Sep 07, 2009 Aug 21, 2009 Aug 20, 2009 Aug 18, 2009 Aug 17, 2009 Aug 16, 2009 Aug 13, 2009 Aug 12, 2009 |
AY....como brilla la luna, tu luna de pergamino, va descendiendo despacio, iluminando el camino. Por donde transitan tus duendes y la magia de tu fantasía. Detrás van los gitanos, batiendo palmas al aire, cantando por bulerías. Los arpegios de guitarras, cristales cortando el viento, se adormecen los trigales, se torna dulce el lamento. La luna ya se ha escondido, detrás del monte sombrío, se ha quedado sin estrellas, el cielo de Anadalucía. Una blanca línea de luz, anuncia en el horizonte, el parto de un nuevo día. El aquelarre ha quedado sin sombras y sin misterio, Lleva la luz de la mano por el camino al lucero. Los sortilegio reúnen, ramos de lino y jazmín, Ya los gitanos cantaron, renacieron alegrías, voces vibrantes se alzaron, alejando alegorías. Ya regresan los gitanos, bañados de luz y rocío, han resarcido sus penas y vuelven al caserío. Los saludan a su paso las espadas de lo lirios. Salpican cascabeles el aire, el canto ancestral de los grillos. Tomadas de la cintura, las silenciosas guitarras, acompañan el andar, de los gitanos del alba, en su regreso sin luna. Lidia Seajer so dey rocío Toma La luna baja de novia, detrás de las casuarinas, con blanco traje de luces, se va al encuentro del día. El amanecer la espera enjoyado de arreboles y galante la recibe, ornándola de colores. Ay..que tan bellos albores se derraman en la orilla, al filo de la mañana, horizonte de Sevilla. Ay..si puediera yo verte, luna nívea, luna mía, entrega al reclamo apasionado del día. Detrás de la luz te escondes desvelada de alborada, Dónde esperas a la noche, de tu traje despojada. Ay..luna enjuaga tu cara, alba de nardo y jazmín, lávala con resplandores, del ocaso de carmín. Que la noche esta llegando y la tienes que alumbrar, que relumbres con ese brillo, no dejes de relumbrar. La luna ya esta asomada, frente a las casuarinas, con blanco traje de luces y cinco estrellas madrinas. Lidia Seajer La belleza es tan terrible, que escapa de la piel que la contiene y asume la verdad en lo intangible. No pertenece, es efímera, se contiene. Y oradando como el mar la piedra, se consume se retiene. Y es vuelo de alondras y es caricia de amapolas y es rumor del viento. Regresa en asombros, desvanece en espuma, como en la orilla las olas. Se diluye y perdura. Se instala por siempre en un lugar del tiempo, dónde? Amanece. , Se cerraron los puertos de la algarabía, los barcos regresan al silencio, las velas plegadas junto al mástil, fantasmas del olvido. Devastados de hastío, saturados de esperas, instalan su tristeza en un rincón del tiempo. Muelle blando para la melacolía, orilla fácil para la desventura. Desterrado de dulzura ha quedado el amor. En espacios de sal y espuma, morada entre cielo y mar, comparte la oquedad de la roca y la desesperción del viento. Gaviotas curiosas acuden a su encuentro, nodrizas gentiles, dispuestas. lo rescatan del la muerte. Y otra vez se desliza por mis venas, de regreso del intento, sigue horadando mis entrañas, resurgiendo en mi. Lidia Seajer De mi libro "Otros Caminos" Desde la piedra fría, desde la piedra dura, inmutable el mar, mira Alfonsina. El mar que la guarda, el que la tiene, el que la fragua, en infinitas voces eternas. En las tardes serenas, de las aguas profundas, en el viento hecha canto, Alfonsina regresa. Y las voces repiten tu me quieres blanca tu me quieres alba. Y de las voces se escucha, me quieres de nácar. Murmullos susurran hombre pequeñito y los peces danzan. Suelta a tu canario que quiere volar. Las olas se rompen contra los peñascos, yo soy tu canario hombre pequeñito, La espuma nívea la cintura ciñe, déjame saltar. Gaviotas azoradas, rescatan asombros y en derredor de la estatua, vuelan. Asumen de las voces las palabras y alegres vuelan. en derredor vuelan. Desde la piedra fría, de la piedra dura, inmutable el mar, mira Alfonsina. Lidia Seager De mi libro "Otros Caminos" s a Granada amaneció en silencio, que ni los gallos cantaron, el viento llevaba en sus alas, el presagio de la muerte. Corría frío en la sangre, por lo que ya se presentía. El chacal no vaciló en dar la órden severa. Había llegado el día y de las homicidas bocas de los rígidos fusiles, salió la bala certera. Cómo pudieron hacerlo, cómo osar lastimarlo, terminar con esa vida, con tanta belleza en su alma. Ay que duro suelo, para tan dulce mancebo. Haber estado ahí y no dejarlo a solas. Tenderlo en lecho de rosas, acomodar su cabezaen en almohada de jacitos, cubrir de nardos su frente y arroparlo de amapolas. Quién podrá decir ahora, tan solo como él decía con cadencia le cantaba y ese estilo garboso. Al mar, la arena, el río, a los montes, mirtos, viento. A la ciudad de los gitanos y del gitano el lamento. Quién podrá decir ahora, tan solo como él decía, cuando en Prendimiento de Antoñito el Camborio, en el camino a Sevilla, cortó limones redondos y los fue tirando al agua, hasta que la puso de oro. Quién podrá decir ahora con su lenguaje divino, cuando en Preciosa y el aire, compara al simple pandero con luna de pergamino. El mar enfurecido calla su rabia contenida, las caracolas no suenan en la desolada orilla. La luna escondida llora, triste su desconsuelo y lágrimas de reluciente nácar van cayendo desde el cielo. Granada anocheció en silencio, que ni los grillos cantaron. Fue una noche diferente, Federico ya no estaba. El viento como él decía, el viento que nunca duerme, llevaba prendida en sus alas, la tristeza de la gente. Lidia Seajer Ay....que Granada te llora, ruiseñor de los pinares, duende de la caracolas, doncel de todas las flores, de jacintos y claveles. de nardos y de amapolas. Cadencia en el cantar gitano, trovador de Anadalucía los poemas entre arpegios de guitarra entristecida, descorren en el horizonte los blancos velos del día. Por tu muerte los gitanos hacen las noches jirones, por oscuras, por umbrías. Por tu alma encienden candelas y cantan por bulerías. Caballero de la luna, que en brioso corcel cabalga a orillas del Guadalquivir, el viento recoje tus versos, nunca lo dejará morir. Ay....que Granada te llora, ruiseñor de los pinares, duende de las caracolas, doncel de todas las flores, de jacintos y claveles, de nardos y amapolas. Lidia Seajer ra, f Mágico es azul, es verde, es amarillo, como el mar, la fronda, el mismo sol, Mágico también es el amor, que en toda la gama de colores cabe, abarcando sus intensos tonos, sus diferentes y sublimes expresiones. Lástima que ha pasado tanto tiempo y que el hombre, aún no lo sabe. Lidia Seajer Soy poeta carne expuesta mente acusada, entrega sin respuesta. Soy poeta, cargo los sueños no comprendidos, los mantengo vivos,a alas al viento. Cargo la pena ajena, la disgrego en palabras, la hago mía, la sufro, la lloro, la protejo, la enarbolo. Soy poeta, grito los silencios, desmenuzo las guerras, no las comprendo. Quemo las armas son Ave Fénix, siguen surgiendo. Golpeo contra el muro de la incomprensión, sangran mis manos, se desploma el alma, se quiebra la emoción, Me aferro a la esperanza. Soy poeta recojo mis pedazos, hago una canción, me desvela el grillo, me doblega el trigo. Amo con pasión. Tan solo me basta para la alegría, un rebaño de nubes, el vuelo de un gorrión. Escalo los silencios de la noche, me atrevo a inventarle un sol. Poeta tan solo eso soy. Lidia Seajer Soy poeta carne expuesta mente acusada, entrega sin respuesta. Soy poeta, cargo los sueños no comprendidos, los mantengo vivos,a alas al viento. Cargo la pena ajena, la disgrego en palabras, la hago mía, la sufro, la lloro, la protejo, la enarbolo. Soy poeta, grito los silencios, desmenuzo las guerras, no las comprendo. Quemo las armas son Ave Fénix, siguen surgiendo. Golpeo contra el muro de la incomprensión, sangran mis manos, se desploma el alma, se quiebra la emoción, Me aferro a la esperanza. Soy poeta recojo mis pedazos, hago una canción, me desvela el grillo, me doblega el trigo. Amo con pasión. Tan solo me basta para la alegría, un rebaño de nubes, el vuelo de un gorrión. Escalo los silencios de la noche, me atrevo a inventarle un sol. Poeta tan solo eso soy. Lidia Seajer
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