La Conferencia
Publicado en Apr 07, 2011
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Como suele ser costumbre en esta universidad (igual que en la mayoría) existen espacios de discusión y debate sobre temas académicos muy diversos. Para esa ocasión, el Decano se había interesado mucho en la propuesta presentada por el conferencista: "Introducción al Anarquismo Epistemológico" y es que el, desde joven había abrazado la ideología anticapitalista con pasión; a sus treinta años, su brillante futuro como agitador se vio interrumpido por el embarazo de su primer hijo, pero ese es tema aparte.

Dada la urgencia de asistir a un consejo académico, no se preocupó mucho de los argumentos y aprobó la propuesta: en diez días, en el salón José Arriátegui, se realizaría la conferencia con entrada libre, dirigida a catedráticos y estudiantes de la universidad.

Sonriendo a su barbudo interlocutor, se despidió y partió a sus obligaciones.

Llegada la fecha, a las 1830, ante un salón casi lleno, el Decano dio la bienvenida, agradeció al conferencista e invitó a este para que inicie su ponencia, sobre un tema poco o nada conocido hasta ese entonces en las diferentes facultades.

El expositor tenía el don de la palabra: en menos de una hora, todos en la sala se percataron de la solidez de sus argumentos.

El método científico es un credo. Así como los cristianos consideran pagano, hereje o alma condenada a todo aquél que no crea la fábula de la consustanciación de Cristo en el pan y el vino tinto que manipula un cura en sus misas, así mismo el científico suele considerar inferior a todo aquel que dude de sus principios, axiomas y teorías.

Del mismo modo que desde el siglo VII los seguidores de Mahoma (Alá lo tenga en su Gloria) pasan a cuchillo a todos los que ellos denominan infieles, los científicos pasan a ostracismo a todo aquel que se atreva a pensar por su cuenta o imaginar alternativas a los paradigmas científicos eventualmente en boga.

Ser científico en el medio universitario no es una opción, a excepción de las alucinaciones Lacanianas y Freudianas de los psicólogos del siglo pasado (que curiosamente aún se tratan en ciertas carreras), en las universidades no se considera adecuado aceptar como conocimiento formal, nada que se afirme y no pueda demostrarse, los paradigmas sirven para crear uniformidad y si bien se supone que la ciencia evoluciona, sabemos que es un discurso similar al del "amor al prójimo cristiano" responsable de incontables millones de almas descansando en el paraíso antes de tiempo.

"Saint Exupery ironizó del modo más gráfico el asunto, cuando nos habla del astrónomo que necesitó vestirse de corbata y chaqueta para ser atendido por los especialistas en cuerpos celestes y ramas afines. Los científicos se creen algo así como los intermediarios de la verdad, y eso los hace tan miserables como los históricos Anás y Caifás."

"La ciencia tiene para rato, de no mediar descalabros planetarios, aún tendremos que soportar a Ph. D. que asuman la investidura de Cardenales y Papas y crean que ellos son "la última palabra." Con sus Masters y Licenciados lamiendo diligentes su sombra, la sociedad deberá seguir soportando la imagen de un cabezón científico super especializado que mirando al pueblo por encima del hombro, siga dictando órdenes: ¡Construyan reactores nucleares!, ¡Desarrollen nuevas cepas de virus infecciosos!, ¡Armen edificios de cientos de metros que inobjetablemente caerán algún día!, ¡Inviertan en acciones con sobreprecio!, ¡Desarrollen edulcorantes nocivos!, ¡Creen protocolos de aborto ‘seguro'!, ¡Consuman licor!, ¡Hipoteque su futuro para activar la economía!, ¡Ignoremos la miseria resultante de la economía de mercado!, ¡Neguemos lo que no conocemos!..."

La verdad, la atmósfera en la conferencia era única; todos en absoluto sentían que una realidad dolorosa y cotidiana, al pasar a ser escuchada y consciente, se vuelve insoportable, ¡Miles de horas de existencia bajo el yugo de los coroneles de la teoría, los capitanes del método!

La alternativa quedo clara ante todos: Abandonar el credo de la ciencia sería algo así como condenarse a otra época de sombras, desechar la ciencia por ser ciencia sería necio: "¡Debemos refundar la ciencia! ¡Es necesario hacer una reingeniería de la ciencia pura y aplicada! ¡Viva Feyerabend!, ¡No permitamos nunca más que un mero certificado de obediencia servil a un sistema hegemónico, sea capaz de hacer sentir superior a alguien!, ¡Busquemos ya una alternativa integral y transpersonal a la ciencia dispersa en sus hiper especializaciones y ajena al derecho del pensar de modo crítico y propio!" gritaba el conferencista, azuzado por los vítores espontáneos y emocionados de estudiantes y la mayoría de catedráticos asistentes.

Se organizó una marcha ruidosa al rectorado y se proclamó el surgimiento de la corriente del anarquismo epistemológico en la universidad.

Felizmente, al cabo no hubo que lamentar gases lacrimógenos, insultos ni agresiones, todos se fueron a dormir con la sensación de haber iniciado algo importante.

Hubo treinta memorándums de llamada de atención a los catedráticos identificados en la marcha y proclamación.

El Decano estuvo a un pelo de ser despedido, solo le ayudó el hecho de ser yerno del Dr. Larreta, Rector de la universidad.

Hay rumores que pese a las medidas tomadas por la Junta Rectora de la Universidad contra tan absurdas ideas vertidas esa fatídica tarde, existen ya "células anarquista epistemológicas" en el Campus...

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Oscar Achá E. (2011) 
 
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Foto del autor Oscar Ach
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Miembro desde: Jun 04, 2010
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Descripción

Epistemologa crtica

Palabras Clave: Anarqua epistemolgica

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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