• Diana Decunto
anahidec
-
-
  • País: Argentina
 
Ese manojo de llaves produce un estruendo,sobresaltándome, cuando caen sobre la mesa.Cientos de llaves de diferentes formas y tamaños. Una cerradura se ajusta perfecta a cada llave. Esas llaves tienen la misión de administrar las puertas de la vida.
Las llaves
Autor: Diana Decunto  588 Lecturas
Cantar es uno de los dones que  da la vida.  A los sentidos:vista, olfato, sabor y oído agregaría canto. Que placer es oír cantar un niño. El canto es el sentimiento hecho sonido. Una canción puede ser alegría, euforia o tristeza.  El canto enamora a las notas musicales, las abraza y las ama. Música y canto recorren juntas el mismo camino.  La historia transita  al compás del canto. Los pueblos eligen con que ritmo acunar a sus hijos. Cada género musical tiene su propia huella. Sugiero elijamos nuestro compás.  Aquellos pueblos que lloran cantando y que rien mientras cantan, habrán  enseñado a sus hijos a alivianar la mochila de  la vida. Contigo aprendí, que el mundo fue y será una porquería, me enseñaste que Buenos Aires es querido y que todo aquello se parece a la sonrisa de mamá. Me dijiste que “el amor es simple y a las simples cosas se las devora el tiempo”, me explicaste que gracias a la vida que me ha dado tanto, susurraste o’sole mio, acompasaste hoy un juramento, mañana una traición. Nunca se podrá pisar la historia, aunque no les guste, la clase obrera marchó por la 9 de Julio  al son de “sos el primer trabajador”, el tiempo hizo que el odio se convirtiera en “no llores por mí Argentina”. Y quedó impresa en la memoria que la Historia la escriben los que ganan..pero la verdadera  historia…. es la que sigue a continuación.. Los estudiantes aunque pasó al olvido seguirán inundando las calles a fin de año mientras se escucha el eco “estudiantes alcemos la bandera que ilustraron los próceres de ayer”.   La injusticia social será de siempre  por eso es un cambalache y seguirá pasando  que  “el viejo Matìas duerme en cualquier parte y un fantasma errante le toca la piel”. En la esquina de mi barrio, San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo, en la esquina  todavía está el peluquero que con entusiasmo mientras corta con las tijeras, con entusiasmo mientras canta Figaro, Figaro, Figaro… En la calle cruza una  hermosa joven, mientras Spinetta le canta muchacha ojos de papel .  Fue un amor imposible de  Nebia, tal vez, que lo obligó a :  construir una balsa  e irse  a naufragar. El único lote del barrio que queda sin edificar, juegan los sábados al futbol y cuando se ponen los botines, a cada paso se escucha “en un marco de azul celestial y al rayo solar va la juventud”.   Los adolescentes en la otra esquina clavados con sus audífonos,  con sus estridentes carcajadas recuerdan que “la felicidad jaja..ja…”. Las abuelas caminan con indulgencia al paso del  tiempo por ese barrio y no puede evitar recordar  aquella casa que tenía una reja pintada  con quejas  y cantos de amor. En esta realidad, Cesar Isella  hizo canción, lo que el Mercosur no logró explicar, proclamando: Sol de Alto Perú, Rostro Bolivia, estaño y soledad, Un verde Brasil besa a mi Chile, Cobre y mineral Cuando el indio QOM sea escuchado de verdad habrán hecho tributo al  homenaje que le rindió   Atahualpa Yupanqui, desgranando en su guitarra: Caminito del indio: Sendero colla, Sembrao de piedras. Cuando toda esa música te desborde, cuando lo que veas, te oblique a decir “Que difícil se me hace” y termines gritando Help, deja de yirar y acordarte de este otario que un día cansado se puso a ladrar. --------------------------------------------------------------------------------------------------Se aclara que muchos  de estos textos son extractos de canciones de contenido popular que no es la idea plagiarlas sino tributarles mi más sincero respeto a sus autores.------------------------------------------------------------------------------------------------------ 
Homenaje al dia de la Mujer A Don Cachito de Buenos Aire Le gustan las mujeres con pasado Hasta Trilce  les regala picada para dos. Pa’ mi una dama Es la mejor Flor de la creación Por eso me llamo el Payador Don Flor. Es exquisita y pura Perfumada  y gaucha. Le declararon Dia de la Mujer Porque tuitas son iguales Son lindas  y bonitasMientras el gaucho resignado sempre les diga: Si querida.
El payador Don Flor
Autor: Diana Decunto  328 Lecturas
Yo:  Hoy es viernes. Tengo la suerte que sea el último día de la semana. En la television, lo anuncian al meteorólogo como a un político. La temperatura parece que fuera un tema de Estado. Anuncian que vamos a padecer varios fenómenos climáticos en un solo día. Sin mayor transición pasaremos de la lluvia a la humedad. La temperatura va a ser peor que la de ayer, pero más baja que la de mañana. Otro Yo:  ¿Qué vas hacer en este enero?   Decí la verdad. Decí la verdad. Sincerate de una vez..Vas a ser lo de siempre, huir del agobio que produce el calor intenso de Bs As. Yo:   Cállate, por favor, te lo pido. No molestes. Todos los años, si señor,  intento  practicar el mismo deporte. Pero no me dejan. Intento ser la adolescente que disfrutaba del sol de enero, de las siestas, por la tarde, el mate acompañado de una rica torta casera.     El premio por aprobar sin llevarme ninguna materia, era ser dueño de tres meses de libertad. Eso me permitìa abrír nuevos caminos buceando en la biblioteca de casa. la  noche estival siempre traía sorpresas. Cada verano,  nuestro cuerpo adolescente  tomaba la forma de mujer abandonando nuestra niñez y creciendo la rebeldía e incomprensión. Otro Yo:  Bueno, Bueno..Calláte.. Yo:   SI.. Si..Si odio no poder volver a tener las mismas sensaciones . Si…si…  deseo escarbar más atrás todavía. Quiero volver a esos eneros infantiles donde Mar del Plata era el único destino posible. La playa, los castillitos en la arena mezclados con las películas en los cines del  puerto. No podían faltar la picada con cornalitos, caracoles y langostinos. Tampoco las inmortales y  repetidas fotos junto al lobo de mar. Para mi viejo,  enero era su mes de libertad.  Se quitaba la mochila de ser empleado público desde los 18 años y cuando miraba el mar, con resignación, tachaba los años en el calendario. Se acercaba la fecha de su jubilación  y su destino soñado, idealizado, pero no por eso, menos entrañable, era ir a vivir  Mar del Plata "La Feliz", cuando se jubilase.Otro Yo:  Que haces tanto   tiempo en la ducha. Apuráte Sali de la ducha, vas a llegar tarde de nuevo, ponèle ganas, que con el calor se demora más en salir Yo:   Bueno, Bueno. …Ahí voy. Antes de salir te pregunto, “otro yo” .  ¿ Por què vivimos atados a cadenas invisibles?, ¿ por qué deseamos nos aferramos a lo que  perdimos?  y cuan difícil nos resulta ser felices con lo que tenemos. Cerré la puerta de mi departamento de un golpazo, lista para atravesar otro viernes de Enero.
Diluvia. Es una fría noche de invierno. Los vidrios estan empañados. El cuarto es pequeño, los cuadros lo asfixian, por demás.Estamos en el sillón del living. La decisión es difícil. Recordé los momentos felices del invierno pasado, prendíamos el hogar a leños y Fermìn, el casero, nos dejaba siempre preparado cosas ricas.Nuestros encuentros eran fugaces, lo sospechaba, hasta que no tuvo más remedio que confesar: era un hombre casado.El me repetía que yo era la única, que su legítima esposa no era nada, que no había necesidad de tomar una valija para dejar de amar a alguien.Soporte dos años, quise convencerme de esa verdad. Llegamos a hoy, la lluvia sigue golpeando. La decisión ya fue tomada, estamos encerrados cada uno, como caracoles en su caparazón en un día lluvioso. Es inevitable pasar por este mal momento, el del adiós.Sabemos que a los dos nos dolerá, de modo diferente.Cuando la lluvia cese, saldremos por esa puerta, por primera vez, separados y tristes.Un arco iris será el marco del cierre de nuestra historia.
El ómnibus recorrió mucha distancia, atravesó prados de un verde fértil muy intenso, cruzó una represa. Partí cuando el sol caía, a la noche, pasé mucho frío, por culpa del aire acondicionado,  ese artefacto nefasto, que da sofocones de calor en el invierno y sensación de estar en el Artico, durante el verano.Hace más de veinticuatro horas que viajo y todavía falta, un buen tramo, para llegar.Todos necesitamos bajar para estirar las piernas, inclusive los conductores, de esta mole sobre ruedas de dos pisos. Al final y al cabo, ellos también se lo merecen, son seres humanos. Este camino lo hago obligada para olvidar a pesar de las discusiones con mi hermana. Nunca entendí porque me grita cuando intenta convencerme, sobre que la distancia no logra el olvido. Siempre le respondo lo mismo: pero ayuda.Bajamos a estirar las piernas. Varios pasajeros fuman  sin importarles el frío. Esa pitada de cigarrillo es tan vital, como el viento que sopla.Tenemos media hora. La puerta  del baño está escondida, al fondo a la derecha, seguramente por la verguenza, que arrastra.Respiro hondo, sabemos lo que es un baño en la ruta, en medio de la nada misma.  La idea está muy lejos de esas publicidades destinadas al círculo femenino, tan perfumadas y alegres como toallas higiénicas, desodorantes  y cremas.Enteabrí la puerta. Ella estaba sentada, tejiendo, tranquilamente. Hay un plato vacío, esperando monedas.Me sonrie y dice Buenos días. La saludo, timidamente. Estoy esperando que transforme su apacible rostro y se convierta en una bruja gritándome para que le deje monedas. Me da papel, todo está impecable, excepto las puertas del baño. Despierta mi curiosidad, esa necesidad literaria, de las damas, que queda impresa en las puertas de los baños públicos.Salgo del baño, encuentro jabòn, me lavo las manos. Busco en la mochila, las monedas. El plato ya no está vacío. Ella seguìa tejiendo. Levantó la vista, me despedí y nos saludamos.Subí al ómnibus, más reconfortada.  Arrancó para seguir recorriendo la ruta del olvido.     
La puerta del baño
Autor: Diana Decunto  373 Lecturas
Juan Alegre hoy está más contento que nunca. Siempre se levanta de muy buen humor cuando es viernes. Como todos los años ese viernes previo a comenzar las vacaciones, para su novia y él, tienen un saber especial.Juan tiene cinco años de noviazgo Siempre está alegre y de buen humor. No ha madurado, por eso, tal vez conserve la jovialidad. El próximo año, Marisa, le dio un ultimátum. Tienen por lo menos que ir a vivirse juntos ya que no se decide una buena vez por todas a casar.Juan se enoja, un poquito, cuando le digo que quizá sea siempre alegre, porque todavía no se decidió a convivir. No soy buen consejero pero, en mi opinión, la convivencia se transforma en rutina y aplasta.Cerveza de por medio, hemos discrepado acaloradamente, pero siempre respetamos la idea del otro y eso nos permite ser amigo.Les quiero contar como fue el día de hoy de Juan.Tiene un despertador digital que llega la seis de la mañana y en el silencio de repente resucita y toma vida un gallo. Empieza a gritar, esquizofrénicamente, que hasta los vecinos lo odian . Aclaro no al gallo sino al dueño de esa máquina destructora de sueños.La primera noche que Marisa se quedo a dormir, Juan le sacó las pilas al despertador. La anterior a Marisa, fue un idilio muy fugaz. Se conocieron un viernes a la noche, intimaron el sábado a la madrugada. La señorita en cuestión profundamente dormida cuando lo escucho al gallo de marras, pensó que estaba en la chacra de su tío, buscó la chancleta, embocó al gallo, le gritó descerebrado a Juan y de un portazo huyo espantada. Algunos vecinos ganaron con esa pelea porque la mina estaba tan indignada, que dejó como recuerdo algunas prendas íntimas en lo de JuanJuan es oficinista de una empresa que comercializa celulares. Apenas arrancó en Argentina, la telefonía móvil, empezó como cadete, fue ascendiendo y hoy es jefe de ventas. A medida que subia, su economía iba cambiando pero nunca perdió su alegría. De cadete, iba en ojotas y bermudas al trabajo. Sus funciones de cadeteria le exigían traje de saco y corbata. Fuera invierno o verano. Prefirieron ascenderlo antes que cambiarle el uniforme. Al principio hacía gala con las chicas, pero cando cumplió cinco años en la Empresa, Juan no lucía bien, era más bien un indio en la campaña del desierto. El traje tenía más hilachas que tela y los botones hacía mucho tiempo se habían perdido. Juan era un estoico cadete. Había soportado, fuertes tormentas, dando cumplimiento de su deber. Los más afectados fueron los botones del traje de Juan, indefectiblemente fueron cayéndose por las alcantarillas.Un buen día llegó a jefe de ventas. Hoy va de elegante sport, se toma algunos permitidos como café antes de entrar y periódicamente si alguna venta fue exitosa como para auto premiarseaa se va a casa cantando, extiende la mano y se toma un taxi.Este viernes ya tiene todo arreglado con Marisa. Encontrarse en Retiro. Se toma dos semanas y vuelve a su pueblito natal. Se siente feliz porque la abuela otro año, que lo espera. Está enferma, pero por su nieto, saca fuerzas de donde no las hay.Una vez le pregunté porque era tan alegre. Al principio me anduvo con evasivas. Pero ahí fue la vez que se puso serio y me dijo. Hermano vengo de un pueblo muy humilde, mi infancia no fue feliz, comía salteado, mi padre lo único que abrazaba era a la bebida. Mi presente es gracias a mi maestra rural. Se llama Celia. Ella fue mi segunda madre. Es pelirroja, bajita, su alegría invadía la escuela hasta que se jubiló. Tarea ímproba la de Celia de convencer a los padres, que la única alegría cuando fuéramos más grande, era recordar lo que habíamos aprendido en la la escuela. Luchaba como una amazona para que no quedásemos sumergidos en la ignorancia.La vida es un camino, con plazos, hay tiempos tristes que prefiero olvidar. Tengo que apurarme, y lo que resta de mi tiempo quiero enseñar como hizo Celia que a pesar de todo se puede vivir alegre.
Dos puntas distantes, dos fuerzas encontradas,un mapa y una linea que los uneo un río que los separa. Dos puntos distantes, son una ciudad o una aldeason el bullicio o la paz. Dos puntos distantestambién están unidospor una misma líneala del corazón,las cálidas manos y el llanto de un niño. Dos puntos distantesuno es extremo conocidoel otro es por conocer. El amor  unirá nuestras almas Para que esos puntos ya dejen de  ser distantes. Junio 2016  
Dos puntos distantes
Autor: Diana Decunto  721 Lecturas
------ Cualquier coincidencia con personas vivas o muertas es mera coincidencia Por abril del 2016, elegí como uno de mis destinos vacacionales, Río Hondo. La elección fue al azar, leyendo entre esa ristra de nunca acabar de promociones de viajes que llegan a mi casilla de correo (mail por Internet).Es otoño, mi actividad es oficinista, hace más de 30 años, lo cual es sinónimo de chakras des-armonizadas, dolencias crónicas de espalda, sino es por la mala postura, el culpable es permanecer mucho tiempo sentada con la vista fija en una computadora o el golpe que me di haciendo deportes para corregir mi columna o bien la baldosa estaba floja y la caída de-cubito dorsal.En fin, vi la promoción, imaginé la piscina con agua terma, la masajista luchando con mis nudos del músculo trapecio.Cometí el primer error del comprador compulsivo. fue adquirir un paquete sin leer previamente la letra chica.Con el cupón en formato pdf e impreso, leo como hacer la reserva. Me extraño que dijera haga click sobre la dirección web del hotel en lugar de indicar la casilla de correo para envió de malCompradora compulsiva estaba muy ansiosa justamente sino perdería la calificación de compulsiva al hacer click, la página se demoraba en abrir. Hasta que apareció el famoso mensaje en pantalla. 404, tan conocido por los que pretendemos vivir de la informática, que significa que ese sitio con ese nombre no existe.Ah bueno, qué hago ahora. ¿Devuelvo el voucher? Instintivamente con los dedos de la mano contaba si lo podía devolver porque había transcurrido el tiempo para la devolución. Este no era el caso, pero me imaginé perdiendo mi hermoso tiempo, en la página que había ofertado el viaje, navegando en la página de FAQ (preguntas frecuentes) que me enviaría a la Mesa de ayuda que me ayudarían en llegar a la conclusión que debía rezar y de la necesidad de un psicológo urgente para evitar bajar mi autoestima porque tenia que asumir que me habían garcado (expresión argentina que en espeñol, la mejor palabra que aplica es me jodieron)Ante ese panorama tan negro que pasó por mi mente, unos 5 minutos, pensé voy a intentar buscar por el nombre del Hotel en internet.Como es parte es un hecho real, estoy inventando para la ficción, supongamos que se llama el hotel Los Perales, busque ne Google, hice doble click y mágicamente accedí a la página de www.losperales.comBusqué ansiosamente como hacer la reserva hasta que me topé con un bello cartel en la página que decía "no se hacen reservas por mail" y tenía un número telefónico.Recordemos que estamos hablando de La República de Santiago del Estero. Nuestra visión porteña es que son algo perezosos. La visión del santiagueño es que somos unos locos de mierda, hiperkinéicos, acelerados como bola sin manija.No me desvio del relato. Masticando puteadas, iba anotando el número de teléfono indicado en el sitio Web. Acudí rapidamente al teléfono con ansiedad porteña. Llamé un viernes a la mañana. Sonaba y no atendían. Volvió la imagen de la devolución del voucher. Pero recordé la fama de perezosos. Hasta que por fin alguien del otro lado atendió.Hablé apresuradamente, era larga distancia, es cara la comunicación y le tiro ¿tiene libre los días 17, 18, 19 y 20 de abril? Le hablo desde Buenos Aires ¿Tiene lugar?-Si señooooooooooooraaaaaaaaaaaa - ¿Me pueden tomar la reserva?-No señooooooooooooraaaaaaaaaaaa -¿Por què? les grité. - Tenemos una competencia de motos. - Pero ¿no pueden tomar nota de la reserva? - No señooooooooooooraaaaaaaaaaaa- ¿por qué? - Estamos con mucho trabajo. Llame el lunes. El lunes la vamos a poder atender. Hasta luego y me cortaron.Después que corte, espantada dije: ¡qué barbaridad! ¡qué desastre!Llamé el martes, eso que dicen que somos hiperkineticos, es mala fama. El lunes estaba como loca..haciendo cosas..pero era pura coincidencia.El martes, marqué el nùmero de teléfono. Tengo dudas sobre donde está puesto el teléfono en el Hotel de marras. A veces me lo imagino que está al fondo a la derecha, en el baño, al lado del inodoro.Vuelven a demorar en atender. - Hotel Los Perales. Buenas tardes- Mire llamé el viernes para reservar el 17/18/19 y quiero reservar....- ¿De qué mes, señooooooooooooraaaaaaaaaaaa ?- De abril- No tenemos lugar. Está todo ocupado. Usted llamo antes de comprar esos cupones para ver si había lugar?- Escúcheme una cosita, llame el viernes y me dijeron que habìa lugar, que no me tomaban la reserva porque había una carrera de bicicletas. La voz era enojada y en tono alto.- Habrá llamado a otro lado- ¿por qué, cómo sabe que llame a otro lado?- acá nunca tuvimos carrera de bicicletas, la semana pasada tuvimos una carrera internacional de motocross- Bueno, de motos, de bicicletas, es lo mismo.- Nosotros 17, 18 y 19 no tenemos- Dígame para que que días tiene?- Ah bueno, 18, 19 y 20. Nada más.- Está bien. Reservéme.- ¿los tiene que comprar a los cupones?-- No..!! ya los tengo- Ah...paséme el nro de Voucher- ¿No tienen mail ?- SI señooooooooooooraaaaaaaaaaaa, despuès se lo vamos a dar.- Pero porque no me facilita, ahora, el mail y se fija usted cuál es el Nº de Voucherf - No señooooooooooooraaaaaaaaaaaa- ¿por qué? - Necesitamos el Nro de Voucher para anotar la reservaEstaba desencajada. Comiéndome no mandarlos ...a ....todo sea por mis vacaciones.- AECD8439- Señooooooooooooraaaaaaaaaaaa, por favor, el Nº de referencia- ¿qué es eso?- está arriba a la izquierda en el Voucher-- Lo busco y al final lo encuentro. Se los paso 134568711. ¿Está todo listo? - Le paso el mail para que mande el voucher y lo verifiquemos- Buenas tardes Señooooooooooooraaaaaaaaaaaa- Buenas tardes, buah!!!!! buaaaaaaaaaaaaahhh!
Todo integrante de una fila de espera, está a la  espera de algo. Existen variadas clases de filas de espera. Por ejemplo, fila de espera para pagar en el supermercado, comprar medicamentos, entrar a un cine. En una fila de espera, nunca se está sólo,  se unen gente que pertenecen a  diferentes credos, razas y edades. En una familia,  el candidato  natural que cumple con el perfil para soportar estoicamente una fila de espera es el abuelo, en situación de  jubilado y/o pensionado. Nuestro adorable protagonista, de cabellos blancos, lentes y pañuelo para la transpiración, es el gestor familiar que enfrenta cualquier espera. Es un estoico, se sacrifica porque el resto de la familia trabaja. Todos esperaban, ansiosamente,  a que se  convirtiera en abuelo, para que se jubilará y se abocase en forma exclusiva a la tarea de participar en filas de espera. Cuando vuelve de los trámites, para la familia, siempre su actuación será brillante, nunca recibirá un reproche. Porque si fracasó la espera, faltó un papel, una firma, un pago o no llegó a tiempo,  como un soldado sabe que deberá volver al otro día, para continuar dando batalla. Toda fila de espera, se encuentra sustentada por  una ley no escrita, al que le rinden tributo, todos aquellos que integran la espera. Además de ser obligatoria es una ley conocida por todos. Cuando en una comunidad de la espera, donde esperar es un culto,  puede pasar que se oiga, a una añejada dama, gritar, ¿usted pretende colarse? Sepa que yo estaba mucho antes que usted. Todas las miradas giran en torno al conflicto. Cada mirada que voltea ya es juez y parte. Muchos se inclinarán por la anciana desvalida, la del paragüitas azul, de pelo ensortijado. Otros tomaran partido por el joven, de mirada atenta, ojeroso, que seguro viene hacer un trámite para un familiar enfermo y trabaja todo el día y carece de tiempo para hacer filas de espera.  El colmo, se da, en esa coctelera móvil, con ruedas, al que llamamos bondi, cariñosamente y que los ministros llaman transporte público. En un conflicto, hay tres bandos, el que está a favor del chófer de ómnibus, el que está en contra y el tercer frente, son los que deben llegar a su trabajo. Esa trifulca agrega más demoras a las naturales ya preexistentes: tráfico, cortes de calles, máquinas expendedoras trabadas. Todos los que van a trabajar, todos cobran presentismo, ninguno salió tarde de casa y si llegan tarde al trabajo, toda la culpa la tiene ese conflicto adentro del bondi. Sobre el código de convivencia, en materias de fila, en uno de sus artículos dice que puede haber atrás tuyo, en esa fila de espera,  una docena de mujeres a punto de parir, que tengas a tu padre descalabrado, más atrás, tu tía con apendicitis, pero está terminantemente prohibido ceder tu lugar, es faltar a los principios éticos de todo formador de filas de espera. El orden de una fila de espera es inalterable. La ley  dice el que primero en llegar, es el primero, en ser atendido. Otro fenómeno, interesante, son los administradores de la fila de espera. Aquellos encargados de menguar esa espera, existen personajes, de diversa índole. El más común, es el chófer de ómnibus, con su típico atrás, hay más lugar, córranse en el pasillo hay más espacio. A la empleada pública del humorista  Antonio Gasalla,  pretende tomar su mate cocido tranquila y cada tanto grita atrás, porque su vista se ve molesta ante tanta muchedumbre, que la acosa.  Otra historia que merece ser contada, es la de un famoso bar, donde la fila de espera es para retirar el almuerzo, encargado telefónicamente. Ahí cada sándwich es envuelto y cobrado, con una rapidez tal, como si dependiera de ello, el valor del Down Jones en la Bolsa de Nueva York. Los empleados son todos gladiadores del expendio “fast food”. Gritan a la cocina desde un micrófono, “un sándwich tostado, con mayonesa, sin lechuga, con fritas y doble porción de pollo”. Presencié una vez, cuando un cliente, le dijo que inteligente que son, por vender tan rápido. El gladiador lo miro y rápidamente, recordemos que si piensa, debe hacerlo al mismo ritmo que su tarea, contestó: cree que si YO fuera inteligente YO todavía ¿estaría acá?. Pagué mi almuerzo rápidamente, admirando  cuan inteligente era la respuesta. Es una lástima que no siempre la inteligencia da frutos económicos. Durante la lectura de esta historia, los hemos  privado de la oportunidad de tener que hacer otra fila de espera. La diferencia radicará,  en el futuro, no podrá evitar psicoanalizar su fila y a usted mismo en ella    
MADRE: Arturo, ¿dónde estoy? ¿A dónde me trajiste?ARTURO: A la radio, mamá.... ¡Te tienen que conocer!MADRE: ¿Cómo me dejé arrastrar por vos? ¡Es una locura!.ARTURO: Mamá, te tienen que conocer.... Tengo un programa de radio y tenés la posibilidad que te conozcan.MADRE: Vos te volviste completamente loco. ¿Cómo exponés así a tu madre? ARTURO:  Mamá, el programa es corto, dura una hora.MADRE: ¿No te da verguenza exponer así a tu madre?ARTURO: No la expongo, la divulgo.MADRE:  ¿Para qué me querés divulgar?ARTURO: Eh! Bueno ..Bueno.. ¿Qué pasó? Te estás haciendo periodista? ¿Qué, cuándo, por qué, dónde, cómo, quien?MADRE:  ¿Me estás cargando? => Para España sería : ¿Te estás mofando?ARTURO: No irás a ser periodista deportiva o peor...política.MADRE:  Decime nene, ¿qué querés divulgar?ARTURO: Lo maravillosa que sos. Sos la mejor mamá del mundo.MADRE:  Está muy trillado. Eso ya lo dice la publicidad.MADRE:  ¿No tenés miedo que tus compañeros se burlen diciendo que tenés el complejo de Edipo?ARTURO: No pueden, aunque quisieran. Porque ellos tienen el complejo del celular MADRE:  ¡Nene! ¿vos estás bien? ¿por qué?ARTURO: Los celulares son como las madres. Las madres pasan la aspiradora en el momento más inoportuno. Los celulares suenan en el peor momento.MADRE:  ¡Nene!  ARTURO: Las madres hablan mucho todo el tiempo. Los whatsapps conversan mucho.MADRE:  Nene, ¿qué es esa luz roja?ARTURO: Estamos al aireARTURO: "Querida audiencia, muy buenas tardes, en este programa tan especial de domingo, festejando el día de la madre..." Un saludo especial para todas las madres.ARTURO: "En mi caso, un recuerdo enorme a mi vieja donde quieras que estés" Te quiero: MAMA. 
Madre - Radio Teatro
Autor: Diana Decunto  727 Lecturas
Las grieta esun antes y un después El fanatismo la agrandaEl escuchar la disuadeLa intolerancia la encandilaLa tolerancia la destruye Siempre busca culpablesEl enemigo está enfrenteCuando puede estar al lado. Cuidate de la grieta agazapada espera para que caigas al abismo Su huella deja una  estela de inocentes víctimas.El  puente unenla grieta aleja Una mano con el puño cerradoesconde pesadas piedrasel que esté libre de pecadosque arroje la primera piedra. Reconozcan de una vez por todas,no están eximidos de culpas No llegan a ser víborassino rastreras culebrasMentes confundidasIdeas retorcidas De  la graminea frescacosecharemos frutosde la maleza podridacrece más maleza Ponte enfrente ya,No te demores,salta la grieta.    
La grieta
Autor: Diana Decunto  600 Lecturas
Pedro y Angie cabalgan huyendo bajo un cielo plomizo. Hace mucho frío, y los cascos de los caballos resbalan en esa mezcla de tierra y deshielo.Pedro y Angie deciden detenerse porque tienen hambre y sed. Pedro desensilla los caballos y va al bosque a juntar leña. Angie va a buscar agua.El viento cala los huesos. El silencio obliga a estar más alerta.Pedro con ramas enciende una fogata. Angie trae agua en una abollada cafetera de latón. Mientras escuchan crepitar el fuego, se abrazan fuertemente, se besan. Entrar en calor es la excusa.La cafetera silba, Angie toma de la mochila, dos tazas de latón. Con toda ceremonia, sirve el café humeante.Angie le pregunta a Pedro: -¿por qué se dejó matar, podía haber venido con nosotros?-Estaba muy cansado, Angie. Pudo cumplir su último deseo-SI, Pedro, es verdad era un muy hombre-Si es verdad y ellos muy hijos de puta-Que vamos hacer ahora Pedro? ¿Tenés el mapa? Estoy muy cansada.-No te preocupés. Estamos a un día de la frontera. Los Andes no son joda. -Crees que nos pescarán los carabineros chilernos?-No creo, el único guardián de esta montaña son el viento, las nubes y la nieve.-Preciosa, ven acércate, vamos a dormir.Se acurrucan, debajo de las frazadas, junto al humo de la fogata se quedan dormidos Siendo todo silencio.Cuando Angie despierta está amaneciendo. Pedro no está. Hay un solo caballo pastando. Angie busca a Pedro con la mirada y no lo encuentra. Ese silencio la angustia más.Grita: Pedro estás ahí? Nadie contesta. Toma las dos tazas de latón para lavar. Se interna en la espesura del bosque, grita cada vez más fuerte el nombre de Pedro. Su grito llega hasta la montaña rebota y hace eco. No entiende nada, llora desconsoladamente, corriendo se aleja de esa espesura de abetos y colihues.Angie, con el pie enfurecida, apaga la fogata. Monta el caballo, la cordillera la espera. Fustiga al caballo para alejarse dejando atrás este presente . Piensa en la maldición que le ha tocado en suerte.Otra vez está sola
¿Qué fue de Pedro?
Autor: Diana Decunto  612 Lecturas
Imagen
Niñez perdida
Autor: Diana Decunto  666 Lecturas
El palpitar en la vida de Eulalia comenzaba a las cinco de la mañana, cuando su liviano sueño era interrumpido por el ruido de los motores de los omnibuses, que se detenìan en la parada que se hallaba precisamente debajo de su ventana.Desde la cama oía el rumor de las voces humanas, que a veces hablaban cuchicheando, a gritos otras; debajo de su ventana los hombres del mundo exterior comentaban sus propios problemas o aquellos que los inquietaban colectivamente.En algunas ocasiones las voces eran suaves, resignadas, que vertìan con gran esfuerzo un cúmulo de vorágines interiores, como si de tanto silenciar tristezas, hablar les costara un gran esfuerzo. Otras, eran voces iracundas, cuyo tono áspero, lastimaba los oìdos.Eeran los voces de los hombres sin mansedumbre,  golpeados, que no resignaban y agredían, hablando a empellones, escupiendo las palabras, mezcladas con comentarios caústicos.Esas voces desagradables herìan su sensibilidad. Entonces bastaba bajar las cortinas para que se transformasen en un murmullo sordo.En el silencio de la noche, oía el estridente ulular de alguna ambulancia. Eulalia, insomne, imaginaba el accidente, el desastre o el ataque cardìaco.Quedaba tensa hasta que el sonido se perdía en la distancia. Los fines de semana, debajo de su ventana, sonaba el canto destemplado de algùn ebrio, cuya voz empapada en alcohol, entonaba las estrofas de alguna canción pegadiza.En cierta oportunidad tembló de impotencia, ante el grito desesperado de una mujer joven, a la que un hombre golpeaba sin piedad.Los gritos desesperados se mezclaban con la voz gruesa, destemplada del hombre que profería gruesos epítetos.Luego un sollozo largo y  el silencio. A través de la ventana seguía la evolución de las estaciones. Veía las pomas ateridas y aletargadas del árbol de la calle, que se asomaba a su ventana. Se asombraba ante el milagro de verlas abrirse al besarlas los primeros soles tibios de la primavera; contemplar las nubes blancas, mimetizarse en grises plomizos, para luego transformarse en mansa lluvia desparramada en charcos por el pavimento desparejo. Desde la ventana se perdía con la contemplación de atardeceres fantásticos, aquellos en que el sol transformaba en prisma de colores el horizonte, y la paleta de la naturaleza se descomponìa en azules pristinos, en rojos coralinos o blancos nacarados.Eulalia amaba su ventana. Debajo de ella pasaba la vida y ella la presentìa sin  herirse en sus zarzales.Veía desfilar los delantales blancos de los niños, a los adolescentes descarados y bullangueros, a las parejas de ancianos, apretados uno contra otro, vacilantes, trémulos, en un mundo indiferente y violento, que los atropellaba como a descarte humnano. Le agradaba otear los edificios vecinos y escrudiñar sus ventanas. Era la experiencia de conocer la gente en su intimidad y hacer volar la imaginación. Por ejemplo, esa vecina de enfrente, que sentada pensativa en un sillòn y que al caer la tarde desaparecía de su vista, refugiandose en el interior del departamento.Un día se corrieron las cortinas y Eulalia no volvió a verla jamás.Eulalia imaginaba razones para aquello: Habría muerto? Se habria mudado? Tal vez se habria marchado de viaje?No lo supo jamás.Dos ventanas más arriba, una joven madre, amamantaba a su  bebé y lo mecía cantando que se durmiese.La intrigaba la ventana aquella en la cual la luz de la habitación  permanecía encendida toda la noche.Un estudiante? Un desvelado? Un enfermo? Tal vez alguien a quien naddie esperaba su regreso y temía  a la oscuridad.En las noches de verano, abría su ventana de par en par y por ella entraba la noche cálida. Entonces aspiraba el olor a tierra mojada que desprendian las macetas recién regadas. EN esas noches, el cosmo parecía detenido, aturdido por el vaho del estío, palpitante, pleno de vida, tan diferente a la triste quietud del invierno embebido de niebla y de frío.El mundo de Eulalia vibraba junto a aquella ventana. Era tan fácil, tan placentero pasar la vida a la vera de aquella ventana...Eulalia estaba paralítica desde hacía mucho tiempo, luego de un grave accidente automovilistico. Sentada  en su silla de ruedas, participaba del trajìn del mundo, por aquella ventana de su dormitorio.Su caso clínico era un misterio para la ciencia. Varias juntas médicas habian diagnosticado que pese a las secuelas fisicas estaba apta para caminar.No obstante se aferraba a su silla y se declaraba imposibilitada para hacerlo y habìan resulado negativos los tratamientos de rehabilitaciòn intentados.Todos los tratamientos siquicos, tambièn habìan fracasado.Sin embargo, Eulalia era feliz.Sus familiares, con amor, la instaban a superar con paciencia y constancia aquella barrera invisible que la paralizaba.Eulalia, sentada junto a la ventana, asentìa, mientras observaba el trajinar de la calle, con una extraña sonrisa que le curvaba los labios. 
Cuan sola me dejasteUna nocheen tus ojosla vida encontré.Una triste mañanade invierno te perdí.Soñé querseriamos felicescamine por el valle de la alegriay desde allial abismo del silenciocaí.Pisaste mis sueñosenterraste mi risa y cuanto te lloreHasta que un dia ..comprendíque todo aquelmundo hermosono era de los dostu no lo mereciasconmigo compartir.!Como quisiera amarte y no me dejas!Te susurrariapalabras de amor.Me dijiste muy serio,tu ...no!No eres la escogida.Mi orgullo aceptó la verdadmi almaen un pañueloescondió el amor,mi razón entendió la vida.Hoy no!La esperanzame dijo..otra vez..tal vez, otra vez será!     
Sueños Rotos
Autor: Diana Decunto  683 Lecturas
Esta obra maestra de la pintura está realizada en papel cartulina, sin firma y  no tiene marco. Está  sujeta con tachuelas.  Tiene  la cualidad de pertenecer a todos los estilos y no ser de ninguno. Es  el mejor cuadro del mundo sin importar lo que podría significar para un crítico de arte,  contener en una misma obra, varios   estilos de pintura, por momentos cae en el  estilo  abstracto, se enlaza con el  cubista, se  inclina por el barroco y   contiene  líneas clásicas.El lugar donde el artista se inspiró para crear esta maravillosa obra es una pequeña  habitación con una ventana al frente, con cortinas, color crema, con puntillas y flores,  que contrasta con la blancura de las paredes y el marco de la ventana. Lo más encantador de esta habitación es su desorden. En invierno, a la noche, se cierra la ventana  y se corren las cortinas. A la mañana, sin pedir permiso, los rayos de sol,  se filtran  despertando al joven artista.Otro día ha comenzado.  Nuestro joven pintor no puede recordar el caos, que había dejado en la habitación,  el día anterior,  porque todas las mañanas, se encuentra con una habitación  prolija y ordenada.  Cuando la inspiración arrebata al artista,  el  joven pintor viste a la habitación con  diferentes colores, cada día. Su desafío es romper con ese orden, para que,  la creatividad se deslice por caminos de libertad. La rutina de nuestro artista consiste en elegir  lápices de  diferentes tamaños y colores, a los cuales nunca devolverá a su lugar.  Cuando el pintor se aburre,  los pinceles,  quedan abandonados como soldados caídos en combate y otros pinceles  quedan librados a su suerte sin ser mojados por las acuarelas.Para el artista pintar  es un juego sin reglas.  El lápiz baja por el papel. El pintor toma alas y vuela alejándose del aquí y del hoy.  En ese momento, es cuando las líneas rompen sus cadenas. Los colores se ensamblan. Las formas se reconocen, intimidan y se penetran.  Los blancos son vacios, los negros son misterios. Los déspotas de la tela son los colores oscuros que vencen a los colores pasteles que con su palidez, languidecen.  El pincel inunda de colores dejando huecos en blanco. El pintor deja que su mano baile por la tela.  Deja que todo fluya. En el lienzo, los elementos toman vida propia. Muchos puntos se convierten en líneas. Muchas rectas acarician a las curvas. Las circunferencias son puntos que desean encontrarse. Hay guerras despiadadas entre  los trazos finos y los gruesos.  El agua transforma,  expande. El artista desnuda su alma. El espectador ve lo que quiere ver y el ciego peor porque no ve nada.No todas las obras corren la misma suerte, algunos terminan siendo bollos de papel.   Para el artista, la obra ha terminado, cuando las formas toman vida, cuando los colores se convierten en cascadas. Para el artista, el lienzo es la crisálida,  el cuadro es  mariposa. Tanta libertad logra que lo imposible se haga posible.Ahora que la obra está terminada,  se la aparta del resto,  como si padeciera alguna enfermedad.  Se la abandona, a su buena suerte, para que seque.  ¿Qué ocurre en el interior del lienzo?  Pues se desata el caos. Todos los elementos del lienzo  comienzan a pelearse,   buscando cada uno, su propio espacio,  sin querer renunciar a su identidad, para quedar inmortalizado.El combate se inicia, los colores quieren gobernar a las  líneas  sin respetar  los  espacios en blanco. Estos últimos invaden el lugar usurpado por las sombras. Siempre los rehenes de esta contienda  terminan siendo los colores difusos.Esta  lucha es una carrera contra reloj. Al  final gana el tiempo, quien logra imponerse,  donde los elementos que componen el cuadro perdieron sus límites, quedando una imagen petrificada.Este pintor tiene por costumbre no firmar sus obras. Ellas sufren porque sin la firma se sienten huérfanas.La obra terminada tiene dueño. El niño se la ha regalado a su padre. Quien ha colgado la obra en su escritorio, para recordar, cuales son las cosas, que no tienen precio.
Se escucha el vapor saliendo de una poderosa máquina que despierta a mucha gente todas las mañanas. La máquina express donde sale un oscuro brebaje con olor a café.Se vuelca el humeante liquido en la taza. Se lo mezcla con otro  muy espumoso: la leche. Se posa la taza sobre un plato, seco y limpio. El encuentro se celebra con un ruido corto y seco. Taza y plato se amalgaman como si se abrazarán, para transportar el humeante café con la leche a la mesa.   Pero nos falta todavía, para terminar este ritual. Las cucharas limpias están dispuestas a ser seleccionadas en un improvisado vaso que sirve de escurridor. La taza y el plato reciben a la cuchara malabarista, quien rebota sobre el plato, se cuelga de invisibles hilos y cae nuevamente sobre el plato, esperando a que la aplaudan. Pero no hay tiempo del otro lado del plato, dos sobrecitos de azúcar y dos de edulcorante. Viajan raudas varias tazas subidas en una bandeja que lleva el mozo. Muchas almas necesitan ser despertadas. Es temprano. Las tazas rebalsan de café con leche, pero salvo que los planetas no estén del todo alineados, el mozo entrega su envío, sobre la mesa, sin mayores cuidados, a su propio ritmo. Pero  como si todo estuviese cronométricamente pensado, el líquido se acomoda en la taza y no se derrama. El azúcar ni el edulcorante se mojan y  la cuchara queda inerte. De golpe se siente otro plato que posa sobre la mesa, las tres medialunas de manteca. Ya podemos estar tranquilos, un día de semana intenta despertar, ya ha cumplido su primera tarea. El letargo es grande. La cuchara está ansiosa y al final es zambullida en ese mar de café con leche. Cuando llega al fondo de la taza hace un tintineo como de campanadas. Ahora se sienten muchas de ellas tintineando. Según el comensal, pocos son los que toman amargo, liberan tímidamente uno o  dos pequeños sobres de azúcar o edulcorante. Se vuelve a sentir el repiquetear de muchas cucharas golpeando a las paredes de la taza, revolviendo para que lo dulce se enamore de lo amargo. Cuando el juego termina, ahora el brebaje está  listo para ser bebido, la cuchara es abandonada y queda sucia a un costado del plato. Los vestigios de los sobres del papel diseminados por la mesa  y unos surcos blancos como copos de nieve que delatan que a la mañana cuando no se está despierto el pulso falla.
Cuan rara es la mirada de un mozo. Desde un atalaya mira a todos pero nunca ve a nadie. Otros de esta especie llevan una mirada vergonzosa porque siempre se mueven buscando siempre algo que se les cayó al piso. No podemos dejar de mencionar “los mozos” del tipo grandes pensadores. Hay cosas más importantes para pensar en este mundo, antes que atender clientes. Esas son banalidades del mundo profano. En cambio, existe el mozo que cree que no es bueno que el hombre esté solo. Las horas esperando a un parroquiano son largas, es triste un cafetín vacío, porque no hay nadie con quien hablar. Con lo cual, el cliente  apenas llegó, viene el mozo, raudo, a preguntar,  que deseamos. Los estados del clima, son una herramienta fuerte para ayudarse, con frases: que calor, parece que va a llover, cómo llueve, se viene el invierno esta fresquito, menos mal que se va el verano mucho calor. La conversación termina: ¿en jarrito?  ¿poca leche? ¿prefiere cortado con leche fría?  Nunca hay que perder la oportunidad para charlar. No puede faltar en mi relato el mozo cargoso, aquel donde te tildo potencial cliente  con propina. El mozo ha aprendido en la escuela de gastronomía que hay que ser atento, servicial para poder recibir ese merecido bonus. Con lo cual, corre igual que el mozo comunicativo, pero limpia la mesa, a las señoras les dice señorita, a los viejos les dice jóvenes, preguntando cual va  ser la ingesta. Ese mozo a los café los trae seguro junto con los vasos de agua aclarando que los dulces adosados al café son obsequio de la casa. Con un guiño, quiere  dejar constancia en acta que ha sido una victoria personal triunfante sobre la mezquindad férrea del dueño del local. Por último para no extendernos más en el estudio de este espécimen muy “porteño”. Se encuentra el mozo soldado.  Sale de su trinchera para atender siempre bien no importa si el cliente es bueno o malo. Será parco en el hablar. Se zambullirá cuerpo a tierra, si algún comensal se le cae una cucharita al  suelo, previo haber depositado una cucharita limpia y lustrosa, que salió del bolsillo de su blanco uniforme. Lamentablemente cualquiera sea la variedad, el mozo “porteño” es una especie en extinción. Allá en el país del norte, un cliente rencoroso tomó revancha de un mozo descortés. Inventó el  fast-food, con una flecha apunto directo al corazón del mozo. El café tradicional donde la gente se juntaba para hablar mirándose a los ojos se ha perdido. Se escribe-habla en forma remota a través de una pantalla de 7” Disfrutemos mientras existan, hagamos  sociales con el mozo charlatán, agradezcamos al mozo soldado  el poder tomar un café caliente y en el fast-food sigamos practicando que algún día nos recibiremos de mozo.  
Maria Elena sube jadeante, la cuesta es muy empinada. No soporta más. Siente que su cuerpo no le responde, cree que es  prudente desistir. Lo único que la mantiene en pie  y que la persuade de no renunciar a subir, es ese rayo de luz que se filtra. Se ha escapado sin avisar a nadie. Prácticamente ha huido de su casa. Ha querido demostrar que es grande, independiente,  no necesita de la tutela de sus padres. Busca esa ansiada libertad que los jóvenes creen no tener y que cuando maduran tanto añoran. En realidad, la frescura de la vida, fue quien les otorgó un camino de risas y espontaneidad.  Los años sigilosamente se lo irán robando.  Ha llegado a la cima, la oscuridad se transformó en luz. Se sienta  al lado del hormiguero a  descansar,  contempla el sol, el aire de la campiña la ha renovado. Ha llegado a la zona prohibida, pero no le importa porque pudo probar que todo aquello que se propone se logra,  Con esa tozudez, característica innata de los jóvenes, creyendo que un éxito, lo es todo. Siempre le habían prohibido llegar,  hasta donde hoy llegó.  Siendo niña la asustaron con terribles monstruos, postura inexplicable de sus padres, que tal vez olvidaron que ellos también fueron niños. La lección no aprendida fue: cuanto más misterio y temor se le infunde a un niño más curiosidad se le despierta. Maria Elena, sabe sortear las piedras, a los dieciocho años, en el curso de instrucción militar  aprendió  la importancia en una hormiga de usar sus antenas para guiarse. Se le inculcó que las hormigas deben evitar imitar al  hombre, en eso de  chocar siempre con la misma piedra.  A Maria Elena  le habían enseñado los  límites  del perímetro permitido y cuál era la zona prohibida. Maria Elena, es  una hormiga rebelde por naturaleza, no entendía la vida en comunidad. Opinaba que no todas las hormigas son de naturaleza sociable. Ella era una hormiga anti Maeterlinck, anti sociedad, aunque también sufría contradicciones, porque creía en un mundo  de  justicia con derechos como obligaciones iguales para todos. Maria Elena nunca podría haber sido tildada una hormiga anarquista. Creía en el orden y bien común. A los psicólogos y siquiatras de ese  hormiguero perdieron la oportunidad de analizar la siquis tan compleja de Maria Elena. Ellos se la pasaban abocados a completar largas y tediosas historias clínicas que les exigían las obras sociales en lugar de atender  a los pacientes.
ETERNA VIAJERA
Autor: Diana Decunto  639 Lecturas
Manteles bordatosde encaje.Nunca faltancomensalespara disfrutardel banquete.En bandeja de platahay siete pecados.Tù eres quien elije,quedar o levantarte de la mesa.Lujuria, amor descontrolado.Gula, vivir para comer.El hambriento sufreintentando comer para vivir.Avaricia, delirio desenfrenadoEl pobre intenta trabajar para vivir.A los avaros no les alcanzavivir con lo acumulado.La pereza, adormece manos y aniquila mentes.Ira, ojo por ojo y diente por diente.Envidia, desear lo ajeno.¡Qué importa!Si es malo o bueno.Soberbia, arrogancia,derecho de algunosa  mirar la vidadesde unos peldañosmàs arriba.
Penumbras. Mucho frío, el viento no estaba invitado. Oscuridad.  En mi mano, una vela. No es fácil encontrar lo que necesitamos: un fósforo. A tientas, en la alacena, había uno. Prendimos la vela. Éramos felices. Una ráfaga de viento la apagó. Olvidamos cómo haríamos para que la felicidad no se escapara.   Incendio Lloraba al leer la última carta: “el amor se hizo cenizas”. Juntó las cartas y las guardo en un cofre.  Al día siguiente, no paraba de reír, estaba loca.  El pueblo pensó: no es para menos se  incendió su casa, se quedó sin nada.  Ella era feliz,  las cartas tenían razón,  el amor se había hecho cenizas. Ayuda Me pidió ayuda. Extendí mi mano y la tomó. Gemía. Con mis fuerzas exhaustas traté de sacarlo. Él con su fuerza a su abismo me atraía. Le grité, si pides mi ayuda, tiremos juntos para el mismo lado. Me dijo no puedo, cuando caiga, no quiero estar solo, quiero compañía. Solté mi mano.Fin. 
         Arboles callados          contando sus secretos          más intimos al rio.            El viento          acariciando esos  secretos.          De repente, se enoja          quiere huir, no le importa nada,          y por momentos, lo logra          se ausenta.            Aguas corriendo          haciendo  olas          presurosas por llegar          a una desembocadura            Espejos flotando          en el medio del rio          se mecen con las olas            Los espejos          son testigos silenciosos          De los pájaros que vuelan          De las olas que se encrespan          De la correntada que baila.            Nada se pierde          Todas las historias          Navegan por un rio.          Como los camalotes          los misterios flotan.                   El río no se queja          Nunca está sólo.          Cuando amanece          sus brazos          están llenos de espejos          acercando a las orillas          para que se conozcan.          Al llegar  la noche,          los espejos          se acuestan con los ríos          intimidan, se aman             se esconden en la bruma             vencen al frío,             se cubren con  la oscuridad          de la noche.El video con el audio se pueden escuchar en https://youtu.be/3oPIJjhHAvE 
Aguas y Espejos
Autor: Diana Decunto  585 Lecturas
Vidrieras con maniquíesDe labios carnosos De miradas atrapantes con vestidos escotados despertando deseos.    Señoras  escogiendo vestidosde colores al tono.Mueca de dolorcuando la vendedora dice:ese talle no tenemos.Jurarà por un mes hacer dieta.La compradora derrotadase retira indignadaCulpará a la ropa…No importa...…igual no me gustaba. Niñas JóvenesAnsiosas en el probadorsu belleza reflejadaen el espejoApostando una y otra vezAl amor.
Escaparates
Autor: Diana Decunto  657 Lecturas
   Niña alegre,cabellos sueltos al viento.Das vueltasen la calesita,nunca te cansas.Cuentas del uno al diezpara jugar a las escondidas.Mambrù te roba la risacuando se va a la guerra. Conejos saliendo de la galeravaritas mágicasprincesas coronadasla suerte da circulosse conceden tres deseos Felicidad y Fantasiaescondansen en la espesura del bosquelobos hambrientos las buscan .         
Felicidad
Autor: Diana Decunto  539 Lecturas
<< Inicio < Ant. 1 2 [3] Próx. > Fin >>

Seguir al autor

Sigue los pasos de este autor siendo notificado de todas sus publicaciones.
Lecturas Totales51828
Textos Publicados106
Total de Comentarios recibidos43
Visitas al perfil12753
Amigos3

Seguidores

Sin suscriptores

Amigos

3 amigo(s)
Fild
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
oscar
 
 
anahidec

Información de Contacto

Argentina
-
-

Amigos

Las conexiones de anahidec

  fild
  ropagito
  the raven