Marie
Publicado en Jan 15, 2010
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Esa hora podrida colgando de la pared
y este vacío que me agobia;
vacío que me llena:
soledad que me vacía.
Todavía tengo los dientes afilados
morderé el vaho de la violencia;
la sangre del ala de un ángel cae en mi pecho
arde la fantasía tanto como la realidad.

Pequeña niña de vapor,
el mudno cae a tus pies en medio de un ataque epiléptico:
¿será ese su rock and roll?
En tu cerebro pongo frases fascinerosas
comulgo con tus neuronas;
y quisiera enseñarte,
de una vez,
que las únicas palabras por las que vale la pena vivir
las moja y las esconde el mar.
Maldito divino mar.

Yo sólo tengo un odio reseco, de años;
una infancia machacada de libros,
una adolescencia que me dejó cicatrices
y que todavía duele; un suicidio,
soy viudo del poeta que fui.
Soy huerfano de tus piernas
y de tu urgencia. En la música grita mi sombra
y caen los demonios desnudos
a recordarme mi soledad.

Pequeña niña de terror,
el carmesí dibujará los labios del cielo
y se marcharán todas las gaviotas;
los telegramas de amor los enviaré a tus manos, pero...
¿qué harás cuando el mundo caiga a tus pies
en medio de un ataqué epiléptico
y convulsione
con este poema apretado en los dientes?
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Comentarios (1)add comment
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Pili

Getzemaní, me gustó mucho todas las imágenes que empleaste para la construcción de tan excelente poema.
Mis más sinceras felicitaciones y estrellas.
Pili.
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January 15, 2010
 

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