• gonza pedro miguel
gonza miguel
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  • País: Argentina
 
Desencuentros Vos decís que mi texto es de bajo escalón, que la naturaleza me negó letra,  y así vas, venteando la flaqueza de mi pluma; aunque mi verso sea como un jardín florido, para vos nunca dejaran de ser, pasto seco desabrido. Vos decís que no te quiero y yo que más no te puedo querer. Algunas veces los pares se encuentran y en otras, las dudas con los miedos hacen un encuentro fallido con la verdad. Vos sos como el amor que piensa y calcula y yo, si me enamoro sabré querer por la fuerza, contra viento y marea y así,  te quedas clavada como espina en mi memoria, mientras que    Vos sos, como el viento que viene, sopla y se va.
Desencuentros
Autor: gonza pedro miguel  282 Lecturas
Vine a rogarte si tu amor puedes ofrecerme. Si tus ojos y tu boca me desdeñan Y me imponen esta condena Que deba vagar con pena, que me castiguen la lluvia, el viento y el frio o que me cubran los oscuros días  y me tapen las densas noche, donde siempre llore y donde nuca calle con mi paso errante y mi corazón perdido. Dueña, señora y reina de este corazón abnegado de tus  ojos y tus labios negado. ¡Oh! Doncella mía, Escucha mis clamores. Quítame el juicio de Tu grave condena,  Que me tienes prohibido que tu belleza adore Que con estas humanas letras y sin retóricos dones Imploro de tus amores.
Ella es como el viento que viene, sopla y se va y yo, con mi orgullo a cuestas, lavando con el vino las manchas que me dejó su olvido. En su mirada: la que antes pudo y bastó. Tenía unos ojos y una risa en rima entre otras cosas que traía de regalo. Yo que quería gozar el privilegio de sus formas y la alabanza de sus manos, en mi confianza me sujeté a sus promesas vanas hasta que descubrí la dura corteza de sus mentiras. ¿Para cuál de los dos, después de todo, la soledad será legítima? si su figura es un paso obligado, el que mira sufre y el que toca goza.
Billeteras peligrosas En Buenos aires sus calles son rectas y cuadradas, sus esquinas: Triángulos rectángulos, con sus calles paralelas cortadas por rígidos  sextantes,  pero en una esquina de mi barrio, en esta ciudad, esta  ley de la geometría del espacio recto se rompe con algo hermoso y secreto: Esas curvas. Pensé: Tiene que haber algo especial detrás de tantas generosas curvas. A esta altura nadie quiere morir de incertidumbres. Para probar el ser de mis inquietudes; un día me animé y la invite a cenar. No hubiera sido de comentario, pero desde el primer encuentro noté que era diferente. Ya en el Resto Bar yo buscaba condimentar la charla con exóticos ingredientes, pero no se me caía una idea. Nos miramos y al mismo tiempo nos huimos la mirada. Yo traspiraba, no sabía qué hacer con el silencio, esa pausa se hacía insoportable. Fue mi salvación. Se acercó el camarero y   lo primero que ella pidió fue un buen vino tinto Malbec, me miró y me preguntó, -¿O preferís un Torrontés- Para no pasar por un ignorante en cuestiones de vinos,  le dije –Prefiero un tinto, pero que sea Cabernet Sauvigñon El camarero, era un tipo bajo de mirada tranquila y de gesto bondadoso nos entregó la carta de connoiseur, mientras nos decía: Tenemos un vino nacional de la región de Mendoza. Suave, elegante, con gran frescura en el sabor frutal; presenta sus aromas equilibrados de buen Bouquet y es de Gran Reserva, con una crianza de dos años en madera y tres en botella, o bien puede degustar un vino importado de Italia, de la región de Piamonte, este vino piamontes, el Barolo, está elaborado con uvas Nebbiolo, es una variedad característica de la región, que produce vinos de cuerpo medio suave, muy perfumados, que maridan muy bien con las propuestas gastronómicas de la casa, y encuadran mejor con el gusto femenino. Mientras él me explicaba, de pronto me puse a pensar en el precio de esos vinos. “Deben valer una fortuna, especialmente el importado” pero cuando ella me miró y esas curvas me explotaron en los ojos, sin dudarlo pedí el importado.  Él, continuó diciendo: Para cenar recomiendo una de las opciones más apreciadas por el chef como por ejemplo: “Los riñoncitos al vino tinto” o puede degustar otro plato estrella, algo más original: El bife al ajo con un mil hojas de papas.   Después de eso la conversación giró en torno a trivialidades propias y ajenas, nos reímos un poco  de la cocina “Gourmet” del lugar, porque al final decidimos pedir “El bife al ajo” que más allá del pomposo nombre en realidad era un bife con papas fritas; igual estaba rico. El vino, sí que era bueno. Cuando llegó la cuenta, me dijo –Dejá querido, yo pago-. Yo me sentí un poco incómodo, porque no sabía que decir, era la primer cita y no quería incomodarla, ella se dio media vuelta sacó su billetera y a tal punto llegó mi desconcierto que debió ver algo en mi rostro que la invitó a dar una explicación. Empezó diciendo    –Lo que habrían hecho nuestras abuelas o nuestras madres hoy forman parte del limbo de los explícitos, hay que soplar el polvo a esos modelos obsoletos. Yo pienso: Cuando el hombre tiene el poder del dinero, cree que eso le da el derecho a imponer su voluntad al hacerte dependiente de su bolsillo; es obvio que sí uno es económicamente independiente, eso va a ser más difícil, no quiero vivir como otras mujeres que viven frenadas, empequeñecidas a la sombra de un marido. Quiero la libertad en la decisión, no la espera en actitud pasiva de la aprobación. Mientras lo decía yo admiraba  esas ideas, en cuanto no eran vulgares y la miraba a ella como si fuera una divinidad. Con la intensión de atraerla  le dije todo abobado, dando a entender que la pretendida pasión existía a priori: Yo también creo en la libertad de género con base en el equilibrio de las fuerzas. Después de eso, al mes me mudé de mi humilde departamento de Charcas al 900 al Hilton de puerto Madero, abandoné mi viejo Fiat Uno por un Toyota importado que ella me regaló, abandoné el salón de clases y de profesor, pasé a consultor; me fui  a trabajar, con ella  a Mafry Coorp Art, una de las diez empresas con mayor penetración en el mercado local, dejé los verbos y las oraciones para hablar en la jerga académica de las nuevas tendencias  de marketing, mercado digital, telepresencia y  otras yerbas. Era mí jefa y esta situación no parecía anunciar lo que después iría a precipitarse. Con esa herramienta de siembra que son sus ojos, me hicieron caer, dejando de lado ciertas cautelas, bajo la fórmula dominante de sus curvas. Fue bastante sutil como para confundir las fachadas. Yo sentía  que no podía decir nada, me movía entre las apariencias. Desde el principio me sacó ventaja, y ahora no puedo ni podré encontrar una salida a esta falsa prosperidad. Viendo como se aleja mi libertad; y yo cada vez más consciente de esa impostura. Ella y yo somos otra combinación, no la que yo imaginé, atrás quedó esa espontanea coincidencia donde estuvimos juntos en el interés por las mismas causas y las mismas pretensiones de  libertad. El verdadero conflicto está en mí, porque ahora comprendo que soy yo el que siente ahora esa incómoda sensación de dependencia.  
Quiso cruel mi destino Que siempre quise su bien, que sólo su regalo deseaba, Ella ocupaba mi memoria. Desvelaban mis sentidos, la dulzura de sus razones. De ella era mi voluntad, que a mí nada me quedaba, y en todo le quedaba en deuda. Enlazado quedé con su mirada, con estrecho nudo. Pero en hora desgraciada y con todo el rigor del cielo, siendo el daño sólo mío y la pérdida tan de mi alma; un día me vi solo. Tan agachado quedé, que con la cabeza daba al suelo y con la mirada labraba la tierra Me hice amigo del suelo y al cielo ya nunca miro. Ya amigo del vino y del suelo; quiso cruel mi destino, olvidara su nombre con el vino.
El verso caro a su dueño Desde hace un tiempo anda el viejo destino conmigo torcido y no sé hasta donde la desgracia pueda tirar conmigo. Venía con ganas de escribir y me encontré mal preparado para el alarde de mis versos, con tan poca tinta para tan largo cuento que ni  aún para corto no tenía.  Tal era la derrota, creyendo recibir copioso, me sucedió lo que al mendigo, que habiendo pedido pan le dieron piedra. Si al menos salieran algunos versos mal conjugados, el mal fuera menos ¿Cómo puede ser que algunas plumas revienten por las abundancias con el verso a cuatro manos tanto que  no dejan, ni cielo, ni palmo de tierra donde no escriban? Ahora entiendo bien la diferencia entre el arto y el hambriento, donde la rima falta, no hay verso que llegue, ni metáfora que sobre, ni tinta que dure, ni pluma que bien asista. En el verso herido o muerto va mi letra en medio. Ya pudiera en esta confusión sacar de la necesidad  enseñanza. ¿Por qué el verso no ha de ser libre? ¿No se dijo: donde hay amor hay hechizo?  Y si hay hechizo: ¿No hay magia? El verso ha de ser libre si ha de entregar la potencia  de sus loas al amor, si no irá forzado donde no lo lleve su libre voluntad. Ya quiero romper en alas, quebrar el aire, aunque con eso conozcan los bienes y los males de estas letras, la fuerza y la flaqueza de mi pluma, la gloria y la pena de este amor.
El gobierno del hachazo Sólo para agradar, unos meses antes él nos hablaba bien, pero ya nos quería mal, con voz fingida al resto los entretenía, hacía el rostro de risa, bailaba cual enamorado, mientas los engañaba; tapados los ojos no vieron el hacha en su mano.    Con regaladas palabras, hace un mes nos durmieron con un cuento, y nos despertaron con los gritos de angustia por los DNU No soy de este cuento, vengo de otro sueño, verme en este sueño me parece pesadilla,  es un hacha amarilla, afilada en rencor, que cae pesada cortando el grito de las plazas. Esta es el hacha del desgaje, de la desmembración, la que partió el diálogo y partió la República. Con la lengua en silencio y sin un periodismo que comente los agravios, no hay albergue para la queja, la justicia  que buscamos no está en el seno del gobierno, sino en el grito del pueblo. Es un hecho ineludible, la crítica o la protesta del quiere un país mejor, mientras  que el silencio es tan del gusto de los dictadores que sostienen a los pueblos por debajo, por eso el oficio de la queja y el grito en la plaza como única defensa. Tras  largas décadas de obstáculos entre mortajas y sudarios donde crecían los muertos, donde una parte de nosotros murió con esos  muertos, donde lloramos, corrimos, escapamos de tumbo en tumbo, para algunos el exilio. Después… después tuvimos un remanso que hizo nuestra vida al fin  llevadera. Recuperamos lo que pensé, nunca podríamos recuperar: La justicia, la verdad y la memoria. Hoy de nuevo, los mismos tiranos, la misma guerra, la misma hacha. En la nube, el agua del río; en el grito, la espada del pueblo. Después de haber vivido entre tanta muerte hay una conciencia del dolor  del que no se vuelve sin un espíritu crítico. Por eso hoy otra vez volveremos con los brazos abiertos,  y si es necesario con el puño en alto en la huelga sin que puedan bajarlo los carros hidrantes, ni los centuriones al asecho. Sabe Dios que no protestamos sin causa, ni odiamos a nadie sin justificación, sólo defendemos nuestra causa. Aclaro no es fanatismo, simplemente: convicción. Tuvimos un país mejor, y estos los quieren destruir de nuevo. Triunfa de nosotros la tiranía. No podemos ponderar este gobierno, por aquí  va nuestro descontento, un ministro dejando escapar unos presos, el otro se llena la boca insultando de grasa, por allá otro ministro, quiere bajarnos el salario siguiendo la vieja receta del Fondo. Ellos nos quieren con traza de mendigo, como ese que pide permiso al hablar. Si alguien se siente perjudicado en sus legítimos derechos ¿Qué no lo puedo denunciar? ¿Por qué entonces piden que lo dejen gobernar? ¿Cuánto más tiene que destruir para que todos empecemos a protestar? ¿Qué no se acuerdan de Menen y Cabalo? Con las heridas al aire de un pasado reciente, sabemos lo que nos espera si nos callamos. Yo no soy un escéptico, en algunos periodistas creo, en algún medio creo, no creo en los globitos amarillos, creo que el capital para los buitres es un fin y no un medio, creo que si se gobierna por decreto el presidente no es demócrata, ese es mi credo.   Lo que me preocupa es la inmovilidad y el silencio de los dirigentes políticos, ruego para que aparezcan y sean el signo inteligible de un malestar que se hace más que evidente.  
Davos Ahí está él, como más le viene el cuento a cada uno, algunos lo creen bueno a esos ojitos claros, pero de  todo lo que es capaz de hacer  ni aun  puertas adentro lo saben,  después de todo el daño que hizo, algunos  aún hoy, lo quieren y le tienen esperanza, si yo estuviera ahí, ya me habría puesto alas en los pies. Mentiroso y embustero como mil diablos juntos, comenzó dando tantas promesas a la mano, y tantas tomaron los pobres, que por los globos creyeron estar en una fiesta de banquete. Faltando poco para dar la cabeza contra el piso, quizás se den cuenta que no eran ellos los invitados. En su fiesta, él sabe que le faltan manos, la torta es grande donde clavar las uñas, por eso buscó en Massa la letra y la música de melodías neoliberales que en este momento se están tocando. En Davos, se fueron juntos a presentarse frente a los alcaldes mayores, para ver si lo que estaban haciendo era cosa justificada, y así como a los otros, esos que antes fueron a estos también  los mandaron con una lista de peticiones y obligaciones.
Davos
Autor: gonza pedro miguel  611 Lecturas
Plegaria de una pluma Aúlla esta pluma, deshaciéndose en llanto, espinas como cardos son sus versos furtivos Se acercan a ella los verbos afligidos reducidos a silencios para luego huir  a la oscuridad del olvido. Desde el pozo, llora esos tiempos de gloria,  ya quisiera el campo fértil en el tiempo de la cosecha con su sol de medio día. Añora esa simiente en el brote de la mañana, con su racimo de versos como perlas de rocio. ¿Dónde está ho pluma tu verdor?¿Dónde ho  tinta tu victoria? Desabrido como Vino mesclado con agua. ¡Hay! Soy  como huerto seco que le falta riego, sin sustento de pan, ni socorro de agua. ¡Señor! Secas están de tintas mis manos ¿Las tienes aborrecidas? Para qué me sirve esta multitud de estrategias discursivas sin qué ni para qué, son como una vana ofrenda. Cansado estoy de estos versos que no dicen nada, ya tienen aborrecida mi alma. ¡Señor! Yo sé que Tú eres el sustentador del verso fuerte y de la gracia en la elocuencia. ¡Señor! Restaura tu consejo, limpia la escoria de mi pluma, e ilumina mis versos con atavíos de gala, y con los joyeles de tu bendición. Señor oye el ruego de esta pluma en su aflicción, recúbrela con tu gracia y muéstrale Tú salvación. Abrió un camino en mí desierto un caudaloso  río de tinta fresca. ¡Oíd cielos, y escuchad tu tierra! Porque cantará mi pluma, y gritará sus versos.  
Oración No es por ostentación de ingenio, pero quisiera que recibieras el consejo que hoy te doy, mira el ánimo con que te lo escribo, que el tiempo urge.  La vida desventurada corre, las mortales navajas de las horas,  destrozan,  y rompen a este cuerpo hecho de barro, el mundo gira y no está en nuestra mano el dar otra vuelta, sería bueno parar un momento, que no es falto de ingenio, doblar las rodillas mirando al cielo, buscando algún virtuoso efecto, que es digno del perdón, el que acuse tal atrevimiento. Toma este consejo, déjalo bajo tu almohada, guárdalo para tu consideración, que nada hay, ni bueno ni malo que no proceda de la mano de Dios. Quizás de nuestro arrepentimiento resulte en gloria.  Señor: Reconozco que he llevado, vuelta la espalda y la vista contraria a tus leyes, y que pesada ofensa he sido. ¡Ho Señor! En esta difícil hora, a tu corrección me allano, tu amparo pido y a tu defensa me encomiendo.  
Oración
Autor: gonza pedro miguel  358 Lecturas
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