UNA TARDE DE PASEO EN DALCA
Publicado en Jul 15, 2010
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UNA TARDE DE PASEO EN DALCA
Estaba nublado cuando iniciaron el viaje a las tierras lafquenches del tío Lincoyán. Visitar la costa, jugar con sus primos,  mariscar en las rocas y pasear en dalca eran  perspectivas irresistibles para el pequeño Colqui; pero tres días de viaje, montado sobre el lomo de un  guanaco poco conversador y hambriento,  podían desilusionar a cualquiera, incluso a un viajero tan alegre y  entusiasta como el Abuelo Pali que cabalgando junto a él, cantaba y tocaba la pifilca mientras atravesaba las densas selvas de helechos y arbustos cubiertos de espinas. .Por lo menos el clima fue benigno para los Ancalaf, apenas una llovizna leve y algo de viento helado habían matizado la inmensidad esmeralda de los valles abruptos que serpenteaban  los acantilados.
-¡Esto no es nada Colqui! aseguraba el Abuelo a su nieto con una sonrisa socarrona
- Cuando yo tenía que venir con mis Padres, casi de tu misma edad,  había que sortear a pie  los precipicios más peligrosos y cruzar los ríos  nadando, en aquel tiempo, aún los mapuches no habían domesticado a los guanacos ni se comunicaban con los delfines.
-No le creo, usted apenas sabe nadar.
-¿Qué no sé nadar? ¡Tú no conoces a tú Abuelo! en una de aquellas oportunidades siguiendo a mi familia a un guillatún  debí cruzar siete ríos torrentosos y sus afluentes. . .y todo lo hice en menos de un hora.
- Abuelo eres muy exagerado.
- ¿Yo, Exagerado? ¿Te conté cuando debí cruzar una isla atestada de serpientes venenosas volando sobre la espalda emplumada  de una parina gigante.
El tío Lincoyán los recibió a la entrada de la comunidad, junto a su numerosa familia que vestía ropas de fiesta y  vistosos adornos de plata. Tres años sin verse eran una eternidad para los hermanos y padres del "Linco" que también, apenas podían ocultar su emoción.El tío no había emigrado a la costa por un deseo de aventura, el amor de una bella lafquenche-huilliche y las ganancias prometidas por el comercio del cochayuyo fueron las  verdaderas razones.
La familia completa se reunió en torno a un descomunal curanto, las "piedras calientes" fueron la excusa perfecta para que los adultos conversaran, recordaran  y bebieran una prodigiosa ración de muday; Colqui por su parte, no paraba de correr detrás de sus primos, en especial de los más pequeños,  que lo incitaban a perseguir una lagartija  que se escurría entre los árboles del lugar, Pangui, el mayor de sus primos, sin embargo; tenía otras intenciones:
-Ya se están curando los viejos, sentenció  Pangui con  firmeza, en un rato más ni de su nombre se van a acordar.
- De seguro van a dormir toda la tarde recalcó Colqui
- ¡Ahí aprovechamos!
-¿Aprovecharnos de qué?
- ¡De tomar Muday, de qué voy a estar hablando!
- Pero tú Papá se puede enojar y para que te digo el mío
-¡Que se van a dar cuenta!, a la hora que despierten de la siesta, con el manso "hachazo", no van a tener idea  si el cántaro estaba lleno o vacío
Pali no estaba muy seguro de la idea de Pangui, es más, se hallaba sorprendido por el razonamiento de su primo, al que consideraba un tanto insolente en su intención de engañar a sus mayores. A pesar de ello, se impuso, el calor de la aventura y antes de que estuvieran totalmente dormidos, Pangui logró arrebatarles un cántaro de la embriagante chicha de maíz. El muday tenía un sabor sumamente dulce, con un ligero grado alcohólico  que no fue del gusto de Colqui, , sin embargo; no pudo rechazar la oferta de su primo ni tampoco  la sorpresa de observar como éste, un niño de apenas once años,  tomaba tres medidas completas del brebaje de un solo sorbo.
-Oiga primo, perdone que se lo diga pero a mi me da la impresión de que no es la primera vez que le saca muday al Tío.
-Siempre se queda dormido con el cántaro en la mano, Yo voy y se lo quito para que no se le vaya a derramar en el chamanto nuevo, lo hago para que mi mamá no tenga que lavar tanto respondió con una sonrisa burlesca. . .Además estoy cuidando a mi Papá, así no toma tanto. Yo lo ayudo.
Bebieron tres o cuatro sorbos más,  antes de dejar botado el cántaro de greda vacío, debajo de un sauce.
-Ahora vamos a dar un paseo en dalca, así disimulamos la "curadera", cuando desembarquemos ya se habrán olvidado de la vasija y estarán dándole a otra.
Una dalca era una embarcación liviana, apropiada para navegar por los canales chilotes, la usaban los pescadores de los pueblos ubicados al sur del Wallmapu, en los archipiélagos  llamados Chiloé, Guaitecas y de los Chonos. Su invención se atribuye a  los chonos, los que le habrán enseñado a construirla a sus vecinos huilliches. Consistía en tres tablones de alerce o de ciprés que se cortaban de un largo apropiado a la capacidad que requeriría la embarcación, normalmente medía hasta diez metros de largo con una capacidad de doce tripulantes. Era impulsada por remos y cuando le era favorable el viento se ayudaban levantando un palo con una vela hecha generalmente con cuero de lobo marino. Los tablones eran curvados con agua y con fuego hasta darle la forma que requerían el tablón de la quilla y los dos laterales.A la tabla se le hacían perforaciones cada cierta distancia empleando estacas calientes. Luego éstas se cosían utilizando  una fibra filamentosa que se obtenía al golpear la quila, una especie de bambú muy abundante en toda la región. Esta fibra era muy firme y  resistente al agua Finalmente los hoyos y las uniones se calafateaban con una mezcla de raíces, hojas de tiaca y estopa de alerce.
No pasaron más de un par de minutos cuando las quietas aguas del bordemar comenzaron a arremolinarse envolviendo a la frágil embarcación y  a sus noveles marineros.
¡Colqui¡, ¡Colqui¡¡despierta¡, ¡¡algo está ocurriendo¡¡ gritó desesperado Pangui mientras trataba de controlar los remos.
Colqui que apenas podía abrir los ojos trató de levantarse pero incapaz de sostenerse, volvió a caer tendido sobre la cubierta, esta vez completamente dormido.
Cuando despertó, Pangui agitaba los brazos y alzaba la voz tratando de que lo escuchara el vigía de un enorme navío que pasaba junto a ellos.
Un momento después, el gran barco detuvo su marcha para que los "náufragos" fueran rescatados.
El que parecía ser el capitán, un recio mocetón chono,  los recibió en la proa, sin dejar de expresar su asombro por la valentía de los jóvenes.
¿Cómo se les ocurrió navegar con este clima? No saben que el viento Puelche se  ha tragado a decenas de barcos.
¿El viento Puelche? Preguntó Colqui ¿Dónde Estamos?
¿Dónde están? En el Estrecho traicionero, donde se reúnen las corrientes de  los siete mares respondió el capitán con  una carcajada atronadora.
      Petrificados de temor ninguno de los dos hizo nuevas preguntas.
El capitán entonces sintió pena por los niños perdidos y luego de abrigarlos con gruesos chamantos de lana chilota,  los abrazó con la ternura de un Padre que cobija a sus hijos.
¿Sus Padres no saben que están perdidos?
No recién estábamos junto a ellos, pero aprovechamos un momento en que se quedaron dormidos para subirnos a la Dalca y navegar por la orilla. No sé en qué momento nos adentramos al mar en tamaña lejanía.
No deben volver a desobedecer. Tienen suerte somos gente de bien, pescadores chonos que recorrimos los canales del sur en busca de alimento para nuestros hijos y también para los hijos del mar.
¿Los hijos del mar? dijo Colqui con curiosidad.
 En los mares habitan infinitos seres, espíritus del bien  y del mal, recalcó el capitán  casualmente estamos esperando a unos caballos marinos.
¿Caballos marinos? Preguntaron ambos, casi al unísono
Los caballos marinos son animales mágicos que utilizan los  hechiceros chilotes. Se dice que son similares a los caballos normales, pero mucho más grandes y musculosos; sus crines son dorados como el oro, el hocico es más largo  y las patas tienen forma de aletas,  sobre su lomo pueden llegar a cargar hasta trece brujos  quienes lo usan para subirse al Caleuche o bajar al fondo del mar. Viven en las profundidades, frente a la costa occidental del archipiélago de Chiloé. Se alimentan de algas marinas, preferentemente de luche y cochayuyo, a veces también beben los jugos que secretan los pulpos, eso explica su color verdoso azulado.
Sólo los brujos pueden ver los caballos marinos, y por eso son ellos quienes disfrutan de sus viajes. Cuando requieren uno de estos corceles, se acercan a la orilla del mar y dan cuatro silbidos. Solo eso basta para que aparezca un caballo de mar, al que el hechicero  se apura a lacear con una cuerda hecha de sargazo, la que también sirve como rienda. Estos animales mágicos, sin embargo, no viven mucho tiempo, dejan de existir en los años bisiestos y   se cuenta que cuando mueren se transforman en una sustancia viscosa que luego se disuelve lentamente  en el océano.
. . . Pero usted dijo que solo los hechiceros,  alcanzó a balbucear Colqui
-Y quién te dijo que yo no era uno de ellos remató el Capitán mientras sus ojos adquirían un color rojo intenso como el  capullo del copihue.
¡No teman!, los  hechiceros chilotes jamás les hacen daño  a los  niños,. . . menos a unos que están arrepentidos de sus travesuras.  Terminó decir entre risas.
En ese momento silbó cuatro veces hasta que bajo la espuma del mar apareció un inmenso caballo verde de aspecto salvaje y ojos carmesí. EL Animal con su aliento mágico hizo descender  a los niños del Caleuche  mientras el bondadoso brujo los despedía levantando su mano derecha en señal de despedida.
-Adiós  mis amigos y no vuelvan a salir a navegar sin sus padres.
Colqui y Pangui no alcanzaron a despedirse del capitán,  aferrados a la crin del animal se sumergieron suavemente bajo las olas, observando de reojo a los delfines y congrios que acompañaban en su ruta a los magníficos caballos embrujados. Recorrieron profundidades abismales y llanuras inmensas, conversaron con cardúmenes de peces que  decían provenir de mares lejanos  e  incluso visitaron ciudades submarinas, donde hombres, tortugas  y ballenas convivían pacíficamente, resolviendo sus disputas mediante torneos de fuerza e inteligencia
Un momento después Colqui y Pangui despertaron en la playa y como si todo hubiese sido un sueño  notaron que sólo habían transcurrido un par de horas, quizás no más de una hora.
¡Pangui! ¡Colqui! ¿Dónde se habrán metido estos cabros de porquería? Escucharon decir al Abuelo y por el tono de su voz  decidieron que lo mejor era responder inmediatamente:
-Aquí estamos Abuelo, en la dalca del Tío.
- No les han dicho que no se vayan a meter ahí, el mar es traicionero y se puede arremolinar en cualquier momento.
Ambos niños se miraron y antes de partir corriendo donde el Abuelo Pangui miró de soslayo a Colqui y le preguntó:
•-         ¿Fue un sueño no es cierto?
Sí fue un sueño  respondió Colqui mientras apretaba entre sus pequeños dedos una diminuta alga enroscada como un lazo de sargazos.         
         
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Foto del autor pedro pablo gac becerra
Textos Publicados: 28
Miembro desde: Aug 23, 2009
3 Comentarios 627 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

eS UN RELATO FANTSTICO BASADO EN LAS MITOLOGAS MAPUCHE Y CHILOTA

Palabras Clave: UNA TARDE DE PASEO EN DALCA

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



Comentarios (3)add comment
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pedro pablo gac becerra

Muchísimas gracias Don Miguel: Sus comentarios son el mejor aliciente para seguir escribiendo. Este cuento en particular me requirió bastante esfuerzo ya que debí investigar sobre la navegación y los medios de transporte antes de la llegada de los conquistadores. En todo caso mis relatos son atemporales ya que suceden en un universo fantástico, el mundo mitologico del pueblo mapuche.Con la misma humildad le ruego que lea mis otros trabajos, especialmente los que están publicados en la página y disculpe algunos errores que he cometido, incluso en el nombre de los personajes. Sus comentarios son muy importantes pàra mí. Atentamente Pedro Pablo Gac Becerra.
Responder
July 15, 2010
 

miguel cabeza

Será un placer, de hecho ya tenía intención de seguir leyendo tu obra.
Un cordial abrazo.
Responder
July 16, 2010

miguel cabeza

Buenísimo. Mi mejor enhorabuena.
Me lo llevé a favoritos
Saludos.
Responder
July 15, 2010
 

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busy