• Martìn Dumont
lemartdumo
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  • País: Argentina
 
     "El terror y el miedo que deja en uno el mero hecho de ver como una persona, sobretodo un paciente, lo intenta asesinar, es indescriptible y se manifiesta con un gran insomnio por las noches posteriores al acto"   Reflexionaba, razonaba, y volvía a repasar mis hipótesis pobres¿Qué hace de una persona que estaba tan tranquila en mi consultorio, me quisiera asesinar, si después de todo este tiempo nunca tuvimos una discusión, sin embargo no era en lo que me focalizaba en ese momento, sino que recordaba aquella afirmación de parte de Leonard que me llego hasta lo mas profundo de mi conciencia:-Doctor, le digo que en mi nunca paso algo similar en la psicología de mi mente, nunca hubiera matado, pero en aquel momento, siego de razón, y por algún motivo sentí un inmenso placer, que aun recuerdo y me espanta-.   Aquello establecía una estrecha relación con aquel acto de asesinato ,del cual fui parte ya hace un tiempo, pero ese era el problema, yo fui parte, pero no del todo, como se puede explicar que un psicólogo como yo que había estudiado los peores traumas de la mente, se pusiera paranoico y se dejara llevar por ideas volátiles creadas por su imaginación, bueno ahí estaba la parte restante, aquella parte por la cual mi interés se había inclinado en descubrir.   La aparicion de Leonard en mi casa como un agresor , explicaba , tal vez, el asesinato de hace dos semanas aproximadamente en el manicomio de Berchieston y obviamente aquel agujero que comunicaba el exterior con su celda, que habría cavado con quien sabe que utensilio que se guardaba en secreto, a la sombra de la noción de los guardias.Pero por otro lado quedaba en claro un enigma, existe algo o alguien que esta influyendo seguramente en la mente de los demás que hace que la gente asesine a sus seres mas cercanos, puesto que yo lo hice con aquel paciente que le guardaba un gran cariño ,y de repente comencé a sentir un odio inexplicable con él, y por otro Leonard, quien había asesinado primero a su novia ,luego a su mejor compañero de celda, y luego intentado matarme a mi, sin contar el acto de querer escaparse, siendo él tan estructurado, su conciencia no se lo hubiera permitido.   En un día en el cual la inspiración decoraba mi razonamiento, recordé aquella vieja historia de la ciudad local, Berchieston, que hablaba sobre una extraña humedad que se depositaba en la madera, tenia una tez oscura, derivándose a un marrón rojizo, que al ser ingerido por los insectos los tornaba agresivos.No recuerdo el titulo ni la historia, pero aquel fragmente había quedado impregnado en mi mente.   Al otro día, como había resuelto a última hora, fui a visitar al viejo castillo de Berchieston.Como describir aquella obra de arte siniestra, sus paredes, que en algún momento fueron una obra de arte a la iluminación, hoy, casi dos siglos después se encontraban oscuras y sombrías, sus ventanas y decoraciones demostraban su carga gótica, y su jardín añejo y descuidado complementaba con aquella atmósfera terrorífica, producto de la mente quizás.Pero lo que mas llamaba mi atención era esa torre que sobresalía en altura del castillo, con forma puntiaguda y sobre la cual varias aves se posaban en sus oscuras paredes, y tejas, algunas ya desechas por obra del mayor destructor, el tiempo.   De todas formas aquella obra arquitectónica, perteneciente al pasado, no era la causa esencial de mi visita, ésta era la de la persona que vivía en él, el descendiente del fundador de la ciudad y escritor de aquel relato que ayer me había desvelado la mente.   Sir Francis Berchieston, me atendió, ya no tenía mayordomos que le atendieran la visita, no luego de su bancarrota, solo el castillo y las tierras lúgubres que le rodeaban poseía por ser su último bien inmueble no podía quedar hipotecado, sin embargo su economía mejoraba de a poco , o por lo menos eso era lo que corría en las voces de la gente de la ciudad.   Como describir a una persona que, pese a tener casi ocho décadas de edad y costumbres acordes a esta, se mantenía atento y lucido, y que con gusto me llevo a una especie de despacho donde el techo visto por ojos de una persona, parecía llegar hasta el cielo, en su máxima altura perdía nitidez por su oscuridad, y fue, recuerdo, una de las pocas veces en las cuales sentí vértigo al mirar hacia arriba.Por otra parte las paredes estaban libres de pinturas, desnudas, mostraban la infraestructura que mantenía la castillo en pie, y la causa de que en todo este tiempo no se halla desplomado.   Sin perder tiempo anuncie mis preocupaciones al anciano, le justifique la causa de mi visita como un simple turista, puesto que si le hablaba de la hipótesis formulada por mi ,un día anterior ,me tomaría como un loco. Francis accedió a otorgarme tiempo en su vieja biblioteca, donde almacenaba aquellas historias, razón de mi visita, y me ofreció pasar la noche, a lo cual accedí, puesto que ya estaba oscureciendo y la iluminación del camino no era la mejor, esto sin agregar la gran posibilidad que tendría de deleitarme con las historias en su biblioteca.   Ya eran las doce de la noche y seguía leyendo, con una vela, parecía que había viajado un siglo en el tiempo, y por fin pude leer y releer la historia, coincidió con varios campos en los cuales las coincidencias que antes creía imposibles fueron posibles, pero sin embargo quedaba el problema más grande:  "aquello que hace que un cuento sea un cuento y se mantenga al margen de la realidad, no que sea posible o no, sino que no halla sucedido"Y fue al poco tiempo en que este dilema cayo como suelen caer aquellos problemas de los cuales a veces preferimos que sean inconvenientes, puesto que presentan soluciones espeluznantes; Mientras me deleitaba observando los garabatos en la tapa de un antiguo libro lleno de tierra, sufría ya la quinta picadura de un mosquito, por lo cual mi enojo se desato, como aquella vez en que asesine a mi paciente, corrí al mosquito con el libro y lo alcance a matar, y al alzar la vista hacia la pared que se anteponía a mi a menos de tres metros, observe una extraña humedad , que hacia ver mas oscura y rojiza al mismo tiempo a la madera que cubría la columna, y al darme vuelta inesperadamente tas un ruido y ver a Francis rejuvenecido, bebiendo de aquella extraña humedad en una copa y con los ojos un poco brillantes, clavados en los míos, me di cuenta que ya no era un desconocido en aquel viejo castillo , era un intruso.  Encontraran la cuarta parte en mi blog: http://art-of-terror.blogspot.com/ 
   Desde aquel remoto día en que ese placer se apodero de mi mente durante unos segundos ya no era el mismo. Los ojos con que veía la vida no eran los mismos con los que veía pasar el tiempo. Tal vez se trataba de un cambio pronosticado por mi destino, algo que tenia que suceder y que estaba esperando éste momento para acontecer dentro de mi y librar aquel sentimiento que ,en mi ,había producido semejante placer.   Los días comenzaron a pasar, cada vez mas pesados, la rutina los hacia monótonos, y aquel sentimiento empezó a ser dudado por mí. Ya la idea de placer se había convertido en una pena, que corroía mi razonamiento hasta llegar al punto de querer entregarme por mi delito.   Superficialmente ignore aquella tonta idea, pero en las profundidades de mis sentimientos sentía unas ganas de hacerlo para sentir dolor, dolor que quizás me libraría de mi pena.Pero opte sin embargo por la primera opción, de manera que seguí con mi rutina.Atendí a un nuevo paciente; Leonard Staughtern, de facciones marcadas, pálido y con grandes lentes que, por el reflejo, no permitían ver sus ojos. Su historial hablaba de un asesinato cometido por un ataque de ira.El paciente era callado, y se lo veía triste, me miro e inmediatamente comenzamos la sesión sin muchos reproches, por alguna razón con migo hablaba fluidamente.Era flaco, al verlo no pude creer que hubiera matado a una persona con esa fisonomía de estudiante ,que parecía que solo los libros saciaban su soledad.Él estaba internado en un manicomio en Berchieston.   Ésta situación de poca relevancia, me atrajo cuando obtuve cinco pacientes nuevos en solo dos semanas, me llamaba la atención, Berchieston era una ciudad de larga historia, fundada en 1798 fue siempre una ciudad que se caracterizo por la tranquilidad en sus habitantes, aunque siempre tuvo fama de ser misteriosa por historias locales sin relevancia.Pero en algo había en estos tiempos que estaba cambiando, puesto que tener seis pacientes en tan poco tiempo y por las mismas causas; mismas causas quizás que por las cuales yo había cometido semejante acto ,y  sentido placer en aquel momento.   El fenómeno tuvo poca atención en mi mente en un primer momento, pasado el mes mi número de pacientes aumentó a cuarenta con las mismas causas, por lo cual mi sentimiento de arrepentimiento se había convertido en una necesidad de llegar al final de este asunto.   Las ganas de descubrir la causante de esto se agravo cuando estaba en mi casa, reflexionando sobre el pasado,y de la oscuridad se escucho un estruendo, proveniente de la habitación contigua, aterrado, con el rostro húmedo de la transpiración, del miedo que invadía mi mente, decidí inspeccionar la escena. Me encontré con una ventana rota, y en el momento maldito de levantar la mirada, vi lo que nunca quise ver, aquella sombra, que rápidamente se movió hacia mi y me tumbo, era algo indescriptible ,la fuerza que poseía, con la que golpeaba mi rostro, llegue a alcanzar un velador, lo golpeé con él y finalmente lo arroje por la ventana con un intento de empujón. Mi relajación no duro por mucho ya que al bajar las escalares e ir a inspeccionar al agresor me encontré con algo inesperado ante mis ojos.   Maldigo el haber matado a mi paciente aquella vez ya hace tiempo, y maldigo a la causa que me hizo ponerme en esa mente psicótica y caótica; y la maldigo porque la relajación ,de haber terminado con mi agresor el día de hoy, acaba cuando prestando atención a su rostro ,de facciones marcadas, veo la cara de Leonard , de Leonard Staughtern. En mi blog encontraras la tercera parte: http://art-of-terror.blogspot.com/    
Berchieston : La Ciudad Criminal IEl hombre que yo curaba no era más que un paciente, cara larga, como su soledad, su mirada seca de sentimientos (como los que tengo de vez en cuando), un tic en la pierna que hacia vibrar el suelo y entre tanto una sonrisa sarcástica ,como esas a las que nos acostumbramos en los últimos años de parte de nuestros entornos sociales.¿Qué se hace cuando se atiende a un suicida siendo psicólogo?Se lo trata bien y le da a entender que su idea esta equivocada, pero no, la mente de las personas evoluciona, por ende, el suicida depresivo sabe que le influiremos, lo que no sabe es que es por su bien, pero no lo podemos culpar, en éste mundo la confianza ya se extinguió prácticamente.Su silencio era aterrador, su mirada atroz aunque  no me miraba mucho, yo tampoco a él, si intercambia vamos opiniones, a veces bruscamente, ambos de personalidad dura, pero había que hacerle entender que el que tenía razón acá era yo; El psicólogo era Yo.Y entonces en mi mente empezó a correr una atrocidad, esa persona que tenía al lado seguramente había respondido un "sí" solo para tranquilizarme; ignorante, maldito ignorante se cree mayor que yo , pero no puedo, debo calmarme.Pasado el tiempo, por fin se iba el paciente, después de su respuesta llegue a tener el maldito y morboso deseo de que se suicidara de una vez, al final parecía que venía solo para demostrar qué equivocado soy como psicólogo.Llegando a mi casa me limite a aparcar el coche a una distancia promedio de las paredes del garaje. En la cocina anhelaba tener una esposa, nunca había tenido nadie cerca, sería un poco anti sociable, pero gracias a ello hay quienes logran ser sociables así como gracias a los perdedores hay ganadores, de manera que no debía preocuparme, no.Era psicólogo, tenía una casa y un gran futuro, pero porqué estaba preocupado, sería por aquel "sí" sarcástico de mi paciente, puede que sea, quiero decir ¿Qué clase de irrespetuoso paciente haría algo así a su psicólogo que estudio para ayudarlo, que lo esta ayudando y que ni siquiera pide algo a cambio, solo que no lo traten mal? Debe ser porque en el fondo también sabe que ser psicólogo no es nada de otro mundo, es simplemente ayudar a los demás y que aquel mito de que es una profesión es inválida,después de todo yo me recibí pero nunca se me cruzó por mi remota y volátil cabeza ayudar al otro, solo pensé en tener un título  dinero, nada más y si yo soy así ,bien por los que son diferentes.Al otro día, luego de una noche de un sueño muy corto , recibí a mi paciente con una sequía de ganas de atenderlo, sin embargo lo hice.Notaba en él un aspecto de burla hacía mi. Mi enojo iba creciendo hasta llegar al punto de estallar en una ira. Recordaba lo patéticos pacientes con ira que había atendido en estos años, y me di cuenta de mi karma ahora era yo quien sentía eso, de todas formas me iba a controlar, sería el colmo que yo, psicólogo terminase con un ataque de ira , me reí de la situación.Pero esta bien reírse de esa situación;quien iba a imaginar que terminaría matando al paciente, pero bueno no es para nada malo, después de lo que pensaba de mi,  se lo merecía, o no, bueno lo hecho hecho está.Solo bastó unas pobres excusas para justificar el estado del paciente, que aprovechando a que tenía tendencias suicidas ni dudaron de mi los policías.Bueno así es como me di cuenta de que mi vocación era hacer justicia y extrañamente recordé que mientras cometía mi atroz y morboso acto sentía placer, que extraño , no recuerdo haberlo sentido antes. mi blog:  http://art-of-terror.blogspot.com/ 

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