en cuerpo sano.  Mis pensamientos seguían siendo pautas basadas en ideas propias y no en ideologías ajenas. Aquello era un vaivén de sentires que yo trasladaba dándoles vida en las hojas de papel donde se convertían en personajes de mis historietas más o menos cómicas y en mis historias más o menos serias. Llotín y Dudu no se entendían entre ellos mismos, nadando entre dos aguas como siempre. Así que tuve que intervenir -porque los dos eran amigos míos- para que se hiciesen amigos de verdad, pero la verdad es que Llotín empezó a tirarse a los montes como las cabras que no saben lo que hacen mientras Dudu siempre se mostraba sereno y era más bueno que el pan. Para mí era divertido estar entre los dos, escuchar a los dos sin darles ni quitarles la razón a ninguno. Eran las ideas que se esgrimían en aquellas tertulias de café dónde también acudía Sanrrillo (otro amigo mío) para formar un cuarteto de la existencia humana jugando al mus de las verdades. Lo mejor era ver, oír y callar hasta que, cuando ellos guardaban silencio, comenzaba yo a explicarles cómo habían de vivirse las aventuras fuera de toda aquella perversa y fétida movida que no era la nuestra por supuesto. Y es que había dos movidas madrileñas. La de ellos (totalmente corrupta, corrompida y sin valor alguno) y la nuestra (sana, cordial, amable y llena de valores). La verdadera movida nuestra era no sucumbir antes de que llegara el Fin de Año y, cuando el Fin de Año nos encontraba bien despiertos ya les había yo indicado a Sanrrillo, Dudu y Llotín, cuales eran mis horizontes y les indicaba que allí, en la lejanía, al otro lado del Mar Atlántico, vivía mi Princesa y que yo la estaba esperando. Lo que me sucedía sentimentalmente era muy normal. Estaba verdaderamente enamorado de mi Princesa. Pero no llegaron a entenderlo del todo y yo no estaba dispuesto a retroceder. Se alejaron de mi lado porque no podían tener el mismo valor o porque el miedo les atenazaba demasiado para, a pesar de que eran valientes, no ser capaces de pasar el Finisterre (Fin de la Tierra). Pero yo sí.  
El colmo de un político es llamarse Pepe yser del PP.
Lo que me sucedía era muy normal si lo hubiesen visto desde el lado normal de los sucesos; porque cuando alguno se desviaba de mi ruta yo no estaba dispuesto a retroceder sino que seguía siempre con aquello de dar dos pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás; tres pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, cuatro pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, cinco pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, seis pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, siete pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, ocho pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, nueve pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás, diez pasos hacia adelante y sólo uno hacia atrás... que era la mejor manera de obtener victorias cuando las apuestas me eran contrarias.  De esta forma rompía yo todos los pronósticos y seguía siendo uno de los caballeros de armas tomar pero teniendo sumo cuidado de no tomar más de la cuenta porque lo nuestro estaba bien claro: o sobrevivíamos a todos aquellos atropellos de la movida madrileña o moríamos en el empeño de crear nuestra propia movida y, que yo sepa, todavía estábamos los dos más vivos que el grueso pelotón de los torpes. Recuerdo aquella vez en que Dudu y yo (cuando yo era enlace sindical autónomo e independiente) nos dirigimos a todos los compañeros y compañeras del negociado y les hicimos saber que eran libres para pedir lo que de verdad quisieran pedir ellos y no sus representantes sindicales. Por primera vez en la historia del Banco todos ellos y todas ellas se sintieron de verdad liberados de las amenazas de lo Justo o lo No Justo. Les hicimos saber que todas las peticiones que habían hecho salidas de sus propios corazones las habíamos apuntado en un papel y que luego todo eso lo llevaría yo a discusión con el resto de los enlaces sindicales bancarios para decidir qué se podía lograr y qué no se podía lograr. Eso era precisamente lo que predicábamos siempre los autónomos independientes. Pero mira por dondoe alguien se chivó al Justiciero Canario y apareció, de repente como un búfalo enrabietado, en el negociado amenazando a todos y a todas, y exigiendo que le dijeran quiénes habíamos demostrado lo que era la verdad de las decisiones democráticas escuchando a todos y a todas. Se puso como un basilisco cuando le dije que había sido yo y, ante sus groseras amenazas de publicar que estaba yo loco, todos los compañeros y compañeras (mientras Dudu guardaba silencio) comenzaron a arrepentirse de haber hablado, por una vez en sus vidas, con entera liberación y ante el miedo, el temor y el pavor que les infundía El Justiciero Canario, mintieron miserablemente al decir que Dudu y yo les habíamos engañado. No fueron capaces de decir que por primera vez habían dicho lo que de verdad querían decir y habían pedido, con entera liberación, lo que querían pedir. Era la demostración que yo estaba buscando. Sabía que la reacción de todos ellos y todas ellas sería de una cobardía de tal tamaño pero regresé al puesto de trabajo y seguí luchando por todos aquellos cobardes incluso en las calles madrileñas si era necesario y mientras ellos jamás participaban en ninguna de aquellas batallas pero, siguiendo con sus cobardías, eran los primeros en tender la mano para recoger el fruto de nuestras luchas aun arriesgando nuestras propias vidas por todos ellos y por todas ellas. Les demostré lo que quería demostrarles. Que, por un lado, era imposible que los autónomos independientes presentásemos nuestra propia Lista para las Elecciones Sindicales porque no tenían conciencia de lucha obrera y que, por otro lado, una vez yo elegido por todos ellos y por todas ellas no podría hacer más porque no me lo iban a permitir ninguno de los sindicalistas del color ideológico que fuese. La demostración palpable era lo sucedido con el Justiciero Canario que les infundía miedo, temor, terror... mientras que yo sólo sonreía mientras seguía trabajando sin descanso alguno... Hasta que llegó el momento de acelerar el paso y dejar atrás a Dudu y a Llotín porque ellos ya no podían seguir mi ritmo de corredor de fondo. Entonces conocí lo que es la soledad del corredor de fondo. La soledad del corredor de fondo era un asunto que no me llamaba demasiado la atención pero tuve que conocerla muy bien y me dediqué por entero a la Universidad. En mi carrera de fondo en la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, había alguien que me recordaba a alguien del pasado (Romanosky) y para dejarle los recuerdos de cuando yo era compañero de él y él solamente un gilitonto más dejé que observara las huellas que yo iba grabando en la memoria de los universitarios y las universitarias. Nunca contabilicé el número de mis huellas, aquellas huellas que iba dejando en el pensamiento de las que más me gustaban ver y tampoco era asunto de moletar a ninguna de ellas, por muy buenas que estuvieran, así que, de manera totalmente voluntaria, alguien se equivocó de número cuando se fijó en mí ya que yo siempre seguía soñando, nada más, con mi Princesa y no tenía ningún tiempo que perder con otras aunque me gustasen tanto que eran muy interesante conocerlas. No. Preferí que no se confundieran conmigo. Si había aprendido a dominar mis impulsos naturales era solamente mi forma y manera de ser siempre fiel a la que estaba dentro de mis sueños desde que tenía yo solamente 7 años de edad. Y en cuanto a las "varillas" de la noche no me importaban en absoluto. Eso quedaba para tios como Bebe que no servían para ligar otras cosas. Mi forma de ser y de actuar me elevó, entre las chavalas de mejor bien y de mejor estar, a la categoría de Caballero de Honor auqnue yo había renunciado, desde siempre, a eso de intentar ser un futbolista profesional del Real Madrid y seguía siendo un león de los del Athletic Club de Bilbao.  Al principio no querían creerlo, pero tanto Llotín como Dudu y Sanrrillo no tuvieron más remedio que aceptar que yo levantara el vuelo para seguir la ruta de mis equilibradas aventuras que se repartían entre el Banco y la Facultad y desde las calles a los hogares a donde solía acudir como invitado especial pero no por nada en especial salvo conocer ciertas amistades peligrosas y hacerselo saber a quienes quisieran escucharme. Cuando consideraba que ciertas amistades (Quique Facha por ejemplo) eran peligrosas, yo acudía a su casa para demostrarle que ni le tenía miedo a él ni tampoco a sus peligroso perros dobermanes de presa a los que con sólo mirarles una vez a los ojos los dejé más mansos que los corderitos de leche. La mala leche que se les puso a los fascistas y a los neonazis se la tuvieron que tragar para sus adentros proque también demostré que no les tenía miedo en las calles de su "Zona Azul" por donde me paseaba cuantas veces me daba la real gana y sin compañía alguna. También enseñaba a quienes me querían escuchar lo que era ser un "tonto útil" para que ellos dejaran de serlo si ya lo eran o nunca lo fuesen si es que todavía no lo eran. Los tontos útiles no entraban en mis planes ni en mis cálculos porque les daba esquinazo poor aquello que decía mi abuela materna de "cuanto menos bulto más claridad".  Originalmente, desde mi nacimiento, yo ya estaba señalado por el Destino de Dios para ocupar un lugar en las famosas tertulias de los cafés y así lo hacía acudiendo en solitario a algunas de ellas sólo para aprender a escuchar y llevándolas a cabo con amigos como Sanrrillo, Dudu y Llotín, donde les contaba todo lo aprendido más otras muchas cosas que me inventaba yo sobre la marcha (improvisar siempre se me ha dado muy bien) y ellos se partían de risa mientras me admiraban por el par de huevos que le echaba yo a todos esos asuntos. Cuando terminó aquella experiencia de las tertulias yo aparecía y desaparecía, como por encanto, en cafetines de mala muerte más o menos interesantes o en salones de lujo más o menos importantes, donde observaba para saber lo de "Estoy luego existo", una versión libre y original de "Pienso luego existo" porque me parecía más interesante, más emocionante y más divertido que lo vivido por Descartes y los realistas descartianos a los que tenía complemente aturdidos y despistados (descartados por supuesto) porque pasaba olímpicamente de todos ellos.     
 Me entusiasmaban tanto las aulas universitarias y todo aquello del Periodismo con P mayúscula de Profesional que me dio por apuntarlo todo y todavía me quedaba tiempo de sobra para estar observando los panoramas femeninos y las traicioneras acciones de los fascistas y neonazis que por allí pululaban. Me entusissmaban las chavalas de muy buen ver tanto cuando me las encontraba dentro de las aulas, por los pasillos de la Facultad o en la misma cafetería; aquella pequeña y estrecha cafetería con la que nos teníamos que conformar aun sabiendo que había posibilidades de edificar otra mucho mejor en todos los sentidos si derribábamos el "Muro de las Discordias" de lo cual hablaré en el próximo párrafo. A veces me quedaba sorprendido ante aquellas bellezas femeninas pero nunca jamás traicioné a la Princesa que llevaba yo dentro de mí desde que tuve 7 años de edad. Pero yo, a la vez que las observaba, me dedicaba a seguir aprendiendo cómo realizar artículos, crónicas, columnas de opinión y los demás géneros periodísticos (desde entrevistas de alto nivel hasta chistes de humor inclusives y todo los demás) que yo ya sabía practicar desde mi tierna infancia pero que ahora estaba demostrando que las dominaba a la perfección.Yo era el que se atrevía a opinar cuando los otros (rivales) estaban callando y de los que se atrevían a callar cuando los otros (rivales) se las daban de verdaderos oradores a lo Castelar pero que no hacían más que lanzar peroratas llenas de palabrería inútil (pues en verdad que eran inútiles a la hora de la verdad todo lo que decían pero que no eran capaces de cumplir).Y cuando yo callaba y ellos (los rivales) pensaban que ya me habían derrotado, yo me levantaba y decía algunas frases que impactaban tanto que se volvían a quedar callados (los rivales) ante las risas y el jogorio general de los míos y las mías. Me encantaba eso de llevar la contraria a tantos listos (o que se las daban de listos) porque sólo lanzaba proclamas de justicia cuando creía que era una justicia decirlas. Fue proverbial aquella tarde en que lancé una de ellas que mi amigo El Granadino la llamó la Ley de Pepe. Se trató de lo siguiente: "Cuando un alumno o alumna no acude a un examen queda suspendido o suspendida; así que cuando el que no acude al examen es un profesor, todos y todas nos merecemos un aprobado general". Lo dije por "El Bombilla" pero lo estaba también diciendo por todos, porque yo jamás me vendía a ningún postor. Hasta los profesores y las profesoras que me estimaban me consideraban un joven justo y que sólo buscaba justicia para todos y para todas. Mi postura era no claudicar jamás y cuando los ideólogos pedían que hiciésemos huelgas, yo pensaba y meditaba si era justa o no era justa fuesen quienes fuesen las que las planteaban. Si las consideraba justas (por mis ideas y no por ninguna ideología) era uno de los primeros en apoyarlas y llevarlas a cabo; pero si las consideraba injustas (por mis ideas y no por ninguna ideología) jamás las llevaba a cabo y me integraba a las aulas aunque sólo fuésemos 4 ó 5 los valientes que no secundábamos aquellas injustas huelgas o aunque me quedase más solo que la una dentro del aula (como me ocurrió más de una vez). Repito que si las consideraba justas me unía a ellas tanto dentro de la Facultad como en las calles; pero si las consideraba injustas (me insultasen o no me insultasen los déspotas y autoritarios que se creían que me iban a achantar) no perdía el tiempo en vanas discusiones con ninguno de los ideólogos y pasaba de todos porque yo no creía ya en la Justicia humana (por lo sucedido en el Banco) y sólo creía y sigo creyendo en la Justicia de Dios.Aprendía a no perder el tren que me guiaría hasta la consecución del título de Licenciado Profesional (y no como otros que trabajaban y no tenían ni estudios medios sino que estaban enchufados por la Falange, el Opus Dei, o cualquier otra clase de poderes fácticos). Muchos de mis amigos y amigas (y por eso me duele más) fueron tan ingenuos que creyeron en los ideólogos y luego tuvieron que abandonar la carrera de Periodismo en medio de las lágrimas, los lloros y los cabezazos pesarosos de un lado otro porque habían caído en la trampa de los fascistas. Entonces, viendo tantas injusticias contra los más humildes, me juré a mí mismo y juré ante Dios que no me iban a derribar y que iba a terminar la carrera para, una vez siendo Licenciado y habiendo demostrado que era un extraordinario profesional, llegaría un día que lo contaría todo tal como sucedió y no como tal dicen que sucedió los interesados en no contar la verdad. Y eso estoy haciendo.Yo podía ser un creyente cristiano -y lo era- pero nunca un ingenuo y a mí las proclamas ideológicas me importaban menos que una mosquita muerta (y cierto es que había muchas mosquitas muertas en aquellas aulas pero que vistos de cerca, como los vi yo, no tenían ni la más remota idea de lo que es ser Periodista con P mayúscula de Profesional). Las ideologías no me movían de mi asiento si consideraba que estaban cometiendo injusticias Ya me estaba dando cuenta de que yo era un líder natural y un líder inesperado. Así que decidí atacar de frente a todos los fascistas y neonazis que por allí pululaban como Pedro por su casa. Ser un líder natural (y además inesperado) me llevaba a actuar como un líder contra las injusticias así que mi bandera de lucha era luchar contra todo lo injusto y es por eso por lo que formé parte de aquel pequeño grupito de estudiantes que derribamos a martillazo limpio aquel "Muro de Las Discordias" con lo que dejamos el camino abierto para que las futuras generaciones de periodistas no tuvieran que seguir sufriendo la aglomeración de estudiantes en cada aula, para que tuviesen una cómoda y amplia biblioteca (en la cual también ayudé algunas veces) y otras ventajas que nosotros no tuvimos como, por ejemplo, una amplia y lujosa cafetería que es la que usan ahora. Hablando de nuestra humilde, pequeña y estrecha cafetería, recuerdo que yo iba allí, en los momentos de descanso entre asignatura y asignatura, no sólo para charlar con mis amigos sino, sobre todo, para ver a las más guapas e interesantes que se atrevían a entrar a ella. Y es de destacar a una superguapa que estaba como un tren vestida con chándal deportivo rojiblanco pero a la cual nunca jamás molesté, ni me dirigí a ella de ninguna manera porque no iba a traicionar jamás a mi Princesa. Con todo lo que anotaba en mis apuntes y con todo lo que aprendía observando la forma de actuar de unos (los míos) y de otros (los rivales) además de seguir calibrando la calidad de la belleza de las chavalas (sin engañar jamás a mi Princesa repito una y mil veces) iba yo armando una cultura mosaico; esa cultura mosaico que había aprendido a construir sólidamente desde mi más tierna infancia, cuando comencé a saber leer, a través de aquellos pequeños libritos de la Colección "Pulga" que me regalaban los Reyes Magos. Con esa cultura mosaico en general yo aprendía más y mejor a estar siempre al loro para saber qué clase de decisión debía tomar saliendo de mi propia conciencia y si mi propia conciencia les molestaba a los ideólogos de cualquier color político o sindical, sea cual fuese el pensamiento de esos ideólogos, a mí me importaba menos que un comino aderezado con ajo arriero y, como los verdaderos y buenos arrieros, seguía mi camino sin pararme a discutir cosas necias como intentarme convencer de lo que era justo o lo que era justo. Insisto en que ya no creía en la Justicia de los humanos sino en la Justicia de Dios; así que acudía a la cafetería para ver la cara de la superguapa del chándal deportivo rojiblanco o de otras que estaban de tan buen ver pero, por lo demás, yo pensaba que las aulas estaban para algo más que para perder el tiempo jugando a los naipes o a cualquier tontería similar, salvo cuando había descanso y jugaba con mis humildes amigos (los más humildes que fueron derribados por los fascistas y los neonazis a los cuales les declaré la guerra abierta) a tirar monedas contra la pared , a jugar al fútbol en los pasillos con pelotas de papel o simplemente a contarnos chistes jocosos pero sin molestar a ninguna chavala (cosa que sí que hacían los fachas). Lo mío, lo verdaderamente mío, no era ennoviarme con ninguna de las chavalas que me gustaban (yo ya tenía novia desde lo 7 años de edad) sino escuchar y anotar bien todo lo que escuchaba. Lo demás era lo que el viento se llevó.Con un extraordinario equilibrio (para demostrar que los que me llamaban loco eran tarados mentales en su totalidad) aprendía yo a que para ser una gran líder había incluso que aprender a ser un gran perdedor -antes de triunfar finalmente- para ponerse en la piel de los grandes perdedores y sufrir, por empatía con ellos, lo que sufren los grandes perdedores. Cuando los demás no estaban de acuerdo que yo conociera y experimentara ser un gran perdedor (sin serlo jamás en mi vida) yo no lo explicaba porque era un compromiso con Jesucristo y mi Princesa. Así que aprendí a ser lo que es ser un gran perdedor pero triunfando al final gracias a ello. Sabiendo lo que se siente es la mejor manera de no caer en la trampa. Por otro lado también me ocupaba en observar las acciones de aquellos simiescos personajillos que bailaban al son de los ideólogos universitarios porque se dejaban libremente engañar. Estos sólo me despertaban pena y lástima pero no podía hacer nada por ellos y yo estaba muy ocupado en ayudar a quienes creían en mí como líder. Yo nunca fui una marioneta en las manos de los manipuladores universitarios que eran, ni más ni menos, que los mismos ideólogos de las jornadas laborales introducidos en las recámaras universitarias por ver si a río revuelto ganancia de pescadores y pescaban adictos seguidores a sus ideologías. Pescaban algo pero en mi caso sólo pescaban resfriados cuando me seguían los pasos tanto por el día como por la tarde o por la noche. Que se jodan.Para mí sí que era provechoso todo aquello de la enseñanza universitaria y así fue cómo lograba llevar a cabo prácticas periodísticas de carácter genial (me importa un bledo lo que digan los chupatintas de la Agencia Efe a los cuales les tuve que mandar a la Eme o los de cualquier revista como Triunfo que resultaba, en verdad, ser un petardo para mis aspiraciones y ahora me alegro una enormidad que no me admitieran entre ellos). Era en verdad genial todo lo que salía de mis manos, pasando antes por mi cerebro, y de lo cual dejé ejemplos que se guardan en la Facultad para que los vean las futuras generaciones de periodistas. En este sentido fue genial la Entrevista que le hice a Fiodor Dostoievsky, el análisis del mamboretá de Cortázar y otros muchos trabajos que presentaba yo siempre con la vitola de genialidades (algunas de ellas totalmente voluntarias además de las impuestas). En realidad lo del Periodismo con P mayúscula de Profesional ya lo llevaba yo en la sangre, en mi genética... y lo de escribir (ser escritor) me venía desde mi nacimiento como un don natural de Dios (que otorga dones naturales además de dones espirituales). Aprendiendo un poco de todo llegaba y sigo llegando a aprender mucho de cada tema que caía y cae entre mis manos. Esto es una máxima para mí, que siempre he sido como una esponja absorbiendo todo lo que me ensañaban además de lo que salía de mi propio interior. Así elaboraba mis propias revistas y hacía las crónicas necesarias que debía aprender a dominar para no desengañar a todas aquellas y todos aquellos que habían confiado en mí. Jamás les defraudé a ninguno de ellos ni a ninguna de ellas.                      
Amigos y amigas lectores y lectoras de mis textos, gracias (como se lee en las servilletas de la Cafetería "Lavazze" del Zig-Zag de Murcia capital, desde donde estoy escribiendo estas espontáneas reflexiones, por tomaros la molestia de leerlas y ponerlas en vuestra consideración. Ya que estamos metidos en la materia (y el mundo para muchos es sólo materia y por eso sucede lo que está sucediendo) aclaremos tres puntos esenciales en la filosofía del famoso Platón de la Antigëdad Griega. Empiezo la primera reflexión: ¿es realmente cierto lo que dice Platón de que somos solamente ideas metafísicas de carácter absoluto?. Eso forma parte fundamental del pensamiento filosófico de Platón con el cual no estoy para nada de acuerdo. Existen algunas ideas metafísicas y no metafísicas que sí son absolutas (y lo he venido diciendo muchas veces) pero también en nuestro cerebro existen muchas ideas metafísicas y no metafísicas que sólo son relativas. Además no solo somos los seres humanos un conjunto de ideas sino que Dios nos creó también con cuerpo, alma y espíritu; o sea que también tenemos, además de ideas absolutas y relativas, pensamientos que pueden ser a veces absolutos y a veces relativos, sentimientos que pueden ser a veces absolutos y a veces relativos y formas de ver la vida que a veces son absolutas y a veces relativas. O sea, que en breves segundos, acabo de rebatir el absolutismo del pensamiento de Platón. Dejo ya este primer tema para el debate si queréis llevarlo a cabo. El segundo punto a reflexionar sobre el pensamiento filosófico de Platón es el relacionado con el tan famoso e inexplicable "amor platónico". Yo niego totalmente que exista el "amor platónico". Jesucristo me habla de muchas clases de amor (amor a Dios, amor a los demás, amor matrimonial, amor a los padres, amor a los hijos, amor a los hermanos en la Fe, amor a los enemigos... ) pero jamás me ha dicho nunca, y lo podéis comprobar escudriñando la Biblia, que exista el "amor platónico" que es una manera de pensar, además de antigua, totalmente obsoleta y fuera de toda Lógica. Y eso que los pensadores griegos amaban tanto la Lógica. Por más que quiero descubrir qué es eso del "amor platónico" me es totalmente absurdo y descubro que es una pura falacia. Todo amor lleva contenido de espitualidad o de materia pero no existe un amor carente de contenido amoroso que es lo que, en definitiva, yo deduzco al final cuando pienso en lo del amor "platónico". Si el amor no tiene contenido concreto material, espiritual o de ambas partes (que es lo que dice Jesucristo) nos encontramos con el absurdo paradójico de que el "amor platónico" al no tener contenido concreto alguno es un amor carente de amor luego no puede ser amor... y de ahí deduzco que al carecer de amor no es amor o, simplemente, Platón estaba tan errático que se contradecía a sí mismo; cosa que no ocurre jamás en el pensamiento verdaderamente cristiano. Yo, por ejemplo, de ninguna manera amo a mi esposa, a mis hijas o a cualquier otro ser humano de manera "platónica" pues entonces no estaría amando a nadie. Dejo este segundo tema también para la libre opinión del debate si es que lo queréis debatir. Y el tercer tema que, espontáneamente, y sin previo aviso, me ha venido a la memoria es la tan famosa parábola platónica de que somos sólo sombras reflejadas en la pared de una cueva. Eso también me parece otro absurdo y más viniendo de un pensador tan famoso en la Filosofía como lo es Platón. Voy a explicarme. Yo soy el primero que dije que nos cmponemos físicamente de cuatro componentes: cabeza, tronco, extremidades y sombra. La sombra es, podríamos decir nuestra conciencia externa que, al llegar el silencio nocturnal se no sconvierte en conciencia interna. Jamás me ha dicho Jesucristo que seamos como sombras reflejadas en ninguna clase de superficie (sea la cueva de Platón o sea las cuevas de Altamira por poner otro ejemplo de cuevas) sino que poseemos todos una sombra pero no se refleja en ninguna pared de ninguna cueva (sobre todo en esta España en que ya casi nadie vive en cuevas salvos los extremistas eremitas que, para Jesucristo, sólo son extremistas que se sacrifican inútilmente porque dice que no quiere sacrifico alguno ya que Él lo hizo en la Cruz). O somos sensatos o somos insensatos pero no podemos ser las dos cosas a la vez. Nuestra sombra no es la Teoría de Platón de las sombras reflejadas en las paredes de una cueva, sino esa compañía profunda que nos acompaña siempre (externa por el día e interna por la noche) y que viene a ser el reflejo del Espíritu Santo que siempre es Luz y no Oscuridad (pues en las paredes de las cuevas sólo hay oscuridad). Luego nuestra sombra humana no se refleja en nada material (y la pared de una cueva es solamente material) sino en algo completamente espiritual (y el Espíritu Santo sólo es espiritualidad). ¿Acaso la conciencia sólo la tenemos cuando nos encerramos, como hace el extremista eremita en una cueva o la tenemos a todas las horas del día y en cualquier parte o lugar donde estemos?. Es más yo puedo afirmar que en una cueva lo único que se puede reflejar en su pared es la soledad, la profunda soledad pero hay muchas clases de soledades que no son producto de nuestra sombra como dice Platón. Por eso dice Jesucristo que "Bienventurados son los que sufren de soledad porque ellos serán consolados". Pero Jesucristo no habla de que serán consolados metidos en una cueva esperando, inútilmente esperando, a convertirs en una sombra reflejada en la pared sino un ser humano que está necesitado de ayuda social pongamos por ejemplo que eso sí es filosofía para pensar en vez de perder el tiempo en necedades de sombras relejadas en la pared de una ceva. El mendigo que está pìdiendo comida está sentado en las calles, por ejemplo, pero no es una sombra a la que vemos en la pared de la oscuridad sino que está en la Luz y lo vemos todos con gran claridad. Otra cosa es que las personas sean conscientes y tengan conciencia o la hayan perdido. O el pensamiento de Platón es una más de las muchas locuras que han pensado tantos filósofos elevados a la fama y a la gloria en los libros de Filosofía o Platón no sabía lo que estaba diciendo. Dejo ahora sí este tercer tema para el debate, mientras acabo de terminar mi café con leche. Y gracias por su visita a mi texto... que lo cortés no quita lo valiente y que tanto quien quiera estar de acuerdo con mis reflexiones o tanto quienes quieran estar en contra de ellas yo no voy a discutir por eso. Mis únicos pensamientos y reflexiones son seguir el Camino, la Verdad y la Vida de Jesucristo. Y hay bastantes versículos escritos en la Biblia que habla de la necedad de los que han pasado por la vida siendo considerados sabios. Pero eso ya es otro tema. Buenas noches a todos que tengo una novela en mi memoria y quiero estar relajado para poder plantearla acertadamente según me dirija el Espíritu de Dios.
Os adelanto la sinopsis de mi próxima novela titulada "Historia de Alison": "Alison es una soltera bellísima que está trabajando como reportera "freelance" en Tailandia. De pronto la cortejan dos periodistas profesionales: uno del "National Geographic" y otro del "Times". Tiene que elegir uno de los dos. Mas todo se complica cuando aparece un tercer periodista del periódico "Cerros Verdes". En esos momentos recibe una llamada de su Director diciéndole que lo deje todo y vaya a Afganistán como corresponsal de guerra y que la acompañe el periodista que elija. Ella tiene que elegir a uno de los tres. Como cree en los horóscopos y ella es "Cáncer" estudia los horóscopos de los tres periodistas. El del National Geographic es "Tauro", el del "Times" es "Piscis" y el del "Cerros Verdes" es "Capricornio". La decisión que tome será totalmente fundamental para su futuro en el Mundo del Arte que es lo que en verdad es lo que ella desea.
Yo sólo voy a los horizontes humanos que están poblados de gente ansiando la libertad. Yo sólo voy a los altamares del mundo en donde las aves son libres para poder volar. Yo solo voy a los espacios aéreos donde no existen fronteras para poder viajar. Yo sólo voy... voy llevando un poco de amor para el que necesita superar la fatiga de la vida y decirle. "sigue adelante o descansa pero no detengas tu soñar". Yo sólo voy caminando bajo las luces del sentimiento y mis pensares se mezclan con el decir de las gentes convertidas en personas que saben de verdad amar. Yo sólo voy, viajero, movido por las etéreas ensoñaciones vividas y que no quiero olvidar porque son para un futuro que aquí, en el centro de mi vida, está presenciando mis sueños y los hacen realidad. ¿Quién mueve mis pensamientos?. ¿Silencio?. No. No es un silencio. Es la palabra de Dios que me hace seguir pensando palabras y más palabras en forma de libertad. Y esas palabras son Grandes Sueños nada más. Grandes Sueños de cuestiones tan sumamente pequeñas que todas unidas me conforman ese pequeño universo que llamo siempre Eternidad. Y entre la vida y el sueño perpetuo mis silencios los convierto en sonrisas para poder existir en un mundo que está naciendo y el otro que muere ya. Y es que yo sólo voy sembrando esos gorriones grises que, por los milagros de Dios, se convierten en canciones escritas en el viento de la Gran Ciudad. Yo sólo voy... siempre soñando con Ella y, entre mi Sueño y el suyo formamos la unidad de un criterio crsitiano que busca... busca lugares ocultos... para darles la libertad de esa luz que nace en la luna y que el sol la renovará cuando mañana, al despertar de nuevo, otra vez Dios nos guiará en este caminar silencioso que es una sílaba nada más. ¿Cuál sílabas tú prefieres?. Dinos. Dinos cuál sílaba tu prefieres y Ella y yo te acompañaremos para que la puedas encontrar. Pero yo sólo voy pidiendo que sean de la sinceridad que surge de dentro del alma y se expande por toda tu materia, tú que me estás leyendo, toma tu sílaba, dibújala en tu memoria y escríbela. Mañana habrá un ángel que la podrá transportar a este cielo que esta noche ya es sólo un meditar... meditar sílabas de acuerdo con el corazón que palpita. Y la suave luna desciende para alumbrar nuestra estancia. Mañana. Mañana será ese día en que tú habrás conseguido que tu sílaba se extienda y se convierta en una frase entera. Voy a soñar un poco para que veas que es verdad. Yo ahora sueño una sílaba. Elijo la libertad. Y construyo la siguiente frase: "Contigo hasta la Eternidad". ¿Has visto qué fácil es inventar la realidad?.
¿Bah?. ¿No sería mejor decir BHA?. Exacto. Esto sólo es un minirelato de un asunto real, verídico y científicametne demostrado...La historia es la del BHA de los 70, los 80 e inluso los 90. La historia es de unos empleados "de paños menores" que idolatran al que les habla de justicia social y justo reparto de las riquezas. La historia es que empiezan a conocer los jóvenes de España (ellos y ellas) lo que es no encontrar un trabajo. El caso es que los "líderes" sindicales de turno, apoyados desde afuera por unos cuantos adláteres (de poca monta) inflaman la mente de los desprevenidos bancarios con aquellos de !No a las horas extras para trabajar todos!. Y el caso es, y termino el minirelato, que todos aquellos que idolatran a quien les habla desde la tribuna y aplauden el slogan... pues... sencillamente no trabajan por la mañana para poder hacer horas extras y comprarse lindos chalets a costa de los que están en el paro... si... el caso es que hasta ofrecen a sus mujeres a los poderes intermedios como, por ejemplo, el Director de Personal. Fin. Ahora toca meditar...

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