• Carlos Alberto Agudelo Arcila
Carlos Alberto Agudelo Ar
-
  • País: Colombia
 
Escucha el eco del agua vivida en su niñez como una tiranía sobre su cuerpo. No por el agua misma sino por la intromisión de su madre cuando le gritaba con ese deje imperioso el agua es una bendición. Báñese como si le estuviera haciendo una ofrenda a Dios. Fue así como aquel chorro cotidiano se convirtió en algo insoportable. La demagogia respecto al ser supremo le fastidiaba. Empezó a incomodarse con el jabón el estropajo porque deducía estaban untados de la palabra Dios. Ahora de adulto dice no haber disfrutado nunca de la niñez ni del agua. Como algo peculiar solo cree en Dios cuando se baña.   
Al río le llueven la materiade sus aguas, y el espíritu de otras aguas. 
“Gracias a Dios nuestra casa fue la única en no haberse quemado”. “Gracias a Dios no llenaron de tinto el pocillo”. “Gracias a Dios mi esposa no me engaña como sí le pasa  al vecino”. “Gracias a Dios ellos trabajan igual a asnos mientras yo descanso”. “Gracias a Dios en la telenovela el zancudo no aguijoneó a Juan”. “Gracias a Dios…”   Dios para todas las futilidades. Este pronunciar de Dios es jerigonza constante. Jerga extravagante. Pan insalubre. Palabra maloliente. Enunciado de nada. Articular mecánico. Pensamiento alienado. Cacofonía fastidiosa. Palabreo humorístico. Desvarío insoportable. Vocablo para ser estudiado en la gramática bacteriológica. El término Dios desde el devenir es un decir vacío sin Dios quien la ayude a ser. Es vicio constante invocar a Dios de esta manera. Expresión todopoderosa para despersonalizar. Se vuelve inherente al lenguaje cotidiano sin conjugarse el sentir con la pronunciación misma.   Referirse con tanta frivolidad sobre Dios establece la más denigrante manía del pensamiento. No obstante me encanta lo silvestre de la complexión de Dios. ¿De qué flor- árbol- piedra es Dios? De flor-árbol- piedra de Dios semejante a flor- árbol- piedra. Dios es repugnante si deja de ser flor- árbol-piedra y se le enclaustra en la flor- en el árbol - en la piedra de la iglesia. Este tipo de Dios obstaculiza el desarrollo del órgano de la inteligencia o sea de la masa neuronal.   Aquí no estoy erigiendo una verdad absoluta. No puedo decir si existe o no hay Dios. En este caso es de poca importancia respuesta alguna. Sólo un sabio logra responder al respecto y si lo hace puede ser rebatido mientras él guarda silencio como única forma de expresarse ante este trascendental dilema. El sabio es el lago. Quien pregunta es la piedra arrojada en la inmensidad de sus aguas y las ondas la respuesta. No puede suceder algo más. Cualquier otra manera de contestar no tiene lógica. La dialéctica es el combustible de la vida. Nadie puede enarbolar autenticidad alguna. Es algo subjetivo y cualquier punto de vista es respetable. El filosofar del ateo y el creyente se baten entre la nada y el todo mientras el viento trina y el pájaro es viento entre el viento.      Vivir en un paraíso en el cual es recurrente el gozo y por lo tanto el aura de la verdad existencial pierde su magia. Somos insensibles ante el milagro de la vida. De cada amanecer. De estar en el centro de una hermosa floresta donde se escucha la orquesta sinfónica de la fragancia vegetal. Lo expreso no desde la médula de religión alguna sino  a partir de lo religioso y poético de la vida misma. A Dios no se piensa. Se realiza. Se experimenta. Dios es sinónimo de olfatear el mundo. Es equivalente a mirar el infinito con humildad y benevolencia en un gusano. En el polvo o en un recorrido fúnebre. Se oye en el parpar del pato. En la armonía notable. En el vals de la gacela con el proyectil desorientado. Se acaricia vadeando la minifalda entonada en erotismo o en la mascota porque de ella es el reino de los perros. Se paladea en la exquisitez de un marisco. Se escucha en el canto de la ballena o en el trasfondo de la velocidad golpeando el cielo. Se palpa en la coraza reluciente como también en la podredumbre del latón. Dios es experiencia trascendental. Es existencia concentrada. Vital. En la orina se halla Dios. El trigo a imagen y semejanza de la masa horneada es Dios. Quien compra el pan es Dios por realizarse. En el digerir y el expulsar de esta materia de nuestro vientre se encuentra Dios. Dios es efluvio. Aroma del verde más verde. Más rojo. Más del color del aire. Sahumerio vertebrado por el crepitar de la sombra sobre su paso.   Dios no se aprende en lectura de Biblia alguna. Se realiza desde el idioma concentrado de la piedra. A partir de la resonancia del agua. Del eco de la expresión hecha ceniza. Se vislumbra en la oración limpia de toda alienación mística. Desintoxicada de hipocresías sacerdotales. Dios no es cicatriz. Es llaga y dedo a la vez. Es Cristo y Tomás en la taberna del mundo. Es mujer casta o prostituta con pechos divinos de donde se succiona el amor por la humanidad. Es estar feliz porque se está feliz. Es armonía del agua en la roca y de la montaña bailando en el ondear del agua.       Dios en la objetividad de la blusa morada o del felino por esfumarse. Dios: Palabra malgastada en el estercolero del lenguaje. Las buenas imágenes literarias son superlativas de la decoración idiomática. Con toda religión la metáfora de Dios pierde la belleza del lenguaje de la verdad. Sin luminosidad tal como se pronuncia y ejerce. Un Dios así no es escarabajo sólo se reduce a mierda. Dios publicitado. Dios como afrenta a la espiritualidad. Dios nulo.     Un ruiseñor planea junto al pavimento para luego impulsar sus alas sobre la cuerda eléctrica. En este flujo entre viento y ave está Dios. El ruiseñor es Dios con alas de viento. El viento es ser supremo con plumas de ráfaga. Dios es la existencia total. No se encuentra en el más allá. Se descubre en lo profundo de nuestro ser. El hombre no es triza de Dios. No. El ser humano es campo donde la semilla de Dios puede germinar en hombre encontrándose así mismo. Para la perfección del hombre es urgente su desenvoltura de momia de Dios. Análogo al súper hombre propuesto por Nietzsche. Dando sus frutos de la naturaleza de Dios. Porque según Jesucristo “usted puede ser igual a mí”. Sí. El UNO total. Dios tal como se pregona es nervio humillante. Esclaviza. Subyuga por intermedio de fariseos y pregoneros de garaje dando discursos a favor de la salvación del alma. Entretanto –el Vicario de Cristo- Pastores- Sacerdotes- y toda una piara eclesiástica se enriquecen a costilla de la ingenuidad humana. Rezan y rezan sin acabarse los puntos suspensivos del oscurantismo. Simula rezar el primer hipócrita del mundo como lo dijo Borges: el Papa. Lujurioso desde su falo hasta sus nalgas. Además de asesinos según el historial apostólico. El resto de religiones no se salva de muchos actos por el estilo. Se dividen porque es necesario capitalizar. Crear sus propios templos doctrinales para poder vivir los pastores a todas sus anchas a costa de la inocencia o la estupidez de sus seguidores. Oran olvidándose del entorno. Les importa poco el desvalido a su alrededor. Para ellos es más convincente hacer temblar su cuerpo y llorar por una barba crucificada y no ir en la ayuda del hambriento.  Observo en mi pueblo seis mil millones de seres humanos en el interior de catorce templos de distintas creencias. Aunque no sé dividir doce entre catorce estoy seguro de la cifra exacta de bobalicones o incautos creyendo en un Dios de iglesia. Retumban el pan con vino incorporado.   Maravillosa la borrachera apócrifa de Jesucristo con María Magdalena. Me gusta porque amó las putas: Amo las putas prodigios del amor quienes desde los siglos de los siglos son misterio de carne revelada. Les amo el amén de sus instantes cuando me bendicen desde el aura de su sexo. Sus miradas idolatran el milagro forjadas por mis bolsillos. Y así las amo. Las amo porque las amo. Marías Magdalenas con pechos divinos de donde un día succionó Jesús a Dios el amor por la humanidad. Arrojo la primera piedra. La arrojo a fariseos. A escribas de todos los tiempos. A los sacerdotes impuros porque estoy libre del pecado de no amar el mundo puta a puta. Melodía de sangre en la vereda de mi sangre. Vírgenes al desmitificar la tristeza. Putas en el cadalso del hombre miserable. El imperio de mi alma las ensalza. Las amo cuando soy José con monedas de Nazaret  yendo en busca de sus nidos o mientras soy Carlos el de mi pueblo sintiendo la salvación dada por ellas al sexo triste.    Sería feliz cuando una religión tuviera la decencia de excomulgarme de su hipócrita manera de adorar a Dios. ¡Tanto Dios malgastado en la palabra de los fariseos! Dios como un delirio enquistado por los siglos de los siglos. Dios no se puede dogmatizar. Ser uno manso como paloma y volverse estúpido igual a una gallina es la enseñanza del dogmatismo. Si un Dios necesita ser alabado es porque sufre de narcisismo espiritual. “Dios  hizo al hombre a imagen y semejanza suya”. Siempre he querido olvidarme del nombre de este arribista espiritual. Despojar de toda mística la estética relativa a Dios. Darle al sentido de la espiritualidad una visión renovada de su moral. El Dios temible no es un ser recomendable. Es una patología cuya seguridad personal crea como refugio último donde se puede albergar la esperanza melancólica sobrellevada desde sus ancestros más primitivos. Nunca más creí en el Dios abstracto cuando a la edad de nueve años perdí un balón. Con el esférico emigraron mi mundo infantil y la curvatura de mi futuro piadoso. Caminé hacia la iglesia. Allí me encomendé al omnipotente para suplicarle me ayudara a encontrar la pelota. Pedí por su aparición durante cinco horas de una tarde encerrada en perpetua oscuridad. Invoqué a todas las ánimas benditas nombradas desde la estulticia humana para hallar este cuero con demagogia triunfal - esencia única de mis principios cándidos- al llegar a casa mi sensibilidad se agitaba en la confianza de toparme en algún rincón con esta luminaria fantástica la cual jamás apareció. Desde luego porque el balón había sido robado y no hubo Dios posible en deshacer la falta contra un niño inocente del siglo XX. Esta perdida terminó con mi idealismo convirtiéndose en filosofía entronizada para desarrollar mi universo nunca gobernado por un Dios fuera del alcance de mi mano. Ante la oscura afirmación sobre la existencia de un Dios celestial la duda se abre paso sobre un sendero de luces. Si creyera en este tipo de Dios estaría aceptando una energía en permanente corto circuito.    Dios si eres infinito en horma y zapato a la vez ven a este mundo no crucificado por mis denuedos. Hazme de tu gloria otro redentor. Apiádate de mis pies en la llaga. De mis medias encrucijadas con tú espíritu. Pondérame de tu risa. De tu piedad. De tu gloria indescifrable. De tu costura espiritual. Dios inverosímil por tu sangre en espinas en la verdad sin gloria. Dios axiomático y cuestionable. Dios con minúscula y con mayúscula desde tus testículos y a partir de tus ovarios. Creador soberbio. Dios en tus lágrimas de gato encerrado. Cocodrilo en todo. Dios de iglesia. Manzana podrida en su propio aprendizaje de ser Dios en el corazón humano. Paradisíaca obsesión de usufructuar la fruta para luego venderla a alto precio en la bolsa de mensajes manoseados.   Repito: Nos hemos perdido la oportunidad de vertebrarnos en Dios por culpa de la piara religiosa. De clérigos farsantes. De pastores cínicos sin escrúpulo alguno. Politiqueros de la espiritualidad quienes en su práctica son ateos reverentes. Toda regla tiene su excepción. Habrá unos cuantos comprometidos con su verdad de un Dios incorpóreo. Aunque sea falso.   Me estorba este Dios subdesarrollado. Si el hombre no fuese constante angustia y desolación no existiría esta clase de Deidad en la mente del hombre. A Dios es urgente hacerlo suceder. Sí. ¿Y por qué? Porque el hombre es un ser supremo en ciernes. No ha conquistado el hemisferio derecho del cerebro. Es necesario el despertar de nuestras neuronas hasta lograrlo en toda su dimensión. Milagro empolvado dentro de nosotros mismos. La masa humana sólo vive su razón de ser -desde su acontecer prehistórico- en la luna hecha diosa. En un amuleto de piernas en yeso colgando desde su propio rostro. En espinas ensangrentadas de invención. Dios encebollado. Encabritado en su rebuzno. No obstante en esto consiste mi ateismo: ¡Creo en las diferentes gotas de aquella tempestad!     A causa de creer en un Dios de letrina los moralistas degenerados a escondidas tiran la primera piedra contra la desnudez colocándole taparrabos a unas potenciales piernas hermosas o a su propia careta secundada en el fondo de su rostro por el deseo sexual: Si el desnudo es inmoral entonces somos pecadores vestidos.   Desmitifico a Dios y le doy entrada en mi sangre a la sangre de un Cristo más ecuánime. Tangible en el plato vacío y no en la resurrección de cada año. Es mejor ver al Mesías repartiendo su reino en este mundo. Dándole el trigo y la vid a Yolanda. A Luz Dary. Aquella de los ojos extraviados en su timidez. A quien lleva en sus labios un sol. A Margarita cuando llora su historial anunciando a la vez su ternura. A Pedro sin negar nada antes de cantar tres veces el gallo.    Es importante fructificar a Dios desde nuestro sentido común. Dios es universo transversal. El idealismo y materialismo deben conjugarse para poder discernir sobre su existencia. De joven leí esta pequeña historia de no recuerdo cuál escritor: Un gran filósofo idealista bajaba cada domingo al pueblo y convencía a sus paisanos sobre la existencia de Dios. Otro extraordinario filósofo materialista -vivía en una montaña opuesta a la de aquél otro maestro- también descendía a la plaza del mismo poblado a dar discursos convincentes respecto a la no existencia de Dios. Tanto el uno como el otro tenían el don de la grandilocuencia y por lo tanto cada ocho días poseían la razón. En estas condiciones sus ciudadanos una semana eran creyentes y a los ocho días ateos. Esto duró un largo tiempo hasta cansar a la colectividad. Fue así como los hombres más representativos propusieron una reunión entre los dos sabios para saber de una vez por todas si existía o no Dios. La discusión se llevó a cabo entre estos dos magistrados de la palabra. El conglomerado en las afueras esperó. Al salir el erudito quien era creyente pronunció un discurso en contra de la existencia de Dios. Y el docto antes ateo se expresó con alegría sobre la realidad de Dios.   La verdad al respecto la tienen grandes místicos como también magnos físicos: Albert Einstein – Max Planck - Werner Heinsernberg etc. Einstein dijo: “¡Los átomos que nos parecen materia son una concentración de energía”! Max Planck aclaró: “Toda la materia se forma y se mantiene sólo gracias a una fuerza, que mantiene los átomos como al más diminuto sistema solar. Pero como en el espacio no hay ninguna fuerza entre sí, tenemos que suponer tras esta forma de energía a un Espíritu consciente e inteligente. ¡Éste es el origen primario de la materia! El físico Hans Peter Dürr lo describe así: “Al final de la realidad en esta observación no está la materia, sino sólo un campo, que no es material, sino que representa un tipo de potencial. Un potencial que tiene la facultad de materializarse. Este campo es sólo un único campo, del que está formado el universo entero... En el fondo todo es Espíritu” El físico Hans Peter Dürr objeta a los teólogos que la física moderna “se aparta completamente de este Dios externo. Pues en las nuevas ciencias naturales, la física cuántica, prevalece el pensamiento de que todo está interrelacionado con todo. Pero donde no hay nada separable, se llega a otra imagen de Dios. Yo no puedo imaginarme a Dios como a algo externo. Para mí sólo es válida una imagen de Dios, de la que yo mismo formo parte”.   Es decir, todo es SÍ, todo es NO, con sus variantes categóricas   Entrevistas singulares hechas en mis momentos de ocio respecto a la creencia en un Dios:   ¿Cree en Dios? Sí. Usted ¿cree en Dios? No. ¿Cree en Dios? Más o menos. ¿Cree en Dios? A usted no le importa ¿Cree en Dios? Él se fue en un tren de fantasmas ¿Cree en Dios? Quizá ¿Cree en Dios? Si me regalas dinero ¿Cree en Dios? Yo pinte una vaca surrealista. ¿y usted? ¿Cree en Dios? ¡Uf! ¿Cree en Dios? Lo voy a pensar. ¿Cree en Dios? Ayer murió don Juan. ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? El florero donde estaba la rosa roja se cayó. La rosa quedó herida y se desangró. Así apareció la rosa blanca.     Para concluir: Soy mi demonio y mi propio Dios. Me lo asegura mi pluma sin tinta.          
Busco un poema en algún lugar de mi esencia y encuentro la poética tendida como una puta blanca sobre la sábana blanca en este cuarto de paredes blancas con luces encendidas de blanco Todo se vuelve de un hermoso blanco como la imaginación incapaz de escribir un poema.
¿Si el mar cabe en una mano podrá el niño mirar hacia el azul sin arrepentimiento alguno?
Si yo manifiesto: te amo y tú respondes con una pregunta: ¿por qué a diario me olvidas? ¿Será porque aún no estamos preparados para desnudar nuestros razones en esta tarde de invierno?    
La inquilina extiende en las sábanas sus desvelos monetarios Mariposas blancas rodean el espacio ocupado por mariposas amarillas Los aguacates descienden uno a uno por la escalera olvidada junto a la liberación del polen El congolo va en busca del viento entre la piedra bajo la cual se esconde la solución a los problemas El sol en el lindero corta en dos la historia de la superficie: antes y después de la sombra entre tanto otra sombra acecha la caída de la hoja seca El verde se rodea de zumbidos y zancudos muertos a las dos de la tarde Al darse contra el aire se desarticula la omnisciencia del loro Esto acontece cuando me encuentro en el ventanal del árbol esperando la hora propicia para quemar este poema.  
Todos aguardan el día No importa cuál Lo esperan de sitio en sitio o rodeando para siempre un mismo lugar Prolongan la subsistencia consumiéndose ellos mismos en el día El día llega halado por la hiedra dando sus estertores finales en el ladrillo.
                                               Casas deshechas en mundos perdidos                                                          entre los extramuros del viento.    Este mundo es una casa Una casa habitada por fantasmas La casa también es un mundo donde vaga el cadáver de mi abuela de El y Ella La familia muerta de cada quien   Los amigos fallecidos El enemigo muerto Cada uno de sus habitantes hacen parte de la soledad de una casa Mundo perdido dentro del mundo igual a esta casa sin muros sin ventanas sin puertas sin terreno para asentar su naturaleza de casa.                                                                          
Hoy los árboles están en silencio. Sí, los árboles guardan silencio. Guardan silencio… Hoy, como nunca, los árboles están en silencio. ¿Qué más da si ayer los árboles eran viento encortinado de hojas y aroma tenso? Hoy los árboles están en silencio. Son sombras. Las sombras de los árboles se mecen, se siente una algarabía de árboles arrasando la mañana silenciosa. La mañana es otra sombra, hechizada por árboles en el viento.
La vida se desliza tropieza con el reloj el tiempo se hace fatigoso cojea un árbol cuando el perro de todos los días no llega a la hora exacta a ladrar su orina.  
La desnudez de la noche acampa en la desnudez de nuestros cuerpos. Extensión de piel de la noche, tú y yo. y noche articulándonos. Noche donde con el brazo de tu cuerpo entero, con la extremidad de todo mi ser, nos abrazamos. Tú y yo somos la noche, la noche, nosotros mismos.
VIDA                                                                           A Miguel Gualteros,                                                                          poeta de la mistad.   De mar y siglos. Olvido y hormigas. Madera y sangre. Andén y Picasso. Frente y vacío. Misterio y lechuga. Muerte y trino. Tinieblas y aguacate. Tejido y tejido, vida.
VIDA
Autor: Carlos Alberto Agudelo Arcila  226 Lecturas
El roto en la cortina no es un agujero, es huella dejada por la mariposa, al escapar de la jaula tejida en aire de cortina.
Te adjetivo y siento el verbo en mi paladar. Te amo bilingüe, en tu pelvis, en tu corazón. Te amo hasta la esperanza de quien no ha nacido. Te amo como cuando el maíz canta la aurora del gallo. Desde el ladrido la tarde te quiere, me quiere. ¿Me vas a querer después de maullar el mundo?
Eres tierna, pura, eterna, eres, eres, eres un pollito recién fallecido, todavía tibio, como cuando se muere, se muere, hasta respirar, respirar, tan bella, tan bella.
Te amo entre el crepúsculo iluminado por la flor Te amo desde la blancura vibrando en el cafetal Te amo como si mañana no me fueras a olvidar Te amo mujer por conocerte ¿te amaría luego?
Tocan a la puerta  abro entro me invito a un café lo saboreo me pregunto por mi me contesto he muerto no me creo me sonrío me siento en la cama donde pronuncio el amor un hijo flaco como el destino cumpliéndose ahora aparece en mi memoria le pido no alterarse Explico antes del juicio final las tormentas de todos los tiempos florecerán en su cuerpo seco le ruego no tomar en serio la sustancia de nada Desde el otro extremo del mundo se siente olor a cordero asado mi primogénito estira su olfato hasta el humo cargado por su designio el alma del borrego  ríe Temo despierte a los muertos aportados por la humanidad palpo el vacío de mí en la silla donde escucho un canturreo de hormigas derribo puertas Encuentro a mi padre mi hermano mi madre me miran de frente no dicen qué hace usted aquí me pregunto por qué examinan la casa como lo hacen los muertos Me confronto Miro cara a cara las últimas personas vivas de mi familia observo un semblante de sol en la ventana rostros de moscos dejados por el pan de cada día  alguien me insinúa no son los mismos insectos de la última navidad cuando brindó por la vida Me dirijo al espejo observo en el fondo del cristal asientos viejos la alcoba desarmada polillas leyendo miles de páginas las cuales nunca escribí mi cuerpo sin reflejarse Palidezco me lo comunica la concavidad de mi silueta indago sobre mi de pronto cualquiera manifiesta  los fantasmas sí existen Desaparezco confuso entre el cortinaje de la última sombra.                                                                     
Alguien me propone creer en Dios al afirmarle el pronto abandono de mi mujer yo respondo con mi alma preguntando si el amor como amor no se sostiene por sí solo Hablo con mis pensamientos en mi corazón con mi corazón en la cabeza   mi esposa con sus maletas empacadas con su cabeza en el corazón con el corazón en la palma de la mano izquierda se va sin despedirse dejando la puerta abierta porque su mano derecha la tiene ocupada con un ladrido de suplica derramado por Luna la perra de mi casa. A Dios crucificado en la pared de entrada le es imposible interceder por nuestro amor El ojo de mi corazón avizora la sombra abandonada de un hombre.        
Busco tu nombre en todas partes En el nombre mismo de tu sangre de tu espíritu Busco tu nombre en la una de la tarde En la salida de la iglesia En tu carnalidad En el nombre de Dios y en el de mi destino Nombre perdido Nombre peregrino Nombre incógnito Nombre en el aislamiento Nombre imposible Nombre alrededor del aire Nombre desgarrado Nombre taciturno Nombre dirigiéndose agua arriba y declina tu nombre Nombre hallado en todos tus nombres Nombre en el rosal Nombre en cada vida Busco tu nombre y sólo lo encuentro en la sombra de tu nombre Nombre tu nombre en Margarita Nombre tu nombre en Lucía Nombre tu nombre en Martha Nombre en la tempestad Nombre en la gota Busco tu nombre en la unidad y en el asfalto Nombre en el penúltimo sentido Nombre en la nada Nombre en las alturas Nombre en el gesto y la admonición hacia la uva Nombre en el bautismo aún sin confirmar Nombre sin nombre en el ventanal Nombre con nombre en la puerta cerrada Busco tu nombre en la procesión de árboles abriendo su tragaluz de ojos Busco tu nombre en tu rostro y en la máscara anónima de tu alma buena Busco tu nombre y no lo encuentro hasta encontrar tu nombre en el nombre de cada día.                
A la nonagenaria una sonrisa le ilumina su rostro mientras lee un libro cuya carátula dice: recomendaciones para ancianas pronto a morir.    
Detrás de las avenidas se oculta cada ladrido del pueblo Por unos instantes queda el silencio Más tarde de esquina en esquina surgen cientos de perros ladrándole a la luna llena  De pronto se apagan las luces de la ciudad El plenilunio penetra cada uno de los hocicos Surge de nuevo el ladrido Un novelista en el parque describe el eco del resplandor del día en la noche a la luz de los latidos.    
Poco importa si la tonada no se escucha en el instante de germinar el trigo.  
De pronto llegan a la memoria del hombre amnésico dioses plantaciones arrasadas en el transcurso de su existencia .
Sobre el maíz blanco el reflejo del maíz amarillo perdurando en la oscuridad.  
I El viento juega con la bandada de pájaros ventea La bandada de pájaros revoletea en el viento trina Pájaros y viento sumergidos dentro de sí mismos Viento de pájaros sin susurro alguno Pájaros de viento en silencio       II Hojas de viento Viento de hojas Amarillo viento Viento de viento muerto Hojas de viento vivo Todo se observa a la orilla de la casa por construirse.
                                                                                A ella, a los locos habidos y por haber, a mí mismo.    La loca pasa desnuda La turba se burla Ella prosigue su camino sin rencor alguno La loca pasa desnuda La observo con tristeza Es fruta impregnando el espacio de piel rugosa La loca pasa desnuda En su cuerpo se aglutina la noche blindada de trajín  Sus senos parecen firmamento prisionero de nubes - un niño hambriento la mira con desconsuelo - Sus pasos cruzan el aire mezclado con humo de la colilla encendida en la calle las nalgas son rechazadas por la vista impúdica En su monte de Venus se multiplica el pelambre como si fuesen filamentos de agua estancada La turba se burla - nadie se mofa de la insignificancia de sí mismos- Entre tanto un perro desnudo gruñe a quienes ríen cuando la loca pasa desnuda.
Transitar del cascabel silencioso en la noche de la luciérnaga muerta El silencio es estropeado por el cántico   agonizante de la cigarra.

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