LLEGÓ LA HORA

Llegó la hora de preguntarle al tiempo
¿Qué haces aquí?
Pero no estoy seguro que el tiempo
entienda mis preguntas.

Llegó la hora de decírselo
sin rodeos.

Y no entiendo por qué el desgraciado
se demora tanto en responderme.

Llega la hora de insistir:
Tiempo, ¿Qué haces aquí parado,
sin responder?

¿Acaso crees que soy un idiota
que estoy aquí parado sin hacer nada?

Vamos, yo te voy a hacer retroceder
de tu presente inconcluso.

Por su puesto que no tengo la menor idea
de cómo voy a cumplir mi amenaza.

Pero no me preocupa
Tengo todo el tiempo del mundo.