Jul 22, 2018 Jul 20, 2018 Jul 18, 2018 Jul 16, 2018 Jul 12, 2018 Jun 19, 2018 Jun 16, 2018 Jun 11, 2018 Jun 08, 2018 Jun 05, 2018 Jun 01, 2018 May 28, 2018 May 05, 2018 May 03, 2018 May 02, 2018 << Inicio < Ant.
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Cuando éramos niñoslos viejos tenían como treintaun charco era un océanola muerte lisa y llanano existía.Luego cuando muchachoslos viejos eran gente de cuarentaun estanque un océanola muerte solamenteuna palabra.Ya cuando nos casamoslos ancianos estaban en los cincuentaun lago era un océanola muerte era la muertede los otros.Ahora veteranosya le dimos alcance a la verdadel océano es por fin el océanopero la muerte empieza a serla nuestra. Vivo sin saber que la noche se mueve cada vez que me invadecomo un mar obligado en busca de su orilla. De los nardos, de lo más pesado de la memoria,hasta la parte más indefensa de mi corazón,la noche,con sus cruzas de aves silvestres, levantó el verano,y fue polvo, fascinación de un rito inacabado y antiguo. Pienso en su encierro total hasta que el alba regresa,en su impiedad para con los hombres que muerencuando refleja su reino entre múltiples estrellas,en sus ojos desbaratando mis ojos como dos grandes líneas de fuga. Ahora,ella baja nocturnamente,y me condena a jugadas tercamente hechas,y a un final impredecible. G.C. sé en qué adversidaden qué tiempodentro de cuál misteriose encadena tu alma vano es pensar que te debesa otroso que tus plantas no pisaronlo que el amor frecuenta miro las estrellasla esperanzada nube entre lo rojo, y recuerdocuando leímos juntos la Comuna de París miro lo que las líneas viejas de mi manodicen:la Revolución no sólo en la Comuna, también en las almas. ............................................................... Guillermo Capece ... y el viento acurrucalas palomaslas muevelas aquietaasísupeque algunas aves cantanen la medianochelo que nuestras almas callan.con todo el tiempo del mundosoplo al viento tediosolas palomas vuelveny dicen nuestras cuitas.entonces sonreímos, bebemos,y otra vez a soñar. Guillermo Direc.nac.del derecho de autor Sólo me queda una gota de sangre,una roja inquieta gota de sangre.Sólo su sabor, su bronca suave, su ronco sonido.Esa gota quiero que nadie me la quite,que su frontera terminedonde una risa, un rostro a construírdefinen el tiempo inmediato de la duda.Más allá el misterio no alcanza;es la voz que nunca terminamos de escuchar,la fotografía opaca de un domingo,las sillas desvencijadas junto a la mesa de enero.(El tiempo tiene el umbral de la casa paterna.Y la casa está dentro mismo del barrio de los sueños.Macetas con jazmines, chicos volando detrás de una pelota incierta,los adoquines cuidando el paso de los tranvías,baldíos donde crecían estigmas de lo que fueron rosas.) De pronto nos hicimos viejosy la quietud regresa, ese renunciamiento. Guillermo Capece En ese cruce mágico entre la noche y el albami corazón en duda tembló frente a tu recuerdo. Pero ahora converso con la espera:ojos que miraron mi voz muy cerca a mis dos ojosdijeron adiós en el tenue instante en que una noche tibia nos nombraba. Entonces cayó el corazón buscando su destino, y el horizonte de un beso se pronunció en la tiniebla débil del recuerdo que mi memoria resguarda. G.C. En la belleza de quien ya no está se forja el poema primero,mientras hablo de suertes pasadas,de paisajes altivos -Praga-y de alguna caricia que el placer conserva. Tengo la fortuna de querer la oscuridad como esos castillos volantes quieren la suya. Entonces recupero lo que dijeron desde adentro las palabras,y las suelto como a un violín que repite melodías en tardes ausentes y lluviosas.Esas tardes de Malá Strana. Siento mis deseos cuando sueño cierto barco en el Moldavaque no termina de naufragar. Encontrémonos. Encontrémonos. Dónde nació este lazo cuyo amor es la zona mas hermosa de mi saqueda playa. Guillermo Capece De todos estos inefables actos, y también de esta huella perseguida, no ha quedado más que un repartirme entre arenas. Tocando bocas errabundas entraré a profesar mi miseria. Acaso un colosal pedido de auxilio sea como un rayo que termine candente en medio de mi pecho. Guillermo Capece l empujar una puerta (crédulo yo) ahora que tu silvestre manera de oír el acecho de la lluvia deviene en rechazo a mis ofrendas cavo al pie de un árbol grandes nubes pobladas para que la mañana substraiga un poco de agua de mi rostro empujar una puerta buscando no sé qué designios como si yo fuera hijo del fuego dentro de una caja de papel mirando infinitos abrir una puerta atesorando gestos que no se repetirán aliados a antiguas aventuras soplando tras la hierba los secretos del frío ahora sé que no hay nadie detrás de la puerta yazgo como alucinado pero el alucinado no parte invoca culpas rebeldías subsiste en el negado corazón detrás de la puerta sostiene quema y ama los secretos del frío. Guillermo D.Nac.del derecho de autor Los pobres comen su pan de arrozy Dios está arriba, arribaEl canto de los pájaros disminuye,y desde el entretejido de las ramas,la inutilidad del verde, caeNadie lo veLa existencia es un pozo de aire,una sumisión entre muros;quizá,quizá,también la aspereza del desesperadoque no comprenda que la carencia tendrá su finalcuando el sol vengaa bien aventurarlo todo Guillermo Capece Estás en mi como un color pintado para el campo. No estás en mi como una moneda fugada Huyes de mi como la canción que se quiere evocar y el tiempo detiene. .No me amaste y te amé sin que nos diéramos cuenta Todas las manos ausentes se aunaron para acariciarme. Guillermo. Direc.Gral de autores Para Tito y AgnessaLlueve lentamente.Cerca de un árbol le muestro un pájaro caído.-¿Está muerto?- me preguntas.-No lo sé; quizás esté quieto tramando un suicidio. Cuando despierte algo hará.-Hola, pájaro- dice apenas.Alejandro tiene los ojos borrados por la miel. Seguimos caminando.Yo aprieto su mano.-Papá... ¿voy a ver el pájaro alguna vez? Guillermo Capece corre lo gris del díala libertad no se viveel parque suma lo infinitoa tu penay aún no te ha ocurrido nadapero todo pesaporque abandonas tu corazónentre hojas torturadasy no quieres volverte avanza este viejo día y hoy tampoco cumpliste tu deseo de besarlo. Guillermo0Direc.Nac.del Derecho de autor En mi boca nocturna el amargo deseo;porque caen los abrazosy el amor se hace pobre como la niebla.¿Sabrás que la ciudad vendrá por mí con sus temibles huestes?¿Que desapareceré entre constelaciones del universo sin tu amor? ¿De quién eres tú, deseado?¿De quién?¿acaso de la furia?¿de la fuga?¿del silente frío de los inviernos? ¿del retumbo del aullido y de la piel de nieve de todas las bocas que has besado? Pero no serás tú, aunque yo no pida mucho:apenas un pájaro en pleno vuelo,una flor sesgada en otoño,una fiesta transparente,un lenguaje propio encontrado entre mañanas sin tumultos. Guillermo CapeceDire.Nac.del derecho de autor ILa mitad de mi cuerpo estuvo en Marrakech,matando palomas mientras los de demás miraban.Les tiraba piedras del color del pan desde mi hueco,y de pobres morían hambrientas.Yo valgo menos que una paloma;hace dos días que no como, pero no podré consumir migajasporque sé que ocultan la muerte. IISu disfraz blancocelebrado entre sueños, pude tocarlo, buscar su historia en él,inventándolo,pero al tercer díael sol en silencio fue una forma del amor. IIICon él viajé hasta la crecanías de las dunas.LLegamos a un hamman (hamman=baño turco)donde la lluvia y el calor nos hizo amigables. Después. sostuvimos nuestros cuerpos desnudos,uno junto al otro,como antorchas que pelearan entre sí .El deseo llevó mi boca a su boca. IVNo sólo lo que amamos es lo que perdemos :el pájaro cóncavo de nuestros sueños vuela, y dibuja una estampa desconocidaen el cielo. GuillermODireccion Nac. de autores pegada a mi destierrohay una bocaviendo a mi boca suplicante bajo mis pieslos impíos me obligana desollarme un rato másy pasará una esfera color hielomintiendo otra vezrodeada de burdas lechuzas asustadas si no es la muerte es algo parecido al deseo ahora es la horaahora es el minutohagamos del mundo una bahía penetrablede la vida una entrañacapaz de parir huesos y horizontesy de la casa un inmenso retorno. GuillermoODirec.Nac.del Derecho de autor el fallido nudo del amorme desgasta como el miedoa un hechizo de sombratal vez blandamentecuando el sol iluminevea tu rostroentre países cavados en la tierra amanecerá algún día sobre mis hombrosque hoy son desalientos pero ahora que cimbre la nocheque el miedo rebaje su impiedadante el sacrificiode tener que negartenuevamente Guillermo Capece Soy el camino de mí mismo y la desolación que se abraza a su senda,y tiembla, y borra las huellas para que no lo persigan. Estoy vacío de esos animales etruscos que me regaló la partida de unos ojos girando hacia las nubes. No puedo confiar en los sueños porque alguien les pone un asesino dentro. Me acuno cuando no me veo pues la vergüenza tiene el ropaje largo de los locos. Hoy es domingo, y he estado todo el día ausente. Guillermo C.Direc. Nac. del Derecho de autor Atado al carmín de sus labios adivinaba el beso que no le había dado.Para mis animales quedará el pasto que fue verde.Yo me iré.Caminante solitarioalguien quiso acompañarme.No lo consiguió. Guillermo Capece Elegimos un rito cualquiera de la calle:ese de la vieja que da comida a los gatoscomo si fueran hijos legítimos de su sangre.Por lo demás, otras ceremonias nos llaman:el estar bajo la lluvia hasta empaparseel doblez de aquel recuerdo,una memoria inasible que ahora aletea en el agua.La verdad es que estos actos simplestienen mucho de estoica santidad. Guillermo Capece Baco me sumo a tu impacable quererdame de beber el enigma piedra o pastosonidos de aquellos encuentrospara que sostengas el díacomo en un culto secreto no me he ocupado de mísino cuando tiemblocuando sospecho que ultiman mis deseosentonces Baco me beboa grandes sorbos a grandes miedos a grandes huracanes o pensamientos dibújame tu cuerpoy has de mí brebajespara aliviar verdades o supersticionesdonde los ríos se abrigany crecen los racimos para tus plenas cosechas. Guillermo DC.Nac. del cderecnho de autor Volví a ver a la joven veneciana que me mostró el consuelo del amor. Es inmortal y me causa dulcemente daño. Está entregada a un aire que nunca me abrirá. Hace siglos tuve un sueño en sus labios. Está intacto. Ella ahí lo dejó y ahí se queda, cerrado para mí, que lo soñé. Juan Gelman Soy el camino de mí mismo y la desolación que se abraza a su senda, y tiembla, y borra las huellas para que no lo persigan. Estoy vacío de esos animales etruscos que me regaló la partida de unos ojosgirando al viento. No puedo confiar en los sueños porque alguien les pone un asesino dentro. Me acuno cuando no me veo pues la vegüenza tiene el ropaje largo de los locos. Hoy es domingo, y he estado todo el día ausente. GuillermoO Direc. Nac.del Derecho de autor Emiliano,ovillado bajo mi brazo,como un gato,duerme.De pronto, una cucaracha surca su espalda.Pero no es una cucaracha;son mis dedos que lo acarician.Emiliano sueña.Ese sueño opresor: va a dejarme, me lo ha dicho. Nunca más tendré un gato a quien acariciar.En la noche espero un maullido que nunca llegaMarzo es el mes más obscuro,pienso. Guillermo Capece Una vez(yo era chico)no fui al velatorio de una suicida.Me frenaba el miedo:nunca había visto una suicida. Mucho más tardesupe que un hombre al que yo no amaba,tirándose al Río de la Plata,murió ahogado. Mucho más tarde, después,las noticias vinieron golpeandofuerte:quien yo quise durante mucho tiempo(pero cuando la separación era ya como un muro),tomando pastillas para dormirsupo dormir para siempre. No me sorprendió. Tantas veces tuve sus amenazas. Por la ventana abierta contemplo ahora la lluvia liviana.La tarde ya es incierta. El follaje del árbol, quieto, y sin embargo retumba.Un perro cruza la calle,alguien pasa apurado.Ya anochece.Quién está ahora más solo. Guillermo Capece los suicidas tienen las nocheshendidas en la carneasíantes de ser suicidasfueron heridossabios locosniños santosy queriendo fugarfugaron hacia el todoo la nadaa qué decir el último beso lloradoa qué decirmano extendida secretoflecha voladora haciacircunstancias imposiblesa qué decirvolverán los suicidassi no vuelvensi reposan o nodetrás del peregrino ríoo de las amistosas coronas empapadasde llantoa qué decir si ya no regresala costumbre que tiene los suicidasde anunciar a cada hora su locuraaturde el pecho lo deshacey a no decir nunca cuándoes el momento de la muerte:ventana abierta o unas piedrecillastomadas de la mesa de luzy ya estáya todo pasó o comienza Guillermo Capece si en el azar la lunano te mirani te ama con sus suaves recuerdosni del devenir te hablano te intimidesentonces transfórmateahoraantes de volver a casa haz algoantes que morircruza el cielosal afuera de los pedazos de lluvianada es livianoperoes ciertotus miradas regresanen legados inscripcionesen bellos rostros pasadostoma aquello para subsistiry no ésto que somos apenasoh viejas calles del almahondísimas tus caricias vuelveny aunque tu frentevaya cubriéndose de batallas y planetasacúdete deja que la aventura te lleve consigodeja los rifles tormentosos acúdetemientras la mañana(suma de profundas lecciones)regrese casi perfecta Guillermo Capece Es la tarde,y estoy ansioso al no poder encontrarteentre tanta gente que se busca.Por qué fijamos este destino que nos atadonde no sabemos si en definitiva hemos a ser uno. En silencio te amo. Inmenso y complejo mi amorbaja por las vías de un tren desorientado,y a secas muerde unos labios no habitadosque no son los tuyos.Pasa gente sin calmar mi dolor porque no te hallo;pasan vendedores de frutas, de globos, de cinturas, de malogrados días;y la esquina de pronto se abre hacia un pationunca perdonado,igual a la esquina donde te esperé y donde no estuviste.Ahora los vendedores de ilusionespasan riéndose de mi pesar,mientras yo,secretamente los maldigo. Dime si las últimas estrellas coinciden con el surco de tus manos.Si tu cuerpo maravilla aún a los habitantes más antiguos ,si tu olor fue robado en negro oficio un día en que el mundocegaba a sus silvestres criaturas.Hay un momento tangencial y breve en que escucho tu deseada voz,reconozco la impresición de un sueño siempre repetido,lejano,como una mariposa cazada en los albores de la historia.El piano suena una canción distante que parece murmullos, quejidos, besos.Hay un niño que en su pluralidad de intencioneshabla con el agua,anda y desanda caminos,crece cuando el viento lo mutila. Me iré de tí cuando las duras exequias de la nocheacudan a repetirme las palabras que nunca debí olvidar:a cada momento estamos partiendo. G.C. El alcohol me hace ver tus ojos celestes verdes para el amor violetas dulces después de llorar negros temblando caravanas de recuerdos el alcohol te hace a mi vera una promesa cuándo una mentira ahora el alcohol en el fondo interminables tus ojossuelen desvanecerse cuando los llamocuentos los minutoslos centavosy tus ojos me rodean plateadosmás alcohol en el fondotus ojos me rodeaninterminables tus ojos suéltalos de ellos es el mundo éste mundo que se oculta a los humanos pero que es único y es el que compartimos de tus ojos es este mundo y la casa que no nos cobija un gran amor brujo la embriaguez en los espesos márgenes de mi persona el alcohol en medio de ángeles reunidos estos instantes de fuego que trae la memoria perdurablemente tus ojos hacen daño me miran El hombre se tira desde el quinto pisoY en el cuarto siente como si una aguja se le clavara en el pechoSu rasgado traje de luna apenas lo cubreY en el tercero sus ojos se amarillean Porque se arrepiente en el terceroSe arrepienteY le duelen los testículos y siente arcadas en el segundoPero nada de esto le es concienteGrita en su caída nadie viene a detenerlo qué haráSe horroriza el miedo no le deja sentir el aire frío sobre la frenteGiraEl viaje es inacabable no quiso hacerloY en el primero la lengua se le hunde en el paladarmientras mueve desoladamente sus brazosY cae gritando cae como una cosaSueña que juega en el Club de la VidaSu última tarjetaY percibe no del todo conciente-Porque un mareo lo cubreUna Mariposa lo rodeaY las patas de cien caballos hacen de su cabeza que cae un extraño tamborLa saliva sale de su boca como agua espesa-Siente como si la quilla de un barco se le hundiera en su cuelloCuando llega a planta baja meado en su próxima sangre se espanta No escucha que su dolor lo despide para siempre Guillermo Capece Seis o siete martes pasados,y tu pelo sigue el caminoque un antiguo pez le marcara.Es hora de despertar. Es la hora.Nunca más el sueño de la esperani esperar el sueño que seduce.Ahora debe ser la síntesis de tu épica.Ahora debe ser tuyo aquél que amas. Guillermo Capece Ardo en deseos de ver el arma que me mató.Pero los lobos se adueñaron de míy me arrojaron al fondo de la fiebre.Como en un acto falso de amor tomaron mi olvidada cabeza y la tiraron bajo calles, puertas,paredes vacías.Yo sabía de sus bellezas y sus culpas,pero nada pudo atravesar mi perpetuo abrazo endemoniado. Sin embargo:hoy soy mi corazón sustraído de la bolsa más austral;soy el olor, la mano que no acaba.Soy el sobresalto de la luna y el alimento primario de un consuelo que no llega.Hoy ellos son hiedras pegadas a mi saqueado cuerpo.Dientes blancos que fueron mis verdugos. Aquí mi desolación, mi urgente llamado a esas plantas que nacen en nuestras almascuando el cuerpo se ha acallado,y sólo queda el fruto silencioso de lo que no fue. Guillermo Capece empujar una puerta(crèdulo yo)ahora que tu silvestre manerade oír el acecho de la lluviadeviene en rechazo a mis ofrendas cavo al pie de un árbolgrandes nubes pobladas para que la mañana substraigaalgo de agua de mi rostro empujar una puertabuscando no sé qué designioscomo si estuviera dentro de una copa de cristalmirando infinitos abrir una puertaatesorando gestosque no se repetiránaliados a antiguas aventurassoplando tras la hierbalos secretos de frío ahora que sé que no hay nadiedetrás de la puerta yazgo como alucinado pero el alucinado no parteinvoca culpas rebeldíassubsiste en el negado corazón,detrás de la puertasostiene quemay ama los secretos del frío Revisa mis ojos:algo se mueve dentro de ellos en enmarañada trama.Me siento separado de la tierra,con fuego en las pupilas.Acabo de matar a un hombre.No sé qué designio me guió,pero hubo una luz trágica en mi puño,una pasión insatisfecha,una pluma de ave tocando el fondo de mi garganta,voces desatadas destinadas para cubrir mis silencios-atributos de poseído-bailando sobre palabras desesperadas.Oye,revisa mis ojos.Qué idioma debo hablar sino el de mis entrañas.Maté a un hombre. A Sebastián.No me arrepiento.Aquí está la sangre ineludible, el duro pozo.Fue una tropilla de angustias acosándome el pecho(tan investido de tiempo,de terror de hombre solo),y un momento pequeño en que apreté el gatillohasta la fiereza inflexible de la bala.Maté a un hombre. Mira ahora mi cuerpo lánguido lejos de cualquier paraíso.Mira la nieve caer sobre mis ojos.Me llamo Sebastiány mis ojos lloran. GuillermoODirec.Gral del Derecho de autor Desde lejos,puedo tocar el deseo en tus ojos,y creer que el amores un caminante que siempre regresa. (Si volvierascomo una gota de lluvia,como un palacio,o una tardecita apenas.) GuillermoO Direc.Nac.del Derecho de autor Para descansar, mi corazóndeja de latir de a ratos.Pienso, mido su locura, le reprocho.Entonceslos golpes asustadosvuelven a mi pecho. De un largo descanso interminable he de morir un día. Guillermo Direc.Nac. del derecho de autor El que desea y no actúa, engendra peste. William Blake 1La mitad de mi cuerpo estuvo en Marrakech matando palomas mientras los demás miraban. Les tiraba piedras del color del pan desde mi hueco y de pobres morían, hambrientas. Yo valgo menos que una paloma; hace dos días que no como, pero no podré consumir migajas porque sé que ocultan la muerte. 2Tu disfraz blanco celebrado entre piedras, pude tocarlo, buscar su historia en él, inventándolo, pero al tercer día el sol en silencio fue una forma de amor. 3Con él viajé hasta las cercanías de las dunas. Llegamos a un hamman (baño turco) donde la lluvia y el calor nos hizo amigables. Sostuvimos nuestros cuerpos desnudos uno junto al otro, como antorchas que pelearan entre sí. El deseo llevó su mano a mi boca... 4 No sólo lo que amamos es lo que perdemos: el pájaro cóncavo de nuestros sueños vuela y dibuja una estampa desconocida en el cielo. Guillermo D:Nac. del Derecho de autor No veo más que a un niño callando su nombremientras la ciudad grita en lo inesperado de la noche. Cuando todos queman hojas a sus pies el niño florecedentro de la lluvia. La locura de ser otro se agiganta cuando estoy solo. GuilllermoOD.N. del derechno de autor recompongo mi traje blanquecinoy de a poco monedas doradas se obscureceny vuelan a cumplir su finmuy quieto observola enramada luzmiro la lluvia que me siguey me doy por muertome enmaraño en hojas de la noche,y en la plaza, soy Juan el sucio con sus manos llagadasy también la cantante locaque allí se aplaudesoy todosy tambien yoque llevo hacia tí mi pensamiento:si volvieras como una gota de lluviacomo un palacio o una tardecita apenas Guillermo Capece Yo,el que duerme por tus ojos,el que recita sólo las estrofas aquellasaprendidas en remotos momentos:ese romance que tuvimos con el preciado vino azul; yo,porque ahora estás hecho de memorias,vengo a tu sombra y digo:no lloraré;la fiesta ha terminado.Nada vale la penasi estas tan lejos y perdido,tiritando, bajo los capiteles de la nocheo en los arcos claros de la mañana.Dame la libertad.La necesito.Para construírte cercano a míbusqué la tierra más desierta.Todos los misterios del mundo son inciertoscuando tu recuerdo llama. Como miel, maná recién caído del cielo, frutas con formas ridículaspara llegar al límite de tu corazón lujoso,pero no puedo. Quiero estar cerca de tíy a la vez lejano. Ahora una definitiva forma nos envuelve;nos sostiene el náufrago que estos versos me dicta. Guillermo Capece I Un hombre que consuma ratasno es digno de cualquier miradapero ese hombre que consume ratasno ha sido besado nunca en la noche II Dos palomas en vuelo dispuestas a dejarun pequeño cangrejo entre los labios de un ser que amó y sigue amando.Pero los labios están tiznados casi ausentesy miran, cómo el evanescente volar de las palomashuye hacia otro fuego IIIAh, la Ausencia me mata me mata este cuerpo: una pequeña avellana que riza tu pelo lloroso; cientos de águilas con sus alas maltrechas persiguen tu aliento entre las espesas tierras del mar.Yo amé tu sexo envidiado por los labios de dementes desgarradosque se juntaban en la calle para aumentar el placer de verlo como a un vaso de licor bebido a la hora de la sed infame.Sólo las águilas comprendían mi acto de desesperada lujuria,mi deseo endemoniado partido en mis carnes en penumbras.Ellas compartían conmigo como en un acto de fiebreel calor de libar el aire de tus brazos peregrinosque sólo sirvieron para trizar las penas de unos cuantos díasy poder amarnos.Ahora es vacío.Desnudo, cierro los ojos de mis ojosmuerdo otra sangre antes de que los maleficios crien escorpiones en tus hombros; canciones insolentes se expanden en mi boca;un hombre en un bar corre sobre el teclado de un piano como si huyera de sí mismo.Yo me dedico a mirar ardorosamenteel tiempo que pasa. Guillermo Capece Reapareces como una paloma confusa,y me traes los años pasados para que estén conmigo. Nos vemos. No nos vemos. Nos miramos en todos los frentes;dicho en otras palabras: ¿reencuentro?Sólo en el mapa de la memoria. Cómo ahora se queja se aleja mi cuerpo,se queja bajo una baranda de frío. Alguna vez, si nos encontrásemos en mitad de una habitaciónfina como un hilo,te diré cómo sucedieron las cosas. Guillermo Capece , ¿Qué derrota antigua, impidió nuestro encuentro? Nuestras vidas se parecen a la noche de Cartago, que Roma nunca entendió. Te amé como no se debe que es el único modo de amar. Ya no importa que la lluvia cae incesante sobre mi suelo sin ninguna flor. Guardo en mi memoria el árbol en cuya sombra nos recostamos para hacer la paz. Juro por los dioses que no existen que te amaré de Norte a Sur. Aunque habites el Oeste sangrante y yo te susurre amor desde Este, mi ser. Ven.Atrévete a cruzar el río que sacude,y trae contigo las cuentas de agua de colorescon las que jugábamos al alba.Ponte el hábito de humo que lucías echado en el follaje de bosques en la lluvia. Yo elijo octubre para que vengas,porque en octubre las mariposas maduraspara obsequiarte estarán listashasta que el aire las atrape,y las transforme en un sola palabra,hasta que en mis ojossiga cayendo la avidez del instinto,y se hayan limpiado o node sus maravillosas visiones. Ven, bajo el castigo que nadie percibe,pero tú sí, porque el castigo te conocecomo alguien que ha pactado en secreto. Cumple entonces con el cometido.Saca ese cuchillo de las doce,y con dulzura pero con impiedad,clávalo allí,donde mis audacias fueron múltiples,donde tengo más dolor que corazón,y despliega mi cuerpo prontamenteen el momento más anónimo del amor. Guillermo Capece En realidad los suicidas tienen razón, pero están equivocados. Tienen razón porque los problemas terminan con la muerte. Están equivocados porque los problemas no se solucionan con ella, es más, perviven… como una voz ultramarina que buscara una sirena… no dejaría de ser una voz, acaso poética, pero sin oídos que la escuchen.- El suicidio es suprimir mi yo en el mundo, porque no se pudo suprimir el mundo que me oprime. Tiene la dignidad del coraje absoluto, o de la cobardía absoluta, pero eso sí, no caben dudas, es el único absoluto absolutísimo que un ser humano puede brindar.- El velorio de los suicidas, es una ceremonia auténticamente horrible. Parece una cita de culpables, un hazme-llorar donde las lágrimas no son de dolor, sino también de culpa, de impotencia, de rabia. El velorio es algo que quizás acompañó al suicida, en su imaginación, como una de esas satisfacciones humanas que muy pocos, sólo los suicidas, pueden darse.- Pero no quiero hacer una apología. El suicidio termina en un fracaso, después del triunfo aparente, ¿por qué?, porque el tiempo, nos hace olvidarnos del suicida… de él y de la forma en que murió. En eso, los suicidas se parecen a todos los que moriremos de muerte natural. Ya ven, no hay trampas que valgan frente a ese destino que tenemos todos: el olvido. Ah… me voy a suicidar un poco (voy a dormir unas horas) y cuando resucite… leeré sus numerosos comentarios.- Chau! P.D: publicar para que nadie comente nada, acaso sea, suicidarse de veras. Salud! Esa noche era distinta. Howard, estaba solo… completamente. Quería acción, sentirse otro. Más bien, quería ser otra, o … sinceramente, quería ser la que era, puta, puta, muy puta, siquiera por una noche.- Ya no tenía la mirada atenta de mamá, que le encontraba ropa interior femenina en los lugares más insólitos, y le amonestaba… “Howard, eres un hombre” “Howard, basta de jugar a la nena, sino le digo todo a papá”. Quizás esa noche, después de todo, Howard no estaba solo, al contrario, Howard estaba consigo mismo, con “Helen”. Ese era el personaje que a Howard en realidad lo acompañaba. Su otra parte. Mejor dicho, su parte verdadera, él era ella, él era Helen.- Vistió sus diminutas ropitas interiores, en su cuerpito que ya disfrutaba plenamente. Ceñida de sedas y topacio, de chanel nº 5 y tacos altos. Venía el mejor momento. Atravesar el umbral de la puerta, y … por primera vez, salir al mundo, siendo la que es, siendo la que soy, se dijo, con aire de triunfo.- Las primeras miradas, lejos de ser censurantes, fueron agradablemente curiosas. La peluca rubia iluminaba la noche oscura. Un niño de la calle le lanzó un silbido sensual, ella siguió sin hacerle caso, no le gustaban los niños. Quería hombres, hombres recios y tiernos, hombres maduros y deseosos… de su cuerpo depilado, de su alma desnuda.- En la esquina, detenida frente a un semáforo, la abordó un transeúnte… “ven conmigo nena esta noche… tengo mi auto a media cuadra… acompáñame”…Con ese hombre, solamente con ese hombre, ella… toda tabú, no hubiera aceptado jamás. Era el papá de Howard, que acaso deseó a Helen, secretamente… siempre.- Esa noche no era distinta. Era la misma noche de siempre, con la luna vestida de luna.- Cada mañana tengo la vida reconstruida. desde que compartimos la ternura y la alcoba.Nuestro espejo, me devuelve tu imagen, de senos turgentes.y el reflejo de tu sonrisa diafana, como la vida misma.Me contemplo en tu mirar, y la calma me habita.Estas en las delicias de mis horas, dias,..y me convocan a inventar un futuro a tu lado.Nuestras soledades encontraron su destino.el olvido emigro.nuevamente sale a la caza de otro ser perdido. No vuelvas a caminarpor la senda en que perdistetus mejores ilusiones.Aquello ya pasó. No vuelvas a la misma puertaque te adentró engañadoen los besos traicioneros.Aquello ya pasó. No vuelvas a creer sofismas huerosde teorías cerradas en el aire.Aquello ya pasó. Los errores del pasadoallá quedaron,no volvamos a pisar el mismo polvode los caminos perdidos. (de "La caza del viento") Enrique González Matas En la vida debemos darnos el valor y el respeto con eso no me refiero a las personas gay si no aquellas personas que no toleran dicha personalidad, porque ofender a un ser igual a ti? Porque humillar a una persona que tiene tus mismos derechos? La cuestión no es apoyar lo que ellos hagan si no , brindar nuestra solidaridad y obtener los beneficios positivos que nos pueda ofrecer ese tipo de personas y agregarlos a mi vida y los malos , solo debemos botarlo y olvidarnos de que esa persona comparte otras creencias que yo . Porque debemos ofender a una persona que llego a este mundo sin preferencia sexual , así como tu sientes algo por tu sexo opuesto otros lo sienten con su mismo sexo .si cada ser humano hace esta dinámica puedo prometer que en el mundo haya paz pero cada cabeza es un mundo y hay personas que no se pueden manejar .
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martin yuri callisaya miranda
saludos
Hoz Leudnadez
Silvia Ins Mazziotti
Seelvy
Niain
A veces me faltan pulmones para respirarlos...
Gracias por el último detalle, muchas gracias
Annita
Muy alegre de verte por mis lares.
Afectuoso abrazo
Guillermo Capece
Guillermo Capece
eres tan bella como en la fotografia?
Miel
Miel
Estoy paseando por tus textos y noto, con alegría y gratitud, tu loable entusiasmo por publicar la poesía de nuestros valores latinoamericanos. Va un gran saludo y mi promesa de pasar a leerlos con calma con la dedicacion que se merecen. A raíz de tu mención a la gran poeta, estoy dedicada al estudio de Alejandra Pizarnik con mayor profundidad
Muchas gracias por compartir tus conocimientos con nosotros. Me complace mucho saber quecontamos con un amigo cuya vasta cultura literaria nos motiva y orienta hacia algo nuevo cada días.
Y sí, hay que tener mucho cuidado con los adjetivos. Pueden enriquecer inmensamente, pero mal utilizados puden matar, como expresa Huidobro. Hay un pequeño fragmento de Carpentier sobre los adjetivos, veré si lo puedo encontrar.
Un abrazo muy cordial,
Miel
Francisco Perez