El Juicio
Publicado en Feb 25, 2013
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En algún momento, al entrar a esa habitación llena de mujeres, en plena plática y organización, solo me motivo saber el lugar de resguardo de mis pequeños, tuve que hacer la pregunta al aire, pues todas hablaban al unísono, una de ellas desparpajadamente, señalo con su índice izquierdo a la esquina, donde estaba una entrada sobria, quise pensar que en su interior bien guarecidos estaban mis hijos, en ese pensamiento estaba, cuando oigo mucho alboroto ¡Ha llegado! ¡Nos gano! ¡Ya ni modo! al voltear vi un grupo de personas que entraban por la estrecha puerta, al frente del contingente, iba una persona con túnica café y capucha del mismo color, no se veían sus facciones, andaba con la cabeza baja, pero sabía que era un hombre, detrás otros tantos, con iguales vestimentas.
Las mujeres abrían paso, para dejarlos entrar a la habitación contigua; un comedor enorme, decorado con grandes ventanas con cortinas de terciopelo rojo y de madera, al centro una mesa de madera grande muy pesada, rodeada de bancas, no obstante, las personas se colocaron de pie alrededor de ella,  el principal a la cabeza de la mesa, volteo hacía un lado y levanto la testa, en un rincón de la parte alta de la pared estaba un altar, era una repisa adornada con veladoras y al fondo un cuadro con una figura que no se alcanzaba a distinguir, al asegurarse de que estaba, el hombre volvió su cabeza a su lugar bajándola en gesto de oración, los demás hicieron lo mismo; las mujeres, paradas en el umbral de la puerta, solo observaban. De momento unas personas, me toman de los antebrazos y me llevan en vilo al interior del comedor, solo tuve tiempo de ver en dirección donde mis hijos de hallaban, sin más que hacer, todo era alboroto y comentarios entre los encapuchados, sin poder entender lo que decían, me aventaron a una banca caí sobre ésta, levante la vista, al lado de mi, sentada estaba una mujer de cabellos blancos y otros dos ancianos, estaban de pie, daba la impresión de que ella era la principal, tirada intentaba llamar su atención, alguien me decía que no lo hiciera, que no podía hacer eso, la desesperación inundaba mi ser, solo le imploraba ¡Madre, devuélveme la fe!
En ese momento alguien grito, ¡Se esta quemando! Volité la cabeza en dirección de la voz, vi que mi vestido se estaba quemando, en que momento me cambien de ropa, no lo se , el vestido era como de época, de terciopelo color vino y blanco, en la parte del dobladillo salían llamas, me asuste e intente pedir auxilio, pero nadie se compadecía, solo hablaban entre ellos, la anciana no se inmutaba; solo pensaba en mis hijos, que sería de ellos, levante la vista, hacia la ventana que estaba frente a mi, observe que una sombra se elevaba del piso, todos estaban asustado y murmuraban, mi cuerpo fue presa de terror, entre lagrimas y miedo decía ¡No, no, no! Quería huir, pero estaba tirada sin poder moverme, nadie oía mis suplicas, la sombra creció tanto que llego al techo, yo solo dije ¡No soy como tu!  Y todo se oscureció, ya no supe nada.
Lunaoscura
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Foto del autor Edith Zepeda Hermenegildo
Textos Publicados: 164
Miembro desde: Feb 21, 2013
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Descripción

El Juicio, Cuento, Ficcin

Palabras Clave: Mujeres juicio llamas anciana

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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