• haydee
lisset
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  • País: Argentina
 
Dicen que estoy condenado y tan solo por quererte. El fuego de los infiernos, es preferible a no verte. Si no siento la dulzura,  de tu mirada, en la mía,  ni el susurro de tus labios, cuando me dices, -Buen día. Si cuando roza, tu mano, casi sin querer, mi mano, pese a mi gran fortaleza, me siento debilitado. Las condenas que me auguran, me tienen muy sin cuidados. Quiero ver tus lindos ojos, en los míos reflejados. Escucharte que me nombras y que me roce tu mano, sin temor. La cubriré de besos apasionados, que para ti, los reservo …si es que no pones reparos.  
Condenado por quererte
Autor: haydee  386 Lecturas
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Si me dejas y te vas, no sabré que hacer de mi si solo soy lo que soy cuando estás cerca de mi. Si me dejas y te vas, se opaca mi alrededor,  la luz del sol no es igual y hasta se esfuma el color. Quizás deba ser así,  me tendré que resignar El dolor soportaré sin culparte por mi mal. No me vuelvas a buscar, si me tienes compasión. Mientras, comienzo a juntar, fragmentos de corazón. Haré lo poco que se para volver a vivir, si me quieres ayudar,  no vuelvas más por aquí.
Si me dejas
Autor: haydee  304 Lecturas
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¡Que bonita es la vida sin deudas y sin amores! Las deudas, traen problemas, el amor, preocupaciones. Prefiero vivir alegre, picando de aquí y de allá, sin complicar mi existencia, libre y dueño de mi andar. Si quiero miel, voy directo donde se que está el panal, consumo lo necesario y después echo a volar. Voy siempre a ras  del suelo. Si quiero, puedo llegar  casi hasta rozar los cielos y tal vez  un poco más. Me conforma lo que tengo, Satisfecho por demás, Me alegra el bien de los otros, si lo supieron ganar a costa de sus esfuerzos, sin timar y sin robar.  Conservar las manos limpias  es sello de dignidad Con esas manos comparto mi tiempo y mi libertad
La Vida
Autor: haydee  583 Lecturas
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Apagó el  último cigarrillo. Sus pensamientos, fueron deshaciéndose como las volutas de humo. Cada día transcurrido, lo acercaba más al objetivo propuesto. Sin poder evitarlo,  enfocó la mirada sobre el arma reglamentaria. Esta vez  no vacilaría en descargarla en el maldito que destruyó su vida. No quería recordar, pero era inútil.  Las imágenes, los gritos, toda la confusión de sentirse arrastrado y despojado  con violencia del uniforme, de sus prendas íntimas, tirado boca abajo sobre el piso  de una celda  y  abusado, se mantenían nítidas a pesar de los años. Ya pasaron  siete y  ni una noche en soledad, que el recuerdo de la humillación sufrida, dejara de arrancarle  amargas  lágrimas  de impotencia. Entonces, con veintidós años, egresado del Servicio Penitenciario Federal con grado de  oficial, recibió su nombramiento  para  iniciarse en  el escalafón administrativo de la Unidad Penitenciaría de su ciudad. Ingresó con el entusiasmo de la juventud y el ingenuo propósito de llevar a la práctica  todo lo que aprendió, en teoría, sobre la necesidad de cambiar arcaicos procedimientos penitenciales y  trabajar duro para reinsertar  a quienes, en algún momento de su vida, erraron el camino. Era un convencido de que con esfuerzo, la resocialización de los internos, era no sólo posible sino necesaria. Sus compañeros, en general, no compartían su pensamiento, ni se interesaba en el tema. Se limitaban a cumplir un horario sin involucrarse en ilusorios rescates. Los que estaban dentro, eran irredimibles. Los intentos para cambiarlos, estaban condenados al fracaso. El fatídico día en que se desató su tragedia personal, fue un sábado en que cumplía doble turno. Hasta su oficina llegó un rumor de que algo no andaba bien en el sector de máxima seguridad. Era habitual, los fines de semana, surgían problemas  asociados a las inminentes visitas que esperaban los presos, sus ansiedades y conflictos se potenciaban. Sin pensarlo dos veces, dejó su lugar de trabajo y se dirigió al sector norte por el amplio pasillo. Al llegar a Enfermería, la puerta entreabierta, le hizo recordar que necesitaba un  antiácido para aliviar una incipiente gastritis. En busca del médico de guardia,  traspasó el umbral y sintió un fuerte golpe que lo hizo trastabillar. Nuevos golpes, la  fugaz visión de un rostro moreno y unos ojos azules, fríos y crueles. Sintió  que lo arrastraban por el suelo y sobre él se desplomó la noche. Tuvo asistencia médica y sicológica, toda la que necesitó. No fue suficiente. Fue asignado a otra repartición  en otro establecimiento. Apenas incorporado, elaboró un plan de venganza. Tuvo acceso a la minuciosa información de su caso y de su verdugo, uno de los internos  peligrosos,  que con eso, agregó años a su sentencia.  No había la mínima duda. El ADN  del violador, coincidía en un ciento por ciento con las evidencias encontradas en el examen médico legal. Faltaban cuatro días, solamente cuatro días……. No pegó los ojos en toda la noche. Recién al amanecer se durmió. La luz del sol  que entraba por las hendijas de la persiana, lo despertó. Sacudió la cabeza. Se vistió de prisa, palpó su  arma, lista y preparada. Estacionó cerca de la parada del bus que debía, inevitablemente, tomar el maldito. Desde donde se apostó, dominaba, la  puerta de la prisión  y cualquier lugar, sin  posibilidad de que se vulnerara su  vigilancia. Todo estaba planificado. Lo seguiría en su coche paso a paso para finalmente concretar su venganza. No tardó en salir. Lo hizo solo, pero aunque hubieran sido cien, entre todos, lo mismo  habría podido reconocerlo. Con paso elástico, se dirigió hasta la parada, enseguida llegó el bus, que se apresuró a tomar. Bajó en  Estación Once. Dejó el auto y sin perderlo de vista, lo siguió a pié. Lo vio detenerse en un quiosco a comprar cigarros, más allá, en un puesto de panchos.  Llevó la comida y una lata de cerveza hasta un banco de la plaza Miserere. Como un chico, no se cansaba de mirar. Recorrió la zona comercial de punta a punta, compró algunas revistas, golosinas  y  ya anocheciendo, agotado, buscó un albergue en un hotelucho de mala muerte. Cansado y muy cerca de concretar su objetivo, esperó un par de horas. Preguntó a la bruja que regenteaba el lugar por Enzo Bargal, la mujer  le dio el número de la pieza y con un gesto le indicó el lugar. No tuvo dificultad para forzar la puerta. Por la ventana abierta, la luz y los ruidos de la calle, entraban a raudales. Lo encontró dormido, desnudo sobre la cama, con una revista en la mano.  Sus sueños debían ser felices, por la placidez de su expresión. Sacó el arma  reglamentaria, calculó la distancia…  . La depositó sobre una silla. Se quitó la camisa, el pantalón, el boxer y se  acostó … de espaldas  a su verdugo.
VENGANZA
Autor: haydee  445 Lecturas
Amor que llevo  en mi pecho como un cuchillo, clavado, que me desangra de día y en la noche es mi calvario. Amor que persiste en mi alma y  mantiene mi memoria. El  tiempo mitiga heridas y a esta herida, no la borra. Así  será hasta mi muerte. ¡Pobre corazón sensible! Los amores que perduran, son sólo los imposibles.
Amor perdurable
Autor: haydee  468 Lecturas
El calor de tu beso, en mi mejilla, persistió cuando ya te habías ido, como aquel roce fugaz de tu rodilla, casual o no, aceleró el latido. Aleteaban, sutiles mariposas, provocando en mi interior, cosquillas Me dejaste pensando, tantas cosas…. Fue premeditación? Solo descuido? Tal vez un artilugio de tu mente Por ver mi reacción a aquel estímulo? Será una fantasía que yo aliento para ahuyentar la soledad que pesa, No quisiera  esperar lo que no llega, Ni ilusionarme con cuentos de princesa
Fantasía
Autor: haydee  438 Lecturas
Hermosas se ven las flores en los árboles y prados, placer para el caminante, que todo mira encantado La brisa trae el aroma, del espliego  florecido con el color de lavanda, inmenso mantel, tendido, que se mece suavemente, como mecemos a un niño. Lo que nuestra vista alcanza, obra del hombre y de Dios, que inspirando sus acciones comparte la creación. El día es perfecto, el cielo,  de magnífico celeste, es el marco ideal de este paisaje terrestre. El espíritu extasiado, Me lleva a una reflexión, Lo florido, lo frutado, en el mundo vegetal, es  consecuencia  feliz, de lo que vive enterrado.
De Celeste
Autor: haydee  400 Lecturas
No oirás de mi, reproches, ni lamento plañidero. Tal vez porque no te quiero ni en mis días, ni en mis noches. Todo está bien, me repito, y busco de convencer a este corazón rebelde que se niega a obedecer. De todos modos, ya está. Lo nuestro se ha terminado. Corro vista a lo pasado, con suma tranquilidad. Solo rescato al amigo que en el cariño, mantengo. En la amistad, lo retengo, al corazón adherido. Hora de decir adiós sin lágrima ni reproche. Se anuncia un  día con sol después de una  fría noche.
Ni lágrimas ni reproches
Autor: haydee  884 Lecturas
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A la hermosa Margarita le dedicó una canción el cantante más mentado de toda la población. La población conocía, del cantante las historias, sus frecuentes amoríos y sus frecuentes discordias. Discordias que a sus oídos, llegaban día tras día. Margarita, registraba, pero como que no oía. Oía un día al cantante ya cansado de insistir. Ella fue a pasear al río para no tener que oír. Oír, es poco, mejor, aguantar su persistir. Con sus amigas paseaba, miraba el río correr. Correr, quiso, cuando vio que frente a ella estaba él. Con su guitarra  entonaba canciones que la ultrajaban. Arrebató de las manos, la guitarra del cantor, y en medio de la corriente sin dudarlo, la arrojó. Ante el asombro de todos, el cantante se quedó mudo en medio de la calle. Nunca más la molestó.              
Margarita
Autor: haydee  460 Lecturas
Tanto como yo te quiero no te quisiera querer. Quisiera quererte menos Pero no se cómo hacer. Tanto como yo te pienso no te quisiera pensar. Aunque intento distraerme,  vuelve el recuerdo a ganar. Tanto como te deseo no te quisiera desear Pero el deseo me quema y no lo puedo apagar. Tanto, tanto, tanto tanto Es solo mío este anhelo Porque te dejas querer y soy yo la que te quiero.
Tanto
Autor: haydee  465 Lecturas
La imaginación despierta, al ver aquel  viejo cuadro Un atardecer de invierno en un campo de trabajo. Con las azadas y palas sobre los hombros cansados, regresan por el camino, polvoriento, del atajo, Dura faena el laboro de desbrozar el terreno, arrancar  las mala hierbas, dejar bien parejo el suelo. Alcanzan pronto el sendero de eucaliptos arbolado, rompevientos que un abuelo, llegado niño, en un barco, plantó con hábiles manos. Hoy forman esa muralla que protege de los vientos, su magnífico tesoro, la fértil tierra, con tanto esfuerzo, han logrado  El humo en la chimenea, es como una bienvenida. Bienvenida de esperanza, de calor y de comida. De la rústica casona, con sus  anchas galerías, un aroma se desprende que a todos, los reanima. Sobre el fuego del hogar, que alegremente crepita, hierve y  esparce gustosa, sus sabores, la marmita. La mesa ya está servida, con un sencillo mantel El padre, a la cabecera, los hijos saben cual es el lugar que a cada uno le debe corresponder Agradecen por el pan, crujiente sobre la mesa, por la salud, el hogar, por el vino y ya no pesa.  el enorme sacrificio que a diario los desalienta Mucho por agradecer en esos rostros surcados, por la crudeza del tiempo, de inviernos y de veranos. La madre acerca la fuente con un halo de vapor. Sabroso y sano alimento preparado con amor.  Distribuye en cada plato, las porciones, generosa. El golpe de las cucharas, repiquetea  en la loza.
Labradores
Autor: haydee  430 Lecturas
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Cuando ríes, me deleitas, es tu risa mi alegría Pienso, de mi, ¡Qué sería, si me faltara tu risa!. Cuando estás feliz, con verte, lo percibo en tu mirada, serena y regocijada. ¡Qué haría yo, sin tenerte!.  Si  te veo  preocupado  tu ceño se profundiza. Cuento con buenos recursos, besos y algunas caricias, que te harán sentir mejor y recuperar la risa. Todo puede resolverse y todo puede cambiar, Si las cosas no están bien, se pueden modificar. La cuestión es intentar poniendo suma atención El problema, analizar y encontrar la solución
Tu Risa
Autor: haydee  567 Lecturas
Tal vez un día llegues a quererme con esta intensidad con que te quiero,  aunque no sea ni es, lo que prefiero, quizá entonces,  podrías comprenderme.  Nada encuentro capaz de protegerme, de mi misma, cuando así te quiero, ni evitar las heridas que me infiero, ni que sea posible detenerme.  Y voy con esta carga que me toca, sobre el alma, tratando de llevarla, que se doblega ante tamaña roca.  Es  mi destino y esto me provoca. Soportaré, imposible  de  evitarla. Aunque más de uno murmure que estoy loca.
Así te quiero
Autor: haydee  574 Lecturas
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Con tal impetuosidad, traes olas a mi playa Y todas son diferentes de variada intensidad. No te quedas un segundo, en paz, ni sabes de calma. Es tu destino, tu karma, la dinámica  sin par. Majestuosa es la visión  que sorprendida contemplo La cadencia de esa vida que se mantiene en el tiempo constante, siempre nutrida, en rítmico movimiento. Empujadas por los vientos, se  forman altas murallas que con fragor de estallidos van a morir en las playas. Queda su cresta de espuma junto a conchas, caracoles, ramas, troncos y maderos y restos de embarcaciones Vuelve a internarse en la mar, retorna con nuevos bríos bajo influencias celestes  que controlan su desvío.  Responde a complejas leyes , desentrañadas por Newton  Arrastran  cálidas aguas, tus portentosas corrientes. Ríos, dentro del océano, que en  un viaje permanente, llevan  a países fríos, temperaturas calientes En tus violentos avances, demueles y  esculpes rocas, A tu impetuoso vaivén, no hay nada que se le oponga.
Al Océano
Autor: haydee  212 Lecturas
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 “La última cena,” a Leonardo, dos años le insumió. Encontrar a los modelos  que su mente imaginó, Jesús, debía reflejar bondad, virtud y pureza. los más nobles sentimientos y una varonil belleza. Riguroso, como pocos, al fin un joven, cumplió con todas las exigencias y a Jesús,  representó.  Orgulloso  fue a posar, para el ilustre pintor. Para Judas Iscariote, no conseguía modelo.Buscó en los antros oscuros, parecidos al infierno. Lo imaginaba maduro, avariento y traicionero Leonardo, tenía días de frenético trabajo Y otros de contemplación, de encontrar nuevos atajos, para dar fin a su obra, al Sforza conformar y sobre todo al prior que lo acabó por cansar con su insistente reclamo. Una idea le surgió,  pintar el rostro de Judas, con la cara del Prior. .Hasta su oído llegó el rumor de un asesino. Culpado de horrendos crímenes, había sido detenido. En la cárcel comprobó. Era lo más parecido a la imagen que de Judas, habría correspondido. Lo autorizaron a ir y posar como modelo hasta que estuvo concluido, como se había propuesto. El reo lo quiso ver y Leonardo accedió. Al contemplar el mural, de rodillas sollozó. -Maestro, soy aquel joven que para ti  posó representando a Jesús… y al Judas que ahora soy!.
La Ultima Cena
Autor: haydee  235 Lecturas
Has  arribado a mi puerto, por un designio de Dios Llegó al muelle  tu velero y el ancla lo sujetó. Ni visa ni pasaporte, ni documentos pedí Tan sólo miré tus ojos y me gustó lo que vi. Porque tu mirada tiene claridad de manantiales, contenidas ilusiones, esperanzas a raudales, difíciles  de lograr si pesan las anteriores. Los caminos nunca hollados,  esperan ser recorridos y tu, viajero incansable, aceptas el desafío. Levaremos anclas juntos. Nos guiarán las estrellas, como meta, el horizonte. El mar borrará las huellas de todo lo ya vivido para iniciar otras nuevas  y nuestra  ruta será un sendero sin querellas.
Nuevos Horizontes
Autor: haydee  255 Lecturas
¡Pobre hermanita!,  No sabes, lo que estoy pensando en ti, ¡lo mucho que me  lastima verte llorar y sufrir! Cubierta por una burka que te impide respirar. Tras esa pequeña raja, apenas logras mirar, lo poco que  te permiten, mientras tu vida se va  por  peligrosos carriles, de opresión y de crueldad. Antes del Islam, la burka, era para proteger, de los vientos del desierto, al hombre y a la mujer. Símbolo  del fundamentalismo, es hoy  en Afganistán, en Pakistán y otros pueblos, regidos por el Corán. Nunca en él mencionado. Lo ha impuesto el talibán. Pobre hermana que has nacido, en un lugar tan hostil, de misóginos perversos ¡tanto te han hecho sufrir que prefieres inmolarte para no seguir así! Una vida de pesares que ni es vida ni es vivir de castigos, de penurias, mutilaciones sin fin. De matrimonios forzados, donde no existe cariño, De asesinatos  de “Honor” sin excusas ni sentido, Donde la risa es pecado y está prohibido gozar. Donde el más leve descuido amerita castigar. Confinadas en el gueto, sin esperanza ni aliento. Entregadas a su suerte en fatal sometimiento. Para ellas no hay presente ni futuro en su horizonte Ni  existe Derecho Humano que cambie sus condiciones.  
!Pobre Hermanita!
Autor: haydee  292 Lecturas
A los hombres que lo intentan,  no pretendan comprender, arranques de una mujer,  sus motivos, ni sus tretas. A la mujer hay que amarla,  no pretender comprenderla. Hacerlo  es ardua tarea que complica la existencia. Mejor  obviar ese paso  y otorgar las indulgencias. Aclarada la cuestión,  activados los sentidos, vuelve a su cueva la liebre, el mochuelo hacia su olivo y la mula a su pesebre.
A los hombres
Autor: haydee  213 Lecturas
“No hay mal que por bien no venga,” Mi abuela solía decir. Rescato lo que ella dijo y lo vuelvo a repetir. Me puse el mejor vestido y me arreglé con esmero para reunirme contigo en la Patronal del pueblo Olvidaron el balón, a mi paso, los mozuelos. Más de uno  detuvo el carro para tirar los anzuelos. Ufana llegué y te vi. Sorprendí que tu mirada en  otra, que  yo conozco, la tenías concentrada. Y lo vi con estos ojos. No podías ocultar el placer que te inspiraba y me sentí desmayar. Como  una daga filosa que en el pecho me clavaran,  fue el  dolor que me causó al ver cómo la mirabas. Volvía a casa llorando, trastornada de dolor. Con la mirada nublada, tropecé en un escalón. Subía en ese momento  alguien que me recibió en un oportuno abrazo y mis lágrimas secó. Me acompaño hasta mi casa. Nos sentamos a charlar Tan a gusto nos sentimos! Decidimos continuar. Esta relación, me anima. Además de ser casual, llega en el justo momento, para remediar un mal.  
Quiera el cielo que mantengas, por siempre, el alma de niño, la  mirada trasparente,  el  trato amable y sencillo. Así es como quiero verte, como fuiste de pequeño, amado por conocidos  respetado por ajenos. La estrella, esa que te guía, solamente por tu bien, orienta  siempre tus pasos  que  eligen obedecer. Que nada empañe, ni enturbie la  luminosa armonía que emana de tu vivir en paz y sana alegría. Saberlo, me hace feliz, Te adueñas de  mi cariño. Permita Dios, que conserves, por siempre, el alma de niño,
Alma de niño
Autor: haydee  337 Lecturas
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-Mamá no encuentro mi caja de pinturas! Seguro que Roberto la sacó para pintar esas porquerías que hace! Las voy a destrozar una por una, voy… -Estás segura que no las dejaste en otra parte? Espera un momento, no te dejes llevar por el impulso. -Pero, mamá las necesito para hacer un trabajo!  -Siéntate y escucha lo que voy a contarte. Hace años, alguien que conozco, hizo despedir a la  empleada de la limpieza. La acusó de haberle sustraído un dinero destinado al viaje de egresada. La mujer, muy humilde juraba por su hijo, lo más sagrado que tenía, que era inocente. Nada conmovía a la acusadora, estaba segura de haberlo dejado en un cajón de su placard y  revisó, inútilmente,  junto a su madre, cada lugar del dormitorio. -Por favor señora, necesito este trabajo. Jamás he robado, ustedes han sido muy buenos conmigo, porqué iba a perjudicarlos y a perjudicarme a mi misma? Imploraba  la pobre mujer, bañado el rostro de lágrimas. -Retírese ya mismo  y agradezca que no vamos a dar aviso a la policía, que es lo que deberíamos hacer! La mujer levantó su saquito tejido y se fue con  la cabeza gacha. -Te das cuenta? Hay que tener mucho cuidado con los extraños.  Tendríamos que haber hecho la denuncia para que escarmiente! Pasaron unos meses. Me detuve frente a una casa de modas. En la vidriera, un maniquí, lucía una campera de gamuza igual a la mía. Llegué corriendo a casa con un terrible presentimiento. Esa campera, tenía en su parte interior dos bolsillos  secretos muy bien disimulados, con cierres especiales, difíciles de descubrir a primera vista. El dinero, en fajos muy prolijos, estaba allí. -Pero…. -Si, era yo la precipitada, la que cegada por la ira, acusó a esa pobre inocente. Bajé a decirle a mi madre. Se puso mal. Juntas salimos a buscarla a su casa  para pedirle perdón. De la humilde vivienda, asomó por la ventana, un chico pálido y  flacucho a preguntar que necesitábamos. -Hablar con tu madre, le dije con la garganta estrangulada. -Llega de noche, contestó -Dale  esto, le dije poniendo el paquete, que quemaba mis manos, en las suyas. -Solo  a ella, se lo das, es muy importante. También le dices que me perdone, que por favor me perdone. El chico cerró el postigo. Tras el vidrio opaco, su mirada, indiferente, parecía seguirnos. Al día siguiente, temprano, el timbre nos despertó.  Era ella. Estiró la mano para devolverlo y mirando a mis ojos, dijo, -Solo tomo lo que es mío. Saludó y nunca más volví a verla.
No precipitarse!
Autor: haydee  254 Lecturas
Alguna vez me dijiste que nunca me olvidarías, Alguna vez respondí, Tampoco yo, vida mía. El tiempo pasó inclemente, las palabras que dijimos, el viento se las llevó. Hoy no somos lo que fuimos. Ni  las  palabras mantienen el sentido que les dimos. Es mejor que lamentar, emprender otros caminos Despojar al corazón de cargas y de conflictos, que vuelva a ser accesible a alegrarías y propuestas sensible a nuevos amores, al cariño que no pesa, hace vibrar cuerpo y  alma y  hasta aleja las tristezas.  
Alguna vez
Autor: haydee  238 Lecturas
Para volver, es tarde, no lo intentes. Me acostumbré, por suerte a estar sin vos. Mi vida, encauza, ahora, nuevamente, por  la senda  que un día, desdeñó. Te digo que no estoy arrepentida de haberte conocido. No lo estoy. Es de las duras pruebas, de esta vida, Pasarlas, fortalece el corazón. No estoy arrepentida. He aprendido. A veces estar sola, es lo mejor, empieza una  a valerse, por si misma, sin  perder autoestima ni ilusión. Intacta se mantiene mi  esperanza. Hay alguien, no se dónde, igual que yo. Mira estrellas,  respira el aire puro  disfruta con lo mismo, ansía amor. Y como, yo, sin apuro y sin prisa   también espera, la dicha de encontrar quien comparta su tiempo y su sonrisa para, juntos,  muy juntos, caminar
Como yo
Autor: haydee  387 Lecturas
España, la medieval, en el pasado y  presente. Con antiguas construcciones, catedrales imponentes de góticas estructuras, majestuosas y solemnes de los arcos apuntados  y vitrales historiados. Dignas artes que perduran, refinados artesanos, le  otorgan belleza y  luz,  a viejos, oscuros claustros Sobre  los puentes que llegan hasta los grandes portales de guarnecidos  castillos  de los señores feudales, sus  almenas y atalayas desde las que se domina a quién entra y a quién sale y lo que abarca la vista. En  la  Puebla  de Sanabria., Alberca de Salamanca,   de estrechas calles  tortuosas, empedradas y gastadas Los pasos de caminantes pulieron sus piedras lajas. Medina del Campo tiene en Valladolid, murallas recias, fosos y las torres almenadas, testigos  de escaramuzas violentas y despiadadas Los árabes, poseedores del legado cultural científico y literario del viejo mundo oriental, llevaron ese bagaje y el cambio fundamental que lento, pero seguro a España, logró cambiar. Notable contribución en cultura y pensamiento  la exaltación creadora, tuvo su mejor momento.
España Medieval
Autor: haydee  432 Lecturas
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Vendrá la noche a buscarme cuando mi día se apague. No voy a hacerla esperar, ni creo que eso le agrade                   Vendrá la noche, a  buscarme,   envuelta en oscuras galas. Será tal como la pintan con su filosa guadaña, que enarbola amenazante? O será todo patraña? Es su oficio, ella lo cumple, Eficiente y eficaz. Y nadie que ella llevara, se  le  intentó rebelar. Tampoco hubo arrepentidos que pugnaran por volver. Aquellos, los que  se fueron, parece que están muy bien. Nunca, que sepa, han llegado, reclamos ni denunciantes, Eso,  me hace suponer que deben  estar campantes.
Vendrá a buscarme
Autor: haydee  448 Lecturas
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Cuando pasaste a mi lado se acrecentó mi esperanza, no me explico tu mudanza, ni siquiera me has mirado.       =====   De lo nuestro, has olvidado, lo que selló nuestra alianza, lo que afianzó mi confianza en  este amor que has falseado.      =====  Me dejas muy agobiado. Sin tu amor no hay esperanza. Me voy triste y desolado.  Nunca mas seré tu amado. Perdido en la lontananza, mi sentimiento, humillado
Sin tu amor
Autor: haydee  266 Lecturas
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En una mesa de bar, casi oculto entre las sombras, la vista fija en la puerta, en un suspiro la nombra. Varios cafés consumidos, diez colillas de cigarros.    Esperó que ella llegara y de esperar se ha cansado. Se marcha, ahora mas viejo que cuando al lugar llegó. Nuevos surcos en el rostro, tristeza en el corazón. Amargos, los pensamientos,  rondando sin compasión.  La culpa por no quererla, como ella se mereció. Omisiones, desencantos sin causa ni explicación. Una angustia, de repente, la garganta, le cerró,  certeza de haber perdido lo que poco valoró Se fue por el caminito, el mismo que recorrió tantas veces, abrazado, a la que en vano esperó.
En una mesa de bar
Autor: haydee  230 Lecturas
Quiero ser como tantos  optimistas, siempre gentil y alegre por el mundo, sin que me afecte nada, en lo profundo, ni  conmuevan  rumores pesimistas.   Será que en la burbuja del artista, no hay mal y si lo hay, dura  un  segundo feliz  pasa la vida en ese mundo escapa a lo que sea realista.   Bendita seas por lo que te cabe, por ti la tierra seguirá girando y nada cambiará, bien, Dios lo sabe.   Ser desconforme, al menos, no es tan grave, exige, con pasión estar  cambiando para dar nuevo rumbo a nuestra nave.  
Lo que quiero
Autor: haydee  222 Lecturas
Cuando la luna se esconde detrás de una nube oscura, Samantha monta su escoba y vuela hacia las alturas. Pinta de azul las encinas, los robles de bermellón de amarillento las hayas y  busca al sauce llorón. Hace tiempo, de una rosa, el sauce se enamoró. Doblegado y abrumado sufre una pena de amor y Samantha, en la corteza, le dibuja un corazón. Lo acaricia con su escoba, le susurra una canción y la brisa la  trasporta  para que la escuche yo. Presiento un suave murmullo y  salgo por el balcón Nítida trae la brisa notas y una  aguda voz. que taladra los oídos y hace subir la presión. Entro, cierro las ventanas y siento a mi corazón latir  muy acelerado y conozco la razón. Está por llegar mi amado, si ve cerrado el balcón,  solo, triste y amargado, será otro sauce llorón Samantha le hará un tatuaje del lado del corazón Se divierte a su manera y antes de que salga el sol se perderá en la neblina, no escucharé más su voz.
Samantha
Autor: haydee  369 Lecturas
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El día  que cumplía años el ciervito Antón Ciruelo, a festejarlo  en el bosque,  sus amigos, se reunieron Llegaban de todas partes. Eran tantos y tan buenos! Dos hermosas cacatúas, se encargaron de traerlos. Con sus vistosos plumajes y  estridentes cotorreos, los guiaron diestramente hasta el lugar del encuentro. Un mono estiró su brazo y le  arrancó varias plumas del ala, que lo rozó, de la hermosa cacatúa Ligó fuertes picotazos sobre su cabeza dura. Estaban todos radiantes y todos colaboraron. Comieron frutos silvestres, que cogieron de los árboles, manzanas, mangos, nueces, dátiles y dulces plátanos.  El ambiente, muy cordial, afectuoso y amigable.  Cantaban, también bailaban  haciendo vibrar un  cable Luciérnagas, aportaron, en esa noche estival, titilantes  lucecitas, como gotas de cristal. El rugido amenazante, de la reunión fue el final.  Los invitados, en fuga. Desbandada general.  Bien pasado el mediodía, se presentó, don Tortuga Sorprendióse al no encontrar ni reunión, ni agasajado. -.¡Soy el primero en llegar, me pasa por apurado!
El Festejo
Autor: haydee  253 Lecturas
El día que no te nombre, el día que no te quiera, no seré más, quien yo soy.  Es posible que no pueda.  Es difícil de entender, ni yo misma lo comprendo como creció en mi interiorlo que ahora estoy sintiendo.  Si ya eres parte de mi No se cómo ni porqué Hace un mes te conocí. Qué me pudo suceder?  Algún hechizo será que ha trocado mi destino. Hoy no concibo la vida, si no te tengo conmigo.
Hechizo
Autor: haydee  376 Lecturas
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Descoloridas por el tiempo, esfumadas imágenes, me observan desde el viejo álbum.  Esa que sonríe  soy yo, pequeña, insignificante, eclipsada por la belleza de quien posa a su lado, Odile. Llegó un día de Francia con sus padres para instalarse en la casa frente a la mía. Preciosa, como una muñeca de porcelana e igualmente fría y distante. Recibía elogios, como un tributo merecido. Íbamos a la misma escuela y  en ocasiones, su mamá nos daba lecciones de francés y  de piano. La buena señora, me consideraba una influencia positiva para Odile y confiaba que mi carácter, alegre y expansivo, atenuaría  el suyo, frío y altanero. El papá, ingeniero aeronáutico, los domingos, nos llevaba a pasear en el  auto descapotado de la familia.  Regresábamos cantando, después de haber sido gratificadas con sabrosos helados.  Un día de febrero, al volver de vacaciones, corrí a llevarle una caja de alfajores, adquirida con mis ahorros. Odile, aporreaba el piano, sin prestar atención a mis insistentes llamados. Era  jueves, día en que se quedaba sola,  pues su madre, daba clases a domicilio. Molesta por su actitud, apoyé la caja en  el muro y  arrojé una piedra  hacia la ventana  abierta. Enmudeció el piano y enseguida oí  el   impacto de su cuerpo contra el piso de madera. Traspasé la verja y me precipité al interior de la casa con el corazón queriendo salirse de mi pecho. Odile, bajo la oscura cabellera ensortijada, yacía inerte. Caí a su lado, llorando, ¡había herido a mi querida amiga! La policía vendría a buscarme y la fuerza de la ley caería sobre mí con todo su rigor.  ¡Lo tenía merecido! ¡Me dejé llevar por un loco impulso! Aparté el cabello de su rostro para descubrir, sin lograrlo, la herida que creí haberle provocado. Me temblaban las manos y abundantes lágrimas nublaban mi visión. Hice un intento por levantarla, era más alta y corpulenta que yo y sobre llovido, mojado, fui a dar al piso con mi preciosa carga.  La impotencia y la desesperación aniquilaron mis escasas fuerzas y  abrazada a su cuerpo, pedí a Dios que me llevara con ella. – ¡Te suplico, Señor, mi vida, ahora, no tiene sentido! ¡La hiciste perfecta, pero orgullosa y altanera! ¡Nada le era suficiente, iba a ser muy difícil conseguirle marido! ¡Su padre trabajó duro para satisfacer sus gustos y también su madre que se privó de muchas cosas, por complacerla!  Egoísta y despótica, fui su única amiga.  ¡La única que la soportó!  Con mis ahorros, Señor, sabes que mis padres no son pudientes, compré estos…. recordé la caja de alfajores y corrí a buscarlos. Al volver, Odile, atisbaba, sentada en el taburete del piano, con cara de pocos amigos,  Me flaquearon las piernas y a punto estuve de caer sino fuera porque logré asirme a  un sillón. -Odile, Gracias a Dios ¡estás viva! – le dije entre risas y lágrimas.  Al espontáneo intento de abrazarla respondió con su habitual frialdad y mal genio:  - ¡Esto ha sido bueno para enterarme del concepto que te merezco!,  y con imperativo gesto de  su mano, me señaló la puerta. ¡Claro que fue  bueno, muy bueno, a partir de ese día comenzó a cambiar! ¡No por causa de la piedra, que ni siquiera la rozó!   ¡Hoy continúa siendo excelente comediante, además de mi mejor amiga!      
Mi mejor Amiga
Autor: haydee  250 Lecturas
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Subí por la Avda. Alvear a paso rápido. Sólo  a mi, se me ocurre la  idea de salir a correr en una fría madrugada de domingo, en vez de quedarme a disfrutar de mi tibia cama. Muy poca gente. Al doblar por Caseros lo  vi. Estaba sentado en el bar de la esquina, tomando un café. Me prometí no decirle que eso era imposible. Los muertos, no se sientan en los bares y tampoco toman café. Entré y me senté frente suyo. Me sonrió con naturalidad, sin sorpresa, como si hubiéramos pasado la noche juntos. Pero él tenía dos años de muerto, aunque no lo parecía, lucía bastante bien. - Dónde estuviste todo este tiempo? -Pregunté para forzar una respuesta. -Por ahí- contestó con vaguedad. No insistí, resucitado o no,  mantenía su feo hábito de no responder preguntas comprometedoras. Pidió otro café para él y ni siquiera me preguntó si yo quería algo. Fastidiada por su actitud, me levanté para irme. -Adiós, le dije. - Él siguió sonriendo. Caminé unos cincuenta metros, pero la curiosidad pudo más y retrocedí. A través del cristal se me ocurrió mirar desde afuera. Ya no estaba. En la mesa que ocupamos, las sillas estaban sobre la mesa, como en las otras. Di la vuelta para entrar. En las puertas, herméticas, el cartel  de CERRADO, indicaba la hora de apertura y cierre del establecimiento. Aún faltaban 25mn. para abrir.
En el robledal habita, una loba casquivana, de noche, es sólo una loba, de día, es una  gitana, más bonita que una rosa, con su boquita encarnada Como zíngara, se viste con polleras de colores, un corsé muy ajustado,  en su pelo, trenza flores, sus cabellos deja sueltos y sale en busca de amores. Si con ella te cruzaras, deberás  pedir a Dios, que te cuide y te proteja de su hechizo encantador. Tiene los ojos más lindos y más pícaros, también, te da vuelta, como a un guante si te dejas convencer. Ladrona de corazones, no los suele devolver.
La gitanilla del robledal
Autor: haydee  292 Lecturas
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Cómo me tiene tu ausencia! Ando sola por el mundo con este dolor profundo, angustiada, sin esencia. Sin saber porqué,  recorro, lugares donde estuvimos, donde  amantes, nos quisimos y las lágrimas no ahorro. Algún día volverás con el ánimo cansado, quizás me habrás olvidado, pero se que volverás. Una parte de tu vida,  aquí, te estará esperando, porque la estoy reservando,  es propiedad exclusiva. Será que junto a tu pecho, el corazón ha encontrado el sentimiento anhelado ¡y mira lo que le has hecho!
En tu ausencia
Autor: haydee  244 Lecturas
El Infante Don Pedro volvió de una cacería Alguien le dio  la noticia que le trastornó la vida. Su amada Inés, fue ultimada por las manos asesinas de los nobles de su reino. Su padre, el rey lo sabía y con su  aprobación, la conjura fue cumplida. Doña Inés, llegó de España, junto a Constanza, su amiga, Duquesa de Peñafiel. Con Pedro, desposaría. Breve ha sido el matrimonio, Constanza  muere enseguida  Pedro se une a Inés de Castro y construye su familia que no es bien vista en Lisboa y menos aún en Coimbra. Sin dar una explicación, con Inés hizo su vida Y engendró, en ella, cuatro hijos, fueron la luz de sus días. Lo despidió, Inés, temprano, con besos y con caricias, con las palabras de amor, fuente de toda su dicha, Yerta, fría como el hielo y blanca como la tiza, desangrada por puñales de tres manos asesinas. Así la encontró al volver de una de sus cacerías. En vengarla haya la fuerza, que sin ella no tendría. El odio por lo que hicieron es lo que lo ata a la vida Y persigue su venganza, el objetivo que anida igual que áspid, en su pecho, y  alimenta con insidias. A dos de los asesinos les es sacada la vida, de manera tan atroz , su pecado lo amerita. Mataron a una inocente, que eso no se merecía, Es consagrado monarca, Don Pedro de Portugal. Exhuma, de Inés los restos que a su lado hace sentar,  como reina consorte, muerta, la hace coronar y obliga a  los cortesanos rendir  honor normal .Inés vive en el recuerdo de Pedro, hasta su final Sus catafalcos, se enfrentan porque, al resucitar, quiere ver el rostro amado, que jamás pudo olvidar
Inés de Castro
Autor: haydee  371 Lecturas
Elegiste la rosa y tiene espinas, natural que las tenga, es una rosa. Si lastimó tu mano, por descuido era posible  evitarlo,  precavido, Estaba en el rosal, firme y hermosa, junto a otras, fina y  aterciopelada, de tu sangre, unas gotas, matizaron, los pétalos fragantes de la rosa Para quien la arranca, hay un castigo. De espinas la  dotó naturaleza, en intento de ponerla al  abrigo del que depreda en busca de belleza. . La tienes en tu mano, es tu trofeo. Eso te hace feliz? Estás conforme? Hasta pagaste un precio, no es enorme para satisfacer sólo un  deseo
La Rosa
Autor: haydee  665 Lecturas
El hombre enfoca su vida hacia el triunfo personal No soy quién para decirle si eso está bien, o está mal.Se lo va a decir el tiempo, pero como andan  las cosas, se podría adelantar que de nuevo se equivoca. En pos de lo que  persigue, deja mucho en el camino, Pero nada que le diga,  hará cambiar su destino. Si se ha fijado una meta, ciego hacia ella irá Y derribará murallas para poderla alcanzar. Aunque su costo sea alto y  tenga que renunciar a  alegrías cotidianas, la voluntad  va por más. Si el hombre es perseverante, seguro que llegará a donde fijó su meta y tal vez, un poco más. Contados son los que llegan. ¡Tanto se debe luchar!  lo que dejó en el camino… mejor es no recordar. En la cima de la gloria, de su triunfo personal. Si se da un breve respiro sólo por reflexionar, En ese trance, la vida, le exige su condición. Está muy sólo. La cima, es la incomunicación.    
Triunfo Personal ?
Autor: haydee  261 Lecturas
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Para ti he imaginado un cuento, distinto a todo lo que has escuchado, sin princesas cautivas, sin castillos, sin ogros y sin príncipes osados.   Era una joven, sin gracia, como hay pocas renga, desagradable  y jorobada, con mal carácter. De su soez boca, mordaces, las palabras, le brotaban. No se libró ninguno  de su entorno, ser blanco de sus críticas más duras. Tenía, en la saeta de su lengua, arma certera, insolente y aguda. Se hizo de mortales enemigos. Al herirlos, calmaba un vil deseo. Todos, gustosamente, habrían pagado, por tener esa lengua de trofeo. Un día, la emprendió con un vecino que aparentaba ser, la mar serena, Bajo esa calmada superficie, escondía otro ser, lo que realmente era. Su profesión formal, de cirujano, lo dotó de variados  instrumentos para llevar a cabo la venganza, que con gran frialdad se había propuesto. Cuando la lenguaraz fue de consulta, las antiguas  ofensas, emergieron, Sin bacilar, sus manos procedieron. Cercenó lengua. En su lugar cosió sonoros  cascabeles. Se convirtió en otra, muy distinta, su boca, en  una fuente de armonías, Notas, dulces sonidos  cristalinos, que el viento esparció en siembra de  alegrías.  En la plaza principal del pueblo, del cirujano, se erige la escultura, hecha de acuerdo a su postrer deseo, el bisturí apuntando hacia  la altura y en la diestra, el preciado, ruin  trofeo.
El Trofeo
Autor: haydee  218 Lecturas
Te busqué por los caminos tantas veces recorridos, por las plazas, por los bares y lugares conocidos. Cargando mi desaliento, de rodillas fui a la ermita,  donde un día hicimos votos , ante una imagen bendita. A la hermosa Macarena, le pedí con devoción reencontrarnos para siempre, que intercediera ante Dios. Una lágrima cayó, de sus ojos, en mi mano. lo que me hizo suponer que mi pedido era vano. En verdad, la madrecita, tiene tanto por  hacer. y la voy a importunar con mi necio padecer. Besé el ruedo de su manto, oré con el corazón Cuando levanté mis ojos, sonrió con tan puro amor que volví reconfortada y sereno el corazón. Al llegar a nuestra casa, esperando, estabas vos.  
Para los descreídos
Autor: haydee  306 Lecturas
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