Arma blanca
Publicado en Nov 15, 2013
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                                     "perdoname Majo", de un graffiti en las calles Carranza
                                      y Paraguay, de Buenos Aires.       
 
Majo, perdóname: la sombra de una rosa no es la rosa.   
 (Me voy retirando, Majo:
    en la inmediaciones de mi alma un pájaro devora su altura.) 
   En qué año nací, Majo? 
   Hace un año? Acaso un mes? 
   Soy un ciego en algún punto del paraíso. 
   Contempla tú como nunca mi destino.
Abárcame, hasta que se levante mi oscuridad y vuelva a ser el absurdo caminante que te esperaba:mi corazón en el pecho levemente en marcha:"bienvenida, Majo".
  No me compares con el aire,  ni con el final de un cuento nunca leído a la luz del sol en plena noche,
porque aire y sol son partes del universo,
y yo estoy -hace apenas dos minutos- más allá de todo cosmos,
viendo con ojos de ciego,
nuestros cuerpos untados con aceites chinos
para alejar el poderoso olor a la muerte.
 
(Labio de la muerte, aléjate.)
 
Así y todo, cuando apague este poema no sé qué quedará de tí.
De mí, te dije que lloré sobre mis pies con mis ojos de viejo
hace apenas dos minutos.
 
 La vida es esto: un bodegón desierto donde hasta el vino es ausente; 
un gran tiempo que pasa entre caricias duras.
El decapitado amor.
 
Tú estuviste más allá, junto a los árboles que barrían mi montón de estigmas.
 Conoces la forma de decir adiós, un sábado en la pequeña tarde en que llovía.
 
Yo conozco la zeta,
última letra con la que escribo
"zálvenme". 
 
 
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Foto del autor Guillermo Capece
Textos Publicados: 464
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Descripción

Palabras Clave: pequeña tarde en que llovía

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General


Derechos de Autor: Direc.Nac. del derecho de autor (G.C.)


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