En un centro comercia habitaban  cuatro objetos: la escoba, la pala,la mopa, el pote y la bolsa, en fin..., todos los objetos necesarios parala limpieza diaria. Pero cuando caía la noche… Estos se reunían y cada uno de ellos tenia una queja en particular:- La escoba se quejaba constantemente de su trabajo diario del cual exclamaba! Estoy arta de tener que desplazar la basura de un lugar a otro todos los días, ya mis cerdas están desgastadas. Ya no puedo más! - Mientras la pala por su parte replicaba a la escoba, y tu de que te quejas? La peor parte la llevo yo! A mí me toca recoger la basura que tú  desplazas de un lugar a otro, me toca embarrarme de cuanta porquería tira la gente. Mírame, estoy sucia, deteriorada y hasta maloliente.-En eso sale la mopa, no, no, no, por Dios! Ustedes sí que se quejan, la peor parte la llevo yo! Después que la pala recoge la basura, a mí me mojan porque ni siquiera puedo decir que me lavan bien… Y comienzo a recoger todos los residuos de polvo y de pegostes que quedan atrapados en el señor piso, para luego terminar en un rincón húmeda y apestosa! -Por otro lado gritaba el pote de basura con su bos ronca y gruesa. Hey! de que se quejan ustedes? Yo sí que  tengo la pero parte! Yo tengo que cargar con esta bolsa repleta de basura maloliente y llena de cualquier clase  de pudrición todos los días, y de paso hasta me chorea por todas partes unos líquidos espantosos, me tiran  de un lado a otro  y lo peor de todo, ya no aguanto el dolor en mi cuerpo de tanto sujetar el peso de esta bolsa repleta de basura!- Pero... la bolsa nunca se quejaba, ella siempre sonreía y a todos le extrañaba su actitud tan tranquila y amable. Un buen día entre una de sus reuniones nocturnas  después de las  quejas diarias, se detuvieron a preguntarle a la señora bolsa que como hacia para siempre estar sonriente después de cargar con toda la basura que la escoba desplazaba hacia la pala y luego la pala la echaba dentro de ella y de paso ser la carga de un pote tan gruñón,para entonces terminar tirada entre otro grupo de bolsas repletas de putrefacción y sin escape alguno, entonces estos le preguntaron que por qué nunca  sé quejaba? Ella tan serena y con dulzura contesto. La verdad es que yo al contrario de todos ustedes, me siento complacida con mi labor, gracias a todos nosotros y a nuestro trabajo diario existe un mundo mejor y más limpio, y si, es verdad, mi trabajo quizás sea el peor y el mas duro, pero que seria de este mundo si no fuera por nosotras? gracias a nuestra resistencia todos pueden habitar en un mundo más limpio y más saludable. No siempre es el que aparentemente tiene el peor oficio  el que lleva la peor parte. Todos somos creados con un  propósito, y sea cual fuese,  debemos de vivir agradecidos con nuestros propósitos en la vida, debemos de pensar que todos somos partes de un cuerpo y que para algo útil siempre sera la ejecución de cada uno de los miembro de ese cuerpo.

Al inevitable encuentro con tu piel voy sobornado, caminando taciturno llego a la cita, y al ver tus lamparas iluminarme me sacude un viento insospechado; nos besamanos, nos sentamos, pedimos un café. Mientras el silencio nos muerde los labios yo te veo y te recorro entera como torrente sanguíneo.Surgen las palabras mudas, las que no cuentan, las que sobran, esas mismas que enjuaga el café para luego terminar bajando por las cañerías. De mi boca fluyen los mismos poemas que se cuentan todos, necesarios e inevitable (el prefacio para la fusión de las células.)Luego el roce ligero y sublime, ese que insinúa, el ajedrez donde corona siempre la Reina, donde el azar gobierna pero el hombre evoca e incita para que la dama sea china o no, pierda.Tus manos delicadas, la envidia de cualquier pianista, tu cabello con esa caída gravitatoria inevitable. Cada gesto, cada movimiento tullo me detiene el entorno, mientras que en cada centro de mesa los relojes de ceniza marcan el consumo del tiempo. Yo te miro y me deleito con cada cruce de tus largas y bien torneadas piernas, las que heredaste, las que dejaras de herencia algún día pero el choque de los vasos, de las tazas y el olor a café en aquella atmósfera impregnada de consumo me indica que es tiempo de irnos. Pido la cuenta y comienza a llover mientras pedimos un taxi entre mojados nos quemamos de deseo. Llegamos a mi departamento y yo te extiendo la mano mientras tú pierna derecha se apoya del asfalto para subir esos escalones que suben y bajan a tantos. Abrimos la puerta dando tumbos de pasión para terminar en ese colchón. El mismo colchón donde ocurre cada día un suicidio de espermas.Yo aquí, y tú tan lejos... Deseándote como peregrino de ti me decaído al ver tu indiferencia.Es tan frío el querer, cuando nunca te han querido.