Noche de viejos escombros que me extrae las entrañas. Noche que es inmensa noche donde mil vidas se apagan. Veo tus negros racimos en velada vigilancia: Para qué quieres mis huesos y mis quebrados cartílagos ? Deja de ser obsesiva sobre mí y que tu lamento parta hacia las playas de hogueras, que a todo el que puede quema. Aparta de mí esa copa de madrugadas amargas y déjame que suceda en mi vida descarnada, y el aire que parte rocas pueda repartir mi alma: Alma llena de tragedias regaladas y baratas ha de años recogidas desde vivencias tempranas que empeorarán tu mundo apenas oses tocarlas. Bebe tu vino y tu viento pues moriré de mañana entre ordenados abetos y algún ataúd de lágrimas.
Mojada, empapada, tersa, con tacones y caderas baila la mulata bella, aunque diluvie en la fiesta. Va vestida de naranja y de otras frutillas mansas. Para danzar ha nacido y, aunque triste y cabizbaja se vea de ningún tambor se aparta. Hasta que la noche rompa y el día la satisfaga, Bailando en la misma roca donde su madre bailara con sus estampitas santas a veces, llenas de escarcha. Con esos ojitos dulces a culquiera ella arrebata algarabías fantásticas, repetidas de mañana.
Existir subir trepar las escaleras del mar. Subír peldaños de viento buscando lo que no puedo alcanzar con la mirada... Y no logra mi alfabeto ni acercarme a tu cetro. Clamo a la estrella cercana y a las Pléyades paganas, más presencio tus vestigios en pistilos elegantes y paletas de sonido.........Allá cesan los solsticios. Ese rojo es tu color pues eres sangrienta flor de bruma que se cuela en esta mi piel tan necia. Y sé que existe tu trono en los abismos redondos donde se hunde la galaxia: Escapista trasnochada alta como las riberas donde el lucero es lucero demolido en su belleza.
Bebí tu vino de encanto con sabor a corcho raro. Quizá tragué ese veneno soporífero y escueto en que una ponzoña vaga va oscureciendo las caras de orfebres y patiquines con afeites y mohínes. Con tus ademanes largos, apartaste de inmediato al hechicero que medra cual polilla en tu madera. Rayo de azabache eres en un reino de mujeres de vasta coquetería y malas caritas frívolas donde la rencilla es flema con flequillos que condena a toda mujer de nombre a envidiarse hasta que muera.
Navego en lo finito de este mar ya corroído. Y en falsa barcarola, el Sol abraza y me moja. Más un viento de mohínes muy textuales me divide en aquel que al agua roza y a la anémona molesta con tentáculos: Es necia, entre saltos denodados, audaces y decididos como estos partires míos. Yo no dejo amor en puertos ni me cargo de amuletos. Y en lontananza y sin pillos, no tengo amigas ni amigos. Amo el amor que se da con azucar, leche y pan y la sencillez que exalan las horas de madrugada.
Distendida, metódica, te extiendes en tus alas. Y embriagada, levitas sobre vestigios rojos. Tu cara es la pizarra donde el carmín dibuja tus más bellas molestías y rímel encantado. La copa está en mis manos para sorberte toda, aunque vistas de harapos, muy y tersa y emotiva. Primitiva gladiola: Cerca te estás formando con elíxires, sombras y sabores de vaho.
Yo soy el que ha trillado los bárbaros caminos. Tan sólo con ingenio y visceral aurora. He logrado el barbecho que se traga a las horas. Coloqué los nutrientes de toda tierra rara, bella o fea: Sin estigma. Y lancé caracoles para que descansase en humedad la tierra. Y la orgánica vida, se asomara entre surcos y cubrirme de espinos con mi conciencia sucia. No mancharé la hierba con mi mala prosodia y mantendré la vida de las pequeñas flores. Debe este mi nombre, servirme para algo.
Cubos, lancetas, cuerdas y hexaedros fantásticos. Se elevan en mí letras cuando escribo de noche. La sombra es una sombra que no tiene caballos. Y en ese sur sin furia crecen necios con violas y demagogos breves que destruyen palacios. Mi pluma ya ha dejado venenos en mis uñas y dormido dorado de estridenciales noches. Pasa de largo un ave que sueña altanerías, en un segundo grave que a la velas, detona.
Mi nombre es como el río: marcha y desaparece en los giros del agua y es de enconada espina. Hembra: Siente la lezna que forjan mis zapatos. Y el rugír de las rocas que me han jurado angustia. Por eso marcho raudo hacia otoños y noches, desterrando faroles que saben de mi vileza.
El pan del pobre tiene, su rúgula de piedra y lo áspero del bronce, por siempre contrahecho. Todas las lonjas brotan de la mesa de piedra cubierta por reptíles, lémures y despectiva lepra. Hay remiendo en los odres para zurcir el líquido y algo de agua trémula regada por los labios y vinos corrompidos que a algunos da remiendo. Desde el sereno nace esa mesa de rocosa sin sabor aromático: De ceniza o cadena o huída mariposa. Y todo lo que se come es veneno pequeño y laja despojada de los ajados ríos: de muy pequeño hechizo y de olor disecado, tal como los terrones que olvidaron ser tierra.
La sílaba se diluye lentamente en su forma y busca consonantes para de ellas nutrirse. Y volverse palabra aunque el viento corrugue su desarmada forma y sentido inmediato: Mas, también da vocales cuando queda preñada. Y se hace alfabeto con sus asimetrias.
Para estrujarte niña, es que forjé tu cuerpo. De hojas aromadas e ilímites matices. Más no usé ese hornillo que da vida a las dagas ni el armatoste helénico que a la espada forja. Sí usé los reductos donde el color respira y se hace rubor rosáceo y renacientes alas. Te hice de los muñones más tristes del olivo y del amor del nardo que al fin se despertaba. Y para que andarás junto a mí forjé columnas que entrelazaban fuertes a mis brazos inversos. Para ti preparados para ejercer de diana cuando Artemisa y Eros te sintieran gran hembra y lanzaras tus flechas a lo hondo de mi pecho. Tan feliz y empapada como ser de leyenda.
En mi ojo se refleja lo recio de la rosa, la casaca que viste descuidado el almendro. Todas las disyuntivas que afligen las gladiolas y la inercia del ave que arde de madrugada,
Te han nombrado reina en gentil Unicornio y princesa incendiaria que da incienso a mis manos. Bajo ti no hay alfombra de nardos y laureles, ni la palabrá gótica que alardea en tu oído. Me sacas de prisiones: Sincera desentierras lo que en mí fué milagro y salvación inmensa. Eras tú quien reía al pie de mi ventana. La que crujió en la hora loca de la madera en una casa rala, ya ha añales, corroída. La que comprende todo con tan solo soñarlo. La que es rescoldo recio y quema soledumbres. La que es agua que embriaga tan sólo por mirarla. No ven tu zapatilla de diamante y lavanda ni al insolente bosque callarse ante tu ornato. Eres quien pone en áscuas a mi agredida carne y a la vez, empalaga, con un beso indeleble.
Si la brisa te abrasa,abrázate a la brisa: Cíñela con tus manos: Estrújala, rodéala. Inclúyela en tus cantos, compréndela en sus dudas. Acógela y retenla al azotar tu cara. La brisa es niña y crea, paraísos de lumbre, árboles en sigilo que envuelve en su coraza. Y arde en llamas el bosque cuando clama a la tierra. La brisa y tu son leyes que se esconden en brasas y rostros emotivos que conquistan la hora trepando, por segundos, lejos de entera noche.
Andrómeda me mira y también Caciopea en tiempos constelados donde el cielo era griego Y Cepeo trataba junto con sus meandros para cribarme todo y cernirme tus risas, más asidas a mi que en un lugar sagrado me lavaste con aguas que destiló la luna. Y comenzo mi andanza entre chispas de fuego y botones de aurora que compraron mi alma.
Sabor de tiempo y años y vasta madrugada. Encima del peral se desespera el viento en busca de una excusa para dar compañia a mí, que sembré en los océanos las más preclaras perlas y dejé, en cada puerto, mis besos y mis flores... Y regresé al terruño para arder en tus flamas.
Creo mundos magníficos sobre tu piel de malva y azabache muy lento que agudo cuerpo esculpa. Eres más que el follaje que entrampara al oprobio. Eres manía y vértigo y lumbre sugestiva. Si caes de mi lado me toma el desespero del que ha perdido todo: Su cimiento y su copa. Cuando te cristalizas en los vésperos verdes eres lucero inmenso que corta mis palabras y un amor incipiente que da fe a mi mundo preciso y concluyente y tajante en sus borrascas. Latido del latido que somete sin látigo. Alto vestigio, cumbre de luz arracimada y certero revuelo que en tules aparece con armonía gallarda, sensorial, principesca sobre los tiempos de la albaca cabalgas arrastrando esmeraldas ya todo enternecidas.
Para ti mi selecta voz y mi arquetipo: La caricia más calma que deseara un venado. Un collarín de notas y sedosos laureles y el poema imbricado en venias sucesivas. La hoja de la más tímida palma que te refresque. El beso del mulato, mejor que el beso mío y una gargantilla de algas más que dulces, para que te repongas en un certero sueño.
Dame lo que retengas: Tus caprichos, tus dudas, tu llorar en la arena sobre lomos de años. Y, si también lo quieres, cuéntame tus sonidos, tus ecos, los reverberos álgidos que han bruñido tu mundo. Cuéntame de tus soles, tus derrotas y angustias: Soy consejero sabio y de labios callados. Háblame de derrotas que te borran derroteros: Las costas y peligros que te han merodeado y la ruta fantástica de tus primeros logros. Desahógate amiga: Ya doblan las campanas y se van los espantos lejos de sus sudarios. Haz de nuevo la vía, reconstruye el camino de todo ser logrado en honor misterioso. Andemos, mano a mano por las grutas del aire y ríe, pues la risa es la miel de los pobres y asesina el gruñido de los que mal han amado.
Páramos solitarios erguidos en la calma. Silencio de mulatos carentes de todo abrigo. Cúpulas segmentandas por donde saltan Elfos. Ombligos salitrosos, llenos de frío y piedras. Hay polvo en los olivos y muerte aún fresquísima. Y delgadas palomas esquilmadas en llantos. Todo el paisaje es simetría cinética por dolor detenido, con cuerpos arrasados y fantasmas de angustia dañados por las horas. Agotados perecen ojos en las esquinas y alto es el agravio cada momento atávico, que ha heredado las muecas y el dolor del cilicio.
Escribo con crudeza, con dolor biselado en un tiempo imperfecto en que rompo maderas. No como en la juventud de mis abecedarios, no como el que colgara la luna en picaportes y cruzara en desorden campamentos de rosas. Ha madurado el clérigo que hice en mis delirios y me alcanzó lo omnívoro en mi piel de filántropo, más aún me conservo en mi inguinal angustia. y sigo rodeando al sátiro, para reírme un poco.
Hambre en los marginados y los niños obreros. Hambre envuelta en hambre que come las cutículas. En minas de carbón hay frutos de cicuta cocidas en su enjambre, omnisciente de todos los seres desnutridos que cazan comadrejas y atalayan conejos que en el césped saltaran, como lo hiciera Edipo cuando se supo enfermo. Seres ya desganados que comieron su aura. Entre todo lo tóxico quizá se cuele un higo que no es más que reflejo de otro higo primero. En el hambre se cuelan los huesos ya traslúcidos y el cartílago hueco que dejo un magro pájaro. Muerte por hambre es muerte de inanición; Castigo para el que permanezca soñando con filetes.
Florecilla tranquila: ya es el momento del pólen. Y de la abeja albina oculta en tamariscos. Da esa miel a un mundo urgido de melaza. En tus colores eres maravilla dormida, nación de mi dominio, cristal de mis cristales. Y a veces, zarza eres que me quema la boca, cuando beso descalzo tu luz de simpatía.
Oye, mira, disuelve, mi paz cauterizada, mi cincelado otoño. Mis uñas: Largas ellas en mi larga memoria rodeada por demencias, entre danzas de olvido. La desmemoria pasa y muestra su cabeza. Pero me encuentra aquí trivial, desaliñado, ya bebiendo las aguas más puras de mi invierno. Florecido en mi báculo, sentado en el terrado, sin máscaras ni ropas espectrales de feria. Tan sólo yo y mi gata ante el abismo calmo. Gotea el aire denso sobre turbios laureles mientras anudo Pléyades sueltas sobre los pinos.
Fuego es lo que sale de tus ramas de lumbre: y de tu boca, flamas, flamas, flamas de contexto infamable. Y tu entraña es un ente cruzado por relámpagos, con su raíz de fuego, tan sequiza y pequeña. Y te haces ceniza de tronco destruído con hojas encendidas que de incendio quedaron para testimoniar lo que es purificado por todos los calores que gritaron muriendo.
Entre el cielo y la tierra la tristeza Oceánica me estruja con sus lazos de imperturbables olas. Y repele al querube, que intenta con su lanza, salvarnos disociados en la temida tierra.
Me allegaré a las sombras de la umbra dormida debajo de las formas negras de los parrales y allí dejaré mi disentir, mis dudas más espesas y mis dos torpes manos que me fueron cortadas.
Para qué echan todos su esplendor a la rosa que hace femenil a la abuela dormida ? Para quién gimotean legiones de canarios? Qué es la Filosofia si no existo en tu mundo ? Por qué fenece el aire en fiera inexistencia ? Quién desvanece el pájaro a la hora del alba ? Y para quién el néctar de esfínter amarillo si soy mortal y paso, recogiedo mi sombra?.
Te dí las comisuras de largo fuego blanco. Diseñé tus aretes sin que palidecieras. Era tu cuerpo en sí piel, desembocaduras, bajadas y vertientes revestidas de ecos. Tus intersecciones eran cruces de miel distinta y pura, que al canario extraviara entre golfo y meandros. Eras de trementina suave: la que enajena mi locura, mi mundo de seres que su rótula hincaban a tu paso de pendular cadera. Cercadas de alabastros sugestivos gemías sabores a mi lengua en absoluto gusto. Y goteé sobre flamas en anchos pebeteros que a tu vera hilachaban todos los cantos ámplios donde lo sensitivo era eternal laguna y tu ser, la gigante gladiola que va dejando humus.
Me disculpo con todos por siempre improvisar. Realmente jamás hice boceto alguno. Y también me disculpo cuando escribo extenuado y, luego de escribir, debo editar y corregir. Soy tan sólo una voz, como lo somos todos. Y, de mañana corrijo mis versos desastrozos. Siempre me hallo cansado, al borde de mis días y gigantescos quebrantos son ya mi diaria copa. Richard Albacete.
Cuando estoy triste callo y así a ninguno afrento. Bajo el tinglado etéreo del cielo y sus bahias. Y abandono lo atónito que hace diana en mi boca y, casi senil suelto, mi volumen, mis lápices, mi tristeza emotiva que huye en las horas pardas en las que veo aureolas, corolas y cabellos y un pecho infalible de trasnochada copa, que rememora fiestas y bailes ya en olvido. Ya he enterrado el hacha con la que abría perlas y romances allí, donde mis sueños eran.
Mi vacío permuta entre soledad y tiempo y lodosas manías que son en desatino. Me desvanezco apenas me avista alguna aurora y aparezco primero donde lo indica el piache, otrora multiforme: Preñado de bahías. Si el cero es mi esperanza para qué busco el cielo ? Soy copa derruída que arruinó el astrolabio apenas fuí buscando mi punto de partida. Desplomar levantado fuí yo sin las lisonjas. Demolido en las rocas que jamás serán cumbre. Tirado me edifico como trivial derrota que jamás se incendiara para llamar caminos.
Jubilosa en las tardes que rehace relámpagos: Desnudas tu grandeza ante hielo mordiente: Tu vientre y tus espaldas se han petrificado, por lo que yo te auxilio hecho torrente y brumas y una centella blanca que se anuda en tu pelo; Mucho del cielo invoca exudando mi sangre, mis visos y mis córneas, Y sobre los pináculos de cielos emotivos para no reduzcas tu color de violeta y de camino largo que, sobre mi ser, se alarga¨: La eternidd es de ambos porque nos prometimos amor bajo las formas más firmes del copíhue. Todo lo rezumamos, filtramos y escurrimos en la tozuda ronda en que somos logrados.
Caen, caen las cosas al centro de su nombre: A las hogueras pálidas que trizan los caminos. También cae el apego hacia su sepultura, y hasta los argonautas que buscan vellocinos. Y los puñales nobles separan piel y sangre que caen en su silencio como yo en mis olvidos. También se precita la luna ya menguante y guantelete corto al que una hoz, permea. Todos mis pensamientos, mis oprobios e incisos descienden entre rocas, pernos y manantiales, a donde ya Altazor ha dejado su risa y esa caída es cántico de sinuosos matices.
Ven aquí y alborota, la palabra en mis labios. Acércate a mi diestra y enciéndeme:Soy seco. Navégame en las horas locas del plenilunio, donde el silencio artero me quitara la boca. Pon en mí tus encías y abastece al vacío y convoca a la sangre que se perdió, extraviada, entre arcos de bronce de una selva secreta, plagada de estertores y sentencias apáticas. Pon el ti mi mejilla y tus latidos dulces y recréame dando aire en la nariz, resopla, vivificando en mí al ser que que siempre de ti se antoja: Cabal, caballeresco, de hábitos maleables. Por ahora soy Gólem apagado a tu lado, de arcilla somnolienta, sin hábitos ni forma. Más en mis pensamientos más añejados tienes la vida que deseo, apegada a tus manos.
La luciérnaga duda entre mareo y sueño, más aún así deslumbra con su luz mi cabaña. En mi sillón, ergástulo en ella me deleito ante la lis y el lago que siempre, merodean. En mis tristes entrañas abonadas de olvido que poco a poco sienten un peso que desploma.
El Azul es azul pues así lo ha escogido, y electriza su nombre en mi conspicua mano: Célebre y resilente y de notables latidos donde la sangre es roja por que así lo demanda la Historia de la carne, herida en reyetas... Y el gotéo continuo que cae de mi brazo.
Eres tú lo inasible de inconmovible estrella: Eras la paz galáctica que doraba mis manos. Venida de las frondas más tibias de la siembra sujetabas el verde con tu díscola mano. Reina de un reino eras de copiosos matices. Danzabas con la luna, giraluna de encanto. Con zarzas y cabellos y tez con cabellera Tus óvalos, tus ojos, dentro de mí prendían sinrazón que tomaba mis sienes como sierpes. E íbas en cada sílaba que las chispas trajeran. Cada pómulo era muestra encantatoria: Revelación, hechizo, de imperiosa dulzura. Por mi cuerpo rozabas deshaciendo rencillas, confusión, erradumbre y cólera desgarrada. Y lanzabas tus nardos como dardos de feria. Eras la voz sencilla, la que arma proclamas: Aquella que ciega al Sol de poros infinitos. Tú, la que sostenía mis manos sin sus copas y que embriagaba todos mis sentidos menguados. La que arrodilló a Hércules, que te creyó cervatilla. La que con sus tijeras cortara las fuerzas varoniles de un Sansón lastimado y débil en patrañas. Ante todo te yergues como oficioso monte rodeado de cantatas y cantos sagitales.
Escribir es un don que te ha sido otorgado.Escribir con el alma, con el corazón hablando.Con la palabra sacra que surge de tu espíritu. Si escribes hazte cargo de tu decir austeroSé fiel a tu legado, no fingas hidalguías, valores,Compromisos… que luego has de mutarlos. La palabra es un símbolo de respeto y honorEscribir es un arte que resume idealismosla elevación del alma en su expresión divina. Si no logras la esencia de plasmar tus verdadessi escribes por el único fin de la victoriay no importan el goce, el deleite o la rosa… Calla el sueño de gloria, no alimentes al vulgo.Guárdate tu locura… tu inspiración, tu estroen alforjas cerradas, donde el basto no azote. Y escribe cuando sientas la beatitud de hacerlo.
TE AMÉ EN PASADO FECUNDOFUISTE LA LUZ DE MI MUNDO,TE AMÉ CON SUAVE TERNURA,FUISTE MI AMANTE DIVINAPOR ESA TU GRACIA FINAFUISTE MENOS QUE LOCURA. HOY TE AMO EN EL PRESENTE, DE TI YO SOY OBSECUENTE, SOY PASIVO Y SOY ACTIVO, ME CONTAGIA TU ALEGRÍAEN LA NOCHE Y EN EL DÍA,POR TU CARIÑO YO VIVO. YO TE AMARÉ EN EL FUTUROPOR LO MÁS NOBLE TE JURO,TE MANTENDRÉ EN UN ALTARPARA PODER ADORARTE,PARA TENERTE Y AMARTE,YO TE SABRÉ CONJUGAR.
Un hombre santo y una prostituta vivían enfrente uno del otro. Ambos murieron el mismo día. El alma de la prostituta fue llevada al cielo. La del hombre santo, sin embargo, fue llevada al infierno. Los mensajeros que habían venido para llevarlos estaban confundidos. Se preguntaban entre ellos, “¿Qué salió mal? ¿Es este un error? ¿Por qué debemos llevar a este hombre santo al infierno? ¿No era un hombre santo?” El más sabio entre ellos dijo, “Si, el era un hombre santo, pero envidiaba a la prostituta. Constantemente pensaba en las fiestas en la casa de ella y en el placer que allí se dispensaba. Las notas de la música que llegaban a la deriva a su casa lo afectaban hasta la médula. Ningún admirador de la prostituta, sentado en frente de ella, se conmovió nunca tanto como él lo estaba, oyendo los ruidos que venían de la residencia, el sonido de las campanillas de danzar que ella llevaba en sus tobillos. La totalidad de su atención estaba siempre enfocada en su lugar. Aún cuando estaba adorando a Dios, sus oídos estaban sintonizados a los sonidos de su casa. “¿Y la prostituta? Mientras languidecía en el pozo de la perdición, siempre se preguntaba en qué misteriosa bendición se encontraba el hombre santo. Siempre que lo veía llevando flores para la adoración de la mañana, se preguntaba, ‘¿Cuándo seré merecedora de llevar flores de adoración al templo?, soy tan impura que apenas alcanzo a reunir suficiente coraje para entrar al templo.’ La prostituta solía sentirse transportada por el humo del incienso, el brillo de las lámparas, el sonido de la adoración hacia una suerte de meditación, tal como la que el hombre santo nunca pudo. La prostituta siempre ansió la vida del hombre santo, y el hombre santo siempre deseó los placeres de la prostituta.” Osho Y aquí, y ahora.
Si Rubén Darío mandara a callarobtendría de mí un silencio ejemplar.Yo le sostendría gustoso el caballoy me insuflaría diciéndole " Ayo".Las castas melenas en convalecenciaante sus saberes harían reverencia.Y ante sus potencias en mundos egregiosdichosas gargantas darían arpégios.Ante este titán nada callaría:Cantarían las piedras de mi Andalucía.Él daría entonces dulzainas de amory las duras reinas darían su primor.Con gesto anhelante sería su escuderoy me reiría de mundos enteros.Si Rubén Darío mandara a callarla verde Castilla se habría de hincar.
Ríes como riera la divina Eulaliaa dos parlanchines que la cortejaban.Ella era frágil y ruda a la vezy entre los varones bebía jeréz.Al sonar un claro entre los violonchelosla pequeña Eulalia se reía al vuelo.Y sus lindos ojos siempre esmeraldinoseran de trifulca ante sus caminos.Duelos y despechos dábanse a la vezmientras ella oía notas de Aranjuez.Era maremágnum de cuerpo ligeroy motivo sumo para darme entero.Por la copa rota que había en sus manoshube de batirme con cien sevillanos.Y mientras los cielos se vestían de oscurome escurría a sus rizos, blondos y seguros.
Por los montes viene un viento del Orientecomo aquel Simún que invadió a Occidente.Se descuelga el árbol ante las ventiscay los negros muelles se hacen Odaliscas.Todo huye de aquello que sopla un acosocomo si ventearan las garras del oso.Y en su laberinto tatuado de azulbrillantes palomas esconden su tul.Es negra la faz de este viento de nievepero no hace frío: Hay calor y llueve.Y mientras cabalga como horca salvajelas níveas doncellas cierran sus encajes.Viene hasta las puertas como un agresory rompe campanas, cual empalador.Por los montes viene un viento del Orientecomo aquel Simún que invadió a Occidente.
Hagámonos la vida de cuadritossin tener en cuenta al prójimo o al púlpito.En vez de soluciones demos zancadillasy finjamos después un trozo de dolor.Vayamos a la izquierda de lo establecidoponiendo por alcabalas lenguaradas.Portémonos mal tan sólo por malportarnosy demos maltrato a los que usan cachiporra.Y a aquellos que nos metieron en chironarecemos por que tengan hijos idiotizados.No está demás un poquito de venganzapara con los que nos persiguieron como cazadores.
Estoy secándome en el abandono:No debimos dejarnos, Susanitaa pesar de tu condición de ensueño.Verdaderamente me advertisteque no doblara rieles como Superman.Que me alejara de la oscura BaticuevaQue no le hiciera caso a las insinuaciones de Robin.Que no tragara veneno sin tener el antídotoy que no consumiera tanto cianuro a la vez.Pero un super héroe no puede limitarsecomo lo hacen los bueyes o las vacas.Y ahora que no estás soy esperpentoy la distancia me hace más daño que la Kriptonita.
En su misma tormenta mueren los infelices:Se ahogan en un vaso de tibia desazón.Están hechos de expresiones finitasy corren los caminos de las desesperanzas:Son tan sólo migajas del juego universalque se creen pasión y dulzor ciudadano.Cesarán en silencio por que existen de hechoy la perturbación de su mente es fijeza:Hay algún infeliz que quiere parecer gentepero no son más que restos de podre moribundos.Que los elogien aquellos que son de su propia bajezay los tengan por genios o por privilegiados.Un pedazo de ellos me llena de congojasy lo doy de carroña a los tigres del campo.
Huyen los papeles de debajo de mis pasos.Nadie se ciñe a mí contraído.La ciudad que se mece no se encuentray pasan los seres como hojas escritas:Cada uno está oscuro en su cuerpo de barroy las facciones no los ocupan claramente.Nada detiene el vértigo de los edificiosque están en largas vertientes de caída.El cansancio a soterrado al alma humanaque son sólo vasijas sucedidas.Parece que el espíritu decae aún en los perrosy cada quien deambula envuelto en una ausencia.Sé que sus sensaciones se les han idoy caminan como en altas noches de condenados:El tiempo les quitó sus fuegos fabulosos.
Sólo tengo lealtad hacia tiy haces que ponga de segundo a mi Dios.Yo caminaba entre cirros hambrientosque habían devorado madrugadas.Estaba en mi violenta permanenciaviendo enemistarse a las auroras.Casi pisaba olvidos, casi pisaba mi última voluntad.Pero viniste a mí dentre las cosas anunciada por tus pasos cristalinosy yo me petrifiqué ante tus ojos como una llama sin voluntad ante el espejo.Y arrancancaste de mí el fauno que buscaba envolvermeen un instante me llenaste de pudor y valentíaahora vivo inmerso en tu tiempo como si de otro hubiera sido mi pasado.En las oquedades de tus manos me guardas y me revierte el dédalo de tus dedos.Sólo tengo lealtad hacia ti y ya voy olvidando el nombre de los santos.
La crueldad que contemplé en mis luchascambia ahora de campos de batalla.Pero todo todavía es un debatiry ninguno está ileso de aliarse con el polvo.Todo tiene las mismas ruinas y orígenesy brota por igual, al tacto, el ataúd.Los sentidos siguen volviéndose ingrávidosy entierro al que me rete en la más verde tumba.Siempre camino con mi pistola al cintoy no es tan perceptible el reventar de mis balas.Tampoco puedo huír de los ciclos del cuchilloque tanta savia hace en estelas de carne.Pero hay una mujer bella que me dominay va logrando extraer mis dones de sicario.La crueldad que contemplé en el militarismocambia ahora de campos pero la gente sangra.
Tres testigos:Una cabellera eléctrica que flota sobre el sujetador.La misma risa suspicaz de Adriana Limay mi mano esparciéndose en tus bóngos.Servidumbre de granadas que estallandemostrándo los senos exquisitos.Mis dedos preguntando a tu pieldónde encontráste el orígen del amor.Unos pequeños pecados en tu ombligoque tiendo a eludir a conveniencia:Una noche y dos cuerpos de insomniosalados y sudados por la miel:En la alcoba de eternas anarquíasla historia del lecho que fluye entre dos astros y la luna.Sin el sujetador estás más más cómoday te sientes tomada por un ardor de águila.
Hola soy nueva me llamo Luminia de cariño soy Lu, y me doy cuenta que esa Cristina es un ser primitivo es muy grosera, apenas me inicie hoy y me estoy decepcionando tu eres un gran escritor te he leìdo y por eso me animè a entrar espero me leas
Bianca: Ni siquiera creo que existas realmente.....¿ Eres hombre o mujer ? ¿ Esa foto es tuya o no ? ¿ Quién eres? en el ciberespacio hay personas con múltiples identidades....¿ Quién me dice que no eres un envidioso de esta página o de otra ?...Creo que eres FRANK LAMEDA que me persigue siempre.....En fin Frank o Bianca, como te quieras llamar. Vete al demonio con tu envidia pues no eres capáz de escribir ni medio verso...Siempre andas falsificando correos electrónicos, fotos y personalidades....Eres una vergúenza en el ciber espacio....Y ya tienes años persiguiéndome....Alguna mano ya te alcanzará, pues la justicia se hace de una manera u otra
Querido Richard, k gusto es tenerte aquí diciéndome cositas tan bonitas!! Que suerte la mía!! La belleza es algo tan fugaz como temprana , no crees? Yo me veré bella el día k tenga mi melena. Larga(siempre larga) toda blanca(ojalá) arrugas por toda cara(ojalá) y tenga mucha serenidad(ojalá). Y todo eso sin pasarme por el quirófano y parecerme una de 60 con 35 años. La belleza y su relatividad. Es k es tan relativa... Jeje.
Es un placer venir aqui visitar tu rinconcito y beber un poco de tus versos. Son las pequenas cositas que dan sentido a la vida. Brindamos por las letras!!
Gracias Richard tú sabes cuanto aprendí de ti, eres de los mejores salud!!! desde el mictlan donde jamás se me ha olvidado que siempre seremos Hermanos de TInta, gracias porque haz estado conmigo desde el principio amigo
Hola Maestro, soy un admirador suyo, lo conocí a través del chango y me solidarizo con usted en lo que respecta cierto payaso, con mucho respeto le dediqué una poesía a ese mediocre, un poco inspirado por la distancia que los separa. Espero su aceptación como amigo, su seguro servidor...Alek El Azrael.
Querido Richard, de más está decirte que me gusta como escribes, se nota a la legua. Es un gran placer leerte y asombrarme de la gama de posibilidades que brindas a los demás.
Mi keridisimo Hermano de Tinta...(oh...espera desde hace algun tiempo keria komentarte algo..no te molesta ke te diga asi verdad...digo...sabes...kasi siempre adjudiko un seudonimo a la gnte interesante ke m e deslumbra o cautiva por algun akto...y kreo ke la primera vez ke te lei se asemejo algo ke yo antes hacia...y kreia ke nadie notaria o ke no era algo genial...y kundo lei algo ke tu pluma gozaba y relucia a kada momento...pareciese ke nuestro entorno...la tinta...dos gotas...fina comparsa...por eso se me vino a la mente akello...Hermano de Tinta...y pues me da gusto ke ahora lo digas o tengas esas frases...jajaja...) Bueno a lo ke voy...te invito a ke pase kon todo el cariño del mundo a leer mis dos nuevos textos Escarnio en Fugaz Verso...y Tu No Eres Una Musa...ke pues ahi enkontraras algo ke aprendi de ti...pero yo lo konverti en groseria....te espero mi kerido Hermano de Tinta.... desde aka...saludos....desde el Mictlan
Richard Albacete
Lu
Alexandra_sol
besos de alexandra
Richard Albacete
en el ciberespacio hay personas con múltiples identidades....¿ Quién me dice que no eres un envidioso de esta página o de otra ?...Creo que eres FRANK LAMEDA que me persigue siempre.....En fin Frank o Bianca, como te quieras llamar. Vete al demonio con tu envidia pues no eres capáz de escribir ni medio verso...Siempre andas falsificando correos electrónicos, fotos y personalidades....Eres una vergúenza en el ciber espacio....Y ya tienes años persiguiéndome....Alguna mano ya te alcanzará, pues la justicia se hace de una manera u otra
May Vicky
La belleza es algo tan fugaz como temprana , no crees?
Yo me veré bella el día k tenga mi melena. Larga(siempre larga) toda blanca(ojalá) arrugas por toda cara(ojalá) y tenga mucha serenidad(ojalá). Y todo eso sin pasarme por el quirófano y parecerme una de 60 con 35 años.
La belleza y su relatividad. Es k es tan relativa... Jeje.
Gracias por tus piropos. Tan lindo!!
Feliz semana para ti también.
PD: besitos de Biankita igualmente.
May Vicky
Es un placer venir aqui visitar tu rinconcito y beber un poco de tus versos. Son las pequenas cositas
que dan sentido a la vida. Brindamos por las letras!!
Un abrazo lleno de energia positiva para ti.
Hoz Leudnadez
tú sabes cuanto aprendí de ti, eres de los mejores
salud!!! desde el mictlan donde jamás se me ha olvidado que
siempre seremos Hermanos de TInta, gracias porque haz estado conmigo desde el principio amigo
alek el azrael
María de la Paz Reyes de Langella
leticia salazar alba
Hoz Leudnadez
Bueno a lo ke voy...te invito a ke pase kon todo el cariño del mundo a leer mis dos nuevos textos Escarnio en Fugaz Verso...y Tu No Eres Una Musa...ke pues ahi enkontraras algo ke aprendi de ti...pero yo lo konverti en groseria....te espero mi kerido Hermano de Tinta....
desde aka...saludos....desde el Mictlan