Papá: sé que mis palabras llegan hasta vos, sé que estás escuchándome porque entre los dos había siempre esa mezcla de complicidad y de mirarnos para saber qué quería uno del otro. Los dos sabíamos que éramos más que padre e hija. Éramos una sola persona, el mismo amor, los mismos miedos, la misma necesidad de no estar solos. Pero también, la misma capacidad para soportar el dolor y para no implorar. La misma fuerza para sufrir                                                  sin quebrarnos,sin quejarnos. Qué sola estoy sin vos, papá. Cómo hubiera querido decirte que te amaba con ese amor puro, único amor que no se pide ni se exige, que está siempre en nosotros, con ese amor que vos, papá, te ganaste porque fue lo más hermoso que me diste : tu corazón de padre . Papá : quisiera en este momento mirarte a los ojos y decirte: -Te quiero… adiós, papá, te vas con la mitad de mi corazón hacia algún bello lugar,                                         pero la otra mitad que queda conmigo está sangrando. Está rota de dolor. (Como dijo tu otra hija, la segunda: sentí el dolor de la carne, como si me                                arrancaran el corazón  cuando papá se fue). Y ahora me doy cuenta que fue así. Mi corazón se desgarró. La mano brusca de la muerte me partió el corazón. Perdí la mitad de mis raíces. Te perdí, papá. Y no puedo soportar esa idea. A veces siento que tendés tu mano hasta mí y me acaricias como cuando era chica y me consolabas. Creo que sentís mi dolor. Por favor, papá, ayudame a soportar tu ausencia.  

 Esteban: me cuesta escribirte un poema es que no sé que decirte y cómo hacerlo porque es tan dura la capa que te cubre el corazón por fuera, que hasta temo descubrir que es imposible lo que intento: atravezar tu coraza de hombre recio. Sé que no voy a llegar a comprenderte y tampoco lo creo necesario. Pero sí quiero ver adentro tuyo algún resto de amor algún destello de aquél niño que fuiste y que todos llevamos muy adentro… Algo tiene que haber en esa extraña mezcla de hombre adusto y niño serio sangre heredada de rebeldes ancestros que no fueron signados por buenos sentimientos.   Si yo pudiera cambiar esa herencia paterna y donarte mi sangre, y llenarte con todo este amor que me sale desde todos los poros yo lo haría con gusto, aunque quede vacía y así darle a tu vida, una Historia de Amor.   Es que duele mirarte a los ojos y ver la dureza implacable de un rencor sin sentido. Yo percibo esa angustia que te sale de adentro y te cubre de hielo, niño serio, hombre frío. Yo quiero que conozcas el Amor, sólo eso lo demás no me importa, con los años sabrás el por qué de las cosas; pero quiero enseñarte que descubras en otros ese amor que se lleva que se da libremente, que se entrega si causa que se siente a pesar de infinitos errores. Y no juzgues a nadie por no ser cómo vos. Todos somos distintos, no podemos nosotros exigir ser perfectos porque nadie lo es.   Cede un poco. Esperá, date un tiempo dáselo a los demás…y  pensá desde adentro no esperes recompensa. Aprende a perdonar y a querer…vas a ver como entonces esa dura coraza va perdiendo sus capas y tu gran corazón, libre ya de su celda acompasa su ritmo y respira tranquilo.   Sé feliz; algún día pensarás en tu madre  y dirás: no fui justo con ella, la juzgué desmedido de una urgencia de errores que no supe evaluar. Tu coraza ha de ser entonces una fina y delgada membrana de recuerdos nostálgicos; y a través de la misma, con el paso del tiempo sentirás que te invade un Amor sin igual.            

  Cansada estoy de sufrir por lo que anhelo y no se en realidad qué es lo que quiero. Si es la mano de Dios la que yo espero por qué tarda en llegar, por qué no puedo sentir que está cerca de mí, por qué no dejo que su amor me alcance; si es mi ego inconstante y falaz, mísero y hueco pleno y vacío a la vez de sentimientos; o es mi alma que vaga y se retuerce entre el presente acuciante , y los recuerdos…   Me nutro del pasado y ya no puedo aceptar que esta vida es un tormento. El presente lo vivo como ajeno y sólo soy feliz cuando en mis sueños aparece la niña que hace tiempo fue luz, fue sol, verdad y fuego. Esa niña renace en mis silencios y me cuesta entender que se haya muerto.   Necesito pensar que no estoy sola. Puedo animarme a vivir si en algo creo. Cómo empezar de nuevo si no encuentro la razón de existir sin mis cimientos.   Cómo empezar de nuevo si hasta el cielo cierra sus puertas para que no lleguen hacia Dios mis plegarias cuando rezo.     Rinaldi María Ester

                                                                                                                                                                                                                                 En este momento de mi existencia, donde todo me parece confuso, no encuentro un motivo  para canalizar mis sentimientos. Es como un continuo absurdo de pasiones encontradas, donde el vacío absoluto ocupa un lugar importante dentro del silencio generacional de una etapa tan difícil de mi vida. Porque es difícil vivir en esta edad de los límites impuestos por la sociedad de la adultez, donde el peor de nuestros enemigos es la conciencia. Si la adolescencia es la etapa de los miedos y las dudas, acompañada por el casi total desconocimiento de la vida, la madurez es un estado de total conciencia de nuestros miedos y de todas nuestras dudas. Sabemos todo acerca de nosotros, es decir, creemos saberlo; conocemos un poco de nuestro pasado, algo del presente y casi adivinamos un inexistente futuro. La palabra MUERTE comienza a ser algo no tan lejano. Los hijos comienzan a transitar su propia vida y nuestros padres nos van dejando solos, desprotegidos, enfrentados a una realidad que nos muestra nuestra condición de seres transitorios y frágiles, pequeños ante la inmensidad de un mundo que crece porque nosotros nacemos, pero también morimos para poder nacer y continuar. El saber y comprender, genera dudas; más vivimos y más dolor acumulamos. Pero así también toleramos y soportamos TODO. Sabiduría, que le dicen … Capacidad de asimilación y ejercitación frente al dolor. La vida es una maravillosa cadena de sucesos imprevistos donde muchas veces reímos y otras lloramos y otras simplemente, pasan sin siquiera notarlos. El saber esto, el comprenderlo, es motivo suficiente para estar confundida. ¿A dónde vamos?   Es una etapa difícil ser ADULTA. Aún tengo adentro mío aquella niña que soñaba escribiendo poemas de amor y cuyos interrogantes frente a la vida ahora estoy contestando. No recuerdo su cara, pero a veces, como en sueños me llama y la nostalgia acumula recuerdos y no parece lejana. Cuesta mucho aceptar que esa niña era yo;  a veces quisiera tenerla a mi lado para poder advertirle sobre cosas que luego van a pasarle…   Pero el pasado es tan sólo algo confuso y ajeno; sólo el presente cuenta  Saberlo es una forma de tomar conciencia. El futuro no existe, comprenderlo es parte de una edad donde los límites se conocen pero NO se aceptan.    

Mamá, el otro día no quisiste mirar unas fotos porque me dijiste que ya estás vieja, y las fotos duelen… Y no pensás, mamá, que yo algún día voy a odiar, también las fotos esas que devuelvan mi imagen desde el tiempo, envejecida, vencida por los años, cambiada, distinta, irreconocible, nada que ver con esta Ester radiante, enérgica,  vital, siempre arrogante? Pero no va a ser así, mamá; no quiero dejar que el tiempo apague mi mirada. No voy a resignarme a la vejez. Podrá mi cuerpo caer, pero este fuego que me impulsa a vivir no va a apagarse. No te des por vencida, mamá, acordate del Ave Fénix de tus oraciones, del águila, de su garra, de tu ímpetu de no ceder ante el primer escollo y de seguir entera ante la vida porque tu fuerza interior así lo quiere…   No te rindas, mamá, hacele frente negate a las arrugas, al cansancio, mentite ante el espejo y caminá erguida no le hagas caso al dolor, negá los años y sacá desde adentro esa energía que yo quiero sentirla, quiero verla para saber que es posible mantenerla.   Necesito de vos, mamá, no cedas… yo no pienso ceder, y soy tu muestra.

  Pobre de mí buscando el verso augusto la palabra que encanta en rima exacta; la poesía pura en cuya estrofa de Dios pudiera traducir su habla.  Pobre de mí queriendo ser acaso la sombra tenue de la dulce Juana o sentir de Gabriela su tristeza y dibujar mi tristeza con palabras.  Yo no soy nadie, yo sólo soy apenas el edredón de musgo de Alfonsina la voz que calla cuando la nodriza le dice que no insista, que se ha ido.

Necesito un minuto de silencio en mi cuarto para escuchar las voces de aquellos que me amaron. La mística lejana de presencias ausentes me acompaña esta noche de recuerdos pasados. Dónde están ? Los evoco en la herida que está abierta en el alma.  Los evoco en las manos que vacías se alargan en las sombras inútiles de un presente que duele como un dardo incrustado . Yo lo quiero arrancar, removerlo en la carne y aunque ello signifique tener que desangrarme la savia de la vida vendrá desde el pasado para extirpar la llaga que me está lacerando. Veo rostros…escucho una voz que me llama. Mi nombre, que resuena, cómo un eco lejano.   Qh, seres qué me amaron; oh, lágrimas de ausencia, cómo quiero tenerlos esta noche a mi lado!

  Dios lloró sobre el mundo. Su tristeza afloró en cada gota que caían como lágrimas vivas esta tarde. El unió su dolor al de los hombres. Dios lloraba, lo sé. La lluvia helada que mojaba los rostros que inundaba las calles que atería de frío nuestra manos era su propio llanto.El quiso que sintamos su tristeza. El mostró su dolor. Dios lloraba, lo sé, desde lo alto. Y lloraban los hombres en la tierra.

  Leer, amigos míos, nos enaltece el alma. Nos permite viajar por los intricados caminos de la imaginación inacabable. Nos permite indagar en el mundo interior, allí donde el espíritu guarda secretos insondables. Leer, amigos míos, nos transporta al mas recóndito lugar del Universo. Nos enriquece el conocimiento, Nos agrega palabras nuevas; distintas formas de lenguaje, una visión más amplia del Saber inagotable. Leer es un acto sublime de Amor, Irreemplazable, cautivante, placentero. Leer, amigos míos, es tan importante como la vida, y es la vida misma que se abre hacia lejanos horizontes. El mundo se nos acerca con sus misterios, sus creencias, su religión, su geografía variada, Su humanidad diversa. Leer nos hace comprender la imperfección del Ser la beatitud de Dios, El pecado del hombre. Leer, amigos míos, es socavar nuestras raíces, Allí donde el grito apagado de la resurrección marcó un destino, donde el nacimiento forjó un amanecer y el rito de vivir. Leer es entender la muerte; es aprender a convivir con su sombra, Es saber que esa brisa tenue que sofoca nuestra breve agonía es el aleteo cruel de su Fantasma.   Pero leer también amigos míos, nos permite perdurar en el tiempo cristalizar el pensamiento detener el giro inexorable de los astros en sus órbitas. Leer nos hace eternos.   Rinaldi María Ester.                     05/02/2006.        

   Querida amiga:Desde que era una niña, escribir fue para mí, mas que un placer, una necesidad del alma que aún hoy llena cualquier vacío en mi vida, y que me permite expresar sensaciones que fluctúan entre el amor, la muerte, mis hijos, y la vida misma; sensaciones que van cambiando a medida que transcurre el tiempo pero cuya esencia permanece intacta, es decir que las ganas y el placer de escribir se mantienen inalterables, y perdura como forma de transmitir todo aquello que está presente en lo más recóndito de nuestro ser, y que tanto nos cuesta sacar a la luz…   Escribir es algo maravilloso,  porque la vida es maravillosa;  poder expresar sensaciones, darle formas, color, es como dar amor, simplemente se siente, no se busca ni se fuerza; podemos hacerlo bien o mal, genial o intrascendente, pero seguro lo haremos con el corazón. Espero que te guste algo del material que te preparé, volqué en ellos retazos de mi vida… Te quiero mucho!                                                                                                                                              María Ester.