• Eduardo Fabio Asis
Eduardo Fabio Asis
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  • País: Argentina
 
Esa noche era distinta. Howard, estaba solo…  completamente. Quería acción, sentirse otro. Más bien, quería ser otra, o …  sinceramente, quería ser la que era, puta, puta, muy puta, siquiera por una noche.- Ya no tenía la mirada atenta de mamá,  que le encontraba ropa interior femenina en los lugares más insólitos, y le amonestaba…   “Howard, eres un hombre”  “Howard, basta de jugar a la nena, sino le digo todo a papá”.  Quizás esa noche, después de todo, Howard no estaba solo, al contrario, Howard estaba consigo mismo, con “Helen”. Ese era el personaje que a Howard en realidad lo acompañaba. Su otra parte. Mejor dicho, su parte verdadera, él era ella,  él era Helen.-   Vistió sus diminutas ropitas interiores, en su cuerpito que ya disfrutaba plenamente. Ceñida de sedas y topacio, de chanel nº  5 y  tacos altos.  Venía el mejor momento. Atravesar el umbral de la puerta, y … por primera vez,  salir al mundo, siendo la que es, siendo la que soy, se dijo, con aire de triunfo.-   Las primeras miradas, lejos de ser censurantes, fueron agradablemente curiosas. La peluca rubia iluminaba la noche oscura. Un niño de la calle le lanzó un silbido sensual, ella siguió sin hacerle caso, no le gustaban los niños. Quería hombres, hombres recios y tiernos, hombres maduros y deseosos…    de su cuerpo depilado, de su alma desnuda.-   En la esquina, detenida frente a un semáforo, la abordó un transeúnte…   “ven conmigo nena esta noche…    tengo mi auto a media cuadra… acompáñame”…Con ese hombre, solamente con ese hombre, ella…   toda tabú, no hubiera aceptado jamás.  Era el papá de Howard, que acaso deseó a Helen, secretamente… siempre.-   Esa noche no era distinta. Era la misma noche de siempre, con la luna vestida de luna.-  
Del esplendor de los cielos a la humildad del pesebre un niño nos ha nacido   Trae en su corazón, creo delicias para el que siembre alegría en los vencidos   Trae también según veo alivios para la fiebre de los enfermos queridos   Y para los que son reos de los  pecados de muerte trae el perdón prometido   Yo le ofrezco muy sincero mi buena y mi mala suerte para cambiar mi destino   Porque con Él nacer quiero a una vida más consciente evitando desatinos   ¡Viva mi Jesús certero! y mi alma viva fuerte en el Niño Dios Querido
Te pido  que entres a mi nueva casa que en esperanza y amor he construido para curar el  cuerpo mal herido para sosiego de las almas mansas   No te asuste la falta de palabra y olvida en la vereda los mil ruidos sólo tu corazón dará el sonido que a mis oídos  suficiente basta   Si encuentras algún rencor derrotado celebraremos juntos la partida del recuerdo de haber sido humillado   Será provechoso mirar la vida con los ojos de quien se sabe amado en el centro cordial de mi guarida  
Puta. Porque otra palabra queda grande, y cualquier silencio es chico. Por el horror de ser igual a las otras mujeres. Por el honor de ser secreto de muchos hombres. Por el ardor de cada célula de tu piel.   Puta. Así cargo con la más antigua de todas las cargas. Así luzco estrella negra en el cielo blanco. Así soy, sin otro aditamento, sin otra condición.   Puta. Me derrocho en la entrepierna, me contengo el corazón. Me deshago entre las sábanas, me revisto de mi misma en la calle. Me comen la concha, en las noches, hombres que me ignoran en el día.   Puta. Nombre que endiosa la hembra que toda mujer …  esconde y niega.         
Puta
Autor: Eduardo Fabio Asis  673 Lecturas
Pensar que Dios es ciertoaunque niegan su existencia, con fundamento excelente.Pensar que Dios es ciertoaunque muy buenas personas,  y son muchas, sean ateas o agnósticas.Pensar que Dios es ciertoporque conversé con algunos ángeles, aunque nadie me crea.Pensar que Dios es ciertoy no lo ofenden las palabras big bang, evolución o inconciente.Pensar que Dios es ciertoaunque en verdad, no cabe, en el pensamiento.Pensar que Dios es ciertoy no me alcanzará la eternidad ….para agradecerle…Pensar que Dios es ciertoy me ama, y sin embargo, a veces me siento triste…
Me voy conmigo a otra parteya no me asusta ni menos me asisteel no ser … con su nada y su tampocome voy conmigo a otra parte que no es parte, es todoy todo reclama que el ser es ser y el no ser es impensableme voy conmigo a otra parte es como decir que siempre estoy llegandono me rectan tus curvasni mi aguijón socaba tu hendidurate he querido como quiere al alba el sol primero del díay me pagas así , tan noche, tan noche oscura, que enciendo un fósforopara quemarte! y me pregunto… ¿para qué amarte?
tengo un revólver inútil que nunca disparó contra los culpables mi dedo índice derecho mi revólver inútil señala la maldad, a veces, sin develar los malignos, nunca y los otros nueve dedos quieren acompañarlo mi dedo extraño a la pólvora... inútilmente lleno de sangre o tinta nada.
Disparo en vano
Autor: Eduardo Fabio Asis  814 Lecturas
  Quiero sembrar una ventana en el muro del mundo una ventana donde atrape tu cuerpo como una cosecha tu cuerpo que se parece tanto, a un mundo sin muros
Quiero
Autor: Eduardo Fabio Asis  625 Lecturas
Me conmueve saber que todos los mareslos mares que tanto extrañose resumen en una palabra.¿Qué tienen en comúnlas tres letras sagradascon la multitud de las aguas?El mar es demasiado hermoso,me respondo,  y rebalsa hasta el silencioy se hace míoy se me entraña:  maren unapalabra.
Mar
Autor: Eduardo Fabio Asis  319 Lecturas
Que yo prefieroaunque me duela bastanteel dedo en el culoque el revólver en el cráneo.Así prefieroestas democracias de hipocresías y espantoantes que las dictadurasque quieren instalar los cobardes, desde Hondurasese laboratorio frágil, a todo el subcontienente cansado.Ya el adversario de siemprenuevamente se levanta.En su amor misericordioso, Dios bendiganuestros sucios gobiernos latinoamericanospara que se salven al menos, nuestros mínimos derechos humanos. 
El mar es una incógnitade soledad colmadade amor celoso.Es volcarse desde su honduraDios mismo sobre la playa desierta.Ante el mar lloréy fue tan pequeña mi lágrimaque me río de ella.
Madre:  un grito que viene no sé de dónde y que quiere decir todo aquello que siempre nos falta y sin embargo en nosotros está.Padre: el oído para un grito que nunca existió.Yo: esa cosa oscura que a pesar de todo quisiera alumbrar y nunca encuentra a quién.Madre, padre, yo...  tres significados que buscan un significante y su misión es no encontrarlo jamás.
algunos consideran que hay oscuridadcuando nadie alcanza a convertirse en estrellapero yo insisto que existe oscuridadcuando nadie intenta encender una velaquémamecon la yema de tus dedosunido al pequeño fósforoquémameesta dura tiniebla que vive entre nosotros.
Cuando la tardeparezca igual a todas las tardesy el sol verticalmengue la sombra de las cosas.Cuando caminesun desierto circulartodo periferia y sin ningún centro.Cuando descubrasen la esencia misma de la luzla oscuridad más pura.Cuando yo te de un besosabrás pronunciarel nombre mudo de Dios.
El ángel del Señor anunció en la víspera...  El corazón de El Salvador marcaba24 de marzo y de agonía.Tú ofrecías el Pan,el Cuerpo Vivo-el triturado cuerpo de tu Pueblo;Su derramada Sangre victoriosa-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacreque ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada! El ángel del Señor anunció en la víspera,y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu Pueblo. ¡Y se hizo vida nuevaen nuestra vieja Iglesia! Estamos otra vez en pie de testimonio,¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el Continente.Romero de la Pascua latinoamericana.Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa. Como Jesús, por orden del Imperio.¡Pobre pastor glorioso,abandonadopor tus propios hermanos de báculo y de Mesa...!(Las curias no podían entenderte:ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo). Tu pobrería sí te acompañaba,en desespero fiel,pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.El Pueblo te hizo santo.La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio. Como un hermano herido por tanta muerte hermana,tú sabías llorar, solo, en el Huerto.Sabías tener miedo, como un hombre en combate.¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana! Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,con una sola mano consagrada al servicio.América Latina ya te ha puesto en su gloria de Berninien la espuma-aureola de sus mares,en el retablo antiguo de los Andes alertos,en el dosel airado de todas sus florestas,en la canción de todos sus caminos,en el calvario nuevo de todas sus prisiones,de todas sus trincheras,de todos sus altares...¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos! San Romero de América, pastor y mártir nuestro:¡nadie hará callar tu última homilía! Pedro Casaldáliga
Antiguos esclavistas, basados en Génesis 9,27, sostenían que la esclavitud, además de ser natural, era un mandato divino.-     Actuales homofóbicos, sostienen similares argumentos, para negarle a un hombre casarse con otro hombre, para negarle a una mujer, casarse con otra mujer.-     Si Dios existe, no es una mancha de tinta, sino que su gloria, reside en el ser humano feliz.-   Tiene media sanción la ley denominada “del matrimonio gay”, en la Argentina.  Si el Senado la aprueba, estará reconociendo el amanecer. De lo contrario, estará encarcelando el sol.    Jurídicamente es inadmisible una “capitis diminutio” sobre la persona diferente, que le impida contraer matrimonio, si así lo quiere.  Desde el punto de vista religioso,  sería importante que leyeran, los  Señores Senadores,  el libro “La Iglesia ante la Homosexualidad”  de quien era sacerdote jesuita, John Mc Neill, amparado por el padre Arrupe, Superior, y tristemente expulsado, de modo injusto, por el cardenal Ratzinger.-     Por si no alcanzan a leerlo,  he aquí  un resumen:    la homosexualidad no es un pecado, la homofobia si.  El poder lo tienen los señores senadores, esta vez,  ejérzanlo como manda su conciencia, quizás, como Dios mismo lo quiere. 
  Las primeras noticias dan cuenta que habrían muerto al menos diez personas.  Un barco con ayuda humanitaria destinado a la Franja de Gaza,  fue atacado brutal e ilegítimamente, por Israel.   Crimen de lesa humanidad, acto salvaje y sin justificación alguna.  ¿hasta cuándo?          
Los creyentes católicos,  estamos siendo conducidos autoritariamente,  a encerrarnos en viejos prejuicios que parecían superados, afirmándonos en la desvalorización atroz de todos los no católicos, creyentes y ateos.-   Basta leer la extensa carta del teólogo Hans Kung,  basta leerla con un solo ojo, poniendo el otro en la realidad,  para advertir que este teólogo,  amigo del Papa, está sanamente atento al signo de los tiempos,  y al pavoroso desatino de la Curia Romana.-   No estamos viviendo un “ataque” por seguir a Cristo,  con más tolerancia que la esperable, nos están haciendo saber…    los “otros”…  que precisamente los estamos ultrajando, flagelando… es decir, según nuestra fe, “nosotros” estamos crucificando a Cristo en ellos.-     Recomiendo la lectura del texto de Hans Kung,  y,  brevitatis causa,  doy por reproducidas y adhiero, íntima y fervorosamente, a dicho texto.-  Lo tengo publicado en esta página.     Rezo para que los Obispos lean esa carta …   y para que nosotros,  fieles cristianos, exijamos los cambios, con humildad y firmeza.   Algo huele mal….    en Roma  ¿es posible que alguien no lo advierta?     
Características del marxismo de derecha El primer rasgo definitorio del marxismo de derecha es su actitud idolátrica del pasado. Defiende un mundo pretérito heroico, sea el de la revolución de octubre, la china, la cubana o los años setenta en la Argentina. Suele identificarse con individuos (Marx, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao o Guevara), ante los que guarda una veneración incapaz de analizar críticamente. Una evidencia de esa inclinación mitológica es el uso de retratos, pinturas o fotografías, que se cuelgan en las paredes. La mirada del héroe vigila que los hijos no se descarríen del mandato. El talante orientado al pasado es conservador y a veces reaccionario. En la modernidad, los sujetos no se apoyan en la autoridad del pasado para vivir. Es cierto que existe una carga de experiencia, pero lo crucial se define en lo por venir. El historiador Koselleck ha dicho por esto que, a diferencia del pensamiento premoderno que aceptaba sin discusión la autoridad fundada en la tradición, el sujeto moderno se sitúa entre un horizonte de experiencia pasada y un horizonte de expectativa futura. Para el sujeto moderno el futuro siempre es mejor o es una promesa de algo mejor. El marxismo revolucionario es una buena expresión, extremada, de tal encrucijada subjetiva. Ya no se nutre el saber del pasado porque apuesta a crear un mundo nuevo (a tal punto que hoy diríamos que incluso Marx simplificaba en demasía el carácter retrógrado de la tradición). Pues bien, el marxismo de derecha es incompatible con esta estructura de modernidad radicalizada que caracteriza a la política de izquierda. Habla y repite palabras de revolución, pero se apoya en fórmulas añosas, asume mandatos de páginas amarillas, venera la tradición propia, pero que es una tradición al fin. Su deseo es volver al pasado. Añora tomas del Palacio de Invierno, asaltos al Moncada, Largas Marchas o nuevos 1968. El segundo rasgo está determinado por el tipo de relación con la teoría. Ésta se encuentra decidida en sus elementos centrales por la biblioteca cerrada, sólo extensible por medio de comentarios o aplicaciones. Incluso las contrariedades se encuentran previstas en los meandros de las palabras expresadas en los textos consagrados. Hay una figura literaria que suele soportar este sentimiento de completitud del saber marxista: la intervención inoportuna de la muerte que, sin embargo, no impide que la línea de corrección esté ya presente en el origen. Así por ejemplo, el eurocentrismo de Marx estaría prácticamente superado en las cartas a Vera Zasúlich sobre la comuna rusa, o el tema de las clases en el capítulo inconcluso del tomo III de El capital, o la crítica de la burocracia en el último Lenin que logró censurar la concentración del poder por Stalin, o el manuscrito "perdido" de Mariátegui donde analizaba con profundidad la producción de un marxismo situado. Rebosantes de tesis y superaciones anticipadas de las futuras antítesis, la teoría es la fuente de aprendizajes infinitos. El sujeto lector mira hacia el pasado coagulado en textos, del que mama la Verdad. Con esa munición se enfrenta a la realidad. Aunque acepta que la práctica exige una adaptación de la teoría (una "guía para la acción"), ésta sería lo suficientemente flexible para nutrir cualquier política marxista correcta. No aflora el impulso crítico que pone en cuestión lo que se lee, pues esa actitud es vista como arrogancia o traición. ¿Quién podría enmendarle la plana a Marx, a Lenin o a Luxemburg? ¿Quién podría relativizar a Gramsci, Lukács o Trotsky? El marxismo de derecha se zambulle en un mar textual en el que se encuentra cómodo, intentando deletrear los folios plagados de verdades incorruptibles. Su actitud teórica es subalterna. Para ser un buen o una buena marxista, quien suscribe al marxismo de derecha reprime su pensamiento, porque si va muy lejos en la crítica puede concernir al propio marxismo. Del mismo modo que el pensamiento se aleja inconscientemente de los temas tabúes, el derechismo marxista se abstiene de incursionar en la creación. Se recuesta en el lecho mullido de lo sabido, que se ajustaría como un guante a la mano. El tercer rasgo del marxismo de derecha es su carácter defensivo. Después de transcurrido el siglo XX, es difícil conservar la traza del militante de otros tiempos, que ante los más duros contrastes podía señalar el triunfo de su idea en otra parte. Así como el estalinista era inmune a las más sólidas de las críticas porque la Unión Soviética existía y competía con los Estados Unidos, o el guevarista tenía sus créditos político-intelectuales apostados en la realidad cubana, hoy el derrumbe de los socialismos reales y la transformación capitalista de China, por no hablar de Camboya o los gulags, debilitan la seguridad inconmovible del marxismo de derecha. La aparición de estados revolucionarios fue esencial en la constitución de los marxismos de este tipo, porque fueron estilizaciones del marxismo que usualmente se pusieron al servicio de aparatos institucionales. La teoría revolucionaria fue convertida, al menos en parte, en doctrina legitimadora del poder establecido, especialmente cuando era utilizado como sostén de la idea de "socialismo en un solo país". La grisalla cientificista del marxismo soviético fue su concreción más neta. Dado que ese contexto ya no existe, la facha defensiva del marxismo de derecha se sostiene en seguridades imaginarias, es decir, sin base real. En general se apoya en lecturas talmúdicas, como se ha comentado en el párrafo anterior, pero sobre todo se ampara en la existencia de grupos más o menos reducidos de marxistas convencidos de que la verdad está, en lo fundamental, de su parte. La actitud defensiva se observa claramente en la relación con las teorías anti- o postmarxistas, de cualquier signo que fueran. El marxismo de derecha, puesto que no está dispuesto a reformularse, se pone en guardia. Reemplaza el examen crítico con el rechazo de antemano. Afirma que el problema no es el marxismo, sino la renuncia de las otras perspectivas a la crítica radical y revolucionaria. Se trataría, en suma, de teorías derrotistas o pro capitalistas. El marxismo de derecha es incapaz de aprender a superar los argumentos contrarios. Se encierra en su "bibliografía" y la rumia incansablemente. Se quiere polémica y provocadora ante las defecciones ajenas. No se le ocurre que lo revolucionario debe estar también en el pensamiento, en la innovación teórica y política. Por eso no produce nuevos conceptos. Hace falta contrastar la ausencia de creación intelectual de las izquierdas marxistas para notar inmediatamente el lugar del marxismo de derecha en la configuración actual del movimiento revolucionario. En cuarto lugar, es necesario que el marxismo de derecha designe al marxismo como una teoría total. Contra el fragmentarismo postmoderno se postula la defensa de la totalidad, como si esta fuera una noción políticamente obvia. Se postula que la realidad tiene un núcleo conocible. Puesto que ese sexo íntimo es accesible sólo a través del marxismo, toda perspectiva que reconozca autonomías relativas en la praxis social o sitúe a la teoría de Marx en una zona específica (por ejemplo, en la economía) equivale a antimarxismo. El encadenamiento de razonamientos es correcto si reducimos al marxismo a su comprensión derechista. Esto es así porque si la totalidad social carece de una homogeneidad o un centro representable por una teoría singular pero totalizante, la capacidad del marxismo para devenir la única teoría social tambalea. Las zonas de la práctica que se resisten a la interpretación marxista, como lo inconsciente o el arte, negarían que el marxismo sea la teoría infinita y omnisciente que penetra todos los rincones de lo existente. El error consiste en confundir la crítica de la realidad global con la reducción de esa realidad a la unidad simple, o lo que es una formulación similar, a una realidad regida por un centro esencial y matizada por aspectos accesorios. Los efectos habituales de la ontología del marxismo de derecha hace sistema con el economicismo y el obrerismo. La economía es el ámbito esencial de las contradicciones y la clase obrera es el sujeto social fundamental en combate objetivo con la burguesía. Dicha ontología caricaturiza la realidad y extravía el entendimiento político. El quinto rasgo del marxismo de derecha consiste en la exclusión de toda otra teoría para el conocimiento crítico de la realidad y para la identificación de las tareas políticas de la praxis. El totalismo que se atribuye el marxismo produce efectos políticos detestables en algunas actitudes que son sistemáticamente cultivadas por el marxismo de derecha. Si el marxismo es la teoría unitaria del todo social (unificado por la "lógica del capital", el "modo de producción" o la "relación de fuerza entre las clases"), la "contradicción principal", la cima de la "jerarquía de causalidades", es la que define el marxismo, sea que lo haga en su forma habitual de la contradicción entre las "clases fundamentales", o en sus versiones nacionalistas, en la lucha entre nación e imperialismo. Como sea, así se toleró una serie de actitudes típicamente derechistas, que no fueron vistas como contrarias con la identidad de izquierda. Y no lo fueron porque en realidad eran eso, actitudes de derecha invisibles en un campo socialista hegemonizado por una versión derechista del marxismo. Por ejemplo, individuos o grupos que se regodeaban (y aún se regodean) en su deseo revolucionario podían ser machistas, racistas, homofóbicos o xenófobos. Como lo esencial se decidía en el cuestionamiento de la opresión de clase o en el combate contra la dependencia imperialista, se podía ser de derecha en otros sentidos, llamados "secundarios" o directamente denostados como preocupaciones "pequeño burguesas". Pero no solamente ser machista es ser de derecha -porque el machismo se basa en la subordinación y opresión de las mujeres- sino que ese talante suele ser denegado de lo que realmente es, vale decir, una práctica de dominación camuflada por el mencionado rasgo del marxismo de derecha. Un sujeto de derecha en su desprecio a los homosexuales, es un sujeto completamente de derecha. No es que su condición de izquierdista en cuanto lucha contra la explotación burguesa lo libere de su vertiente derechista homofóbica, porque la comprensión política que le permite esa doblez es propiamente de derecha. En efecto, en el hecho simple de reducir las otras opresiones a lo inesencial o secundario, el marxismo de derecha fundamenta la apología de los homofóbicos o los machistas que sonríen cuando se les señala su práctica opresiva. ¿Acaso no estaría probada su vocación emancipatoria por su militancia anticapitalista? La subordinación de las opresiones distintas a las del capital (la "centralidad de la lucha de clases") implica que el resto de las dominaciones son secundarias, es decir, que no son tan graves. Serán resueltas después de la revolución socialista. Tal actitud revela una indiferencia ante las opresiones múltiples de la existencia social. Ese es un rasgo de derecha. El marxismo de derecha tiene una especial afinidad con las explicaciones deterministas y estructuralistas, unidireccionales y lineales, que postulan el proceso de cambio como confrontación molar de grandes sujetos, definidos por caracteres simples, orientados por ideologías claras. Se extasía con los lenguajes hegelianos de Marx (las "leyes de movimiento del capital" extendidos a la "totalidad social") o sus traducciones positivistas ("los datos observables" de la confrontación de las "clases fundamentales"). El marxismo de derecha suele ser idealista, incluso en esa variante del idealismo que es el economicismo ramplón, donde la determinación económica aparece como causa "en última instancia" definitiva. El parentesco entre diestromarxismo y determinismo se explica porque esta aproximación es fatalista e incorregible, permite predicciones y anula la incertidumbre. ¿Qué otra noción de saber es más propia de la infalibilidad? El temperamento de derecha desea la seguridad absoluta y la complejidad del pensamiento le parece una concesión a la debilidad ideológica. Pensar es ceder. Dudar es claudicar. Revisar es traicionar. El quinto y último rasgo del marxismo de derecha es su intransigencia. Despacha en dos palabras a las teorías críticas que operan en zonas consideradas propias o en regiones sociales específicas. Así por ejemplo, considera al psicoanálisis o al feminismo, a la crítica ecológica o al giro lingüístico, como meras "teorías burguesas". Se resiste a conocerlas y a conversar sin prevenciones los usos radicalizados que algunas prácticas de esas teorías permiten. El marxismo de derecha, para conservarse igual a sí mismo, excluye toda apertura intelectual sincera. Cuando se muestra más astuto, acepta que se subordinen a su imperio. Por ejemplo, sucede en la lectura del Foucault de Vigilar y castigar como demógrafo de la acumulación del capital. La estrategia ha sido generalmente fallida porque pocas veces hubo una auténtica vocación de intercambio que modificara a las perspectivas en diálogo. Aconteció con el feminismo socialista o el psicoanálisis mezclado con pavlovismo, donde tanto el feminismo como el psicoanálisis perdían sus filos críticos. Es cierto que esto también sucedió con las otras posiciones políticas o teóricas, cuya apología no tengo intención de hacer. Aquí no las desarrollo porque me ocupo de una cierta forma del marxismo. La derecha en el marxismo está indistintamente ligada al extremismo revolucionario o al reformismo más oportunista. Sus cualidades pueden afectar cualquier variante de las opciones estratégicas. El marxismo de derecha tiene la extraña virtud de procrear antimarxistas. La experiencia subjetiva de compromiso con una práctica derechista del marxismo es al principio el mejor de los mundos. Se posee una teoría total, una "filosofía"; se comparte el ideal revolucionario con un grupo de referencia, casi una secta, inmune a las seducciones burguesas; se posee un fin paradisíaco próximo que justifica todos los sacrificios; se sigue a líderes omniscientes que conocen la política y la historia. Se proclama una Doctrina. El marxismo de derecha, porque es verticalista, tradicionalista, unitario, propicia lo que en psicoanálisis se denomina transferencia, esto es, un lazo de amor que es también un vínculo de saber. Pero si el individuo que tanto recibió del marxismo en su versión de derecha logra comprender en qué había creído, suele desarrollar una aversión al marxismo. Esto se vio en innumerables conversiones de sinceros/as marxistas al campo de la antirrevolución, por no decir de la contrarrevolución más rabiosa. Y en cierto sentido tenían razón, porque lo que habían abrazado con amor era una ideología peligrosa. En resumen, el marxismo de derecha se caracteriza por su adoración del pasado, considera a la teoría marxista completa y autorreferente, su actitud es defensiva antes que creativa y propositiva y, finalmente, es intransigente. Asumido en forma colectiva o individual, el marxismo de derecha cultiva la subordinación a lo existente de la tradición marxista, a la jerarquía de su saber insuperable y no revisable, a las lealtades establecidas con los conceptos elaborados en los textos consagrados. Estimo que esta configuración cultural tiene una amplia validez para captar la manera de entender actualmente ciertos sectores que hoy se identifican con el marxismo, pues creyendo ser catequistas de una izquierda verbal o práctica son derechistas ideológicos. Se podría objetar que antes que un marxismo de derecha, hay una postura de derecha en el campo del marxismo. Como en todo área de la política, sería posible reconocer en el mundillo del marxismo una izquierda y una derecha, es decir, inclinaciones hacia el cambio igualitario y democrático e inclinaciones hacia la conservación jerárquica. Por lo tanto, la noción de marxismo de derecha se revelaría inexacta, dado que sería más riguroso destacar una posición interna dentro del campo heterogéneo del marxismo. Esa perspectiva tendría la ventaja de plantear una polémica dentro del marxismo y, por otra parte, eludiría esencializar a un "marxismo de izquierda". El planteo es interesante porque nos obliga a establecer qué es ese concepto, en apariencia risueño, del marxismo de izquierda. Hubo siempre una lucha entre izquierda y derecha en el terreno de la práctica política marxista, como en cualquier otra de la era de la modernidad. Creo que a grandes rasgos eso podría decirse de la lucha entre el trotskismo y el stalinismo, y en algún sentido entre el maoísmo y el sovietismo postestalinista. No obstante, estas afirmaciones son demasiado masivas e imprecisas. Exigen un trabajo de investigación histórico-política que desde luego aquí es imposible. Sin embargo, si es cierto que pueden identificarse fracciones de derecha e izquierda en la complejidad de toda obra teórica o grupo político marxistas, hay épocas y fases históricas en que el marxismo se derechiza. Como ya he indicado, esto no significa que una determinada estrategia careciera de consignas identificables con la izquierda. Sucede que el continente teórico marxista que legitimaba teóricamente esas políticas estaba colonizado por rasgos derechistas, hasta cubrir buena parte de su realidad discursiva y estratégica. Pienso que el momento más propicio para el marxismo de derecha es la época contemporánea. El fracaso de buena parte de los supuestos teórico-políticos de la izquierda marxista y la derrota de sus proyectos estratégicos ocurridos durante los últimos treinta años a lo largo de todo el planeta es la circunstancia material de mediano plazo que nutre al marxismo de derecha. La pesadumbre de un cierre epocal suscita la reafirmación de las antiguas creencias, defendidas como reminiscencias valiosas en un clima reaccionario. El triunfo del capitalismo compele a proteger los restos del naufragio, llama vacilante que merece ser conservada para encender las futuras hogueras de la lucha de clases. La ofensiva de la globalización y la postmodernización de la cultura inclinan a la afirmación de las críticas del capital, cuya centralidad -proclama ese marxismo- no debería ser desplazada por el culturalismo relativista y fragmentario que anula la totalidad, y por ende la idea de transformación mundial. Paradójicamente, el marxismo de derecha es solidario del postmodernismo que sostiene que si la sociedad es una totalidad imposible, la idea de revolución global es inviable. La situación argentina y latinoamericana añade sus propias razones: la desaparición de buena parte de lo mejor de una generación revolucionaria a manos de sangrientas dictaduras pro capitalistas y pro imperialistas suscita la reafirmación de las luchas pasadas, cuya crítica aparece como traición o cobardía; el abandono irritado y tantas veces irreflexivo del marxismo por la intelectualidad sobreviviente de los años setenta conduce, por reacción, a una afirmación maciza del materialismo histórico; el cinismo postmoderno que se burla de la voluntad revolucionaria y se afirma en lo existente; en fin, la dificultad de desarrollar teorías y prácticas nuevas que superen la fragmentación de los sectores críticos y radicalizados. Existen también motivos relacionados con las necesidades organizativas de los grupos políticos establecidos, que cultivan el marxismo de derecha como producto de conservatismos ideológicos y de lógicas de preservación burocrática. En esos partidos o grupos, se es diestromarxista porque el marxismo de derecha es lo más conveniente para reproducir prácticas anquilosadas. En efecto, se moviliza un abanico de declaraciones revolucionarias sin calar en la realidad difícil, convenciendo a los convencidos, con "grupos de formación", "cursos" y "seminarios", donde se repite lo de siempre, sumando créditos para los propietarios de la palabra autorizada, que coinciden generalmente con sus lugares en la jerarquía burocrática. Esto ocurre en los partidos como en los pequeños grupos. Sin embargo, no quiero decir que esto acontece en toda la izquierda. Por fortuna, y contra quienes celebran la muerte de la izquierda y del marxismo, hay procesos que tienden hacia otra dirección.
Era gente con vocación pero apenas murmuraba el grito soñaba sin darse cuenta soñaba la liberación     quería, sin darse cuenta, quería necesitaba gravemente la revolución   y por ahora se conformaba con eso se conformaba con el gol.  
Escribo un hombre de pie que pisa al mundo derrotado   y algunas sombras,  no lo dudes, tienen más brillo que el sol y los diamantes.     Porque el amor nunca es eso que desde hace siglos nos vienen contando.   Es aquello que conozco demasiado, y por eso, me niego rotundamente a revelarte.  
 Homenaje a Teresa de Jesús, y a su Jesús de Teresa.    Naderías y poquedades   todo aquello que no sea amar amando al amor amante   y con el amor amante vivir viviendo en vida bien viva   que si tanto le he ofendido a quien sabe perdonarme   todo lo tengo perdido menos a Dios   que viene a buscarme   y que todo es nada y nada de nada es todo   teniéndolo como lo tengo a quien me tiene en su corazón amante.
Ella alegraba mi soledad biológica y sepulté en el infierno una erección que nunca fue suya.   Hubiéramos tenido un hijo con la cabeza de Stephen Hawkins el corazón de Luther King y la piel de ella.   Pero el olvido derrotó los diálogos que manteníamos y ya ni siquiera, me conmueve su boca.   Ni la quise, y ella tampoco, pero el destino quiere que la recuerde en este poema, para volver a olvidarla.     
Quisiera ser un brujo invocar primavera y me das al conjuro esa flor que me niegas   brujo de sangre dura penetrarte quisiera tu cuerpo de ternura ¡hasta el hijo te hiciera!   Pero este verso es verso y tú eres concreta no alcanza mi talento ¡ni pa que me des teta!  
Hubo un tiempo de ilusión donde era patria la patria y se llamaba de Mayo la plaza de las madres   mujeres despiadadas en sus blancos pañuelos proclaman un mundo de iguales y luchan por la justicia   desconocen que Videla, Masera y Agosti no eran un triunvirato sino el reflejo sagrado en estas tierras de la mismísima trinidad.   Jugábamos entonces, la danza de la fortuna, en la pizarra de los bancos con ese genio de la economía y el progreso, don José Alfredo, ilustre visionario.   No había en la televisión malas palabras, salvo las hermosísimas que se le permitían al eterno Olmedo, al divino Porcel y a sus conejitas derechosas,  Susanita y Moria de vigencia más allá, del régimen que las encumbró.   ¡qué tiempos aquellos!   donde no nos enterábamos porque no nos importaba que a los hijos malos los estuvieran torturando.   ¿para qué se metían en cosas raras? si la patria está custodiada,  ¿para qué ofenden a los que mandan?   Algo pasó, no sé por qué, ganaron las viejas de pañuelos blancos, perdimos nosotros, nosotros, los dueños de las balas.     Hoy todo cambió por más brillo que use la Susana está más vieja, me dan ganas de llorar y la Moria más horrible que la prisión de Videla.   ¡Qué tremendo!   siento asco pero debo reconocerlo porque he sido derrotado Estela de Carlotto, mal que me pese, tiene el pensamiento lúcido, como una niña de quince años.   ¡Oh demonio!   ¿qué nos pasó?   ¿por qué nos ganó la verdad?  
Amigazo, el corazón tiene profundos secretos que algunos no los recuerdo pues se nubla la razón y si intento esta canción, lobo con voz de cordero, para desnudar su cuero y extirparle su dolor he venido al mundo yo poeta de los primeros   Sé que tuvo un gran amor y de ello no salió entero pero voy a ser sincero para achicar su dolor: la mujer es un crisol de los buenos sentimientos pero si la lleva el viento mejor borrar el intento y volar por otros cielos.
Tengo acostumbrada la memoria, ha rescatar siempre los mismos versos, no son los mejores de la literatura universal, ni son por ellos, los de más provecho, quizás, para otro cualquiera.  Pero en mis soledades de infancia, no había en casa una enorme biblioteca. Solamente una antología,  desgarbadas las hojas, amarillas y el lomo del libro como mordido por varias serpientes. Así y todo,  ese único libro, me libraba, válgame el juego de palabras, de no tener otro amigo, para jugar juegos. Entonces rumiaba siempre las mismas páginas,  las leía quizás para no llorar tanto, y empecé a gozarlas. Con el tiempo…    se me acostumbró la memoria,  a rescatar el niño que alguna vez fui,  entre aquellas páginas gastadas.  Admiro a quienes conocen innumerables libros, pero no por eso desprecio, mi pequeño capital intelectual, esa antología, de unos pocos autores, en un solitario libro, que a mi, me aportó mucho. Que me libró de estar tan solo, sin bibliotecas gigantes, pero con un amigo, de papel y arte .     
Yamila es la fragua, de las preguntas sin dueño, la conspiración de los buenos, en el país de los tuertos.   Tiene el hambre antiguo, de los campesinos sin suelo,  y el coraje caliente, de los estudiantes sin dinero.  Bajo su mata de pelo, oculta el agujero, de todos los placeres.   Enamorada de ninguno, derrotó a Fernando el Cobarde,  hirió de muerte a Eduardo El Padrino,  e ignoró como una diosa, a ese canto de sirena,  El muerto y la Viuda.   Yamila vencerá,  solitaria e implacable,  cuando caigan todas las estrellas, incendiará el cielo de la noche que ha creado.
Una vez  hubo un jardín violenta mi mano sacó las espinas de las rosas y las condenó al color y las condenó al aroma y las condenó a no ser más hirientes y fuertes,  hembras viriles,  que dañan a quien las toca.     Y el jardín se quedó con rosas castradas en su defensa,  pobladas de imágenes de mi cobardía   ¡pobre la rosa sin espinas! pobre como las mujeres que cuando besan, ni mueren ni matan y renuncian para siempre a ser lo que son,  de la violencia, asesinas.
Yo te pido perdón, Dios mío, por construirme una imagen tuya tan rotundamente distinta tan enteramente distante de Vos mismo. Yo te pido perdón, Dios mío, por darte vuelta la cara en el rostro cansado de mis hermanos cansados de tantas injusticias, algunas de la cuales yo mismo he causado. Yo te pido perdón, Dios mío, porque mientras te pido perdón, me olvido que soy otro más de los oprimidos y que mi deber sagrado es liberarme junto a mis hermanos, donde Habitas. Yo te pido perdón, Dios mío, porque te ignoro en los que todavía pasan hambre y mi oración esquizofrénica se eleva al cielo en incienso inútil y no aterriza en olorcito a comida en los platos vacíos. Yo te pido perdón, Dios mío, porque gasto palabras pero no gasto un cobre para paliar el infierno artificial de la miseria esa que hemos construido los humanos sacrílegamente en tu nombre. Yo te pido perdón, Dios mío, por esta navidad que pasó y por todas donde se tira la champaña y los fuegos artificiales y nos burlamos de Vos que Habitas tan cerca nuestro, en el hermano hambriento y desamparado. Yo te pido perdón, Dios mío, por pedirte perdón y no mover un dedo por Vos.-
¿Qué derrota antigua, impidió nuestro encuentro?   Nuestras vidas se parecen a la noche de Cartago, que Roma nunca entendió.   Te amé como no se debe que es el único modo de amar.   Ya no importa que la lluvia cae incesante sobre mi suelo sin ninguna flor.   Guardo en mi memoria el árbol en cuya sombra nos recostamos para hacer la paz.   Juro por los dioses que no existen que te amaré de Norte a Sur.   Aunque habites el Oeste sangrante y yo te susurre amor desde Este, mi ser.
Derrota de amor
Autor: Eduardo Fabio Asis  1162 Lecturas
Había una ciudad desnuda de pueblo.  Casas blancas limpias, sin nadie que las habite. En toda la ciudad había sólo un perro,  se alimentaba de pájaros cuando podía cazarlos al elevarse del suelo.  Un día el perro sintió hambre pero no de alimento. Quiso un cariño sobre su lomo, una voz que lo llamase, hasta un reto…   o la patada de alguna persona enojada. Cualquier cosa que fuese humana…   sobre su cuerpo abandonado.  En vano agotó las calles con sus esquinas, todas desoladas. En vano se acercó a las puertas, en vano miró por las ventanas.    El perro estaba solo de soledad absoluta, vacío de palabras, con sus orejas sin captar nada. Entonces el perro sintió deseos indomables de llorar, pero …     antes de hacerlo prefirió,  escribir este texto.     
Llegó la primavera como un sueño a despertar del silencio mis manos y contagiar de flores a mis hermanos que merecen un poema halagüeño   Sé del dolor que surca tus esteros y del cansancio de lidiar con malos por eso escribo mi soneto manso para alegrarle el día a los que quiero   No te aflijas por lo que no merece tu carita entristecida entre el fango verás que los sinsabores decrecen   porque estamos hechos de oscuro barro pero superamos lo que acontece con la ayuda de Dios y los hermanos.  
Y ahora me duele la soledad de Dios antes que el mundo existiera.   No había piedra, ni la palabra piedra. Ni hombre ni mujer, ni dolor ni alegría.   Los ángeles buenos le amaban como debe ser y los malos tampoco.   Dios estaba solo, solo, solo y entonces pensó en María.   Se enojó con algunas de sus creaturas repugnantes, Adolf Hitler, Stalin o Rafael Videla.  Decide continuar.   Finalmente se enamora de vos, que estás leyendo ahora este poema absurdo. Pero algo falla…        ¿por qué sigues, lectora o lector, todavía triste?    
Un hombre cultiva la flor despojada de sus pétalos en un jardín discreto.   Ha visto a Carl Marx quitarle la máscara a la bestia.   Sabe que con Sigmund Freud volvieron a tener sexo los niños, y las niñas.   Y le pesa una alegría enorme Charles Darwin hermanándonos con los animales.   El hombre calla, porque si cuenta lo que sabe, la flor descarnada, será él mismo, y su jardín, el infierno. Ese hombre, soy yo.
Unido a mi. Ni soy yo. Ni soy otro.     soy…   la máscara encendida de otra eternidad un cuento de mi abuela en la noche honda los músculos como recuerdos de algún camino la mujer que no fue y el hombre que tampoco. el pan que hace el hambre después que se lo come.     Unido a mi, me encuentro disperso y solitario. Si no me uno a Dios.  
Si ya todo está, como dicen, ¿para qué estoy yo?No. No quiero creer al mundo sin mi.No. No quiero creerme para siempre sin vos.Me rebelo.En cada dolor, seré alegría.En cada muerte, vida.Y aunque no lo sepas nunca. En tu olvidoallí, exactamente allí, estaré. Contigo, en vos.
¡Que vivan los estudiantes, jardín de las alegrías! Son aves que no se asustan de animal ni policía, y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría. Caramba y zamba la cosa, ¡que viva la astronomía! ¡Que vivan los estudiantes que rugen como los vientos cuando les meten al oído sotanas o regimientos. Pajarillos libertarios, igual que los elementos. Caramba y zamba la cosa ¡vivan los experimentos! Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura, para la boca del pobre que come con amargura. Caramba y zamba la cosa ¡viva la literatura! Me gustan los estudiantes porque levantan el pecho cuando le dicen harina sabiéndose que es afrecho, y no hacen el sordomudo cuando se presenta el hecho. Caramba y zamba la cosa ¡el código del derecho! Me gustan los estudiantes que marchan sobre la ruina. Con las banderas en alto va toda la estudiantina: son químicos y doctores, cirujanos y dentistas. Caramba y zamba la cosa ¡vivan los especialistas! Me gustan los estudiantes que van al laboratorio, descubren lo que se esconde adentro del confesorio. Ya tienen un gran carrito que llegó hasta el Purgatorio Caramba y zamba la cosa ¡los libros explicatorios! Me gustan los estudiantes que con muy clara elocuencia a la bolsa negra sacra le bajó las indulgencias. Porque, ¿hasta cuándo nos dura señores, la penitencia? Caramba y zamba la cosa ¡Qué viva toda la ciencia!
Yo que soy despreciado como escritor, por la tradición viva euro-céntrica, que a fuerza de crímenes con los aborígenes americanos, logró instalarse como la cultura oficial de mi pueblo,  tengo frente a mi una opción de hierro.  O busco en vano congraciarme con los sabedores del deleite literario en boga, o me dedico a otra gente, de otro mundo distinto al que habito.  ¿Adivinaron?  .  Dedicaré mi vida a vivir literariamente por el África,  ese continente que de tanto ignorarlo amo,  que de tanto amarlo me ayudará a ser el escritor que nunca pude ser en estas tierras blanqueadas.  Seré negro entre los negros, seré africano,  no por el color de mi piel, que no tuve esa gracia, sino por decisión de mi alma negra, que quiero cada vez más negra, más oscura, es decir, más santa.  Es cierto que tampoco conozco nada de África.  Apenas que Zimbawe es la más pobre del mundo, que se mueren “realmente” de hambre miles de humanos en Eritrea, Etiopía y Somalia, que Europa los esclavizó durante siglos, y fueron vendidos a todo el mundo civilizado,  y que la religión apoyó la masacre, fundados en Génesis 9-27,  como si Dios fuese más una mancha de tinta en un libro, que la pujanza de una sangre que quiere liberarse. Es poquito lo que sé,  no conozco sus poemas,  entre hambres y tigres, ni sus cantos a la luna, o su invocación a la muerte para no sufrir tanto.  Algo iré aprendiendo en el camino, mientras tanto, ya di el primer paso,  seré un escritor libre de las reglas europeas o americanas,  me someteré solamente a la ley de la selva literaria, desde las entrañas de un niño negro muerto de hambre,  proclamaré la nueva poesía, para que no sea la única noticia,  la crisis de los países ricos, sino la sublime existencia del continente empobrecido hasta el ultraje, por los que ahora se quejan tanto
De dónde viene esto de ponerle palabras al silencio como si nombrar la nada nos redimiera de todo   esto de jugar con el predicado para sanar al sujeto   De dónde que la metáfora del agua calme la sed   o el oxímoron del sol negro nos siga alumbrando   No lo sé.  Pero he visto un halo de luz oscura sobre la vacía laguna de mis olvidos, recordándome.  

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