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  • País: Uruguay
 
Pensé que el tiempo se había detenido, de pronto observé el lugar, estaba frío, la habitación era blanca parecía no tener principio ni fin. Era el unico ser humano en esa habitación ya que ellos aunque aparentaban no lo eran. Esperaban que yo hiciera algo, lo sentía, pude verlo en sus ojos, los miré fijamente hasta que uno se acercó, sabía lo que iba a decir, al menos eso creía. Los estuve escuchando, creí que no lo habían notado, supe que no tenia que hablar, pero luego - "tienes mucho miedo". dijo uno de esos seres - ¿como es que supieron que yo lo sabía? pregunte -te hemos estado observando desde antes que tus padres murieran, ¿creíste que escaparías?. Un escalofrío se apoderó de mi sabía q los había visto antes, fue aquel día en el q ingrese al orfanato, mis padres murieron en un accidente y mis tios no querían tenerme a su cargo. Ellos me recibieron, creía que eran buenos hasta que una vez mientras me dirigía al baño pare a escuchar lo que hablaban. Esa noche no pude dormir, los días pasaron y yo volvía todas las noches al mismo lugar, no tenía que estar allí sin embargo algo me llevaba a ese sitio todas las noches, trataba de alejarme pero era imposible era como si algo conducía mi cuerpo hacía ese lugar.Dos semanas desde aquella noche decidí escapar, nadie me detuvo parecía que me dejaban ir, querían que me fuera, tal vez para que ya no los volviera a escuchar, creí haberme escapado de ellos pero al parecer no fue más que un deseo. Fue estando cara a cara con ellos nuevamente que comprendí, que estaban preparados porque sabían todo lo que yo iba a hacer antes de que incluso se me ocurriera. Me había acostado con la idea de a la mañana siguiente suicidarme, no estaba demasiado planeado, vivo en un séptimo piso tirarme desde allá y sobrevivir sería la peor desgracia. Pero por alguna razón desperté ya no estando en casa, parecía que querían evitar que me suicidara. Por primera vez creí estar pensando por mi mismo, me di cuenta de que no había sido yo en todos estos años sino ellos actuando a través de mi. Parecían entretenerse al jugar conmigo pero por alguna razón ya no podían, no parecían estar preocupados hasta llegue a notar que se burlaban de mi ignorancia y miedo por enfrentarme por vez primera a la realidad. De pronto una luz me cegó, la habitación quedo oscura, el lugar parecía encogerse o simplemente fue el silencio que por a verse apoderado del todo y haberlo convertirlo en la nada me hizo sentir eso, no lo se, pero temía por lo que pudiera suceder. Inmediatamente esa voz diciendo "ha descubierto lo que supo desde un principio". Desperté, estaba en mi cama había sido nada más que una pesadilla con mis peores miedos. Como todas las mañanas baje a desayunar al resto de la esquina -"¿qué va a pedir señor?" un mozo nuevo pensé, sin haberlo mirado supe que algo extraño estaba pasando, dónde estaría Carlos me preguntaba. Ahora creo que hubiese sido mejor haberme quedado en cama y no haber bajado ese día. Busqué su rostro y la sorpresa me acobardó era algo inevitable porque el horror se apoderaba de mi. Pero no fue todo, no se conformaba con verme así, entonces preguntó - "¿le ocurre algo señor? parece estar asustado, de donde yo vengo dicen que cuando una persona tiene miedo es porque sabe más de lo que debería saber. Seguidamente ese silencio de nuevo, no podía creer lo que estaba  viendo y escuchando... era él, parpadee - "aquí esta su desayuno" me dijo carlos esa voz me tranquilizó. Observé a mi alrededor aquello ya no estaba, pero sabía que había regresado, una vez más decidieron burlarse de mi.  
El eterno retorno
Autor: aylen  190 Lecturas
Tenía solo 8 años, en ese entonces vivía en un sitio muy particular, las casas eran pequeñas, iguales y estaban demasiado cerca una de la otra. Pero la casa de al lado tenía algo diferente, un muro muy alto, los fondos se unían pero el de esa casa no, por alguna razón la apartaban, era algo muy extraño todo debía ser igual, sin embargo ésta era diferente. Nadie mencionaba esa casa ni su gran muro, mis padres jamás hablaron de eso, cuando les preguntaba algo sabían como cambiarme de tema siempre evadían mis preguntas, cuando insistía me retaban me decían que me mantuviera alejado de ese lugar. Sentía curiosidad por saber que había del otro lado pero nunca intente verlo por miedo de que me descubrieran. Una tarde vi q mi perro ladraba en dirección al muro, de a poco fui acercándome nadie me estaba viendo, mi padre trabajaba y mi madre había ido a la almacén era el momento perfecto. Había un orificio pequeño podía verse hacia el otro lado me asomé y fue cuando vi a esa niña era muy bonita de piel clara su cabello era lacio y negro, sus ojos eran de un celeste especial no había visto algo así jamás. Parecía tener tal vez mi edad, estaba ahí dentro sentada jugando, aunque parecía aburrida. Creó que me vió porque en cuanto giró la cabeza en dirección a donde yo estaba pareció asustarse y salir corriendo hacia adentro de su casa. Estuve preocupado de que mis padres se enteraran d lo que hice pero a pesar d eso durante unos días volví a asomarme al muro, ella ya no estaba, lo hice en la mañana, en la tarde, y alguna que otra vez en la noche, pero parecía que ella ya no estaba en esa casa, tuve la sensación de que se había ido. Unas semanas después de haberla visto, siento ese camión, alguien se mudaba pero no eran nuevos vecinos, sabía que la mudanza era de la casa de ella, alguien se iba. Fui corriendo al ventanal del frente para poder verla al menos otra vez, pero ya era tarde, ya se habían ido. Esa noche mientras cenábamos les confesé a mis padres haberme acercado al muro y haber visto una niña del otro lado, pero que solamente la vi una vez, no se sorprendieron ellos ya lo sabían. Desde ese día no se mencionó nada sobre el tema, recuerdo claramente el rostro de la niña como si la tuviera enfrente. Hoy tengo 23 años hace una semana que me mude, ahora estoy viviendo solo, pero hace solo 2 días que se me dio por revisar mis cosas viejas, había una carta, no tenía mucho tiempo de antigüedad parecía ser nueva. Era de mi madre, y hablaba sobre aquella niña…
  Debía matarla, fue perfecto, lo había estado pensando mucho tiempo pero por primera vez tuve esa oportunidad. Constantemente nos imaginaba en escenarios diferentes pero todo con un mismo final. Ese día se sintió mal quiso que me quedara, pase la noche en vela, en la habitación de al lado, la ví frágil, débil, fácil de acabar con ella, nadie lo notaría, no habría errores. Ella se perdía en su casa, demasiados pasillos, puertas, un enorme comedor, 2 pisos, 16 habitaciones y solo vivía ella, tenia muy pocos conocidos, los llamaba amigos aunque realmente sabía que no lo eran, quizás fue por eso que prefirió que fuera yo quién me quedara. Todas las habitaciones eran similares solo cambiaban en su color. Una cama de 2 plazas solo para mi, me sentía incómodo todo era enorme, habían dos mesas de luz, una  tenía una lámpara antigua como todo lo demás en ese lugar, la otra un cenicero y en su cajón libros que ella frecuentaba leer. El piso era de madera, pero éstas no estaban gastadas, era como si nadie las hubiese pisado jamás estaban intactas. La paredes de esa habitación eran celestes había una puerta en medio de una que comunicaba con la habitación de dónde ella se encontraba, me acerqué, entre a la habitación, y ahí estaba ella dormida tranquila porque sabía que yo estaba ahí, no tenía la menor idea de las cosas que había estado planeando en mi cabeza, la madera crujió, y noté que se movió. -“¿Carlos?” preguntó ella sobresaltada. - “si Eliza soy yo, se te ofrece algo?” - Quiero que te quedes aquí conmigo Me aproxime a ella y solo la observé, creí que me diría algo, simplemente se durmió. Podría matarla de diferentes formas pero muchas implicarían ver sangre, eso sería algo demasiado macabro, si lo hubiese hecho de esa forma sería como si la odiara o peor, que yo no sintiera absolutamente nada por ella, pero ese no era el caso. Opte por asfixiarla con la almohada, incluso se me ocurrió estrangularla de todas formas ella no se defendería, no podría hacerlo su cuerpo no le respondería por más que lo intentara.  Me senté en su cama y una vez más la miré, me vi poniendo mis manos en su cuello, ella se moría, yo era el culpable de que estuviera pasando eso, me detuve y fue cuando pude volver en sí. Amaneció, yo me había quedado dormido a sus pies, tenía frío, ya no quería matarla. De pronto vi su rostro estaba despierta, notó que la estaba mirando… -“Gracias por haber pasado la noche conmigo”. Me dijo con una sonrisa muy dulce y agradecida. Yo sencillamente asentí con la cabeza mientras pensaba, “si supieras cuantas veces te he matado en mis pensamientos, de cuantas formas lo he hecho no me darías la gracias por haber estado contigo sino por dejarte con vida”. No fue la inmensidad de aquel lugar lo que evitó que la matara, sino ella misma, quería hacerlo pero no estando ella en ese estado, habría momentos mejores, pero no tan perfecto como ese, quería que ella supiera quién lo hacia, esa noche no lo hubiese notado. Eran las 9 de la mañana, se encontraba mejor, decidí irme a mi casa, no tenía prisa sabía que nadie allí me esperaría. Estuve esperando ansioso la hora de la cena, y en aquel lugar estaba ella - “aquí tienes” dijo Eliza. No sospechaba que esa noche le estaría sirviendo la cena de agradecimiento al hombre que en pocas horas le pondría fin a su vida.            
Yendo al abismo por una carretera, bajamos con prisa y sin pensarlo, nos apartaron, yo tras las rejas mirando las paredes escritas por los años pensando en ti, tú con tu vida en libertad disfrutando de esos llamados lujos sin acordarte de mi. Siento estar muriéndome en los recuerdos pero llegan y me sacan pronto d ahí, las bestias se  agitan, él me apura y se que comienza el fin. Camino dejando todo atrás, llega un padre me despide, ellos sonríen, todo encaja menos tú, te vi llegar y estas ahí. Después de un abrazo fuimos victimas de un adiós, yo yéndome al infierno tu viéndome partir. Sentado en esa silla siento como corre la energía dentro d mi, cierro los ojos y despierto, sigues acostada a mi lado, pero miro por la ventana y  ellos empiezan a salir,se están acercando, hundido en la desilusión yo decido esta vez dejarte ahí.  
Un sueño y vos.
Autor: aylen  203 Lecturas
“y yo, que no soy bueno, me puse a llorar. Pero entonces lloraba por mí, y ahora lloro por verla morir.” Silvio Rodríguez “oleo de mujer con sombrero”   No pasaba de los diez años cuando lo vi partir, pasábamos el día juntos, lo extrañaba cuando no lo veía, era como un hermano para mí. Él no hablaba pero de alguna forma nos entendíamos pero hubo un día, que junto con la mañana llegaba una llamada al teléfono de mi casa, eran sus padres avisando lo que después terminaría en una desgracia. En la madrugada del viernes sus padres lo habían llevado a emergencias presentaba fiebre alta,  nauseas y tenia estados somnolientos  esas fueron las causas por la que acabó allí. Quería ir a verlo pero no me lo permitieron el sanatorio donde fue internado después era muy rígido y no se le permitía la entrada a menores d 12 años de edad, por lo que tuve que conformarme con lo que me decían los demás, pero sabía que la mayor parte de lo que decían era mentira. Eran las 21.40 del viernes cuando sentí que un auto estacionaba en frente de casa seguido de voces que eran enviadas para repartir una noticia causante de grandes angustias, salí y se callaron, me asome y pregunte, no tuvieron más opción que decirme la verdad. Aún recuerdo encerrarme en el baño mientras gritando en silencio derramaba un mar de lagrimas, a mis hermanos menores los llenaron de mentiras, los escuchaba y no los entendía ¿para qué ilusionarlos con palabras vacías que debían de contradecir al otro día? Llego la mañana de ese sábado que nunca olvidare, me levante y mis hermanos ya no estaban, llegue junto con mi padre al velorio de ese primo que sentí como si fuera un hermano, ahí estaban ellos ya les habían desmentido lo de la noche anterior menores que yo y desconsolados, los vi y a parte la mirada. Entre a una sala, y allí se encontraba su pequeño cajón un circulo de personas lo rodeaba, eran todos rostros conocidos, busque a mis tíos hasta que di con ellos. Me acerque no sabía que hacer, estaba triste pero  tranquilo y sin llorar, pero eso cambio en un segundo, en cuanto estire mis brazos y apunto de darles un beso fue cuando ambos me sujetaron, sentí un gran vació en mi pecho y mis lagrimas no dejaban de brotar, parecía como si llegara a sentir todo su dolor sumado con el dolor de lo que era para mi la perdida de esa persona. Al medio día lo sepultaron, asistí a otros funerales con tristeza sí, pero no volví a derramar lágrima alguna, no superaron el dolor que una vez sentí, al menos eso creía. Varios años después, una noche otro abrazo uno similar al que me dieron aquellos padres desconsolados, pero esta vez era un abrazo de ella, la estaba abrazando y entre lagrimas se despedía de mi, aunque la perdía estando ella viva, yo la sentía morir…  
-Crees en Dios?-No- Pero por què si èl existe aun cuando no lo vemos- No creo en Dios, porque no creo en el Dios cristiano, tampoco creo en el dios de las diferentes religiones, ni en aquellos de las religiones politeistas. Yo creo si en un ser superior pero que no es aquel llamado Dios, no le doy forma porque considero que solo podrìa ser energìa, no lo asemejo a mi ni a otro ser viviente, tampoco lo venero, creo en la vida extraterrestre porque en un universo infinito errando estaría si creyera que los hombres animales e insectos terrestres fueran considerados como únicos cuando para mi no son ni el 0,1% de todos los tipos de vida existentes en el universo.- Entonces crees en el Diablo!- No estas errando, para creer en el diablo debo creer en tu religión y yo no creo en él.- No acepto tu idiologìa - A diferencia de ti yo si acepto tu idiologìa, acepto que creas en tu Dios, y que las de màs religiones tengan los suyos, lo que no acepto es tu dios como mio, ni pretendo que aceptes como tuyo a ese ser que yo llamo superior, solo pido que aceptes que para mi puede existir lo que para ti no y asì viceversa, cada persona es un mundo, y todos somos, pensamos y creemos diferentes uno de otro. 
un cristiano y un ''ateo''
Autor: aylen  206 Lecturas

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