• LUIS VILLASEÑOR MARTINEZ
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 LA ESPERA.     Durante los largos Y extraños días Del silencio que obligas, Te he soñado largamente.   Me he saturado De tu imagen etérea, Y he visto la luz de tus ojos. Y la alegría de tu risa.   Pero atisbo La sombría incertidumbre, Que te ahoga y te inunda.   Y la ráfaga de sombras Que te asusta y te acosa.       Y desde el portal De mis ojos, Veo como oscilan Por el tiempo insondable, Tu figura y la luz, Tu sonrisa y mis sueños, Y tu áspera actitud Defensiva y amarga, Con gesto de ironía, Afilada y rotunda, Que desangra Mi sutil esperanza.   Y a pesar de que tengo El poder y la magia Para hacer el milagro, No encuentro la ofrenda, El misterio del canto, La eficacia del fuego El rumor del ensalmo.                   Pero a partir del fragor De mis locos ensueños, Vuelvo a intentar El asedio y captura De tus labios sangrantes, De tu airosa cintura, De tus ojos radiantes.             SAN JERÓNIMO LÍDICE, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2006.
  Calavera para Anna Fuerberg       A las diez de la noche llegó a las páginas de Textale con su inefable rubor y las sus mejillas suaves la calavera, el color de Anna y sus madrigales.           SAN JERÓNIMO LÍDICE, A 30 DE OCTUBRE DE 2009.
          EL PASEO     Sin siquiera un hilo de esperanza, esta tarde deslumbrante te veo pasear por esas calles agraciadas, alegres, del brazo insensible del orgullo, del frío desapego y ante la mirada de las gentes que pasan saludando, sonriendo, mientras este tonto corazón se desespera y se desangra, mirando, soñando...     Y un agudo dolor se va clavando en mi costado, acerbo, malhadado, violento, mientras tus ojos miran a otra parte, apremiantes, deseperados, en tanto que tu corazón galopa sabiendo que te miro y que me muero de celos, de dolor, de rabia y de esa ardiente premura, sorda, ruda, inexorable que ávidamente nos consume hasta el instante cruel. del desfallecimiento.       SAN JERÓNIMO LÍDICE, A 26 DE OCTUBRE DE 2009
EL PASEO
Autor: LUIS VILLASEÑOR MARTINEZ  464 Lecturas
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                   HAY  KÚ "QRT ĦDƩT" (Ciudad nueva)     Redondas y tersas Tus dunas… ¡Y el mar!     SANJERÓNIMO LÍDICE, 24 DE OCTUBRE DE 2009.
  MISIVA EN DIÁLOGO INTERIOR   Escuchaba la música de mi ordenador y entrelazados. los poemas recitados con la voz del propio Jaime Sabines… y piezas de Chopin, al piano, con las que me acordé de tu promesa de tocarme música con ese piano, o con tu guitarra, o con tu voz… la música de tus versos.   Caro amor, ¿no has visto los recados que te dejo en Delirica y en Textale?   ¿Tampoco has visto los vehementes de mi corazón?   ¿Y los que te dejé con las canciones?   ¿No puedes oirlos?   Eso explicaría tu silencio y calmaría mi tristeza, porque no me oyes lo que te digo.   De verdad estoy loco.   Tal vez mi locura te fastidie, y eso me preocupa en exceso.   Ya no saber de ti…   ¡Me sentiría perdido!   ¡Cruel amor que me pone de manos a boca frente a la ausencia, a la premura, a la soledad!   Pero no importa.   Deja que me extinga a la luz de tus miradas...   Con el timbre de tu voz   Sólo con tu sueño   Aunque sólo sea con ese magro sueño.           SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 24 DE 2009.  
  HAY KÚ       VIII       Un fulgor verde azúl. Tu afilado silencio. El ulular del viento.             San Jerónimo Lídice, marzo 11 de 2005.
  HAY KÚ       VII       Un temblor presuroso. Mis palabras insulsas. ¡Tu silencio!             San Jerónimo Lídice, marzo 11 de 2005.
  HAY KÚ       VI   Hubo cosas que dijimos Sin palabras, Sin mirarnos.           San Jerónimo Lídice, marzo 11 de 2005.
  * III     Como incendiadas al ocaso,   Por tu mejilla suave   Las lágrimas resbalan.             JUNIO 30 DE 2002.
    PARA MI DUNA TRISTE   Después de observarte Durante todos estos días Con tu sonrisa suave, Con esa alegría interior De emociones translúcidas, Después de soñar Con tu mirada de soslayo, No puedo imaginarte triste.   ¡No quiero que estés triste!   Para evitarlo, Usaré toda mi magia, Todo el poder del viento, Todo el calor De este tonto corazón.
  *MADRIGAL  X   Esta tarde ondea la mata de tu pelo, Al soplo violento y solitario Del ensueño, En tanto que tus ojos aprisionan, Las luces, los reflejos Y aquellas largas Perspectivas de silencio.   Se oye el rumor del viento, Y entonces tu sonrisa se vislumbra, Como un fulgor intenso, Mientras inusitadamente me florece, Tu talle Y aquel perfume delicado Que te envuelve.   1980.  
  *MADRIGAL  VIII.     No quieras hender Mi corazón, Con los puñales De una nueva ilusión,   Porque su acoso, Tanto tiempo en floración, Tanto tiempo en reposo,   El ritmo acallará, Hondo y violento, De mi ruda emoción, De mi alborozo.     5 de enero de 1963
  *MADRIGAL  VII.     Tu dolor se clavó en el viento Como el canto de la alondra Que hoy retumba en el silencio.   Tu dolor se clavó en el cielo Como un lucero que añora La magia de los desiertos.   Tu dolor se clavó tan fiero Que desgarra las bisoñas Carnes tiernas de tu pecho.     ¡ Tu dolor  se clavó en el viento. !   Marzo de 1963.
  *MADRIGAL  VI.   Mi rebelión estrambótica Mirifica el contorno de tus piernas Con fulgores de ensueño, En tanto baila Con ritmo de mi sangre, El cruel deseo Que me corroe.   Julio de 1965. *
       *MADRIGAL  IX.   Sólo tú me faltabas Para que mi vida De senda perdida Se dignificara.   Sólo tú que podías Que en mi se borrara Con dulce mirada Mi melancolía   Sólo tú que podías Que mi alma soñara, Que yo te besaba, Que tú me querías,   ¡ Sólo tú me faltabas !   13 de diciembre de 1960.
 PARA MI AMADA TANGIBLE    Te miro sola, esperando, hilvanando historias, tejiendo versos, mientras tus dedos ensayan la caricia, y tu boca los besos.   Pero de pronto escuchas que llego, que un viento fresco te acaricia..., y miras que mi sombra, como un furtivo dios, te quita el velo que te ciñe y procede a acariciar tu pelo, a besarte en los ojos… y en la boca,  a acariciar tu cuerpo, que ahora tiembla de placer y deseo.       Y entonces te entregas suavemente, dulcemente, a mi abrazo.     Y recibes la caricia de mis manos en todo tu torzo, en tu cintura, en tus rítmicas caderas en tus piernas…, mientras que penetro tus entrañas, cálidas que galopan, que vibran, en tanto gritas las cuatro letras de mi nombre hasta el desfallecimiento.   SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE CATORDE DE 2009.
       MADRIGAL XVII   Las dos puntas de tus piernas Quedaron enclavadas En la locura de mis sueños, Que chisporrotean Más allá de la muerte, Sin lamentos… Y  sin culpas.   ¡Sólo en destello Por la obscuridad Eterna!     SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 21 DE 2009.
  MADRIGAL XV   A un navegante esquivo Que en tu litoral enhiesto y escarpado, Se aventuró altivo Con un bajel  magro, desmantelado, Extendiste clemente las amarras, Un beso  y tu mirada. Y el rumor delicado de un suspiro.   SAN JERÓNIMO LÍDICE, 20 DE  OCTUBRE DE 2009.    
  MADRIGAL  XVI   Dama dulce y sensitiva, La que vehemente suspira Y se vuelve a mirar el cielo Con los sus ojos de fuego Y el perfume que destila.  SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE  20 DE 2009
  *MADRIGAL   IV.     Me gustan tus ojos cuando lloras, Porque vestida con fulgores cristalinos Sale a danzar tu angustia.     Me gustan tus ojos cuando lloras, Porque te aflora con cánticos de lluvia, Aquel amor que sin querer te inunda.     Y me gustan también porque perdura, Detrás de su mirada melancólica Una dulce ilusión que me deslumbra.     9 de mayo de 1964.
  *MADRIGAL   III.     De pronto vi., Que el claro y límpido caudal De tus lágrimas, Se liberaba, Como al romperse los cauces, Se liberan las aguas. Y quise detener el cataclismo, Porque temí que no encontraras, Ni valle, ni monte en tu camino, Para domeñar las crespas ansias, De tu dolor alucinante.       Octubre de 1965.
  * SONETO   IV   ¿Por qué en mi triste corazón dejaste todo el encanto que tu boca había de místico matiz? Mira mi sangre, ¡Cuan roja y cuan humeante! Correría   De mis venas a tus labios y sería Como rojo clavel tu boca dulce. Y mi vida feliz se extinguiría Con el alba a las primeras luces.   Y más allá de tus endrinos bucles, Del rojo esplendor de los ocasos, Y el claro fulgor de tus ojazos,   Sólo queda el enigma que nos cubre Del por qué te incendiaste como cumbre Cuando pude tenerte entre mis brazos.    
 * SONETO  III   Yo te pido un minuto de tu vida Para borrar mi angustia, Para borrar la huella estremecida De mi tristeza mustia   Y tal vez después de fenecida, O de tornada en lluvia, Mi tristeza que sangra y que palpita, Será como alborada rubia.   Y quizá con despertar bendito Detendrá la ilusión que se derrumba De latido en latido   De sollozo en sollozo, Como lluvia de sangre y como música Fatal y de infinito.
  *MADRIGAL    II.         Tus ojos me socavan Con fervor cristalino, Igual que la marea Que forjó con los siglos, Abismos, filigranas Y arenales y olvidos.             15 de enero de 1964.  
 *MADRIGAL  I. Apasionadamente Galopan mis miradas, Por los áridos llanos De tu frente enlunada. Y acosan mis ensueños Las fantásticas almas,De los astros que cruzan Tus ojazos en calma.  1º., de febreroa de 1964.
  *SONETO  II   Eres tu el recuerdo perseguido, El recuerdo que vive, que fulgura, Y la emoción fugaz y la impoluta Presencia total y el infinito.   Eres tú la ensoñación, el grito. La trémula pasión y la dulzura. Eres lágrima viva que resuma, Languideces de amor entristecido.   ¿ Por que buscar entonces en la bruma Los ecos del fragor hoy retenido ? ¿ Por qué soñar entonces, Oh Locura,   En el olvido fiel y enardecido, Ambular tras el halo de tu albura Saboreando un beso enrarecido ?
    *REMEDO DE SONETO          A  FRIDA  KALHO   Necesito que tu, Que tu presencia, Que tu mudo dolor, Que tu tremenda   Y luenga pasión, Se me conviertan En armonía, En color,   En jornada violenta Con un reto al amor, Para olvidar que eras   Una esclava que ató, Al dogal de su trenza Su destino al rencor.   3 DE FEBRERO DE 1964
  TODO SE TRANSFORMA         Desde que guardaste silencio Todo ha cambiado…     A mi pesar,  He tenido el cuidado De no volver a importunarte…     Pero es tanta la carga De recuerdos, Que he empezadoa sentir El filo suave de tu serenidad.     Y aunque escucho y escucho La hermosa melodía De aquellas canciones Que te arroban, Y que a mi me transportan Hasta tu delicada emoción, He advertido Que todo ha cambiado.     Y ahora  descubro, Que como tu me dijiste, Todo se transforma Ante la esperanza del sueño, O ante el filo de tu hermosa, De tu sabia, De tu férrea entereza En resguardar Tu ardiente corazón.       SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 16 DE 2009.
  EL SALTINBANQUI   Has dejado de hablarme De las cosas que te gustan.   Aquellas con las que sueñas.   Las que te son entrañables.   Las intensamente deseadas.   Y empiezo a ver tu desazón…,   Tu vehemente premura, Tu voz entrecortada, Tus ademanes nerviosos…   Y esa mirada tuya Seria, Ensimismada, Preocupada, Ha provocado un vuelco A  mi corazón.   Y ahora se que por fin El temor ha señoreado La raíz de tus sonrisas, El fuego de tus latidos, El vuelo de tus manos.   Y una oración vehemente Se desprende de tus labios Con el fervor desesperado Del condenado a muerte.     Y he mirado los verdugones Que el dolor te inflinge.   Y también he visto, La llaga roja en tu costado.   Tus sueños destrozados.   Condenados Por tu propia confesión, A un martirio Cruel y solitario, A una larga A una inmensa Desolación.       ¡Y ahora descubro Que ya no tengo magia para tí!   Que la agoté en soñarte.   Y que ahora sólo soy Un desharrapado saltinbanqui Que cabriolea desesperado Por lograr conquistarte  Por última vez, Y que lo ames, En lugar de consagrarte Al martirio Silencioso y sangrante De tu desolación.     SAN JERÓNIMO LÍDICE, 11 DE OCTUBRE DE 2009.
  PARA UNA ESQUIVA     Esta tarde junto al mar He visto tu silueta Y esa mirada tuya de soslayo Con un dejo de sonrisa, Y tu grave y airoso caminar, Que acaricia mis sueños.     También he visto tu ansia solitaria, Tu premura silenciosa, Y de pronto, aquí en mi corazón, Ha nacido un río de ternura Y el beso inmarcesible Que furtivo te envío.       ¡Oh rauda exhalación!   ¡Oh extraño fantasma Que deambulas, Por la fúlgida senda de los vientos!   ¡Oh Amada, no te vayas!   ¡No te desvanezcas!   ¡Refulge eternamente, para que pueda, apasionado, consumirme en tu fuego!        
   ODISEO   No me canso de admirar Tu silueta que trajina Por la casa.   Vas por un mantel Y colocas la vajilla Y las viandas.   Y luego vas Por la cuchillería, Que tintinea.   Y  te traes mis sueños Y los pones en la mesa Sin que nadie los vea.   Y tus ojos me miran, Y advierten Que me arroba El  ritmo suave Con que ondean tus caderas.   Y observas Que persigo por la casa Tu manera De agitar con prisas Insondables  De tus manos aladas, El son apresurado De este loco corazón Que te sigue los pasos.   Y estás inquieta.   Y estás en zozobra.   Y temes que me miren, Que adviertan Que te beso en la boca Esa boca acesante, Trémula, Roja, Que ahora sabe Que ha llegado Odiseo.       Y te revuelves anhelante Del abrazo inicial…   De ese rito que conoces Y que sabes que termina En el tálamo Ancestral.     Aquel, El  tachonado de miríadas De estrellas   El abierto a los vientos.   El flanqueado por las luces Serpentinas, brillantes, De las constelaciones.   Aquel en que resuenan Los sones alternos De tu corazón  y el mío.       Aquel en que vibra, Bajo el aroma de flores De tu cuerpo Y el canto de mi boca Que recorre Todas las notas de la ruta Que termina En la vorágine negra, Que chisporrotea Y que absorbe, Toda nuestra luz En la penetración final.       SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 9 DE 2009.
ODISEO
Autor: LUIS VILLASEÑOR MARTINEZ  760 Lecturas
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  ARMA MORTAL     Preciosa, Tu miradade soslayo  Ees un arma mortal.     ¿No lo sabías?     Desde que dejaste Que te mirara, Los dos buscamos  El amor.     No lo ignoramos.   Tu por el desapego  Del que me hablaste  En forma sutil.   Y to por el desapego Del que no te quise hablar.   No nos dijimos Lo que dolía   ¿Quieres hacerlo ahora?   Se escuchar.   Se resistir.   Y cuando estés lista,Algo podré decirte.   Pero anoche Soñé contigo.   ¡Imagina lo que soñé!   Te vi de pie, Enhiesta, Seria, Enojada conmigo...   ¡Y no pude besarte! ¡No pude acariciarte!   Sólo te ví.     Lejana, Intangible.   Como una silueta... Vaporosa, ténue, Inasible...   Y ya no se qué hacer, Ya no se qué decirte, No se cómo mirarte, No se cómo soñar.   Y ahora he descubierto Qie si no hay esperanza No hay amor, ¡Todo se muere!     SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 6 DE 2009.
  * PARA  LA  SOMBRA DEL  SUEÑO     ¿De dónde has venido, Oh rauda y sutil fascinación?     El fuego extraño de tus ojos Con su esplendor mirífico me asalta, En tanto advierto que me inundo, En el aroma suave que te engarza.     ¿Por qué no puedo retenerte Con el dogal ardiente de mis brazos?     ¿Por qué durante el fugaz Instante del ensueño Eres sólo fulgor, Sólo destello, Mientras desesperadamente Me consumo Ante la llama ardiente del recuerdo?     ¡Oh dulce exhalación, No te me escapes Con el veloz andar De la impaciencia, Porque me arrojarás, Ávida, aleve, De la profunda soledad, En la vehemencia!
          *EL REGRESO       ¿De qué remota región Has retornado ruda y airada?     Ha largos años que te acecho Y hoy prefieres tomar ávidamente El atajo rencoroso y suave De un beso arrebatado y tierno.     Tal vez, - Como un furtivo sueño -, Has deambulado Durante todo este tiempo.       Y hoy, Cansada del silencio, De toda la amarga soledad, Has decidido burlarte del destino, Entretejiendo durante horas y horas, Una historia de amor.   Pero a pesar del empeño desplegado En ocultar el cataclismo, Que sin piedad te destroza y te aniquila, He visto en tu mirada, - Como una torva sombra de presagios- El amago febril de los sollozos.   Y ni siquiera has advertido Que resbala por tu terca mejilla, - Sonrosada y sonriente -, Una lágrima brillante, En tanto te empecinas en hurgar, Por el tétrico desván de los recuerdos.     Yo hubiera querido acariciarte Desde siempre.   Pero has hundido tan hondo El filo desgarrante de todas tus protestas, Que ha sido imposible urdir estratagemas, Que me acerquen al limpio fulgor de tu mirada.     Acaso alguna vez Habré intentado arrebujarme En el cándido aroma de tu pelo.   Quizá he vislumbrado El manjar de una sonrisa.   Y la he apurado, No obstante que es menguado remedio, Para mi inopia trepidante y fiel. Pero al fin, Este ya largo silencio Ha sido para ambos, Como un árido yermo, Donde la jauría de los sueños, Sólo vive el arrojo, - Descastado y frágil -, De un fantasma cruel.   Es por eso que hoy que retornas, Hoy, que en un momento de premura solemne, Transfiguras tu intrépida gracia, Me atrevo a reclamarte, Tu tristeza y mi angustia, Tu silencio y mis sueños Y todo este tiempo desgajado y maltrecho, Que largamente has estrujado, Con el impío rencor Que reconforta al más ínclito amor.  
             LOS MENSAJES     CARO AMOR,   ¿NO HAS VISTO LOS RECADOS QUE TE DEJO EN TUS SUEÑOS?   ¿TAMPOCO HAS VISTO LOS VEHEMENTES DE MI CORAZÓN?   ¿Y LOS QUE TE DEJÉ EN LAS MADRUGADAS?         ESOS QUE MANDÉ QUE TE CANTARAN.   ¿NO PUEDES OIRLOS?   ESO EXPLICARÍA  TU SILENCIO…   Y CALMARÍA MI TRISTEZA…   ¡PORQUE PIENSO A VECES QUE NO ME OYES LO QUE TE DIGO EN SUEÑOS!   Y ESO MA VUELVE LOCO.       Y SE QUE MI LOCURA TAL VEZ TE FASTIDIE,   Y ESO ME PREOCUPA EN EXCESO...   ¿TE IMAGINAS LO QUE ES YA NO SABER DE TI?   ME SENTIRÍA PERDIDO.   ¡CRUEL AMOR!   ¡ME PONES DE MANOS A BOCA FRENTE A LA AUSENCIA!   ¡FRENTE A LA PREMURA!   ¡FRENTE A LA SOLEDAD!   PERO NO IMPORTA.   DEJA QUE ME EXTINGA  A LA LUZ DE TUS MIRADAS...   CON EL TIMBRE DE TU VOZ   SÓLO CON TU SUEÑO   AUNQUE SÓLO SEA CON ESE MAGRO SUEÑO.       SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 3 DE 2009
  EL RECLAMO     El tiempo transcurre…   Y tus manos y las mías Sólo conocen el viento.   Y tus ojos Y mis mis miradas Sólo recorren  Unos cuerpos intangibles, Inventados, etéreos Que se esfuman, Que desaparecen, Que no podemos tocar, Que no podemos acariciar, Que no podemos disfrutar.     Dime: ¿Esa es la belleza Del amor que tu quieres?     ¿El que te imagine Y no ciña tu cintura?     ¿El que te sueñe y no sientas que beso tus labios, suaves, perfumados tersos?     ¿El  desear confundirme contigo, con tu cuerpo, para ser uno solo, y ser solo un viento, solo un soplo que no puedes tocar?   Caro amor, ¿Eso es lo que quieres?                 SAN JERÓNIMO LÍDICE, OCTUBRE 3 DE 2009.  
  EL REPROCHE     Apenas ayer me has reprochado Que hay cosas que no puedo decir.     Pero en verdad ocurre Que ni siquiera en el momento De más noble presencia, Me atrevo a encarar el amargo silencio, Que presagia una bronca premura Que ha sido derrotada, A lágrima viva, A represión violenta, A largo tiempo de estrujarla.   Tal vez las cosas que yo pueda decirte No necesiten de una palabra inútil.     Quizá tampoco han menester de los suspiros, De las tiernas miradas, O de la suave vecindad de tu cuerpo, Porque a pesar de todo Yo vivo en el fragor de tu silencio, Como si deambulase en una ciudad Que me recuerda, A cada resquicio que aparece, Un sueño en que las voces Retumban tan aguda y tercamente, Que el sonido se transforma En un intenso rumor desesperante.   Quizá sea cierto Que hay cosas que no puedo decir, Porque a gritos silenciosos Me reclamas su existencia, A fuer de mi agravante Condición de espectador.   En tanto que tu, En tu feudo insumiso, Haz fincado el rencor Y encastillada te empecinas En fabricar truculentas historias, Que por su olor a buena fe Y a sentimientos nada recomendables, Te orillaron a un amor Hoy ya ensimismado Y a ese largo martirio virginal Temeroso al fracaso, Como si de pronto fuera necesario Otorgar una prueba voluntaria De ciega beatitud.     ¿Habremos de vivir en el futuro Tan lejos y tan cerca, Entre ráfagas alternas, Sin poder dejar en las caricias Toda la ternura aherrojada?   ¿Así como hoy, Atados al silencio, A un discutible deber, A los dictados añejos y execrables De un rebaño vecino al matadero, Habremos de alentar Esta inerme soledad Que nos destruye, Que nos corroe, Que nos va reduciendo a cenizas A bagazos, A momentos de tedio, Sin siquiera intentar Percibir con el sol, Con el aire, Con la inmensa montaña, La suave libertad, El terrible perfume del retoño, El amor Y toda la gama del deseo?   Más bien hay cosas Que no intento decir. Y sin embargo, Hoy me obligaste A decir corajudamente que te amo Y a retomar el hilo misterioso De un proceso Que ni tú, ni yo, Hemos ignorado Y que a ciencia y paciencia De nuestra inicua terquedad, Se ha enseñoreado De los claros y vigorosos días Que nos rodean, Como jauría retozante De audaces perdigueros, Que hayan salido a la caza, De un plumaje gentil.       Dime amor, ¿Todavía hay cosas que no puedo decir?  
  * DEL ARRABAL     Tarde lúbrica y gris, En que las prostitutas Nos ofrecen su carne, Con un triste cariz,   Mientras que en la calleja, Con perenne ajetreo, Va y viene violenta, La furia del deseo.   Tarde desarrapada, Y luenga y vieja, Así como cosmopolita Corazón disperso, Que se prodiga En un instante ruin.     Tarde lúbrica y gris, Tu imagen va quedando agazapada, Entre el tumulto de fantasmas negros De un enigmático país.      En tanto que pasea sus melodías, Con un insinuante retintín, La macabra y fiel coquetería De un fantasmagórico violín.      

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