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He guardado tus ojos en mi jardín nocturno y ha florecido tu mirada haciendo el amanecer. Te tornas lila, repentinamente, como presagio antiguo que viene a cumplirse ahora, en mi pupila marrón. Antes fuiste azul, no como un hechizo sino como conspiración de alta mar donde mi barca roja naufraga eterna. Y será verde en el sueño de un bosque empezando a crecer, plateado por la luna. Después de todo, amor mío, eres infinitamente negra, en la soledad quieta de mis blancos Quiero quererte mucho, El Cairo, como se quieren los amaneceres nublados. Alguna conspiración extraña, me hizo ignorarte tanto. Ya los jóvenes levantarán sin pausas, la luna roja del mañana. Mientras tanto, no puedo nada, salvo estos versos truncos, y amarte. El rey había osado molestar con la pluma limpia de un viejo pato sucio a la antigua serpiente que ofendía y atacaba al pueblo. Pero el rey había muerto y nadie sabía que rumbos seguiría la reina ¿acaso resucitar al pato sucio? ¿acaso ignorar la maldad de la serpiente? ¿acaso hacer como si el rey estuviese vivo? Pero el rey había muerto y el pueblo y la reina lloraban mientras tanto sonreía la serpiente. ¡Oh reina de mis amores, o viuda de tanto talento! No te engañes, ni nos engañes: sólo la democracia suplanta a un rey muerto sólo la democracia… vencerá a la serpiente. Un gato negro caza ratas coge gatas corre por la cornisa de un cementerio se acurruca sobre la tumba de su antiguo amo lame la foto: ¿la besa? Nadie conoce la psicología de los animales. De los poetas, tampoco. Un árbol ha muerto, antes de nacer en un bosque sin dueños, alguna primavera negra. Deseo a su sombra, encontrar mi esencia solar, y amanecer poesía en el mundo que no es. De su leña antigua, un fuego nuevo quemar mi dolor, y en el humo blanco, escribir el poema. Las espigas que se elevan al cielo como pidiendo perdón por la tierra por el hambre, la miseria y la guerra en mi conciencia no alcanzan consuelo. Estoy enojado hace mucho tiempo con estas formas de vida violenta disfrutarlo todo como una fiesta cuando otros sufren injusto tormento. Y quiero iniciar la dura batalla para sembrar en mis versos delicias convertirme en hombre y no ser canalla. Porque en el mundo sobra la codicia y falta en el arte que nos hermana la voz incesante de la justicia. Nadie leyó sus palabrasteñidas de tanta nostalgiaque fueron cincelando, acero afiladopara clavarse en algún almay comunicar, alegría o rabia.Nadie leyó sus palabraspero las escribía como quien concibedesde la nada de la nadaalgún universo errante.Nadie leyó sus palabrasni siquiera algún desconocidode una esquina distante.Y sin embargo ese ser era un poetay nunca lo supo nadie. Agradezco profundamente, todas y cada una de las intervenciones de parte de nuestros compañeros de ruta, que se expresaron en comentarios, favorables y adversos, y en algunos casos, interactuaron entre sí o conmigo. Gracias a Enrique Ditrans Alarcón, Lápiz Escribe, Richard Albacete, Sartre, Andica, daih, Elías NB, María Ester Rinaldi, y por supuesto, a mi homenajeado, Cemento.- Obviamente, cada uno es responsable de lo que dice, y lo que yo he dicho lo ratifico. No sólo eso, me siento feliz por haberlo dicho, porque… me atrae la poética de Cemento, así de sencillo y así de verdadero, y siento una alegría inmensa de poder expresarla, del modo más pleno, el que involucra no sólo lo intelectual sino también lo afectivo. ¿Ustedes saben lo que significa la palabra catarsis, no? lamento no ser todavía el buen escritor que quisiera, eso puede esperar, pero no me permito dejar de ser el mejor ser humano que pueda, y con algunos defectos, y con varios errores, simplemente quise hacer y que hiciéramos, además de todo, un poco de catarsis.- Permito que me tilden de liviano, ingenuo, escaso de mente, o demente, soberbio, pretencioso, pusilánime, engreído, o tonto.- Sus razones tendrán. Pero sinceramente creo, que no solamente yo, sino alguien más pudo hacer cierta catarsis, a partir del texto, después de todo.- Enrique, a propósito de mi sincero pero poco elaborado texto, hizo un comentario que me pareció excelente, lo transcribo:Me remito a las palabras claves de tu texto. "Ama al poeta como a ti mismo". ¿Y los que no son poetas? ¿Qué pasa con ellos? ------------------------------ De todas formas tu texto invita a la reflexión. Aclaro que la persona (desconozco su nombre real) que escribe como CEMENTO, tiene elementos de crítica que ayudan a pensar en lo que se escribe y a efecto de las abundantes controversias y nuevos textos que se han generado, le ha dado un dinamismo especial al portal. Pues bien, me parece que la exigencia a la que te refieres es tan universal que incluye a todos, a los poetas y los que no lo son, como también a los "críticos". La resonancia de tus "palabras claves" para este TEXTO, son, para mi muy importantes. Pero no solo aplicables para quien es CEMENTO; en realidad, si se logra esta "universalidad" ... la poesía gana y tendríamos un mundo más atractivo y gratificante. Pero la poesía es sensible a todos los rincones del alma humana.Y María Ester Rinaldi, como al pasar, dejó una frase contundente, cálida y digna de permanecer, según creo, en el recuerdo:“ el mundo es demasiado grande para tan pocos poetas. Abrazo grande! “Soy extremadamente subjetivo, caprichoso, y si quieren, bastante obstinado. No quiero herir a nadie que piense distinto. Digo mi parecer, la poética de Cemento, es exquisita, desafiante, elaborada, novedosa, y no estoy a la altura suficiente para criticarla, por ahora, solamente, la admiro. En vistas de ello, le doy permiso suficiente para que me insulte a mi, pero eso si, le sugiero que no lo haga con los demás. Cemento: alumno mío, tiene un 10(diez) en Literatura y un 1(uno) en conducta. Amonestaciones por ofender a mis amigas y amigos, pero eso sí… lo mismo llevará la bandera. Con toda la bronca del universo, quiero decir algunas verdades que me duele con todo el dolor que puedo el espantoso lujo que afea al Vaticano. Su pompa de oro y sus obras de arte donde unos pocos se regodean, con astucia perversa fue atesorada vendiendo indulgencias, ganando batallas contra los más débiles, mintiendo y robando, como todo bien excesivo, en esta tierra es conquistado. Los cardenales visten con suntuoso ropaje y no les da vergüenza alguna, la desnudez de tantos hermanos de esos que viven de su trabajo y no les alcanza cuando a ellos les sobra y no trabajan en nada. El dorado esplendor detrás del Papa me huele a la misma caca del diablo que defecó para mal de los humanos justo en el lugar que debía ser sagrado. No me fue dada la paz de los ateos, ni la incertidumbre honesta de agnósticos. Soy católico y cristiano, y no hay cruz más dificil, que saber que mi iglesia está dormida en el oro ruin de los canallas, y nadie todavía la despierta… para que resucite y comparta sus alhajas mal ganadas y las convierta en pan para los humanos. Alguna vez, por primera vez, caminé sin caerme ni tropezar, sobre mis dos pies. Alguna vez, por primera vez, dialogué sin error y con claridad, superé al bebé. Ahora camino pero no logro llegar siquiera, a la puerta de tu casa. Ahora hablo pero no logro llegar siquiera, al umbral de tu corazón. Quisiera volar, quisiera decirte que te amo, y como no puedo, ¡vana ilusión la mía!, intento lo imposible, la poesía. ¡Que vivan los estudiantes, jardín de las alegrías! Son aves que no se asustan de animal ni policía, y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría. Caramba y zamba la cosa, ¡que viva la astronomía! ¡Que vivan los estudiantes que rugen como los vientos cuando les meten al oído sotanas o regimientos. Pajarillos libertarios, igual que los elementos. Caramba y zamba la cosa ¡vivan los experimentos! Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura, para la boca del pobre que come con amargura. Caramba y zamba la cosa ¡viva la literatura! Me gustan los estudiantes porque levantan el pecho cuando le dicen harina sabiéndose que es afrecho, y no hacen el sordomudo cuando se presenta el hecho. Caramba y zamba la cosa ¡el código del derecho! Me gustan los estudiantes que marchan sobre la ruina. Con las banderas en alto va toda la estudiantina: son químicos y doctores, cirujanos y dentistas. Caramba y zamba la cosa ¡vivan los especialistas! Me gustan los estudiantes que van al laboratorio, descubren lo que se esconde adentro del confesorio. Ya tienen un gran carrito que llegó hasta el Purgatorio Caramba y zamba la cosa ¡los libros explicatorios! Me gustan los estudiantes que con muy clara elocuencia a la bolsa negra sacra le bajó las indulgencias. Porque, ¿hasta cuándo nos dura señores, la penitencia? Caramba y zamba la cosa ¡Qué viva toda la ciencia! De dónde viene esto de ponerle palabras al silencio como si nombrar la nada nos redimiera de todo esto de jugar con el predicado para sanar al sujeto De dónde que la metáfora del agua calme la sed o el oxímoron del sol negro nos siga alumbrando No lo sé. Pero he visto un halo de luz oscura sobre la vacía laguna de mis olvidos, recordándome. Ya no somos los mismos, decía el poeta, y quisiera agregar: nunca lo fuimos. Me quedé solo. Como un árbol enorme en un bosque vacío. Yo que no conocía la sombra, declaro que ha muerto el sol de diciembre. Ahora soy un vagabundo, en un mundo extraño. Ahora la magia no es la magia, ni será sexo el sexo. Me quedé solo. Te fuiste para siempre. Crece una puerta que se cierra siempre en el mismo muro en el muro que tiene la forma exacta de tu alma. Y la ventana, es tu cuerpo. Nunca fui herido por otra espada que no fuese mía la misma mano que anudó mi corbata ahorcó mis sueños. Mi mano. Mi ser mío me causó varios problemas y ninguna solución. Tanto acostumbré hacerme daño que ahora, gentil conmigo, reconciliado ingrávido parece que habito fuera de mi cuerpo y mi cuerpo cae, felizmente, vacío de mi. Y todo indica que moriré como un cóndor, pero sin estrenar el cielo, o como una rata, sin haber roído el queso. en algún rincón del cementerio se hará podredumbre y luego cenizas aquello que fui yo, mi cuerpo. ¿alguien mira en la cornisa, si alguna vez morirá la muerte, si alguna vez, sobrevivirá la vida? que me preste sus ojos más allá de la gata negra que se mueve contenta bajo la luna. otra cosa, no veo en esta noche, bajó la luna, noche llena. Una vez, entre tantas, de oscura esperaarrojé furioso en la cloaca mi alma enteray la cloaca desembocó en el ríoel río llegó a la mar. Esa vez, sin darme cuenta siquierame volví aquello que tantas veces quisieray sin darme cuenta, me hice mar de verasyo que en mi ignorancia, creía hacerme mierda. Y que ella no tiene inteligenciani para reconocer de cercauna simple gata y una puercay le falta también la prudenciamas por mucho que mi diligenciaindague sobre mujer tan tercano habrá otra de más fea siluetani que iguale su misma demenciano obstante la anterior confidenciadebo reconocer que a la Cletala adoro con y sin camisetay se gana todo en mi querencia.La amo porque no tengo evidenciade otra mujer mejor pizpiretaque coma de veras mi croquetay en el amor fracasa la ciencia. Sé el poder de dos letras, en un instante. Aquella vez lo comprobé. Me quedé en un bosque vacío de árboles, y en la noche no había luna. Si. Sé el poder. Simplemente dijiste No, como quien inaugura un vasto espacio de nada como una flor sin corola, desnuda y sola. Sé el poder. ¿Y para qué me sirve saberlo, cuando es imposible el Sí? No sigas ningún consejo. Ni siquiera éste.( Es decir, elige seguir el consejo que quieras, sólo eso)Dicen que el adjetivo, cuando no da vida, mata.Lo mismo ocurre con sustantivos y verbos, de modo que… adelante!Dicen que el buen escritor escribe para si mismo, no para los demás.Entonces ¿por qué publica? Yo no entiendo a los escritores, al menos, a los demás.Ama las palabras, aunque no lo creas, siempre dicen algo más de lo que dicen,por lo menos, en la poesía.No desprecies al lector, al contrario, yo lo hice muchas veces,y me di cuenta que sólo él, en esencia, puede mejorar y mucho, lo que yo escribí.No olvides que la poesía es misteriosa, no abuses de ello, sé claro.Claro no como la luna, para evitar el tópico. Como el amor, que es oscuro, pero alumbra.Y no me preguntes por qué te doy un consejo, sencillamente, sé que lo necesitas,porque nunca lo has pedido. ¿Te das cuenta? de eso se trata, de imaginar lo que el lector no hubiera pedido… ni podido, sin vos. No te asusten, ¡beato!, mis malas palabras. Aprendí a decir ¡Hijos de Puta! a los auténticos culpables que cantan a las estatuas de yeso los domingos en las iglesias, pero someten al hambre con sus ideologías perversas a los niños de carne y hueso nacidos de madre sin compañero o de padres con escaso salario y condenados al hambre o hambreados de la ignorancia les resulta imposible comprender que Dios sea bueno. No te asusten, ¡beato!, mis reflexiones sinceras. Nada impide que beses las velas, y huelas con alegría inciensos y sigas rezando fuerte, a la madre de un niño que nació en Belén. Nada impide. Pero no cambies al niño verdadero, por otro de yeso pintado, y si al primero le quitan sus derechos, protesta no sólo a Dios sino también a tus mismos hermanos. No te asusten, ¡beato!, la teología de la liberación ni la liberación de la teología. Es tiempo de mirar que en el mundo dos tercios son esquilmados y el tercio restante acumula buenas ganancias. ¿ qué importa si los opresores también rezan cuando siguen oprimiendo, sin piedad, a sus iguales? Acaso sean perdonados, pero que devuelvan pronto lo que se siguen robando, allí nuestra vocación, y una virgen madre del Verdadero, si existe, ¡no lo dudes!, perdonará que les digamos ¡Hijos de puta! ¡Hijos de puta! sólo para lograr que no sigan masacrando al Hijo de Dios hecho carne también en las carnes sufrientes, en la carne de los olvidados. Dios puede ser más cierto que todos los diagnósticos de los científicos Dios puede vencer por completo todos los presagios de los brujos Dios puede ser más bueno que todas las profecías de los santos No te angusties, España, del dolor que te han causado banqueros, políticos y burócratas. No te angusties, España, vuelve a ser tu misma vuelve a ser de Dios. No te angusties, España, y déjate amar por Hispanoamérica, como hermana, de igual a igual, y la vida te sonreirá. Ocurre tu nombrearoma de agua en el desierto y yo me quedo calladocon toda la sed ... con la sed adentroy mi palabra no te nombray mi palabra no puedealcanzar con tu nombretu cuerpo entero. Me conmueve saber que todos los mareslos mares que tanto extrañose resumen en una palabra.¿Qué tienen en comúnlas tres letras sagradascon la multitud de las aguas?El mar es demasiado hermoso,me respondo, y rebalsa hasta el silencioy se hace míoy se me entraña: maren unapalabra. Yo que soy despreciado como escritor, por la tradición viva euro-céntrica, que a fuerza de crímenes con los aborígenes americanos, logró instalarse como la cultura oficial de mi pueblo, tengo frente a mi una opción de hierro. O busco en vano congraciarme con los sabedores del deleite literario en boga, o me dedico a otra gente, de otro mundo distinto al que habito. ¿Adivinaron? . Dedicaré mi vida a vivir literariamente por el África, ese continente que de tanto ignorarlo amo, que de tanto amarlo me ayudará a ser el escritor que nunca pude ser en estas tierras blanqueadas. Seré negro entre los negros, seré africano, no por el color de mi piel, que no tuve esa gracia, sino por decisión de mi alma negra, que quiero cada vez más negra, más oscura, es decir, más santa. Es cierto que tampoco conozco nada de África. Apenas que Zimbawe es la más pobre del mundo, que se mueren “realmente” de hambre miles de humanos en Eritrea, Etiopía y Somalia, que Europa los esclavizó durante siglos, y fueron vendidos a todo el mundo civilizado, y que la religión apoyó la masacre, fundados en Génesis 9-27, como si Dios fuese más una mancha de tinta en un libro, que la pujanza de una sangre que quiere liberarse. Es poquito lo que sé, no conozco sus poemas, entre hambres y tigres, ni sus cantos a la luna, o su invocación a la muerte para no sufrir tanto. Algo iré aprendiendo en el camino, mientras tanto, ya di el primer paso, seré un escritor libre de las reglas europeas o americanas, me someteré solamente a la ley de la selva literaria, desde las entrañas de un niño negro muerto de hambre, proclamaré la nueva poesía, para que no sea la única noticia, la crisis de los países ricos, sino la sublime existencia del continente empobrecido hasta el ultraje, por los que ahora se quejan tanto Allí crece una hierba sin nombreporque ningún humanopuso su miradadorada como el trigo maduropero con escamascomo un pez heridoesta hierba posee propiedades sorprendentescura el desamor de las mujeresy exacerba su libido, a umbrales insospechadoshace varios añosprobó el brebaje por error,una compañera de trabajo mía, la mujer que me ayuda en tareas domésticasdesde entoncesinsiste en trabajar para mi, aunque ya no tengo dinero para pagarley lo hace, lleva ya casi tres años sin salarios, pero sigue diciendo, que se siente feliz Me pareció que te amabacuando intentábamos en vanodefinir el aroma exacto de los jazminescambiar el mundo de veraso crear el poema perfecto.Me pareció que te amabay ya ves que las cosas pasan.Los jazmines han florecido sin nombre.El mundo sigue siendo injusto y cruel.Y este poema... nunca jamás lo recordará nadie.Ya ves que las cosas pasany sin embargo, ya ves ciega mía, te amo. Si hubiera vivido en los años, más o menos, treinta y treshubiera besado la carne doloridade Cristo muriendo. Pero vivo en los años, más o menos, dos mil diezy nunca abriguéal pobre que duerme en la vereda fría. Ayer, como hoy,sigo ignorandoal Cristoverdadero. Quieren probar en Hondurasla fuerza de las armas sobre el espíritu humano.Quieren otra vezel fascismo ensuciando hasta la vida cotidiana.Quieren el golpe en el pequeño paísde nombre infinito y de espléndida belleza.Quieren, en caso de triunfar,extender la dictadura a toda la tierra.Eso quieren.No sólo los golpistas.Sino también... los que ahora callan. Con manchas de alegría ajena en mi tanga de seda negra atendí al último cliente y me bañé entera Algo me dijo el muchacho ansioso ese que derramó antes algo me dijo eso que no se eso que no recuerdo eso… eso que manchó mi tanga debió ser la palabra más hermosa que escuché en mi vida, pero prefiero no saber se me cae el negocio si me enamoro. Cuando miro tu cuerpo carameloy te noto por dentro tan vacíame muero todo entero de deseoaunque sufra con ello el alma míay en las noches oscuras del desvelono cierran nunca mis hondas heridassaberme de tu cuerpo prisionerosaberme que con vos se va mi vidapero no habrá mal que cien años durey con el tiempo serás toda olvidocuando mi corazón al fin se cureentonces sabrás cuánto te he queridoy con la pasión más grande que pudelo sabrás cuando yo… ¡ ya haya partido! Que no hay ninguna necesidad de mien todo el universoy sin embargo estoy aquí.Que mueren de hambreun tercio de los humanosy nadie hace nada.Que mientras tanto yome uno a los dos tercios culpablessin darme cuenta que lo hago.Que vanamente busconombrar el aroma de los jazminespara el que todavía no existe una palabra.Que trato de estar vivoy a mis cuarenta y seis añostodavía no pude lograrlo.Que una puta salvajeme navega dentro míoy nunca he podido naufragarla.Que sé que Dios existey eso no me sirve de nadaporque soy yo, Señores y Señoras, el que nunca existió. Mil veces sin darme cuenta miro las mismas cosas de siempre y te veo una ventana la llave el manifiesto comunista y la biblia el cenicero y alguna foto de Venecia detrás de la ventana, tu cuerpo mojado, gritándome que te abra y empuño la llave como una espada para traspasarte se reconcilian como buenos amantes los libros y el cenicero ya no me hace falta subimos entonces a la Góndola, y sin puertos, viajamos te hago feliz y las cosas siguen allí, calladas, y tú en la lejanía, sin saber que te escribo estos versos que merecen, mi lugar en el manicomio, no en la literatura. Recuerdo distraído la historia que no comprendo. Volvió Perón, después de tanto, para traicionar a tantos, que lo trajeron. Y algunas calles tienen todavía su nombre, ¡bien hecho! para que la pisen sus herederos, el pueblo, no su mandamás López Rega. Después la dictadura. Atroz. ¿alguna otra palabra para desentrañar su esencia? Un soplo, brevísimo, de aires nuevos. Alfonsín, el hablador, que no pudo, que no quiso, que no supo. Sinceramente, un boludo. Más tarde, el Ménem, lo mejor de lo peor, o viceversa. Llegamos nomás al primer mundo, en el rincón de la sobra, relaciones carnales, nos re-cogieron. Parece mentira, pero es verdad, no tiene capacidad para ser concejal, pero en mi país, lo hicieron presidente, De la Rúa, volando en su helicóptero a la eternidad. El padrino, unos días, condenando inocentes, inocentando culpables, metiendo miedo, urdiendo trampas, Duhalde. Su heredero, lo bien que hizo en hacerlo a un lado, Kirchner, que por lo menos bajó un cuadro, y juzgó algunos, culpables. A Ménem no, aunque tocó madera. Ahora la viuda, y pronto la operan. Dios la proteja, ¡no te vayas! que has dicho cosas hermosas, y todavía no están hechas. Cruza una paloma herida el cielo de atardecer. Ayer era femenina pero no llegó a mujer. Después se soñó cautiva de un imposible querer. Parece que está perdida en su grave padecer. Y vuela aunque dolorida para encontrar el placer… ¡Oh paloma tan querida! que tu vuelo dejas ver haga nido en mi guarida ¡y aprenderá a ser mujer! La esperaba desde antiguo, antes de saber su nombre. Como el jazmín negro, que ningún jardín contiene. Su voz de luna en invierno, su cintura fresca de silencio. Alguna vez amanecía exhausta en mi deseo. Y un día sin darme cuenta, me dicta este poema. El terremoto de mi querer destruye la cúpula, digo también, la cópula de las catedrales suntuosas, con los privilegios fieros. Altas clases sociales, esclavistas, aliados acérrimos de altos dignatarios del ministerio sacerdotal. Ante estos males, tan malos, tan horrendos, me vuelvo cóndor caliente con su condesa virgen desnuda de oro y sobre altísimos volcanes, desde mis partes bajas predico el terremoto que viene. Brindo por los pies hermosos de los que tienen heridos sus pasos por el mundo inmundo que los arrojó a la calle y duermen en las puertas de los templos y son hostias vivas, iguales que esa otra Hostia, que adentro espera cautiva la liberación de los oprimidos. Se aproxima el día, falta menos, que los pueblos exijan y un obispo deba besar, el pie dolido, del Cristo que pedía limosna en la puerta de su Catedral, convertida en kiosco para engañar con golosinas, el hambre que no entendieron y por eso, supieron engendrar. Parece mentira, pero otros macabros también cayeron, el Imperio Romano, Hitler y otros más. ¿Quién dice que la casta encubridora de pedófilos se deba perpetuar? Revives que en mi cuerpoestá ausente mi madre.Casi redondo, feo, quizás inútilallí vos, el ombligo.Para mirarte doblo mi cabezacomo rezándome a mi mismo.Cuántos intentan, sin saberlotu metafísica todos los días.Eres carne, ¡sos carne!recuerdo el cordón que había olvidado.Del otro lado, gracias a Dios,sigue viva mi madre.Cuando pasen los años, ojalá sea nuncadel otro lado tuyo, habrá un epitafio. Atravesó la última puertala que se encuentra inderogablemente cerradasegún el rigor lógicode Occidente.Se sumergió en un tren curiosopoblado de nadie, pleno de silenciosaboreó con sus ojos la pradera de luz mimosa.Se hacía cada vez más niñomás elemental, más secreto.(El tren debió ser anterioral primer tren, de Manchester a Liverpool,todavía me pregunto ¿por qué un tren tan vacío y claro?)El viaje fue interrumpidovolví al hospitalescuché la lluvia afuerasabía de otras lluvias, que llueven por dentro Un hombre cultiva la flor despojada de sus pétalos en un jardín discreto. Ha visto a Carl Marx quitarle la máscara a la bestia. Sabe que con Sigmund Freud volvieron a tener sexo los niños, y las niñas. Y le pesa una alegría enorme Charles Darwin hermanándonos con los animales. El hombre calla, porque si cuenta lo que sabe, la flor descarnada, será él mismo, y su jardín, el infierno. Ese hombre, soy yo. Hay instantes en que reconozco mi instinto,y vuelo sobre el tiempo, pesadillas de un demente arropándose en el miedo. Así los viajes son refugios para medir la sangre,o días en que se esparce el hastío flotando en parcelas imperfectasdel alma. Sin embargo percibo los primeros designios:esa mano hechizando al único hombre que miro su espejo,la mesa abandonada por el arrebato de la enajenación del hambre,y el cuerpo destrozado para que la victoria reconozca su propio límite. Cuando lo líquido de mi piel escapa, el pálido inventarioal que acudo en sitios como éste,me enardece,porque suena un humo triste ente los dedos,y fatigosamente lloro como repitiendo frases ajenas, sin destino ni perduración. Con los rastros de mi última sonrisa me concedo la tentación de ser otro. Guillermo Capece Bálsamo infalible y económicoQue cuesta lo que cada quien elijaEntre el polvo de este lugar y el mas cósmicoCuando no tener idea es una idea fija ...Rey de reyes que perdieron su tronoPor ser esclavos de su excesiva conquistaSi yo otra vez me auto coronoProclamo a viva voz que soy artista !..y no por consensos mayoritariosSino por como quien se decreta libreAsí que ya no hay critica que asuste...Pues cuando uno pasa de calvariosGana autoridad para determinar el calibreDel disparo que apunta a que el resto le guste.... Maravilladacon la mirada de un niño de puebloal saborear el misterio del eclipse Dejando dividido el resquebrajado tiempo de las mil esperasal saquear mi boca besada en el desorden Lila, su extraño nombre abreviado en el resplandor de un deseo,maquillada de estrella erranteen el carnaval de las heridascreyéndose mareafingiéndose fuegotornándose magiatornándose verboen el alucinado latir de la esperanza... Si pudieras resumirel eco de tu presenciaentre los destellos de un torrentevaciado en mis lágrimas...si pudieras resumir con tu vozla mudez de los pájarosque se abandonaron al cielo,seguramente arrancaríasel núcleo de mi falso nombrey lo harías viajar por el huracán de la palabra Si tan sólo lanzaras una bengalasobre la herrumbre de mi pechocuando los cristales y la vigiliase retratan de antiguas heridas...si pudieras llegar hasta aquícuando la madrugada arde en mis ojos y me pesa el ayer,seguramente una luz erizaráel desesperado pelaje de las sombrasiluminándolo todo dentro de mí Si pudieras florecermeen la prodigiosa nochecon cerrar tus párpadosy darme el signo de tu frente,seguramente emigraría mi pielhacia los lindes del sueño...... sueño brotado de la nada y la piedraconfundiendo en azar al destinotransformado en vos misma Sueño que si perpetuaras en vosla silueta de las gotaspara ungirte y ser lluviaseguramente la verdad beberácon tu boca en mi boca,su único milagro. Verde Federico:yo hubiera querido estar en el momento de los gritos,o de los silencios heroicos;en el momento de las espadas,cuando caíste en tu agua bajo lluvia,mientras los cerdos, enamorados de las banderas subterráneas,tomaban el sol de mediodía. (La soledad de las últimas habitaciones mortifican la memoria.Hay ventanas abiertas, y quedarán así en el invierno.Es raro,pero caen ahora hojas marchitasy me gustaría jugar con ellas.) Verde Federico:desparramo tus gitanos en la mesa,donde con Miguel y Manolo tomamos la sopa de la noche.Tu vestido queda ajado por los toros de la vida,y ni siquiera Nueva York te salva, Federico,porque estás próximo a morir,a caer bajo las balas levantadas a velocidad de la muerte,quizá por el mismo gitano moreno que en tu verso montaba a caballoy era el jinete más audaz de toda Andalucía. Duermescon una palabra entre los labios,con un ramo de hielo en cada mano,bajo las calles empedradas de "pájaros" nocturnos.Al fondo de la tumba llevas,una porción de magia, de manzanas de fiebre,de sábanas de lino. El viento te saluda,las tierras de Granada borran tu contorno,tu sonrisa mira los espejos de la vida.Y se refleja. Guillermo Capece Para un aprendiz de escritor, para un balbuceador profesional de poquedades, para un emisario de la nada que busca el oído de ninguno... susurrar un escrito cualquiera es un acto estúpido de magia mayor.-A ello me avoco brevemente, en esta segunda parte, que si la primera salió como el culo, no puede ser menos.-Lego a todo aquel que me lea, la alta erudición que nunca tuve, la perfecta forma escrita que jamás logré, y la alegría que ahora me embarga.-No esperes a mañana para escupir mi tumba. Estoy tácito como sujeto de este escrito aberrante. Tus insultos, tu admirable desprecio, los necesito, para saber que al menos, en la reprobación, estoy escribiendo. Hay algo, solamente una cosa importante, que me gustaría decir, y no se hacerlo bien, aunque lo intento. Bástame decirte por ahora, una cosa: es un lugar común de nuestros días, afirmar que Dios no existe. Te puedo asegurar que tengo la constancia plena de su existencia y por eso escribo. Doy testimonio que una vez miré que caía una estrella, corrí a la Biblia y leí... "Yo veía a Satanás caer como una estrella, antes que el mundo existiera"... Jesús, el Cristo.-Desde entonces... no supe que hacer, no supe otra cosa que hacer para lograr transmitir la experiencia... con palabras. Y ya lo ven, apenas si puedo balbucear este escrito torpe. Pero es verdad, y me consuelo saber que no miento. Alguien que me salve.Que me quite la angustia de no poseerme.Que me enseñe que los muros pesan más que las pobres palomasque vuelan en su alto.Quiero que mi soledad me conteste por vez primerapara quién estoy.Yo, que fui el francotirador inasiblesoy ahora el eco lejano de lo que fui.Me inundan las máscaras, el olor de los moribundos,el terror de encontrarme con ellos bebiendode la misma copa ácida su vino.Si vinieron a matarme, que me maten ya.Pero que no me hagan tragar el humo vacíoque siempre llevan en su rostro.Los odio porque una vez los amé.Teñidos de mariposas venían a tracionarme.Usurpaban cada hueco de mi corazón.No sé si quiero que alguien me salve.Los músicos con sus cántigas dirán el resto. Yo soy el que espera. Guillermo Capece Soy el camino de mí mismo y la desolación que se abraza a su senda,y tiembla, y borra las huellas para que no me persigan. Estoy vacío de esos animales etruscos que me regaló la partidade unos ojos girando al viento. No puedo confiar en los sueños porque alguien les pone un asesino dentro. Me acuno cuando no me veo pues la vergüenza tiene el ropaje largode los locos. Hoy es domingo, y he estado todo el día ausente. Guillermo Capece IYa oscureció la tierra.Difícil es tener tu boca apretada.Tu estatura cerca de mi rostro.Sí, yo se. Es difícil.Se le caen a uno las montañas.Los lagos se hacen charcos diminutos.Todo es difícil.Compartir la sonrisa con vos.O este barco que nos quitan.¡A partir! ¡A partir!¿Pero cómo?Si nuestras plantas penetran en recodos de clausura.Alguien saldrá a gritarnos nuevamente.Debemos tener cuidado. Salvarnos. Pero ahora fumemos en silencio. IIEn qué quedó esa idea transparente,ese cuerpo sobre el que juramos tantas cosas sencillas.Una ilimitada ausencia marcó las señasde tus grandes ojos.Quedarse solo y recordar al otro díalas sombras de los pumas,las desoladas bestias persiguiéndose,hundiéndose conmigo como una gran casa de celos,sumergiéndose,perdiéndose conmigo.Arriba de los cielos, más arriba,la mitad de tu cuerpo fulguraba.Quienes somos, sino aquello que fuimos,sino el pasado de iguales invasiones,de iguales lejanías. Guillermo Capece Querido hijo: Te pongo estas líneas para que sepas que te escribo. Así que si recibes esta carta es porque te llegó, si no, avísame y te la mando de nuevo. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer deprisa. El otro día tu padre leyó que según las encuestas que la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos hemos mudado más lejos. La casa es preciosa; tiene una lavadora que no estoy segura si funciona o no. Ayer metí ropa, tiré de la cadena y no he vuelto a ver la ropa desde entonces, pero bueno... El tiempo aquí no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces. La primera vez durante 3 días y la segunda durante 4. Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos pesaría demasiado y el envío sería muy caro, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo. Al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cuerpo con lo de la mudanza. Estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite. Te cuento que el otro día hubo una explosión por el gas de la cocina y tu padre y yo salimos disparados por el aire cayendo fuera de la casa; ¡qué emoción!, Era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años. El médico vino a la casa para ver si estabamos bien y me puso un tubito de vidrio en la boca. Me dijo que no la abriera por 10 minutos y tu padre ofreció comprarle el tubito. Hablando de tu padre, ¡qué orgullo!, te cuento que tiene nuevo trabajo y es superior a 500 personas, ya que está sobre ellos. Lo contrataron de cortacésped en el cementerio. Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, por fin dio a luz, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebe es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo. Se nos va a hacer muy raro llamar a su hija "Mamá". Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó que si ella estaba segura que era de ella. Dijo que sí. Moza de hierro tu hermana Pilar, qué orgullo, de tal palo tal astilla. Por cierto, que tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen. A quien nunca hemos visto más por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado. Tu perro Puky nos tiene preocupados, se empeña en perseguir a los coches que están parados. Aunque peor es lo de tu hermano Juancho. Cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del coche. Bueno hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; y si no la ves, mejor no le digas nada. Tu madre que te quiere. Josefa. P.D. Te iba a mandar 100 euros, pero resulta que ya cerré el sobre. ¿Y ahora que hago con esta soledad?¡Herrumbrarme!¿Gastarme a muerte en versos que no riman?Rimarme con las sombras del silencioPara que los demonios del tormento¡me sonrían!¿y cómo se vive en esta eternidad?¡un minutoQue se burla cual si fuese una centuria!Azules fracturados se destiñen,Diamantes que en mis manos de derriten¡por mi culpa!¿Do yace lo feliz, lo que antes era?¡AgonizaTras la pérgola falsaria de la duda!Y camina en la arena y se quema,Y camina en el desierto a la espera¡de la lluvia!¿Qué importa el mañana y su promesa?¡nada importa!La fuerte necedad de esta locuraNo acepta la soberbia de las rosas,Ya es mía la cadencia de estas horas¡también tuya!Danzaran las ganas que no duermen¡ni de noche!Con el humo del pucho que desgarro,llegarás, moraras aquí en mi pechoPorque yo así lo exijo, así lo quiero¡porque te amo!CEMENTO.-PROTEGIDOS DERECHOS DE AUTORCódigo: 1004266112209 Julia no sabía decidirse entre la terrina de quesos o el crepe relleno. Eso de entrada, pero como primer plato no estaba segura de pedir la trucha en dos salsas o el lomo con duxelle de champiniones. Después de todo, lo que más le interesaba en ese saloncito paquete, era jugar un poco y ver los colores de los platos servidos por mozos lánguidos, en uno de los cuales le pareció ver al muchacho de La Cantábrica en ese sueño que no había olvidado.-No será la primera vez que me asome a un espejo y vea las huellas de mi rostro- ironizó para sí mirándose al espejo donde también se reflejaba la figura de Sergio.Él la había invitado a almorzar para decirle ¿qué?. Si el barco se hundía -se dijo- ¿él querrá salvarlo? ¿Por qué no levantarme y dejarlo solo? ¿Para qué acepté la invitación?Sergio estaba distraído. Ella se apuró a pedir y el mozo anotó con diligencia pero con cierta rigidez. Esto la divirtió. Luego el muchacho anotó lo que Sergio le dictaba.-Me llamo Fabio- dijo el mozo- estoy a sus órdenes; que tengan un agradable almuerzo.Y, mientras el mozo se iba, ella volvió a jugar otra vez con el espejo en la pared: los ojos tristes de Julia; los labios quietos de Julia como si recién terminaran de crecer."Aquí pronto se instalará una mueca y no lo podré evitar", pensó. En el espejo se miraba las manos y el busto, pequeño pero todavía erguido."Pronto esto se terminará. Seré vieja," se dijo.Y añadió para sus adentro:"Estos juegos comienzan divertidos y terminan crueles." "¿Por qué tener esta visión partida de la vida?"Porque ella también amaba el sol que entraba, y los colores de la comida que ahora le servían, y estaba segura de que también podía amar al muchacho de chaleco negro, algo desgarbado pero de manos finas, que a cada momento quería ser cortés.Lo miró sin disimulo y él se dejó observar. Luego volvió a mirar en el espejo y lo vió reflejado sirviéndole el vino.Mientras le ofrecía el primer plato le pareció que las manos del muchacho danzaban sobre la mesa.-Me entristece el campo a la hora del crepúsculo- dijo ella antes de que Sergio le preguntara por qué lo decía.-Cuando era chica me daba miedo ir al circo- dijo sin oírlo - un caballo se volvió rabioso, ¿sabés?,y saltó de la pista a los palcos.-El caballo se volvió rabioso o loco -repitió- ¿nunca supiste de un animal loco?Él le tomó la mano e hizo un esfuerzo para escucharla pues en realidad estaba pensando que todas las mujeres tenían algo de estúpidas.Ella se levantó para ir al baño con la idea del caballo rabioso y en Sergio, tan lejano.Pasó por la pequeña salita vacía dispuesta para que los clientes jugaran al billar que le pareció de un amarillo intenso, y vió al mozo, apurado, pero atenta a ella. Julia sabía que auque él no lamirara decididamente, había despertado su interés.Cuando salió del baño lo vió otra vez, y un ardor le subió al pecho."Dios mío" -pensó- "no poder amarlo ahora sería un castigo."Al pasar por la salita de billares entró. Se ocultó en el momento que el muchacho pasaba nuevamente. Esta vez la miró. Ella lo llamó y le pidió café. Cuando regresó con el pedido la vió recostada contra la pared, y no pareció asombrarse. Estaba acostumbrado a las trangresiones de algunas clientas, y por eso fue que no le acercó el café sino que lo dejó sobre la mesa de billar y cerró el cortinado. Se quedó frente a ella. Julia vio que el cuerpo de él se recortaba frente a la luz, y lo abrazó humedeciéndole la cara con los labios. Las manos del muchacho resbalaron sobre el vestido de ella, y lo subió de a poco, mientras la llevaba hacia la mesa de billar. Comenzaron casi en silencio, con pequeños quejidos de ella, y el silencio de él.Pronto Julia sintió la sensación dentro del pecho que el caballo loco del circo repetía la escena del asalto hacia el público. Creyó que su corazón galopaba hacia la libertad.Más tarde,mientras arreglaba su maquillaje, se sintió poderosamente libre. Rápidamente busco dólares en su bolso y los dejó debajo de la tacita de café. Fabio que la observaba, rechazó el gesto.Tuvieron un breve dialogo:-Soy de Mendoza, tengo viñales, no necesito dinero- dijo el hombre ya fuera de su máscara de mozo.-¿Y por qué trabajás de mozo? -preguntó al instante Julia.-Soy el dueño del restorán, y a veces me entretengo en atender las mesas sólo para conocer mujeres como vos.Julia no supo si eso era un halago, y no respondió.-Tengo una cadena de restoranes en sociedad en Mendoza, y otro en Puerto Madero- dijo el muchacho algo desgarbado pero con cierto orgullo.-No sé qué pensarás de mí- susurró Julia.-Cuando uno hace estas cosas no piensa nada más que en el placer instantáneo -respondió seguro.Y se fue dejándole una sonrisa.Sin embargo ella sintió que esa rápida aventura no era ni mas ni menos que una mariposa detenida en mitad de su corazón, pero dispuesta a volar en cualquier momento, por ejemplo en cuanto Sergio la mirase y le indicara la comida.-Se enfrió el lomo.Ella balbuceó una disculpa dispuesta a no dejar volar esa mariposa. Iba a pasar la lengua por el interior de la copa de vino por segunda vez, cuando la orden de él la detuvo:-No hagas eso.-Eso es lo que me interesa hacer en este momento. Lo quiero hacer.-A veces parecés una chiquilina caprichosa. Mejor comete el lomo. Es un plato muy caro -y Sergio enlazó los ojos de ella con una dura mirada.-No lo quiero, está frío- protestó ella mientras apoyaba su lengua en el cristal de la copa.-Comete el lomo -repitió él. Con un soneto vengo a enamorartecon este cuarteto abro y me dirijo,ojalá que no salga tan prolijo,que digno de ti, logre encantarte. En este cuarteto el alma se me parte,no obstante yo sigo y no transijo,te lo juro ante un sacro crucifijo,que a Petrarca le robaré su arte. En el primer terceto me acomodopara decir que ya no habrá ni modo,porque olvidarte, vida, yo no puedo. Y en este terceto digo, aunque duela,pues tu desdén me da dolor de muela y transido de amor, asi me quedo. Te vi corriendo en el trivial caminoquebrado el corazón de horror y miedo, te vi los párpados cansados, tristes…y a tu dolor escribiendo.Lluvia derramóse en tu piel de polvo cual ósculo de agua en el desierto,una lágrima miraba entre las gotas…y tus párpados cayeron.Tu alma sufre las caricias muertasde aquellos que no están ya en tu sendero,gime un zorzal en tu voz dormida…gime por ellos.La estepa que morabas, agoníade ave remontando el turbio cielo,caló en la gris arena de tu alma…llantos, espectros.Impío ardor que ulcera el alma gotas de vida en la arteria del tormento,alejóse la huella de tu infancia hermosay de tus sueños.Aurora de la vida en la dulce primaveramarchóse hacia el crepúsculo imperfecto, Colgada la ilusión al sol poniente de tu invierno.Y semblantes que fumígenas deambulan,¡cuál estrofas en papiros sempiternos!remojábanse en las lágrimas copiosasde tus recuerdos. Bordeando el precipicio de las penas,líado en la garganta todo anhelo, soledades, añoranzas y suspiros…por quienes se fueron.Trocóse en mi la infausta intemperie, con sales de tu mengua en el siniestro,tu vista atormentada impenetrable…a mis silencios.Besos estallantes, por tu faz de diosa,de mi oráculo infernal se desprendieron,¡coro bruno y arisco que reclama!tus oídos sedientos.Garfios rojos en la mar se mezclan,azules que reencarnan púrpuras y negros,el sepia ha fenecido ante tu mármol…como yo lo ordeno.¿cuántas veces el grito del osario,reclama tu pasión con tono austero?¡mas yo robe tu pose del olimpopara mi imperio!Pues yo acaté la orden de la mística,y en tu regia luz ardí al son violento,en la flama, que echa luz y no se apaga,de tus plectros.Serena brisa danzando en las praderasbálsamo que alivia las heridas del guerrero¡la calma sosegada y mi refugio!tras el viento.Venerable efigie en el santuario mío,silueta de esta fe que hoy profesodestellando tus azules refulgentes entre el incienso.Menguando la quimera y el destinoel signo de la suerte hemos impuesto,¡la hormona exasperada también canta! en mi deseo.Tertulia montaraz entre las pielesque unidas revelaron los misterios,¡coito y desayuno en la montaña!¡amor malevo!.CEMENTO.-Protegidos derechos de autor.Código: 1002185547676 En la rama erizada y prudentearrastrando su honor busca amparoy entreteje un capullo mierderoa donde esconder su pudor de gusano;pero al beso, rigor de la púaque la espina le clava en los labiosse derrama en los suelos, cual lágrima,y sirve tan solo de abono a los pastos.Sacrificio mordaz que le impidesacudirse la culpa en las manos,porque dobla rodillas, rompe alascuando siente el tonelaje del pasado;no se tapan los huecos del almacon la imbécil sanción de un contrato:allí suelen pudrirse ya infectoslos cadáveres de sueños muy soñados.La vergüenza apostada en sus sienesle conmueve el talante de pánico,mas si vibra el deseo escondido¡le arrancar gemidos, deseos mojados!Pero cae, fenece, despiertaen la ruin soledad de su páramoy no puede secarse las lágrimasyaciendo a la sombra brutal de sus pánicos.Alla va, como un beso perdidoaleteando con rumbo extraviado,del sopor de algún muro invisibleal bello dolor de algún muro bastardo;del tenaz e impiadoso supliciode la marcha fugaz de los años,de las ganas, del semen y el flujoal rigor de tener que cumplir lo pactado.De la obtusa caricia en la frente,que bordada de lineas y encantosaun protege el cosmos sublimedo estallan mil versos por cada calvario,¡de esa simple caricia apagadadonde no hay humedades mojando al procaz sentimiento pechandopor ver como bailan querubes y diablos!Del romántico sitio perdidodonde no hay ni mentiras ni engaños,al blasón de lo obvio y lo lícitodo solo se ensueña hasta el canto del gallo,de la mísera etapa marcadapor las leyes del mundo tiránicoa los vuelos azules y libresque buscan descanso en un pecho, abrazados.De la tumba llamada esperanza,esa forma sutil de maltrato,a la horrenda certeza del tiempoque trae la muerte entre risa y sarcasmo,¿donde vas a dejar que los huesosse transformen en piedra y en barro?:¿mariposas que viven de sueñoso gusanos que realizan lo soñado? CEMENTO.- -Buenos días, papá- y era la tercera vez que lo repetía-; buenos días, papá-volvía a decir.Entonces saltaba de su cama, recorría el flaco pasillo, y se internaba en el baño.La ducha, el agua fría, no le daba la grata euforia que necesitaba. Entonces trataba de secarse con la amplia tohalla, y se envolvia en ella imaginando que era el maharajá de Kapurtala, y mientras orinaba en el bidet, pensaba en cómo pasar ese día,vigésimo de diciembre.Ese diciembre que le calcinaba los huesos, porque se presentaba caluroso y húmedo como ninguno, y ya podía ver que lo había jodido bastante al pelarle la espalda el sábado anterior,en la pileta de Ricardo.Volvió a tener ganas de orinar, pero eran ganas nada más, porque al enfrentarse con el bidet,un chorrito indeciso se asomó por su pijita. Se la metió dentro del calzoncillo, se miró al espejo, se hizo alguna íntima pregunta que no contestó, y salió para atravesar otra vez el pasillo.-Buenos días, papá- dijo esta vez con voz más firme. Y siguió hasta la cocina:el mate,el café,el té, el vino. EL VINO. El vino era lo que conformaba su paladar aquella mañana de diciembre. Y mientras saboreaba su aspereza, se le ocurrió pensar en el viejo, en la navidad que ya llegaba,en lo llagado de su espalda, en Leticia, (en la costosa Leticia) que todavía se negaba a todo, y por último en él. Aquí se sirvió otro vaso de vino. ¿Quién era él?Sí.Le gustaba vestir bien.Andar por el centro mostrando exactamente lo que se debe, y lo que no se debe dejarlo para Leticia (cuando se decidiera), o para Ricardo, siempre que mediara un golpe de teléfono. Y mientras tanto, ¿qué?. Ir al bowling, caminar hasta el puerto, o tomar sol en Saint Tropez,y soñar con ese viaje a Río en Carnavales que le había prometido Ricardo.Después... su vida estaba ocupada con tantos sueños...; quería navegar, irse, tal vez a Europa. Pero no por el hecho de conocer Europa. París, Roma,Milán, eran sin duda lindos lugares. Pero no era eso loque realmente importaba. El hecho substancial era viajar en barco; sí, en barco..., a semejanza de esos barcos que mamá le hacía a los ocho años, doblando con ternura la hoja de diario y dejándolo reposar en la bañera. Creía que el fondo del mar era blanco, y que las fuerzas de las olas tenían, exactamente, el ritmo que le fijaban sus pequeñas manos.Pero ahora había pasado tanto tiempo... -Buenos días, papá- dijo esta vez con bronca, mientras servía hasta el borde otro vaso de vino. -Buenos días, papá- gritó mientras pensaba decir cálidamente -queriendo deshacerse de ese raro remolino de angustia- buenos días, mamá... cómo estás hoy?, buena y linda como siempre, mamá; mi mamá. Aquí traje el papel para los barcos. Pero la memoria de las tardes encerradas en el baño, viendo viajar ilustres barcos a los que mamá bautizaba con extraños nombres, no conseguía atenuar la tristeza grande que sentía,ni su gastada melancolía actual. Él era un hombre simple, gozador delas cosas sencillas, amante de la naturaleza, leal para los amigos...; pero había cosas en lo íntimo de su vida que no entendía.No estaba claro para él por qué al pasar por la habitación del viejo debía saludarlo, siendo que siempre dormía, o, en el mejor de los casos, leía el diario, y no le contestaba. Jamás le contestaba, y había llegado a pensar que el viejo estaba sordo. Pero no. Algo golpeaba en su cabeza, y en el sentido literal de la palabra. Algo se doblaba y rompía cuando saludaba al viejo. No era importante que no lo oyera, o que lo oyera y no le contestara. Entonces,¿qué era lo que en rigor lo perturbaba? Aquella mañana lo había descubierto. Lo había descubierto en la cocina, mientras llenaba otra vez el vaso de vino. El lugar vacío al lado de la cama que ocupaba el viejo era la clave: el lugar que ocupaba mamá en vida. -Buenos días, papá- dijo esta vez entre sollozos.-Buenos días, hijo- dijo el padre apareciendo en el marco de la puerta.Y él se entregó a sus brazos y lo abrazaba, lo abrazaba, mientras pensaba en viajes lejanos y múltiples, en viajes claros y magníficos.-Buenos días,papá- y lo miró a los ojos llorando plenamente. -Buenos días, hijo- dijo el viejo casi con miedo, sin entender, -buenos días, hijo. Si el corazón se secacomo fruto abandonado en tiierra,si los sentimientos se hacen piedra,si todo es desierto y arena yertaen los espacios vacíos del alma...¿en qué quedará tu vida? El dolor no es suficiente excusapara dejar los campos sin siembra. Es preciso alimentar la luz de la lámpara vertiendo en ella el aceite que la sostenga.La lámpara del corazón necesita el aceite de la esperanza,el aliento de la ilusiónpara que arda su llamaen medio de las tinieblas amargas. E.G.M.
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Eduardo Fabio Asis
María Ester Rinaldi
Te dejo un cálido abrazo.