Realmente, ¿quién eres tú para fijarte en mi? ¿Qué puedo yo tener de extraordinario para  ocupar todo el día en tu pensamiento? Soy un ser humano común y tal vez muy corriente. Cometo errores como todos, aciertos como todos y de repente me da por hacer como si los errores fueran mayores para hacerme pequeño ante los demás. Uso mi razón de forma esporádica, como el resto de la humanidad y me la paso soñando despierto más de una ocasión, igual que los demás.

Puedes decir que te cautiva mi forma de ser, pero siendo francos, soy una reproducción de la reproducción de los demás, un espejo que refleja la sociedad que está a su lado. Tengo una máscara puesta de fortaleza pero me quiebro ante el primer embate. Como un castillo de naipes cubierto por un biombo de cristal color negro para disimular su alta resistencia, pero si pones atención y empleas un martillo lo suficientemente débil, se puede quebrar, como me quiebro cuando pienso en ti y recuerdo que también me piensas. Créeme que no hay nada más que me deshaga en esta vida que eso que por primera vez alguien piensa en mí al mismo tiempo que yo en ella, eso es un prodigio de Dios, si es que permitiera que una situación como la nuestra se  pudiera dar.

Y no es falta de autoestima, es solo que soy más ordinario que un día soleado en verano. Todo lo opuesto a ti, que te sales de lo común, de lo habitual como ese trébol de cuatro hojas imposible de encontrar y que de repente aparece justo cuando pensabas que era imposible y abandonarías la búsqueda. No creo que sea la realidad la que estoy sintiendo, tal vez es solo un sueño donde por fin encontré el verdadero amor y me niego a despertar. Me niego a creer que una mujer así pueda ver algo en mí o que simplemente pueda existir.

No me sorprende para nada que te puedas fijar en mí, lo que realmente me deja en pausa es que habiendo tantos hombres con muchas más cualidades que yo, no les prestes atención y decidas estar conmigo. ¿Te pediría que te alejaras de mí con todo esto? Para nada, la poca luz que brilla en mi vida eres tú, y aunque suene como a cliché no quiero estar más a oscuras. Si el principio de la alquimia del intercambio de equivalencia es real, entonces gano mucho con tu amor, aunque también perdería mucho a cambio, casi toda mi vida, todo mi ser. ¿Estaré tan mal en arriesgarlo todo por ti? El término amor si existirá o solo se empleará cuando sea socialmente aceptado, cuando sea paralelo a los escrúpulos de los demás. Que tristeza con esto, las leyes no pueden mandar en los sentimientos de los demás, pero lo pretenden por guardar apariencias.

Mi vida futura contigo pasa en un instante, es efímero observar una salida clandestina allá, por ese otro lugar un beso, un abrazo, aquí una conjura de cuerpos como ninguna otra. Tu paciente, demostrando toda la entereza en una mujer de tu edad, yo disimulándolo todo. ¿En serio porque te fijaste en mí? Creo que eso es lo más sorprendente, no, lo más sorprendente es que yo también te corresponda. Por encima de todo, por encima de todos.