Tócanos  nuevamente la canción de “El trovador de barro negro” le decía su amiga y amigo mientras tomaban leche alrededor de una fogata en una hermosa noche estrellada, nuestro trovador amigo se llama Simón, su amiga Rosana, y su amigo Fausto, inseparables compañeros de aventuras, estudiaron en el mismo colegio, también se reunían en las marchas por los derechos humanos, y claro a tocar y cantar canciones. En esta noche Simón estaba feliz  por reunirse con sus camaradas, ya que últimamente se veían menos, Fausto trabaja en un taller arreglando motos, mientras Rosana estudiaba Artes en la universidad, por eso, en esta velada hablaban de sus nuevos amigos en el trabajo o estudio, por su parte Simón les contaba como tocaba sus canciones de pueblo en pueblo, que era bienvenido, lo invitaban a descansar, otras a veces a comer después de sus toques, así transcurrió la estrellada noche entre risas y cantos.
Era sábado por la mañana Simón salía de tomar un baño, en la radio sonaba “La canción de la trova” recordando así a sus amigos ya que a los tres les gustaba esa canción, se dio cuenta como pasaba el tiempo sin advertirse ya que habían pasado ocho meses sin verse con sus compañeros. Simón estaba entusiasmado por que esa noche tocaría en la plaza pública ya que había una protesta nacional en defensa de la vida Y el junto con otros músicos, tocarían canciones para demostrar como el pueblo unido, puede lograr grandes cambios en la sociedad, por eso se dispuso a leer el diario y repasar sus notas
Ya por la tarde, los preparativos estaban listos, habían armado la tarima, instalados los equipos de sonido, escuchándose así las voces de los manifestantes que llegaban de una larga caminata cansados, aun así con muchos ánimos de seguir peleando, se escuchaban saludos, también se recordaban a camaradas de noble corazón, que ya no estaban con nosotros.
Llegaron las canciones, muchas risas, algunos llantos, las emociones se confundían y los gentiles gaturros que habitaban el lugar compartían sus conocimientos, chistes, anécdotas. Simón termino de tocar y bajo a charlar con sus compañeras, compañeros músicos, especialmente hablaba con una hermosa gatita llamada Erika, era su más reciente novia, simón había tenido varias relaciones sin embargo estas acababan, simón quería fervientemente, sinceramente, respetando a cada una de ellas, nunca llego a irrespetarlas o traicionarles, siempre siendo leal, sin embargo no se había quedado con ninguna definitivamente, aunque esto no lo atormentaba, ya que era muy afortunado y encontraba en el camino nuevas compañeras, o disfrutaba de sus soledad, por temporadas, que no eran precisamente cortas. En fin Erika era una ingeniera agroforestal le gustaban los árboles, pájaros y la música. En ese momento tocaba la banda final que era música alegre por lo que todos bailaban dando vueltas mostrando sus jocos os pasos.
Un nuevo día se asomaba, la algarabía de la noche quedaba atrás, pero el entusiasmo por vivir un nuevo día afloraba en Simón preparaba su desayuno, mientras escuchaba uno de sus discos favoritos, El tiempo esa cosa que no sabía que era, mostraba en el espejo a un envejecido gato de ya 15 años que sonreía, diciendo vaya que si me divertí en todos estos años, este no era un día cualquiera ya que era su cumpleaños, por eso este día lo visitarían, sus amigos y familiares cercanos. El primero en llegar fue su gran amigo Fausto, quien alegre le traía un atún, entre abrazos y chanzas comenzaron a charlar y recordar sus aventuras, fausto le comentaba de su bonita moto que le había durado varios años, y que la tenía casi nueva por la estaba bien cuidada, Simón decía, que él se había cuidado bien, pero no estaba como nuevo jajaja. En todo caso gozaba de buena salud por haber llevado una vida saludable eso era lo importante. Finalmente Fausto atino a decir que era un buen gato ya que brindo de su amor sin importar la respuesta del mundo.
 
Así acaba el primer capítulo de nuestro gato amigo Fausto, espero les haya entretenido.