Por què el hombre busca siempre lo imposiblePor què deseamos aquello que nos fuè negadoSi lo cierto es tener esto en nuestra realidad,el don de la vida... trabajemos en èl dándole formasun color, música, vuelo. Hagámoslo magnìficoinmenso, saquèmosle la desidia que lo opaca, la rosa que no queremos ver. Por què temerle a  la rosa? Ella està dormida en el alma esperandode tì. Ahuécala en tus manos. Despiértala.Perfúmate los sueños... Por què no oler a rosas?Nos hace acaso  màs cuerdos oler a escepticismo? Avergüenza soñar? Puedes hacer de tu vidalo que quieras. Puedes volar, agigantarte, caeren un abismo o elevarte. Puedes ser fruto o cardo.Filòsofo, poeta o vagabundo. Un loco, un mártirUna sombra, nadie, puedes estar bendito o muertoPero no dejes de oler a rosas, no te seques como el àrido desierto donde jamás crece una flor.Vístete de verdes placeres, que la savia fluya en tì.Siente latir la vida, èsta la ùnica, la que tienesCúbrete de brotes y bebe el sol que en tì se goza.Haz lo que quieras pero vive hoy aquí y ahorael placer de existir, rosa profunda, inmaculada, absorta.        

     Volviste con el viento, aquella noche los amantes cerraron las ventanas Afuera, los pájaros dormían era invierno.   Cómo medir la luna desde el cielo sin la mirada clavándose en mis senos. Cómo ser buena y no ser fiel y acaso, estar tan ciega, cuando veo la luz que todos niegan   Lloraban los cipreses (cuentan) yo no los vi, estaba acostada en mi alma, desprolija, llegaste al borde de mi cama  y el viento se detuvo entre mis piernas.

  ¿Sirve de algo soñar con lo que fuimos? A veces despierta en mí aquella chiquilina, es una niña que conozco muy bien.   La tengo adentro mío y la siento tan viva que a ratos me parece que regresa hasta mí.   ¿Dónde estás? Sabes… ¡Te extraño tanto! Sos como una  nostalgia con sabor a colegio a infancia de muñecas…de sueños…qué se yo…   Te quiero, chiquilina, te envidio la frescura la risa que no vuelve, tener una ilusión.   Te pido que te quedes para siempre en el tiempo niña de grandes ojos, te espera un gran dolor…    

 Te quiero sin saber, amanecido,cuando la luna copula desde el cielobajo el temblor del lirio enceguecidoCómo la vida al sol, en el deshielo. Te quiero en ese instante del olvidoen el tiempo de la duda y la esperanza,te quiero sin querer, casi al descuido que la maldita muerte no me alcanza. Te quiero torpemente, con desganocon este amor a veces desmedidomi seno en flor cobijo de tu manomi sexo en tu garganta, adormecido. Los amantes no lloran en la camase niegan a morir los olvidadoste quiero sin saber cómo se amacon la inocencia de los desamparados.

 No desafíen al poeta, no le pidan que escriba. déjenlo que vuele libre que desate su furia cuando sienta que ya no puede más Que enamore cuando el dolor le oprima el alma y el amor se hace verbo en su garganta.   El poeta es frágil sus alas de cristal pueden romperse aún con la respiración del silencio. Dejen que se aísle en su mundo prohibido en ese Universo donde habita con sus luces y sombras No le pidan que escriba porque no lo hará Él puede elevarse cuando quiera y fecundar una nueva galaxia o caer al más profundo de los abismos donde reptan sus miedos, y crear.   Porque el poeta no escribe el poeta siente.

Tengo la sensaciòn de que camino y la tierra se va abriendo a mis pies. Voy a caer...pero nada sucede, todo sigue igual.

Mentiras pequeñas que duelen.Palabras duras que lastiman.Yo no soy lo que tù crees.Solo soy una mujer... que cree en la amistad.Pero no te confundas,No soy una débil mujer.Tengo astilla de buena madera.Sè perdonar porque todosNos equivocamos una vez o masEn la vida...Y nadie es mejor o peor Porque  nacimos puros.Todos merecemos siempre otra oportunidadNo podemos pretender ser el centroDel Universo siempre.Yo quiero ser pequeña, quiero vivirA un costado del camino.Que los demàs vuelen y crezcanY sueñen con la gloria.Solo intento escribir y transmitirAquello que mi alma Le dicta cada tanto a mis dedos inquietos.Bien o mal, no lo sè.Tampoco se de intrigas o de duelos.Y la vida... es mas sencilla de lo que crees.Aquèl que duda del otroNo estarà seguro de sì mismo... Nunca.

Papá: sé que mis palabras llegan hasta vos, sé que estás escuchándome porque entre los dos había siempre esa mezcla de complicidad y de mirarnos para saber qué quería uno del otro. Los dos sabíamos que éramos más que padre e hija. Éramos una sola persona, el mismo amor, los mismos miedos, la misma necesidad de no estar solos. Pero también, la misma capacidad para soportar el dolor y para no implorar. La misma fuerza para sufrir                                                  sin quebrarnos,sin quejarnos. Qué sola estoy sin vos, papá. Cómo hubiera querido decirte que te amaba con ese amor puro, único amor que no se pide ni se exige, que está siempre en nosotros, con ese amor que vos, papá, te ganaste porque fue lo más hermoso que me diste : tu corazón de padre . Papá : quisiera en este momento mirarte a los ojos y decirte: -Te quiero… adiós, papá, te vas con la mitad de mi corazón hacia algún bello lugar,                                         pero la otra mitad que queda conmigo está sangrando. Está rota de dolor. (Como dijo tu otra hija, la segunda: sentí el dolor de la carne, como si me                                arrancaran el corazón  cuando papá se fue). Y ahora me doy cuenta que fue así. Mi corazón se desgarró. La mano brusca de la muerte me partió el corazón. Perdí la mitad de mis raíces. Te perdí, papá. Y no puedo soportar esa idea. A veces siento que tendés tu mano hasta mí y me acaricias como cuando era chica y me consolabas. Creo que sentís mi dolor. Por favor, papá, ayudame a soportar tu ausencia.  

Perdì la luz del alba. Tuve un duelo, parì el alma. Alguien que no conozco me dijo que la voluntad no alcanza, que el dolor es huérfano, y es inùtil el intento de parar lo inevitable. Tratè de no escuchar y quise hacerlo, quise detener el tiempo, lo inefable. Un muro gris me contuvo los ojos. Una mano frìa me amordazò los labios…  sentì como un desgarro como la carne abrièndose. La muerte se lleva la ultima gota de sangre.

Pequeña niña…con el rocío de la mañana vuelves a casa La cara triste y los ojos negros por tanto rimel y tantas lágrimas… Caminas lento casi agotada por el martirio del tacón alto Tu boca roja solo una mueca muestra en el rostro Y apresas fuerte contra tu cuerpo aquél dinero que te has ganado…   Llegas a  casa muy despacito para que el niño no se de cuenta que sales sola todas las noches vendiendo el cuerpo por dos monedas. Niña que un día salió del pueblo buscando el brillo de aquella fama que en las revistas falsean de oro… solo encontraste   vanas promesas.   Y así dejaste tu alma tan pura que fue manchándose con el barro, en tantas noches de andar rodando, triste fantasma desesperado... buscando en vano salir de pobre… Pequeño pájaro que fuiste madre siendo una niña, y ahora trabajas todas las noches la calle oscura porque el malvado te ha abandonado…Llora en silencio bella criatura.   Yo se que quieres salir de esto… Que ya no puedes seguir mintiendo Que en esos cuartos de los hoteles te sientes mala, te crees impura Que cuando llegas hasta tu casa, el niño sabe que algo te pasa.  Ya no lo hagas, pimpollo herido, toma a tu niño y huye muy lejos Deja esta vida de vejaciones de llanto y penas…y empieza otra. Eres un ángel con alas blancas, y aún conservas el alma pura.   Mañana el cielo estará de Fiesta…Pídele al Niño que te bendiga Que te devuelva la fe en ti misma… que seque el llanto de tus ojeras para que puedas vivir la vida que ayer dejaste… vuelve a tu barrio Lleva contigo tu hijo querido y abraza fuerte a tus afectos y a tus amigos Pide un deseo…que en noche buena estoy segura que ha  de escucharlo Llora y sonríe… Sigue la Estrella y vete rápido…Lleva a tu niño…   Que Dios los ama, y en esta noche de Navidad, Él está cuidándolos.  

    Alguna vez fui de luz y primavera me movía dichosa por el cielo Tuve un amor de calesita, y era un damasco la lluvia de mi pelo   Mi cuerpo aromaba a nomeolvides, jugaba con el viento y las espigas, Cántame otra canción, para que olvides que me viste llorar... ay, no lo digas.   No lo digas, mi niña, las mañanas tenian ese olor a fruta y rosas Los sueños anidaban las ventanas   Hoy me quedan mis versos y mis cosas y a veces sin quererlo, tengo ganas de perseguir como entonces, mariposas.