• Maria de los angeles
Maria1974
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  • País: Argentina
 
Noches que me quedo despierta esperando que cumpla su promesa yo siento que lo intenta, estoy lista, preparada, no tengo miedo. Sus cenizas fueron esparcidas en Paraná, en el cementerio, entre unas palmeras como ella quería. Ni siquiera tengo una tumba donde ir a visitarla. Quizás este bien, no lo se o no quiero creerlo. Quizá quiera creer que me necesita. Odio pensar que su casa esta tan sol, que entre gente que no iba cuando ella estaba. Sus cosas desparramadas, ya nada esta en su lugar. En un futuro cuando mi tío ya no este, quizás la casa en la cual me críe sea vendida y otra persona viva ahí o peor aun sea derrumbada, lo que tanto esfuerzo les costo. No dejo de pensar que ahora estoy sola que el nexo que me unía con el resto ya no está, se fue, desapareció. Solo quedan los recuerdos. Cuando ya no este mis hijos apenas la recordaran y luego el olvido total. El paso inexorable del tiempo que lo borra todo incluso la existencia. Murió un 8 de julio en la cama n 74 ambos números coinciden con mi fecha de nacimiento, creo que es una señal, ya no voy a festejar nunca mas mi cumpleaños, como podría festejar que ha pasado un tiempo desde que murió. Creo que cuando murió también lo hizo una parte MIA. Dudo que vuelva a ver la vida de la misma manera que antes. Hasta siento que cambie, soy mas dura, me importa menos todo, ya no soy tan alegre. Hay días que todo mejora pero hay otros que simplemente no puedo levantarme de la cama, no tengo ganas de nada. Siento que no vale la pena vivir la vida, que es demasiado esfuerzo para nada. No hablo de quitarme la vida, porque a pesar de mi dolor mi mente esta sana, no podría. Espero que donde sea que este sepa que la amo con todo mi corazón y que nunca la voy a olvidar y que estoy eternamente agradecida por todo el amor que me dio que se es mas del que posee la mayoría. Me despido desde lo mas profundo de mi corazón diciéndole que vaya en paz, que estoy bien y que me reserve un lugar donde quiera que este. Amen.
Por las noches me acostaba pensando que estaba sola, y cuando llovía yo sabia que tenía miedo pero que podía hacer yo, tenía un esposo e hijos y sus consecuentes obligaciones. Todas las noches me llamaba por teléfono o la llamaba yo. Al escuchar el teléfono a las ocho en punto mi hija corría diciendo es la abuela china. Antes de que muriera mi abuelo ella se quedo unos meses en casa hasta que le agarro neumonía. Esa maldita enfermedad que la persiguió a lo largo de sus días. Todavía me acuerdo de esa ultima navidad y me siento un poco culpable por no haberla aprovechado 100 por ciento, ya que ese día había trabajado, cocinado y amasado pan dulces porque quería que este todo perfecto. La pasamos en casa con la familia de mi esposo. Nos disfrazamos y nos sacamos fotos. El día de mi cumpleaños me regalo 100 pesos que aun los tengo. A veces la pasaba mal y gracias a mi mama cobraba una jubilación más una pensión; no le sobraba pero si le faltaban cosas, cada vez que podía la ayudaba y realmente a veces me siento tan culpable por no haber podido hacer más. Un par de años antes a mi tío se le declaro cáncer. Sin embargo movió cielo e infierno para ayudarlo, su fuerza de voluntad era infinita. Realmente creo que fue una mujer con mucha fuerza y empuje. Aun recuerdo cuando venia con las bolsas llenas de comida para que no nos faltara nada y venia desde su casa caminando; con el paso del tiempo ya no pudo caminar casi y debido a sus reiteradas enfermedades comenzó a usar oxigeno. Una ocasión importante fue el cumple de mi hija, cumplía 4 años y lo hice en un lugar hermoso, la pasamos muy bien. Hacia rato que me regalaba sus cosas y me decía que las agarre porque si no iban a caer en manos que ella no quería. Su compañera, su perrita estaba muy enferma, solo quedaba hacer una cosa, se lo triste que se sintió y lo sola. Solo pudo consolarse a si misma diciendo que era mejora así ya que si ella hubiese faltado antes quien la hubiese cuidado. Por ese entonces y viendo que ella se anticipaba a su final, viéndola tan desgastada, tan cansada, le hice prometerme que cuando le llegara la hora de partir adonde sea que ella estuviera que hiciera lo posible por acercarse a mi y me dijera que estaba bien. El 13 de junio fue el cumple de mi hermano. Fue la última vez que la vi. Entro en coma. Sobrevivió hasta el 8 de julio, no se a que hora de la madrugada falleció. Nadie se encontraba con ella. Murió sola, con el mismo camisón con el que nació mi hija. Fue como si me corrieran el velo de los ojos y pudiera ver el mundo real. La tierra se abrió y caía a un pozo sin, oscuro y tenebroso. El dolor era intermitente de a ratos como un letargo y otros era tan profundo que me dolía el alma. No terminaba de darme cuenta nunca. Mi abuela, mi madre ya no estaba y me sentí tan sola en el mundo, tan huérfana, que le pedí a dios que prefería morir a sentir ese dolor otra vez. El solo hecho de pensar que ya no estaba, que desapareció aun hoy me es insoportable. Con el correr de los días todo empeoraba, mi mundo se oscureció, lo único que me obligaba todos los días a levantarme fueron mis hijos. Todo como lo conocía había cambiado, miraba para atrás y parecía tan lejano. Desconocía mi casa, mi familia, todo. Como si hubiese estado ausente un largo tiempo. Llega la noche y espero su llamado, algunas veces agarro el teléfono y me acuerdo que ya no esta. Estamos en diciembre casi y pasaron tantas cosas que me gustaría compartir con ella. Cada vez que la nena hace algo gracioso me gustaría contárselo para que se ria. Per no, ya no.
Tengo miedo de morir, de dejar de existir, de desaparecer, de no ser recordada.No al dolor mismo de la muerte, sino al hecho de desaparecer hacia el infinito y que no quede mas que particulas de polvo.  Prefiero morir joven, si, pero luego de ver crecer mi semilla en arbol y luego desvanecerme en el limbo. Ver a la muerte como un sueño eterno, sin sifrimiento, ni penares.Eso quiero;morir joven, sin llegar a derrumbarme a no poder valerme por mi misma, a ser un estorbo. Y...despertar...en otro lugar, mejor si, y reservarles a mis seres amados un lugar simplemente como reservarles un asiento en el cine. Supongo que nuestro cuerpo queda y nuestra energía es disparada a la velocidad de la luz, dispersa hacia el infinito, bailando una entrecruzada danza con otras energías fundiéndose todas en una. Todo es tan teórico que de la práctica no sé nada. Por eso solo nos queda una cosa a que aferrarnos: la Fé. Dicen  que la fé es creer en lo que no ves o no sentís; pero verdaderamente sabés que existe   ¿Quizás sabrá uno cuando su hora a llegado? ¿Habrá visto pájaros oscuros en la penumbra de la noche? ¿O será que la paz invade tu cuerpo y se está listo para que vuele tu alma? Me gustaría saber si con el paso del tiempo mi pensamiento cambia, creo que sí, por que las personas son en su esencia eso que las hace individuales pero que lo superfluo cambia con las vivencias cotidianas. Hace aproximadamente 30 años que he nacido y en la adultez de mi vida necesito más que nunca ciertas explicaciones que razono pero que no entiendo. ¿Habrá un libro desde el principio de los tiempos donde se registra el nombre de uno y cuando Dios lo tacha te ha llegado la hora? ¿O simplemente cuando nacemos nos prestan un alma y cuando nos la piden de vuelta nuestro cuerpo muere de tristeza? La muerte ha de ser un momento eterno de paz. He visto a personas sonriendo en sus ataúdes y viendolas no he podido dejar de pensar que estaban alegres, no por su cruel acontecimiento ni quizás por sus desdichadas vidas sino por que su agonía ha terminado. Es real que nacemos y a medida que crecemos nos educan para que seamos buenos, estudiosos, fieles, sinceros, para que tengamos trabajos exitosos y ganemos mucho dinero, para que tengamos casas, autos, muebles, artefactos de última generación, ropa nueva, un lugar en la sociedad donde no seamos marginales ni pobres; donde la gente no nos señale con el dedo cuando caminemos por la calle. Luego tenemos hijos y les exigimos a nuestro modo que sean iguales. Y al final de nuestras vidas muchas veces solos, abandonados, de manera inexorable cumplimos con nuestro destino: Morir. ¿Para qué? Para irnos sin llevarnos nada.
Siempre me decía preparate porque ella no es eterna, algún día va a morir y debes hacerte a la idea para no sufrir tanto, y mi contestación era: si ya lo se no hace falta que me lo digas. A su alrededor algunos tenían quejas de cuan posesiva podía ser y de cómo quería dirigirles la vida, otros se peleaban por sus cosas antes de tiempo. Había nacido un cuatro de enero de 1931, en Entre Ríos. Su madre llamada Juana era la mujer más apacible que conocí en mi vida, murió cuando yo tenía 15 años. A su padre no lo conocí, trabajaba en los trenes. Su infancia fue buena mientras duro. Tenía sirvienta, alhajas de oro y hermosos vestidos hasta que por vergüenza su padre no fue más a trabajar y quedaron en la pobreza. Pronto debió salir a trabajar a la edad de once años de sirvienta. Desde ese momento el karma de otra vida la persiguió por siempre. Siempre le costo todo. Cuando tuvo 18 conoció a miguel y quedo embarazada. Nació Amelia y detrás Miguel Ángel, Juan Darío, Raquel y Carlos. Su vida continuo llena de sacrificios; pero eran felices. Llego a la familia mi padre, Lalo, que pronto se acoplo como un miembro mas, y la abuela María al verlo tan huérfano lo adopto. Durante esa época la vida le asesta un duro golpe: Miguel Ángel se suicida arrojándose debajo de un tren. No puedo imaginarme por más duro que sea el temple de la persona o lo mal que te haya tratado la vida: el dolor infinito que puedes llegar a sentir al ver tu semilla perecer. Es terrible a lo que el ser humano se acostumbra, ya que la ley natural indica que debe ser al revés. Luego la calma y un suspiro de felicidad. Ahí fue cuando mis padres se casaron: Ramón y Raquel se unieron hasta que la muerte los separe. Cuando nací yo todos estaban felices, era su juguete nuevo y me aceptaron con gran fascinación y paciencia, la misma que tuvieron todos a lo largo de mi vida. Fui creciendo y a pesar de que nacieron otros nietos, yo era su primer nieta pero también su hija y crecí viendo a mis tíos como mis iguales, como mis hermanos. Con el trascurso de los años tome la comunión en la Iglesia Santa Rosa de Lima. Parte de la estructura la construyó mi  abuelo Miguel. Luego insistió en que tome la confirmación, era su deber pues era mi madrina. Así lo hice solo éramos ella, yo y dios. Cumplí 15 años antes de esto vivía un tiempo en casa y otro tiempo con la abuela china. Me daba mi desayuno, mi almuerzo, dinero para la escuela y me atendía lo mejor imposible. Termine la escuela, conocí a Ricardo y quede embarazada a la misma edad que ella. Fue una gran alegría. Ella participo activamente en mis actividades y en la de mi hijo. Una sola vez recordó lo que yo le había dicho cuando era mas joven ¨Nunca voy a casarme y voy a conseguir un trabajo, viviremos juntas; anhelando quizás que viviera con ella. El 22 de noviembre del 98 mi abuelo murió; toda su vida se vio opacada por sus recriminaciones hacia ella, que inobjetablemente había dedicado su vida a su familia. De pronto la casa que estaba llena de gente, se vio vacía. Ella quedo sola. Todos hacia su vida. Mi tío trabajaba de día y estaba con ella pero de noche regresaba a su casa. Nació Abril mi segunda hija, la luz de mis ojos, tan esperada tan pequeña. Pasaba los fines de semana entre mi mama y yo. A veces íbamos a pasar el día a su casa.
En vez de eso deberíamos preocuparnos durante toda nuestra vida en hacer cosas por el prójimo (aunque no valga la pena), por la naturaleza (aunque creamos que vamos solos contra el mundo), por los nuestros, por nuestros hijos. Y plantarles una semilla de amor y cariño en vez de dureza y castigo, para que nos amen y no nos teman; para que al final del camino nos tomen de la mano y nos abran la puerta con la promesa de que jamás se olvidarán de nosotros y de que llegado el momento vendrán a hacernos compañía. Aún soy joven para entender si uno debería luchar contra la naturaleza o dejarse derrotar mansamente como una oveja. Pero algo sé no importa la duración de tu vida, sino la energía y el ímpetu con que la vivas. Por eso llegado el momento dormir me gustaría. El día anterior darle un beso a mi familia, decirles cuanto los amo y despedirme como quien se toma unas vacaciones, largas vacaciones, infinitas…pero ellos no lo saben. Bañarme, perfumarme, maquillarme, ponerme el mejor camisón, oler mi cama por última vez y una vez que mi cama este tibia cerrar los ojos y pensar que voy a un sueño; un sueño lindo, perfecto, a colores, infinito…y dejar de ser…de existir…para ser simplemente un recuerdo.

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