• haydee
lisset
-
-
  • País: Argentina
 
Juan Javier y Juan José, dos hidalgos españoles, uno era de Pontevedra, el otro, de Barcelona. Javier, de niño, miraba, al Atlántico, impetuoso, invitándolo a viajar sobre el oleaje espumoso. Dejar la antigua Lambrica, de fenicias factorías, a su Virgen Peregrina, a sus muy profundas rías, para internarse en la mar con su brújula por guía.. Juan José, en el otro extremo, con vista al Mediterráneo, nacido en el casco antiguo, creció mirando los barcos, que desde el puerto, zarpaban hacia los mares lejanos.  Sus claros ojos tenían, profundidades de océano. Quiso el destino cruzarlos, en Flandes, un día cualquiera. Ambos iban por trabajo, en tiempo de frío y nieblas. El viento del mar del Norte, castigaba sin piedad y los jóvenes entraron a protegerse en un bar. Salieron sin conocerse, entre la ventisca helada partieron  luego sus barcos sin que cambiaran palabra. Meses después, en Manila, el destino los juntó,  mirando el mar de la China, panorama de color. Juan Javier, tenía un encargo y en un comercio encontró, el mantón para la virgen que al partir, le prometió. Juan José, quedó encantado y para su madre, encargó,  otro igual  y con su carga, salieron juntos, los dos. Uno partió hacia el oeste, el otro allí se quedó. Inescrutable, el destino, al  Callao, los convocó, sobre el Pacífico calmo que en él los depositó. Su juventud la pasaron sobre barcos y en la mar, Sus mejillas se curtieron por el viento y por la sal, por los soles, por los fríos y el tiempo con su impiedad, cegó la luz de sus ojos, surcó de arrugas, la faz. Eligieron su camino, viven en tiempo de paz, Arrostraron mil peligros y  el destino  los perdona. Javier volvió a Pontevedra y Juan José a Barcelona.  
Destinos de MAR
Autor: haydee  844 Lecturas
++++
Se marchitaron las rosas que en el huerto cultivaba. Pétalos, mustios,  cayeron sobre la tierra azotada.  El viento ardiente, sopló y esas flores, delicadas, sometidas al calor, perecieron calcinadas. Puede una pasión malsana, arrasar con tanto ardor, la inocencia de una flor que asoma a la vida, ufana? Como las rosas del huerto, tristemente marchitadas, quedará su juventud, para siempre deshojada.
Rosas marchitas
Autor: haydee  840 Lecturas
+++++
Llegué temprano a poner en condiciones la casa de Elsa. Esta tarde, le dan el alta.  Vine con Amparo, mi fiel servidora. Mientras ella  arregla el jardín,  me dedico a repasar los muebles de la sala. Al correr un pesado sofá,  el preferido de Elsa, donde se  sienta a  leer, junto al ventanal, descubro un sobre cerrado y polvoriento. Ella es la destinataria. Se me ocurre que el cartero pudo arrojarlo por la ventana abierta, cuando no respondieron a su llamado.  Lo sacudo y lo dejo sobre  el escritorio Elsa vivió, consagrada a su madre, hasta que la anciana murió. Al principio, se sintió perdida  y tuvo un  cuadro depresivo del que costó rescatarla. Los esfuerzos de Iván, el siquiatra que la atendió y, debo añadir, mi presencia constante, hicieron el milagro. Comenzó a  repuntar, a cuidar  de su aspecto físico y  a recuperar su autoestima. Conoció a Hernán, un  caballero interesante y  agradable con el que inició una relación amorosa. Verla tan confiada en el futuro,  me obligó a dar un paso al costado y  poner mis energías en lo que había dejado pendiente,  aunque  seguimos  manteniendo contacto. En parejas, tres son multitud. Evité sus insistentes  invitaciones para dejarles consolidar  su relación. En ocasiones  que nos reuníamos,  se los veía  felices y  distendidos. Elsa dejó de ser una preocupación  y  rogué para que siguiera así. De vuelta de unas vacaciones, fui a visitarla con unos presentes que estaba segura, le iban a encantar. La casa, cerrada y  el jardín con signos de abandono, me hicieron suponer que  estaría de viaje y  sin preocuparme demasiado, volví a casa. Alcancé a cerrar la puerta y fui a atender el teléfono.  Sonó la voz entrecortada  y  lacrimógena de mi amiga, desde su casa,  reprochándome que no le diera tiempo para  salir a recibirme. Volví a su casa, la situación lo ameritaba. Encontré una Elsa sumida en el abandono, muy distinta a la que dejé en brazos de Hernán. Sobre su mesa de noche, un desorden de frascos abiertos y comprimidos diversos, esparcidos  sobre la cama. Hablé con su médico de cabecera que después de un examen, aconsejó internarla para desintoxicar y rehabilitar. Lo necesitaba con urgencia. En una de mis visitas, le pregunté por Hernán,  los ojos se le llenaron de lágrimas y  con voz entrecortada, contó que una mañana,  salió a caminar, como era su costumbre y que  en vano esperó su regreso.  No hubo palabra, ni gesto que explicaran su  extraña conducta. El despertó todos los sentimientos que anidaban en su  corazón y  estuvo convencida que era correspondida. No habían discutido ni  hubo disputa que justificara  esa actitud. La sintió como un golpe mortal. Incapaz de pedir ayuda, consiguió pastillas  para evadirse de esa situación, inmersa en un sueño inducido y letal. La recuperación  ha sido lenta y difícil. Esta tarde, vuelve a  su casa. He comprado flores frescas, para darle la bienvenida. Ahora, todo se ve muy limpio y prolijo. Elsa, ya está en su casa. Deja que Amparo acomode sus cosas y  después de aprobar, nuestra labor, viene a sentarse a su lugar preferido, junto al ventanal. Le alcanzo el sobre que encontré esta mañana.  Me pide que lo abra y lea, entre nosotras no hay  secretos,  agrega. “ Sra. Elsa Stimson,                            Una persona de sexo masculino, sufrió un desvanecimiento  al cruzar la avenida  y fue atropellado por un  auto. Encontramos sus datos  entre sus pertenencias Se trata del Sr Hernán Matheu. Antes de su deceso pidió, insistente, su presencia. Fue imposible comunicarnos telefónicamente las veces que lo intentamos. Nadie vino a reclamar sus restos  que fueron depositados en  una fosa común” Siento aflojarse mis piernas y atino a envolver con mis brazos, el frágil cuerpo de mi amiga., para mi asombro, levanta su cabeza, en sus ojos hay un brillo especial cuando dice: -         “Era lo que necesitaba saber para despedirme de este mundo, que me amaba, que  no me abandonó, que reclamó mi presencia en su partida  final, aunque no haya podido ser. -         Gracias, amiga, Ya puedo morir en paz “ Se recuesta,  cierra los ojos. De su semblante, trasciende una sensación de sublime felicidad.
Elsa
Autor: haydee  831 Lecturas
Trato ahora de decirte, cosas que tengo guardadas, muy dentro del corazón, pero no te digo nada. Será que estoy algo triste, que me falta el alborozo que  mi alegría se opaca por causas que desconozco. Deberás tener paciencia  hasta que vuelva a nacer el entusiasmo perdido. Cuestión de tiempo ha de ser. Esto no tiene que ver ni contigo, ni conmigo. Cosas que a veces suceden, sin razón y sin sentido. Mi cariño, igual que siempre, puedes quedarte tranquilo.  No hay nada que lo perturbe, eres mi amor y mi amigo Sólo que estoy algo triste… nada que sea contigo
Sucede...
Autor: haydee  822 Lecturas
+++++
Cercano el mediodía, deja el rastrillo a un costado de la piedra donde suele sentarse  a descansar. Rudencio es un hombre maduro, ronda los cincuenta. Su vida sin matices a veces lo hace sentirse viejo y cansado, sin ilusiones ni esperanzas..  De la quinta que fue  de su padre, es de donde obtiene lo necesario para vivir junto a una  madre discapacitada. Acaba de acondicionar  el terreno para el trasplante, los surcos por donde correrá el agua de riego, casi perfectos, desmalezado y  listo  para recibir los plantines  escogidos. Mira sus manos, toscas y anchas, ásperas y fuertes, no están hechas para acariciar ni para tareas delicadas ni de precisión. Solo para empuñar básicas herramientas de trabajo. Una presencia lo saca de sus cavilaciones. Es la nieta de los  viejos de la otra cuadra. Los que viven en una tapera. La chica cuida pequeños  cuando las madres salen a trabajar. Viene a comprarle algo de verduras y frutas para llevar a su casa. Debe andar por los dieciséis.  -Hola Ruden! Me vende achicoria y tomates? También duraznos y un melón chico, que sea muy dulce!! El hombre se levanta y busca el cuchillo para cortar la verdura. Quita algunas briznas de hierba y  coloca el  manojo en la bolsa que ella trajo, mas allá, en un  sector soleado y sostenidos por un enrejado de caña, elige  tomates  redondos y maduros,  sigue  por un sendero de grava con la chica q le pisa los talones. -Me deja que los elija? Dice  cuando llegan hasta los frutales. Rudencio  observa la agilidad con que se trepa  al duraznero. Lleva una falda corta y ha dejado las ojotas en el suelo. Desde la copa del árbol, lanza los frutos  que el hombre recibe y acomoda en la bolsa. -Es suficiente! Ahora me ayuda a bajar?  Él, deja la bolsa y tiende los brazos para recibirla El contacto de la piel joven y fresca con sus bastas manos, produce un efecto extraño. Para ocultar su turbación sale a buscar un melón dulce, como ella le pide. La mira alejarse en la calle de tierra, con la pollerita breve que deja ver las piernas morenas y bien torneadas. Rudencio  vuelve a la realidad, su madre, hambrienta como él, espera que vaya a a preparar los alimentos. Recoge al pasar unas habas, tomates y  puerros y en el gallinero, los huevos que  una gallina clueca se empecina en proteger.  Deja todo sobre la rústica mesa de pino y  ofrece un vaso de agua a su madre desvalida. Ella balbucea algunas palabras, con mucho esfuerzo, él responde -Si, madre, ya preparo para que coma y vaya a descansar. Al atardecer coloca los plantines en prolijas filas. Voces de la calle, atraen su atención. Una, entre todas, en especial. -Hola Ruden! Me vende un durazno para Joselito? Luego se lo pago.  El chico tiene hambre y en la casa no hay nada para comer. El hombre busca frutos maduros y se los alcanza recomendando que los laven muy bien. Terminado el trabajo, endereza el cuerpo entumecido por la posición y  avanza hacia la casa para tomar una ducha, después de higienizar a la madre. -Don Ruden!! Aquí le traigo lo de los duraznos… puedo sacar otros? Están muy ricos!! La mira correr entre las plantas y trepar al árbol con la ligereza de un felino. Esta vez no pide ayuda y de un salto, igual que un gato, se deja caer en la tierra húmeda. –No me debes nada,- dice Rudencio cuando ella intenta pagar.  Si ni siquiera me  dejas que los corte. -Bueno, gracias – responde la muchachita y cuando él se agacha a poner la tranca, siente la humedad de una boca fresca sobre su áspera mejilla. No le da tiempo a  componerse y se aleja cantando con los duraznos en las manos. Rudencio siente algo en el pecho, una exaltación de los sentidos que manifiesta con una carcajada extraña, ajena a su manera de ser. La madre duerme. Aprovecha para salir al patio, bajo un cielo estrellado, que contempla  desde su asiento de piedra. La imagen de la joven, se interpone en sus pensamientos, siente el chasquido de su beso sobre la mejilla y la simple melodía que se aleja con ella. Temprano, en una mañana llena de promesas,  listo para  iniciar sus tareas, antes de que su madre despierte,  higieniza el gallinero y  deja el grano  y el agua limpia para las aves. En un canasto de mimbre acomoda  los huevos y cierra la puerta de tejido de alambre. Toma un desayuno ligero y  pasa a dar cuidados a su progenitora, cada día más débil y dependiente. Su aspecto personal ha dejado de preocuparle, se sorprende hurgando en busca de una camisa que hace tiempo no usa. –No estoy tan mal, piensa después de verse reflejado en el espejo. Sus pasos lo llevan a la huerta. Una sonrisa  le distiende la boca, al percibir una voz inconfundible. No viene sola, un chico de su edad la tiene abrazada por el talle. -Buenos días Ruden!!  Tenga listos unos ajíes, tomates y huevos, dentro de una hora paso a buscarlos. Una carcajada insolente responde al soez comentario del muchacho.  Los ve perderse en el solitario camino que lleva al río. El hombre se siente viejo y ridículo. Arranca  a jirones la camisa  y busca refugio entre los árboles.   -Ruden, vengo a buscar lo que le encargué!! Pero qué pasó, un ciclón? Porqué están caídos los plantines? Y los tomates, las habas, los puerros? Jirones de la camisa nueva, desparramados sobre la tierra le advierten sobre algo terrible. La chica que está sola, alcanza a ver  algo parecido a un espantapájaros que cuelga y se balancea de la rama  alta del duraznero.
Rudencio
Autor: haydee  810 Lecturas
Imagen
La Tía Herminia
Autor: haydee  804 Lecturas
++
Soy amiga del silencio porque en él encuentro calma  y tibieza para el alma, cuando necesita abrigo.   Nada mejor que el silencio en tiempo de meditar, o en intento de bucear en busca de fundamento. El silencio es mi elemento en el tiempo que dedico a aprender. El hombre es rico, si  logra conocimiento y lo aplica con acierto en mejorar lo que ya se hizo. Porque todo evoluciona, no es bueno dejarse estar Procuremos caminar al ritmo que nos demandan la tecnología, manda y quien pierde la ocasión, será simple espectador sin entender de que se habla. Todo se puede enseñar, Todo se puede aprender Suficiente con querer, como atreverse a soñar  
El silencio
Autor: haydee  804 Lecturas
Cuando tu gentil presencia, con el tiempo, se diluya, es natural que  suceda y acontece con frecuencia. Cuando tus diarios rezongos, habituales, en los viejos, se instalen en esta casa para ser tus compañeros. Cuando esos días serenos de los tiempos compartidos, monótonos y triviales, ahoguen las alegrías. Tus pasos lentos, pausados, para evitar el cansancio, busquen los medicamentos que el médico ha recetado, para combatir el reuma,  la artrosis, la osteoporosis, la gripe, arterioesclerosis, recuperar la memoria… en un listado sin fin…. Sabes, en esos momentos, estaré lejos de aquí.
Cuando.......
Autor: haydee  800 Lecturas
+++++
A veces, sin darme cuenta, casi sin saber que lo  hago,evoco viejos recuerdos  que ya creía olvidados.Y sin siquiera quererlo, y sin poder evitarlo,imágenes se interponen, que regresan del pasado.Algunas llegan sonriendo, con gesto desenfadado,y ocupan los mismos sitios que habían abandonado.Unas, frías, como ausentes,  otras encolerizadas,se agazapan en rincones y  escrutan con la mirada.Procuro ser tolerante  y aunque nunca digan nada,se que saben muchas cosas, que no serán reveladas.Ayer quemé, algunos trastos, papeles, cientos de cartasamarillentas de tiempo, por lágrimas, borroneadasy oí profundos suspiros  que llegaban de la nada. Un dulce aroma a violetas, de las cenizas, se alzaba que relajaba mi cuerpo y suave, me acariciaba.Y cuando ardieron las otras, aquellas malditas cartas de ponzoñosas pasiones, se alzaron rojizas llamas. El papel se retorcía, como un cuerpo que temblara en convulsiones violentas de una lujuriosa danza. El acre olor del azufre,  inundó toda la estancia.Después, cayeron cenizas, como láminas de plata.
Imágenes del pasado
Autor: haydee  800 Lecturas
      En Burgos muere Felipe, también llamado” El Hermoso” de Juana, frívolo esposo. Yerto y frío, la conmueve. Se unieron en matrimonio como entonces se estilaba por intereses de estado que sus padres concertaban. Cambiaron una mirada, se desearon con pasión,  los casaron de inmediato. En Lille se hizo la unión. Varios niños da a luz Juana, en preñeces repetidas,  es una madre fecunda, cualidad desconocida en mujeres de la realeza que mueren al dar la vida. Ella pare, donde sea, por no dejar a Felipe cortejar a otras mujeres, como su rango le exige.  Lo persigue día y noche, lo convierte en su obsesión Felipe joven, mundano, no le brinda su atención. Viaja a la corte de Flandes, escapa de su mujer, allí la vida es distinta, para quien  busca placer.  Juana sufre por los, celos un tormento verdadero  tras los pasos de Felipe que hace vida de soltero rodeado de hermosas damas, codiciado caballero. Enferma retorna a España, a refugiarse en su madre Deja hijos y marido allá en la corte de Flandes. Isabel, acongojada, al ver deprimida  a Juana recurre a sus consejeros y procura consolarla. Cuando la pena es de amor, al no ser correspondido, huelgan todas las palabras que se puedan haber dicho. El equilibrio se rompe, se pierde la sensatez Si la cordura se esfuma, lo peor va a suceder. Siempre triste, siempre sola, sumida en la desazón Nada le importa en la vida, si le falta el corazón, a quien se lo había confiado, no le dio ningún valor. Y vaga por los rincones con la mirada perdida Los consejos le resbalan, se siente sola y vencida. Mueren sus nobles hermanos, después los sigue Isabel, Juana será la heredera de una imponente Babel. Por desentenderse, Juana, Fernando asume el poder, Llega Felipe de Flandes, y lo reclama para él. En un juego de pelota, Felipe, va a competir, acalorado termina y es comienzo de su fin, después de beber el agua que alguien le hiciera servir. En breve tiempo, el Hermoso, abandonó el mundo cruel Dejó a sus hijos, a Juana y a su afán de ser el Rey  Fernando ve satisfecho, concretarse el plan forjado Su hija sin ton ni son y su yerno ya finado, en sus manos el poder, el camino despejado.  Juana escucha la noticia de la voz de un emisario Imperturbable, serena. Comienza un nuevo calvario. Se murmura en todas partes de las rarezas de Juana. Esa reina tan fecunda, heredera afortunada, de ignotos vastos dominios, de títulos y medallas que la tienen sin cuidado porque no le importan nada. Ella implora que la dejen acompañar a su esposo por monótonos caminos, hacia su eterno reposo. En las noches, Juana ordena, que se haga abrir el cajón Teme que roben el cuerpo, objeto de su pasión. Abrazada a los despojos, le hablan de resignación, Extraña, absurda palabra, sin cabida en su dolor Nocturnal y silenciosa, va funesta caravana, que no se acerquen mujeres, es su insistente plegaria. Camina lenta y pesada, por su habitual gravidez El ataúd hace abrir y al cadáver, abrazada, no siente el asco mortal de la carne putrefacta,  ni percibe la envolvente fetidez  que todo abarca. Cuando se duerme, los monjes, vuelven a cerrar la caja Y la conducen al lecho, improvisado con mantas. Hasta la  siguiente noche, que repetirá la trama. Ensanchada la cintura, la semilla que sembró, el difunto, ha germinado y Catalina, nació, Llegados a Torquemada, comienza el parto de Juana, Dando a luz a Catalina, quien vivirá  desterrada, acompañará a su madre hasta que sea desposada por Juan, rey de Portugal y a su reino trasportada.   Encerrada en Tordesillas otra vez Juana está sola. .Ambula por los  rincones  triste, angustiada, sombría, partió bien de madrugada su querida Catalina. Nadie tiene piedad de ella, nadie acude a su lamento Nadie viene a consolar su fatídico tormento. Ella que nació princesa y heredó poder y gloria,  aislada y lejos del mundo, ha perdido su memoria. ¡Qué malhadado destino, la vida le deparó! ¡Qué interminable es el tiempo  de desventura y dolor! Sin permitir que la aseen ni cambien sus vestiduras, la piel enferma y llagada y la mente desquiciada, así termina sus días quien nació tan bienamada. ¡Qué malhadado destino, la suerte le deparó a quien nació en cuna de oro y en  triste celda, acabó!        
Doña Juana de Trastámara
Autor: haydee  796 Lecturas
++
Es tiempo de Navidad. Junto a todos los amigos, felices por esta fecha que nos encuentra reunidos.   Es tiempo de Navidad Y muy buena la ocasión de proponernos ahora, ser cada día mejor.   Es tiempo de Navidad nuestras copas, levantemos y en un brindis, coincidamos por lograr un mundo nuevo.  
Tiempo de Navidad
Autor: haydee  788 Lecturas
+++++
 POR ESAS CASUALIDADES QUE SE DAN EN NUESTRAS VIDAS, SIN HABERLO PROGRAMADO, SIN QUE NADIE SE LO DIGA, SIN MEDIR LAS CONSECUENCIAS, QUE ESE AMOR, LE ACARREARÍA, PORQUE AÚN NO ERA SU AMOR, NI OTRA COSA PARECIDA. Y SIN EMBARGO, NACIÓ Y CRECIÓ DÍA TRAS DÍA ARRAIGÁNDOSE  EN SU ALMA Y CAMBIÁNDOLE LA VIDA, QUIÉN SABE PARA SU MAL, ELLA, CONFORME VIVÍA. AHORA, EN SU PENSAMIENTO, SÓLO PARA ÉL, HAY CABIDA. A VECES, QUIERE ARRANCARLO, VOLVER A SER LA TRANQUILA, LA QUE PASABA SUS HORAS,  TAL Y  COMO ELLA QUERÍA, DUEÑA DE TODOS  SUS ACTOS, DE SU TIEMPO Y DE SUS DÍAS, DE TODOS LOS SENTIMIENTOS QUE ALBERGABA Y DISPONÍA. AHORA,  NADA ES IGUAL. EL CONTROL QUE ANTES TENÍA, HA ESCAPADO DE SUS MANOS QUE SE HAN QUEDADO VACÍAS, COMO SU MENTE DE JUICIO, SENSATEZ , SOBERANÍA,  SOBRE SUS ACTOS,  QUE ANTES DOMINABA Y SOSTENÍA. ENTRE TANTAS CIRCUNSTANCIAS, QUE PARECEN, NEGATIVAS, SURGE SU AMOR, COMO UN FARO, COMO UNA TEA ENCENDIDA Y ELLA CORRE HACIA ESA LUZ, SIN DESVIARSE Y SIN QUE INSIDAN, NI TEMORES NI RECELOS, SÓLO UNA COSA, PODRÍA DESVIARLA DE ESE CAMINO Y ALLÍ SI,  SE DETENDRÍA. SER LA CAUSA DE UN DOLOR, DE UNA PENA, DE UNA HERIDA…..
Sin Programar
Autor: haydee  782 Lecturas
+++++
Me he resignado  a perderte, aunque olvidarte, no puedo. Cómo podría olvidarte si en el corazón te llevo? Nada, de la vida, espero. Que es lo que puedo esperar? Si desde que te marchaste nadie ocupó tu lugar. Y se que no volverás Esa ha sido y es mi suerte Querer como te he querido y terminar por perderte. Debo dar gracias al cielo Por haberte conocido No muchos tienen mi suerte, Querer como te he querido. Con tu  recuerdo me basta para afrontar al destino,  aunque tenga que seguir en soledad, mi camino,    
De amores contrariados
Autor: haydee  772 Lecturas
+++
Fue un cariño tan bonito aquel que un día me diste. Otro día se acabó. El porqué, no lo dijiste. Con el amor propio herido, nada quise preguntar. Como sin darle importancia, partí sin mirar atrás. Te perdiste por la senda que el destino te marcó. Un sollozo contenido, en mi garganta quedó Cada uno fue por su ruta Cada uno tras de su sino. Pero tu recuerdo, vuelve como venciendo al olvido. El tiempo pasó inclemente, se llevó las primaveras Nos ha dejado el otoño y el invierno, está a la espera.  
Fue
Autor: haydee  767 Lecturas
+++++
Era una luna redonda,  que encendida, iluminaba con viva luz blanquecina, todo el ancho de la playa Tendida sobre la arena, una diosa, semejaba, blanca, como el alabastro y a su suerte, abandonada En sus ojos de gacela, la luna, se reflejaba  la leve brisa nocturna, sus cabellos enredaba. . No era cuestión de perder, la ocasión de retratarla Corrí a buscar una tela, pinceles para pintarla,  la paleta de colores que tenía preparada, con la ilusión de captar la visión que me atrapaba Mi entusiasmo juvenil, ponía en mis piernas, alas. Y en mis manos el deseo, urgente, de dibujarla. Volví del taller, cargando con lo que necesitaba Pero todo había cambiado, la luna y su luz, no estaban  las nubes que trajo el viento, la tenían secuestrada. Tiré las cosas al  suelo, sólo en la diosa, pensaba y fui a buscarla al lugar donde estaba recostada. En el sitio en que quedó, había una roca blanca Ni rastros de la visión  que tanto me fascinara. Al día siguiente volví con cinceles y con masa. De esa piedra nacería, la imágen inmaculada. La que tenía en la mente, tal  como  la recordaba
La diosa de alabastro
Autor: haydee  766 Lecturas
+++++
   Pasa el río bajo el puente, bramando con la crecida, Arrastra todo en su furia  y en sus ganas contenidas. Residuos, muebles, basuras, todo el agua se lo lleva Voy corriendo sobre el puente para arrojarle mis penas.     
La crecida
Autor: haydee  752 Lecturas
++++
Desde hace unas semanas, cuando su madre empezó a toser y escupir sangre, Charlotte está a cargo de la pequeña tienda, en los suburbios de París,   En el hospital aconsejaron medicamentos  y mejorar su alimentación. ¿cómo hacerlo?  Esa  mísera pocilga da apenas para unos mendrugos. Sólo algunos carretes de hilo, agujas, botones, muy poco para ofrecer y una clientela paupérrima. La chica de diecisiete años, a pesar de todo, es feliz. Por primera vez, saldrá con  Marcel, su nuevo amigo. Le ha prometido una sorpresa y está tan entusiasmada que a cada rato se asoma para calcular la hora,  por la incidencia de la luz solar.  El llamador de la puerta, deja oír su tintineo y  entra un hombre de rostro sereno y bondadoso.  –En qué puedo servirle, Monsieur? - Necesito cordones negros para mis zapatos- Afanosa, busca en una caja alargada y  muestra el único par, rojos y con rayas negras. - No, eso no, exclama el hombre y amaga salir, luego se detiene y resignado, dice:- Está bien, vengan, los necesito y  ahora! - Paga y se retira. Charlotte, luce el único vestido decente y va al encuentro de Marcel que espera en la esquina. Caminan por las estrechas calles adoquinadas, atentos al paso de los carruajes y de los caballos  que  trotan en todas direcciones. A medida que se acercan al lugar, empieza a ver mucha gente que se aproxima hacia un entarimado, construído en  medio de la plaza. Marcel, arrastra a su compañera, no quiere perderse de nada.  Se ubican al frente de donde va a empezar el espectáculo. Entre la chusma que grita y ríe feliz, avanza una carreta, abierta, tirada por dos caballos percherones. Charlotte empieza a comprender. Va a ser testigo del final de esos cuatro hombres y una mujer, que agobiados por la certeza de lo que les aguarda, esperan su turno ante los insultos y el griterío infernal de la gentuza. Un representante del pueblo, erigido, para la ocasión en juez, lee una escueta sentencia, y su  voz gangosa se empeña en remarcar : –“ Culpables de traición a  la Patria y  a sus ideales revolucionarios” Con  un gesto de su mano, da comienzo a la función. -¡ Primero, las damas!- ordena a los ayudantes del verdugo, que se  adelanta encapuchado blandiendo  el hacha en sus manos. Aquéllos, tienen que sostener a la mujer, cuyo rostro, de color ceniciento, no parece entender la sentencia que la condena. La arrodillan ante el tajo. Al otro lado, un gran canasto de mimbre, espera el macabro envío. Charlotte comprende la atrocidad de la acción de la que es espectadora. Quiere escapar. Su sensibilidad rechaza ese horrible entorno de violencia. Los rostros, a su alrededor, espectantes y feroces la asquean. Imposible deshacerse de esa multitud abigarrada. Se aferra  al borde del entarimado, para no caer. El hacha corta el aire y separa limpiamente el torso de la cabeza de la primera ejecutada, que rueda hacia el canasto. Charlotte se derrumba y en un relámpago, antes de perder la conciencia,  los cordones rojos, con rayas negras que sujetan los zapatos del verdugo, atraen, fugazmente, su perturbada atención.
Venía por el camino, la carita, acongojada. Perdió las pocas monedas por un roto de la  falda En su casa no había pan, ni una fruta, no había nada para llevarse a la boca, desde que el padre faltaba. -Y qué le digo a mi madre? Muy triste, se preguntaba   Entre las hojas, el viento, con aflicción, murmuraba. -Hoy debí quedarme en casa, dejar que vaya mi hermana a comprar algo de harina que madre con arte amasa y convierte en un manjar con sus santas manos de hada.  Mesándose los cabellos, la pobre niña lloraba con pena de regresar llevando noticias malas. Frente a ella, un resplandor, casi la hizo enceguecer, algo que la emocionó, claramente,   pudo  ver.  De rostro bello y gentil, una elegante señora,  tendió sus preciosas manos y de ellas brotaron rosas. El aire, lleno de aromas, se convirtió en un vergel.Quedó suspendido el tiempo, lo amargo se volvió miel. Rozó la cara llorosa, con la punta de sus dedos y las lágrimas, al punto, en perlas, se convirtieron. La niña olvidó, al instante, lo que la hizo padecer. Hubo un nuevo resplandor, sus ojos enceguecieron y al volverle la visión, la señora subía al cielo, escoltada por dos ángeles, que de la nada, surgieron. Maravillada, la niña, con lo que sus ojos vieron, No sabía que pensar, si todo había sido un sueño, Luego, al bajar la mirada, dispersadas por el suelo, finas y preciosas perlas, sus manitas recogieron.
El milagro
Autor: haydee  749 Lecturas
No quiero que me recuerdes como me viste esa noche, Fuera de mi, ciega de odio, cubríendote de reproches porque te vi. de la mano con una chica muy joven. No se ni lo que te dije, pero fueron cosas malas. Palabras que me avergüenzan... preferiría olvidarlas. Al ver que la protegías y de mi no te cuidabas, crecía dentro de mi una tormenta de rabia que sacudía mi cuerpo y descontrolaba mi alma.  Próxima a desvanecerme, queriendo solo morir, entre nieblas de amargura, esto te escuché decir: -Hoy había decidido, hacértela conocer, Ella es mi hija, mi pequeña, de la que no te conté por evitar  tu rechazo y mira lo que logré! La niña estaba asustada. Miraba sin comprender a esa extraña que su padre, tanto decía querer y adornaba con virtudes que él solo podía ver. Me disculpé ante la joven. Le pedí perdón a él. Deshecha y avergonzada, de ellos me separé Sin escuchar sus palabras, me fui, para no volver.
Sin vuelta
Autor: haydee  747 Lecturas
  Sostenía, entre dos dedos manchados de nicotina, el resto de un cigarrillo. Expulsó el humo y saludó. Sus ojos se  cruzaron con los míos y  una nube roja, se instaló en mis mejillas. La primera vez que lo veía, en mis doce años. Me embargó una  sensación desconocida, al levantar la vista, me encontré con la suya, algo burlona y sobradora. Atiné a balbucear  algo y desaparecí. A partir de ese día, nos  cruzamos  en varias ocasiones. Traté de evitarlo. En vano, había despertado mi femineidad . ¿Cómo una simple mirada, pudo cambiar tantas cosas y acelerar los tiempos? Olvidé a mis amigos, renuncié a los juegos y a los vestidos que me sujetaban  a la niñez. Frente al espejo, ensayé actitudes de adulta disfrazada  con ropa de mi hermana mayor, ante el asombro  de mamá, que me descubrió en plena  función. En mi cuarto, cerrado para no revelar secretos, imaginé situaciones en que ambos éramos protagonistas. En esa fantasía  me vi brillante, ingeniosa y divertida. La realidad, en cambio evidenció mi torpeza y  timidez. Elegí la soledad. Para lograrlo, salía  del colegio, después que todas mis compañeras. Una de esas tardes, lo encontré al doblar una esquina. ¡Me sentí tan  ridícula en el uniforme escolar!. El rubor  tiñó de nuevo mis mejillas. Dominé el impulso de echar a correr. Saqué fuerzas, no sé de dónde y lo miré a los ojos, ahora ni burlones ni sobradores. Descubrí sí  una boca bien dibujada y una sonrisa  agradable y simpática. De ahí salieron las palabras más dulces y también las más tontas que escuché de un hombre, porque él tenía dieciocho, seis más que yo. Caminamos hasta la plaza. Como en  tácito acuerdo, nos sentamos en un banco, sin hablar. ¡Ya había dicho todo!. Empezó a oscurecer, me acompañó hasta la puerta de casa. Ya éramos novios.  
Novios
Autor: haydee  745 Lecturas
++++
   Siento que desnudas mi alma, con una sola mirada y otras muchas me condenas,  con una sola palabra. Es que tienes el poder  de derribar mis murallas, de avasallar mis defensas  y de conquistar mi plaza. Y yo, ¿qué podría hacer,  si me encuentro desahuciada? Entregada sin remedio al influjo de tu espada.  
Plaza tomada
Autor: haydee  745 Lecturas
Tu perrito se extravió cuando te fuiste a la escuela El salió tras de tus pasos y sin que te dieras cuenta. De regreso, te extrañó que no saliera a tu encuentro, saltando a tu alrededor, como siempre sabe hacerlo. Buscaste  por todas partes,   preguntaste a los vecinos, Tu padre te acompañó a recorrer los caminos. Y sin haberlo encontrado, tarde volvieron de andar, no probaste ni un bocado y te pusiste a llorar. Muy temprano, al día siguiente cuando todo era silencio, pediste, con mucha fe, por ese perrito ausente. Cuando ibas para la escuela, una anciana te detuvo. -Vi. un  perrito igual al tuyo, en lo de mi nieta, ayer, Creo que se va a morir porque no quiere comer. -Por favor, díga, donde es?   Por tu carita de gozo, veo que lo has encontrado,  procura q no te siga y en adelante, a cuidarlo!
El perrito perdido
Autor: haydee  745 Lecturas
Sobre la verde pradera, que limita el ancho río, Un conejito, saltaba,  alegre y con mucho brío. Blanco y suave, el conejito, parecía de algodón Blanco, sobre el verde oscuro, pudo ser su perdición. Desde la cumbre del cerro, alguien, lo había advertido Y preparaba  sus garras y el fuerte y temible pico. Alzó el vuelo, muy seguro de conseguir esa presa, Pero alguien mas, acechaba, y ambos tuvieron sorpresa. Una zorra lo distrajo de su seguro objetivo. Lanzó su grito de guerra al ver al halcón, temido. El conejito, alertado, de ese peligro inminente, dejó el hinojo y buscó, un lugar donde meterse.  Encontró la madriguera de unos lejanos parientes.  Le temblaban las orejas, castañeteaba los dientes. Nadie salió a recibirlo ni a darle la bienvenida. Lo mismo se conformó y  logró salvar su  vida. Conejito blanco, blanco, como copo de algodón. A veces es preferible ser negro como el carbón
El conejito blanco
Autor: haydee  742 Lecturas
Volvía, en un día de invierno, de una salida obligada, cuando encontré en mi camino, una cucaracha helada. La levanté suavemente, la rescaté de la escarcha, donde yacía moribunda, con la patita quebrada. La dejé sobre  un pañuelo, de fina batista blanca y para darle calor, la abrigué con mi bufanda. Con la carga emocional, que el caso me provocaba, encendí las cuatro estufas, apenas llegué a mi casa La fui a dejar    junto al fuego que alegre, chisporroteaba. Y vi, para mi contento, que lentamente lograba, volver a la triste vida que el destino le negaba. Corrí hasta la alacena y mientras le preparaba un pasticho de miguitas, queso crema y miel rosada, veía a la pobrecita que esforzándose, trataba de arrastrarse, sin lograrlo, por su patita quebrada. Le dejé sobre un platito, la comida preparada y volví por una cinta scotch, esterilizada. Con pericia le vendé la patita lastimada, le cantaba una canción , buscando tranquilizarla ella me dejaba hacer, a mi cuidado entregada. Mi desvelo resultó, mejor de lo que esperaba, Al día siguiente, feliz, la cucaracha cruzaba de borde a borde la alfombra, con su patita salvada. Agregué más leña al fuego para evitar que se enfriara y fui en busca de alimentos para que no le faltaran. De regreso me encontré con algo que no contaba Durante mi breve ausencia, la señora que limpiaba,  al ver a la cucaracha, como una reina en mi casa, Le vació un tubo de Raid……………………… Por más esfuerzos que hice, no logré reanimarla. Muy dolida me quedé por esa historia pasada. Despedí  a mi servidora y con voces destempladas.   Se que por allí anda diciendo que yo soy una tarada que no se sorprendería si me internaran mañana ó si hago una Fundación para albergar cucarachas. Ella me tiró la idea, junto a Carol, lo hablaremos, Carol Love, con sus hormigas y yo, bueno, ya veremos….
“Mientras duró, fue muy bueno”  Palabras de despedida,  para cerrar, implacables, una etapa de mi vida. Incrédulo, me mirabas, como que no comprendías, pensaste  que era una broma, que ya se me pasaría….. No quise dar marcha atrás  y te arranqué  de mi vida. Aunque fue una decisión,  de mi parte y solo mía, a mi pensamiento, vuelves, en las noches y en los días, en insistente reproche, que me acosa y que me hostiga. Desperté, hoy,  con la certeza de que estabas a mi lado. Feliz, estiré  la mano,  para rozar tu cabeza. Me acometió la tristezaal palpar solo la almohada refregándome tu ausencia y esa fatal  evidencia de las cosas terminadas,  
Sin marcha atrás?
Autor: haydee  732 Lecturas
Andas rondando mi casa  y  en las noches te presiento, cuando tu paso, distingo, entre pasos tan diversos,  pero se bien que es el tuyo,  estoy muy segura de eso. Y no quiero que me rondes, ni que distraigas mi sueño,  ni que pretendas  entrar en mis castos pensamientos,  ni que perturbes la calma en la que feliz me siento. Yo quiero dormir tranquila, que nadie turbe mi sueño ni que deje de dormir por cuidar  sueños ajenos. Voy a cerrar mis ventanas con seis cerrojos de hierro  las puertas y los balcones. Que no atraviese la luz,  ni encuentre resquicio, en ellos, por donde pueda  pasar de tus palabras, el eco, ni el roce de tu calzado,  ni el perfume de tu  cuerpo, ni la pócima que aturde cuando en mi boca, tu beso, dejara el fatal veneno que  anule mi entendimiento, que perturbe  mi razón que me encienda con su flama y su más intenso fuego hasta hacer que los cerrojos  se derritan como el cebo y quedara  libre el paso…. para llegar a mi lecho.
Rondando
Autor: haydee  730 Lecturas
+++
La luz te está advirtiendo que es hora de marchar, también el apremiante sonido del tic-tac. No quiero que te vayas aunque se que te irás… Me refugio en tu pecho, para no protestar. Sabes, es el momento el que mas, me entristece, acaricias  mi pelo, te pido que me beses. Prolongar los  instantes de ardiente regocijo,  es lo que ambos deseamos, como eternos amantes. Ya tienes que partir y me quedo callada, Cuando sola, pondré,  mi cabeza, en la almohada, que  será confidente de todas mis  historias,  las felices….las otras, de que tengo memoria.  
Amantes
Autor: haydee  727 Lecturas
   La mujer subió trabajosamente la cuesta. Cada día que pasaba, le costaba más hacer la caminata desde su rancho de adobes, hasta esa parte del cerro. Era un ritual obligado desde hacían exactamente, quince años. Aunque había pasado todo ese tiempo, se oprimía su corazón cuando la memoria reproducía, uno a uno, los momentos que precedieron  el trágico acontecimiento. Fue una mañana especial. El cielo de la puna se veía más limpio y sereno que en mucho tiempo. Levantó a su guagua de  pocos meses y con la destreza que da la costumbre, lo aseguró sobre la espalda, como hacen las mujeres del altiplano y pueden, con sus manos libres, dedicarse a otras labores. No olvidó su acuyico de coca, hábito ancestral, que da resistencia al  hambre y a la fatiga y  atenua los efectos del apunamiento. Se encaminó hacia el cerro a buscar entre las piedras los yuyos sanadores que su marido ofrecía a la venta en el poblado. Al llegar a una explanada, la guagua empezó a llorar. Sentada bajo la mezquina sombra de un cardón,  le dio de mamar. Se satisfizo enseguida y se durmió. Para trepar más aliviada, en busca de otras especies que crecían a mayor altura, improvisó con la pañoleta  un lugar, junto al cactus, para dejar al niño. Entre las ranuras de la piedra, aprovechando la escasa humedad que por allí se colaba, encontró muña-muña, matico, copa-copa, barba de piedra, vira-vira, rica- rica, entusiasmada por la profusión de yuyos, se iba alejando, sin notar que un cambio climático, empezaba a dar señales. Dió por terminada la tarea, metió otras hojas en la boca, aseguró el atadijo y comenzó el descenso. Un rayo, en seco, la cegó con su resplandor y enseguida el trueno  sonó como un amenazante  bramido que fue propagándose por los cerros de colores. A los saltos, bajó sin fijarse en  los raspones y heridas que le producía, en brazos y piernas. el roce de las rocas, volvió a  iluminar el cielo otro rayo que cayó muy cerca. Con  espanto vió al cardón encenderse como una gran antorcha, el mismo que eligió para proteger a la guaguita de los rayos del sol. En su desesperación, por socorrerlo tropezó  y su cabeza golpeó con la roca. Cuando recuperó el conocimiento, del cardón sólo quedaba un resto del tronco carbonizado y una espiral de humo que terminó diluyéndose en el aire. De la guagua un  montoncito seco y retorcido, entre negras cenizas de los trapos que le sirvieron de cuna. Los restos, cuando llegó el marido, lo enterraron en el patio de su ranchito, bajo una cruz de cardón seco, hecha con sus manos ásperas y curtidas. Junto a lo que quedó del niño, enterraron sus sueños y las ilusiones de futuro. La chola, terminada la tarea de recolección, baja del cerro con un desgano infinito. Murmura una oración frente a los restos carbonizados. En la oprimente soledad de la puna, los altos cardones, se asemejan  a  mudos  centinelas,  que, indiferentes,  contemplaran  las tragedias de la vida,   
Sucedió en la Puna
Autor: haydee  726 Lecturas
+++++
  La casa estaba en silencio, a la hora de la siesta,  yo no quería dormir  y escapé por una puerta. Cuidando de no hacer ruido, enfilé para la huerta. Tantos  árboles añosos, plantados por el abuelo, peros, nogales, cerezos y frondosos durazneros. En los fondos, un galpón, de cachivaches, colmado, donde se arrumban los trastos,que jamás serán usados, junto a vetustos juguetes, que ya fueron descartados y aunque lo tenga prohibido, yo haré para rescatarlos. Entre revistas y diarios un libro de tapas duras, prometía entretenerme con sabrosas aventuras. Sobre el diván de la abuela, de antigua pana labrada, desteñida  por los años,deshilada y desflecada, me tendí a leer el libro  de historietas ilustradas. Algo desvió mi atención de la historia que empezaba, Un murmullo imperceptible que a mis  oídos llegaba, desde el brocal del aljibe cegado, que no se usaba. Oculto detrás de un mueble, vi surgir un duendecillo y otro igual, salía atrás, con un pequeño cestillo. Fueron, derecho hacia un árbol Y treparon con destreza, Enseguida comprendí,  el árbol de las cerezas Llenaron  pronto la cesta Y con mucha precaución, La bajaron con poleas montadas con perfección. Siguieron hasta el aljibe y ahí empezó la jugada,cuando  apareció el minino con intenciones malvadas. A un duendecillo, tenía,  bajo una zarpa, atrapado y al otro, me dio trabajo, de la otra zarpa, arrancarlo Los pobres estaban blancos, Bajo mis manos, temblaban. Les hablé para calmarlos  y ninguno contestaba. Los puse  sobre el brocal,  busqué la cesta y la fruta para devolvérselas,  ya que a ellos tanto les gusta Nunca los he vuelto a ver, Seguro, no volverán, después del tremendo susto que les hicieron pasar.    
A la hora de la siesta
Autor: haydee  726 Lecturas
Las casas del barrio antiguo, con sus clásicas fachadas de barrocas fantasías, caprichosas, recargadas. Con guirnaldas y caríatides, bastante bien conservadas, nos hablan de esas tendencias  que en Europa se estilaban y los snobs, con dinero, sin dudar, las importaban Mármoles, piedras, herrajes, en barcos se transportaba desde el viejo continente, hasta las lejanas pampas Aquí también los había, pero ellos sólo apreciaban lo  de ultranza. Se traían,  los mármoles de Carrara, los herrajes españoles y los cristales de Francia. Arquitectos paisajistas y  pintores renombrados llegaban a nuestra tierra donde eran solicitados y concretaban los sueños de los reyes del ganado Amos de tierras fecundas, de personas y animales A ellos les daba igual, derrochar lo que ganaban esclavizando a la gente que para ellos trabajaba con salarios de miseria, así atiborrar sus arcas y  despilfarrar lo habido en espléndidas jornadas,  vacaciones europeas, llevando sus propias vacas para obtener leche fresca, en travesٌías muy  largas. Despojaban a su tierra. Todo lo que les brindaba despilfarrado en Europa, era lo que se estilaba Así vivíeron los “padres gloriosos” de esta Argentina, Explotando patria y gente  para darse la gran vida
Los Padres
Autor: haydee  726 Lecturas
-Lo que pueda, yo, decirte, no es para justificarme. Cuando el amor se ha marchado, lo mejor, es separarse. No fue algo repentino, ni tampoco caprichoso, Cierto día desperté y me  sentí  hundir, en un foso. No deseaba estar contigo, tus caricias me alteraban Soporté lo mas que pude hasta que al fin dije ¡Basta! Porque nadie está obligado a vivir con quien no quiere, ni  por lástima, seguir, junto  al por quien nada siente. Nada hallé para decirte. Nada había por decir. Igual no comprenderías. Entonces, elegí huir. Marché con solo lo puesto a encontrar otro camino que me alejara de todo lo que había conocido.   Si soy feliz, me preguntas,  con este cambio de vida? No se si esto es ser feliz. Al menos, estoy tranquila.   Confundida entre la gente, se va por el boulevard Se opaca la luz del día y avanza la oscuridad. El eco de sus palabras se empieza a desvanecer. El hombre vaga sin rumbo y se siente envejecer.
Parte II,
Autor: haydee  723 Lecturas
Yo te quisiera decir, cosas que tengo guardadas y necesito saber, que estás dispuesto a escucharlas. Tal vez no sean importantes y las juzgues tonterías, Pero si callo, presiento, no habrá otra vez, en mi vida. Desde que te conocí, tuve la certeza plena, eras quien yo había esperado y concluía mi espera. Tus palabras y actitudes, las sentí como respuestas a tantas expectativas de mi afiebrada cabeza. Eras quien yo había esperado, todo me lo confirmaba y fui tejiendo ilusiones como hace una enamorada. Entre tantas fantasías, en el centro, siempre estabas, de compañero, de amigo, de amante fiel y soñaba que  mi futuro en tus manos, dócilmente, te  entregaba. Ahora se que no es así. Que ya tienes compañera, y jamás podrás querer a otra que no sea  ella. Nada tengo que objetar, aunque tu elección me deja, sola de esta soledad y triste de esta tristeza. Nada tengo que agregar, aparte de “Que seas feliz” Si alguien tiene alguna culpa,  la tengo yo, que asumir por alentar sentimientos, que anidaron sólo en mi.
Que seas feliz
Autor: haydee  722 Lecturas
++++
Nunca, de mí, fuiste nada. Te deseé como a un  amigo. Tantas veces nos cruzamos y  nunca hablaste conmigo. Sacabas temprano, al perro a pasear, en las mañanas. Solíamos encontrarnos y nunca me saludabas. Para vos, yo era invisible. De eso no tenía dudas. Un día nos tropezamos. No me ofreciste disculpas. Volvía del cine, una noche, huyendo de la tormenta. Te encontré en el ascensor después de cerrar la puerta. De pronto, un trueno se oyó Y nos quedamos a oscuras. El ascensor se detuvo. A mí me ganó la angustia. Sentí tu ansiada presencia,  en un  abrazo, algo rudo. Fue esclarecedor saberlo, No hablabas, porque eras mudo.    
Aclarado!
Autor: haydee  722 Lecturas
Descoloridas por el tiempo, esfumadas imágenes, me observan desde el viejo álbum.  Esa que sonríe  soy yo, pequeña, insignificante, eclipsada por la belleza de quien posa a su lado, Odile. Llegó un día de Francia con sus padres para instalarse en la casa frente de la mía. Preciosa, como una muñeca de porcelana e igualmente fría y distante. Recibía elogios, como un tributo merecido. Íbamos a la misma escuela y  en ocasiones, su mamá nos daba lecciones de francés y  de piano. La buena señora, me consideraba una influencia positiva para Odile y confiaba que mi carácter, alegre y expansivo, atenuaría  el suyo, frío y altanero. El papá, ingeniero aeronáutico, los domingos, nos llevaba a pasear en el  auto descapotado de la familia.  Regresábamos cantando, después de haber sido gratificadas con sabrosos helados.  Un día de febrero, al volver de vacaciones, corrí a llevarle una caja de alfajores, adquirida con mis ahorros. Odile, aporreaba el piano, sin prestar atención a mis insistentes llamados. Era  jueves, día en que se quedaba sola,  pues su madre, daba clases a domicilio. Molesta por su actitud, apoyé la caja en  el muro y  arrojé una piedra  hacia la ventana  abierta. Enmudeció el piano y enseguida oí  el   impacto de su cuerpo contra el piso de madera. Traspasé la verja y me precipité al interior de la casa con el corazón queriendo salirse de mi pecho. Odile, bajo la oscura cabellera ensortijada, yacía inerte. Caí a su lado, llorando, ¡había herido a mi querida amiga! La policía vendría a buscarme y la fuerza de la ley caería sobre mí con todo su rigor.  ¡Lo tenía merecido! ¡Me dejé llevar por un loco impulso! Aparté el cabello de su rostro para descubrir, sin lograrlo, la herida que creí haberle provocado. Me temblaban las manos y abundantes lágrimas nublaban mi visión. Hice un intento por levantarla, era más alta y corpulenta que yo y sobre llovido, mojado, fui a dar al piso con mi preciosa carga.  La impotencia y la desesperación aniquilaron mis escasas fuerzas y  abrazada a su cuerpo, pedí a Dios que me llevara con ella. – ¡Te suplico, Señor, mi vida, ahora, no tiene sentido! ¡La hiciste perfecta, pero orgullosa y altanera! ¡Nada le era suficiente, iba a ser muy difícil conseguirle marido! ¡Su padre trabajó duro para satisfacer sus gustos y también su madre que se privó de muchas cosas, por complacerla!  Egoísta y despótica, fui su única amiga.  ¡La única que la soportó!  Con mis ahorros, Señor, sabes que mis padres no son pudientes, compré estos…. recordé la caja de alfajores y corrí a buscarlos. Al volver, Odile, atisbaba, sentada en el taburete del piano, con cara de pocos amigos,  Me flaquearon las piernas y a punto estuve de caer sino fuera porque logré asirme a  un sillón. -Odile, Gracias a Dios ¡estás viva! – le dije entre risas y lágrimas.  Al espontáneo intento de abrazarla respondió con su habitual frialdad y mal genio:  - ¡Esto ha sido bueno para enterarme del concepto que te merezco!,  y con imperativo gesto de  su mano, me señaló la puerta. ¡Claro que fue  bueno, muy bueno, a partir de ese día comenzó a cambiar! ¡No por causa de la piedra, que ni siquiera la rozó!   ¡Hoy continúa siendo excelente comediante, además de mi mejor amiga!    
La Foto
Autor: haydee  721 Lecturas
+++
Un lunes nos encontramos en un camino cualquiera, cambiaste al punto tu rumbo sin que yo te lo pidiera. El martes nos vio la aurora, amanecer deslumbrados, fatigados de caricias, y besos que nos brindamos. Al día siguiente, ni al sol,  se le ocurrió despertarnos, Las nubes se interpusieron y seguimos acostados. El jueves, te aconsejé que a tu trabajo volvieras, No escuchaste mi consejo y seguiste en la catrera. El viernes volví a insistir, Esta vez  con más coraje. Tumbé el colchón y caíste y un  brazo te fracturaste. El sábado recogí  las prendas que habías dejado Hice una linda fogata. Es asunto terminado! Cierro  puertas y ventanas y me voy de vacaciones. Ningún romance prospera sin reglas ni condiciones.
Breve romance
Autor: haydee  721 Lecturas
Si lograra yo saber que es verdadero tu amor, no sentiría el temor que hoy causa mi padecer. No tengo queja de ti, ni hay duda en mi corazón, ni existe alguna razón que me induzca a presentir. Será que me vuelvo obsesa, por causa del sentimiento?Aunque en el alma me pesa, no siento remordimiento, no confiar, vivir la angustia, de un tormento verdadero.Se me pone, el alma, mustia,  por mantener lo que  quiero,
???
Autor: haydee  718 Lecturas
+++++
Personal de la policía caminera, hizo detener al camión para un control de rutina. Los papeles estaban en orden  y se le iba a dar  autorización para continuar el viaje, cuando asomó, por la cortina del camarote, un  monito carayá.  El asunto se complicó para el conductor. Estos animalitos que habitan una región extensa de Brasil, Paraguay y norte de Argentina, están protegidos  por leyes que prohíben su  captura, compra y venta y el traslado, para ser usadas como mascotas. De nada valieron las protestas de quien dijo ser su dueño, el monito fue llevado al Zoo de Córdoba, hasta que se determinara el lugar a donde iba ser trasladado. La familia del camionero, inició una demanda legal para que le fuera restituido. Por los medios de comunicación, habló el médico de los niños, con un relato lacrimógeno de la tristeza que embargaba al  hogar, donde el monito era uno mas y al ser arrancado de su  familia postiza, no tendría probabilidades de vida, en un ambiente que le iba a ser hostil. La legalidad se impuso y no hizo lugar a  la demanda. A los pocos días el monito fue trasladado al lugar de donde provenía y  personal experto lo mantuvo en observación  para evaluar su comportamiento y  el de sus congéneres. Los videos demostraron que el trasplante fue exitoso. Enseguida se adaptó al medio donde tuvo una  inmejorable acogida, tan  buena que enseguida se enamoró de una graciosa monita que lo aceptó de buen grado y  con la que inició una relación. Los videos fueron publicados y si su anterior familia, realmente, lo quiere, tendrá que aceptar que la decisión legal ha sido la más acertada.PD: Hoy 29/0572013, acabo de enterarme que la familia adoptiva del monito, levantó la demanda iniciada para que le fuera restituido. La acción, obedece a la visita, autorizada, a  la reserva, en el norte de La Cumbre, donde el carayá fue devuelto a su hábitat. Los decidió, encontrarlo tan feliz, abrazado a su compañerita e integrado a su grupo. Una historia con final feliz, para Todos! 
El monito carayá
Autor: haydee  718 Lecturas
Quiero leer en tus ojos. Que ellos mismos lo confirmen. Lo prefiero a tus palabras, estas podrían mentirme.  Tus ojos me dicen todo, trasparentes y sinceros. No te sientas ofendido, si te digo lo que siento. Manejas bien el lenguaje, te sientes en tu elemento. Sabes usar las palabras y elaborar pensamientos  muy bien logrados, a veces impecables, aunque inciertos. Adornas con tanto esmero tus encendidas arengas seductoras, convincentes y escasas de sentimiento. Quiero que sean tus ojos. Mejor que lo digan ellos si lo que tu boca dice, es en verdad  lo que creo.
DUDAS
Autor: haydee  712 Lecturas
+++++
Que haré por las madrugadas, cuando ya no estés conmigo? Acaso salga a esperarte al costado del camino. Para quién cocinaré, cuando ya no estés conmigo? Quedará sobre el mantel tu plato, intacto, servido. En las siestas, leeré el cuento que  has  pergeñado, un modo de estar contigo, aunque no estés a mi lado. Que haré cuando el sol se pierde, al momento del ocaso,  cuando agonice la luz y no me abriguen tus brazos? La noche, va a descubrirme callada, triste y sombría en inquieta soledad y media cama vacía  
Cuando no estés conmigo
Autor: haydee  712 Lecturas
Volvimos del camposanto, donde se quedó tu amigo, Juntos vivieron la infancia, igual que la de otros niños. Yo no quería que fueras. Por evitarte sufrirlo,  hubiera sido capaz  de llegar hasta prohibirlo. Pero estuve equivocada. ¡Me lo hiciste tan sencillo!  Acompañaste a los padres y junto al  otro hermanito, deshojaron rosas blancas, sobre el cuerpo del extinto.   Era justo que estuvieras,  allí, para despedirlo. Tienes apenas doce años y eres todo un hombrecito solo tu mano, en mi mano, delató tu nerviosismo y una palidez  de rosas, sobre tu cara de niño.
Despedida
Autor: haydee  712 Lecturas

Seguir al autor

Sigue los pasos de este autor siendo notificado de todas sus publicaciones.
Lecturas Totales310713
Textos Publicados714
Total de Comentarios recibidos1522
Visitas al perfil90701
Amigos128

Seguidores

17 Seguidores
Oscar Ruano
esmeralda
luisaantonia.sa
keibel
federico.gonzal
Guadalupe Mendoza
Cristian Medel
Senior
emy
emy
Javier Montes
Roxana Bañon
 
<< Inicio < Ant. [1] 2 Próx. > Fin >>

Amigos

128 amigo(s)
Samont H.
maclio.hidalgo1
Juan Pablo Pites
alan espindola
barbara
jesus.bardon.11
Nhaum Alejhandro Ohrozco
Greyzibeth Andreina Farias Villarroel
Geovanny Marcelo
Nathalie
Hugo Aguirre
ALFREDO MENDIOLA
Cristofer G
Ro
Andres
José de la Cruz García Mora
Dawrin Saumet
Diann Rodríguez
lorena rioseco palacios
Nikol Salazar
Fer Poeta y Novelista
JORGE JUDAH CAMERON
Silvana Pressacco
antonia
Luna Fate
MOISES C. VASQUEZ  MENDOZA
zulay lopez
Josue Noel Busse
Omar J
José Santiago
Ana Laura Rodríguez Soto
IDA DE VINCENZO
geison
Exu
Maria Quispe S.
José Gregorio Cova Cordero
Giovanni Hernando Rodiguez Laverde
giovanna robinson rangel
Lola
Gustavo
Ezequiel Duarte
Lhupitta
Juan Herrera
José de Jesús Bolaños de Haro
Angel Martín
Mi lente
Luis Antonio Aranda Gallegos
Anselmo J Lambraño
ana cavazos vargas
Ana Belen Codd
GLORIA MONSALVE/ANDREA RESTREPO
Araceli Valverde
rosa
Jasp Galanier
Tamara Alejandra
Juan Carlos Calderón Pasco
Ly Rubio
Carolina
valeria marchisio
Lincol Martín Medina Luna
mary
Cristian
Nooemar Hevia
Ramón Ferreiro Gómez
PRINCESA NEGRA
Turmalina
Noche Celestial
mar
Esteban Valenzuela Harrington
MARINO SANTANA ROSARIO
Luciano Buzeki
Pascual Vizcaino Ruiz
iván montes de oca ortega
Edgar Tarazona Angel
Alexis
DEMOCLES (Mago de Oz)
Fernando
MARIANO DOROLA
arturo
alma
Gustavo Milione
Héctor Restrepo Martínez
raymundo
juanfra
gracielacousin
Daniel Florentino López
Jose R. Oliva
hugo
pillooow
Ya me fui (That's all, folks!)
Gustavo Adolfo Baracaldo Valero
Alma Andrea (Alma V)
María Ester Rinaldi
MATIAS CORDOBA
Ligia
**Leticia Salazar Alba**
Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Richard Albacete
Fairy
Oscar Franco
 
lisset

Información de Contacto

Argentina
-
-

Amigos

Las conexiones de lisset

  misamont
  maclio.hidalgo1
  juampipites
  alann
  barbara anastacia
  jesus.bardon.11
  Nhaum Alejhandro
  greyzibethfv
  Geovanny Marcelo
  Imaginame Real
 
<< Inicio < Ant. [1] 2 3 4 5 6 ... 13 Próx. > Fin >>