Si alguna vez leyeras ésta carta:
Sabrías lo mucho que te amo,
Lo mucho que te pienso y que te quiero.
Tal vez  lograrías divisar entre líneas
Un atisbo de eso que inspiraste en mí.
 
Si alguna vez leyeras  ésta carta:
Cantaría una canción al viento
Y no rechazaría un abrazo o un beso. Ningún gesto.
Nacerían de mi pecho cien estrofas y mil versos.
 
Si alguna vez leyeras esta carta:
No habría marcos de nostalgia en los recuerdos
Ni frío en las noches de invierno
Y mi voz no sería un eco de amargura y de pesar.
 
Si alguna vez leyeras esta carta:
Seria verano eternamente por el brillo
Y primavera por los campos de lirios;
Otoño e invierno no tendrían ningún sentido.
No sabría distinguirlos.
 
Si alguna vez leyeras esta carta:
Eclipsarías a mi amante oscura,
como el sol muere en la luna
y mis ganas perecían en tus labios de azahar.
 
Si alguna vez leyeras esta carta
brotarían de la noche mil espadas de marfil
asestando sus puñales al oscuro devenir
que me consuela ó me quiere destruir.
 
Si alguna vez leyeras ésta carta:
No sería gris el cielo, ni las flores ni el mar.
Habría cien colores y cien más para mezclar.
Maravillados mis ojos con tan solo vislumbrar
los milagros que labraste con tu genio y caminar.
 
Si alguna vez leyeras esta carta:
Tal vez yo aún sentiría tu aroma.
Preámbulo de tu entrega.
¡Bálsamo de mis carencias!
¡Cenicienta de mí amar!
 
Si alguna vez leyeras ésta carta:
Eclipsarías a mi amante oscura,
como el sol muere en la luna
y mis ganas perecían en tus labios de azahar.
Moriría la soledad. Pero ya no estás.
 
Si alguna vez leyeras ésta carta:
Con sonrisas o lamentos, que más da.
En mi casa o a lo lejos.
De un baúl o de un cartero
que ha viajado a tu encuentro
para poderla entregar.
Sería feliz.
 
Si alguna vez leyeras esta carta.
Estarías viva y yo no estaría muerto.