Jul 22, 2018 Jul 20, 2018 Jul 18, 2018 Jul 16, 2018 Jul 12, 2018 Jun 19, 2018 Jun 16, 2018 Jun 11, 2018 Jun 08, 2018 Jun 05, 2018 Jun 01, 2018 May 28, 2018 May 05, 2018 May 03, 2018 May 02, 2018 << Inicio < Ant.
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Era previsible que José tomara para sí las prendas que había dejado Manuel al partir. Pero José fue al tercer dia y sacó trajes, camisas, la remera rayada que tan bien lucía Manuel, las camperas casi sin estrenar, y los jean que colgaban de la percha que decía Hotel Río.José acomodó todo en una gran caja con mucha pena y remordimiento. Manuel ausente,pensaba. Manuel lejos, lejos. A mucha distancia.Había sido la gran desición de Manuel, y él no se había opuesto. Lo había mirado profundamente, eso sí, para saber si Manuel decía la verdad. Pero, recuerda ahora José mientras mira las capelladas tristes de los mocasines, mientras aparta los cinturones más bonitos y arregla cuidadosamente las rayas de los pantalones en el fondo de la caja, él había permanecido callado todo el tiempo, en tanto Manuel lo azotaba con aquella vieja historia de las momias fenicias que Manuel quería estudiar; con esas civilizaciones que le atronaban la sangre, para lo cual había que cruzar el océano, sumergirse en viejas bibliotecas y conseguir determinada cantidad de dólares. Y había que separarse de todos.Porque había que irse. Cosa de dos o tres años, decía Manuel.La Universidad de Egipto publicaría su trabajo, y entonces todo sería más fácil, soñaba Manuel. Ahora José retiene entre sus manos la camisa azul, la más gastada, la que había usado Manuel aquella noche. Era fácil pensarlo, y también fácil repasar el inglés con Miss Wesson, aquella vieja rubia de los años del secundario, sosteniendo absurdas conversaciones que divertían tanto a Manuel. Y el hecho apasionante de trasladarse luego a Luxor o a Karnak, y viajar después a Turín llamado por las inmensas colecciones del Museo Egipcio, o a Berlín para admirar el perfil casi transparente de Nefertiti, lo deslumbraba.Pero- y José se lo había dicho en infinidad de conversaciones- lo que no era fácil era trepar sobre las olas, tomar tanta distancia, temblar en mitad del mar, sonreír con una sonrisa incierta.Ahora José mete la mano en bolsillo de un jean de Manuel, y saca unos papeles.Y a la salida del cine aquella noche habían discutido: -viejo, por lo de las momias, parece mentira -había dicho después Manuel; claro por Amenofis o por Ramsés, o sus descendientes.Pero el mar estaba de por medio, estaba el miedo de por medio, y también el insoslayable deseo de José, de que Manuel interrumpiera para siempre el proyectado viaje a la sollitaria Abu Simbel. José lee la carta, la lee, mientras se olvida de apilar la ropa, mientras que una percha quedice Hotel Río se descuelga y cae al fondo del guardarropas. Pero Manuel, obstinado, sabía repetir a tiempo lo que creía que quería para sí: eso de la civilización del Nuevo Imperio, del Valle de los Reyes, de los tesoros robados a los faraones.Entonces José callaba.Y lee que la desición está tomada. Lee que se irá por mar. Lee también que el mar lo atrae,que la obscuridad de la noche lo atrae, y que la conjunción de ambas cosas es como una insolente verdad que acaba allí, donde el horizonte se quiebra obscuramente. José callaba, porque no tenía grandes sueños en la vida; se contentaba con poco, y era feliz.Entonces lee que la desición estaba tomada desde hace mucho, que en cualquier momento la obscuridad del mar lo cubriría... y, piensa José, los jean se irían empapando de agua salada, como las lágrimas que ahora derrama; y la camisa gastada, la de aquella noche, quedaría como tremenda evidencia. En mi boca nocturna el amargo deseo porque caen los abrazos, y tu amor se hace pobre cubierto de mundos.Tu amor:¿sabrá que la ciudad vendrá por mí con sus temibles huestes?¿que desapareceré entre las constelaciones sin tu amor? de quién eres, desolado?de quién? acaso de la furia?de la fuga? del silente frío de todos los inviernos?del retumbo del aullido y la piel de nieve de todas las bocas de los lobos? Siento el amor esperándome, irrenunciable.Me es grato sentir su miedo. Pero no serás;no serás tú, y yo no pido mucho:apenas unos párpados en vuelo, una flor que huela al tiempo que nos queda,una fiesta transparente,un lenguaje encontrado en la mañana aquella en que tomaste mi abrazo y dormimos ciegamente hasta salvarnos. Es inútil;no me despertará la mañana ni el goce de la noche me traerá su calma:estoy hecho de trincheras, de incendios que forman distantes jugadas al borde del universo.Soy opaco a los guiños de la vida;no conmueven mi pesada sustancia los relámpagos que braman la tormenta. Así he pasado los años.La ciudad que tanto amé quedó cercada como una barca a punto de caer:alguien se apodera de ese pájaro que vuela hacia el sol,y seduce. Yo vi el amplio corredor de estrellas estampado en la distancia;me interné en la selva entreabierta a esperar el sermón de los muertos,las brasas apagadas de la despedida. Obtuve,sí, la sorpresa de mi fuga en tránsito, y el calendario de agua visitado por el tiempo. Sospecho que algún ángel brotó su sangre y me baña de color hasta sangrarme. Viví una vida alrededor de tus ojos,cuando los más hermosos pájarosque transitaron los fiordos de Noruega,los extraños gorriones que violabanlos altos castillos de New York,cayerondevorándose las alas al igual que nosotrospobresque nos comimos nuestro amor.Quedada la tierra removida en los campos, esperando,los amarillos pétalos de la luna enterrados,las muescas hechas en la sangre de dioses corrompidos,las estuatas de sal en las que nos habíamos reflejado,los olores fuertes y dulces de nuestros cuerposcomo holocausto a la causa eterna de un amoren el que afirmábamos nuestra vida.Pero tus ojostus ojosno fueron inhumados por ninguna mano vengativa.Tus ojos están conmigo y yo lo sé:toda una vida cercándolos fue poco. La nieve lleva un cargamento de flores entre mis ojos.Lo supe cuando la miseria en su terremoto último quemó sus naves.Estas rayas en mi piel dan pruebas de lo que hablo y digo :el cautiverio de mi cuerpo y sus silencios.¿A quién decirle que la realidad nos acusa de estar ciegospor no haber descubierto la rebeldía?(Un tiempo sin ruidos ha descendido sobre el mundo.)Alguna vez, mientras corría la esperanza,pasé ligero entre decepciones -substancias de la noche-y logré sobrevivir.Entonces se acuñaban fragmentos de colores en tu cuerpo:buscabas el trópico, dulce Úrsula; desde tus pupilas buscabas el fuego en su pozo,tu recuerdo torturante como ensoñaciones de Delvaux;buscabas el trópico... Ahora estoy solo, gritando socorro, culpable o sospechoso;mis límites abiertos a la ciudad que envolverá el insomnio,mareándome en la altura colosal de aquella cuerdapuesta allí para la locura y la desaparición.Lo más obscuro es el mármol con que está construída la caricia:daría mi sal inmediata por una limosna,yo,que recorrí las calles de la lejanía,con mis manos en el hospedaje de las vociferaciones,como si esperara algo -a tí, Úrsula-,quizá al amplio caballo que criaste,y esa pasión por el recuerdo.Yo,venerador de sitios vagabundos,he logrado vivir pasando sobre cautiverios. Narrar la historia de un silencio.Mira: mi corazón reverdece.Brillan aún los alimentos frios, las cáscaras naranjas,pero mi corazón reverdece como exigiéndome un milagro.Creer es aceptar que debajo de las máscaras existen lluvias desprendidas,pedacitos victoriosos de palomas de nácar,cortejos de coronaciónen los que te envolvías para no despertar,pumas verdes bajando hacia el desabrigo de nuestros cuerpos,y esa pasión por el recuerdo,un enigma compartido bebiendo la copa de agua sobresaltada de luz.Un lugar de arena para el deseo de narrar la historia,ese silencio que vuelve. Qué muerte inmerecida,Pier Paolo;qué forma de fundirteentre las cosas,vos que volabas, y era tu compañerola luna.Cuando la luztemblaba en tu conciencia,cada muchacho hambrientote calmaba el hambre,cada cuerpo calientete daba la mano,y marchabas hacia arriba o hacia abajo,no sé,mirando la pupila de los niños.Te elevaban como ángely proyectabas tu vidaa cada comienzo de la aventura.Descansascon una palabraen la cabeza,con una flor en la mano,con una paloma enmudecidaen cada oreja.Más allá los que amastete dicen adiós,(los que tuviste entre tus brazos)y sollozas, tal vez desconsoladopor ver tanta tristezaal borde de los amigos fieles. Estabas escribiendo un viejo manualde palabras, de actos, de recuerdos,que quedo inconcluso.Allí se adivinaban los ecosde murciélagos, de arañas,de redondas y estallantes flores.Cada página era la historiadel hombre sobre su tierra. Cuando te llamaron para trazarel gran poema de la muerte,caminabas descalzo entre los pétalos,entre las ortigas;y no tuviste tiempo para despedirte:no dijiste adiós;tu voz salió sangrante y espumosapor una herida negra,y tambaleante quedó fijaen la conciencia de los hombres vivos. Ahora todo quedó mudo;bajas al fondo de tu tumbay llevasuna porción de magia,de sábanas inquietas, de manzanas azules ante la quietud del sol. El viento te saluda, las colinas de Roma borran tus tormentos, y tu sonrisa mira los espejos de la vida.Y se refleja. Siempre habrá una gota de separación cuando la lluvia moje los árboles y el campo esté tan lejos,como ese pájaro suicida que canta por sus ojos el poema y se pierde en la palabra vagabunda.Entonces, debajo de la piel, algo nos desangra y es una manera de ir envejeciendo.La lluvia estará sola sin otro recuerdo que su propio espejismo,como una fogata de memorias que se consume sin saberlo. Así,tú y yo, hemos de andar todos los caminos,pero juntos, sin abandonos, invadidos por la dulzura extrema de tus ojos. he cultivado la flor más difícilgolpeban sus pétalos y no quise oírlosentonces me adueñaba de todos los silenciosahora soy el que en vano busca algún deseo:acercarme a tu boca y beberla como a un vino sexualporque soy el amante pobre que recibe caricias prestadasque corre con su angosto perro hacia un sueño plateadono me arrepiento de callar en cada poemade enterrar mis pies en humedales,pero todo el que tenga amor en su mano izquierda y fuerza para darlodeje resplandoressoles finosalgunas abejas libadorassobre la vegetación que lentamente me cubreasí estaré feliz de tener mucho: lo delicado de tus aguas que me ciñeny lo que no se atenúa con las sombras: tu belleza perdida yo las amé con ventura celeste Ah, ni tu vida ni tu hermosa muerte,sed de sal y dolido pensamiento,podrán borrar lo que en el alma siento,más cercano a mi mismo que tu suerte. Ahora que descansas toda inerte,que lloras sobre el agua y sobre el viento,iré a ti, y con suave movimiento,he de sacarte de ese sueño fuerte. Y te diré despacio y quedamente:no me viste señero, duro, ardientea solas con el alma dolorida? Y de repente el corazón vencido,vacío de impiedad y estremecido,ha de volcarse al fondo de tu vida. G.C.NOTA: el proximo 25 de octubre se cumplirán75 años de su muerte, en Mar del Plata. y si me llamas transgrediendo todas las leyes de la lógica moriré porque hacen falta más recursos para saciar mi sed de instinto ese hombre que brama de miedo soy yo me extingo cada día se caen mis trajes camino desnudo porque he roto el famoso cristal y maldije su marco sin un por qué ese hombre no se aquieta siembra su violínmientras la intemperiecae en el olfato de los gatosrecorre su cansancioy pronuncia una palabra sin ecoque dura para siempre Náufrago.Comido por el subsuelo de algún mar desconocido,cabalga como un barco hundido en mi sangre,una ciudad cuyo nombre es la hermosa majestad del hechizo. Comprendo que todo se fue.De la manera gris de la aventura, la luna y su oscuro mérito partieron:tu íntima forma de alegría,una risa a menudo sombra. Y no salimos a habitar el aire.Otra vez las copas se llenaron de enmudecidos labios,y tu voz quedó en un reino donde las siestas eran preludios de todos los escándalos.Desnudo,sabiendo que existe el desamparo al borde de tus párpados,viéndome a mí mismo transitar las calles enmarañadas de árboles y casas,como si las puertas se hubieran cerrado al unísono,y sólo quedaran copias de lo que fueron;desnudo y náufrago trato de abrazar la necesidad de una bocay sus nocturnos ecos.Y soy un cerrado lecho de arena donde convergen los reproches y todos los recuerdos. Cielo de medianoche; es invierno, y todo apresura mi duelo. "perdoname Majo", de un graffiti en las calles Carranza y Paraguay, de Buenos Aires. Majo, perdóname: la sombra de una rosa no es la rosa. (Me voy retirando, Majo: en la inmediaciones de mi alma un pájaro devora su altura.) En qué año nací, Majo? Hace un año? Acaso un mes? Soy un ciego en algún punto del paraíso. Contempla tú como nunca mi destino.Abárcame, hasta que se levante mi oscuridad y vuelva a ser el absurdo caminante que te esperaba:mi corazón en el pecho levemente en marcha:"bienvenida, Majo". No me compares con el aire, ni con el final de un cuento nunca leído a la luz del sol en plena noche,porque aire y sol son partes del universo,y yo estoy -hace apenas dos minutos- más allá de todo cosmos,viendo con ojos de ciego,nuestros cuerpos untados con aceites chinospara alejar el poderoso olor a la muerte. (Labio de la muerte, aléjate.) Así y todo, cuando apague este poema no sé qué quedará de tí.De mí, te dije que lloré sobre mis pies con mis ojos de viejohace apenas dos minutos. La vida es esto: un bodegón desierto donde hasta el vino es ausente; un gran tiempo que pasa entre caricias duras.El decapitado amor. Tú estuviste más allá, junto a los árboles que barrían mi montón de estigmas. Conoces la forma de decir adiós, un sábado en la pequeña tarde en que llovía. Yo conozco la zeta,última letra con la que escribo"zálvenme". nadie sabrá nunca cómo es el mundo de los vivos entre todos los infiernos el viaje a mi interior es el primero vivo con la obsesión de los árboles que buscan su luz el que mira a través de tus ojos no es un ladrónsino el que robó tus ojos habito roces aviones que parten o nolucesrelámpagos en mitad de una cueva antes de convertirse en rito "la mitad de mi corazón es tuyo", dijiste o de los diablos, digo o de las sirenas terrestres aparece dime de una vez cerraré los ojos para dejar de soñar a un hombre colgado de las cuerdas más infames,por sus renunciamientos si corres por la senda no mires hacia atrásla estatua de salel muro de salte esperan Quédate un momento conmigo. Tan sólo hasta que el sol aparezca.Soy culpable de vivir el terror perdurable de la oscuridad y tú lo espantas.Qué rutas de tumultuosos miedos habré heredado, qué posesiones me atraena través de locas ensoñaciones; quédate conmigo.Eres una flor nacida para el tacto.Siento la belleza de este día asustado por la culpa de otro día que no regresará.Por favor: quédate conmigo.El momento de escribir este poema, hasta que la mañana apoye en mí sus brazos y sienta el sol en mi cuerpo.Entonces, en el remolino del amanecer, en el penetrante amanecer,pasarás esa puerta. No ahora.Ahora pon tu mano en mi frente, mi frente en el agua, mi aguaen medio del mar.Tal vez otro día comprenda las mudanzas, los festejos de esas callessonando como cuernos de caza; ahora quédate conmigo.Y libérate de lo invisible, suave ser que me acompaña.Siento el vapor de lo oscuro; la vida es un pedazo de bala que pasa por mi boca, mi voz adolece; quédate conmigo...Escribo este poema y soy el que ama las olas mas temibles.Sobrellevo el milagro de lo imperfecto, de lo que yo mismo desconozco.Ahora es medianoche, y como quien se arroja en la tormenta,busco las huellas que alguien como yo ha nombrado.No iré sobre las piedras. No me lo pidas.Tan sólo es el lugar cobarde del amor. Quédate conmigo. Giro alrededor de mi camino a Damasco.Qué cerca la medianoche, esa zona donde la palabra enloquece,y me convierte impensadamente en un mendigo. Acaso porque pueda morir solo, con los ojos llenos de síntesisentre mi corazón y su sombra,huyo hacia un puerto nunca tocado:mi camino a Damasco. La pobreza es otro sino, otra manera que no buscamos,un arrepentimiento primitivo porque todo existe y no existe. Mientras tanto envejecen la ropa que vestimosy el salario de cobre gastado en la penumbra. Alguien ingresó a mi cuerpo sin yo saberlo.Alguien dicta una sentencia.Me doy vuelta en la noche como un loco golpeándose el pechocreyendo que su pecho es el culpable. Es, mi camino a Damasco, el abrazo que yo habré perdido,la tremeda espera de la mirada primaria,el rincón de los párpados,ota vez el sueño. Juan Dichoso, changador de feria, vivía en el morro Babilonia en una casilla sin número Una noche entró al bar Veinte de Noviembre Bebió Cantó Bailó .Después se tiró al lago Rodrigo de Freitas y murió ahogado. Manuel Bandeira Porque no te dieron más que dos monedas, dos látigos en tu frente,tú creiste que estabas muerto,que tu destino era la seda lujosa de la muerte,y bebiste,cantaste, bailaste con ella, en escandalosa cita.Tal vez se amaron antes de la definitiva llamada.Tal vez hicieron juntos el solitario proyecto del camino hacia el lago,pero considerando lo otro:la pavorosa atracción de su voz de sirena que te llevaba al agua,apretadas las dos monedas en tu puño.En la marea angosta sumergiste tus pies.Tus ojos huecos como sombra por un momento se extrañaron.Pero ella te empujaba suavemente,y tu coraje de siempre rodócomo el cobre que apretabas."¿Nunca más veré la mañana?""¿Nunca más tendré la mirada de mis hijos?""¿Dónde está el sonido de la voz lejana de mi madre?""¿No hay entre mis fantasmas alguno que me salve?" Despojado,dijiste:"Me llamo Juan Dichoso,pero la dicha fue para mí un mantel cerradoen el antojo de los otros,y ahora , yo, Juan, empiezo a entregar la simpleza de mi nombre breve." Detrás de mi garganta un destello juega a morirse.Lo busco y es corvatura de páramo; lo mantengo entre mis dedos.A veces me sorprende porque mi llamado es su llamado,y entre los dos,imaginamos un bálsamo en la siesta.Pero lo definitivo rueda al pie de los recuerdos que todavía subsisten.A veces sobrevivo cuando imagino bañado por rocío aquello que alguna vez fue:la luz que perduraba en melancolía al enfrentarme con manifiestos, dudas, sobresaltos,que amenguaban mis labios en el azar de un beso. Si yo fuera otra vez el que recorrió las espinas y sus sombras,enmancipando los colores de la lluvia,el que viendo morirse al fuego entregó su violenta mano a la devoración;el que existió sobre relámpagos y los apagó para la locura del amor. Pero se acerca mi remoto mar transformado en vegetaciones inventadas por la suerte.Solamente mi asombro me conduce al inefable juego del olvido:el tiempo o la resignación, me llaman. G.C. A Leonor García Hernando, poeta argentina (1955-2001) Delgada como un camello que unta su hocico en la nieveloca y verazcual la frase purpúrea que acompaña siempre los recovecos del instintoasíbajo unos versos con caricias agónicas,me conmueve tu fugura ausente,Leonor. Quiero quererte pero ya estás muertaaunque más viva que aquellosque miraban descascarándose sus trajes. Eras la "arboleda que divaga"(1) el llanto que nutre lejanola leche de los árboles de higo. Quise quererte pero el tiempo obró muecas en silencio.Enterraste tu cuerpo prestamentete hundiste en la cueva sin pudoresestabas apurada por saber quién eras. Eras la princesa de aquellos tangosel ladrillo cerúleo"adiós adióssoy la que se retira sin experiencia del desastre" (1)Adiós, Leonor"no hay buenas palabras"(2)no hay palabras. Los hijos de los pájaros vuelven a otorgarnos dolores estrellas húmedas como nosotros,la mansedumbre del pájaro muerto. G.C. Nota: (1) de " Tangos del Orfelinato. Tangos del Asesinato" (2) de " La enagua cuelga de un clavo en la pared" Ah, ni tu vida ni tu hermosa muerte,sed de sal y angustiado pensamiento,podrán borrar lo que en el alma siento,más cercano a mí mismo que tu suerte. Ahora que descansas toda inerte,que lloras sobre el agua y sobre el viento,iré a tí, y con suave movimiento,he de sacarte de ese sueño fuerte. Y te diré despacio y quedamente:no me viste señero, duro, ardiente,a solas con el alma dolorida? Y de repente el corazón vencido,vacío de impiedad y estremecido,ha de volcarse al fondo de tu vida. G.C. Proximamente, el 25 de octubre de 2014, se cumplirán 76 años de su muerte en Mar del Plata. Soy el que comienza a no existir y el que solloza todavía. Antonio Gamoneda (español, contemporáneo) Para descansar, mi corazóndeja de latir de a ratos.pienso, mido su locura, le reprocho.entoncesvuelven los golpes asustadosa mi pecho. De un largo descanso interminable he de morir un día. G.C. Dejo transcurrir mis noches entre locos que buscan su pasado como quien sostiene un molino de piedra azotado por el viento.El miedo grita mientras se agota entre los labios, y envejece. No somos dioses. No somos dioses.Apenas hombres que dudan al amar, y las preguntas caen como palabras que pasan cumpliendo plazos, escondidas en el desencanto de pertenecer a un idioma extraño. Sé que el deseo contribuye a la muerte:como abrir un juego de espejos y encontrar la terrible imágen del Maléfico, seduciendo, invitando a escuchar los ruidos de las porcelanas que al bajar a su reino despiden la extraña luz que dejan las manzanas cuando son partidas. La lluvia amanece y es el aniversario de la última gota que cae. GuillermoO. Direc.Nac.del Derecho de autor la brisa me convierte en pájarola hora de la tardeayuda a pensarque estoy soñandoy cerca de mi tumbaen duermevela los cazadorescolocados alrededor del vinocantan cazadores y pájaros lo mismoel dibujo gris de mi ventanahabla a mi memoriacomo si yo fueraun pájaro que sueña 1De todos estos inefables actos,y también de esta huella perseguida,no ha quedado más que un repartirme entre noches.Tocando bocas errabundas entraré a profesar la miseria.Acaso un colosal pedido de auxiliosea como un rayo que termine candente en medio de mi pecho. 2Se busca un lugar donde el humo sea recuerdo verde.El sabor, muchas horas en la vida. Se buscaun principio para la libertad y la risa.Se buscanpequeñosbálsamostardíos. GuillermoD.N.de autores el vampiro sueña contralos infelices cristos mi primer amorfue el de las calandriasque vuelan preguntándose a dónde ir el trabajo lítico de los muertoses el dejar lloro e inquietuden todo el silencio de los vivos es música la piel del loboen la insensatezde los instantescomo perros cantandoen lo estelarde la noche. todo no me perteneceháblame de tu voz. GuillermoOD.N.del Derecho de autor
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[12] Próx. > Fin >> Yo,el que duerme por tus ojos,el que recita sólo las estrofas aquellasaprendidas en remotos momentos:ese romance que tuvimos con el preciado vino azul; yo,porque ahora estás hecho de memorias,vengo a tu sombra y digo:no lloraré;la fiesta ha terminado.Nada vale la penasi estas tan lejos y perdido,tiritando, bajo los capiteles de la nocheo en los arcos claros de la mañana.Dame la libertad.La necesito.Para construírte cercano a míbusqué la tierra más desierta.Todos los misterios del mundo son inciertoscuando tu recuerdo llama. Como miel, maná recién caído del cielo, frutas con formas ridículaspara llegar al límite de tu corazón lujoso,pero no puedo. Quiero estar cerca de tíy a la vez lejano. Ahora una definitiva forma nos envuelve;nos sostiene el náufrago que estos versos me dicta. Guillermo Capece I Un hombre que consuma ratasno es digno de cualquier miradapero ese hombre que consume ratasno ha sido besado nunca en la noche II Dos palomas en vuelo dispuestas a dejarun pequeño cangrejo entre los labios de un ser que amó y sigue amando.Pero los labios están tiznados casi ausentesy miran, cómo el evanescente volar de las palomashuye hacia otro fuego IIIAh, la Ausencia me mata me mata este cuerpo: una pequeña avellana que riza tu pelo lloroso; cientos de águilas con sus alas maltrechas persiguen tu aliento entre las espesas tierras del mar.Yo amé tu sexo envidiado por los labios de dementes desgarradosque se juntaban en la calle para aumentar el placer de verlo como a un vaso de licor bebido a la hora de la sed infame.Sólo las águilas comprendían mi acto de desesperada lujuria,mi deseo endemoniado partido en mis carnes en penumbras.Ellas compartían conmigo como en un acto de fiebreel calor de libar el aire de tus brazos peregrinosque sólo sirvieron para trizar las penas de unos cuantos díasy poder amarnos.Ahora es vacío.Desnudo, cierro los ojos de mis ojosmuerdo otra sangre antes de que los maleficios crien escorpiones en tus hombros; canciones insolentes se expanden en mi boca;un hombre en un bar corre sobre el teclado de un piano como si huyera de sí mismo.Yo me dedico a mirar ardorosamenteel tiempo que pasa. Guillermo Capece Reapareces como una paloma confusa,y me traes los años pasados para que estén conmigo. Nos vemos. No nos vemos. Nos miramos en todos los frentes;dicho en otras palabras: ¿reencuentro?Sólo en el mapa de la memoria. Cómo ahora se queja se aleja mi cuerpo,se queja bajo una baranda de frío. Alguna vez, si nos encontrásemos en mitad de una habitaciónfina como un hilo,te diré cómo sucedieron las cosas. Guillermo Capece , ¿Qué derrota antigua, impidió nuestro encuentro? Nuestras vidas se parecen a la noche de Cartago, que Roma nunca entendió. Te amé como no se debe que es el único modo de amar. Ya no importa que la lluvia cae incesante sobre mi suelo sin ninguna flor. Guardo en mi memoria el árbol en cuya sombra nos recostamos para hacer la paz. Juro por los dioses que no existen que te amaré de Norte a Sur. Aunque habites el Oeste sangrante y yo te susurre amor desde Este, mi ser. Ven.Atrévete a cruzar el río que sacude,y trae contigo las cuentas de agua de colorescon las que jugábamos al alba.Ponte el hábito de humo que lucías echado en el follaje de bosques en la lluvia. Yo elijo octubre para que vengas,porque en octubre las mariposas maduraspara obsequiarte estarán listashasta que el aire las atrape,y las transforme en un sola palabra,hasta que en mis ojossiga cayendo la avidez del instinto,y se hayan limpiado o node sus maravillosas visiones. Ven, bajo el castigo que nadie percibe,pero tú sí, porque el castigo te conocecomo alguien que ha pactado en secreto. Cumple entonces con el cometido.Saca ese cuchillo de las doce,y con dulzura pero con impiedad,clávalo allí,donde mis audacias fueron múltiples,donde tengo más dolor que corazón,y despliega mi cuerpo prontamenteen el momento más anónimo del amor. Guillermo Capece En realidad los suicidas tienen razón, pero están equivocados. Tienen razón porque los problemas terminan con la muerte. Están equivocados porque los problemas no se solucionan con ella, es más, perviven… como una voz ultramarina que buscara una sirena… no dejaría de ser una voz, acaso poética, pero sin oídos que la escuchen.- El suicidio es suprimir mi yo en el mundo, porque no se pudo suprimir el mundo que me oprime. Tiene la dignidad del coraje absoluto, o de la cobardía absoluta, pero eso sí, no caben dudas, es el único absoluto absolutísimo que un ser humano puede brindar.- El velorio de los suicidas, es una ceremonia auténticamente horrible. Parece una cita de culpables, un hazme-llorar donde las lágrimas no son de dolor, sino también de culpa, de impotencia, de rabia. El velorio es algo que quizás acompañó al suicida, en su imaginación, como una de esas satisfacciones humanas que muy pocos, sólo los suicidas, pueden darse.- Pero no quiero hacer una apología. El suicidio termina en un fracaso, después del triunfo aparente, ¿por qué?, porque el tiempo, nos hace olvidarnos del suicida… de él y de la forma en que murió. En eso, los suicidas se parecen a todos los que moriremos de muerte natural. Ya ven, no hay trampas que valgan frente a ese destino que tenemos todos: el olvido. Ah… me voy a suicidar un poco (voy a dormir unas horas) y cuando resucite… leeré sus numerosos comentarios.- Chau! P.D: publicar para que nadie comente nada, acaso sea, suicidarse de veras. Salud! Esa noche era distinta. Howard, estaba solo… completamente. Quería acción, sentirse otro. Más bien, quería ser otra, o … sinceramente, quería ser la que era, puta, puta, muy puta, siquiera por una noche.- Ya no tenía la mirada atenta de mamá, que le encontraba ropa interior femenina en los lugares más insólitos, y le amonestaba… “Howard, eres un hombre” “Howard, basta de jugar a la nena, sino le digo todo a papá”. Quizás esa noche, después de todo, Howard no estaba solo, al contrario, Howard estaba consigo mismo, con “Helen”. Ese era el personaje que a Howard en realidad lo acompañaba. Su otra parte. Mejor dicho, su parte verdadera, él era ella, él era Helen.- Vistió sus diminutas ropitas interiores, en su cuerpito que ya disfrutaba plenamente. Ceñida de sedas y topacio, de chanel nº 5 y tacos altos. Venía el mejor momento. Atravesar el umbral de la puerta, y … por primera vez, salir al mundo, siendo la que es, siendo la que soy, se dijo, con aire de triunfo.- Las primeras miradas, lejos de ser censurantes, fueron agradablemente curiosas. La peluca rubia iluminaba la noche oscura. Un niño de la calle le lanzó un silbido sensual, ella siguió sin hacerle caso, no le gustaban los niños. Quería hombres, hombres recios y tiernos, hombres maduros y deseosos… de su cuerpo depilado, de su alma desnuda.- En la esquina, detenida frente a un semáforo, la abordó un transeúnte… “ven conmigo nena esta noche… tengo mi auto a media cuadra… acompáñame”…Con ese hombre, solamente con ese hombre, ella… toda tabú, no hubiera aceptado jamás. Era el papá de Howard, que acaso deseó a Helen, secretamente… siempre.- Esa noche no era distinta. Era la misma noche de siempre, con la luna vestida de luna.- Cada mañana tengo la vida reconstruida. desde que compartimos la ternura y la alcoba.Nuestro espejo, me devuelve tu imagen, de senos turgentes.y el reflejo de tu sonrisa diafana, como la vida misma.Me contemplo en tu mirar, y la calma me habita.Estas en las delicias de mis horas, dias,..y me convocan a inventar un futuro a tu lado.Nuestras soledades encontraron su destino.el olvido emigro.nuevamente sale a la caza de otro ser perdido. No vuelvas a caminarpor la senda en que perdistetus mejores ilusiones.Aquello ya pasó. No vuelvas a la misma puertaque te adentró engañadoen los besos traicioneros.Aquello ya pasó. No vuelvas a creer sofismas huerosde teorías cerradas en el aire.Aquello ya pasó. Los errores del pasadoallá quedaron,no volvamos a pisar el mismo polvode los caminos perdidos. (de "La caza del viento") Enrique González Matas En la vida debemos darnos el valor y el respeto con eso no me refiero a las personas gay si no aquellas personas que no toleran dicha personalidad, porque ofender a un ser igual a ti? Porque humillar a una persona que tiene tus mismos derechos? La cuestión no es apoyar lo que ellos hagan si no , brindar nuestra solidaridad y obtener los beneficios positivos que nos pueda ofrecer ese tipo de personas y agregarlos a mi vida y los malos , solo debemos botarlo y olvidarnos de que esa persona comparte otras creencias que yo . Porque debemos ofender a una persona que llego a este mundo sin preferencia sexual , así como tu sientes algo por tu sexo opuesto otros lo sienten con su mismo sexo .si cada ser humano hace esta dinámica puedo prometer que en el mundo haya paz pero cada cabeza es un mundo y hay personas que no se pueden manejar .
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martin yuri callisaya miranda
saludos
Hoz Leudnadez
Silvia Ins Mazziotti
Seelvy
Niain
A veces me faltan pulmones para respirarlos...
Gracias por el último detalle, muchas gracias
Annita
Muy alegre de verte por mis lares.
Afectuoso abrazo
Guillermo Capece
Guillermo Capece
eres tan bella como en la fotografia?
Miel
Miel
Estoy paseando por tus textos y noto, con alegría y gratitud, tu loable entusiasmo por publicar la poesía de nuestros valores latinoamericanos. Va un gran saludo y mi promesa de pasar a leerlos con calma con la dedicacion que se merecen. A raíz de tu mención a la gran poeta, estoy dedicada al estudio de Alejandra Pizarnik con mayor profundidad
Muchas gracias por compartir tus conocimientos con nosotros. Me complace mucho saber quecontamos con un amigo cuya vasta cultura literaria nos motiva y orienta hacia algo nuevo cada días.
Y sí, hay que tener mucho cuidado con los adjetivos. Pueden enriquecer inmensamente, pero mal utilizados puden matar, como expresa Huidobro. Hay un pequeño fragmento de Carpentier sobre los adjetivos, veré si lo puedo encontrar.
Un abrazo muy cordial,
Miel
Francisco Perez