Inés de Castro
Publicado en May 11, 2011
El Infante Don Pedro volvió de una cacería
Alguien le dio la noticia que le trastornó la vida. Su amada Inés, fue ultimada por las manos asesinas de los nobles de su reino. Su padre, el rey lo sabía y con su aprobación, la conjura fue cumplida. Doña Inés, llegó de España, junto a Constanza, su amiga, Duquesa de Peñafiel. Con Pedro, desposaría. Breve ha sido el matrimonio, Constanza muere enseguida Pedro se une a Inés de Castro y construye su familia que no es bien vista en Lisboa y menos aún en Coimbra. Sin dar una explicación, con Inés hizo su vida Y engendró, en ella, cuatro hijos, fueron la luz de sus días. Lo despidió, Inés, temprano, con besos y con caricias, con las palabras de amor, fuente de toda su dicha, Yerta, fría como el hielo y blanca como la tiza, desangrada por puñales de tres manos asesinas. Así la encontró al volver de una de sus cacerías. En vengarla haya la fuerza, que sin ella no tendría. El odio por lo que hicieron es lo que lo ata a la vida Y persigue su venganza, el objetivo que anida igual que áspid, en su pecho, y alimenta con insidias. A dos de los asesinos les es sacada la vida, de manera tan atroz , su pecado lo amerita. Mataron a una inocente, que eso no se merecía, Es consagrado monarca, Don Pedro de Portugal. Exhuma, de Inés los restos que a su lado hace sentar, como reina consorte, muerta, la hace coronar y obliga a los cortesanos rendir honor normal .Inés vive en el recuerdo de Pedro, hasta su final Sus catafalcos, se enfrentan porque, al resucitar, quiere ver el rostro amado, que jamás pudo olvidar
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