Siento que soy un puntito,
ante tantos poetas.
Quisiera inspirar como ellos,
inconveniente,
la creatividad me falta
para plasmar el éxtasis del amor.
Mis ojos se nublan con  lágrimas de envidia
al leerlos,
pues sólo llegaré a esculpir
sobre está superficie blanca,
un, te quiero.
 Tú, te enamorarás del poeta
que te estaré leyendo
y tendré celos,
por lo estúpido
de no lograr regalarte palabras
 perfumadas con rosas de anhelo.
En verdad, que  envidia de no ser poeta
por no poder escribir que te necesito
en este espiral de esta vida,
ya que percibí,
como se te enchino la piel con ese poema
que ayer te hizo vibrar de emoción,
y yo sólo pude sentir tu entrega.
En verdad, que envidia de no ser poeta,
pues desconozco el octosílabo,
y tampoco manejo el verso del romance,
aunque yo seguiré escribiendo,
no como ellos,
pero si con la abrupta bomba
que hace fluir nuestra sangre,
ante tanta injusticia
de una humanidad oxidada
con tanto desperdicio bélico,
cosas vanas y consumismo.
En verdad, que envidia de no ser poeta,
porque sus estrofas,
que te  recitaré
para decir, te quiero,
inconveniente,
nunca podré,
ni siquiera garabatearlas.