• haydee
lisset
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  • País: Argentina
 
 Sé, con certeza cuando dejaste de amarme. El aire se volvió denso, asfixiante, secó mi piel y se metió por las grietas.... .....agostó lo que encontró a su paso hasta llegar al corazón.Fué miericordioso, me evitó el sufrimiento de desgarrarme de a poco.Ahora soy lo que ves. No espero nada porque nada puedo dar.Me desprendo de la mejor etapa de mi vida, la que compartimos juntos, descubriéndonos,asombrados de nuestras coincidencias y nuestras contradicciones,de la infinita ternura, que despertó en mí tu devoción incondicional..y tu incondicional entrega.Cuando el dolor lacere mi alma, no abrevaré en los recuerdos......si pudiera borrarlos de mi memoria.....Olvido, haz que tu manto, cubra mis noches en vela,cuando las brisas del campo, me traigan aromas de ella,  con renovadas promesasy juramentos de amor, cuando su piel y la mía, fundidas en el abrazo, entre caricias ardientes, me sujeten a su lado, cuando su imágen me acose sin que nada pueda hacerpor borrar de mi memoria lo que no puedo tener.Cúbreme ya con tu manto, MISERICORDIOSO OLVIDOy tal vez, cuando despierte, vuelva a ser, lo que no ha sido.   
Desamor
Autor: haydee  504 Lecturas
El corazón me decía que no lo vería más me rebelaba no verlo y no lo quise escuchar. Lo  busqué por los lugares que solía frecuentar, Pregunté a los conocidos, nadie  me pudo explicar, su ausencia, esa cruel ausencia que me causó tanto mal. Alguien me dijo que el tiempo es el que puede curar heridas de amor,  del alma, y es  bueno para olvidar. Dejé que el tiempo pasara y lo llegué a comprobar, El tiempo y el viento  llevan lo que se deja llevar. Libre de ingratos amores, liberada, vivo en paz, Dispuesta  a  nuevos intentos, experta en artes de errar
El tiempo
Autor: haydee  503 Lecturas
Cuando todos se hayan ido, vendré para acompañarte, no quiero ser una más, y si la más importante. Porque eso eres para mi. No te comparo a ninguno  solo a tu lado, vislumbro,  mi  presente y mi futuro. Mi corazón te eligió y la voluntad, acepta. Mi vacilante razón, se mantiene en un alerta. Razones del corazón, que se deja convencer, ajenas a mi  razón, que se niega a comprender  
Corazón y Razón
Autor: haydee  501 Lecturas
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Hay una calle en mi pueblo, hollada por mis andares, con empinadas subidas que  semejan toboganes,  Las conozco de memoria, ahora las hago lento, para evitar el cansancio o quedar en el intento. Una vez que llego arriba, sólo me resta bajar, Despacito, sin apuro, tratando de no rodar. A los costados florecen, sin cuidado y poco riego, silvestres y naturales, los sensitivos dondiego. Por las mañanas, temprano, antes de salir el sol,  lucen su simple belleza , fragante y multicolor. Blanco, púrpura,  amarillo, la gama de los rosados y entre el verde del follaje, asoman los matizados. También al atardecer, después que se pone el sol, lucen sus pétalos  nuevos y su fragancia mejor. Siempre en tiempo de verano, me espera esa recepción. Halago de los sentidos, fiesta  de aroma y color que se prolonga hasta mayo en un mágico esplendor. ¡Cómo no sentirse reina entre tanta floración! Aunque reine sin corona, ni palacio ni bufón,  ni cetro ni rey ni trono, ni mi propio confesor, pero si con la  ventura de estar rodeada de amor.
Calle de mi pueblo chico.
Autor: haydee  501 Lecturas
          Es posible que la pasión por la historia y la mitología, que me inculcaron de niño, con el paso de los años y por carecer de otras motivaciones, se convirtió en obsesión. Mi vida, se repartió, en la adolescencia, entre el estudio y  un trabajo que de artesanal, pasó  a lo meramente práctico y rutinario. Respondía, habitualmente, a las necesidades de los clientes, gente de barrio que acudía a la fragua en busca de la seguridad relativa que podía brindarle una reja, un portón ó el refuerzo de las aberturas de sus hogares. De vez en cuando y era lo que más me gustaba, pedían una veleta para dar una categoría especial a sus tejados. El placer de calentar el metal hasta volverlo maleable, dominarlo a mi antojo y conseguir formas y volúmenes que respondían a mi efervescente imaginación, era muy gratificante, cuando lograba lo que me proponía. Al adolescente creativo y fantasioso, que bullía en mí, el  tío Hefaisto, opuso, valga la redundancia por tratarse de un herrero, su férrea voluntad y le ordenó que limitara sus esfuerzos a las exigencias de los clientes. Desde ese momento, el trabajo se hizo monótono y rutinario. Me convertí en un ser ensimismado y taciturno, al llegar a casa, me sumergía en la lectura. Ni la cariñosa solicitud de mi madre, ni más tarde  el amor de mi mujer, ni mi preciosa hijita, Casandra, lograron rescatarme de esa frustración. Deben haberme amado mucho para soportar a este hijo, esposo y padre fácilmente reemplazable por un cuadro ó una foto. Simplemente, me reduje a cumplir lo que consideré  mi obligación, es decir, proporcionar a mi familia lo suficiente para que nada les falte pero mi ceguera mental, me impidió ver que la privé de todo. Como al “Caballero dela Mancha, “la compulsión por cierta lectura, me secó el cerebro e hizo que me pareciera normal la vida que llevé,  hasta esa noche en que festejamos los siete años de Casandra.   La providencial caída que sufrí, absolutamente real, no  metafórica, mi cuerpo magullado y dolorido, vivo testimonio para corroborarla, me sacó de ese confuso estado en que el tiempo dejó de ajustarse a los valores establecidos y  produjo el caos en mi vida. Afortunadamente, después del caos, se hace la luz.   Casandra A la hija de Príamo y Hécuba, / Apolo, ofreció enseñar los secretos más ocultos   / del arte de adivinar. Casandra aceptó encantada, / aunque Apolo, le advirtió Que el pago será en “especies”/ por la ciencia que adquirió Dueña de las profecías, /  Casandra se vuelve atrás. Se niega  a pagar el precio./ Furioso,  Apolo, se va. Casandra, todo lo sabe /   el futuro y el ayer Pero el dios, la ha maldecido / Nadie le habrá de creer.                                          § El destino de Héctor, está signado por sus vivencias infantiles. En ellas es su tío, Hefaisto, la imagen paternal y dominante, hermano de su progenitora, herrero de profesión, de bondadoso carácter,  reemplaza al padre ausente y en ocasiones, a la sencilla  y  tímida mujer que es su madre. Ella intuye que  su pequeño, necesita una  referencia masculina como modelo a imitar y está convencida que no sería posible hallar  otra mejor.   Atentos, sus ojitos no pierden de vista al gigante, presto a  doblegar el hierro en la fragua  al golpe certero del martillo ó  rodeado de una constelación de estrellitas cuando usa el equipo de soldar, así pasa  en el taller buena parte del día.  Cuando Hefaisto  da por finalizado su trabajo, sienta al sobrino sobre las rodillas y relata episodios históricos y mitológicos incomprensibles para el niño, que  sigue  la vehemencia de las palabras y los gestos, con atenta e infantil inocencia.   Héctor es un buen alumno, la maestra lo distingue por sus conocimientos de historia y  por las citas mitológicas que emplea y que la obligan a desempolvar la biblioteca para estar a la altura del niño y no  ser tildada de ignorante.  El mejor premio que recibe, al terminar el ciclo primario, es un libro con escogidos relatos mitológicos y  el permiso para incursionar, durante las vacaciones, en el oficio de herrero, eso sí, bajo la supervisión de Hefaisto. Es todo lo que Héctor desea, aunque su tío, le advierte, que debe obtener por lo menos, un título secundario con orientación técnica, si quiere trabajar en su taller. Finaliza el secundario y cumple su deseo de trabajar en lo que más le gusta.  Hefaisto, el tío, entiende que ya no tiene nada más para enseñarle. El sobrino es un experto  y cada día delega en él, nuevas  funciones. Terminada la tarea pesada, Héctor, en su hogar, se dedica a la  lectura que más le apasiona, historia antigua y mitología.  Esa absorbente afición, lo transporta al mundo mágico y fantástico, de héroes fabulosos con poderes de dioses y debilidades de  hombres. Su atención se concentra en la página que lee, mientras come lo que su madre, solícita, le  pone en el plato.  Ella Intenta, de vez en cuando, iniciar una conversación que se vuelve monólogo e invariablemente languidece. Entonces, con un resignado : -“Hay cosas peores”  vuelve a sus tareas hogareñas.  Pasa el tiempo, Héctor es socio de su  tío. “ La Fragua  de Hefaisto”, da trabajo a muchos vecinos del lugar. La empresa, crece en proporción directa al  aumento de la inseguridad, lo que no es poco decir. En el tiempo que el trabajo y sus lecturas, le dejan libre, conoce a Helena, una hacendosa y linda chica. Durante el breve noviazgo, ella,  se entera de la obsesión de su  elegido. No le hace  perder el sueño. Se siente segura de poder modificarla. Al año de casados, son padres de una niña. La llaman Casandra, el nombre es elegido por el orgulloso papá. Helena, inmersa en su rol maternal, deja pasar el tiempo y a la larga, igual que su suegra, primero acepta y luego se resigna a  la ausente- presencia de su  marido. -Casi no habla, -le comenta a su mejor amiga- -Eso no es un defecto, es una virtud,-es la respuesta. Como  proveedor, es excelente, incansable en el trabajo, cariñoso, fiel.  Sabe de la vida matrimonial de sus hermanas y amigas, compara e infiere que debe conformarse y aceptar su manía  como un mal menor. Casandra celebra sus siete años, es una nena  preciosa que  llama la atención  por su prestancia  más que por su belleza, que no es poca. Tiene los ojos negros y brillantes como el pelo, la piel tersa y clara, de rosada trasparencia. La familia,  gente sencilla de barrio, se reúne junto a un grupo de amigos para agasajarla. Uno de ellos, recién llegado de Madrid, donde  actualmente reside,  deslumbrado por el encanto de la nena, con aduladora intención, desliza al oído del padre : –¡ Pronto, artillería pesada necesitarás  para correrle los pretendientes! Héctor, pensativo, mira   a su niña, que ajena a los comentarios, alborozada, recibe obsequios   y elogios. Helena, rodeada de  parientes y amigas, observa, escucha y  piensa  si ser la mamá de Casandra,  justifica seguir unida a ese hombre que la tiene condenada  al silencio.  Los invitados se van, Casandra, recoge papeles y  cajas y las coloca en una bolsa de residuos. Helena  y su marido, en silencio, levantan vasos y platos, desocupada la mesa, aprovecha Héctor para ir en busca de  su  última adquisición un voluminoso libro que  abre gozoso,  luego de  acomodarse en su   lugar preferido. Ella, vuelve a su rutina de silencios-cotidianos, mientras lava y acomoda la vajilla. Hay cosas peores, piensa. Concluida su tarea, llama a la pequeña y  después de dar  las buenas noches al marido y al padre, suben a sus habitaciones. Héctor, está releyendo la historia de Casandra,  princesa troyana, cuyo nombre rescató de la mitología para dárselo a su, hasta ahora,  única hija.   Ella se acerca, es la única  en atreverse  a  sacarlo del autismo en que se siente a sus anchas. La contempla asombrado, estará en  los quince años y es  tan hermosa, que siente una mezcla de admiración y temor. Necesita dinero para  ir de compras con una amiga. Es afortunada de tener un padre tan generoso. Roza ligeramente los labios en la mejilla de su progenitor y  desaparece. Vuelve a ensimismarse  en la  lectura, recuerda perfectamente el motivo que lo decidió a elegirle ese nombre. Las advertencias solapadas ó directas de familiares y amigos, referidas, las más osadas, al  dudoso  sostenimiento de la virtud de una hija tan  codiciada,  producen  una  transformación en  su conducta. Lo que no hizo de novio, lo hace de padre. Se convierte en vigilante- guardabosque.  Deja de ocuparse de la historia y la mitología. No tiene paz ni  tranquilidad para esos menesteres.  El tiempo que ahora le sobra, lo malemplea en rastrear las salidas de Casandra.  Regresa  del trabajo y  sorprende,  en la sala, a su hija junto a un extraño.  Está más linda que nunca,  se acerca sonriente y  le dice: - Apolo, es un amigo, nos vamos al cine,  volveremos temprano. Los ve subir al auto del joven, demasiado ostentoso para su gusto, silencioso, se pierde en la próxima esquina.  Comenta con  Helena,  ella lo toma como algo natural. -¡Se besaron en la boca! Grita ofuscado. -¿y...? responde ella, inmutable. Sale a tomar aire, adentro, se ahoga, la atmósfera es muy densa. Vuelve, abre sin entusiasmo un libro, son las 20hs.  no puede concentrarse en la lectura, las palabras pierden significado, las oraciones no tienen sentido. Lo cierra. Intenta un diálogo con su esposa que prepara la cena. Acostumbrada a sus eternos silencios, no responde. Hipnotizado mira correr las agujas del reloj, su plato, intacto, con la comida fría. Helena se retira, va a acostarse, esta mañana, se levantó muy temprano y está agotada.  Tiene sangre de pato, no se preocupa por su hija.-piensa Héctor indignado. Pasa otra hora, la impaciencia por verla  llegar  sana y salva, lo consume. Afuera estacionan un  auto. Deben ser ellos, se dice.  Casandra, resplandeciente,  se adelanta  y besa al padre. Como un perro rastreador, olfatea el perfume del muchacho, en la piel de su hija.  Empieza a  sentir un calor que lo abraza y  se  convierte en una energía maligna y destructiva. Casandra, entusiasmada, comenta la película,  sin reparar en la transformación  del padre, el eco de  sus  palabras golpea  los oídos de Héctor,  ¿ O  es quizás el  bullir furioso de su sangre?  Contiene un impulso Trata de calmarse. Apolo se acerca, ella toma dulcemente su mano. -Estudia futurología, pronto obtendrá su licenciatura. Traerá libros de su maestro, Alvin Toffler, la próxima vez que nos visite, que espero, sea muy pronto.  Quiero estudiar lo mismo, ¡es muy interesante! Apolo prometió enseñarme todo lo que  sabe. ¡Estoy  tan entusiasmada! ¡Creo que voy a convertirme en su alumna preferida! Como eyectado, el furioso padre, se precipita sobre Apolo con las peores intenciones. Los jóvenes ríen  mirándose a los ojos, ajenos al  humor de  Héctor, que desorbitado, vocifera: -¡Maldito, maldito!, ¿A cambio de qué le enseñarás tus patrañas a mi hija? Sus brazos se mueven como aspas de molino, busca asirlo por el cuello y no lo consigue, se  aleja rodeado por el amoroso abrazo de su Casandra.  En un supremo esfuerzo por alcanzarlos,  toma impulso y salta. El  estrépito de su caída,  provoca la  inmediata aparición de  Helena que, asustada y en camisa de dormir, baja las escaleras para auxiliarlo. Héctor, se incorpora ayudado por su mujer.  Nombra a Casandra y maldice a Apolo.   -¿Quién es Apolo? Pregunta Helena, desconcertada. -¿ Cómo que quién es?  El sinvergüenza ese que pretende enseñarle el don de las profecías, el que acaba de desaparecer con ella, grita su marido temblando de rabia. Dentro de esas paredes acostumbradas al silencio de sus moradores, los gritos del padre, provocan el súbito despertar de la niña que llora desconsolada  en el rellano de la escalera. Helena, nada entiende, sólo atina a  subir para calmar a la pequeña Casandra. Héctor, confundido, mira a su alrededor, sin comprender. Hace una promesa y jura cumplir. En adelante va a dedicar  tiempo y  atención a su familia. Cuando se jubile, dispondrá de muchas horas para leer lo que tanto le gusta. Con firme propósito, y el cuerpo todo magullado, sube lentamente por la escalera.     Autora: Haydée Magdalena López Argentina
Casandra
Autor: haydee  500 Lecturas
Volveré, solamente para verte. No lo sabrás porque estarás dormido. Sellaré mi promesa con un beso, un beso húmedo, mojado de rocío. Después me iré por el camino oscuro, que  está obligado a hacer el que ha vivido En otro tiempo, me amabas y vivimos con firme sentimiento y amor puro. Ahora, no. Ahora todo es diferente Solo soy una sombra sin destino, un  ánima que avanza hacia el olvido pero quiso antes, dejar  sobre tu frente, un beso leve, fugaz, definitivo.
Volveré
Autor: haydee  500 Lecturas
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Día viernes. Me dispongo a salir  para el banco. Dejo la chequera, sobre el cristal de la repisa y trato de acomodar ese rebelde mechón de pelo que resiste mis intentos. Suena el timbre. Mi vecina de piso. Hace menos  de un año enviudó y cambiar de lugar los muebles, se ha convertido en una obsesión. El encargado del edificio,  harto de sus caprichos, la  elude con cualquier excusa, entonces recurre a su vecino soltero, con sonrisa seductora  y miradas que no condicen con su reciente viudez. ¡Justo cuando debo hacer una cantidad de trámites pendientes! No le puedo decir  ¡NO! Voy detrás  de esas caderas provocativas y en cinco minutos, están los muebles a su antojo. Agradece y  me invita un café. La sonrisa que estrena para seducirme, es más de lo que suelo resistir. La realidad me abofetea con  crudeza: Es viernes, los vencimientos son negros pájaros que revolotean amenazadores,  advirtiéndome sobre las consecuencias de no tomar decisiones acertadas. La carne es débil, la tentación, avasalladora… Pero ¡NO!  ¡Vade retro, Satanás! Lo dejo pendiente para otra ocasión. Guardo la chequera y  busco mi auto. Me impiden el paso cuando me dispongo a aparcar en la cuadra del banco. Está lleno de policías. Estaciono a dos cuadras y vuelvo en busca de información. No hace más de 20mn., el banco sufrió un asalto. Cinco sujetos pertrechados con armas de guerra, expertos en esos lances, desactivaron las alarmas, encerraron a los clientes y al personal  en una oficina y obligaron al tesorero y al gerente a  desembolsar lo que había. Fue un plan sincronizado al detalle y les permitió escapar con una buena bolsa y sin problemas. El banco permanecerá cerrado hasta el lunes para hacer arqueo y todo lo relacionado con la investigación. Entre los clientes hay algunos heridos y mujeres al borde de un ataque de nervios.  El delincuente que los controlaba,  los despojó de sus pertenencias y el dinero que  iban a depositar, previo  reparto de golpes, sin discriminaciones. La demora en salir de casa, me libró de un mal rato. Mis actividades se frustraron y  tengo una excusa irrefutable. Iré a agradecer a mi vecina, que me libró, con su insistencia, de pasar un mal rato. Se que ella estará bien dispuesta y  recompensará  mi  buena disposición.  ¡Las personas que tenemos el si fácil, lo pasamos fenómeno!  Deberían imitarnos.  
Una afortunada demora
Autor: haydee  497 Lecturas
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   El marqués, eterno ausente, achacoso y deprimido se desentendió de su hija y ahora está arrepentido. La pequeña marquesita, de los cabellos cobrizos, después que un perro rabioso la mordiera en un tobillo, será llevada al  convento,  pues su madre así lo quiso,  Abrenuncio, viejo y sabio, por el marqués consultado,  tiene la fórmula justa que  logra reconfortarlo: “De lo más bello y más bueno, a la niña hay que rodear, no hay medicina que cure,  lo que la  felicidad” Sierva María es su nombre, criada entre los esclavos, de los que toma dialectos, costumbres y malos hábitos. En el patio de los negros, dedicados al servicio, pasa las horas y aprende sus trabajos y sus vicios. Llega al convento, el marqués, con su única  heredera, los ojos humedecidos de lágrimas verdaderas.  Del mismo modo retorna, dando recomendaciones  para el  cuidado de  Sierva, sus únicas pretensiones. . Desde que  Sierva llegó, extrañas cosas suceden y al no hallar una razón,  se santiguan y le temen. Sorprenden a las clarisas sus violentas reacciones cuando alguien osa tocar sus escasas posesiones De sus poderes ocultos, provenientes del averno, murmuran en los rincones, las internas del convento. La abadesa resolvió confinarla en una celda lejos de sus semejantes y con camisa de fuerza. A  Cayetano Delaura,  teólogo muy renombrado,  por su afición a los libros, eximio bibliotecario, el obispo, que lo aprecia, lo designó secretario,  asesor y confidente. Intuyó en él, a un preclaro. Le encomienda una tarea  por demás extraordinaria: “Dictaminar si la niña, debe ser exorcizada”. Cayetano, ensimismado, lo obsesiona su misión, busca ayuda en el Supremo y acata la decisión.  Se  conmueve y horroriza  al verla tan ultrajada,  metida en una camisa y con correas atada. Muy poco le deja hacer por su furioso rechazo, se retuerce, lo maldice, lo cubre de escupitajos. Asperga, el cura a la fiera, triste asume su fracaso, más volverá tantas veces, como sea necesario. Excepcionalmente ella acepta, por fin  una golosina. Está tan sola y tan triste que su presencia, la anima. La  marquesita ha pasado a ser  su prioridad Llueva ó truene, nada importa, a su lado quiere estar. Hasta el día que comprende, Cayetano la verdad. Lo que siente por la niña, no le  augura castidad. En su celda se flagela sin tener de sí piedad y al obispo, le confiesa lo que no puede callar. De inmediato es despojado de poder y autoridad. Nada importan los castigos, lo que deba ser, será En su mundo sólo cuenta este amor que es terrenal. No hay barrera que lo frene ni poder que sea igual. Los dos están condenados. La inquisición obrará. Haydée López.              
Amor prohibido
Autor: haydee  496 Lecturas
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 De él, yo, nada sabía, ¿Cómo podría saber, si recién lo conocía?Fue en un sábado, a la noche, cuando a mi casa volvía,después del  arduo trabajo, como el de todos mis días.Se sentó frente a mí, que desde la ventanilla,veía  gente pasar, de todas las cofradías,en busca de una aventura ó de alguna .fantasía.Cruzamos una mirada. Pensé…. ¡qué lindo sería tener un amigo asíquerer, sentirse querida, saber que en casa me esperanó esperar  con alegría a alguien  que me quiere bien! Hebras de mi pensamiento, en la ensoñación, uníaen una urdimbre perfecta con trama de fantasías   de  postergados deseos alzados en rebeldía. Será, yo no me di cuenta, dijo  él que le sonreía,Juro que era prisionera de lo que mi mente urdía.Se abalanzó sobre mi, me abrazó de tal manera,su boca, cerró la mía, sin que reaccionar pudiera.No se el tiempo transcurrido, ni tampoco si incumbiera ,Tan feliz viví el momento. Si prolongarlo pudiera….prolongarlo eternamente, hasta el día en que me muera. Fueron toses que venían, detrás de una gris barreraque apuraron el regreso de esa inefable experiencia,cuando logré acomodar mis dispersadas ideas.Los escasos pasajeros, volvían de su sorpresa.Alguno que otro, sonreía, uno ni se daba cuenta.Miré por la ventanilla, desconocía el lugar, No era importante, si juntos, lo íbamos a encontrar.Descendimos  abrazados… dispuestos a caminar.    
Encuentro
Autor: haydee  496 Lecturas
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Sufre Deméter, la ausencia de Perséfone, la hija amada Quien por  Hades, un mal día, de su lado fue arrancada. Reina en el oscuro mundo de los muertos, tenebroso. Raptada fue y  en ese antro, domina junto a su esposo. Llora Deméter la ausencia, toma una medida extrema: Nada crecerá en la tierra si la joven no regresa. Todo se vuelve silencio, se agostan los mansos ríos, Un viento seco, asfixiante, ahoga todo lo vivo. Preocupado, Zeus llama a Hades y propone un justo trato Perséfone  ha de pasar , sobre la tierra medio año El resto, con su marido, en el mundo subterráneo. Deméter, feliz con su hija. Todo volverá a crecer. La tierra brinda sus frutos, en un feliz renacer. Cuando promedie el otoño, es tiempo de reposar y también en el invierno, para luego despertar. Cuando Perséfone vuelva, todo reverdecerá. Primaveras y veranos abundancia traerán  Haydée
      De vuelta de una caminata por las sierras chicas, en una mañana diáfana, ideal para recargar  los pulmones con este  aire, incontaminado aún, veo  en el cielo, varios oscuros pájaros, girar en círculos concéntricos. Son buitres carroñeros que avistaron a su víctima, en algún lugar del enmarañado monte. Esta, buscó, un refugio donde aliviar su mal y escapar del asedio, a cada minuto más tenaz. Las aves cierran su vuelo, enfocando la intención hacia su objetivo. Es cuestión de tiempo. Bajan y muy cercanas a la presa, sacuden sus alas y  esperan. Se precipitan, arremetiendo en el momento que deja de moverse, hacia los órganos, tibios y palpitantes aún, que desgarrarán con sus fuertes picos en forma de tenazas. La competencia por llegar a los bocados preferidos, da lugar a feroces luchas entre los más fuertes, situación aprovechada por el resto para alzarse con lo más preciado del botín. Continúo mi camino. Sin proponerla, mi pensamiento, me lleva hacia una situación , acontecida hace muy poco, que podría tener algún punto de contacto con lo observado. Lo dejo a consideración del lector.   Al hospital donde ejerzo mi profesión de médico, llegó un hombre, viejo, en condiciones deplorables. Para su anamnesis, requerí datos que  fue aportando con gran esfuerzo por su extrema debilidad. Oriundo de Tulumba, al norte de Córdoba, era propietario de unos campitos que hacía rendir para él y los tres sobrinos huérfanos que criaba. Tenía unas vaquitas, cabras y gallinas que les proporcionaban lo  suficiente para subsistir. Los muchachos, apenas tuvieron edad,  se fueron en busca de mejores oportunidades, ayudados por el tío que les dio lo necesario para iniciar algún modesto emprendimiento. A partir de ese momento, la soledad le pegó duro, siguió con el arduo trabajo, aunque sus fuerzas no eran las de antes ni tampoco sus motivaciones. Decidió sondear a los sobrinos, por si alguno volvía para ayudarle en las tareas. Ninguno aceptó  por lo que el viejo decidió vender y establecerse junto a ellos. Aceptó una buena oferta y cerró trato. Depositó su dinero a interés lo que le daría un pasar sin preocupaciones. Con diferentes excusas,  ninguno de los sobrinos aceptó recibirlo en su hogar. El viejo, solo y enfermo buscó un hospedaje. La amargura y el desaliento por tanta ingratitud deterioraron su salud, dejó de alimentarse y todo el día se pasaba tirado en la cama con  la vista fija en el techo. La propietaria del hotel, alarmada al ver los estragos  producidos, decidió acompañarlo al hospital. Necesitaba urgentes atenciones, deshidratado y  deprimido no tenía voluntad de vivir. Quedó internado en cuidados intensivos.  Decidí  contactarme  con sus sobrinos y ponerlos al tanto de la situación.  Los tres alegaron ocupaciones impostergables. Se me ocurrió decirles que había cuestiones de dinero que iba a ser difícil resolver si no lo hablaban con el enfermo. En una hora llegaron los tres a mi despacho. No estaban enterados de la venta del campo, ignoraban que había sido  su propietario, no sabían del dinero depositado. A partir de ese día venían puntualmente al hospital en los horarios de visita. Entraban a terapia, y trataban de convencerlo que les firmara un poder. El enfermo, sumido en profunda inconciencia, en un relámpago de lucidez, abrió los ojos y al verlos a los tres juntos, pensaría  que había muerto, que estaba en el cielo, sonrió y  expiró. Los intentos por recuperar el dinero depositado, hasta el día de hoy han sido vanos.
De Buitres....
Autor: haydee  494 Lecturas
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Prometeo, el más bizarro, Inteligente y osado. Con su talento, ha logrado, moldear un hombre  del barro. Roba el fuego de los dioses y a su obra, vida,  le endosa. Esa acción tan temeraria,  puede ser el acabóse. Con aviesas intenciones, Zeus, le cede a Pandora, para ser Dueña y Señora  del corazón del Titán. Prometeo, receloso, sin dudarlo, la rechaza, Epimeteo, gozoso, la acepta, aún con la “ Caja.”   De allí, en frenética danza, los males, salen al mundo, sólo queda, en lo  profundo, como una luz, La Esperanza. Al Cáucaso, es deportado, el autor del magno agravio, a una roca, encadenado, por una águila, devorado, su hígado, que  crece a diario. Hércules, bravo Titán, del tormento, se conduele, sin dudar y sin rodeos, libra y  salva a Prometeo  de ese castigo brutal.  
Prometeo
Autor: haydee  492 Lecturas
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Amargas son las naranjas, que ha dado mi naranjero. Desde que tengo razón, caso igual, yo no recuerdo. Mis cuidados se los doy, como a tantos de mi huerto. Agradecidos, devuelven con creces, todo mi esfuerzo. Pero esta vez mi naranjo, no se porqué, me ha devuelto, amarguras  por cuidados y yo tengo que saberlo. A su lado  hice plantar un  fragante limonero, el  de las cuatro estaciones y cada vez que lo veo, con sus frutos amarillos, cubierto de azahares nuevos, que esparcen su grato aroma por el ámbito del huerto, no me canso de elogiar a mi hermoso limonero. Será que le cayó mal, que lo alabe? No lo creo, Pero ahora cada vez, que pase por el sendero, a los dos elogiaré con el mismo sentimiento y acariciaré sus ramas, le diré que es al que quiero porque lo plantó mi padre, una mañana de enero.
Mi árbol de naranjo
Autor: haydee  491 Lecturas
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  Yo se que algo me ocultas y no te digo nada. Ni quiero preguntarte, ni hartarte con palabras. También, a la edad tuya, guardé hermosos secretos, sólo yo lo sabía y aún hoy, los recuerdo. Y cuando la tristeza, hasta mi, se acercaba, los usaba de escudo para tenerla a raya.  ¡Ojalá que esta noche, tengas, hermosos sueños! Al despertar habrá, en la luz de tu mirada, estrellitas brillantes, estrellitas doradas sólo tú y yo, sabremos, que estás enamorada.   
Primer Amor
Autor: haydee  490 Lecturas
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Ya no río como antes. Será que no soy feliz? O que faltan los motivos, los que me hacían reír. Ni la luz de la mañana, me sorprende, al despertar, con las furtivas caricias que antes me hicieron soñar Habré cambiado el carácter, me volví más exigente. Hay cosas que no me importan Son otros mis intereses. Mis amigos  lo han notado, Estoy seria y aburrida, con la mente en  otro lado, apurando mi partida. Las canciones que cantaba, he dejado de cantar no me emociona ninguna y no las quiero escuchar Las  cosas que me gustaban, me dejaron de gustar, son iguales las recetas y no me saben igual. Si me invitan a salir, prefiero quedarme sola. Me encierro en mi habitación y dejo correr las horas. Ya no se que voy a hacer con tal negatividad. Tan solo mi amor por vos, sigue firme,  siempre igual.      
Cambios
Autor: haydee  490 Lecturas
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            El día en que yo me muera, podrá ser un lindo día, con el cielo azul celeste, surcado de golondrinas Vendedores ambulantes vocearán su mercancía. De los árboles, las hojas, se mecerán con la brisa. Las mujeres laboriosas estarán en sus cocinas,  reemplazando con ingenio las carencias de la vida y los niños con sus juegos, seguirán en las esquinas. Finalizada la clase y  pasado el mediodía, volverán los estudiantes a reponer energías, Al atardecer, la gente, en su hogar o en la oficina, continuará sus tareas, igual que todos los días. Nada cambiará en el mundo, la rueda gira que gira, una muerte, nunca altera, la rutina de la vida, ¡De la vida de los otros, que no será de la mía, porque ya estaré bien muerta! mientras que las margaritas nacerán sobre la tierra, mi eterna, blanda cobija y crecerán sus raíces, apretadas, confundidas,  absorbiendo de mis restos, nutrientes para sus vidas. No seré sólo despojos, /ni mi osamenta vencida se degradará  en la nada. / Trasmutará  su energía, en forma color y aroma / por renacer cada día.   Como verdad comprobada, me satisface y asombra. “Nada se pierde en el mundo, solamente, se transforma”.
Nada se pierde......
Autor: haydee  488 Lecturas
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-Se que no vas a creer si te digo lo que siento. Y no lo vas a creer, pues yo mismo no lo creo. Hace unos meses, nació, en mi pecho, un sentimiento. Creció hasta desbordar mi  básico entendimiento. Es tan grande, tan profundo, tan bonito y diferente, que se ha instalado y deseo, se quede aquí para siempre. Mis amigos, suspicaces, me observan con pesimismo y les cuesta convencerse de que ya no soy el mismo. El que iba de flor en flor, libando las mil dulzuras, hasta el día en que la vi  y se acabaron mis dudas,  mis devaneos frecuentes, mi versátil apostura. Fue sólo verla y perder, por completo la cabeza. Un metejón importante, de esos que te hacen dar vuelta. Murmuran mis conocidos, que dejé de ser lo que era. Ella...  es…. que  puedo decir, es un sol, es una estrella. Cuando la veo llegar, comienza la primavera, aunque sea pleno invierno,  llueva o hasta caiga piedra. Con decirte que he pensado, seriamente en el casorio Yo, que siempre me escurrí de enredarme en ese embrollo. Para anular este hechizo,  es lo único aconsejable,. la convivencia, eso pienso, es lo más recomendable. Lograré el  justo equilibrio, la razón me asistirá, Bien valdrá, este sacrificio, por tanta felicidad.
El METEJÓN
Autor: haydee  487 Lecturas
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¡Y cómo ha pasado el tiempo! Ni siquiera imaginaba tener una nieta así, tan hermosa y tan formada En tus negros ojos moros,  en tu piel aceitunada y en ese, tu andar felino, veo herencias muy marcadas. La ascendencia de tu madre, que no puedes ocultarla. La última vez que te tuve, en mi regazo, faltaban, para tu tercer cumpleaños, sólo unas cuatro semanas. En relaciones humanas, es difícil de prever, si no hay señales visibles, lo que pueda  suceder. Te fui a buscar, un buen día, como siempre acostumbraba, Para llevarte a jugar, hasta la plaza cercana, donde había, calesita, toboganes, cinco hamacas y un trencito con vagones, que rodeaba la manzana, con  asientos de colores. Preferías el  azul, pintado con flores blancas y yo sentada a tu lado, como si fuera otra niña, contigo lo disfrutaba Toqué el timbre de tu casa, de afuera, nada escuchaba, Otras veces que llegué, tu vocecita  afinada, para que abriera la puerta, a tu madre, le clamaba Pero nadie vino a abrir, ni tu reclamo se alzaba. Insistí, pero fue inútil. La vecina de tu casa, que siempre me saludaba, se acercó para decirme lo que menos esperaba, que tu madre se marchó contigo, en la madrugada. Nada de eso, yo, entendía, mi palidez, se acentuaba. Tuvo compasión de mi me hizo pasar a su casa y me dio algo de beber. Por mi garganta cerrada, era imposible tragar, ni articular las palabras….. Como pude, caminé, angustiada, hasta mi casa. .Pregunté a los conocidos, de tu madre, dónde estaban Nadie sabía de ustedes y nadie se imaginaba que alguien pudiera llevarse a mi nieta bienamada sin haber motivo alguno para ser tan desalmada. Recorrí por muchos días, lugares que frecuentaban, parientes, amigos, gente…..ninguno sabía nada. Hasta de mi me olvidé y tanto me descuidaba que una tarde me encontraron, casi sin vida en la plaza, esa placita de barrio, a donde yo te llevaba, tomadita de la mano, para que la disfrutaras. Me internaron por dos meses, cuando me dieron el alta, en mañanas y en las tardes, las escuelas visitaba, buscando entre tantos rostros, la carita que adoraba, Siempre me pareció verla, pero estaba equivocada. Así fue pasando el tiempo y me resigné a mi suerte Mañana cumples quince años, sin más, has venido a verme, Las lágrimas, en tus ojos, son señales evidentes, de que jamás olvidaste a tu pobre abuela, ausente. ¡Hoy  agradezco al Señor, esta gracia de tenerte!  
Esperado Encuentro
Autor: haydee  484 Lecturas
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No me vengas  a buscar, ni pretendas que te quiera. Ya te quise, alguna vez  y me abrumó la experiencia. No lo volvería a hacer, ni loca,  lo consintiera, Ni ebria me has de tener, si el alcohol, me confundiera. Voy de tropiezo en tropiezo, sorteando los pedregales, que  puso mi mala suerte para que vuelva a encontrarte. Y me sumerjo en el río para lavar de mi piel, esos roces y esos  besos que ahora saben a hiel. A la iglesia fui a pedir un bote de agua bendita, aspergé todo mi cuerpo, para borrar tus caricias. Mi piel, la froté con piedras para sacarme tus huellas, Las que me dejaste un día y como brasas, me queman. Para arrancarte de mí, flagelo todo mi cuerpo. Lo martirizo de día y en las noches lo condeno. Para agregar amarguras y no restarme un tormento se desvive por volver a  fundirse con tu cuerpo  
Arrancándote de mi
Autor: haydee  484 Lecturas
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La luz se esfuma y se  apaga,como  en el hombre,  la vida.No hay quien pueda detenerla,si  es que ya está decidida.No la  llames por  su nombre,si  no quieres que aparezca.en vez de esperar que llegue,déjala que te sorprenda.Vive sin pensar en ella,Ella de ti, no se olvida.Cuando  menos la recuerdes,ha de llevarse tu vida.Para bien o para mal,nada  cambiará al destino.Poco influye nuestro obrarsi está todo decidido.
La muerte
Autor: haydee  483 Lecturas
Yo vine de no se dónde Y  me voy donde no se, En busca de algo perdido Que bien, no se lo que es. Si  alguien pudiera orientarme, Quizás llegue alguna vez. Partí de bastante lejos, Recorrí muchos caminos, Desde donde sale el sol, hasta el poniente, lo sigo. Y no lo puedo alcanzar, por más ligero que vaya. Y por mucho que me esfuerce, siempre me saca ventaja. Puede que yo, sea lento o que él sea  muy veloz Resulta muy complicado, poder reunirnos  los dos. No pierdo las esperanzas, de sorprenderlo, algún día. Al  momento que lo alcance, ha de cambiarme la vida.  
Sin brújula
Autor: haydee  482 Lecturas
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.  Será tal vez, mi destino, siempre esperar y esperar.Esperar que un día regreses y que te quieras quedar.Hoy, sentada junto al río, miré sus aguas pasar,pedí, que junto a mis penas, vayan sus aguas al mary el oleaje las amarre y que no vuelvan jamás.Será, tal vez, que así pueda liberarme de ese mal. Esas aguas que pasaron, no volverán a pasar.                                                                           El viento, entre la arboleda, hizo, las hojas , caer,esas hojas, ya marchitas, a la tierra han de volver.   Las oscuras golondrinas, que atrajo la primavera, antes que lleguen los fríos, vuelan hacia otras praderas. Yo espero, siempre te espero. Sé que un día volverás,tal vez con las golondrinas,tal vez, cansado de andar.
Tal vez
Autor: haydee  482 Lecturas
Volví a la casa paterna, a la que no me acercaba desde el día frío y gris, en que a mi madre velaban. Las puertas dobles del frente, a las que yo recordaba, por el trabajo exquisito de su madera labrada, en poco, a las del recuerdo, que guardo, se asemejaban. Abrí las puertas del frente con las llaves que llevaba, con un chirrido forzado. Hasta tuve que empujarlas por falta de un lubricante en sus gastadas bisagras Ante mi se presentaron, imágenes de la infancia, cuando de bullicio y risas, mi casa, estaba poblada, Los helechos, los jazmines, en todas partes mostraban el verde maravilloso y el perfume  que empalaga. Bajo la capa de polvo, sus mosaicos, ocultaban el brillo y los arabescos que de niña me gustaba recorrer con mis deditos, como si los dibujara. Tras las vidrieras, opacas, a los vitreaux de la sala, imposible fue apreciar.  La memoria me ayudaba a  reconstruir  escenas de mi niñez encantada. El resto, no quise ver, todas las puertas cerradas, albergando  las vivencias, las risas y las palabras, mis más caras fantasías y hasta una parte de mi alma. Con siete llaves de bronce,  seguirán, allí, guardadas.
VOLVÍ
Autor: haydee  480 Lecturas
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  Esta mañana, volví de hacer las compras cargada de bolsas. En la puerta de casa, al buscar mis llaves en el bolsillo de la campera, comprobé que no estaban. Un nefasto descosido, permitió que se cayeran sin que me diera cuenta. Me puse a zapatear muy nerviosa.  Al ver que no conseguía nada  con esa actitud, opté por pensar la forma de solucionar el problema. En ese momento, Luisito, un niño de unos nueve años, salió de su casa, cercana a la mía. Lo veo todas las mañanas mientras espera el transporte que lo lleva a la escuela, es algo tímido y retraído pero muy educado y servicial.   Le expliqué la situación y lo que esperaba de él. Es ágil y despierto y no tuve que repetírselo, eso sí, antes, pidió permiso a su abuela, que es con quien vive. Superado el trámite, subió por la verja, se encaramó al techo y después de cruzarlo bajó por la escalera que da a los  fondos de mi vivienda. Entró por la puerta corrediza  de la galería, de allí a la cocina, tomó, del lugar que le indiqué,  el manojo de llaves de repuesto, abrió el postigón del garage  y me las alcanzó. Agradecida puse un billete en el bolsillo de su camisa sin escuchar sus protestas ni las de su abuela y les  agradecí efusivamente a ambos.  Satisfecha de haber zafado, sin mayores inconvenientes, acomodé todo y  continué mis labores. Como casi todos los sábados,  esta vez con el pensamiento en un destinatario especial, preparé bizcochuelo. A la tarde, llego hasta su casa. La abuela sale a recibirme.  –Para que lo comparta con su nieto y  lo dejo, aún tibio, en sus manos. ¡Es un buen chico!  –Sí, muchas gracias, contesta, ahora no está, fue a visitar a su mamá. -Ah, respondo, como vive con usted, pensé que era huérfano. -No, tiene madre y padre. Se separaron cuando él era un bebé.  Cada uno vive con su nueva pareja, pero como tienen otros hijos, lo dejaron para que me hiciera cargo y se olvidaron del chico. -¡Pobre Luis! ¡Qué difícil situación para un niño sensible, como él! -¡Realmente!. Mi difunto marido fue el único padre que conoció. Era carpintero. Esa cuna, el caballito, la hamaca, la sillita, los rompecabezas, todo lo hizo para él. Quería de algún modo, compensar su carencia. ¡Sufrió tanto la indiferencia y el abandono del que fue víctima su nieto!. Me hizo jurar, antes de morir, prohibirle la entrada de esta casa a Matilde, la mamá  de Luis y nuestra única hija. Al comprender que estaba próximo su fin, no quiso verla, ni siquiera la perdonó. ¡Era la niña de sus ojos, sin embargo la maldijo! ¡Ahora ella sabe bien lo que significa eso! ¡Jamás podrá  tener tranquilidad ni ser feliz! La confesión de la anciana, me sacude, no se qué decir para consolarla, el rostro curtido,   se humedece de amargas y contenidas lágrimas. -Es difícil comprender los motivos que llevan a las personas a desconocer sus obligaciones. Estoy convencida de que la falta de responsabilidad es la causa y el mayor de los males que sufrimos. Si cada uno se hiciera cargo de lo que le corresponde, todo cambiaría para bien. -También yo lo creo, responde,  pero desgraciadamente no es así, por eso hay tantos pobres chicos abandonados, olvidados y resentidos. Siempre lo hablábamos con mi marido. -Quería lo mejor para el nieto, puso sus ahorros, esta casa, la carpintería y dos propiedades más, a su nombre. Él no lo sabe, pero tiene su futuro asegurado, podrá estudiar, cuando llegue el momento la carrera que elija, sin apremios ni preocupaciones. Eso en el aspecto económico, el afectivo lejos está de resolverse, tratamos de darle amor y comprensión, pero no es sencillo ni suficiente reemplazar  el cariño y la contención que debió recibir de sus padres. Termino el café que me ofreció y me levanto para despedirme. La señora está más serena. Luisito viene hacia  nosotras por el pasillo, los ojos gratamente sorprendidos al verme en su casa. Pregunta con cierta picardía: - ¿Perdió de nuevo las llaves? -Una vez, pase, Luisito... contesto sonriendo. Su olfato detecta el bizcochuelo y  se precipita tomando una generosa porción  que cortó su abuela. La devora y se sirve otra. - ¡Estás hambriento! ¿No almorzaste en lo de tu mamá?  El rostro del niño se contrae, se enturbia su mirada. Sin poderlo evitar, ahoga un sollozo. -¡No voy a volver allá, abuela, no quiero ir más!. -Pero querido, ¿qué pasó? ¡Toda la semana pensando en ir a visitarlos! -¡Esta mañana saliste tan contento! ¿Qué es lo que pasó? -Nada abuela, nada.... -Bueno, digo, los dejo para que hablen tranquilos. -¡Quédese, señora, quédese!, me ruega el niño. -Está bien, me quedo, pero ¿qué ha sucedido para ponerte así? -Cuando llegué, ya habían terminado de comer, aunque era temprano. En la mesa había una fuente con milanesas  y algo de puré. Me senté, mamá me acercó un plato y cuando fue a buscar los cubiertos, su marido levantó la fuente y se la dio al perro. Ella dejó caer  el tenedor y el cuchillo, se puso blanca, como el papel, pero no dijo nada, después que el perro terminó de comer, él se llevó a los chicos en el auto, sin despedirse. Mamá se puso a llorar, me pidió que no vaya más. Dijo que él se enfurece de sólo verme y que soy el causante de su desdicha. Estuve caminando por cualquier lado, sin saber a dónde iba, con un dolor muy fuerte acá, dice poniendo su mano sobre el corazón. La abuela, conmovida, no encuentra palabras para darle consuelo, lo envuelve en un abrazo protector. Trato de fingir despreocupación, aunque estoy lejos de sentirla. -¡Luisito, eres una dulzura, jamás podrías ser la desdicha de nadie, todo lo contrario!  ¡Se me ocurre una idea! ¡Mañana van a ser mis invitados! A ver ¿Qué les gusta más carne asada ó pasta? Les advierto que nadie prepara la lasaña como yo. Bueno, lasaña con salsa de estofado ¿Y de postre helado de vainilla y chocolate? ¿Está bien? Después podemos ir al cine  ó si está lindo como hoy, al parque. ¡Hay unos espectáculos fabulosos, títeres, música, teatro al aire libre y el Super Park.! ¡Mañana en mi casa, a la una, después decidimos cómo disfrutar el domingo!   Me acompañan hasta la puerta, la abuela, sonríe entre lágrimas y Luisito, ¡mi pobre Luisito!, me abraza fuerte y me deja un beso húmedo en la mejilla.  Sábado, 29 de Septiembre de 2007
¡Pobre Luisito!
Autor: haydee  478 Lecturas
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Quien más te ama, te herirá,  me dijo mi madre un día. Ahora se que es verdad.  aunque antes no lo creía. Lo que dijiste, no alcanza, si vamos a analizar, ni para herir, ni matar, tampoco para ofender. En las cosas del querer, esto nos suele pasar.  Cuando la cifra es impar,  siempre puede  suceder, quien sobra debe aceptar, si no, desaparecer.  No quisiera agregar más. No hay culpable ni inocente. Sigue feliz tu  camino. Que Dios te tenga presente.
La cifra impar
Autor: haydee  475 Lecturas
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No he venido para verte, ni para pedirte nada. Me trajeron los recuerdos y una profunda nostalgia.  Aquí, entre estas paredes, se quedó  parte de mi alma, el día que decidiste, que abandonara esta casa. Tu amor ya se había ido por puertas y por ventanas, detrás de una fantasía y no supiste evitarla. Bien podía suceder que la ilusión se agotara y enfrentar la realidad, sería lo que quedara. O bien pudieras hallar en aquella tentación,  lo que llenara tu vida de perdurable emoción. Hiciste lo que deseabas. No te quise detener,   para que vieras, por vos, que errar, causa padecer. Por lo que me toca ver, no te fue como pensabas. Eso suele suceder. Y aquí, no ha pasado nada. No me alegra tu tristeza, Ni verte con  esa facha. Pero me voy convencido que estabas equivocada
Sin revancha
Autor: haydee  473 Lecturas
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Tan lejos como estás y estás tan cerca. El corazón, que sabe, me lo cuenta. Su palpitar feliz, siempre alimenta, la ilusión de tener aunque no tenga. No sufro por ausencia ni fracaso Como podría ser, si hasta te siento cuando llegas a mi, con leve paso, confundido  en la brisa o  en el viento. Y me dejo envolver en tus caricias Pródiga  a este  amor, sin restricciones Me das y yo te doy, sin condiciones  Compartimos  placer sin avaricias. Desmayada de gozos y sin fuerzas, me abandono al amparo de tu pecho....  Hay calma  en la tibieza de mi lecho y en  las ansias de amar ya satisfechas..  La mañana, me ciega con su brillo. Me resisto, quiero seguir dormida, busca tu cuerpo, el mío y no te encuentra sobre un desorden de sábanas caídas.
Tan lejos y tan cerca
Autor: haydee  473 Lecturas
  Pensativa y cabizbaja, sumida en sus desazones, con la mirada perdida en hondas cavilaciones. Ajeno, su pensamiento, a lo que pasa a su lado, no repara en una anciana, que en ella, si ha reparado. La mujer mayor, observa y saca sus conclusiones: Tendrá la edad de su nieta, su pelo claro y su porte. Nada es casual, en la vida. Todo tiene una razón. No acostumbra ir a esa plaza.  Un impulso la llevó Y en ese banco de piedra, otro impulso, la sentó. Observa y todo coincide, ese pequeño lunar, que adornaba su mejilla,  la forma de su pulgar. Los ojos grises y mansos, las cejas sin depilar Igual la boca carnosa, sin pintura, al natural. Aventura  unas palabras, -Ya se está poniendo el sol Mi casa, está aquí, muy cerca. Me acompañas, por favor? La sonrisa de la joven, es algo revelador, igual a la de su hija, la que desapareció. La buscó por cielo y tierra pero nunca la encontró. Caminan juntas, del brazo  y la señora mayor, con voz cascada, musita aquella antigua canción que a su hija, tanto  gustaba y que entonaban las dos. Se  confirma su sospecha, esa  vaga presunción, la dulce voz de su nieta  que repite la canción.
Reencuentro
Autor: haydee  473 Lecturas
Recuérdame alguna vez O todas las que tu quieras Yo lo sentiré en mi piel, como caricia ligera. Calmará mi incertidumbre, dudas y algo de temor que suelo sentir a veces, cuando me falta tu amor.  No digas que me equivoco, que falla mi percepción, Argumentos destinados a aumentar mi  confusión, la tristeza y esta angustia que oprimen mi corazón. Recuérdame cuando miras, el cielo, al atardecer. El mismo cielo que juntos,  nos vio por primera vez Y en las estrelladas noches,  quiero que mires, también  yo miraré el mismo cielo.....  aunque conmigo no estés.
Aunque conmigo no estés..
Autor: haydee  472 Lecturas
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Hoy ha muerto el señor Blas. Dejó tantas posesiones, bienes muebles, a montones y una viuda de buen ver. No tuvo en su larga vida,  hijos, tampoco entenados. Su hacer, estuvo enfocado, en  aumentar su fortuna. Breve cortejo, acompaña hasta la última morada. Lo que abarca la mirada, en vida, fue todo suyo. La viuda deja una flor sobre el pulido cajón. Luego de una breve misa, inician  la cremación. Van las cenizas, holgadas, en  fina urna de cristal. Tanto abarcó, en vida, Blas y tan poco, en su final.  
Tanto y Tan poco
Autor: haydee  471 Lecturas
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Amor que llevo  en mi pecho como un cuchillo, clavado, que me desangra de día y en la noche es mi calvario. Amor que persiste en mi alma y  mantiene mi memoria. El  tiempo mitiga heridas y a esta herida, no la borra. Así  será hasta mi muerte. ¡Pobre corazón sensible! Los amores que perduran, son sólo los imposibles.
Amor perdurable
Autor: haydee  469 Lecturas
-Hay cosas que hoy no me dan el placer que antes sentía-.  El aventurero audaz, rodeado  y en compañía, con una  copa, en la mano, mientras el ceño, fruncía, como centrando recuerdos, memorizaba y  decía. -Trepar,  cargada a la espalda, una pesada mochila.  Llegar a lo alto del cerro, escalar las serranías. Cabalgar potros  salvajes, a  puro pelo y sin brida. Internarme por los montes, entre las zarzas y espinas en busca de la colmena y ahuyentar a las avispas, para sacarles la miel, que laboriosas fabrican. Dentro del espeso monte, jabalíes, en familia. Los machos, muy  belicosos, junto a sus hembras y crías, de colmillos peligrosos, a la piara, protegían. Audaz y sin pestañear, con uno, al hombro, volvía. Zambullirme en la corriente, de aguas oscuras y frías, sorteando escollos y  pozos donde se juega la vida. Pasó así mi juventud, bordeando siempre el abismo, Sin pensar en consecuencias... Pero ya no soy el mismo.- Lo bueno es poder contarlo, si la aventura termina y el aventurero audaz, sin exagerar, la anima.  
El Aventurero
Autor: haydee  468 Lecturas
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El joven corrió a refugiarse en el galpón, antes de que  el  cielo se desplomara en un torrente  que produjo un ruido ensordecedor. El agobiante calor comenzó a  ceder y el olor a tierra mojada, invadió el ambiente. Un chubasco de verano, intenso pero breve. Alguna que otra gota siguió cayendo cada vez más espaciada. Los que estábamos reunidos, buscamos al joven con la mirada. Reparamos en algo que apretaba en   sus brazos.  Era un estuche que abrió  para, a continuación,  retirar  el arco y el violín. De inmediato, el lugar se pobló de maravillosos sonidos que  nos trasportaron a un mundo ideal. El rústico galpón  se convirtió en  un palacio y  nosotros en cortesanos,  que absortos,  hubiéramos deseado prolongar indefinidamente el éxtasis del momento. El violinista guardó con delicadeza el instrumento,  saludó con un gesto y se fue  saltando los charcos, fragmentados espejos, que reflejaban la luz del atardecer. Entonces recordé quíen  era. ¡ El virtuoso, el  inigualable Joshua Bell.!
El Ejecutante
Autor: haydee  467 Lecturas
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Después que el amor se va, el alma,  sin rumbo, queda,  sin saber lo que será,  en un  futuro de pena. En busca de algún recuerdo, deambula por los rincones, que la conecte a un pasado de encendidas emociones. No se resigna al olvido. Cuando fue amor verdadero, mantiene, como un tesoro, vivencias que compartieron Si llegara un nuevo amor, el alma se vuelve cauta, con temor de  repetir experiencias fracasadas.
El Alma en pena
Autor: haydee  466 Lecturas
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-"Para atraer a la suerte, es necesario que escojas una pata de conejo y tréboles de cuatro hojas"Me lo dijo una gitana que no siguió sus consejos,o si acaso los siguió, no le hicieron el efecto.Vivía en un carromato, con un gitano muy viejo,cascarrabias y porfiado, jorobado y medio rengo.Tenía un loro parlante que sólo hablaba el caléy una mona con faldillas y un ajustado corsé.Mientras el loro cantaba con graciosa picardía,la mona se contoneaba y el público se reía.El travieso loro, un día a la mona picoteó,ella perdió los estribos y sin más, lo desplumó.El loro, del gran disgusto, al verse sin su plumaje, perdió el habla, la alegría y hasta perdió su coraje.El gitano, preocupado, los cabellos se mesaba, Si no actuaban sus pupilos, las finanzas no cerraban.Llegó  a salvar los garbanzos, la mona en esta ocasión, al convertirse en estrella,  por  ser  única atracción. La gente así  comentaba -"No es lo mismo sin  el loro",se decía que  " las cosas van  en franco deterioro." No les valieron ni el trébol, ni las patas de conejo,por eso, de los gitanos, mejor, no aceptar consejo.
Consejos gitanos
Autor: haydee  466 Lecturas
+++++
Tanto como yo te quiero no te quisiera querer. Quisiera quererte menos Pero no se cómo hacer. Tanto como yo te pienso no te quisiera pensar. Aunque intento distraerme,  vuelve el recuerdo a ganar. Tanto como te deseo no te quisiera desear Pero el deseo me quema y no lo puedo apagar. Tanto, tanto, tanto tanto Es solo mío este anhelo Porque te dejas querer y soy yo la que te quiero.
Tanto
Autor: haydee  465 Lecturas
Aquí, en el salón de Julia, del barrio, de Santa Rita, se bebe, baila y alterna, con mujeres de la vida. Allí está Rosendo Juárez, guapo, de los respetados es el matón, de un caudillo, una luz, para el cuchillo, por  valiente y peleador, es de los más admirado. Sin llamar, ni ser llamado, entra Francisco Real, Su actitud provocadora, crea un hondo malestar. Aparta a los que se acercan , intentándolo, parar. Se  va derecho a Rosendo, al que acaba de ubicar. Dispuesto a dejar en claro lo que busca averiguar, si la fama de Rosendo, es mentira ó es verdad. Todos quedan expectantes, por saber qué pasará. Rosendo, nada responde, tampoco quiere pelear. Su mujer, la Lujanera,  pone el cuchillo en su mano, A aceptar el desafío, ella, pretende, obligarlo. Por la ventana, él, lo arroja, al arroyo Maldonado. Por cobarde, lo abandona y  abraza a su retador. La Lujanera a Francisco, le ofrece su corazón. Cabizbajo, oscuro, Rosendo, se traga la humillación. El malevaje que anida en un propio del lugar, avergonzado y dolido no lo puede soportar. Sale tras de la pareja y al rato, se lo ve entrar. Regresa La Lujanera, arrastrando al compañero que en sus brazos agoniza, por un chuzazo certero. Policías de a caballo, llegan a hacer la inspección. El cuerpo del  tal Francisco, en el arroyo, se hundió. Los presentes se retiran, ya se acabó la función La afrenta ya está vengada y Rosendo se marchó El verdugo ha castigado al que a su ídolo mató.
Tengo en un rincón del huerto, un espacio reducido, al que dedico mi tiempo, con gran acierto, invertido.  En el ángulo cercado, para mayor precaución, crece  la albahaca, lustrosa, la salvia y el estragón. Una mata de romero, domina  desde su altura, Como agente en su garita, controla, por cualquier duda. El orégano, la menta, un retoño de laurel, perejil y cebollines, Cultivar es un placer. Las advertencias, visibles, “No se acerquen al lugar, Ni hormigas, ni saltamontes”, que lo puedan afectar, “Ni plaga de caracoles, Ni  los hongos de estación.” Me reservo, para el caso,  los derechos de admisión    
Derecho de admisión
Autor: haydee  464 Lecturas
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                                             Si alguien me hubiera contado lo que es sufrir por amor, jamás  hubiera intentado conquistar  su corazón  Si alguien me hubiera alertado lo que es  sentir el dolor  de saberse despreciado, aún peor, ignorado como me he sentido yo. Si alguien me hubiera contado que algún día iba a llorar, estas lágrimas amargas de las que nunca sabrá. Antes prefiero la muerte y así conmigo, enterrar este tormento de amarla, como nadie la ha de amar.    
Romance Gitano
Autor: haydee  462 Lecturas
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Cabalga la oscura bruja, sobre  su escoba de hierro, en la artística veleta, de la casa de mi abuelo. Su aviesa mirada,  escruta, mis secretos pensamientos, como cuando era una niña y  sentía tanto miedo, que no jujaba en el parque ni  miraba hacia los techos. La impresión aún me queda. La sensación de misterio, me envuelve como una bruma, en los días del invierno. A veces, entre dormida, escucho un leve siseo, su manera de anunciarse, cuando desciende en su vuelo y comienza a desplazarse por la casa del abuelo, como vigilante dueña, con armadura de hierro. Llegaba una noche oscura, por el angosto sendero. Un sonido familiar, llevó mi vista hacia el cielo. La luna, quieta y redonda, en su círculo perfecto, atravesada por nubes,  tenía aspecto siniestro, De repente la vi allí, sobre su escoba de hierro, Con fondo de luna llena y sobre el hombro derecho, se posaba una lechuza, en mutuo consentimiento.  La imagen más acabada de los infantiles cuentos.  Y a pesar de mis temores, volví  otra vez a leerlos.
La Veleta
Autor: haydee  462 Lecturas
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