• Edith Zepeda Hermenegildo
Lunaoscura
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Véame aquí, postrada, mi cuerpo se niega a seguir, se que llego el momento, que frustración y miedo tengo, ¡cómo fue, qué paso, ni cuenta me di! Solo se, que mi cuerpo no quiere seguir.   Que vida tan contradictoria, ayer tenía tantos planes y tantas cosas por hacer, mmm!!! Solo vine a un control de salud y me quede.   ¿Qué pasara con los que amo? ¡Ya se, ya se, nadie es indispensable! No lo digo por ellos, ya me llorarán, es por mi, ahora que, ¿Qué sigue?   Malditos dolores, no los soporto, cada que vienen me quitan el aire, siento que mis entrañas me queman.   ¡Haaagh!   Estoy tan clara de pensamiento y tan maltrecho de mi cuerpo, ¿cual es el fin de tenerme consiente? Por que no se me permite, como a otros caer en el letargo, no lo sé, quiero pensar que es para despedirme de mis amados.   ¿Dónde esta mi teléfono? A lo debe de tener Martha, pobre de mi hermana y mi hija, se pasa uno la vida tratando que nuestros seres queridos no sufran o sufran lo menos posible y terminas haciéndolos sufrir. Mi niña, que va a pasar con ella, es fuerte, se que la hice fuerte, pero esta sola.   ¡Hay Dios, mío! Cuídala.   Por favor, Martha márcale a mi Amiga, ha de estar preocupada,… Gracias.   ¡Hola! Soy yo Amiga, quiero ofrecerle una disculpa por no haber asistido ayer, pero estoy en el hospital.   Le falle, si yo se, que esta conmigo, pero trabajamos tanto, sabe esta ves no creo librarla.   Cálmese no se ponga así, si, si yo se que esta conmigo, no quédese con los chicos,… yo también la quiero por eso le hablo… quisiera decirle más cosas, pero ya vienen por mi,… me van a subir a terapia intensiva…Adiós.   Mi Amiga, es una buena mujer, solo le  pido a Dios, que encuentre un hombre bueno que la quiera, ojala no espere más, sino va a terminar como yo “Sola, vieja y enferma”, lo bueno es, que ya se lo advertí.   ¡Con calma, no ven que me duele mi cuerpecito! Y para que me pone todo eso, ¿Qué es lo que tengo? No se suponía que solo era gastritis, ¿Qué tiene eso que ver con mi páncreas?… Supongo que usted sabe lo que hace, por eso es el médico,… podría subir mi hija, necesito hablar con ella,… si lo entiendo,… Si, haber si llego a la hora de visita.   Esta gente, en todos lados es igual, pobre de mi hija, ya me le imagino allá abajo, espero que Martha no la deje,… que bueno que contrate el servicio, por lo menos le abreviare un dolor de cabeza.   Haaagggg   Maldito dolor, me siento cada vez más cansada… ¿Qué paso doctor? Un paro cardiaco, ¿cuánto me queda? Doctor,… esta bien. Dígame que puede pasarme si me da otro,… bien, sólo le voy a  decir, que no quiero quedar como una planta, no es justo, en tal sentido, solicito que no se me reanime, si tengo que firmar algo, tráigalo por favor. También, quiero pedirle que le diga a mi hija, que yo fui la que tomo la decisión, que fue lo mejor y que la amo inmensamente.   Hora de la muerte las 5:45 a.m.     Lunaoscura                                                                                                                           
Memoriam
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  248 Lecturas
Me gusta vagabundear en la noche,rodeada del abrazo de la sombra,lejos de las miradas inquisitivas,las buenas almas sosegadas dormitan,solo divagan alientos solitarios,aventureros bohemios trasnochados,anónimos enamorados furtivos,y unos cuantos rimadores desvariados.  Distante de la absurda realidad, el sedal de la madrugada, resguarda,al entendimiento del cisco sinrazón,no es indispensable cumplir formalismo,el nómada es soberano y autentico,de deambular sosegado y pausado,protegido por la señora de noche.  Las sombras son espectros desdibujados, la realidad se ve como se siente,la materialidad es desfigurada ,la imaginación transita libremente,todo al amparo de la luz de la luna.  Lunaoscura                                                                                                                                                                               
Presencia inundada de sensualidad, figura perfecta, espectro cetrino viril, conjunción de locuacidad y pasión, candidez adormilada, sentidos alertas, invocación que aviva la mortandad, lejos en el tiempo del recuerdo, ensoñación de un amor no ganado, pasión vivida y deleite de los sentidos, fugacidad del momento eterno, ofrenda de dos almas y dos cuerpos, filigrana imborrable en la invocación del corazón. Lunaoscura
La pasión nubla la razón, agitando las briznas, aguardando  tus formas, después de tanto yermo, despeño en un derrame de un sopor infernal, delirios y deseos prorrumpen el juicio  ¡esclava de ti! etéreo y perceptible, moras en mi mundo de sueños, conquistas de mi con fluidos de frenesí y desenfreno. Lunaoscura
Noche fría y lluviosa, acompañada de mi soledad, sin más que hacer, que dejar pasar el tiempo,de pronto entre la oscuridad apareces tu,de la nada empezamos hablar, surgieron palabras impensables,sumergiéndonos en un mundo vertiginoso de pasión y lubricidad,desconocidos seres, almas gemelas llenas de pasión,me invade por dentro una sed que sólo tus palabras la calmarán,acariciando mi cuerpo, haciéndome  tuya,en la noche  oscura de los tiempos.  Lunaoscura 
Es inusitado, estoy sin casa, pero así es, todo sucedió cuando me di cuenta  que quería ser libre, que era tiempo de volar; esa mañana tome mis cosas y me fui a correr mundo, conocí diversos lugares y personas, era un andariego que anda de un lugar a otro sin parar en ninguno; así pasaron los años, y cuando la vejez me alcanzo y mis sueños de trotamundos se apaciguaron, voltee  atrás ¡no había nada! Desarraigado, viviendo al margen del mundo, sin lazos que me unan a él, deberé continuar, porque un andariego no puede detenerse, es sólo un forastero del mundo. Lunaoscura
A la distancia diviso el pueblito que me vio crecer, llenos de casitas de adobe con teja roja, algunas casas adornadas con plantas multiformes, el olor a hierba, humo, polvo y pino secuestran el ambiente, los ladridos bravucones de los perros, los cantos de tenores gallos y el rebuzno melancólico de algunos borricos, llenan el espacio; cuadro que me hace recordar mis conquistas pero también las derrotas, las alegrías como las lagrimas, pueblito en donde mi espíritu aventurero vio la luz. La nostalgia, embarga mi corazón y los recuerdos anegan mis ojos, caminar por sus calles de piedra de río, me hacen regresar el tiempo, cuando despertaba acompañada del olor a café recién hecho y mi pequeño cuerpecito somnoliento era abrigado por los rayos mañaneros de un joven sol, hasta que mi abuela nos grita ¡a desayunar! Salía corriendo como cachorro hambriento, a sentarme en el mejor lugar de la cocina de humo, el “cuartillo del maíz”, por supuesto al lado de mi adorado abuelo y frente a mi maternal y frágil abuela, la cual afanosa echaba tortilla sobre el ennegrecido comal, la atmosfera estaba envuelta de olores, humos, somnolencia y adornada con armonía y amor. Que decir, del suculento manjar, como olvidar el café acompañado por un bolillo de pueblo, además el suntuoso plato de frijoles negros acompañado con tortillas recién hechas y ¡una salsa!, que los mejores chef quisieran preparar. Ya voy llegando a mi adorada casita, en donde mis abuelos habitan desde tiempos inmemoriales, ante la puerta de madera añeja me planto, con dos golpes pido posada a un pasado que hoy se vuelve presente, ante mi suplica un hombre responde, es joven, silencioso y angelical, es uno de los parientes de mis abuelos, como buen guardián no permite el paso tan fácilmente a los intrusos vivientes, su fin es proteger la morada de la intromisión que pudieran corromper el santuario de reposo de mis viejos, yo lo entiendo y estoy satisfecha del cuidado que se les brinda, por un instante nuestros ojos se encuentra y en sus pupilas me pierdo en una profunda oscuridad que me da la sensación de la nada, pero reconforta mi alma y me llena de tranquilidad mística, su sola presencia mitiga cualquier reproche, como niña obediente me quedo parada en estado letárgico, pero del fondo, se oye la voz de un ser amable, que permite mi entrada, el vigilante retrocede silenciosa y respetuosamente, yo entro a la posada, frente a mi se encuentra una cocina de humo y delante de ella esta mi abuelo, quien extiende su brazo descarnado para saludarme con su palma extendida, llena de regocijo dibujo una amplia sonrisa y de prisa me acerco, él me da la bienvenida como aquel no ha a tardado en regresar, le pregunto emocionada por la abuela, con su mano derecha señala a la casa, que se encuentra sobre una lomita, ahí en la terraza de pie esta mi abuela, tan menuda como siempre, con sus cabellos trenzados en dos hilos negros que le caen a cada lado de sus hombros, con su delantal puesto como señalar de amor hogareño, aun lado de ella, se encuentra otro ángel vigilante de presencia suave. Nuevamente dirijo mi vista a mi abuelo y platico con él, no sé que cosa, el me señala el pozo y nos acercamos vemos hacia el fondo oscuro , algo más de dice que hoy no recuerdo, me despide diciendo que es momento de que me marche, yo afirmo con un movimiento de cabeza, no antes de ir corriendo a despedirme de mi abuela, ella sonríe y sus cuencas se iluminan con una pequeño destello de luz, camino hacia la puerta con una sensación de plenitud y consuelo, mis abuelos están juntos como siempre lo han estado, en su casita de adobe adornada de las amadas planta de mi abuela, subo la pendiente de tierra negra, el vigilante me abre la puerta, doy un último vistazo todo esta lleno de luz blanquecina y mis abuelos ahí de pie viéndome partir, doy un paso hacia el exterior y la puerta se cierra tras de mi, con la certeza que un día también será mi morada. Lunaoscura          
Me arrastras en un torbellino de soledad y desconcierto. ¡Señora del silencio!, fuente de aguas translúcidas, ofrecimiento de paz eterna, amante leal acudes con apasionamiento fogoso promesa cumplida en el tiempo, ilusión cobijada en el alma mi recelo original da paso a un armónico sentimiento, así es como eres tu, descanso  dibujado de eternidad Lunaoscura
En algún momento, al entrar a esa habitación llena de mujeres, en plena plática y organización, solo me motivo saber el lugar de resguardo de mis pequeños, tuve que hacer la pregunta al aire, pues todas hablaban al unísono, una de ellas desparpajadamente, señalo con su índice izquierdo a la esquina, donde estaba una entrada sobria, quise pensar que en su interior bien guarecidos estaban mis hijos, en ese pensamiento estaba, cuando oigo mucho alboroto ¡Ha llegado! ¡Nos gano! ¡Ya ni modo! al voltear vi un grupo de personas que entraban por la estrecha puerta, al frente del contingente, iba una persona con túnica café y capucha del mismo color, no se veían sus facciones, andaba con la cabeza baja, pero sabía que era un hombre, detrás otros tantos, con iguales vestimentas. Las mujeres abrían paso, para dejarlos entrar a la habitación contigua; un comedor enorme, decorado con grandes ventanas con cortinas de terciopelo rojo y de madera, al centro una mesa de madera grande muy pesada, rodeada de bancas, no obstante, las personas se colocaron de pie alrededor de ella,  el principal a la cabeza de la mesa, volteo hacía un lado y levanto la testa, en un rincón de la parte alta de la pared estaba un altar, era una repisa adornada con veladoras y al fondo un cuadro con una figura que no se alcanzaba a distinguir, al asegurarse de que estaba, el hombre volvió su cabeza a su lugar bajándola en gesto de oración, los demás hicieron lo mismo; las mujeres, paradas en el umbral de la puerta, solo observaban. De momento unas personas, me toman de los antebrazos y me llevan en vilo al interior del comedor, solo tuve tiempo de ver en dirección donde mis hijos de hallaban, sin más que hacer, todo era alboroto y comentarios entre los encapuchados, sin poder entender lo que decían, me aventaron a una banca caí sobre ésta, levante la vista, al lado de mi, sentada estaba una mujer de cabellos blancos y otros dos ancianos, estaban de pie, daba la impresión de que ella era la principal, tirada intentaba llamar su atención, alguien me decía que no lo hiciera, que no podía hacer eso, la desesperación inundaba mi ser, solo le imploraba ¡Madre, devuélveme la fe! En ese momento alguien grito, ¡Se esta quemando! Volité la cabeza en dirección de la voz, vi que mi vestido se estaba quemando, en que momento me cambien de ropa, no lo se , el vestido era como de época, de terciopelo color vino y blanco, en la parte del dobladillo salían llamas, me asuste e intente pedir auxilio, pero nadie se compadecía, solo hablaban entre ellos, la anciana no se inmutaba; solo pensaba en mis hijos, que sería de ellos, levante la vista, hacia la ventana que estaba frente a mi, observe que una sombra se elevaba del piso, todos estaban asustado y murmuraban, mi cuerpo fue presa de terror, entre lagrimas y miedo decía ¡No, no, no! Quería huir, pero estaba tirada sin poder moverme, nadie oía mis suplicas, la sombra creció tanto que llego al techo, yo solo dije ¡No soy como tu!  Y todo se oscureció, ya no supe nada. Lunaoscura
Esta noche la razón aletargada descansa,la serpiente ha despertado de su sagrado sueño,asciende con sus mágicos poderes,ciñe en serpenteante movimiento,influjo de visiones y sonidos miríficossentidos inasequibles tocan con locura y sin sentido,los manados son el habitáculo de su fuego,derrumba barreras, abre las compuertas del ansia¡hazme sabedor de todo el vacío que se desata!  Lunaoscura  
Kudalini
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  232 Lecturas
La locura y el juicio se unieron en etérea  complicidad,colmada de camaradería de amigos entrañables.La locura colma al juicio de amor mortal y emocional,despertando con sus voces dulces, la ternura que en ella habita,El juicio le obsequia amorosamente su sentimiento, yda un espacio de sosiego a un alma impetuosa.Esta unión esta  rodeada por la inmensidad del espacio,empero, es agua profunda y apasionada que da vida a sus soledades.  Lunaoscura  
Hoy el destino nuevamente nos junta, nos desentendimos falsamente, no podemos negar que nos sentimos, como el lobo huele a su hembra, entre los dos había un dialogo intimo, más allá de nuestros raciocinio, tú pediste que me fuera, a sido, tan difícil estar lejos de ti, tenazmente callo mi corazón, digo que tengo que seguir sin ti, ¡maldición! Se supone que empiezo un nuevo camino y el primer día estas delante de mi, ¿De qué se trata? te vi y mi corazón se turbó, quería aproximarme pero no, tú pediste que me alejara, fueron unos minutos eternos, te desentendiste, pasaste a mi lado y de lejos saludaste, paralizada, te devolví el saludo, sentía un sabor amargo de desilusión, regresaste sobre tus pasos, te acercaste y me diste un beso no supe nada, solo atine a presentarte, se hizo una platica ligera, intrascendente, me devorabas con la mirada, yo nerviosísima, había una comunicación entre los dos, era un ir y venir de sensaciones mutuas, tanta intimidad y complicidad, en un momento, olvide que ya no estábamos juntos, llegó el momento de retirarnos, te despediste y yo sentí un nudo en el pecho, me diste un beso y al oído me dijiste fue agradable verte, no articule palabra alguna, soló te vi alejarte, vi como te perdías entre la gente, ¿Debó de tener esperanzas o solo soy una ilusa? lo único que estoy cierta es que te amo, tendrás un lugar especial en mi recuerdo.   Lunaoscura
La bruma del olvido llego,las cosas dichas ensordecen.el atardecer nos atrapo,el camino se tiño de ocre,los besos, emigran como aves,sólo el recuerdo de un ayer,el desmemorio de un amor,se desdibuja lánguidamente,camino invadido de adiós     Lunaoscura  
Dos voluntades frente a frente sin armaduras, sin harapos que arropen su materialidad, sensualidad primordial, celestial y  viviente veredas entrelazadas andando camino, brazas que se funden en arrebato amoroso, momento en donde la muerte y la vida se acoplan. Lunaoscura
Flagelo que desbarata el sentimiento,ponzoña toxica del entendimiento,devaneos, amortajan la ilusión,evocaciones con sabor atormento,amor desfigurado por la traición.  Lunaoscura  
Perfidia
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  210 Lecturas
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Dilema
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  222 Lecturas
Noches lastimeras de soledad, la verdad atiza sin condolencia, las entelequias no son suficientes, los ojos se empantanan de sollozo, el espíritu se hunde al enfrentar. ¿dónde aguardan las quimeras de ayer? ¿dónde quedo aquel amor inmortal?, todo desconsoladamente se fue, no queda nada, más que el abandono. El despertar, inquieta a la verdad.  Lunaoscura
Realidad
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  197 Lecturas
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Mariposa
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  203 Lecturas
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A ti
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  221 Lecturas
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Dicen
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  209 Lecturas
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Quiero
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  222 Lecturas
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Soy
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  207 Lecturas
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Jamás
Autor: Edith Zepeda Hermenegildo  203 Lecturas
Márquez del Valle, he me aquí envuelto por las sombras de la oscuridad y aguijoneado por los más terribles pensamientos, pero con el convencimiento de que es la única forma de terminar con esto, ¡no hay más! Debo girar quedamente la perilla para no despertar a Doña Catalina. Todo esta tan sosegado, iluminado  con esa tenue luz de las velas e impregnado con ese aroma a rosas, esas flores que tanto le gustan a Doña Catalina, debo de acercarme silenciosamente a la cama. ¡Ahí está! Duerme serenamente, sólo espero que mi Señor Dios, comprenda mi desesperanza y el alma de mi Señora, sea acogida en su seno. Vedla, las mantas resguardan su cuerpo, que ironía, su cuello esta enmarcado por el encaje de su camisón azul, contempladla que frágil se ve, sólo debo apretar su aristocrático y delicado cuello con mis manos. ¡Así, así! Un poco más, se ha relajado su cuerpo, parece como si permaneciera dormida ¡Adiós, mi señora! ¡Esta hecho! Tengo que  bajar a mi despacho, es necesario dejar testimonio de lo acontecido esta noche y enviarle un inbox con archivo adjunto, a Don Diego de Velásquez, Secretario del Despacho Judicial.   Lunaoscura

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