• Oscar Achá
achachila
No se si con letras puede cambiarse este mundo, pero al menos trato....
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  • País: Bolivia
 
Como suele ser costumbre en esta universidad (igual que en la mayoría) existen espacios de discusión y debate sobre temas académicos muy diversos. Para esa ocasión, el Decano se había interesado mucho en la propuesta presentada por el conferencista: "Introducción al Anarquismo Epistemológico" y es que el, desde joven había abrazado la ideología anticapitalista con pasión; a sus treinta años, su brillante futuro como agitador se vio interrumpido por el embarazo de su primer hijo, pero ese es tema aparte.Dada la urgencia de asistir a un consejo académico, no se preocupó mucho de los argumentos y aprobó la propuesta: en diez días, en el salón José Arriátegui, se realizaría la conferencia con entrada libre, dirigida a catedráticos y estudiantes de la universidad.Sonriendo a su barbudo interlocutor, se despidió y partió a sus obligaciones.Llegada la fecha, a las 1830, ante un salón casi lleno, el Decano dio la bienvenida, agradeció al conferencista e invitó a este para que inicie su ponencia, sobre un tema poco o nada conocido hasta ese entonces en las diferentes facultades.El expositor tenía el don de la palabra: en menos de una hora, todos en la sala se percataron de la solidez de sus argumentos.El método científico es un credo. Así como los cristianos consideran pagano, hereje o alma condenada a todo aquél que no crea la fábula de la consustanciación de Cristo en el pan y el vino tinto que manipula un cura en sus misas, así mismo el científico suele considerar inferior a todo aquel que dude de sus principios, axiomas y teorías.Del mismo modo que desde el siglo VII los seguidores de Mahoma (Alá lo tenga en su Gloria) pasan a cuchillo a todos los que ellos denominan infieles, los científicos pasan a ostracismo a todo aquel que se atreva a pensar por su cuenta o imaginar alternativas a los paradigmas científicos eventualmente en boga.Ser científico en el medio universitario no es una opción, a excepción de las alucinaciones Lacanianas y Freudianas de los psicólogos del siglo pasado (que curiosamente aún se tratan en ciertas carreras), en las universidades no se considera adecuado aceptar como conocimiento formal, nada que se afirme y no pueda demostrarse, los paradigmas sirven para crear uniformidad y si bien se supone que la ciencia evoluciona, sabemos que es un discurso similar al del "amor al prójimo cristiano" responsable de incontables millones de almas descansando en el paraíso antes de tiempo."Saint Exupery ironizó del modo más gráfico el asunto, cuando nos habla del astrónomo que necesitó vestirse de corbata y chaqueta para ser atendido por los especialistas en cuerpos celestes y ramas afines. Los científicos se creen algo así como los intermediarios de la verdad, y eso los hace tan miserables como los históricos Anás y Caifás.""La ciencia tiene para rato, de no mediar descalabros planetarios, aún tendremos que soportar a Ph. D. que asuman la investidura de Cardenales y Papas y crean que ellos son "la última palabra." Con sus Masters y Licenciados lamiendo diligentes su sombra, la sociedad deberá seguir soportando la imagen de un cabezón científico super especializado que mirando al pueblo por encima del hombro, siga dictando órdenes: ¡Construyan reactores nucleares!, ¡Desarrollen nuevas cepas de virus infecciosos!, ¡Armen edificios de cientos de metros que inobjetablemente caerán algún día!, ¡Inviertan en acciones con sobreprecio!, ¡Desarrollen edulcorantes nocivos!, ¡Creen protocolos de aborto ‘seguro'!, ¡Consuman licor!, ¡Hipoteque su futuro para activar la economía!, ¡Ignoremos la miseria resultante de la economía de mercado!, ¡Neguemos lo que no conocemos!..."La verdad, la atmósfera en la conferencia era única; todos en absoluto sentían que una realidad dolorosa y cotidiana, al pasar a ser escuchada y consciente, se vuelve insoportable, ¡Miles de horas de existencia bajo el yugo de los coroneles de la teoría, los capitanes del método!La alternativa quedo clara ante todos: Abandonar el credo de la ciencia sería algo así como condenarse a otra época de sombras, desechar la ciencia por ser ciencia sería necio: "¡Debemos refundar la ciencia! ¡Es necesario hacer una reingeniería de la ciencia pura y aplicada! ¡Viva Feyerabend!, ¡No permitamos nunca más que un mero certificado de obediencia servil a un sistema hegemónico, sea capaz de hacer sentir superior a alguien!, ¡Busquemos ya una alternativa integral y transpersonal a la ciencia dispersa en sus hiper especializaciones y ajena al derecho del pensar de modo crítico y propio!" gritaba el conferencista, azuzado por los vítores espontáneos y emocionados de estudiantes y la mayoría de catedráticos asistentes.Se organizó una marcha ruidosa al rectorado y se proclamó el surgimiento de la corriente del anarquismo epistemológico en la universidad. Felizmente, al cabo no hubo que lamentar gases lacrimógenos, insultos ni agresiones, todos se fueron a dormir con la sensación de haber iniciado algo importante.Hubo treinta memorándums de llamada de atención a los catedráticos identificados en la marcha y proclamación.El Decano estuvo a un pelo de ser despedido, solo le ayudó el hecho de ser yerno del Dr. Larreta, Rector de la universidad.Hay rumores que pese a las medidas tomadas por la Junta Rectora de la Universidad contra tan absurdas ideas vertidas esa fatídica tarde, existen ya "células anarquista epistemológicas" en el Campus..._____________Oscar Achá E. (2011)  
La Conferencia
Autor: Oscar Achá  290 Lecturas
Miguel Gabriel Arias de la Calle: Ya no podía llamarse "hijito de papá" por sus cincuenta trajinados años, pero lo era y lo sabía para su vergüenza obesa, pero sonriente.Don Zacarías Arias Secas fue el único nieto de Don Celestino Arias Huelva de la Vega, presidente de facto por doce años de la República, resultó uno de los pocos sobrevivientes del clan Arias; durante la guerra civil, casi borraron del mapa su apellido, pero eso es otra historia.Miguel Arias, sub director no oficial de la Agencia Aduanera Arias S.A. vivía de la cartera paterna: no servía para nada más que para firmar -aparatosamente- los documentos que a las 10 de cada mañana una guapa secretaria le ponía enfrente y que en realidad no acreditaban nada. El resto del tiempo, este estereotipo urbano se dedicaba a navegar en facebook, quepasa, playboy y loquitas.com.Su padre, "anciano" lúcido, trabaja en el segundo piso de su edificio. Entra a las ocho y sale a las cuatro de la tarde; pese a sus 77 años, es activo integrante de la "Gran Fraternidad Universal", "La Iglesia del Uno", "Wild Life Foundation" y una docena de instituciones filantrópicas más, practica Tai Chi Chuan en un céntrico salón privado, es vegetariano combatiente, ecologista recalcitrante, mujeriego y tiene vegetales gustos de naturaleza muy privada.Don Zacarías no suele hablar por meses con su superficial, engorroso y consumista hijo; indudablemente lo quiere (no habría otra explicación para que alguien conocido por su eficiencia, permita en su empresa favorita, a un inútil con sueldo de futbolista de la WEFA). Ese domingo fue una excepción.Miguel había vuelto a cometer un grueso error al invertir en un cargamento que fue dañado por una huelga en el puerto que eligió -contra varios consejos- como base, necesitaba dinero para que no le ejecuten una boleta de garantía. En su interior sentía vergüenza ante su padre, no era tan ciego como para no percatarse de su dependencia y reconocía incómodo, lo enfermizo de sus ideas de heredar "a tiempo" lo que le tocaría...No avisó siquiera que iría. Llegó a la casa paterna y se sorprendió al ver el peculiar carro de su secretaria (era un Volkswagen deportivo Karman Ghia de color plateado) en la acera. Acuciado por sus problemas no se le ocurrió pensar en que podría estar invadiendo intimidades y se introdujo en la casa sin siquiera batir palmas o saludar a gritos.El hecho es que cuando pasó del hall, escuchó claramente ruidos de carreras en la planta alta y una puerta se cerró estrepitosamente, con un gemido femenino de fondo. Ese momento se despabiló: "¿Padre?" gritó.Volvió a gritar mientras subía temeroso las gradas "¿Padre?"La voz de Don Zacarías sonó detrás de la puerta de su dormitorio, enérgica: "Ya te escuché Miguel, te suplico esperes un rato, baja y sírvete en la sala un café colombiano recién destilado...""Okey, disculpe, debí avisar..." dijo y bajó las gradas rojo como una manzana avergonzada.Efectivamente, en la sala estaba dispuesto el servicio con un café estupendo, se sirvió una taza y nervioso nuevamente con su angustia, se levantó con la taza en mano y caminó hacia la cocina tras algo que endulce su bebida.Fue cuando los vio. Nada sería en su vida igual desde entonces. Eran seis pastelillos de chocolate granulado con una crema verde que se exhibían impúdicos en una fuente roja...El café amargo hubiese sido imposible para Miguel sin ese par de pastelillos de impresionante sabor a pistacho, chocolate, almendra y un "no se qué" que seguramente eran de esas delicadezas por las que su padre siempre fue famoso (en realidad poco se había criado con él, dado el temprano divorcio de su difunta madre). Volvió a la sala y tomó asiento en la poltrona king size de su misterioso padre.Cerró los ojos y la música de "Father and son" de Cat Stevens le invadió el cerebro. Luego escuchó "My lady D'arbanville" y estaba por escuchar Morning has broken, cuando se dio cuenta que estaba imaginando a Cat Stevens dentro suyo.Vio como en la oscuridad de su interior, podía abrir ventanas como en Windows: Ricky Martin, José Miguel, su esposa, "la vida es un carnaval" de Celia Cruz, "Hustler.com", "Sport.com" y así sucesivamente.Entre la nube de ventanitas abiertas, decidió quedarse en Cat Stevens "Is not time to make a change, just relax..."La música lo impulsó entre vientos sutiles ante la fuente roja: poseía un color similar a la del lápiz labial de las mujeres de antaño, su borde era alucinantemente bien logrado, con un contorno de un rojo notablemente de mayor tono que el resto.Tomó otro pastelillo y se lo engulló como hacen los ñandús cuando encuentran un bollo de alpiste en las áridas pampas patagónicas. Un pastelillo más y no pudo más que estirarse de gusto, estaban deliciosos.Se sentó nuevamente y observó una foto antigua de su padre: quedó helado, el parecido era sobrecogedor. Se concentró en las cejas, la frente, el puente nasal, la barbilla, los labios, los orificios nasales, las pupilas, el gesto, el gesto tenía algo extraño...Se puso a pensarlo, era claro que sus fisonomías eran muy similares, pero el gesto de su padre era muy diferente al suyo; no podía darle nombre a sus sentimientos, se sentía intrigado, un sentimiento casi siniestro lo atravesó por sus espaldas: era algo que hacía de Don Zacarías el "último" de los Arias, los imperiosos Arias, esos que su madre odiaba...Sus sentimientos eran volátiles para cuando escuchó la voz de su padre detrás suyo:"Siempre bienvenido mi hijo, pero no se olvide que debe uno anunciarse en todos los casos..."Dadas las disculpas, Miguel se excusó además por comerse casi todos los pastelillos (su padre pareció sorprenderse bastante por ello) mas al cabo, vomitó su problema: necesitaba un préstamo que podría resultar incobrable.Su padre lo miraba con extraña curiosidad, parecía buscar algo en su mirada o sus gestos, con paciencia escuchó los problemas y accedió a firmar un cheque, con la condición que deje de actuar irreflexivamente "de una vez por todas".Miguel abrazó a su padre, contra todo uso o costumbre entre ambos, sentía que algo se había desatado en él y no deseaba retroceder. Con tino y respeto le expreso un reclamo por no haber vivido con el."Mira, no se si será oportuno que te diga, que acabas de comerte cuatro pasteles de la principal razón de tu madre para abandonarme cuarenta y tantos años atrás. Ella siempre criticó a los hippies y yo amaba las flores, el amor y Canned heat. Ella siempre pensó que yo estaba equivocado, imaginó que yo sería mala influencia para ti, exigió que te deje en paz. Eso tu bien lo sabes." Sus ojos eran expresivos pero no revelaban rechazo o rencor."Todos estos años en la empresa he visto que tu interés es la quincena, no la empresa, se que la vida nos puso en esta situación, tienes mi apoyo, ¡claro!"  Su mirada era de afecto, pero mucha conmiseración, el orgullo de un padre al ver a su hijo era algo que en ese ambiente, ese momento era igual al cero absolutoEl dolor de sentirse, verse, actuar, pensar y hablar como un grandísimo tonto anuló todo lo que ese momento pensaba y sentía: se percibió solo por segunda vez, luego de medio siglo. Tornó esquivo la mirada a la foto de su padre décadas atrás, no se agradó, pese a la similitud. Y eso le dolío como nunca: todo hubiese sido amargo en extremo, a partir de tamaño sentimiento, de no mediar el abrazo fuerte y seguro de su padre, que como casi cincuenta años atrás ocurriese, le transmitió seguridad y lugar en este mundo, alejado de su madre inexorablemente.Al despedirse, su padre le pidió que conduzca con mucha precaución y le llame inmediatamente si se indisponía. Intrigado por esa recomendación, pero obediente, se dirigió a su hogar, donde se sintió invadido de mucho apetito y un sueño reparador lo raptó por casi diez horas.Aunque solo los probó una vez, a veces se antoja los pastelillos de esa ocasión, pero no se atreve a preguntar por ellos. Intuye que hay muchas cosas que nunca sabrá de su padre, al que respeta hoy más que antes.------------------------------------------
Menudo vuelo
Autor: Oscar Achá  316 Lecturas
Tengo la fortuna de haber nacido en una familia a la que el dinero jamás le importó, tal vez por tal razón, no habiendo conocido ni de lejos la necesidad, se desarrolló sin control alguno mi compulsiva conducta desprendida. Miles de aristócratas y capitalistas soberbios saborearon la amarga realidad de las convulsiones sociales, guerras, tragedias, conmociones y batallas fratricidas, pero mi gigantesco emporio felizmente jamás se vio afectado seriamente y nada me cuesta “tirar la casa por la ventana” cada nada. A finales de todos los años, incontables cartas, llamadas, correo electrónico y faxes múltiples inundan mi departamento de relaciones públicas. El personal destinado a sistematizar todo ese tsunami de súplicas, ruegos, imploraciones y más de una exigencia insolente, suele llegar al 23 de diciembre en estado crítico de cansancio. No me gusta la Navidad, porque mi círculo familiar tradicionalmente supo que en realidad es todo un rosario de mentiras y medias verdades, que llevaron a los occidentales a establecer arbitrariamente el 25 de diciembre como aniversario de nacimiento de Jesús hijo de José y María, descendientes de Sem. No me siento cómodo atestiguando como talan bosques para armar unos pinos aparatosos, fabricar papel de regalo, tarjetas de felicitación y envoltorios coloridos con malas reproducciones de mi figura. En estas fechas dudo de la inteligencia de cientos de millones de supuestos seres razonables  que se ahogan en deudas, gastan lo que apenas ganaron con esfuerzo, ponen cara de amables, mientras con la excusa de noche buena los comerciantes no dudan en exprimirles cada centavo que posean en sus bolsillos. Mencionando el nacimiento de un humano desprotegido, humillado y perseguido por el poder infame y permanente, millones hacen gala de inconscientes: comer, beber, regalar y disfrutar, en memoria del arquetipo del hambre, sed y persecución solo significa que muchas cosas están erradas, y nadie quiere transformarlas. Estoy harto, ya no lo tolero.  Pero debo tragar mi decepción, disimular mi hastío, fingir ser uno más y desde luego, seguir adelante. Mentirosa o no, la Navidad cuenta con un Papa Noel oficial y es mi obligación vestirme de rojo, montar mi trineo de tracción animal y salir volando a premiar a niños y niñas buenas.  Es curioso, cada año hay más gente en el planeta, ¡pero menos niños y niñas buenas para premiar en noche buena! ……………..
Este era un granjero vegetariano, dedicado a la producción de lana.  En su granja jamás se sacrificaba animal alguno y hasta los parásitos hematófilos eran respetados.  La cantidad y calidad de su lana era famosa en la región y aunque los poblanos de las cercanías hacían bromas del excéntrico granjero, hasta las familias dedicadas a la cría de puercos y los matarifes, en su fuero interno estimaban a tan curioso personaje, pues él gustaba de hacer favores, sonreír a todos con afecto y cultivar, como distracción, variedad de bellos tulipanes que en su momento más hermoso, solían ser regalados a las damas del pueblo: ancianas, casadas, viudas, solteras, agraciadas, bajas, altas o displásticas.El caso es que un día le nació una oveja singular: su lana era dorada, extraordinariamente fina y poseía cualidades sorprendentes.  Con cariño, el granjero crió personalmente a chabelita -así la bautizó- y fue testigo de su desarrollo asombroso, era la oveja soñada y su lana era exclusiva y muy demandada.Chabelita llenó los bolsillos de su dueño: el kilo de su lana llegó a costar el mismo monto que toda la producción de sus rebaños queridos.  Lamentablemente con el éxito vino la envidia.Y fue así como tuvo que conocer de denuncias anónimas, intentos de secuestro, atentados frustrados y allanamientos digitados, la situación llevó al granjero a pensar, por un momento, en vender a Chabelita a los ofertantes dispuestos a comprarla para realizar las disecciones necesarias, que les permitan reproducir esa calidad de lana en masa.Pero Chabelita además de lana prodigiosa, poseía un intelecto ovejuno inaudito y se las ingenió para convencer a su amo que no cediese.  Entrenaron a todas las ovejas en técnicas de lucha de guerrilla e incluso adaptaron técnicas del ninjitsu para su aplicación con pezuñas, lomos y topetazos.  La granja se tornó en una fortaleza muy contundente, como lo averiguaron los esbirros de los grandes intereses transnacionales enviados a secuestrar a Chabelita o en el peor de los casos, eliminarla.La lucha se hizo gradualmente más encarnizada, prácticamente cada día debían neutralizar ataques armados, incluso se llegaron a perder algunas ovejas a manos de los sicarios degenerados, era evidente que algún momento la fuerza bruta costaría la vida a muchos de los integrantes de la granja y eso exigió una acción drástica.Cierta madrugada, los lugareños despertaron con una granja totalmente vacía: nadie podía dar información del granjero, su familia, sus perros y ovejas, parecían haberse desvanecido.No se resolvió el misterio, hasta varios años después, cuando salió a la venta el libro "Nuestra Fuga" en el que una autora denominada Chabela Goldylock relataba el éxodo de doscientos ovejas, seis perros y una familia humana, a través de inexploradas tierras, la colonización del valle pacífico y el nacimiento del único estado en el mundo, en que los humanos coexisten con su entorno, sin creerse dueños ni dioses ávidos de  sangre.-----------------------------
La Ovejita Genial
Autor: Oscar Achá  284 Lecturas
I Página social de AndiniaEsta es la historia de Diego Belaúnde, hijo de una familia de encumbrado nivel social de la sociedad de Andinia, una ciudad en constante crecimiento y con florecientes negocios, que permiten a sus habitantes un desarrollo fuera de lo esperado para el resto de su patria, tipificada como subdesarrollada y en permanente crisis social.Diego es hijo único del Ingeniero Isaac Belaúnde y de la conocida periodista Mercedes Junkers, gerente y propietaria de un canal de televisión de creciente teleaudiencia. Desde niño mostró notable intelecto y marcada predilección por el arte gráfico y el sonido: a sus seis años produjo una radio novela de cuatro episodios con sus primos mayores que él, que le valió elogios de todos sus familiares. Pintaba, tocaba guitarra, practicaba tenis y pertenecía a las mejores instituciones educativas de Andinia. A los trece años, se fue a estudiar a Stuttgart con sus parientes maternos y no volvió por doce años a su ciudad natal.Fue la muerte de su padre la causa de su retorno: ya con un doctorado en ingeniería química, trabajador brillante de la Shering G. I., abandonó sus planes de vida germanos y resolvió vivir en su ciudad natal, acompañando a su madre que una vez viuda, encontró consuelo en su ya importante medio de comunicación, al que se dedicó con renovados esfuerzos.Diego consiguió pronto dos trabajos: era el químico responsable de la Farmacéutica Boëring S. A. y catedrático invitado en la Universidad Autónoma Independencia de América en la facultad de Ingeniería.Retomó la vida de los Belaúnde, que correspondía a la típica familia de prestigio en Andinia: Poco trato con extraños, vehículos 4 x 4, casa con guardias privados, eventuales cenas en los restaurantes de los mejores hoteles de la ciudad, viajes frecuentes a los alrededores agrestes de Andinia, y cada año una gira por Norte América y Europa; romances selectos, presencia en actos oficiales, asistencia a los cócteles del cuerpo consular, respeto extremo por la vida privada y una vez al mes, hacerse ver en la misa dominical de la Catedral. Todo cambió una noche de julio, sin previo aviso ni advertencia: tres desconocidos asaltaron la vagoneta de Mercedes Junkers, la hirieron gravemente de bala, dejándola tendida en la acera y marchándose con el carro (lamentable, pero corriente caso del vandalismo que desde años atrás asola a Andinia).Doña Mercedes fue puesta a salvo en la clínica mas renombrada de la ciudad; dada la gravedad de sus heridas, fue trasladada a La Florida primero, y a Stuttgart después. En dicha ciudad alemana quedaría la madre de Diego por diez y seis meses, a cargo de renombrados especialistas y fisioterapeutas que devolvieron la movilidad a sus miembros y trataron el cuadro post traumático que sufrió esta acomodada dama, que solo había oído hablar de crimen, sin sufrirlo jamás en carne propia.No deseando renunciar a su cargo en Boëring S.A., ni a la universidad, Diego se hizo cargo de la gerencia general del Canal 4 con lo que se convirtió en uno de los más ocupados integrantes de su entorno.Meses antes, más por presiones sociales que por afecto real, había iniciado un noviazgo con la Srta. Marlene Castillar, hija de industriales conocidos y de su círculo social, pero con todo lo acaecido, la relación se redujo a eventuales llamadas telefónicas, que en la práctica solo tenían carácter protocolar. Diego parecía no estar preparado para noviazgos o compromisos.II Quiebre totalLos sábados por la noche, Diego empezó a salir con Perico (Socio y gerente de producción del Canal 4) y dos amigos de este último: Germán el antropólogo social y Dámaso un conocido acuarelista. Solían ir a beber unos vasos de whisky, hablar de cosas diversas, comentar de política y mujeres. Al cabo, Diego se re introdujo en el circulo de bohemios de fin de semana de clase acomodada, con los que sin exageración alguna hacia alguna que otra travesura.Diego se mantuvo en sus tres trabajos, cumplía a cabalidad con todos ellos, pero en la soledad de su casa, empezó sentir con frecuencia la presencia paterna; en varias oportunidades le pareció verlo sentado en la biblioteca e intuía que su padre (o su espíritu en este caso) se mantenía muy cerca suyo, o -lo que era preocupante- algo andaba mal en su mente.Cierto domingo, almorzando con Germán, se atrevió a comentar sus curiosas impresiones y quedó sorprendido al encontrar plena apertura de su amigo: "Pues claro, solo los escépticos redomados pueden ignorar la existencia de los espíritus; yo mismo tuve varias experiencias con ellos..." dijo Germán ante el asombro disimulado del ingeniero Belaúnde. Ahondando en el tema, Diego se enteró del círculo de espiritualistas que su común amigo Dámaso frecuentaba y quedó intrigado al enterarse que de acuerdo a lo que solía comentar el artista, los espíritus del Ande se comunicaban con él frecuentemente y le inspiraban su quehacer plástico.Decidieron llamarlo y supieron que precisamente en esos momentos, Dámaso se dirigía a una reunión con quien él llama tata Pedro; luego de unas palabras, Diego le preguntó si le importaba que lo acompañase y quedó comprometido a salir en una hora a visitar al mencionado tata Pedro. Germán debía cumplir obligaciones diferentes, y se excusó. Se sentaron a beber un café y minutos después, escucharon la bocina de la camioneta de Dámaso.Germán tomó un taxi; a continuación, Dámaso llevó a Diego a una alejada zona periurbana, donde nunca antes había pisado un Belaúnde en generaciones.III El tata PedroLa casa era rústica, de adobe sin revocar, el piso de tierra, varias plantas ornamentales en latas de diversa procedencia a la manera de tiestos, todo era cual corresponde a una vivienda mas de las clases desposeídas sudamericanas; Diego trataba de no mostrar extrañeza, pero se sentía realmente fuera de lugar, nunca antes pasó por esas calles, nunca antes habló con esa gente."Pasen, adelante por favor, siéntense en esta banquita" -dijo un joven humilde que supuso Diego era alguien de la familia que visitaba- "ya viene mi abuelo, está en el baño ahorita, ¿desean un poco de coquita?" -preguntó amablemente el muchacho y sin esperar respuesta, sacó una bolsa de plástico verde con un buen número de hojas de coca, pasándola sin comentarios a Dámaso. Nervioso, Diego vio como Dámaso se llevaba un buen número de hojas a la boca y tras morder un trozo de una sustancia parecida al carbón (que sabía llamaban llijta) se sentó a esperar sin denotar preocupación alguna. El artista hizo un ademán de pasarle la bolsa de coca, pero al percibir su expresión, recogió su mano y con un guiño, le dio a entender que no debía preocuparse.Al cabo de minutos entró un hombre casi anciano, de evidente origen indoamericano: su piel denotaba fuerte exposición al sol, al viento y a la intemperie, su ropa era en extremo simple y claramente se veía que le faltaban varios dientes y otros tantos estaban deteriorados. "Tata Pedro, espero que no se enoje, pues vine con un amigo, es el ingeniero Diego, quiso venir a conocerlo" cogiendo el codo de Diego, hizo que extendiese la mano y saludase al menudo tata Pedro: "¿Cómo está usted? Perdone el haber venido sin avisar, pero me agradaría conocerlo..." -dijo estrechando una mano curtida, sincera y morena.Sentados informalmente, hablaron del fútbol, de los problemas de alumbrado de la zona, del perro con rabia que había mordido la anterior semana a varias personas y estaban burlándose de un ministro del gabinete cuando, los ladridos del perro y el abrir de la puerta de chapa de zinc, anunció la llegada de tres personas más a la informal reunión.Diego conoció a don Gaspar, su sobrino Hugo y a un maduro hombre de larga barba blanca que se presentó como Jorge, profesor de filosofía en el Universidad Privada Andina, comentaron cosas superficiales por quince minutos y a la llegada de una niña, aparentemente la nieta de don Pedro, este les informó: "bueno caballeros, dice Sarita que ya está preparado todo, podemos ir si están de acuerdo a la gruta.." Agarró una bolsa que le entrego la niña y se levantó resueltamente.Todos se pararon, salieron en grupo y se pusieron a caminar alejándose de las casitas de la zona, anduvieron por media hora entre los rincones de una quebrada cercana y dado que el camino era arduo, todos -excepto Diego- caminaban en silencio obligado por lo empinado de la senda y el notable bolo de coca que en su boca humedecían. Diego sentía cada vez mayor aprensión, -¿A dónde vamos? ¿Qué es esto? ¿A qué se refería Germán con lo de los achachilas de la montaña? ¿Por qué él se encontraba haciendo algo que no tenía previsto? ¿Qué podrían pensar sus empleados al no saber donde se encontraba?El hecho es que siguió caminando con el grupo y pese a que se encontraba muy agotado, siguió sus pasos hasta que, sin previo aviso, al torcer la senda improvisada, encontraron una gruta natural; todos se detuvieron sin ingresar a ella, se sentaron en círculo y en forma semi ritual, se sacaron sus zapatos, sus relojes, y todos los objetos de metal que cargaban encima (Diego, por simple imitación hizo lo mismo y concluido este despojarse, vio como todos se deshacían de la coca, en un silencio peculiar, parecían prepararse a entrar a la gruta; pasaron diez minutos y tata Pedro entró -el solo- a la oquedad y se perdió en ella por cosa de veinte minutos.Al cabo a una orden dada desde adentro, todos entraron agachándose a la gruta, que resultó ser de medianas proporciones, sin más iluminación que un mechero que detrás de tata Pedro ofrecía una tenue iluminación adicional a la que el ingreso de la gruta dotaba.Una vez sentados en círculo, Tata Pedro, Gaspar y Hugo empezaron a recitar una letanía en lo que Diego supuso era aimara y dada su ignorancia de dicha lengua, no pudo descifrar nada, excepto algo así como San Pedro, Santiago y achachilas, la palabra que le intrigó en el léxico empleado por Germán horas atrás.De pronto, silencio, y tata Pedro sacó de la bolsa que le entregó la niña minutos atrás, un envase plástico, lo abrió, y en un jarro desportillado, vertió una bebida espesa y de gris apariencia, la bebió de un golpe y procedió a llenarlo repetidas veces ofreciéndola por turno a cada uno de los presentes. Al llegar a Diego, este, -como vio hacerlo a los demás y venciendo sus aprensiones sanitarias- se tomó todo el líquido espeso, y a duras penas pudo refrenar el asco sentido por un sabor realmente desagradable que lo invadió exponencialmente a partir del último sorbo.Tata Pedro, Gaspar y Hugo volvieron a recitar su letanía en su idioma, y conforme pasaban los minutos, Diego se sorprendió al escucharse sumado a la letanía ¡en el mismo lenguaje! junto a Dámaso, y Jorge -quienes posiblemente tampoco conocían el lenguaje ancestral que usaban los oficiantes. No pudo explicarse lo que pasó: sin percatarse, Diego Belaúnde dejó de existir, más aún Pedro, Gaspar, Hugo, Dámaso y Jorge tampoco existían ya. Una certeza total de ser parte de un gran océano de luces y sombras, gritos, cantos, risas, aullidos, ladridos y llantos invadió su conciencia y se descubrió a sí mismo sin forma, nombre, género ni sombra, envuelto por un frío entorno azulado, sin conciencia de tiempo y espacio alguno. Aquello que podríamos llamar "ego de Diego" se encontró rodeado de sonidos inenarrables, imágenes irreproducibles y pareció perder todo tipo de contacto con el cuerpo del ingeniero Belaúnde Junkers.En determinado momento, sintió la presencia de un ser de proporciones descomunales, que lo observaba sin ojos y que reconocía su esencia: quiso mirarlo, pero le fue imposible: solo veía un humo blanco que sin moverse, parecía rodearlo, y que poseía voluntad en sí mismo; entre dicha bruma, vio surgir la figura de su padre, don Isaac -fallecido meses atrás-.Diego reconoció a su ser amado, vio como él le sonreía y extendiéndole ambas manos, lo transportó más allá de la blanca bruma, flotando entre chispas de claridad diáfana; tuvieron una conversación larguísima, amable y que llenó de dicha a la esencia inmaterial del hijo de difunto.La letanía recitada esta vez solo por la voz de tata Pedro pareció romper el hechizo, tenuemente al principio, pero con mayor volumen e intensidad gradualmente, Diego retomó su conciencia y se volvió a encontrar sentado en un círculo de hombres, en una gruta oscura, con frió y sed, mucha, mucha sed.Era casi media noche; sin pronunciar palabras, los seis hombres se pusieron sus zapatos, recogieron sus cosas, y sin luz artificial alguna, retornaron en silencio ¡y sin tropiezo alguno! a la humilde casa de tata Pedro. Una vez en ella, quebrando el silencio, todos se despidieron cordialmente y cada cual se perdió en la noche.En la carretera, Diego mantuvo el silencio, mientras Dámaso prendía un cigarro negro y sintiéndose -sin palabra alguna- muy cercanos uno al otro, llegaron a la casa de Diego, donde este último descendió, dio la mano a Dámaso e ingresó a su cómoda casa.IV El nuevo Diego Meses después de su experiencia en la lejana gruta, Diego Belaúnde se encuentra en excelentes condiciones: trabajaba con dedicación, mantiene su amistad con Germán y Dámaso y genera más y más ideas innovadora en la fábrica, la universidad y el canal 4, no habla con nadie de su experiencia con el tata Pedro, no quiso compartir sus vivencias con ser alguno y sabiendo que podrían tildarle de loco -o algo peor-, evita mencionar que de tarde en tarde puede comunicarse no solo con su difunto padre, sino con los achachilas del ande, amigos del tata Pedro (sobre todo los domingos y las noches de movimiento de luna).Ya no añora su vida en Europa, ni cree poder sentirse superior a persona alguna.-------------------
Achachilas del Ande
Autor: Oscar Achá  315 Lecturas
Su belleza felina es muestra de la sabiduría del universo: no hay nada en ese cuerpo esbelto que sobre o falte. Se sabe atractiva y se conoce por dentro, si eso es promiscuidad, no le pesa aceptarlo.Debe reconocer que su inicio fue muy precoz; no terminaba su primera ovulación y ya se había fugado con un corpulento extraño, que le hizo emitir sus primeros ambiguos gritos de dolor / placer animal.Desde entonces, suele perderse por noches enteras, de amante en amante, se revuelca en suave césped bien cortado, como lo puede hacer en un lecho de fino hilo o encima de un cartón de aceite vegetal o simplemente sobre la despreocupada tierra simple y agreste. Ella piensa en su pareja, solo mientras lo tenga dentro y encima suyo.Nunca se queja, sabe que el dueño de su cuerpo de una noche, puede ser el indiferente extraño del día siguiente y no trata de cambiar. Ella es así; simple y llanamente promiscua.En sus encuentros clandestinos no es raro incluso que obtenga heridas, golpes y quien sabe que gérmenes y roñas indescriptibles. Pero cuando estando echada se yergue a mirarte, sus hermosos ojos parecen ser la razón de la existencia; su belleza difícilmente se contamina con su inconducta; se sabe bella, ignora mi crítica.Pese a todo lo que se afirma por el barrio, yo no podría ser feliz sin ella; es perfecta y es mi gata, me encanta creer que yo soy su dueño.......
PROMISCUA
Autor: Oscar Achá  305 Lecturas
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Cada cuatro lunas, desde muchísimo tiempo atrás, las hormigas detienen en algo su cotidiano luchar y se enfrascan en un curioso evento.  Las rojas, negras, amarillas, marabuntas, argentinas, rumanas o levantinas dejan de combatir por unas jornadas heroicas; una gesta inenarrable: el motivo de ser de miles y miles de hormigas, el campeonato mundial fórmico.Por una luna, los hormigueros delegan en tres decenas de sus soldados, la responsabilidad de buscar la copa de oro, el sueño inmortal, la gloria en seis patas.Cientos de sagas, gestas y loores circulan entre el común de las hormigas, relatando uno u otro hecho asombroso.  La copa del mundo es sin duda la quintaescencia de la naturaleza formicidae; en ella sale a relucir la bravura, el amor al hormiguero y el sacrificio a extremos sorprendentes, incluso para los himenópteros en general.Millones de hormigas aventureras suelen arribar al hormiguero anfitrión por todos los medios posibles, no faltan quienes llegan por avión, por garza, golondrina o camión desde continentes distantes y costumbres extrañas.Es curioso, pero les es imposible entender  o siquiera imaginar que los organizadores son un grupo de osos hormigueros, incluso circulan rumores de que están involucrados unos voraces pangolines.__________________Oscar Achá E.  (2010)
Las Hormigas
Autor: Oscar Achá  555 Lecturas
La castidad absoluta previene el embarazo y todas las enfermedades de transmisión sexual. Pero es en extremo impopular. Ni siquiera me animé a pensar en ella.Como todo muchacho normal, desde mi pubertad, mi felicidad es al menos un pubis femenino; soy dependiente de un marisco bivalvo, no puedo vivir sin el amor de una mujer querendona, pierdo la chaveta ante una teta.El horror de mi paraíso es un infierno con demonios perversos: sífilis, SIDA, gonorrea, herpes, candidiasis, monilias, virus verrugosos, chancros, mononucleosis y quien sabe cuantos engendros más acechan tan relajante paraíso interactivo.Luego de los documentales y charlas con las que la semana pasada nos bombardearon en el instituto, tendría que ser bruto para no darme cuenta de los riesgos, dramas y peligros de eso de andar de joda en joda sin preguntar siquiera que apellida la nena traviesa, incluso estando dispuesto a usar forritos.Por eso me convencieron, creo que no pudiendo ni pensar en la abstinencia, la monogamia es la mejor opción de prevención. Decidí hablarles de esto a mis mujeres, para que aprendan y no me pongan en riesgo............
Tendría que ser bruto
Autor: Oscar Achá  316 Lecturas
El desplome de la economía de la empresa fue súbito y cruel; además de los numerosos empleados, más de seis gerentes fuimos puestos en la calle. Solo fue posible llevarnos la indemnización pactada sin bonos extras. Nada ya podíamos hacer, al menos no estábamos detenidos como los directores generales, acusados de fraude al fisco, alteración de información y presentar estados de cuentas adulterados.Yo estuve dos meses entre que entretenido con viejas películas digitalizadas, páginas de internet, salidas al campo, bocadillos diversos y cuando el aburrimiento se apoderó del escenario, se me ocurrió pintar.Compré dos caballetes medianos, dos docenas de marcos y lienzos preparados, más de nueve botes de pintura italiana, tres docenas de pinceles surtidos, dos paletas, solvente, un overall de color gris, una caja de herramientas de artesanía y elegí una pieza iluminada para mi precario taller.Confieso que solo dos veces en mi vida pasada tuve pincel, pintura y deseos de pintar: la primera vez solo usé pintura blanca y negra, la segunda pequeños botes de malos óleos y demasiados críticos oficiosos para mi gusto. Nunca pude declarar concluido un cuadro hasta entonces.Un jueves semi nublado estrené mi overall y me puse manos a la obra, no sabía ni remotamente lo que deseaba pintar, solo quería empezar.Cinco meses después, animado por una prima dueña de unas galerías de arte, decidí montar mi primera exposición; expuse quince de los veintiocho cuadros que logré realizar en dicho tiempo.Desde entonces no dejo de pintar, no sé muy bien lo que pasa, pero cuadro que concluyo, es cuadro que se vende a precio ridículamente alto.El dinero que últimamente entra por concepto de venta de cuadros es sorprendente, yo para ser sincero, me cansé hace varios meses, pero creo que de todos modos lo que gano justifica que mi diversión se haya constituido en casi una obligación (y es que se les ha dado por pagar lo que se les pida por adelantado, con tal de poseer uno de mis cuadros).Injusto sería no reconocer que mi mujer es tan autora como yo, del éxito de mis ventas: siendo hija única del Primer ministro y acaudalado dueño de cadenas de medios de comunicación, no le ha sido muy difícil vender mis pinturas con extraordinario éxito, bastó una llamada de su respetado padre para que la asociación de críticos de arte bautice mi estilo "Elementiel" y justifique mis infaltables arañitas multicolores con frases como "el retorno a lo primordial del ser humano..."Estoy casi decidido a empezar a escribir..._______________________
Oligarquía
Autor: Oscar Achá  317 Lecturas
Ella era una memoria flash USB de 600 MB, fabricada en Arizona con una cubierta rosada y el logo de Barbie como detalle. Cuando apareció en el escenario de la oficina, dejó a todos los diskettes y CDs con la boca abierta. La envidia, admiración y servilismo hicieron de esta memoria – a la que llamaban Barbie –por el logo- la consentida de todos los escritorios. Había que verla ufanando su precio, calidad americana y asombrosa memoria reutilizable. Todos le mostraban respeto y prioridad e inflaban su ego. Cierto día, incapaz de ejercer autocontrol suficiente, un flamante CD-RW (relativamente nuevo en ese momento) declaró su amor a Barbie y lo hizo en público, esperanzado en poder entrar en red e intercambiar bites con ella.La risa abrasiva de Barbie dañó permanentemente el CD-RW, incapaz además de soportar la vergüenza y el rechazo, fue eliminado antes de la hora de salida, pocos fueron los que sintieron pena al verlo en el cesto de desechos, tal vez por la importancia que se daba o por ser lo que era, RW, su adiós fue irrelevante.Las pocas esperanzas que albergaban algunos CDs -y más de tres diskettes a punto de jubilarse - respecto a Barbie se desvanecieron, al conocer esta vanidosa, a un Pendrive USB de 2 GB de fabricación japonesa que la sedujo con su potencia gigante; su arrebato fue tal, que pese a que le contagió una treintena de virus, se sentía con alguien que si la merecía, en el cielo digital.Ni un mes después, al verlo con una super memoria de 6 GB de industria taiwanesa, la vanidosa memoria rosa entró en depresión insana y acabó con su existencia, jamás fue posible volver a abrir alguno de sus archivos, terminó en la misma cesta que el CD-RW despreciado.Sin siquiera enterarse del fin de Barbie, el infiel de 2 GB, solo tenía memoria para la súper de la isla de Taiwán. Su éxtasis lastimosamente acabó pronto: trajeron a la oficina a cinco flamantes pendrives de 12 GB, procediendo todos ellos a seducir sin mucho esfuerzo a su supuesto amor eterno. El dolor ante las sucesivas escenas y cierta culpa al recordar a Barbie, sellaron el destino del otrora orgulloso chiche.Se sintió un ligero olor a quemado y al cabo de algunos intentos, quedó claro que la memoria se había tornado inutilizable.En la oficina no se explican qué pasa últimamente, que las memorias USB se queman cada nada… ---------------- 
Depresiones USB
Autor: Oscar Achá  304 Lecturas
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No se si con letras puede cambiarse este mundo, pero al menos trato....
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