De Afectos Recuerdos, Pretensiones y Olvidos.
Publicado en Oct 21, 2023
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Nos hemos juntado con compañeros de trabajo de juventud para hacer florecer recuerdos y estrechar abrazos de fraternidad, en una reunión a la cual asisten emociones y capaz que hasta más de alguna lágrima contenida disimuladamente mientras algunas de las esposas, porque más de la mitad de los contertulios va con su esposa, no por una motivación romántica, sino que más bien porque ya no puede salir solo y tienen que acompañarlo, mientras algunas de ellas digo, estrechan al emocionado para retornarlo a la normalidad social que amerita la ocasión.
Entre abrazos y miradas tiernas, uno no puede dejar de auscultar cinturas varoniles algo abultadas de ropa que, con algo de inquisición, delatarían pañales mal disimulados en las pretinas, eso hay que decirlo.
Esta reuniones son muy gratas, porque por lo general despiertan afectos adormecidos por los parroquianos pretéritos y por los recuerdos de quienes ya han partido; pero la cosa pierde un poco de su maravillosa fascinación cuando comenzamos a hacer preguntas y a indagar en los temas que se indagan en estas reuniones de cuasi octogenarios. Claro, porque cuando uno inquiere por la salud, se declaran todos sin excepción sanos y exuberantes, pero a poco de avanzada la jornada, una de las esposas asistentes le recuerda al declarado "sano" que no se olvide de la pastilla, que ya es hora; entonces a uno comienzan a invadirlo sospechas de que se está aparentando lo que los hechos aconsejarían que no hay que aparentar.
Entonces, con algo de maldad inquisidora, pero más que nada con el fin de tener algún material interesante para nuestra programada crónica posterior, hacemos una pregunta que no debe hacerse pero que nuestra investigación recién inspirada amerita que sí se haga: ¿Se te para? preguntamos ... ¡Síii! responde uno con un desplante que a uno lo llega a humillar, pero no porque uno tenga ese tipo de problemas ¡Noo! sino que por la personalidad con que nos responde... ¡Síii, obvio!... Otro se cambia de grupo, tal vez para evitar estar respondiendo cosas privadas y no tener que pasar vergüenzas... y escucho dos o tres síes del resto, pero esos otros síes son exudados a bajo volumen, que no se oiga más allá de nuestro grupuzco.
Una explicación para el mencionado desplante del primer interrogado podría ser el hecho de que su esposa, aun cuando está a pocos metros de nosotros no escucha para nada la conversación y no porque no le interese, sino que porque resulta que la vieja está más sorda que uno y está en otro grupo.
¿Cómo están tus relaciones sexuales? insisto con maldadosa inquisición... Normales, me responde el del desplante. ¿Qué será "normal" para éste? se pregunta uno y antes de seguir cavilando, otro me saca de la duda cuando dice: ¡Normales, Já!... ¡Una vez cada tres meses!... ¡y pura manflinfla!... como quién dice, haciéndolo dudar a uno pero con justa razón.
Para que el lector se me vaya informando adecuadamente de las relaciones etarias de los cofrades, hay que decir que cuando uno entró a trabajar a la empresa en que nos conocimos, tenía 21 años y los demás, casi sin excepciones ya eran maduros de más de 30 o tal vez de 40 años. ¿Os imagináis? Eso significa que si uno ya es... que si uno es... ¿lo digo?... Ok, que si uno ya es septuagenario, la mayoría del grupo ya es octogenaria.
Y más allá hay un cuarteto que no se ha separado para nada en toda la tarde y que conversa dicharacheramente y se ríen a carcajadas. Me acerco y estoy un rato tratando de inquirir los temas que de lejos se ve que causan hilaridades hasta algo contagiosas con el resto. Después de un rato... y perdónenme lo que voy a decir pero, después de un rato me doy cuenta de que los cuatro parece que ya están como quién dice con algo de alzheimer, porque se cuentan los mismos chistes y recuerdan las mismas anécdotas pretéritas comunes una y otra vez... ¡como si fuera la primera vez que las escuchan! ¡Oh, impía naturaleza!
La agradable jornada transcurre placenteramente, con muchos brindis, con buena comida servida atentamente por mozos que ya han sacado la cuenta de que la propina va a ser interesante, pero como que se tranca algo cuando llega la hora de pagar la cuenta. Claro porque no falta el que reclama porque dice que él comió menos que el resto, que él no pidió aperitivo... y por ahí comienzan los problemas, sobre todo que algunos otros reclaman porque Sutano se despidió y se retiró antes de que se pidiera la cuenta, pero todo dentro de un marco de respeto y de disimulo para que el resto de la gente del restaurant no se dé cuenta de los desacuerdos.
Y con la inestimable ayuda e intervención de alguna de las esposas, las más sensatas, que más que esposas a estas alturas vienen a ser como una madre para los mareados contertulios que ya casi no se pueden mantener en la vertical, se termina la jornada y partimos calabaza, calabaza, cada uno pa' su casa, no sin antes prometernos una próxima reunión para hacer florecer recuerdos y estrechar abrazos de fraternidad.
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Foto del autor donbaldomero.
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Descripción

Una agradable reunin de antiguos compaeros de trabajo.

Palabras Clave: Reunin octogenarios alzheimer camaradera.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



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