Amordazada
Publicado en May 01, 2013
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Fue la única manera que se me ocurrió para hacerla callar. Suficiente tenía con los demás para que ella insistiera con lo mismo.
El pañuelo blanco había secado mis lágrimas, era infinito y aun así se mantenía húmedo en toda su extensión. Di vueltas una y otra vez  con él alrededor de sus muñecas, y corté un trozo para cubrir sus ojos; ya no quería que me juzgara. Llené su boca con retazos de mi dolor y decidida se la sellé, pegué sus labios, anhelando saber algo de costura. Amordazada, casi asfixiada, algún murmullo incoherente siguió llegando a mis oídos atormentados.
La coloqué en el mismo rincón al que acudí varias veces; esta vez me aseguré de apagarle la luz; quería que se convirtiera en una sombra, en un esfumado más de mis quebradas paredes, un regalo que alguna vez valoré pero que ya no me servía.
Caminé hacia el espejo y le sonreí a la mujer que tenía enfrente. Me propuse  salir del laberinto, de otra manera, prescindir de ella era la primera buena decisión que tomaba en mi vida. La escuché gruñir, removerse incómoda en lo que quería que fuera el olvido y para evitar ese sonido desagradable, lleno de prejuicios, hice hisopos de caprichos y me cubrí con obstinación los oídos.
Vacié con apuro los bolsillos de la cartera, estaba saturada de razones absurdas y algo más de desilusiones; ella quieta, resignada, sólo sacudió la cabeza para que comprendiera que lo desaprobaba. Tomé mi intuición como escudo y le di el lugar que se merecía. Esta vez atendería sus consejos, ya no quería más planificaciones; nunca me fue bien estudiando o analizando las conductas convenientes.
Alistada y con fuertes sonidos en el pecho, me dirigí hacia la puerta contemplándola por última vez. Débiles los nudos, el pañuelo había cedido y me mostró su mirada sabia; con ella intentó gritarme lo que no podía con  palabras.
Los latidos compusieron una monótona melodía y apostando todo por lo que me dictaba su ritmo contagioso, llené los bolsillos de coraje y salí en busca de lo estúpidamente perdido. Amordazada dejé a la prejuiciosa razón, que en soledad se quedó, murmurando lo que yo ya no quería, ni estaba dispuesta a escuchar.
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Foto del autor Silvana Pressacco
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Descripción

A veces conviene seguir a la intuicin, aunque la razn se retuerza por nuestra decisin.

Palabras Clave: razn intuicin luchar coraje

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Silvana Pressacco

Derechos de Autor: reservados


Comentarios (10)add comment
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LAPIZ ESCRIBE

Creativa y descritiva accion bien lograda; me gusto. te felicito Silvana.
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May 03, 2013
 

silvana press

Gracias Lapiz, saludos por tus pagos
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May 03, 2013

kalutavon

Me parece Silvana que las actitudes maniqueas no son buenas, en la vida no todo es malo ni todo es bueno, afortunadamente. Existen matices, el libre albedrio es el regulador de nuestra conducta, él o la protagonista ha decidido dejar de la lado lo racional por lo intuitivo, actitud que tomó en base al raciocionio. Tiene tu texto mucha tela de donde cortar, es en la narrativa donde disfruto más tus aportaciones. Como siempre mis afectuosos saludos.
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May 02, 2013
 

silvana press

Gracias Kalu.... saludos afectuosos también
Responder
May 02, 2013

Federico Santa Maria Carrera

A fin de cuentas es nuestra vida... Cada quién decide de manera que mejor le acomode y... cuando reconozcamos el error, habrá tiempo para reparar.., o para pagar.

¡ Interesante reflexión, amiga!
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May 01, 2013
 

silvana press

Gracias... pero viste cuando la razón te corta cada avance? hasta pareces pesimista; pero no! analizas demasiado y estudias la conveniencia... Tengo amigas que me dicen "no empieces"" o me miran esperando que lo haga, jajaja, a veces no quisiera serlo tanto. Lo racional censura y el impulso me libera aunque a veces como dices me arrepiento por no seguir el camino.
Sólo cuando me enojo me manifiesto con impulsos; ay, ay... dicen mis alumnos, dicen mis familiares... Pero algo que aprendí, amigo, es a no reservar más los malos sentimientos; esos dañan, hay que expulsarlos aunque sea con gritos de rabia.
Como verás, una loca de atar tu amiga. jajajaja
Cariños.
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May 02, 2013

Aete

cuando nacemos el instinto es adulto, y la razon un bebe recien nacido, cuando crecemos la razon se hace adulta por la experiencia y el instinto enferma hasta casi morir, aunque de vez en cuando se repone y se hace mas fuerte que la razon, pero la razon a la larga demuestra que normalmente tiene la razon.
me ha gustado
un saludo
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May 01, 2013
 

silvana press

Así es, la llamada maldita o bendita en oportunidades, por lo general no se equivoca.
Gracias Aete. Saludo afectuoso
Responder
May 01, 2013

Carolina Aguilar Vlez

Sil ! Me dejas siempre un salpicón de emociones... tu narrativa es maravillosa, la lucha interna con la razón dándole vida propia y exterior me ha dejado anonadada... qué razón tienes! a veces es mejor actuar, porque solo acudiendo a nuestra razón y su frialdad no lograríamos llevar magia a nuestros sueños imposibles y realizarlos.

Admiro tu prosa Sil y a ti.

Un abrazo

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May 01, 2013
 

silvana press

Oh Caro!!! me mimas el alma... ¡qué bueno que te guste!... no sabía si se entendería, pero me alegro que des con lo que quise trasmitir. Yo soy muy racional, pienso tanto las cosas que a veces me atormenta y al final, si me hubiera manejado por mi intuición coincidiría con la razón sin tanta vuelta o me jugaría más por mis verdaderos deseos. Reconozco que en oportunidades la amordacé, jeje
Cariños y gracias por estar siempre
Responder
May 01, 2013

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