• Joaquin Sariego
logico
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  • País: Chile
 
Me ha herido recatándose en las sombras,sellando con un beso su traición.Los brazos me echó al cuello y por la espaldapartióme a sangre fría el corazón.Y ella prosigue alegre su camino,feliz, risueña, impávida. ¿Y por qué?Porque no brota sangre de la herida.Porque el muerto está en pie.
Nuestra pasión fue un trágico saineteen cuya absurda fábulalo cómico y lo grave confundidosrisas y llanto arrancan.Pero fue lo peor de aquella historiaque al fin de la jornadaa ella tocaron lágrimas y risasy a mí, sólo las lágrimas.
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,es altanera y vana y caprichosa;antes que el sentimiento de su alma,brotará el agua de la estéril roca.Sé que en su corazón, nido de sierpes,no hay una fibra que al amor responda;que es una estatua inanimada..., pero...¡es tan hermosa!
Lejos y entre los árbolesde la intrincada selva,¿no ves algo que brillay llora? Es una estrella.Ya se la ve más próxima,como a través de un tulde una ermita en el pórticobrillar. Es una luz.De la carrera rápidael término está aquí.Desilusión. No es lámpara ni estrellala luz que hemos seguido: es un candil.
La gota de rocío que en el cálizduerme de la blanquísima azucena,es el palacio de cristal en donde,vive el genio feliz de la pureza.Él le da su misterio y poesía;él, su aroma balsámico le presta.¡ Ay de la flor, si de la luz al besose evapora esa perla !
Para que los leas con tus ojos grises,para que los cantes con tu clara voz,para que llenen de emoción tu pecho,hice mis versos yo.Para que encuentren en tu pecho asiloy les des juventud, vida, calor,tres cosas que yo no puedo darles,hice mis versos yo.Para hacerte gozar con mi alegría,para que sufras tú con mi dolor,para que sientas palpitar mi vida,hice mis versos yo.Para poder poner ante tus plantasla ofrenda de mi vida y de mi amor,con alma, sueños rotos, risas, lágrimas,hice mis versos yo.
Almas cándidas, Santos Inocentes,que aumentáis de los ángeles el coro,al que llamó a los niños de su ladorogadle por nosotros.Apóstoles que echasteis en el mundode la Iglesia el cimiento poderoso,al que es de la verdad depositariorogadle por nosotros.Mártires que ganasteis vuestra palmaen la arena del circo, en sangre rojo, al que os dio fortaleza en los combatesrogadle por nosotros.Vírgenes semejantes a azucenasque el verano vistió de nieve y oroal que es fuente de vida y hermosurarogadle por nosotros.Monjes que de la vida en el combatepedisteis paz al claustro silencioso,al que es iris de calma en las tormentasrogadle por nosotros.Doctores cuyas plumas nos legaronde virtud y saber rico tesoro,al que es raudal de ciencia inextinguiblerogadle por nosotros.Soldados del Ejército de Cristo,Santas y Santos todos,rogadle que perdone nuestras culpasa Aquél que vive y reina entre vosotros.
Tu aliento es el aliento de las flores,tu voz es de los cisnes la armonía;es tu mirada el esplendor del día,y el color de la rosa es tu color.Tú prestas nueva vida y esperanzaa un corazón para el amor ya muerto:tú creces de mi vida en el desiertocomo crece en un páramo la flor.
Rima XCII, Becquer
Autor: Joaquin Sariego  123 Lecturas
Tu aliento es el aliento de las flores,tu voz es de los cisnes la armonía;es tu mirada el esplendor del día,y el color de la rosa es tu color.Tú prestas nueva vida y esperanzaa un corazón para el amor ya muerto:tú creces de mi vida en el desiertocomo crece en un páramo la flor.
Rima XCI, Becquer
Autor: Joaquin Sariego  120 Lecturas
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido en el que uno puede sentirse árbol o prójimo siempre y cuando se cumpla un requisito previo. Que la ciudad exista tranquilamente lejos.El secreto es apoyarse digamos en un tronco y oír a través del aire que admite ruidos muertos cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico siempre ha tenido una agradable propensión a los sueños a que los insectos suban por las piernas y la melancolía baje por los brazos hasta que uno cierra los puños y la atrapa.Después de todo el secreto es mirar hacia arriba y ver cómo las nubes se disputan las copas y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes ah pero las parejas que huyen al Botánico ya desciendan de un taxi o bajen de una nube hablan por lo común de temas importantes y se miran fan ticamente a los ojos como si el amor fuera un brevísimo túnel y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble (también podría llamarlo almendro o araucaria gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo) hablan y por lo visto las palabras se quedan conmovidas a mirarlos ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero es lindísimo imaginar qué dicen sobre todo si él muerde una ramita y ella deja un zapato sobre el césped sobre todo si él tiene los huesos tristes y ella quiere sonreír pero no puede.Para mí que el muchacho está diciendo lo que se dice a veces en el Jardín Botánico   ayer llegó el otoño    el sol de otoño    y me sentí feliz    como hace mucho    qué linda estás    te quiero    en mi sueño    de noche    se escuchan las bocinas    el viento sobre el mar    y sin embargo aquello    también es el silencio    mírame así    te quiero    yo trabajo con ganas    hago números    fichas    discuto con cretinos    me distraigo y blasfemo    dame tu mano    ahora    ya lo sabés    te quiero    pienso a veces en Dios    bueno no tantas veces    no me gusta robar    su tiempo    y además está lejos    vos estás a mi lado    ahora mismo estoy triste    estoy triste y te quiero    ya pasarán las horas    la calle como un río    los árboles que ayudan    el cielo    los amigos    y qué suerte    te quiero    hace mucho era niño    hace mucho y qué importa    el azar era simple    como entrar en tus ojos    dejame entrar    te quiero    menos mal que te quiero.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta que en realidad se trata de algo más desolado uno de esos amores de tántalo y azar que Dios no admite porque tiene celos.Fíjense que él acusa con ternura y ella se apoya contra la corteza fíjense que él va tildando recuerdos y ella se consterna misteriosamente.Para mí que el muchacho está diciendo lo que se dice a veces en el Jardín Botánico   vos lo dijiste    nuestro amor    fue desde siempre un niño muerto    sólo de a ratos parecía    que iba a vivir    que iba a vencernos    pero los dos fuimos tan fuertes    que lo dejamos sin su sangre    sin su futuro    sin su cielo    un niño muerto    sólo eso    maravilloso y condenado    quizá tuviera una sonrisa    como la tuya    dulce y honda    quizá tuviera un alma triste    como mi alma    poca cosa    quizá aprendiera con el tiempo    a desplegarse    a usar el mundo    pero los niños que así vienen    muertos de amor    muertos de miedo    tienen tan grande el corazón    que se destruyen sin saberlo    vos lo dijiste    nuestro amor    fue desde siempre un niño muerto    y qué verdad dura y sin sombra    qué verdad fácil y qué pena    yo imaginaba que era un niño    y era tan sólo un niño muerto    ahora qué queda    sólo queda    medir la fe y que recordemos    lo que pudimos haber sido    para él    que no pudo ser nuestro    qué más    acaso cuando llegue    un veintitrés de abril y abismo    vos donde estés    llevale flores    que yo también iré contigo.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido que sólo despierta con la lluvia.Ahora la última nube a resuelto quedarse y nos está mojando como alegres mendigos.El secreto está en correr con precauciones a fin de no matar ningún escarabajo y no pisar los hongos que aprovechan para nadar desesperadamente.Sin prevenciones me doy vuelta y siguen aquellos dos a la izquierda del roble eternos y escondidos en la lluvia diciéndose quién sabe qué silencios.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico aquí se quedan sólo los fantasmas.Ustedes pueden irse. Yo me quedo.   
Durante medio sigloLa poesía fueEl paraíso del tonto solemne.Hasta que vine yoY me instalé con mi montaña rusa.Suban, si les parece.Claro que yo no respondo si bajanEchando sangre por boca y narices. 
Nicanor Parra
Autor: Joaquin Sariego  148 Lecturas
Por qué te entregas a esa piedra Niño de ojos almendrados Con el impuro pensamiento De derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie No se merece tan mal trato. Ya sea sauce pensativo Ya melancólico naranjo Debe ser siempre por el hombreBien distinguido y respetado: Niño perverso que lo hiera Hiere a su padre y a su hermano. Yo no comprendo, francamente, Cómo es posible que un muchachoTenga este gesto tan indigno Siendo tan rubio y delicado. Seguramente que tu madre No sabe el cuervo que ha criado,Te cree un hombre verdadero, Yo pienso todo lo contrario: Creo que no hay en todo Chile Niño tan malintencionado. Por qué te entregas a esa piedraComo a un puñal envenenado, Tú que comprendes claramente La gran persona que es el árbol! El da la fruta deleitosa Más que la leche, más que el nardo;Leña de oro en el invierno, Sombra de plata en el verano Y, lo que es más que todo junto, Crea los vientos y los pájaros. Piénsalo bien y reconoce Que no hay amigo como el árbol,Adonde quiera que te vuelvas Siempre lo encuentras a tu lado, Vayas pisando tierra firme O móvil mar alborotado, Estés meciéndote en la cuna O bien un día agonizando, Más fiel que el vidrio del espejo Y más sumiso que un esclavo. Medita un poco lo que haces Mira que Dios te está mirando, Ruega al Señor que te perdone De tan gravísimo pecado Y nunca más la piedra ingrata Salga silbando de tu mano.
Alguien me explique algo.  Me voy por un tiempo y llego y está la casa toda desordenada con muchas visitas nuevas.
¿Qué pasa?
Autor: Joaquin Sariego  144 Lecturas
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Azul
Autor: Joaquin Sariego  227 Lecturas
Se retrocede con seguridadpero se avanza a tientasuno adelanta manos como un ciegociego imprudente por añadidurapero lo absurdo es que no es ciegoy distingue el relámpago la lluvialos rostros insepultos la cenizala sonrisa del necio las afrentasun barrunto de pena en el espejola baranda oxidada con sus pájarosla opaca incertidumbre de los otrosenfrentada a la propia incertidumbrese avanza a tientas / lentamentepor lo común a contramanode los convictos y confesosen búsqueda tal vezde amores residualesque sirvan de consuelo y recompensao iluminen un pozo de nostalgiasse avanza a tientas/ vacilanteno importan la distancia ni el horarioni que el futuro sea una vislumbreo una pasión deshabitadaa tientas hasta que una nochese queda uno sin cómplices ni tactoy a ciegas otra vez y para siemprese introduce en un túnel o destinoque no se sabe dónde acaba.
Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las cuatroy acabo la planilla y pienso diez minutosy estiro las piernas como todas las tardesy hago así con los hombros para aflojar la espalday me doblo los dedos y les saco mentiras.Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las cincoy soy una manija que calcula intereseso dos manos que saltan sobre cuarenta teclaso un oído que escucha como ladra el teléfonoo un tipo que hace números y les saca verdades.Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las seis.Podrías acercarte de sorpresay decirme "¿Qué tal?" y quedaríamosyo con la mancha roja de tus labiostú con el tizne azul de mi carbónico.
Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza te dejo junto al mundo derrotando imposibles seguro sin seguro te dejo frente al mar descifrándote a solas sin mi pregunta a ciegas sin mi respuesta rota te dejo sin mis dudas pobres y malheridas sin mis inmadureces sin mi veteranía pero tampoco creas a pie juntillas todo no creas nunca creas este falso abandono estaré donde menos lo esperes por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos estaré en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra estaré repartido en cuatro o cinco pibes de esos que vos mirás y enseguida te siguen y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos y mirándote. 
Digamos que te alejas definitivamentehacia el pozo de olvido que prefieres,pero la mejor parte de tu espacio,en realidad la única constante de tu espacio,quedará para siempre en mí, doliente,persuadida, frustrada, silenciosa,quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,tu corazón de una promesa únicaen mí que estoy enteramente solo sobreviviéndote.Después de ese dolor redondo y eficaz,pacientemente agrio, de invencible ternura,ya no importa que use tu insoportable ausenciani que me atreva a preguntar si cabescomo siempre en una palabra.Lo cierto es que ahora ya no estás en mi nochedesgarradoramente idéntica a las otrasque repetí buscándote, rodeándote.Hay solamente un eco irremediablede mi voz como niño, esa que no sabía. Ahora qué miedo inútil, qué vergüenzano tener oración para morder,no tener fe para clavar las uñas,no tener nada más que la noche,saber que dios se muere, se resbala,saber que dios retrocede con los brazos cerrados,con los labios cerrados, con la niebla,como un campanario atrozmente en ruinasque desandara siglos de ceniza.Es tarde. Sin embargo yo daríatodos los juramentos y las lluvias,las paredes con insultos y mimos,las ventanas de invierno, el mar a veces,por no tener tu corazón en mí,tu corazón inevitable y dolorosoen mí que estoy enteramente solosobreviviéndote.
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Eternidad
Autor: Joaquin Sariego  99 Lecturas
Quién hubiera creído que se hallabasola en el aire, oculta,tu mirada.Quién hubiera creído esa terribleocasión de nacer puesta al alcancede mi suerte y mis ojos,y que tú y yo iríamos, despojadosde todo bien, de todo mal, de todo,a aherrojarnos en el mismo silencio,a inclinarnos sobre la misma fuentepara vernos y vernosmutuamente espiados en el fondo,temblando desde el agua,descubriendo, pretendiendo alcanzarquién eras tú detrás de esa cortina,quién era yo detrás de mí.Y todavía no hemos visto nada.Espero que alguien venga, inexorable,siempre temo y espero,y acabe por nombrarnos en un signo,por situarnos en alguna estaciónpor dejarnos allí, como dos gritosde asombro.Pero nunca será. Tú no eres ésa,yo no soy ése, ésos, los que fuimosantes de ser nosotros.Eras sí pero ahorasuenas un poco a mí.Era sí pero ahoravengo un poco de ti.No demasiado, solamente un toque,acaso un leve riesgo familiar,pero que fuerce a todos a abarcarnosa ti y a mí cuando nos piensen solos.2Hemos llegado al crepúsculo neutrodonde el día y la noche se funden y se igualan.Nadie podrá olvidar este descanso.Pasa sobre mis párpados el cielo fácila dejarme los ojos vacíos de ciudad.No pienses ahora en el tiempo de agujas,en el tiempo de pobres desesperaciones.Ahora sólo existe el anhelo desnudo,el sol que se desprende de sus nubes de llanto,tu rostro que se interna noche adentrohasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.3Puedes querer el albacuando ames.Puedesvenir a reclamarte como eres.He conservado intacto tu paisaje.Lo dejaré en tus manoscuando éstas lleguen, como siempre,anunciándote.Puedesvenir a reclamarte como eras.Aunque ya no seas tú.Aunque mi voz te esperesola en su azarquemandoy tu sueño sea eso y mucho más.Puedes amar el albacuando quieras.Mi soledad ha aprendido a ostentarte.Esta noche, otra nochetú estarásy volverá a gemir el tiempo giratorioy los labios diránesta paz ahora, esta paz ahora.Ahora puede venir a reclamarte,penetrar en tus sábanas de alegre angustia,reconocer tu tibio corazón sin excusas,los cuadros persuadidos,saberte aquí.Habrá para vivir cualquier huiday el momento de la espuma y el solque aquí permanecieron.Habrá para aprender otra piedady el momento del sueño y el amorque aquí permanecieron.Esta noche, otra noche tú estarás,tibia estarás al alcance de mis ojos,lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.He conservado intacto tu paisajepero no sé hasta dónde esté intacto sin ti,sin que tú le prometas horizontes de niebla,sin que tú le reclames su ventana de arena.Puedes querer el alba cuando ames.Debes venir a reclamarte como eras.Aunque ya no seas tú,aunque contigo traigasdolor y otros milagros.Aunque seas otro rostro de tu cielo hasta mí.
Aunque hoy cumplastrescientos treinta y seis mesesla matusalénica edad no se te nota cuandoen el instante en que vencen los cruelesentrás a averiguar la alegría del mundoy mucho menos todavía se te notacuando volás gaviotamente sobre las fobiaso desarbolás los nudosos rencoresbuena edad para cambiar estatutos y horóscopospara que tu manantial mane amor sin miseriapara que te enfrentes al espejo que exigey pienses que estás linda                                                   y estés lindacasi no vale la pena desearte júbilos y lealtadesya que te van a rodear como ángeles o veleroses obvio y comprensibleque las manzanas y los jazminesy los cuidadores de autos y los ciclistasy las hijas de los villerosy los cachorros extraviadosy los bichitos de san antonioy las cajas de fósforote consideren una de los suyosde modo que desearte un feliz cumpleañospodría ser tan injusto con tus felices                                                                          cumpledíasacordate de esta ley de tu vidasi hace algún tiempo fuiste desgraciadaeso también ayuda a que hoy se afirmetu bienaventuranzade todos modos para vos no es novedadque el mundo                             y yo                                   te queremos de veraspero yo siempre un poquito más que el mundo.  
La locomotora del tren instantáeoestá en el lugar de destino ( Pto. Montt )y el último carroen el punto de partida ( Stgo. )la ventaja que presenta este tipo de trenconsiste en que el viajero llega instantáneamente a Puerto Montt en elmomento mismo de abordar el último carroen Santiagolo único que debe hacer a continuación es trasladarse con sus maletaspor el interior del tren hasta llegar al primer carrouna vez realizada esta operaciónel viajero puede proceder a abandonarel tren instantáneoque ha permanecido inmóvildurante todo el trayecto.Observación : este tipo de tren ( directo ) sirve solo para viajes de ida
Abrazados en las aguas Fluyen serenos en el mismo espejo, Decapitados en mitad del jardín Ahora hermosos cumpleaños para las aguas. Anoche fueron arrojados desde el barranco Heridos en el beso, Vueltos a una navegación tranquila, Inflados de deseo, hasta que la orilla Los detuvo. Sobre sus cuerpos soleados cayó negro el vuelo Y todavía el amor no pudre sus carnes.
Sueño las islas, el palacioDonde me espera Circe, ¿qué me dirá la diosa que convive con los cerdos? ¿su belleza esplendiendo en el mar, a cuántos años me convida inocente de ser hombre? Seré el animal de su amor, imperturbable. El cuerpo del cerdo, lejos, oliendo A un puerto de violetas, Burlado por el deseo de un dios Que nos transforma, ¿qué será entonces De la carne donde el tiempo Hunde sus cuchillos, si de verdad Los dioses juegan con nosotros? Estar hechizado es vivir en esta isla Por un tiempo, saciándome de espinas, Esperando que las puertas de su palacio A mis ojos resuciten.
A mis pies les duele la tierra. Los descalzos se hieren, Pero doblan fácil la hierba Que les cae del cielo. Los descalzos tienen comezones De piedra, y ansían Caminar tranquilos sobre las aguas, Imitar el milagro calzados con piel de océano. Rompen la noche al andar. La piedra les sube a los labios Y no avanzan, dicen, maldicen la tierra Que los sangra. Ellos quisieron levitar Sobre la tierra que los quema.
Margarita, está linda la mar,y el vientolleva esencia sutil de azahar;yo sientoen el alma una alondra cantar:tu acento.Margarita, te voy a contarun cuento.Este era un rey que teníaun palacio de diamantes,una tienda hecha del díay un rebaño de elefantes.Un quiosco de malaquita,un gran manto de tisúy una gentil princesita,tan bonita,Margarita,tam bonita como tú.Una tarde la princesavio una estrella aparecer;la princesa era traviesay la quiso ir a coger.La quería para hacerladecorar un prendedor,con un verso y una perla,y una pulma y una flor.Las princesas primorosasse parecen mucho a ti.Cortan lirios, cortan rosas,cortan astros. Son así.Pues se fué la niña bella,bajo el cielo y sobre el mara cortar la blanca estrellaque la hacía suspirar.Y siguió camino arriba,por la luna y más allá;más lo malo es que ella ibasin permiso de papá.Cuando estuvo ya de vueltade los parques del Señor,se miraba toda envueltaen un dulce resplandor.Y el rey dijo: —¿Qué te has hecho?Te he buscado y no te hallé;¿y qué tienes en el pecho,que encendido se te ve?.La princesa no mentía.Y así dijo la verdad:—Fui a cortar la estrella míaa la azul inmensidad.Y el rey clama: —¿No te he dichoque el azul no hay que tocar?¡Qué locura! ¡Qué capricho!El Señor se va a enojar.Y dice ella: —No hubo intento;yo me fui no sé por qué.Por las olas y en el vientofui a la estrella y la corté.Y el papá dice enojado:—Un castigo has de tener:vuelve al cielo, y lo robadovas ahora a devolver.La princesa se entristecepor su linda flor de luz,cuando entonces aparecesonriendo el buen Jesús.Y así dice: —En mis campiñasesa rosa la ofrecí:son mis flores de las niñasque al soñar piensan en mí.Viste el rey ropas brillantes,y luego hace desfilarcuatrocientos elefantesa la orilla de la mar.La princesa está bella,pues tiene ya el prendedoren que lucen con la estrella,verso, perla, pluma y flor.Margarita, está linda la mar,y el vientolleva esencia sutil de azahar:tu aliento.Ya que lejos de mí vas a estar,guarda, niña, un gentil pensamientoal que un día te quiso contarun cuento.
Que nadie contradiga cuan abierto es el deseode estar así, bajo las sábanas de otoño,mirando destejer del día a las sombras.Que nadie ose (no mientan, no sean púdicos) decirque en este lecho de herido no hay gozo,lascivia, encantamiento.Que nada irrumpa tan excelso instante, que nada eviteel contacto de la gasa sobre el cuerpo.Que nadie venga (¡cómo no odiar a las visitas y sus lánguidos consuelos y su encendido morbo por la muerte!) a escucharla respiración atrofiada, el quejido—una y otra vez, una y otra vez—de dolor profundo, oculto.Que nadie mire este despojo de hombre—ya flor, ya hierba, ya esqueleto–agitándose en la arista del recuerdo,intentando guardar las mieses, el sudor,la breve valentía de ser presa.Que nadie roce sus labios, manos,que nadie toque nada.No recorran esta habitación, esta ciudad cercada,huelan sólo la fragancia del espino.
 XxxxExiste un pasillode ladrillos rojos donde en noches de lluvialos caracoles corren en el tiempo            son fieles al desplazamiento            los excitarecuerdan que son hermafroditasse miran las antenasy se burlan de los viejosque pasan a su ladotienen un caparazón pletórico de truenosque se liberay penetraen la profundidad de los oídos            eterna venganza            al ser asesinadoscuando los aplastancrean resbalones            se vuelven parte de las suelasespecialmenteen la de los niños            para que sientan el primer dolor de la muerte
Hay cementerios solos,tumbas llenas de huesos sin sonido,el corazón pasando un túneloscuro, oscuro, oscuro,como un naufragio hacia adentro nos morimos,como ahogarnos en el corazón,como irnos cayendo desde la piel del alma.Hay cadáveres,hay pies de pegajosa losa fría,hay la muerte en los huesos,como un sonido puro,como un ladrido de perro,saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.Yo veo, solo, a veces,ataúdes a velazarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,con panaderos blancos como ángeles,con niñas pensativas casadas con notarios,ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,el río morado,hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.A lo sonoro llega la muertecomo un zapato sin pie, como un traje sin hombre,llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.Sin embargo sus pasos suenany su vestido suena, callado como un árbol.Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,de violetas acostumbradas a la tierra,porque la cara de la muerte es verde,y la mirada de la muerte es verde,con la aguda humedad de una hoja de violetay su grave color de invierno exasperado.Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,lame el suelo buscando difuntos;la muerte está en la escoba,en la lengua de la muerte buscando muertos,es la aguja de la muerte buscando hilo.La muerte está en los catres:en los colchones lentos, en las frazadas negrasvive tendida, y de repente sopla:sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,y hay camas navegando a un puertoen donde está esperando, vestida de almirante.
I Del nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra humilde y soleada. Que he de dormirme en ella los hombres no supieron, y que hemos de soñar sobre la misma almohada. Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre para el hijo dormido, y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna al recibir tu cuerpo de niño dolorido. Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas, y en la azulada y leve polvareda de luna, los despojos livianos irán quedando presos. Me alejaré cantando mis venganzas hermosas, ¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna bajará a disputarme tu puñado de huesos! II Este largo cansancio se hará mayor un día, y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir arrastrando su masa por la rosada vía, por donde van los hombres, contentos de vivir... Sentirás que a tu lado cavan briosamente, que otra dormida llega a la quieta ciudad. Esperaré que me hayan cubierto totalmente... ¡y después hablaremos por una eternidad! Sólo entonces sabrás el por qué no madura, para las hondas huesas tu carne todavía, tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir. Se hará luz en la zona de los sinos, oscura; sabrás que en nuestra alianza signo de astros había y, roto el pacto enorme, tenías que morir... III Malas manos tomaron tu vida desde el día en que, a una señal de astros, dejara su plantel nevado de azucenas. En gozo florecía. Malas manos entraron trágicamente en él... Y yo dije al Señor: ?«Por las sendas mortales le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar! ¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales o le hundes en el largo sueño que sabes dar! »¡No le puedo gritar, no le puedo seguir! Su barca empuja un negro viento de tempestad. Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor». Se detuvo la barca rosa de su vivir... ¿Que no sé del amor, que no tuve piedad? ¡Tú que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!
El pájaro de lujo ha mudado de estrellaAparejad bajo la tempestad de las lágrimasVuestro ataúd a velaDonde se aleja el instrumento del encantoEn las vegetaciones de los recuerdosLas horas en torno de nosotros hacen sus viajesVa rápidoVa rápido impulsado por los suspirosEl mar está cargado de naufragiosY yo he alfombrado el mar para su pasoAsí es el viaje primordial y sin pasajeEl viaje instructivo y secretoEn los corredores del vientoLas nubes se apartan para que él pueda pasarY las estrellas se encienden para mostrar el caminoQué buscas en los bolsillos de tu chaquetaHas perdido la llaveEn medio de ese zumbido celesteVuelves a encontrar en todas partes tus horas envejecidasEl viento es negro y hay estalactitas en mi vozDime GuillermoHas perdido la llave del infinitoUna estrella impaciente iba a decir que hace fríoLa lluvia aguzada comienza a coser la noche
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El esclavo
Autor: Joaquin Sariego  54 Lecturas
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