Amor prohibido
Publicado en Sep 06, 2009
Prev
Next
 
 El marqués, eterno ausente, achacoso y deprimido
se desentendió de su hija y ahora está arrepentido.
La pequeña marquesita, de los cabellos cobrizos,
después que un perro rabioso la mordiera en un tobillo,
será llevada al  convento,  pues su madre así lo quiso,
 Abrenuncio, viejo y sabio, por el marqués consultado,
 tiene la fórmula justa que  logra reconfortarlo:
“De lo más bello y más bueno, a la niña hay que rodear,
no hay medicina que cure,  lo que la  felicidad”
Sierva María es su nombre, criada entre los esclavos,
de los que toma dialectos, costumbres y malos hábitos.
En el patio de los negros, dedicados al servicio,
pasa las horas y aprende sus trabajos y sus vicios.
Llega al convento, el marqués, con su única  heredera,
los ojos humedecidos de lágrimas verdaderas.
 Del mismo modo retorna, dando recomendaciones
 para el  cuidado de  Sierva, sus únicas pretensiones.
.
Desde que  Sierva llegó, extrañas cosas suceden
y al no hallar una razón,  se santiguan y le temen.
Sorprenden a las clarisas sus violentas reacciones
cuando alguien osa tocar sus escasas posesiones
De sus poderes ocultos, provenientes del averno,
murmuran en los rincones, las internas del convento.
La abadesa resolvió confinarla en una celda
lejos de sus semejantes y con camisa de fuerza.
A  Cayetano Delaura,  teólogo muy renombrado,
 por su afición a los libros, eximio bibliotecario,
el obispo, que lo aprecia, lo designó secretario,
 asesor y confidente. Intuyó en él, a un preclaro.
Le encomienda una tarea  por demás extraordinaria:
“Dictaminar si la niña, debe ser exorcizada”.
Cayetano, ensimismado, lo obsesiona su misión,
busca ayuda en el Supremo y acata la decisión.
 Se  conmueve y horroriza  al verla tan ultrajada,
 metida en una camisa y con correas atada.
Muy poco le deja hacer por su furioso rechazo,
se retuerce, lo maldice, lo cubre de escupitajos.
Asperga, el cura a la fiera, triste asume su fracaso,
más volverá tantas veces, como sea necesario.
Excepcionalmente ella acepta, por fin  una golosina.
Está tan sola y tan triste que su presencia, la anima.
La  marquesita ha pasado a ser  su prioridad
Llueva ó truene, nada importa, a su lado quiere estar.
Hasta el día que comprende, Cayetano la verdad.
Lo que siente por la niña, no le  augura castidad.
En su celda se flagela sin tener de sí piedad
y al obispo, le confiesa lo que no puede callar.
De inmediato es despojado de poder y autoridad.
Nada importan los castigos, lo que deba ser, será
En su mundo sólo cuenta este amor que es terrenal.
No hay barrera que lo frene ni poder que sea igual.
Los dos están condenados. La inquisición obrará.
Haydée López.
 
 
 
 
 
 
 
Página 1 / 1
Foto del autor haydee
Textos Publicados: 714
Miembro desde: Aug 13, 2009
0 Comentarios 495 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

La autora se inspir en un relato de Garca Marquez, "Del amor y otros demonios".

Palabras Clave: Cayetano y Sierva Mara

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy