Me interné en la noche como una lagartija, husmeando en las alcantarillas, cuando sorprendí a mi propia sombra arrastrándose por el piso como ánima en pena persiguiendo un objetivo, me percaté de que me llevaba la delantera. Dudé un intante, aún así tenía mis contornos, entonces me dije a mi misma que cómo puede mi sombra ganarme la partida y burlarse de mi en una noche que de lúgubre y silenciosa me daba escalofríos, seguro estoy soñando y tal vez sea la sombra de mi sombra o la luz de los faroles me está jugando una mala pasada, porque no soy conciente tampoco de adonde me dirijo. Y en esta carrera enloquecí y mi sombra me gana en la locura y ahora ella es mi guía en esta urbe que mete pánico.  Seguí su ritmo para no perderme y la vi bajando los escalones de entrada al subterráneo, debí apurarme aún más, pues  se esfumaba ágilmente entre las otras sombras. En la corrida perdí un zapato y se me rompió la media, entonces la maldije, por osada e impetuosa, pero no habá tiempo para cojeturar pues ella seguía  su alocada estampida y en esa escalada me precipitaba hacia la nada. No tenía idea de lo que luego acontecería, solo sé que llegué extenuada al andén de la estación en el mismo instante en que comenzaban a cerrarse las puertas del subte y desesperadamente intenté abrir esas fortalezas corredizas, pero ya era tarde para mi, más no para mi sombra que desde adentro del vagón, me sonreía sarcástica, mientras yo yacía en el piso ultrajada , sudorosa y sin sombra.


( Extractos de "Socorro"" 1.995 )