Siempre he disfrutado tener la razón, sin embargo este escrito es para develar que las certezas razonadas son amargas al consumirse, diciéndome a mi mismo te lo dije, vacíamente ya que de antemano lo sabía, aun así mis cálculos no cesan y saber de antemano a groso modo resultados completamente evidentes como que en 10 años tendré 10 años más, claro está si es que cuento con suerte, entonces comprendo que la complejidad se reduce a la simpleza del devenir, saber que debo de almorzar, dormir, asearme, son premisas que periódicamente y quizás sincronizadamente terminare realizando, es cuando la rutina mata al deseo o peor aún se desea la rutina, sabiendo de antemano que lo absurdísimo tiene algo de razón y que todo tiene su final es ley, no se puede ni es un anhelo estar preparado, lo inesperado sucede a menudo y no siempre son buenas noticias, por lo que seguiré disfrutando de las aburridas certezas y mas aun de las gratas sorpresas