• Julián
-
-
  • País: -
 
Esos suaves susurros salidos de los sueñosse expresan sosegados y satisfechosde saber que son sensibles sesionessabedoras de todas las sensaciones.Raros ruidos rubrican el rápido roncardel roedor que rara vez reparaen rosas rosadas, rodeadas de aromasque se reflejan y corren por el aire.Alelados locos que luchan con lanzasy lucen elegantes luces legendarias,que los llevan al lugar donde el solsale del lecho y relumbra en los limoneros.Eses y erres y eles se sucedenen repeticiones que especialesse pierden en el espacio y elevanlos sentidos del elegante sueño.
No me dejes solo con este dolorporque sabes que te quiero con pasión.Te querré eternamente corazón.Solo no me dejes con el rencorporque, que te quiero, lo sabes amor.Te querré eternamente corazón.Porque sabes que te quiero con pasiónno dejes que maten esta gran adoración.Te querré eternamente corazón.Porque, que te quiero, lo sabes amorno permitas que muera esta ilusión.Te querré eternamente corazón.No dejes que maten esta gran adoracióny de regalo te compondré una canción.Te querré eternamente corazón.No permitas que muera esta ilusióny de agasajo te daré esta oración.Te querré eternamente corazón.Y de regalo te compondré una canciónque será el símbolo de nuestra unión.Te querré eternamente corazón.Y de agasajo te daré esta oraciónque es un símbolo de candor.Te querré eternamente corazón.Que será el símbolo de nuestra unióny un recuerdo de quien soy yo.Te querré eternamente corazón.Que es un símbolo de candory ¿Quién soy yo?, no recuerdo, dímelo.Te querré eternamente corazón.Y un recuerdo de quien soy yoes lo que quiero que tenga tu adiós.Te querré eternamente corazón.Y ¿Quién soy yo?, no recuerdo, dímelo.porque quiero que tu despedida sea con Dios.Te querré eternamente corazón.Es lo que quiero que tenga tu adiósun partir sin sufrimiento y sudor.Te querré eternamente corazón.Porque quiero que tu despedida sea con Diossin nada de maldad y con un perdón.Te querré eternamente corazón.Un partir sin sufrimiento y sudorun partir que no tenga traición.Te querré eternamente corazón.63Sin nada de maldad y con un perdónsin traición para que recuerdes este sabor.Te querré eternamente corazón.Un partir que no tenga traiciónacompañado de una flor.Te querré eternamente corazón.Sin traición para que recuerdes este saborcon una flor, que te daré con razón.Te querré eternamente corazón.Acompañado de una flortu brillo de resplandor.Te querré eternamente corazón.Con una flor, que te daré con razónpor tu relucir con ese color.Te querré eternamente corazón.Tu brillo de resplandoraumentará la luz hasta el grado mayor.Te querré eternamente corazón.Por tu relucir con ese colorla luz se volverá mayor y no menor.Te querré eternamente corazón.Aumentará la luz hasta el grado mayorpara con tu recuerdo ser un soñador.Te querré eternamente corazón.La luz se volverá mayor y no menorpara un soñador ser con tu emoción.Te querré eternamente corazón.Para con tu recuerdo ser un soñadorvolveré a encontrarte con una acción.Te querré eternamente corazón.Para un soñador ser con tu emocióny con una acción volverme escritor.Te querré eternamente corazón.
¿Quién soy yo?... el más triste y pobrede los poetas vivos.Las penas que marcaron un caminoy que me dieron al olvido,las caricias traicioneras que me empujaroncomo si fuera un bandidoy me dejaron tan soloque tengo el corazón vendido.
¿Quién soy yo?...
Autor: Julián  340 Lecturas
Oremos     -Ave María. -Sin pecado concebida. -¿Cual es tu pecado feligresa mía?... -... Así eran todos los días en la iglesia de Santa Gloria, y todo por culpa del popular párroco de la parroquia; Don Samuel, hombre comprensivo como pocos, se levantaba a las siete de la mañana y se dirigía a la iglesia, su sitio era el confesionario, lugar donde escuchaba, atendía y aconsejaba a su pueblo. Tanto para hombres como mujeres, él no era un simple sacerdote era más bien un amigo. Sin embargo, aquella población tenía un gran secreto escondido, un misterio que incluso desconocían sus propios habitantes. Cada vez que allí moría o nacía alguien sonaba una campanada a las doce de la noche del víspera de tal acontecimiento, que por muy bajito que sonase llegaba a los oídos de todos los nativos del lugar. Nadie sabía exactamente quién tocaba la campana, ni como sabía ese alguien lo que iba a suceder al día siguiente. Después de una jornada agotadora Samuel regresaba a la casa rectoral en su pequeño utilitario. Durante el trayecto el cansancio le venció y cayó preso en los brazos de Morfeo. Sorprendentemente su coche giró en redondo y regresó a la iglesia. Una vez allí, Samuel hizo sonar una fuerte badajada con la campana más grande. A la mañana siguiente todo era normal, él estaba metido en cama y su coche en el garaje. Media hora antes de la primera misa se despertó, sin acordarse de absolutamente nada de lo que había pasado esa noche. Al llegar al santuario lo estaban esperando los hijos del sacristán, para comunicarle la mala noticia de su pasamiento. Le contaron que había muerto al caer desde el alto del campanario cuando había ido a comprobar, por sí mismo, por qué tocaba la campana. En ese instante Samuel recordó un sueño muy extraño; en el que un hombre, sin cara, caía al vacío desde el campanario. Esta era la primera vez que él recordaba algo de lo soñado y se daba la coincidencia de que tanto en su imaginación como en la realidad él perdía a un buen amigo. Esa tarde lo enterraron, al último adiós de Juan acudieron todos sus conocidos y amigos. Durante los dos meses venideros se siguió repitiendo, todas las noches de miércoles, la campanada de media noche, pero siempre anunciando muerte. En este tiempo casi todas las familias perdieran un familiar y en los sueños de Samuel se había recreado calcado el fallecimiento de cada uno de sus vecinos. Una tarde durante uno del los funerales los ojos del cura se quedaron en blanco y se desmalló sobre el altar. Al reaccionar dijo a todos sus fieles que mientras estaba inconsciente se le aparecieran en la imaginación cuatro águilas que portaban en sus garras otras tantas calaveras y que las depositaban en los marcos de la puerta principal de las casas de la comunidad. Tanto él como los asistentes al funeral se marcharon preocupados para sus hogares y al llegar cual fue la sorpresa, al ver en sus fachadas cumplidas las palabras de Samuel. Desde ese día la campanada nocturna sonaría dos veces a la semana durante los próximos dos meses y así sucesivamente aumentando una badajada por semana cada dos meses más, hasta llegar a sonar todas las noches, pero nunca anunciaba nacimiento. De tal modo que la población descendiera un setenta y cinco por ciento en el último año. Llegó el momento en el que Samuel comunicó a la parroquia sus sueños. Pues el miedo le invadía el cuerpo. Todos se quedaron perplejos y asustados pensando quién sería el próximo en fenecer. Los nervios se alborotaron e incluso hubo quién gritó: "¡Matadlo a él !, es el culpable, ¡matadlo!" Pero no hizo falta, cinco minutos después de confesar su secreto, las campanas empezaron a sonar con fuerza, mientras el cuerpo de Samuel caía al suelo y empezaba a arder. Quedó despojado de sus carnes pero no de su osamenta, la cual se levantó y empezó a hablar en latín. Al mismo tiempo que desprendía un brillo cegador, que hizo que los ojos de los feligreses se volvieran rojos y se cristalizaran para luego estallar. Al momento que sus oídos escuchaban sus últimas palabras, procedentes de los vacíos gaznates del esqueleto de Samuel, estas eran "¡Memento mori!". La iglesia de Santa Gloria empezó entonces a arder y a ser engullida por la tierra a causa de una inmensa grieta que se abriera en el suelo y que paulatinamente pero sin pausa se tragó toda la isla. La noticia del desastre se reprodujo en todos los periódicos y medios de comunicación del mundo. En los que se contaba que un volcán se había despertado de su letargo y había acabado con la pequeña isla del Atlántico. Por lo que nunca nadie sabrá la verdad del por qué se produjera aquel castigo divino en tan agradable paraíso terrenal. ¿Nadie? Menos Samuel que acababa de nacer con otro cuerpo, pero con el mismo espíritu en otra pequeña población en el Índico.
Oremos
Autor: Julián  710 Lecturas
    EL AMOR TODO LO VENCEEn cada alborada anhelaba el ocaso, que la penumbra crepuscular colmara nuevamente sus ojos de noches, sabia que sólo en ese lapso de tiempo se quedaba en soledad, pues es al caerse el sol sobre el horizonte cuando las sombras consiguen escaparse de la ergástula de nuestros pies dejando de ser esclavas de nuestros pasos para evadirse en libertad. Durante este tiempo renegaba de la consciencia y deliraba en inesperados y fascinantes mundos de ensueño, que le servían en su memoria imágenes renovadas de una noche en especial.Habían transcurrido incontables años desde el inicio de ese instante, o eso le parecía a él. Se gastaban los postreros días del estío, y en estas latitudes del hemisferio norte ya comienza a hacer frío, y a veces, incluso a menudo, se precipitan las primeras gotas de agua del otoño. Aquella noche media luna resplandecía en lo alto de un firmamento plagado de estrellas que centelleaban como ya hacia tiempo que no contemplaban sus ojos. Pero, rompió a llorar el infinito, unas lágrimas frías y melancólicas del que despide una estación para siempre.Allá en la lejanía distinguió algo reflejarse en los cristales de un escaparate, él desfilaba entre la dagas del aguacero, pero de todos modos la vio, estaba convencido de que era una mujer. No podría describírsela a nadie, pues ignoraba que existieses palabras para detallar tal belleza, con ella descubrió lo que los filósofos intentan entender, qué es lo bello, ahora ya lo sabe.Siguió su marcha calle abajo, cada vez más veloz, aunque no podía verla sabía que ella caminaba en el mismo sentido, sólo que iba a una distancia considerable por delante de él. Durante varias horas no cesó de precipitarse el cielo sobre su cabeza, sus indumentarias empapadas lentecían su avanzar. Su respiración, ya entrecortada, era cada vez más forzada y sus extremidades no lograban moverse de dolor. Se detuvo. Era inútil ella había sido efímera cual relámpago en medio de una tormenta, se había evaporado sin dejar rastro, solamente en su memoria, en sus retinas y en sus sueños. Donde aun la veía una y otra vez reflejada en aquel cruel vidrio que no supo o no pudo congelar su imagen.Sus amistades al oírle el relato no le creyeron, nadie es capaz de desplazarse tan rápido, seguramente no fuera nada sólo la luz de una farola reflejada en las gotas de agua que se escurrían por el cristal, o ni siquiera eso, a lo mejor sólo fue tu deseo de verla, de aprender lo que es bello, lo que te hace imaginar alguien que solo en tu pupila se halla. Era lo que le repetían una y otra vez, pero él ya no oía, ya no veía, ya no respondía, ya no percibía ningún sentido, estaba loco de amor.Pasaron semanas, meses, años, y una vida entera, él ya era un decrepito anciano que ya ni su cayado conseguía sostener de pie, se abandonó al suelo, cerró los ojos lánguidamente, y antes de exhalar el último suspiro creyó escuchar una voz celestial que le decía “ven”, al tiempo que admiró por última vez a la belleza que tiempo atrás le se apoderara de su vida, no sabía ciertamente si era su imaginación otra vez, o era que en cierto ella existía, pero la miró y le entrego su alma con unas perentorias verbas que emergieron de su garganta: “el amor todo lo vence”.
El amor todo lo vence
Autor: Julián  312 Lecturas
Sus ya muy tristes ojos azuleslloran gotas de lágrimas saladasque resvalan entre sus pestañashacia mejillas dulces como nubesQue humedecen la pupila amadaaunque su luz para siempre brillaguiando a donde ira ahora mi vidarecordando al amor que extraña.La pena en su corazón palpitala risa en sus labios ya no asomapor el beso que espera y añoray aun sigue llorando mi gran amiga.Deja ya la pena a un lado solaque lo que brilla entre los abeduleses la tibia luz de luna suave y dulcey despierta feliz en la proxima aurora
Azules
Autor: Julián  327 Lecturas
Amiga SoledadUn oscuro crespón cubría todas las luciérnagas de la cúpula infinita. Mi alma, en ausencia de toda alegría, se hallaba entre cascadas que se veían caer desde los cristales de su fachada y resbalaban por ella hasta caer en el material, ya húmedo, del que todos provenimos y al que todos volveremos. Allí con la única compañía de mi soledad, la verdadera amiga, la que nunca me deja solo.Por aquel entonces yo era un amasijo de huesos incapaz de sostenerme sin mi encorvado y débil báculo, me pasara los días de mi floreciente juventud entre algarabías y rodeado de amistades temporales, cual corriente de agua que surca los cauces torrenciales que el hielo concedió. Donde un día hallé la ninfa de mis anhelos, por la cual jugué todos mis mejores naipes y salí derrotado, pues una traidora y deslizadiza brisa, que había partido de los gaznates de aquel villano, se la llevó tan lejos de mí que sólo me dejó los despojos de una vida gastada inútilmente, intentando alcanzar con mis dedos la siempre fugitiva felicidad que se halla en el borde del horizonte.Ahora comprendo como aquel escultor del tiempo, encerrado en la monótona y fría cadena de la edad, golpea rauda y duramente su cincel contra las hojas de mis ramas, marchitando hasta el antiguamente fuerte tallo, que de pronto se desmorona en una siniestra noche de otoño. Estoy solo, como siempre, con mi soledad. Contemplando el rayo de luna llena que se aproxima a la afilada piedra de mármol que marca el lugar donde mi desamparada alma habitará, en el momento que la guillotina, de filo de diamante, corte las cuerdas que sostienen los cimientos de la vida humana.La Soledad me cuenta, que la diosa Fortuna está a punto de hacer girar su ruleta y que mi suerte sólo depende de la saeta, que el intrépido arquero disparará de su ballesta, y que la casilla en donde se clave será el mezquino futuro que me aguarda.Suenan las campanadas, se consume el último suspiro del año, mi amiga me aconseja que no pierda la esperanza, pues la malvada saeta no golpeó contra la rueda de la fortuna. Con el nuevo año intentaré domar el rebelde caballo, agarrándome con fuerza a las crines de los mejores años, para así poder librarme de las cadenas que me ataban y huír en busca del verdadero amor, que seguro me aguarda detrás de los muros de esta cárcel tenebrosa.No escuchas el eco como, cada vez más fuerte, te grita "Carpe Diem"...
Amiga Soledad
Autor: Julián  526 Lecturas
Mira un ceo sempre grissobre terra ben mollada,onde soa brilla a lúa,onde vive miña amada.Mira unha estrela tristeiraentre risas apagadas,dende onde morre o Eoata a costa da Guarda.¡Ai! Galicia feiticeira.¡Ai! Media vida ou enteira.Patria de festas e feirassempre serás a primeira. Soña cun mundo perfectoonde non che falte nada,xunto con trasnos e meigase tamén algunha fada.Soña cunha vida ledana túa terra desexada,dende a costa da Morte á fronteira zamorana.¡Ai! Galicia feiticeira.¡Ai! Media vida ou enteira.Patria de festas e feirassempre serás a primeira.
Galicia Feiticeira
Autor: Julián  344 Lecturas
El roncar de la guitarra entre las rosases el rumor del mar contrala tierrael romper de las olas con las estrellasuna guerra de acordes y aromas.Las suaves caricias salidas del sonidode esas notas son sensibles y sincerasy suenan solas para que las quierasy para que sepas lo que te pido.Toca niña toca!, con tu guitarraque hasta las piedras podrán oírtey bailarán como tú lo quisistey como yo, en verdad deseaba.
Guitarra
Autor: Julián  338 Lecturas
Rockmánticos acordes de guitarraresuenan en mi corazón, en mi cabezarecordando al rápido compás de esa baladaque un día sonaba entre las estrellas.Todas esas notas formaban en el pentagramalas palabras que esperabas oír, las más bellas;las únicas que seguían la melodía del almade ese loco guitarrista que tocabas sus penas.Y que esperaba por ti hasta ver el alba,porque tú eras la única que su corazón llena,porque eras única a quien ama,eres la única luz que tiene la tierra.
Rockmánticos
Autor: Julián  330 Lecturas
D ama, que por las noches recorres los bosques A visa a las hadas, a las náyades, a los elfos... M ándales recado de que tu espíritu esterno A llegado para protegerles en los rincones. O scura sería la noche sin tu brillo en la luna. S aldrán del escondrijo, a bailar, los espectros, C antando canciones entre la espesa bruma. U na vez y mil veces más quedarán despiertos, R ecordando la mujer que no los deja nunca. A l lado del cementerio felices son los muertos.
A la Dama Oscura
Autor: Julián  366 Lecturas
Llega el atardecer a la riberaquedate para contemplarlo conmigo,abrazados a la orilla del río,esperando juntos la primavera.Mira el sol bajar al río a beber,como de color rojo se deshace,escucha del ruiseñor el mensajesabe que pronto la noche va ha caer.Ya salen las estrellas y la lunayo quiseiera una dulce y eterna noche,volar juntos donde nadie conoce,que tu alma más la mia fueran sóla una.Estando a tu lado una vida es corta,realidad: es el sueño de tenerte,para hacerte muy feliz para siempre.Oyes aun suena esa alegre melodía?
Alegre melodía
Autor: Julián  306 Lecturas
Un beso en tus labios es sueño,amarte es más dulce en tu ser,la risa de tus ojos es más bella,amarte por última vez.Recordarte todos los días,recordar que eres mi luz,saber que no te he perdidoy ser feliz sabiendo quien eres tú.Volver a tenerte vida míacomo antes de la despedida,volver a besarte despacioy saber que no estoy muerto en vida.Tenerte siempre junto a míy no volverte a perder,encontrarte a mi lado,recordarte como mi mujer.Recordarte durmiendo en un lecho,la noche del reencuentro,mis sueños esperando enteros,para saber que no miento.Despertarte y estar a solasnosotros y nuestro amor,convertirnos en amantesy no levantarnos hasta ver el sol.
Manifiesto de presentación "¡Eh, compañeras, mirad hacia arriba!¡E aquí otro de esos homo-sapiens que pretende reproducirnos!"Éste parece que lo que intenta es relatar lo que nos acontece, nuestros sentimientos y nuestra intimidad, pero, ¿cómo un ser humano va a poder exponer lo que nosotras sentimos?, ¿no debe darse cuenta de que está tratando con los personajes más famosos de todos los tiempos? Por si hay algún despistado que no se enteró  quien somos nosotras, se lo diré con pistas:Pista uno: nosotras nos manifestamos a lo largo de los tiempos en los libros más famosos, desde obras de Shakespeare hasta Moliere, Dante, todos trabajaron con nuestros cuerpos, pero creo que nadie se había atrevido con nuestras almas.Pista dos: cualquier guión de película o de obra de teatro no sería nada sin nuestra presencia."Como supongo que con estas dos pistas es suficiente para saber quienes somos, no lo diré yo. Por cierto ahora que estamos vamos a contar algo, ¿vale amigas?"Todo el mundo conoce algo de nuestra historia, pero intuyo que no todo. Retrocediendo en el tiempo nosotras eramos frecuentadas solo por gente adinerada o por verdaderos intelectuales, pero ahora con esto de la enseñanza pública hasta el más ignorante (que nunca hubiera tenido interés por nosotras, si no fuera por aquel profesor que nos presentó en el parvulario), nos regenta y hace lo que quiere con nuestros cuerpos, así hasta tal punto en el que aparecemos en la publicidad: anunciando desinfectantes para inodoros, insecticidas, de todo; y pegadas a paredes dentro de un grafiti o dentro de una fórmula que un genio pintó en la puerta de un retrete. A pesar de todo no creo que hallamos perdido nuestro encanto, y conocer un trabajo nuevo y gente nueva no está tan mal."Por cierto, antes de que me olvide quiero decir que cuando alguien le dice a otro: , hay que aclararle varias cosas: primero la letra no es suya, nosotras somos libres y nos gustan todos; y en segundo lugar, no todas somos guapas. Al igual que vosotros los hay guapos y feos, pero con una notable diferencia, aquí nunca verás a una compañera insultar a su vecina, aunque ésta sea tan común y tan vista como una a, o tan tímida como la hache, que no se atreve a hablar, o tan rara como una eñe a principio de palabra... Todas nos llevamos bien con nuestras virtudes o nuestros defectos, que sino: ¿creéis que aceptaríamos unirnos a otras y formar toda clase de palabra, en toda clase de idiomas?"Creo que me llaman, así que, me despido con un fuerte abrazo y hasta siempre queridos escritores."
El coleccionista de la muerteSe oye un chirrido penetrante y estridente al abrirse la puerta, por causa de aquellas bisagras nunca engrasadas. Detrás de ella aguardaba una inconmensurable estancia con forma heptagonal, colmada de estantes, repletos de archivadores, y en uno de los tabiques un lienzo en el que se podían distinguir tres esqueletos centelleantes sobre un fondo azabachado, las armaduras oseas portaban en sus esbeltos falanges sendos cirios que iluminaban una cifra, el seiscientos sesenta y seis. En el canto de cada uno de los archivadores había grabada una fecha, compuesta por mes y año, el más antiguo debía datar de septiembre de 1945 y así sucesivamente todos los meses y años consecutivos se ubicaban allí, pero... ¿Qué podía haber  custodiado con tanto orden y secreto en aquella habitación? pues, ningún misterio, era un acopio como cualquier otro que se coloca con esmero y se aprecia como un tesoro, eran miles, millones de recortes de periódicos de la sección de necrológicos. Detrás  de la puerta apareció un  individuo bajito y enjuto, con una alopecia mas que evidente que era recompensada por su frondoso mostacho, su ropaje era completamente negro a excepción de una ínfima pajarita escarlata. Vivía en un luto sempiterno, todas las madrugadas cogía su lúgubre automóvil y descendía el sinuoso sendero que llevaba hasta su tétrica residencia, su destino era el santuario, cualquiera con tal de que allí se oficiará un sepelio, cámara en mano, fotografiaba los ataúdes y retornaba a su cripta. Dentro, enclaustrado cual asesino en las mazmorras de la torre más inasequible de un castillo, colocaba la flamante pieza entre las láminas trasparentes de cualquier de los álbumes que poseía.A menos de quinientos metros de su domicilio se hallaba una colosal necrópolis constantemente contemplada por él, gracias a un balcón sostenido por trece cartelas de las que colgaban otras tantas macetas en las que florecían crisantemos y geranios. Cada vez que un nuevo difunto llegaba a su sepulcro él lo sabía. Una vez dentro de la inexpugnable sala, se fijó con detenimiento en el retrato que hiciera hoy, era una "bella donna", de la que se enamoró instantáneamente, solo había un defecto ella estaba muerta y él vivo, y la única manera de conocerla era fenecer. Aprovecho que en aquella habitación lo que abundaba era papel, por tanto optó por incinerarse junto con su colección.Dos horas más tarde llegaron los bomberos a aquel alejado recóndito de la ciudad, aclamados por la vasta columna de humo y ceniza que sobresalía del techo de la siniestra mansión. Era demasiado tarde "il vecchio homo" estaba calcinado. A su inhumación solo asistió un sacerdote y un enterrador, pues en todos los años que llevaba allí residiendo, nadie había cruzado más de tres verbas con él, ni siquiera sabían como se llamaba, sí tenía familia,... nada. Por eso en su lápida solo había un epitafio pequeño que ponía "Aquí yace el desconocido ?-1987". Aquella misma tarde comenzaron las indagaciones policiacas sobre el incendio, procuraban comprender el origen de tan magna conflagración. Entre los escombros de la casa encontraron la tan citada sala, en la cual apareció intacto un diminuto cuaderno manuscrito. Al descifrarlo descubrieron toda la historia y un plano en el que se representaban cinco compuertas ocultas tras las cinco estanterías del heptágono. Detrás otros tantos ábsides en los que hallaron los cuerpos de dos ancianos, una mujer y dos niños. Después de ciertos exámenes de ADN se confirmó que los cadáveres eran la familia del misterioso hombre, progenitores, cónyuge y vástagos que fueran sacrificados para que no padecieran enfermedad ninguna, ni se les marcara la huella del tiempo, como se podía leer en una epígrafe que había situada en cada uno de los bidones cristalinos, llenos de formol, que los conservaban inalterados. Detrás de la pintura, asimismo, se descubrió una caja fuerte repleta de billetes y un libro titulado " El coleccionista de la muerte", escrito probablemente por el peculiar homicida. Y un testamento que nombraba como su único heredero al prelado del monasterio de los santos Inocentes junto con un último deseo: "Quiero que en mi mausoleo figure junto a mi nombre el título de este relato".
Dende que os meus ollos te viron, caín preso nos brazos de Morfeo, desexando nunca máis espertar. Eu era un pequeno e febre barco no ancho océano do amor, ti eras o porto no que desexaba atracar, pero estamos tan lonxe que non sei como te vou atopar.Mirei cara o leste, e fixeime como os primeiros raios do orto iluminaban todo o ceo, e tinguían o mar dun tranquilo cor azul, todo aquilo non facía outra cousa que recordarme os teus ollos e o teu pelo, aos cales so vin unha vez; coma quen ve no medio da nevoa un raio de lua chea e del se namora, desexando que nunca se apague.Durante o largo percorrido moitos portos se cruzaron no meu camiño, pero eu arriaba as veles noutra dirección. Agardando que algún día, puidera mirar polo meu catalexo e ver a terra firme, na que tanto anhelo estar. Ollar de novo e darme de conta de que cada vez te teño máis cerca. E que sen ti, sen estar amarrado con fortes cordas no teu peirao, o único que me espera é afundir, rachar coma o Titanic e acabar nas fauces das quenllas.Por todo isto, tódolos días, escriboche unha mensaxe dicindoche canto te amo. E logo lanzoa ao mar, nunha botella, coa utopia de que ti a atopes e a leas.Agora, cerca está xa o ocaso, as derradeiras luces do amor alumean na miña cuberta, as derradeiras palabras voan no vento, levando na súa corrente un derradeiro susurro que di: veeeeeeeeeeeeeeennn!!!!
Amada Desideria
Autor: Julián  325 Lecturas
Esos ojos que me miranbuscando mi compañía,esa risa que me llenalas horas de alegría,mi cielo, mi cielo,sólo te quiero.Tus palabras me acompañande noche y de mañana,tus sonrisas me animansiete días a la semana,mi cielo, mi cielo,sólo te quiero.Sólo te quieropues sin ti mi amorsin ti me muero,como el sol en verano,como las estrellasque cubren el cielo,a ti mi vidasólo te quiero.Esa por la cual en su díacompuse esta poesía,ese arcoiris de colorde brillo y resplandor,mi cielo, mi cielo,sólo te quiero.Compañera de mi viday también de mi alegría,esa flor del mejor jardínque llego a mi vida al fin.Sólo te quieropues sin ti me muero,como el sol en verano,como las estrellasque cubren el cielo,a ti mi vida,¿Te quiero!, sólo a ti...
Sólo a ti
Autor: Julián  358 Lecturas
A memoria do río dá vidaXa pasaron moitos anos, que digo anos, mesmo décadas. Recordo que era inmensamente máis feliz do que agora son. E non é por recordar a mocidade, porque xa daquela tiña unha abundante traxectoria, neste mundo infiel, ás miñas costas. Xa coñecera os cambios que o paso do tempo fai no corpo. Mais de todos modos pódovos asegurar que era feliz, feliz de verdade.Se tedes tempo vouvos narrar o motivo da miña ledicia, e como os golpes que dá a vida ma foron quitando aos poucos, e ultimamente máis á présa.Na pequena aldea todos durmían, era a primeira noite da primavera, a noite do vinte e un ao vinte e dous de marzo. O vento frío que no inverno nos azoutaba dende o norte xa amainara, agora unha brisiña, xa algo cálida, movía compasadamente as follas das árbores. Cando xa estaba máis preto a mañá, oíanse os paxaros que estaban de volta das súas vacacións invernais e traían unha renovada gana de cantaruxaren no medio das silveiras.Moi cerca de min, sentía a natureza en todo o seu esplendor. Botei unha ollada cara o ceo, completamente azul. Só cara o suroeste se apreciaban uns pouquiños cúmulos, ovalados que case parecían ovelliñas saltando unhas sobre as outras entre o harmonioso rumor daquela brisa; probablemente eran o anuncio das primeiras pingas de auga da estación, pero seguramente este día ía acabar sen choiva. Un paporroibo facía manobras arteiras sobre min, tratando a gravidade cun desprezo… ¡imposible de imaxinar para un ser non alado! Daba gusto velo, poñía vida nos meus ollos, e contribuía a facilitarme a miña alegría. A un lado fixeime naquelas pedras de cor branca, que coñecemos como seixos, ían arredondándose co paso do tempo. Aínda me acordo cando chegaron aquí, eran sen dúbida máis grandes; formaban esquinas e planos, onde cada amencer a luz da alba as facía brillar como espellos de diamante. ¡E pensar que parecían irrompibles! E tamén recordo os aromas dos milleiros de flores que espertaban cada mañanciña e enchían os prados dun amplo espectro de cores, atraentes para aquelas fermosas bolboretas, que non as desmerecían na variedade nin na intensidade cromática. E para as traballadoras abellas que sen descanso nin acougo recollían alimento e fabricaban tan delicioso mel.Naqueles almanaques o que hoxe coñecemos como agricultura ecolóxica era a tradicional, e á que actualmente lle chamamos tradicional non existía. Dende a miña perspectiva contemplaba aos velliños do lugar dirixirse ás súas dilixencias diarias. Ás veces, facíanme cambiar un pouco a miña posición, pero comprendíao era polo ben das súas brañas, a humidade era imprescindible se querían ter herba que levar ás bocas dos seus animais no verán. Recordo aquelas chaeiras de inundación como se fora hoxe. Discorrían a ambos lados de onde o meu leito moraba, e pódese dicir, que os meus brazos as aloumiñaban sabedores da incrible diversidade biolóxica que albergaban no seu seo.Un pouco máis lonxe estaban as leiras das patacas, do mainzo, das fabas, do trigo, do liño, e dun longo etcétera, que a xente de entón cultivaba con esmero, cariño e paciencia. O día que labraban a terra, moreas de lavandeiras, merlos ou carrizos baixaban a ras do chan. Había pequenos insectos para alimentalos a todos e sobraban os suficientes para conservar a especie sen perigo ningún.A terra rompía con aqueles arcaicos arados romanos, feitos artesanalmente e con madeira dura, de castaño. Podían durar a vida de varías xeracións. Eu mesmo vin como pasaban de pais a fillos e a netos, e así sucesivamente. Os regos que se facían era rectos e pouco profundos, pois a xente de antes era consciente, aínda sendo carente de estudos, de que a parte proveitosa do terreo era só a superficie. Máis abaixo, na rocha nai, era imposible cultivar nada. Esas colleitas abonadas de esterco, fortalecían o solo a base de materiais orgánicos que gardaban un perfecto equilibrio co medio.¡Ai, ai, ai! ¡Que pena! Se puidese berrar, berraría forte pedindo que eses recordos felices volveran ser presente. Pero é imposible. Agora diso xa pouco, ou nada queda. Nin sequera eu estou no lugar que me corresponde. ¡Fixéronme emigrar forzosamente!Hoxe en día, século XXI, ¿vivimos ben? ¿Que é progreso?Lémbrome agora, que se cumpriron uns corenta anos dende que sufrín o primeiro ataque severo. Por encima de onde eu vivo, pasou unha estrada e o que antes era un camiño veciñal pasou a ser unha pista de asfalto (obrigándome a pasar forzosamente por uns estreitos canais para cruzala).O tráfico rodado, a revolución industrial, a tecnoloxía, o progreso… ¡Cada día estaban máis presentes na miña contorna! E isto só me trouxo dores de cabeza. A polución (non podo dicir que sexa comparable á dunha cidade) fíxome sufrir. Presenciei a morte de innumerables animais esmagados polos tolos que corren no seu coche e a desaparición de especies de peixes, coma troitas e reos que antes a diario podía sentir acariciando o meu ser.¡A braña xa non é tal! Por un dos lados secárona. Un inmenso monte autóctono poboado por carballos, castaños, budios e outras moitas converteuse nunha pradería pola que a lixiviación fai escorregar augas ferruxinosas que escurecen a miña face. O uso abusivo de fertilizantes, xurros e herbicidas tóxicos fixéronme perder moitos seres veciños: tritóns, que antes nadaban felices, agora só son un lindo recordo; as flores, que antes mencionaba, cada vez son máis escasas, vexo como o seu lugar vai sendo ocupado paulatinamente por especies cultivadas repetitivas; non veñen os paxaros comer nas leiras recentemente traballadas, porque xa non hai insectos…E por último, o que máis me doeu foi que me fixeran emigrar. O meu lar. O meu leito onde descansei dende tempos inmemoriais. Modificado e alterado pola man de individuos irresponsables para unha nova construción. Neste caso unha depuradora. ¿Cal será a súa función? ¿Verter no meu ser todo o refugallo da poboación humana da redonda?Estou triste e probablemente non me quede outra que renderme e morrer.Pero, non sen antes presentarme como é debido: Chámome Agudeiro e son, ou era, un pequeniño río, afluente do Lambruxo e á súa vez afluente do Lambre. Sei perfectamente que os demais tamén sofren, pero iso non me fai, nin moito menos, sentirme mellor. ¡Morreremos todos! A natureza e imprescindible para a vida humana e cando o comprendan espero que xa non sexa demasiado tarde.¡Adeus! E espero que sexa un deica logo, e non un ata nunca…"
A memoria do río dá vida
Autor: Julián  371 Lecturas
Azules como el cielo al besarel mar en el horizonte sin tierrabrillan sus bonitos ojoscon púpilas como estrellasque me guian en la vidapara que nunca me pierdacon finas y largas pestañasque solo la noche cierra.Su pelo largo y liso al moverla cabeza es una caricia tiernasobre los hombros más lindosque toda otra mujer quisierapero que solo posee esta diosade magnanima belleza eterna.Dos labios finos y coquetosque definen la sonrisa perfectados mejillas sonrosadas queen medio dejen una nariz pequeñapor la que entra el tibio airedel que yo ser molecula quisiera.
Azul quisiera...
Autor: Julián  383 Lecturas
<< Inicio < Ant. 1 [2] Próx. > Fin >>

Seguir al autor

Sigue los pasos de este autor siendo notificado de todas sus publicaciones.
Lecturas Totales54581
Textos Publicados59
Total de Comentarios recibidos65
Visitas al perfil9872
Amigos17

Seguidores

1 Seguidores
Oscar Ruano
   

Amigos

17 amigo(s)
ALFREDO MENDIOLA
RAFAEL GAMERO BORREGO
antonia
José de la Cruz García Mora
María Ester Rinaldi
marlyn ruiz
Maria
La chica del dragón tatuado
Richard Albacete
Lucy Reyes
Cristofer G
Ignacia
estefani
Laura Camila
Carmen Veronica
Neocoatl18
Catriona Endériz
   
 

Información de Contacto

-
-
-

Amigos

Las conexiones de

  CACA
  Rafael Gamero
  antonia
  josegarmo
 
  marlyn ruiz
  mdcg
 
  ralbacete
  Lucy
 
<< Inicio < Ant. [1] 2 Próx. > Fin >>